- Europa (satélite)
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Europa (satélite)
Europa
Color simulado, imagen de alto contraste tomada por la sonda GalileoDescubrimiento Descubridor Galileo Galilei
Simon MariusFecha 7 de enero de 1610 Designaciones Jupiter II Categoría Satélite Elementos orbitales Época J2000.0 Inclinación 0,470° Excentricidad 0,0101 Periastro o Perihelio 664 862 Km Apoastro o Afelio 676 938 Km Velocidad orbital media 13,740 km/s Radio orbital medio 670 900 Km[1] Satélite de Júpiter Características físicas Masa 4,80 x 1022 kg (0.008 veces la Tierra) Volumen 1,593 x 1010 m3 Dimensiones x Ancho x Alto x Largo Densidad x kg/m3 Área de superficie 3,09 x 107 km2 Diámetro 3121,6 Km[2] Gravedad 1,314 m/s2 (0,134 g) Velocidad de escape 2,025 km/s Periodo de rotación Rotación síncrona Inclinación axial 0,1° Albedo 0,67 ± 0,03 Características atmosféricas Presión 0.1 µPa Temperatura 50-125 K Cuerpo celeste Anterior Ío Siguiente Ganímedes Europa es un satélite del planeta Júpiter, el menor de los cuatro satélites galileanos. Llamado así por Europa, una de las numerosas conquistas amorosas de Zeus en la mitología griega. Simon Marius sugirió el nombre de "Europa" tras su descubrimiento, pero este nombre, así como el nombre de las otras lunas galileanas, no fueron de uso común hasta mediados del siglo XX. En gran parte de la literatura astronómica temprana aparece mencionado por su designación numeral romana, "Jupiter II" o como el "segundo satélite de Jupiter" y se parece un poco a la luna.
Contenido
Características físicas
La composición grosso modo de Europa es parecida a la de los planetas interiores, estando compuesta principalmente por rocas silíceas. Tiene una capa externa de agua de unos 100 km de espesor (parte como hielo en la corteza, parte en forma de océano líquido bajo el hielo). Datos recientes sobre el campo magnético observado por la sonda Galileo indican que Europa crea un campo magnético a causa de la interacción con el campo magnético de Júpiter, lo que sugiere la presencia de una capa de fluido, probablemente un océano líquido de agua salada. Puede que también tenga un pequeño núcleo metálico de hierro.
La superficie de Europa es muy lisa. Se han observado pocos accidentes geográficos de más de unos cientos de metros de altura. Las importantes marcas entrecruzadas de la superficie de Europa parecen estar causadas por las diferencias de albedo, con escaso relieve vertical. Hay pocos cráteres en Europa, solo tres cráteres mayores de 5 km de diámetro: Pwyll, de 39 km de diámetro, es el más conocido. El albedo de Europa es uno de los mayores de todas las lunas. Esto podría indicar una superficie joven y activa; basándose en estimaciones sobre la frecuencia del bombardeo de cometas que probablemente soporta Europa, su superficie no puede tener más de 30 millones de años. El poco relieve y las marcas visibles en la superficie de Europa se asemejan a la de un océano helado de la Tierra, y se piensa que bajo la superficie helada de Europa hay un océano líquido que se mantiene caliente por el calor generado por las mareas de Júpiter. La temperatura de la superficie de Europa es de 110 K (-160° C) en el ecuador y de solo 50 K (-210° C) en los polos. Los mayores cráteres parecen estar rellenos de hielo nuevo y plano; basándose en esto y en la cantidad de calor generado en Europa por las fuerzas de marea, se estima que la corteza de hielo sólido tiene un espesor aproximado entre 10-30 km, lo que puede significar que el océano líquido pueda tener una profundidad de 90 km.
La característica más llamativa de la superficie de Europa son una serie de vetas oscuras que se entrecruzan por toda la superficie de la luna. Estas vetas se asemejan a las grietas del hielo marino en la Tierra; un examen detallado muestra que las orillas de la corteza de Europa a cada lado de las grietas están desplazadas de su posición original. Las mayores franjas tienen unos 20 km de un lado a otro con difusas orillas externas, estriaciones regulares, y una franja central de material más claro, que se cree que se ha originado por una serie de erupciones volcánicas de agua o géiseres al abrirse la corteza y quedar expuestas las capas más cálidas del interior. El efecto es similar al observado en la Tierra en la cordillera dorsal oceánica o zona rift. Se cree que estas fracturas se han producido en parte por las fuerzas de marea ejercidas por Júpiter. Se piensa que la superficie de Europa se desplaza hasta 30 metros entre la marea alta y baja. Puesto que Europa está anclada por la marea (en marea muerta como la luna respecto a la tierra) con Júpiter y siempre mantiene la misma orientación hacia el planeta los patrones de fuerzas deben seguir un patrón distintivo y predecible. Solo las fracturas más recientes de Europa parecen ajustarse a este patrón predecible; otras fracturas parecen haber ocurrido en orientaciones cada vez más diferentes, cuanto más antiguas son. Esto podría explicarse si la superficie de Europa hubiese rotado ligeramente más rápido que su interior, un efecto que es posible ya que el océano desacopla la superficie de la luna de su manto rocoso y al efecto remolque de la gravedad de Júpiter sobre la corteza exterior de la luna. Comparaciones de las fotos del Voyager y de la sonda Galileo sugieren que la corteza de Europa rota como mucho una vez cada 10,000 años con relación a su interior.
Otra característica presente en la superficie de Europa son las "pecas" o superficies lenticulares, circulares o elípticas. Muchas son bóvedas, otras hoyos y otras manchas oscuras lisas; otras tienen unas textura desigual. La superficie de las cúpulas parece trozos de las llanuras más antiguas que los rodean que hubiesen sido empujados hacia arriba. Se piensa que se formaron a partir de bloques de hielo más calientes que ascendieron respecto al hielo más frío de la corteza, de forma similar a lo que ocurre con las cámaras de magma en la corteza terrestre. Las manchas oscuras lisas pueden haberse formado por agua líquida que ha escapado del interior cuando se fractura la superficie de hielo. Y las pecas irregulares (llamadas regiones de "caos", por ejemplo Conamara) parecen haberse formado a partir de muchos pequeños fragmentos de corteza sobre manchas oscuras lisas, como icebergs en un mar congelado.
Recientes observaciones del Telescopio espacial Hubble indican que Europa tiene una atmósfera muy tenue (10-11 bares de presión en la superficie) compuesta de oxígeno. De las lunas del sistema solar, sólo seis de ellas (Io, Calisto, Ganímedes, Titán, Tritón y Encélado) se sabe que tienen atmósfera. A diferencia del oxígeno de la atmósfera terrestre, el de la atmósfera de Europa es casí con toda seguridad de origen no biológico. Más probablemente se genera por la luz del sol y las partículas cargadas que chocan con la superficie helada de Europa, produciendo vapor de agua que es posteriormente dividido en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno consigue escapar de la gravedad de Europa, pero no así el oxígeno.
La sonda Galileo ha revelado que Europa tiene un campo magnético débil (alrededor de 1/4 de la intensidad del campo magnético de Ganímedes y similar al de Calisto), y, lo que es más interesante, que varía periódicamente al atravesar el intenso campo magnético de Jupiter. El 2 de marzo de 1998 la NASA anunció, a partir de los datos enviados por Galileo, el descubrimiento de evidencias de que hay un material conductor bajo la superficie de Europa, lo más probable un océano salado. Las pruebas espectrográficas sugieren que las zonas rojizas oscuras y otras características de la superficie de Europa parecen ser ricas en sales como el sulfato de magnesio, probablemente depositadas por el agua que emerge del interior al evaporarse. Las sales habitualmente son incoloras o blancas, por lo que debe haber otra sustancia presente que contribuya a dar el color rojizo, se cree que sea sulfuro (¿quizás proveniente de Io?) o compuestos de hierro.
¿Vida en Europa?
Se ha propuesto que puede existir vida en este hipotético océano bajo el hielo, tal vez sustentada en un entorno similar a aquél existente en las profundidades de los océanos de la Tierra cerca de las chimeneas volcánicas o en el Lago Vostok en la Antártida. No hay evidencias que sustenten esta hipótesis, no obstante se han hecho esfuerzos para evitar cualquier posibilidad de contaminación. La misión Galileo concluyó en septiembre de 2003 con la colisión de la astronave en Júpiter. Si se hubiese abandonado sin más la nave, no esterilizada, podría haber colisionado en el futuro con Europa, contaminándola con microorganismos terrestres. La introducción de estos microorganismos hubiese hecho casi imposible determinar si Europa había tenido alguna vez su propia evolución biológica, independientemente de la Tierra.
En un reciente estudio se ha estimado que Europa tiene suficiente cantidad de agua líquida y que ésta tiene una elevada concentración de oxígeno, incluso mayor que en nuestros mares. Concentraciones semejantes serían suficientes para mantener no solo microorganismos, sino formas de vida más complejas.[3]
Europa en la ficción y el cine
- Europa desempeña un papel importante en la película y el libro de Arthur C. Clarke 2010: Odisea dos y su continuación. Formas de vida extraterrestes muy avanzadas se interesan en las primitivas formas de vida bajo el hielo de Europa y transforman Jupiter en una estrella para acelerar su evolución. En 2061: Odisea tres, Europa se ha convertido en un océano tropical.
- En la novela de Greg Bear La Fragua de Dios (1987), Europa es destruida por extraterrestres. Dos grandes trozos de hielo de Europa son lanzados a colisionar con Marte.
Véase también
- Satélites galileanos
- Júpiter
- Lago Vostok
- Anexo:Cráteres de Europa (luna)
Referencias
- ↑ «Overview of Europa Facts». NASA. Consultado el 2007-12-27.
- ↑ Datos de la Nasa
- ↑ Palazzesi, A. 2009. Europa tendría oxígeno suficiente para la vida. Neoteo, 19 de octubre de 2009
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Europa (satélite).Commons
- Europa, a Continuing Story of Discovery at NASA
- The Calendars of Jupiter
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