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Épila
EscudoUbicación de Épila en España. Ubicación de Épila en la provincia de Zaragoza. País España • Com. autónoma Aragón • Provincia Zaragoza • Comarca Valdejalón • Partido judicial La Almunia de Doña Godina[1] Ubicación Coordenadas: • Altitud 336 msnm • Distancia 43 km a Zaragoza Superficie 194,32 km² Fundación 747 a. C. Población 4.765 hab. (2010) • Densidad 24,52 hab./km² Gentilicio Epilense Código postal 50290
Alcalde (2011) Martín Llanas Gaspar (PSOE-Aragón) Hermanada con Sallebœuf Francia Épila es un municipio de España, perteneciente a la comarca de Valdejalón en la provincia de Zaragoza, Comunidad Autónoma de Aragón.
Geografía
Villa de la provincia de Zaragoza, a 42 km de la capital. Situada en el Llano de Plasencia, que es en realidad la prolongación de la Ribera del Ebro, por la vega del Jalón, en cuya orilla derecha se asienta la villa.
La constitución de la comarca de "Valdejalón" y la proximidad de la capital le ha restado capacidad e independencia de ordenar el territorio, por lo que, en lugar de ser la cabecera de esta comarca, siempre ha estado dentro del radio de influencia de Zaragoza.
El municipio ha estado entre los dos centros de desarrollo de la comarca más importantes, sólo superado por el de La Almunia de Doña Godina, a cuyo partido judicial pertenece.
El clima árido del Valle del Ebro es aquí una realidad, con unas precipitaciones anuales de 333 mm y una temperatura media de 14,6º.
Historia
Según las excavaciones arqueológicas, el primer asentamiento humano se localizó en el Cabezo de Ballesteros, dentro del casco urbano actual y los yacimientos datan del siglo VIII-VII antes de Cristo. Según los historiadores, Épila era una población celtíbera llamada en esa época Bis polis, en el año 748 a. C. Para luego convertirse en tiempos de los romanos en Segontia, Segonia como otras ciudades peninsulares con el mismo nombre, aludiendo a ser la segunda ciudad itinerario de Césaraugusta (Zaragoza) a Emérita Augusta (Mérida), o posiblemente Ispalis. De esta época data el puente viejo sobre el Jalón. Una de las hipótesis es que era la antigua Segontia, ciudad celtíbera situada en los alrededores de Calatorao, que consta en el itinerario de Antonino, escritor romano que describió los pueblos y las calzadas romanas de Hispania. Ricla y Calatorao, pueblos vecinos de Épila, figuran también en el itinerario.
Algunos mantienen que los celtíberos fundaron Segontia en el año 748 antes de J.C. Según Pascual Madoz, político y erudito del siglo XIX, el nombre de Segontia, interpretado en latín como “Secunda” o “segunda”, habría sido traducido al griego como “Byspolis”, o “segunda ciudad”. Este último parece que es el nombre que Plinio daba a la población, aunque ya en su forma derivada de “Ispalis”, que pudo ser el origen de “Épila” (Es posible que “Segontia” venga de la raíz indoeuropea “Sieg”, significando victoria).
Segontia se alió con los celtíberos numancios en su lucha contra Roma y fue destruida después de la victoria romana.
Origen de pertenencia al Condado de Aranda
Tras la conquista de los godos que se apoderaron de Épila hacia el 473 d.C., se produjo la de los musulmanes y Épila fue ocupada hacia el año 714 sin dificultad. Más tarde los musulmanes construyeron el castillo (Siglo XI).
El rey Alfonso I de Aragón, "el Batallador", reconquistó Épila en el año 1119, manteniendo a la población musulmana, a los que se dio un año para que abandonasen el interior del recinto amurallado y se constituyesen en comunidades en barrios extramuros y salvo la vivienda conservaron todo su patrimonio, heredades, religión y derechos. En 1294 Jaime II de Aragón vendió Épila y su castillo al noble Artal de Alagón.
Después de la reconquista de Épila, la villa fue entregada a López Garcés Pelegrín. El 21 de julio de 1348 tuvo lugar una batalla entre los partidarios de la unión aragonesa y el rey Pedro IV de Aragón, ganando éste. En 1366 Pedro IV cedió Épila y Rueda (Vizcondado de Rueda) a Francisco de Perellós que le había ayudado a vencer a Pedro I de Castilla. En 1389 y 1391 Ramón de Perellós consiguió del rey Juan I los privilegios de pontazgo y de mercado. De modo que Épila después de realengo (propiedad real) hasta el año 1376, se conviertió al cederla con su castillo y el de Rueda a Francisco de Perellos, vizconde de Rueda, en parte de este condado.
En 1393 los Perellós la vendieron a Lope Ximénez de Urrea y a partir de este momento se inició la construcción del palacio cuyos muros de la pared oeste formaron parte de la muralla. Pero al tomar posesión de la ciudad, ambos juraron defender sus privilegios y proteger a sus vecinos como si estuviesen bajo la jurisdicción real.Otro Lope Ximénez de Urrea es nombrado Conde de Aranda en 1483. Durante siglos la localidad perteneció a la familia de los condes de Aranda.
En 1570 Juan Jiménez de Urrea y Juan Enríquez fundaron en Épila el tercer convento agustino de Aragón, llamado de San Sebastián, que estaba al suroeste de la villa cerca de la ermita de San Lázaro, en un barrio llamado todavía barrio de los Agustinos. Los frailes tomaron posesión del convento en 1573. También fundaron, en un anejo del convento, una escuela para niños pobres, donde se enseñaba la gramática latina. Se mantenía con sus propias rentas procedentes de la cesión por los Condes de Aranda de una propiedad a la que llamaron “La Viña del Señor”, que hoy es la finca de La Viñaza, de los condes del mismo nombre.
Después de la Guerra de Sucesión Felipe V concedió a Épila un escudo de armas con el privilegio de denominarse “villa” y el tratamiento de “fidelísima”. Por su conducta de fidelidad al rey en tan delicada situación monárquica.
Sucesos acaecidos en Épila con importancia para el Reino
Nacimento de un rey y muerte de una dinastía
- En Épila nació en el año 1358 el rey Juan I de Castilla. Hijo del conde de Trastámara, don Enrique (futuro rey Enrique II de Castilla) y de doña Juana Manuel. Como agradecimiento al pueblo y su lealtad a la corona, le dotó del rango de Excelentísima y Fidelísima Villa de Épila.
- D. Pedro Pablo Abarca de Bolea, Conde de Aranda, murió el 9 de enero de 1798, en el palacio de esta localidad donde residió los últimos años de su vida y dejó sin descendencia la saga familiar, que sin heredero masculino pasó a formar parte por matrimonio de su sobrina de la casa de Híjar, desapareciendo como tal el título de Conde de Aranda, al englobarse dentro del nuevo título.
Repercusión de la Alteraciones de Aragón
En 1591 durante las llamadas Alteraciones de Aragón, el justicia de Aragón Juan de Lanuza, (El Mozo) se refugió en Épila, donde vivía su madre, bajo el amparo del Conde de Aranda y el Duque de Villahermosa. Basándose en los fueros aragoneses, había protegido al antiguo secretario de estado Antonio Pérez de la persecución del rey Felipe II de España, quien acusaba a Antonio Pérez del asesinato de Juan Escobedo, secretario de la Real Hacienda y secretario de su hermanastro encargado de la defensa de Flandes, don Juan de Austria. Ante la lentitud de la justicia Aragonesa y las trabas judiciales, el rey dispuso la formación de un ejército con la excusa de una incursión a Francia. Pero que antes pondría paz en su territorio, pues estaba de camino a la empresa. El día 1 de noviembre el Justicia, Juan de Lanuza V, y los diputados convocaron a las universidades, pueblos y ciudades de Aragón para que el día 5 enviaran a Zaragoza contingentes militares dispuestos para la guerra. Se intentó aunar en la causa a valencianos y catalanes, pero mientras los primeros se excusaron, los catalanes sólo se comprometieron en hacer de mediadores ante el rey. También se pronunciaron en contra de ayudar a los resistentes aragoneses, las ciudades de Tortosa y Lérida. Del mismo modo, se escribió a Felipe II para informarle del caso pidiéndole que mandase detener el ejército por las graves consecuencias que esto tendría para el Reino quien, según el lugarteniente general, podría llegar a reunir 24.000 hombres para repeler la invasión.
Pero la angustiosa solicitud no encontró mejor respuesta entre las poblaciones regnícolas. Tan sólo Jaca, Daroca, Caspe, Teruel, Bielsa, Puértolas y el Valle de Gistain, prometieron enviar la ayuda requerida, el resto negaron su apoyo al Justicia a concurrir a la resistencia y en tales términos lo comunicaron a Felipe. Tampoco los grandes nobles acudieron a la llamada del Justicia.
El ejército de Alonso de Vargas, general del ejército de su Majestad cruzaba la raya aragonesa el 8 de noviembre y, sin resistencia alguna, el 12 entraba en Zaragoza. Atrás quedaban la huida de Antonio Pérez hacia Francia y la del Conde de Aranda y el Duque de Villahermosa hacia Épila, villa a la que se unirían después el Justicia y don Juan de Luna, en vista de la escasa confianza depositada en las fuerzas forales. La defección de los mandos regnícolas dio con la desbandada de las tropas en Utebo. Ocupada Zaragoza y en contra de la opinión de Vargas, el rey desató una represión con el objeto de castigar de forma ejemplar a los amotinados. Los mismos diputados de Cataluña pidieron clemencia al rey a la hora de la represión solicitando "...intercedir per los qui contra son real servey". De poco sirvieron las súplicas puesto que el 18 de diciembre llegaron, secretamente, los despachos del rey a Vargas: debía prender y ejecutar al Justicia y enviar presos a Castilla al Duque de Villahermosa y al Conde de Aranda. La sentencia se ejecutó dos días después y el 21 de diciembre.
Nunca quedó claro si el asesinato se había cometido a instancias del propio Felipe II o si realmente Antonio Pérez estaba implicado en el asesinato. Pérez, el “monstruo de la fortuna”, logró escapar a Francia, donde murió en París. Por el contrario, Juan de Lanuza acabó siendo decapitado en la plaza del Mercado de Zaragoza.
Batallas en Épila
Batalla del Rey contra la Unión
En el año 1348,los nobles formaron la Liga de La Unión para defender los fueros (privilegios) de Aragón contra Pedro IV el Ceremonioso. Los dos ejércitos se enfrentaron en Épila, el día 21 de julio y los realistas, bajo el mando del Infante don Pedro de Aragón, derrotaron a La Unión. El rey abolió los fueros y ordenó quemar los registros que contenían las actas de la Diputación General de Aragón, razón por la que sólo se conservan las que son posteriores al año 1348. Además los cabecillas de la unión, como consecuencia de esta derrota, perdieron su vida en la horca en un monte de la localidad de Épila, en que desde entonces se le denomina así y sus privilegios.
Guerra de independencia
Al comienzo de la Guerra de la Independencia Española, fue en Épila donde las tropas del pueblo españolas se enfrentaron a las de Napoleón, cuando las primeras se estaban empezando a organizar.
El 23 de junio de 1808 una unidad del ejército española al mando del general Francisco de Palafox con parte formado en Calatayud, se propuso marchar de Buenavista a Épila y de allí a Zaragoza. Para cortar la comunicaciones del enemigo entre Madrid y Zaragoza durante el primer Sitio de Zaragoza y proteger los molinos de pólvora de Villafeliche, surtidos con el salitre de la villa de Épila y en relación directa como materia prima. Importante de cortar para los franceses, también. Se trataba de una fuerza de 2.235 hombres más los oficiales y 363 caballos. Fueron por las hermanicas de Rueda (hoy en ruinas), que se encuentran a unos pocos kilómetros al norte de Épila. Las tropas francesas, bajo el mando de François-Joseph Lefebvre, abrieron el fuego en el camino de Zaragoza el 23 de junio de 1808 a las 21 horas.
Los franceses entraron en Épila el 24 de junio por la mañana. El pueblo estaba casi desierto, aunque permanecían en él, el cura párroco, Don Domingo Marqueta, algunos paisanos y niños, y los enfermos del hospital. El pueblo fue saqueado, el cura asesinado y más de 36 personas degolladas. Sin embargo, las tropas francesas respetaron al cirujano y a los enfermos del hospital. Al día siguiente el repique de las campanas anunció la partida de los franceses y los epilenses regresaron a sus domicilios.
En la guerra de la Independencia, en 1808 los franceses mandados por el General Lefebvre derrotaron al General Palafox que tuvo que salir hacia Calatayud, en esta guerra se destruyeron archivos y quemaron edificios, imágenes, libros y legajos. También hubo batallas en las guerras carlistas, en las cuales se quemaron y destruyeron edificios.
Escudo
Esta villa zaragozana usa como armas heráldicas propias un escudo partido en pal, en el primer cuartel de azur hay en jefe tres flores de lis en oro y debajo una pila bautismal también de oro sostenida por dos leones del mismo metal, en el segundo cuartel bandado en azur y plata, atributos heráldicos peculiares de la familia Urrea.
Demografía
Gráfica de evolución demográfica de Épila entre 1900 y 2009 Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001) según los censos de población del INE. Población según el padrón municipal de 2009 del INE.
Política local
Últimos alcaldes de Épila
Período Alcalde Partido 1979-1983 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 1983-1987 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 1987-1991 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 1991-1995 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 1995-1999 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 1999-2003 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 2003-2007 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 2007-2011 Martín Llanas Gaspar PSOE-Aragón 2011-2015 Martín Llanas Gaspar[2] PSOE-Aragón Urbanismo
Épila tiene un entramado urbanístico peculiar, ya que posee dentro del municipio unos cabezos habitados, con casas-cuevas o bodegas vinícolas, que le dan una seña de identidad propia dentro de toda la comarca. Los cabezos son el del Castillo, Manolín y Los Paños.
El crecimiento de la localidad probablemente partió del cerro donde se situaba el castillo y en la actualidad está el mirador de la cruz, hasta la falda de la vega del río Jalón. El casco urbano estuvo protegido hasta 1790 por fuertes murallas, de las que se conservan algunos vestigios.
Estas casas cuevas o bodegas vinícolas, son irregulares en su planta al ser excavadas en el cabezo, según fueran casas cuevas o bodegas se modificaba su construcción. La peculiaridad de estas construcciones está sujeta a la propia forma de estar construida, pues al ser una cueva excavada en el cabezo, permite tener constante una temperatura interna y conservarse caliente en invierno y fresca en verano, razón por lo que se valoraban para la elaboración del vino.
Según fuera para casa o bodega variaba su construcción al ser distintos sus usos y necesidades. Mientras en las bodegas se situaba en la entrada un pequeño agujero, al lado de la puerta, desde donde se vertía la uva a un cuarto de extrujado para pisar la uva y que su mosto por la gravedad bajara por un canal al pozo de fermentar.Sustituyendo a la prensa, para seguir después con el proceso de la bodega. Poseían de una gran sala de una planta en el fondo donde se pasaba el mosto a los toneles y se envejecía la añada. Poseyendo la puerta también un ventano pequeñito que dejaban abierto durante la elaboración del vino, para que la bodega respirara y no se acumularan gases.
Las casas cuevas se construían según las habitaciones que querían tener, teniendo la cocina normalmente en la entrada, donde tenían una mejor aireación de gases y menos tierra que escabar para la chimenea. Desgraciadamente en la actualidad están en un estado ruinoso, destartaladas y con graves inundaciones provocadas por un inadecuado y deficiente plan de asfaltado de los caminos y saneamiento, dotando a la zona de los cabezos de red de vertido y agua. Esta acción de asfaltado de los caminos y saneamiento, produjo en las cuevas un daño no contemplado, ya que las cuevas respiraban por los caminos que les pasaban por encima, eliminando el exceso de humedad y manteniendo el microclima de la cueva. Además de poseer estos caminos poco grosor en ocasiones, respecto a los techos de las cuevas, lo que dificultaba la colocación con desniveles adecuados de las cañerías de desagües, no controlando por otra parte los enganches ilegales a estos y al agua. Y tampoco el daño que las fugas de las cloacas o agua producen en zonas de vetas de roca que despistan al buscar su origen.
Ocupadas en la actualidad, la mayoría de forma irregular por la comunidad gitana. Sufren un estado de limbo que implica la compra por parte del ayuntamiento de las cuevas con problemas de inundación de particulares, para su derrumbe. En La Rioja, también existe este particular entramado urbanístico y similares problemas de abandono. Pero desde pueblos y ayuntamientos como el de Quel están luchando por recuperar y ensalzar el conglomerado de bodegas-cueva horadadas sobre el siglo XVII, en una ladera al margen del río Cidacos. Encontrando un fuerte respaldo, mientras continúa la tramitación administrativa de su plan especial, ha sumado el apoyo social y empresas locales para realizar un censo de estas construcciones utilizadas en sus orígenes para elaborar el vino y que, tres siglos después, pueden convertirse en un reclamo turístico.[3]
Saliendo de la particularidad y singularidad de los cabezos el entramado de la localidad incluye un recuerdo de la judería, la plaza del palacio, la escalinata, barrios creados por el ayuntamiento en sendas promociones sociales y nuevas barriadas al amparo del boom inmobiliario.
Posse un polígono industrial pegado al pueblo y un barrio anexo al pueblo como es el de la Azucarera.
El Santurio de Rodanas, la urbanización y las cocinas, también están en el ámbito municipal de Épila.
Economía local
Épila es un municipio en parte agrícola,ganadera y apicultora. Pero con una industrialización creciente e importante en la actualidad. Con tal repercusión que da trabajo a gente de la comarca, Zaragoza y recientemente de comarcas vecinas como Cariñena y Aranda.
Industrialización
Épila por historia y población, durante un tiempo se mereció ser cabeza de comarca, en detrimento de La Almunia de doña Godina. Durante tiempo, fue uno de los municipios de Aragón y España que más avanzado industrialmente estaba, al poseer una azucarera, una alcoholera como sección aparte de esta, una destilería, una bodega industrializada, un tejar de alta producción, industria de confección textil y unas minas en la serranía de Rodanas.
La Azucarera y entramado industrial a su amparo
La azucarera se instala en 1908, pasa a ser una de las más importantes de España, llegando a producir 16 millones de kilos de azúcar y tener unos 1500 obreros. Su cierre en 1969 supuso una fuerte crisis socioeconómica para Épila. Desgraciadamente en la actualidad ha sido desmantelada y derruida en parte,para construir en su solar viviendas. Supuso un gran espaldarazo para el crecimiento demográfico del municipio y del bienestar del pueblo, que creció hasta algo más de seis mil habitantes. El barrio que se creó a su amparo disponía de agua corriente, un lujo en aquellos tiempos y de piscinas dentro del recinto de la fábrica para los empleados y familiares.
Se instaló una destilería que procesaba la rica y gran vendimia de la zona que acompañaba a la gran bodega una vez pasadas las vías del tren. De la remolacha una vez procesada y extraída su pulpa para el azúcar, pasaba al sector de la alcoholera del mismo recinto donde los restos se procesaban para obtener alcohol. En los últimos años, la melaza, que es el residuo de estos procesos se vendía para la confección de pastillas de caldos a otra empresa.
En la serranía se explotó, sin éxito una mina al aire de cobre, pobre en mineral y cerrada prácticamente a la par de la industrias locales.
El cierre y traslado de la azucarera y la destilería a Jerez de La Frontera acarreó un descenso demográfico importante, pues muchos trabajadores se marcharon al nuevo destino; los más de 6.000 se redujeron hasta los aproximadamente 4.500 habitantes a día de hoy. Además de producir un efecto rebote en las demás empresas crecidas al amparo de esta azucarera, desapareciendo las destilerías, la alcoholera, el tejar, la confección, la gran bodega que cargaba las botellas en el tren, por su proximidad a las vías y que disponía de un apeadero de carga propio o las minas.
Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés, APUDEPA, solicitó la declaración de la antigua azucarera del Jalón como Bien de Interés Cultural, en la primera de sus actuaciones. El edificio industrial, muestra de la arqueología industrial del Jalón.
El cierre de la Azucarera produjo un vacío industrial y tecnológico importante, hasta la aparición en 1984 de unas cámaras frigoríficas para la conservación de frutas, al amparo de los nuevos hábitos agrícolas del momento: se cambió la siembra de remolacha por el cultivo y explotación frutal.
En la actualidad el sector agropecuario está disminuyendo en favor del industrial. Esto es debido al descenso en el precio de la fruta en España y en el envejecimiento de las explotaciones, con lo que disminuyen las producciones hortofrutícolas y la calidad de las mismas. Agravando la situación del campo, las subidas de los tratamientos, el gasoil, la mano de obra y la importación de otros lugares europeos y extranjeros con una mayor calidad/precio o un menor precio.
La gente del pueblo se ha volcado en la industria de la zona. Gracias a este desarrollo industrial la tasa de paro de la comarca tiende a cero desde hace más de tres años. Épila, comarca y Zaragoza, abastecen de gente al polígono industrial de la localidad de Valdemuel (en breve quedará finalizado el segundo de nombre el Sabinar, junto a la autovía que enlaza Madrid-Zaragoza-Barcelona A2). Sumando a esta tasa cero la gente que trabaja en la General Motors de Figueruelas.
Patrimonio artístico y paisajístico
Existe un rico patrimonio local que no se basa solo en la propia arquitectura, sino que también incluye atractivos medioambientales y paisajísticos dignos de reseñar. Ejemplos arquitectónicos claros como el palacio de los Condes de Aranda (del siglo XVI), el edificio de los Marqueses de Saudí, el de los Condes de Montenegrón, o también los conventos de las monjas Franciscanas Concepcionistas, de clausura, y el del Asilo, que ocupa el antiguo convento de los Capuchinos y donde también trabajan monjas profesas. Como patrimonio de la naturaleza cabe citar la fuente de la Cascarrera, los olivos del Santuario de Rodanas, la cueva del gato o las playas fluviales de Mareca.
Encontramos otras edificaciones a destacar: casas-palacio interesantes, como la de Jiménez Frontín Dorado o la de los condes de Montenegrón y la vivienda en la que nació el mártir San Pedro Arbués, o la curiosa casa de las Yedras, empleando para bien la cortina de yedras que inunda su fachada, causando un efecto beneficioso climáticamente, tan puesto en boga con los jardines verticales y un cambio estacional de sus colores en la fachada.
En lo alto de un cerro encontramos un conjunto bloques de piedra que marcan el lugar donde se ubicaba el desaparecido castillo y en las proximidades de la población, un puente romano, del siglo III d. C. que corresponde al antiguo trazado de la vía que unía Caesaraugusta con Emerita Augusta.
Una ermita de estilo románico tardío de nombre Santa María Magdalena, vestigio más antiguo de la cristiandad en Épila. La Casa de Mareca, ocupada por los padres de la Compañía de Jesús hasta su expulsión, alberga los restos de Luis Ximénez de Urrea, IV Conde de Aranda y vestigios de un cubil defensivo musulmán, en ruinas en la actualidad y de propiedad privada.
Iglesia de Santa María la Mayor
Es una iglesia de grandes dimensiones, con una volumetría clara y rotunda, realizada en el siglo XVIII según modelos barroco-clasicistas que siguen la estela pilarista. Consta de tres naves de la misma altura y cabecera recta tripartita, alojándose un coro bajo en la capilla central.
Las bóvedas de cañón con lunetos de la nave central y los brazos del crucero, al igual que la cúpula que cubre el mismo, se hallan decoradas con interesantes pinturas murales que animan el diáfano espacio.
Al exterior destaca la monumental fachada occidental, que presenta un juego de retranqueos que le confiere un dinamismo contenido. Presenta en el centro una portada clásica flanqueada por pilastras jónicas y rematada por un frontón triangular, a cuyos lados se proyectó la construcción de torres, de las que sólo se acabó la de la derecha.
Igualmente clásicos son los motivos que decoran el resto de la fábrica, que combina sillar con sillarejo y ladrillo, y se encuentra actualmente en perfecto estado de conservación.
En el entorno se incluyen de forma general las fachadas de los inmuebles que dan a las plazas Conde de Aranda, Capitán Esponera y la propia de la Iglesia, incluyendo la de los inmuebles que dan a la Calle vieja en el lateral y la totalidad de las parcelas que se encuentran adosadas en la parte trasera de la misma.
Las obras de la fábrica actual de la iglesia se inician en el año de 1722 bajo la influencia de Nuestra Señora del Portillo de Zaragoza. También se sabe que lo más importante de la fábrica y decoración del nuevo templo se hallaría acabado el en 1798, fecha de su bendición solemne.
En la iglesia, de carácter monumental, destaca el sello personal del arquitecto Agustín Sanz, seguidor de Ventura Rodríguez, que realizaría básicamente entre 1771 y 1782 el crucero va cubierto con cúpula sobre tambor cilíndrico y pechinas y dotada de linterna. Las tres naves son muy espaciosas y de la misma altura. En los muros de las naves laterales se abren arcos de medio punto para alojar los altares.
La monumental fachada de los pies es una de las mejor resueltas en la arquitectura aragonesa del momento, a base de un frontispicio tetrástilo de pilastras sobre alto basamento y cerrado en frontón, con ático sobrepuesto y dos torres laterales, de las que sólo se acabó la derecha, y en cuya terminación, intervino Matías Sanz, el hijo de Agustín.
De la decoración interior debe destacarse el gran conjunto mural de las bóvedas, de los más importantes del siglo XVIII aragonés, si exceptuamos el Pilar de Zaragoza y la cartuja de Las Fuentes en Lanaja. Las pinturas más importantes van firmadas por Mariano Ponzano, pintor de cámara, tío del escultor Ponciano Ponzano. El resto de las pinturas murales se atribuye a fray Manuel Bayeu.
De la iglesia anterior llama la atención el magnífico sepulcro de alabastro de don Lope Ximénez de Urrea. Es una pieza fundamental de la escultura funeraria aragonesa, de fines del siglo XV, con caja sobre prótomos de leones y frontis del sarcófago decorado en altorrelieve a manera de banco de retablo, y yacente con león a los pies, a medio camino entre la tradición hispanoflamenca y los nuevos aires renacentistas en la efigie del virrey.
La iglesia de Santa María la Mayor tiene un altar, construido en el solar de la casa del inquisidor San Pedro Arbués, en el que se veneran sus reliquias. En otro de los altares se encuentra la Virgen del Rosario.
En esta misma iglesia hay un fresco atribuido a Francisco de Goya, varios frescos de Francisco Bayeu, y una imagen de Jesús niño llamada “El Cautivico”, que hasta la exclaustración de 1835 perteneció a un convento de los capuchinos que se encontraba en Épila bajo el patrocinio de San José. La imagen procede del reino de Nápoles donde fue virrey el Conde de Aranda.
En la actualidad se han ejecutado obras para consolidar y restaurar la torre terminada. Y ahora afrontan terminar después de 200 años la iglesia totalmente con la construcción de la torre campanario gemela a la existente en su lado izquierdo. Que en la foto aquí puesta está en fase de construcción de la estructura.Además de obras de restauración que han descubierto que la parte empotrada del mausoleo, es gemela a la visible. De modo que una vez restaurada y consolidada mostrará a los fieles la magestuosidad del monumento fúnebre de los condes de Aranda.Se espera que a finales del año 2010, se termine la obra. La inauguración de esta obra ya terminada y de forma oficial se dio, el Domingo 16 de Enero de 2011, con una misa presidida por autoridades y con la actuación del orfeón Donostiarra.
El sepulcro se ha separado un par de metros de la pared, donde estaba adosado, con lo que el visitante de la iglesia de Épila puede ahora girar a su alrededor y contemplar la obra tal cual fue concebida. No se ha restaurado, tarea que será complicada porque se encontró en el alabastro una alta concentración de sales, lo que encarece notablemente la operación. Pero la intención es restaurarlo y completar así la recuperación de una pieza excepcional.[4]
Sepulcro del primer Conde de Aranda
Dentro de la Iglesia de Santa María la Mayor hay que hacer una reseña al sepulcro del primer Conde de Aranda y su familia. Recientemente se han llevado a cabo hallazgos reseñables en dicha obra fúnebre, arrinconada y sin brillo en un rincón de la iglesia. Los trabajos, fruto de la investigación y fascinación dedicada a la figura de un familiar del conde por parte de un estudioso como el señor Enrique Galé, junto con la colaboración de la Institución Fernando el Católico, han recuperado para la villa y el patrimonio Aragonés, una obra espléndida en alabastro de extraordinaria calidad, datable hacia 1500 y, de manera sorprendente, inédita. Posiblemente ello se deba a la pésima tarea de montaje que sufrió el sepulcro tras la demolición de la antigua cripta de los Aranda, al ser trasladado a la nueva iglesia en el siglo XVIII, ya que quedó adosado a un muro y semioculto.
Ermita de Santa María Magdalena
La ermita de Santa María Magdalena,es un vestigio del románico tardío de Aragón y en la actualidad esta vacía. Dista unos 800 metros en línea recta del cementerio. Se encuentra en una zona degradada y marginal denominada las cuevas, por que en los alrededores existen numerosas casas cueva y bodegas vinícolas, deshabitadas la mayoría en la actualidad. Antiguamente se hacía una romería hasta ella y se merendaba en sus inmediaciones una vez se terminaba la misa. Su marginalidad provocó un deterioro, un vandalismo e incluso robos de su interior y empleo para meter perros los gitanos. Hasta llegar a amenazar ruina y tener que intervenir para su saneamiento.
Santuario de la Virgen de Rodanas
Existe también como interés turístico un campo de olivos centenarios, próximos a la plaza del santuario y enfrente del bar. Además un detalle curioso y digno de prestarle un guiño, es el reloj de sol que hay en la fachada de la casa del cura. Sumándose el parque y la laguna artificial con patos y cisnes detrás de las cocinas, donde antes se encontraba el lavadero. Las excursiones que citan en el enlace de rutas, son muy interesantes porque indican el recorrido. Una que recogen y es muy interesante de visitar es Vadearcos, perteneciente al término de Tabuenca, pero dentro de la serranía de Rodanas que agrupa varios términos municipales.
En la actualidad se ha adecentado el recinto y su plaza, para la visita turística y no es extraño acudir cualquier sábado y encontrarse,con el buen tiempo sobre todo.., los merenderos y las mesas llenas de gente que viene a pasar el día y hacerse una parrillada, un rancho o a comer comida de casa en el campo. Solo está permitido el fuego dentro de los fogones protegidos en lo que antes eran unas parideras. Que se han acondicionado para fogones una y otra, la más grande para comedor con mesas y bancos. Con esa condición turística también sean incorporados unos baños públicos, que sortean con un gracioso puente un barranquillo. Dándole su particular pincelada y estilo a estas obras de acondicionamiento, el jefe y encargado de obra del ayuntamiento por entonces Don. Jesús Va Villa, al disponer de plena libertad de ejecución de estilo de obra.
El santuario es propiedad de un patronato que dirigen el cura y el alcalde. En la cocina del Ayuntamiento hay un aula de la Naturaleza. Y en la que comparten el ayuntamiento y los hermanos de la cofradía de la virgen, en unos trabajos de adecentarla apareció una representación en un fresco de la última cena, de autor desconocido.
Actualmente se están llevando obras de restauración del Santuario por parte de la cofradía de la Virgen de Rodanas, mediante subvención y con dinero donado por los vecinos del pueblo, mediante la compra de un Dvd, con fotografías de los cofrades. Se intenta repetir el éxito de la donación para la restauración del altar de la virgen de Rodanas.
Palacio de los condes de Aranda
La concesión de la grandeza de España en 1626 por el rey Felipe IV a los condes de Aranda venía a reconocer las empresas edilicias de los mismos, tanto en el palacio, como en el convento e iglesia de religiosas descalzas de la Inmaculada Concepción. Entonces eran condes de Aranda don Antonio Ximénez de Urrea y doña Luisa de Padilla y Manrique.
Constituyen tanto el palacio como el convento e iglesia uno de los conjuntos más notables del siglo XVII en Aragón. La fachada más noble del palacio no es la principal, con excepción de la portada, sino la posterior, que da a la huerta y forma ángulo, en una amplia explanada, con la portada del convento, donde los condes concentraron todo el ornato. Esta fachada posterior en tres plantas sobre un basamento, resultando sobria y grande de concepción en un estilo protobarroco, con matizes mudéjares. En la actualidad se están llevando a cabo restauraciones que han producido la desaparición en las ventanas de las galerías ciegas próximas al paso hacia el convento.
De unas celosías mudéjares tardías, que se supone volverán a restituirse por unas nuevas con la misma geometría peculiar que perduraban en tres, en mal estado. Y las que habían desaparecido se inspiren y elijan de entre las vecinas del convento. De modo que los vecinos y turistas vuelvan a disfrutar de las bellas e interesantes celosías para estudiar el mudéjar tardío en Aragón, al igual que las situadas en el convento al que se accede por el pasadizo elevado con el que comunica. Estas galerías ciegas eran comunes en las zonas de tránsito de gente noble o en los aleros de los grandes palacios. Pues al igual que sucedía en las zonas musulmanas o cristianas donde había mujeres, permiten ver a través de ellas pero no ser vistos con claridad desde fuera. O en caso de aleros, entrar el aire fresco que airea las cubiertas, sin el riesgo de que puedan entrar por ellos nadie.
Destaca en el interior del palacio el salón principal con el alfarje pintado del siglo XVII, en donde se representan las armas de los Urrea. También hay pinturas en un comedor. Y había, porque las desmantelaron, unas estanterías donde estaban guardados la colección de trajes del rey. Que se llevaron cuando cedieron el palacio al igual que los alicatados de porcelana desaparecieron, dejando al menos una muestra o testigo para que se supiera como eran.
Convento de la Concepción
La iglesia y convento adjuntos al palacio de los condes de Aranda se fundaron en 1621 e inauguraron en 1629. Destaca la portada doble con arcos de medio punto con frontones partidos coronándolas. Entre ambas portadas se colocó un águila bicéfala con las armas de los condes de Aranda. También destaca la galería de arcos con yeserías de tradición mudéjar en la parte superior que recorre todas las fachadas.Siendo junto con las del Palacio el sello mudéjar que nos queda en la localidad y por lo que nos incluyen en patrimonio mudéjar de Aragón. Señalandolo en la entrada del pueblo con un cártel visible desde la carretera.
La iglesia es de planta de cruz latina, abovedada con lunetos en el presbiterio, brazos del crucero y dos tramos de la nave, mientras el crucero se cierra con cúpula sobre pechinas y linterna. A los pies, una tribuna sirve de coro alto conventual. Todas las bóvedas y en especial la cúpula fueron pintadas por Juan Galbán, quien firma la obra. Constituye ésta uno de los conjuntos murales más novedosos del siglo XVII español (realizado hacia 1628-29), incorporando el perspectivismo romano, donde Galbán se había formado. En el presbiterio hay dos lienzos de interés, una Resurrección y una Epifanía, de tradición manierista y de la época fundacional.
Casona de Mareca
Lugar de retiro del Conde de Aranda, perteneció a los señores de Mareca, de origen árabe la tuvieron que abandonar. Haciéndose cargo de ella la orden de los Jesuitas. Con la expulsión de estos al igual que sucediera con su primer propietario se hizo cargo de ella el Condado de Aranda. Convirtiéndose en el retiro veraniego del conde. Recientes estudios de la Universidad de Zaragoza, realizados por Álvaro Cantos Carnicer y Héctor Giménez Ferreruela y puesto el enlace de su estudio en pdf dentro del apartado enlaces. Demuestran la existencia de ese origen islámico de vigía o torre defensiva en mareca. En su interior se encuentra la tumba de uno de estos condes de Aranda. Dista del pueblo unos pocos kilómetros, estando dentro del paraje denominado Mareca. Se accede al por la carretera comarcal a la altura de la fábrica de harina. En la actualidad es de propiedad privada y esta descuidada.
Restos de Muralla - Torreón
Como en todos municipios con un largo pasado histórico esta villa ha poseído varias murallas que sean ido aumentando y destruyendo según el paso del tiempo y el crecimiento demográfico y periodos de paz existentes en la zona.
En la actualidad sólo existe un tramo visita de la muralla, que es un torreón defensivo. Como era costumbre en una zona donde no abunda la piedra de sillar o de construcción, con los largos periodos de paz y el crecimiento extra muros de los municipios se usaban las piedras de la muralla como muro o fachada de las casas solariegas pudientes que se podían costear su compra o se utilizaba el paño de la muralla, para un muro de las casas extra muros, menos pudientes que se adosaban literalmente al muro defensivo. Esta es una de las razones por las que en casonas del pueblo se sabe de la existencia de parte de la muralla o de piedras de esta. Pero visibles al turista solo está el torreón. Que por otra parte, pertenece a una sociedad cultural que ya ha restaurado la fachada principal y esperan la posibilidad mediante el permiso y alguna subvención de restaurar el tramo, propio del torreón.
Mirador de la cruz del Castillo
En el cabezo que predomina sobre la villa, en tiempos existió un castillo que ya en tiempos del Conde Aranda fue demolido para la construcción del palacio citado anteriormente. En el lugar que se erigió el castillo musulmán, posteriormente reconvertido en cristiano, en la actualidad se erige una cruz, sobre los cimientos de piedra simbolizando la cristiandad ganada a los infieles por el rey y su vasallaje al condado de Aranda, encargado de su defensa al cederlo el propio rey. Desde esta colina, se vislumbra todo el valle del Jalón a su paso por la localidad y en el horizonte asoma la serranía de Rodanas, El Moncayo y más próximas el barrio de la Azucadera y el paraje de Mareca y las tierras de los Condes de la Viñaza.
Restos de un antiguo Molino
En el entramado urbano de la villa, en lo que un día fueron barrios de nueva creación al amparo de una especie de viviendas de protección oficial. Perdura como un recuerdo del pasado un viejo molino que como indica la placa situada en su fachada data de 1843 y fue construido a expensas de Don Alejandro Biesa. Su fuerza motriz era el agua que desviaba de la aceiquía que aún perdura en parte tapada desde la travesía. Está situado al final de la calle Gil Sastre, sobre el número 10, detrás de una tapia de ladrillo. Su estado es ruinoso pero solemne de su pasado glorioso. En la zona también existía otro molino de aceite que ha desaparecido al amparo de la urbanización de la zona.
Festividades
Las festividades comienzan el 17 de enero con las hogueras nocturnas conocidas como de San Antón, en honor a San Antonio Abad, para continuar el 24 de enero con las de San Babil, en honor a las mujeres.
Existen dos fiestas claves en la localidad:
- Las fiestas de verano se festejan los días 16, 17, 18, 19 y 20 de septiembre (pudiendo alargarse si coincide que el último día cae en viernes o sábado, hasta el domingo). Son las fiestas mayores del pueblo y son en honor a los patrones San Frontonio y San Pedro Arbúes.
- Las de primavera están dedicadas a la Virgen de Rodanas y tienen como curiosidad que su celebración baila en el calendario a la par que la Semana Santa pues se celebran cuarenta días después del Domingo de Quasimodo, esto es al domingo siguiente de Pascua de Resurrección. Son las más cortas y se va en romería hasta el santuario de Rodanas a unos 16 km. Los hermanos cofrades de la hermandad llevan a la virgen del Rosario a visitar a su hermana, la de Rodanas. Y se cambian las casas entre ambas. La del Rosario guarda el Santuario y La virgen de Rodanas, baja al pueblo. Donde el domingo, se le tejera el manto de flores, en la plaza de la iglesia.
Por la que quizás más sea conocida la localidad y más arraigada en la tradición este son los Carnavales en febrero con sus mascarutas. Desde el jueves Lardero y la celebración de la merienda de longanizas al puchero, el domingo, lunes y martes de Carnaval que no desapareció ni durante la dictadura. Se despiden con la quema el domingo de piñata, del Zaputero, un muñeco disfrazado, que nos indica la próxima llegada de Semana Santa y el final de la fiesta.
En Semana Santa se produce La bajada de la cruz de Cristo por parte de los cofrades en los oficios el Viernes Santo, la representación de los alabarderos escoltando al ángel, que más tarde cerrara en la plaza el ataúd de Cristo tras el lavatorio por las tres Marías o el paso de la muerte, precediendo al Cristo crucificado. Además del Santo Encierro del Alcalde en su casa, al portar en una cadena la llave que guarda al Santísimo que guarda en el templo su entierro.
En la actualidad se ha recuperado las fiestas de los Mayos, a principios de mayo que consiste en rondallas joteras que van a cantarles a las reinas y mozas del pueblo en edad de rondar y a los mozos, las joteras que querían emparejarse.
O una de las más antiguas y desaparecida durante tiempo y hoy recuperada que consiste en la Bendición de los Términos, el 1 de mayo, que consiste en ir en procesión hasta el mirador de la cruz del castillo. Y desde aquí, con agua bendita a bendecir la localidad y sus términos.
Por su creciente importancia y su ámbito festivo ha de incluirse la celebración de la Feria Agrícola y Ganadera (VALGA) los días 28, 29, 30 de abril (pudiendo alargarse hasta el 1 de mayo, según su colocación en el calendario y la posibilidad de ser puente aquel año). Con su séptima edición, la promoción en los medios y la afluencia de público que aumenta en cada nueva edición se ha convertido en una fería importante en el sector ganadero de la provincia de Zaragoza.
Leyendas
Existen varias leyendas que tienen que ver con milagros acaecidos en Épila.
La primera, tiene que ver con la existencia del santuario de Rodanas a unos 16 km de Épila. Se cuenta que durante 1546, un pastor estaba con su rebaño por uno de los cerros que existen en la serranía de Rodanas, cuando un destello se le presentó ante sus ojos. El pastor no daba crédito a lo que le estaba sucediendo y la virgen le hablo. Hijo mío, tu pueblo y tú estáis pasando calamidades que ante las suplicas no puedo, pasar desapercibidas. Así pues toma este cántarico con aceite bendito y cuando alguien le suceda una calamidad, úngele en él y el mal desaparecerá.
De inmediato, fue al pueblo al párroco y este notifico la aparición y lo dicho al pastor. De modo que la gente del pueblo, levanto un santuario donde ir a venerarla y un pilar con su imagen, donde se apareció. Alguien que no creía en lo sucedido, al cabo de muchos milagros acontecidos por el aceite y la intervención de la virgen, pues el aceite bendito, no paraba de manar y nunca se terminaba. Una Familia se atrevió a utilizar el aceite para cocinar, con lo que como castigo, dejo de manar y curar enfermedades.
La segunda, tiene que ver con uno de nuestros patronos San Frontonio, al que decapitaron como castigo a su fe cristiana, tirando su cabeza al río Ebro en Zaragoza y el cuerpo en el cementerio. Como debía de ser costumbre en aquella época, a los ajusticiados. De modo que el milagro se efectuó cuando la cabeza, remontando el río Ebro, apareció en las orillas del río Jalón a la altura de Épila. Ante el milagro Épila lo acogió como patrono, pues eligió esta villa para descansar en paz.
La tercera, está explicado en el Conde de Aranda, pero trata del Cautivico, que es una imagen del Niño Jesús, venerada en el pueblo. Dicen las crónicas que el conde Aranda de regreso de uno de sus viajes, pasó por un mercadillo. Cuando montado en su caballo vio en una tienda mora un Niño Jesús que llamó su atención al estar en la tienda de un musulmán. Parado frente a la tienda éste le increpó a comprarlo, al observar su actitud de asombro. El moro, concertó el siguiente trato. Se pagará por él su peso en monedas españolas de oro, que vuestra merced llevara consigo? Afirmando el trato, se dispuso el moro a pesar la imagen en una balanza. Cuando ante el asombro de ambos, esta no funcionaba. Estupefacto el moro, probó con otro objeto y esta pesaba. Enfadado el moro, fue a otro mercader y le pidió la balanza, comprobando ambos que funcionaba. Coloco de nuevo la imagen y esta no pesó nada, pues la balanza no se movió. Sonriendo el conde, le dijo que su precio era barato y que el trato estaba por su parte cerrado. A lo que el moro respondió tirando la imagen al suelo, para romperla sin éxito. El conde, ante el enojo aún le dio algo. Cuando llegó a Épila y lo regalo al pueblo, explicando su historia... el pueblo reaccionó llamando el cautivico, pues estaba preso de un moro, esperando a que un cristiano aragonés lo liberara. Sobre la misma imagen del cautivico, existe otra vertiente que cita, que los moros se llevaron la imagen y exigieron por su rescate su peso en plata. Pesó milagrosamente tan sólo 30 reales aunque en realidad pesaba arroba y media. Los secuestradores enfurecidos le dieron a la imagen tres martillazos, cuyas señales aún pueden verse en su cabeza.
La Cuarta se sitúa en la conocida como Cueva del Gato, dentro de la serranía de Rodanas. Nombre que recibe por que al parecer una vez un gato se introdujo en ella persiguiendo refugio y alimento. Y la cruzó entera apareciendo en Ricla. En esta cueva exploraciones arqueológicas han descubierto que estuvo habitada al encontrarse útiles y restos animales de una elevada edad.
Curiosidades
- El rey Alfonso XIII de España donó desde su nacimiento hasta su muerte todos los trajes de su vida que se guardaron y expusieron sin visitas en el palacio del Conde de Aranda, hasta su desalojo por la Duquesa de Alba, cuando cedió el Palacio en ruinas, ante la alternativa de arreglarlo o cederlo por ser un bien de interés y protegido. Cediendo también parte de su archivo, para conseguir un beneficio fiscal.
- En el ayuntamiento se dispone de unos tomos de investigación histórica de Antonio Twose, que van desde las edades antiguas hasta la actualidad.
- Cipriano Muñoz y Manzano, conde de la Viñaza, (Madrid, 1893) publica la todavía muy valiosa Biblioteca histórica de la filología castellana, obra primordial de historiadores y lingüistas de todo el mundo interesados en el español, además de la Bibliografía española de lenguas indígenas de América o Los cronistas de Aragón.
- En 1803 se construyó en la Iglesia de Santa María la Mayor uno de los órganos más importantes de Aragón.
- En 1885, Épila padeció la epidemia de cólera que afectó a España y a Francia, pereciendo 319 epilenses. En el verano de 1971 hubo un breve brote de cólera.
- Se guardan en Madrid, Archivo Histórico Nacional, sección de clero, sendos legajos de documentación de la época moderna, procedentes uno del monasterio de la Concepción de franciscanos menores observantes y otro de San Sebastián, monasterio de agustinos calzados.
- Existen vestigios de construcciones romanas como es el puente viejo o romano que cruza el río Jalón o la ermita de Santa Ana.
- Entre 1523 y 1525, Damián Forment consigue varios proyectos en Aragón, como el busto procesional y peana de Santa Bárbara, en Épila
- También fue escenario de los enfrentamientos entre los romanos y los pueblos ibéricos y entre los romanos y los cartagineses, como anteriormente se ha expuesto.
- El antiguo tratamiento de las mayúsculas en el lenguaje español, que eliminaba el acento, ha originado que haya gente que continúe escribiendo "epila", sin acentuar en la E.
- Blasco de Grañén colaborando con los afamados tallistas Domingo y, Mateo de Sariñena trabajaron con él en el retablo de San Jaime para la parroquia de Épila (Zaragoza).
- Blasco de Grañén en el momento de su muerte, octubre de 1459, su viuda, doña Blanca de Tena, junto con don Pedro Oriz, clérigo y, rector, de la iglesia de Santa Cruz de Zaragoza, parroquia a la que pertenecía el matrimonio Grañén por razones de vecindad, como ejecutores de las últimas voluntades del artista, se hicieron responsables de dar terminación a lo que el pintor había dejado sin concluir, entre otras cosas, el retablo de Épila y el retablo de Ejea de los Caballeros. Lo más fácil para ellos, dada la gravedad del problema planteado, fue encargar la finalización de las obras a un pintor conocido de profesionalidad comprobada, de ahí que se dirigieran al pintor zaragozano Martín de Soria, sobrino de Grañén, documentado en Zaragoza desde 1449 hasta 1487, año de su fallecimiento. Los trabajos de mazonería continuarían a cargo de los hermanos Sariñena, quienes darían por cumplida su labor a comienzos del mes de abril del año 1464.
- Durante tiempo se creyó que no existía bandera que representara al municipio. Pero durante una limpieza y adecuación de sus almacenes y archivos se encontraron con la bandera municipal recogida en una caja.
- El gran don Jerónimo Ximénez de Urrea, escritor fecundo, dedica afectuosamente una obra a su patria chica: La famosa Épila, desaparecida e inédita en la actualidad.
- En 1546 se hace datar la tradición de la famosísima aparición de la Virgen de Rodanas (tradición de origen francés).
- Entre 1579 y 1589 está constatado que hubo imprenta en la villa (cosa ciertamente nueva y rara en la época, aún) a cargo de Juan Pérez de Valdivieso. La única que hubo en la provincia de Zaragoza en el siglo XVI. Se imprimió en ella el Institutionum libri quatuo de Jerónimo Jiménez y la primera parte de La Clara Diana de Fray Bartolomé Ponce de León.
- Ignacio Jordán Claudio de Asso y del Río (1742-1814), en su obra Historia de la economía política de Aragón, publicada en 1798 indica que existían en Épila 14 telares o batanes, que comercializaban sus productos en Zaragoza. El más antiguo que consta es de 1573, perteneciente a Ana Ucena, viuda de Juan de Urzandi, de origen vasco. Estando el batán al pago de un censo anual de 50 sueldos jaqueses a favor del Señor de Épila, Conde de Aranda.
- Se dispone de datos sobre la existencia de molinos de pólvora desde 1586, siendo esta fecha cuando Miguel Abagne y Arnao de Azogue, ambos polvoristas acuerdan situar el molino de pólvora junto al cajero de un molino harinero de la villa (construido, siguiendo los dictados del conde Aranda, por Juan Gil del Campo, por 11.200 sueldos dineros jaqueses.) y confrontante con otro propio de pólvora de Pedro Pex. A laura de la actual fábrica de harinas y movida por la acequia de la villa.
- Las industrias textiles y salitreras o de pólvora mantuvieron su importancia durante siglos. Según un catastro de 1834, todavía en esa fecha del siglo XIX, eran numerosos los trabajadores dedicados a producir estos bienes. Siendo unos colectivos en los que trabajaban de 15 a 25 trabajadores. Para una población que en ese periodo rondarían los 2.400 habitantes. Suministrando salitre a la importante localidad de pólvora de Villafeliche.
- Épila tiene su propia jota, que se baila todos los años en las fiestas en honor a San Frontonio y San Pedro Arbués, celebradas a mediados del mes de septiembre. Uno de sus máximos joteros fue; Francisco Rodríguez «Redondo», conocido también por «el Gavilán»..
- Las mascarutas y el Zaputero son muy tradicionales de los carnavales de Épila, donde tienen gran aceptación y aunque ha aflojado la gente que se disfraza, todavía existen cuadrillas de amigos que mantienen la tradición viva.
- La virgen de Rodanas, patrona de Épila y la comarca. Posee una jota en su honor.
- El nombre de Épila, aparece en el arco del triunfo de París
- En semana Santa, existen varias peculiaridades que hacen obligada la visita a la localidad. Es la única que posee un paso para la muerte, que precede al Cristo crucificado. Existen los alabarderos que escoltan al ángel, encargado de cerrar el ataúd de Cristo.
- Televisión Española (TVE), realizo un documental sobre el palacio y la importancia del Conde para España y Aragón. Mostraba la riqueza que en el Palacio existía. En la visita guiada por el guarda del Palacio, nos mostraba los trajes de los Reyes de España en sus vitrinas y la biblioteca del Conde.
- Se ha grabado en el Santuario de Rodanas unas escenas de la película Expulsados 1609: La tragedia de los moriscos, en noviembre de 2008.
Ciudades hermanas
Personajes destacados
- Juan I de Castilla
- Conde Aranda
- Pedro Manuel Jiménez de Urrea
- Alfonso de Aragón y de Sotomayor
- Francisco Ximénez de Urrea
- Pedro Arbués
- Silvestre Pérez
- Mariano Gaspar Remiro
- Agustín Remiro
- Cipriano Muñoz y Manzano
- Juan Galván Jiménez
- Tío Chindribú
- Barón de Warsage
- Blasco de Grañén
- Damián Forment
- Adrián Ripa Cruz
Referencias
- ↑ Consejo General de Procuradores de España
- ↑ Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
- ↑ Noticia del plan de recuperación de Bodegas cuevas en Queleño, La Rioja
- ↑ [1] Este texto toma como referencia la declaración de Bien de Interés Cultural publicada en el BOA nº 137 de fecha 21 de noviembre de 2001]artículo 13 LPI
Bibliografía
- Lupercio Leonardo de Argensola, «Información de los sucesos del reino de Aragón en los años de 1590 y 1591» (Madrid: Imprenta Real, 1808).
- Julio Bernal y Soriano, «Noticias entresacadas de las tradiciones histórico-religiosas de todos los pueblos del arzobispado de Zaragoza» (Zaragoza; Mariano Salas, 1880).
- E.F.C., «Épila: Historia moderna y contemporánea», «Épila fiestas 1980» (Épila: Cebollada, 1980).
- Roque Alberto Faci, «La perla más bella… Na. Sra. de Rodanas» (Zaragoza: Joseph Fort, 1741).
- Agustín Alcaide Ibieca, «Historia de los dos sitios que pusieron a Zaragoza en los años de 1808 y 1809 las tropas de Napoleón» (Madrid: M. D. Burgos, 1830).
- Juan Bautista Labaña, «Itinerario del reino de Aragón» (Zaragoza: El hospicio provincial, 1895).
- J.L.M. de Laborde, «Épila: Muy noble, muy leal, fidelísima y muy benéfica villa», «Épila fiestas 1977» (Épila: Cebollada, 1977).
- Aurelio Moreno Urcola, «Desde la copa del castillo», «Épila, fiestas» (Épila: Gráficas Anadón, 2007).
- Jesús Ángel Pérez Casas, «Los orígenes de Épila: Celtas en el valle del Jalón», «Épila Fiestas 1983» (Épila: Cebollada, 1983).
- Eduardo Saavedra, «Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia» (2a. edición, Madrid: Fortanet, 1914).
- Antonio Twose Sánchez, «La epidemia de cólera de 1885», «Fiestas Épila 2005» (Épila: Gráficas Anadón, 2005).
- Antonio Twose Sánchez, «Épila en los hechos de Antonio Pérez», «Fiestas de septiembre, Épila 2002» (Épila: Gráficas Anadón, 2002).
- Pedro J. López Correas, «La Villa de Epila en el Siglo XVI: Vida y Costumbres» (Épila, Gráficas Anadón Cebollada, 1991).
Véase también
Enlaces externos
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