- Guerra de religión
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Guerra de religión o guerra religiosa es el conflicto bélico cuya causa -al menos la causa aducida por los beligerantes- es religiosa.
A pesar de la validez universal del concepto, con en nombre de guerras de religión se conocen por la historiografía específicamente las que se dieron en Francia (1562-1598) entre católicos (liderados por los de Guisa) y hugonotes (calvinistas), de la que fue episodio destacado la Matanza de la noche de San Bartolomé.
Otras adjetivaciones de la guerra se encuentran en conceptos como el de guerra justa o el de guerra santa, con los que a veces se asocia, bien para oponerlos o bien para identificarlos o incluso confundirlos.
Contenido
El uso de la religión en las guerras
Independientemente de que se pueda argumentar que todas las guerras tienen principalmente otras motivaciones, fundamentalmente económicas y políticas, o incluso otras motivaciones ideológicas no estrictamente religiosas, es innegable que en muchos conflictos aparece el componente religioso, y que en cualquier caso la religión es un eficaz elemento movilizador, como lo es el nacionalismo.
Edad Antigua
Los enfrentamientos entre distintos pueblos con distintas religiones han sido históricamente descritos en términos religiosos por sus propios protagonistas o por la historiografía contemporánea que querían dejar memoria histórica de los que murieron en ellas a fin de enaltecerlos, como héroes o semidioses, o directamente dioses. Así ocurrió con todas las guerras de la antigüedad, empezando por los enfrentamientos entre las ciudades sumerias o los nomos egipcios (cada uno de ellos y ellas simbolizados por una deidad).
Fin del Imperio romano y Edad Media
La cristianización del Imperio romano empezó de hecho con la batalla del Puente Milvio (312), interpretada como una guerra religiosa entre Majencio (por el paganismo) y Constantino (que se dice recibió en sueños un mensaje divino para que utilizara como arma la cruz: Hoc signum vinceras). A partir de entonces la ideología providencialista que se desarrolla con el agustinismo político durante toda le Edad Media fue particularmente eficaz. La Reconquista española o las Cruzadas son buenos ejemplos de guerras religiosas, en clara competencia con la yihad o guerra santa musulmana, independientemente de que este concepto tenga una interpretación discutida (para muchos musulmanes es más bien una lucha interior contra el pecado que una lucha contra otros hombres). El concepto de Guerra Santa específicamente se refiere a la deseada y ordenada por Dios, que conduce de inmediato al Paraíso a las almas de los que mueren en ella. Ese concepto no es único de esas interpretaciones del islam o el cristianismo, sino que se encuentra en muchas mitologías, como la nórdica-germánica (el Valhalla). La muerte en combate se considerado siempre como especialmente honrosa, y morir sin las armas en la mano como una deshonra que prefería evitarse incluso con el suicidio. Hay numerosos testimonios provenientes de la conquista romana de los pueblos de la Península Ibérica (iberos, celtíberos, cántabros, astures.... sitios de Sagunto, Numancia o el Monte Vindio), de la Galia y muchos otros.
Edad Moderna
Reforma y Contrarreforma
Los primeros siglos de la Edad Moderna en Europa coinciden con la Reforma protestante y la Contrarreforma católica, que originaron un terrible periodo de guerras de religión.
En Alemania, el enfrentamiento entre príncipes católicos y protestantes terminó en un conflicto militar abierto: la guerra de Esmalcalda; mientras que previamente habían estallado movimientos sociales como la guerra de los campesinos alemanes o los anabaptistas, perseguidos sangrientamente por ambos bandos, con la bendición expresa tanto del Papa como de Lutero.
En Francia, la no menos violenta Matanza de San Bartolomé (1572) se encuadra en una prolongada serie de guerras de religión, que es el nombre con el que particularmente se las conoce, en las que distintos grupos sociales se encuadran en bandos nobiliarios con opuestas pretensiones políticas, dinásticas y alianzas exteriores.
La Guerra de los Ochenta Años supuso la separación de los Países Bajos en un norte protestante y un sur que continuó fiel a la Monarquía Católica; su última fase (tras una Tregua de los doce años) se incluyó en un conflicto europeo generalizado: la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), iniciada como una renovación de los enfrentamientos católico-protestantes del Sacro Imperio Romano Germánico y que se complicó con la intervención de España, Francia y las monarquías escandinavas.
Las simultáneas guerras de los tres reinos en las Islas Británicas también tuvieron un componente religioso esencial.
Guerras del Turco
Fin del Antiguo Régimen y Edad Contemporánea
El final de las guerras de religión en Europa se considera que fue el Tratado de Westfalia (1648), en el que el agotamiento de todas las potencias pareció hacer prevalecer la racionalidad y el pragmatismo de las modernas relaciones internacionales, que nacen a partir de ese momento. No obstante, se pueden observar elementos de guerras de religión en muchos conflictos posteriores, como la Guerra de la Convención contra las monarquías absolutas europeas, que veían en la Francia revolucionaria no sólo un enemigo político, sino una potencia atea. El anticlericalismo y el antiateísmo serían también, respectivamente, componentes destacados del movimiento obrero y de su represión, evidenciados de forma explícita en la Revolución mexicana, la Guerra civil rusa, la Guerra Civil Española y la Guerra fría. si subiese habido algun acuerdo no hubieran existido la guerras de religion
Mundo actual
La caída del comunismo y el auge del fundamentalismo islámico, así como el fundamentalismo cristiano en sus vertientes protestante (sobre todo en los llamados neocons de Estados Unidos) y católico; ha reactivado de hecho el enfrentamiento religioso, que ha sido interpretado por Samuel Huntington como choque de civilizaciones.
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