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Fiesta de la Candelaria
Nuestra Señora de la Candelaria, fiesta popular celebrada por los cristianos, en honor de la Virgen de la Candelaria, aparecida en Tenerife (Islas Canarias) a principios del siglo XV. Tiene lugar el 2 de febrero, Día de la Candelaria, y en algunos lugares se extiende durante varios días generalmente por ser la patrona del lugar.
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Fiesta de la Virgen de Candelaria en Canarias
Esta advocación de la Virgen María es de origen canario, donde también ostenta el cargo canónico de "Patrona de Canarias". En Tenerife (lugar de su aparición) se celebra tanto el 2 de febrero como el 15 de agosto (esta última fecha, por estar vinculada al día de su aparición). El 2 de febrero es fiesta en la isla de Tenerife, mientras que el 15 de agosto lo es en toda Canarias.
En las fechas cercanas al 2 de febrero y al 15 de agosto (días de su fiesta), la imagen es bajada en secreto del camarín hasta colocarla en un trono procesional repujado en plata (que es uno de los dos tronos de plata que tiene, y que fue hecho por un artista lagunero), mientras la Virgen está en su trono procesional se coloca detrás de la mesa eucarística y delante del altar, un dosel colocado tras el trono procesional tapa la boca del vacío camarín.
En la noche del 14 al 15 de agosto se realiza la "Caminata a Candelaria" con gentes venidas de todas las islas y de fuera de ellas, y por supuesto de Tenerife. Cada 14 de agosto se celebra la romería ofrenda, floral y folclórica a la Patrona de Canarias en la que participan agrupaciones venidas de todas las Islas Canarias, además de cada uno de los municipios de Tenerife, con trajes típicos de magos, en la que le entregan a la virgen los productos típicos de la tierra. Al concluir esta manifestación folclórica ya al atardecer, tiene lugar la representación del hallazgo o aparición de la virgen a los guanches para después procesionar la sagrada imagen por las calles de la villa donde se tiran fuegos artificiales y se le canta el Himno a la Virgen de Candelaria. A la mañana siguiente ya el día 15 el "día grande" se hace una solemne misa precedida por el obispo de la Diócesis Nivariense y un representante del Rey de España y con presencia también del presidente del Gobierno de Canarias, para después procesionar la imagen de la Virgen de Candelaria alrededor de la Plaza de la Patrona de Canarias.
En otros lugares
Los actos festivos varían en cada pueblo o ciudad, pero en la Andalucía interior suelen estar centradas en una o varias hogueras, con bailes, comida y bebida alrededor. En esta zona, son destacables los pueblos de la Sierra Sur sevillana, en especial Pedrera y Casariche, donde más de 500 hogueras son encendidas en esta festividad con una alta participación de todos los vecinos y gentes venidas de fuera.
También se celebra en Extremadura, en Castuera, pueblo situado en la Comarca de La Serena en Badajoz, donde todos sus habitantes pasan el día en el campo con sus familiares y/o amigos a comer "Regañás".
Otra reconocida celebración es la que se realiza en la ciudad de Puno (Perú) y que se prolonga por casi 2 semanas. En ella participan una infinidad de danzarines que representan diferentes danzas autóctonas de la región. Uno de los investigadores de esta festividad peruana fue José María Arguedas
También en la ciudad de Copiapó en el norte de Chile se celebra a la Virgen de la Candelaria con bailes religiosos, mucho fervor popular ya que en su día más álgido llega a convocar a las de 150.000 personas en los alrededores del templo que se ubica en la salida sur de la ciudad.
También se celabra en Cuba, en la ciudad de Morón (centro norte de la isla: www.moron-candelaria.org) y en Consolación del Sur, Pinar del Rio. Hace algunos años las autoridades locales han permitido nuevamente que se realice la tradicional procesión aunque no se permitan los festejos de antes de Enero del 59.
En México, el Día de la Candelaria se acostumbra que quien obtuvo el niño oculto en la rosca de reyes haga una fiesta (tradicionalmente basada en tamales y atole, ambos productos de maíz. Esta tradición tiene raíces prehispánicas; en muchos pueblos sus habitantes llevan a la iglesia sus mazorcas para que sean bendecidas para sembrar sus granos en el ciclo agrícola que inicia; el 2 de febrero coincide con el undécimo día del primer mes del calendario mexicano, cuando se celebraba a algunos dioses tlaloques, según fray Bernardino de Sahagún. En el centro de México se acostumbra vestir al niño Dios del nacimiento navideño y llevarlo a oir misa, después de lo cual es colocado en un nicho donde permanecerá el resto del año.
Raíces prehispánicas
En el mundo indígena, el ciclo de la purificación y penitencia inicia con la fiesta de la Candelaria, continúa con el carnaval, la cuaresma y la Semana Santa, es decir en sentido diferente a la tradición occidental, que empieza con el segundo.
Si se sabe que la siembra y las estaciones del año marcan la vida religiosa, social, comercial y cultural de los pueblos, esto queda demostrado con las festividades del Día de la Candelaria, que en México se conmemora desde la época colonial.
Conforme a la región y el grupo étnico, la celebración tiene determinadas características, así hay quienes lo hacen con bailes populares, juegos pirotécnicos, procesiones, ferias, música de banda, representaciones teatrales, intercambio de flores, danzas tradicionales y, por supuesto, la bendición al Niño Dios.
En algunos lugares, como en la Ciudad de México, se ha hecho una tradición que a las personas que les tocó el muñeco durante la partida de rosca del Día de Reyes se convierta en el padrino del Niño Dios para cumplir con el Día de la Candelaria.
"Para cumplir con su tarea, el padrino o madrina debe levantar al Niño del pesebre del nacimiento, donde se colocó el 24 de diciembre luego de arrullarlo, en la casa que ofreció la merienda del día seis de enero, ya levantado tiene que vestir al Niño Dios", explicó Alma Solís del Manzano, estudiosa de esta tradición popular.
El ritual del Día de la Candelaria concluye la tarde del dos de febrero, cuando se ofrece la tradicional tamalada, acompañada de un chocolate espumoso o atole de diversos sabores.
Todo el ritual que significa la celebración del Día de la Candelaria es resultado del sincretismo de dos culturas y religiones: la católica, que remite a cuando la Virgen María llevó al niño Jesús al templo, y la prehispánica, en la que se llevaban tamales al rendir culto a los dioses.
La tradición prehispánica establecía que se debía llevar tamales cuando se rendía culto a Tláloc, a Chalchiuhtlicue (dioses del agua) y a los tlaloques (ayudantes del primero), quienes derramaban su lluvia preciosa sobre la tierra, lo que provocaba buenos frutos.
Tal festividad se asocia e integra a la celebración católica que también se hace coincidir con la fertilidad de la tierra y los beneficios del agua.
El antecedente remoto de vestir al niño Dios data del siglo VI, cuando se comenzó a celebrar la Fiesta de la Purificación de la Virgen María y se presentaba al Niño Jesús en el templo de Jerusalén, misma que se extendió luego a los países del Medio Oriente.
Años después, está celebración llegó a Roma, donde pasó a formar parte de la letanía. Más adelante, en el siglo IX, se le agregó la ceremonia de bendición de las candelas, palabra de donde se deriva la fiesta del Día de la Candelaria.
El platillo de los mexicanos
Los tamales, alimento suculento que data de la época precolombina y que forma parte de la dieta de los mexicanos, se sirven calientitos y los hay de rajas con queso, verdes, mole con pollo o carne de puerco y dulces. Siempre se degustan con exquisitos atoles de mil sabores, o café.
En muchas esquinas o entre las calles, principalmente de los barrios populares o clasemedieros de la capital e incluso de varias ciudades del interior del país, se puede encontrar algún vendedor de tamales.
La mayoría de los mexicanos come tamales durante el transcurso del año, pero la afición por ese platillo se incrementa el Día de la Candelaria.
Esta fecha es especial para comerse unos ricos tamales, pues así lo dicta la tradición luego del seis de enero, Día de Reyes en que la familia y amigos se reúnen para partir la rosca, ya que quienes se saquen el niño, o el muñeco, como dicen algunos, deben invitar a todos los allí reunidos a degustar ese platillo típico.
Después de la misa de bendición del Niño Dios se retorna a la casa, para celebrar el acontecimiento con tamales y atole. El fraile español Bernardino de Sahagún, en sus escritos, se refiere a la gran variedad de tamales que se podían encontrar en los mercados de aquel entonces y que, incluso, estaban presentes en los banquetes del emperador Moctezuma.
Esta comida tiene mucha influencia azteca. En aquel entonces los tamales los rellenaban con chile dulce, tomate y semillas de zapallo molidas, mezcladas a las carnes de faisanes, codornices y pavos.
Los preparaban con semillas de ayote o zapallo molidas, tomate, miel de abejas y caracoles. Para esto utilizaban carnes de xulo o perro mudo, tepezcuintle, chompipe y venado y los envolvían en hojas de plátano o maíz.
Con la llegada de los españoles, se les agregaron ingredientes traídos de Europa, tales como garbanzos, arroz, aceitunas, alcaparras, pasas y ciruelas, Por lo tanto, el tamal preparado en familia es una mezcla entre lo aborigen y lo español. Sin embargo, hoy día se degustan regularmente ya sean solos o en torta (se utiliza el bolillo o el birote).
"Tamales de dulce, verdes y mole, o tamales oaxaqueños...de cuál gusta, pásele joven, güerita, señor, de cuál le damos, pásele...", son algunas de las de las frases con las que vendedores ofrecen su manjar en esta gran metrópoli.
Los tamales son antojo de niños, jóvenes y adultos y en cada región del país se elaboran de acuerdo a sus costumbres o preferencias.
Véase también
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