- Galeazzo Ciano
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Gian Galeazzo Ciano
Ministro de Asuntos Exteriores9 de junio de 1936 – 6 de febrero de 1943 Monarca Víctor Manuel III Canciller Benito Mussolini
Datos personalesNacimiento 18 de marzo de 1903
Livorno, ItaliaFallecimiento 11 de enero de 1944 (40 años)
Verona, ItaliaPartido Partido Nacional Fascista Cónyuge Edda Mussolini Profesión Político Tratamiento Conde de Cortellazzo y Buccari Gian Galeazzo Ciano (Livorno, 18 de marzo de 1903 - Verona, 11 de enero de 1944) fue un político italiano, conde de Cortellazzo y Buccari, yerno del dictador Benito Mussolini y de Rachele Guidi, y que fue ministro de Asuntos Exteriores de Italia de 1936 a 1943.
Contenido
Carrera
Fue hijo del almirante italiano Constanzo Ciano, veterano de la Primera Guerra Mundial y uno de los primeros miembros del Partido Fascista. Integrado en el movimiento fascista junto con su padre, el joven Galeazzo tomó parte en la marcha sobre Roma, en octubre de 1922. Durante los primeros años de la dictadura fascista, Ciano fue asignado a diversos destinos diplomáticos en Latinoamérica y Asia.
En 1930 contrajo matrimonio con Edda Mussolini, hija del dictador, con lo que pasó a engrosar las filas de los principales jerarcas del régimen, además de acumular poder y riquezas, permitiéndole llevar un lujoso estilo de vida, al cual era bastante aficionado desde su adolescencia.
Ciano llegó a ocupar el Ministerio de Prensa y Propaganda y participó como oficial de aviación en las operaciones de la invasión italiana contra Abisinia, actual Etiopía, en 1936. A mediados de ese mismo año, Ciano pasó a ser titular del Ministerio de Asuntos Exteriores, ejerciendo un papel destacado en las negociaciones que llevarían a la alianza de la Italia fascista con la Alemania nazi y el Japón imperial, dando lugar al Eje Roma-Berlín-Tokio. Favoreció la intervención italiana en la guerra civil española y acompañó a Mussolini en la Conferencia de Múnich (septiembre de 1938). Pese a su juventud y su fama de frivolidad por su conocida afición al lujo y el glamour, que le generaba poca estima de gran parte de la élite fascista, Ciano mostró una aguda inteligencia política que acreditó en sus gestiones diplomáticas.
No obstante, a lo largo del año 1939 rechazó los intentos nazis de que Italia se uniera a Alemania en una eventual nueva guerra europea, punto a partir del cual empezaron sus discrepancias con los líderes del nazismo. Así, cuando Alemania invadió Polonia en septiembre de 1939 Ciano se mostró contrario a que Italia entrase en el conflicto como aliado alemán o declarase la guerra a Gran Bretaña y Francia, estimulando por el contrario una política de no beligerancia al tener en consideración que la economía italiana no estaba preparada para soportar un esfuerzo bélico similar al del Tercer Reich.
Tal conducta le causó ganarse desde entonces la desconfianza del propio Hitler y sobre todo del ministro nazi de Asuntos Exteriores, Joachim von Ribbentrop, quien le reprochaba a Ciano que una posible entrada de Italia al conflicto en 1939 hubiese hecho desistir a franceses y británicos de solidarizarse con Polonia.
Segunda Guerra Mundial
Tras la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Alemania (junio de 1940), Ciano empezó a demostrar molestia frente a la alianza germano-italiana, temiendo que una hegemonía alemana en Europa causara inevitablemente la pérdida de independencia italiana en vista de la disparidad de fuerzas entre ambos países que sólo nominalmente eran aliados en pie de igualdad. Asimismo las primeras derrotas italianas de 1940 en sus campañas bélicas del norte de África y en Grecia convencieron a Ciano que el régimen fascista no tenía fuerza militar suficiente para equipararse en poderío con su aliado nazi y que tarde o temprano Mussolini debería aceptar como ineludible la subordinación italiana ante el Tercer Reich.
Según las anotaciones de su mismo diario personal, hacia fines de 1942 y tras la derrota germano-italiana en la batalla de El Alamein, seguida por los desembarcos estadounidenses en Marruecos y la grave derrota alemana en Stalingrado, Ciano esperaba una paz separada de Italia con Gran Bretaña y Estados Unidos, como único recurso para rechazar la hegemonía nazi, salvar la independencia italiana, y liberar a Italia de un aliado que ya se perfilaba como perdedor en la guerra.
No obstante, la postura decididamente pro alemana de Mussolini y la misma indecisión de Ciano impidieron mayor desarrollo de estos planes durante 1941 y 1942. Precisamente Ciano se mantuvo inactivo en cuanto a cuestionar la filiación pro-nazi de su suegro, pues no deseaba perder su cuantiosa riqueza personal, su glamoroso estilo de vida, ni sus grandes privilegios e influencia en calidad de jerarca fascista y yerno del propio dictador.
En febrero de 1943 Ciano cesó como ministro de Asuntos Exteriores, siendo reemplazado por el propio Mussolini, y luego nombrado embajador ante el Vaticano.
Caída
Como seguía siendo miembro del Gran Consejo Fascista Ciano votó a favor de la destitución de Mussolini en la sesión de julio de 1943, aunque huyó a Alemania tras la detención del dictador por orden del rey Víctor Manuel III y la formación del Gobierno presidido por el general Badoglio.
Una vez en Alemania, Ciano fue hecho prisionero por los nazis. Esperando, probablemente, que se le facilitase la huida a algún país neutral, Ciano proporcionó a los alemanes información que les resultó útil para llevar a cabo la operación destinada a liberar a Mussolini de su prisión en el Gran Sasso.
Sin embargo, Ciano no tuvo oportunidad de trasladarse a ningún Estado neutral. Debido a la gran desconfianza que hacia él sentían los jerarcas nazis desde hacía varios años, Ciano fue entregado por Alemania a las autoridades de la República Social Italiana, el nuevo Estado que Mussolini estableció en el norte de Italia, ocupado por las tropas alemanas. Junto con otros cinco antiguos miembros del Gran Consejo Fascista que habían votado contra el dictador en julio de 1943, Ciano fue juzgado en el proceso de Verona (enero de 1944), acusado de alta traición y de colaboración con el enemigo. Condenado a muerte bajo fuerte presión de los ocupantes alemanes, fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento, tras rechazar su suegro concederle un perdón.
Los Diarios de Ciano
Desde el 22 de agosto de 1937 Ciano escribió unos Diarios, donde anotaba día por día sus impresiones y pensamientos sobre la polìtica exterior de la Italia Fascista y luego sobre los eventos de la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva centrada en Italia, abarcando casi todo el periodo en el cual Ciano ocupó el cargo de Ministro de Asuntos Exteriores, hasta el 5 de febrero de 1943, fecha de la última anotación en los Diarios.
Los Diarios de Ciano, fueron más tarde publicados en Suiza poco antes del término de la Segunda Guerra Mundial, en enero de 1945. Tras la muerte de Ciano en 1943 la Gestapo alemana intentó fallidamente adueñarse del manuscrito original de los Diarios debido a las crudas descripciones que allí se encontraban respecto a la política fascista y nazi, pero Edda Mussolini logró ocultar los textos hasta que pudieron llegar clandestinamente a Suiza.
De hecho, los Diarios de Ciano constituyen hasta hoy una interesante fuente histórica sobre la vida política del fascismo italiano en sus últimos años, la Segunda Guerra Mundial desde la perspectiva de Italia, comentarios sobre países europeos aliados al Eje o neutrales, así como duros juicios personales de Ciano sobre diversos personajes tanto italianos como alemanes y de otras nacionalidades, junto con las opiniones íntimas del autor sobre la marcha de la guerra.
Los Diarios muestran el optimismo inicial de Ciano sobre la política fascista en los días de la Guerra Civil Española, sus grandes dudas sobre la conveniencia de aliar a Italia con el Tercer Reich, su negativa que Italia se declarase en guerra a favor de Alemania en setiembre de 1939, sus impresiones sobre la marcha del Eje en la guerra, y finalmente el pesimismo del autor por el futuro de la alianza bélica italoalemana tras los desastres de El Alamein y Stalingrado.
Los Diarios mencionan muy pocos datos personales de la vida de Ciano, pero sí contienen bastante información de primera mano sobre las funciones diplomáticas que le encargaba Mussolini (como las entrevistas con embajadores extranjeros, o las visitas al Cuartel General de Hitler o a otros satélites del Eje), y comentarios de Ciano sobre sus charlas con líderes políticos y militares de la época, incluyendo apreciaciones sobre sus entrevistas con el propio Mussolini, así como con Hitler, Ribbentrop, Goering, Pierre Laval, Alfred Jodl, Wilhelm Keitel, Miklós Horthy, Mihai Antonescu, entre otros más.
Referencias
Categorías:- Nacidos en 1903
- Fallecidos en 1944
- Fascistas de Italia
- Políticos de la Segunda Guerra Mundial
- Políticos ejecutados
- Ejecutados por fusilamiento
- Ejecutados por traición
- Orden de Isabel la Católica
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