- Wichí
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Wichí (o también wichi) y en Bolivia weenhayek, son los nombres que reciben los integrantes de una etnia indígena del Chaco Central y del Chaco Austral, en el centro de Sudamérica. Los quechuas les dieron el nombre peyorativo de matacos, nombre con el cual han sido vulgarmente llamados hasta fines del siglo XX (mataco es el nombre de una especie de armadillo, común en la región).
Contenido
Distribución geográfica
Hacia el siglo XVI los wichís habitaban las zonas occidentales del Chaco Central y Austral, principalmente la margen izquierda del Bermejo entre los 21º S y los 22º 55' S. Tiempo después, presionados por la invasión de los avá-guaraníes ( y su propio crecimiento demográfico se desplazaron hacia el norte del Bermejo y hacia el sureste de la Región chaqueña.
Su antigua proximidad con el límite de las etnias ándidas les aportó rasgos culturales característicos, como la monogamia, la posesión de territorios por parte de familias (grupos restringidos de parentesco) y una incipiente agricultura con acumulación de excedentes que favoreció relativo sedentarismo.
Hacia inicios de 2005 los wichís habitan principalmente en el este del Departamento de Tarija, en Bolivia y en el Chaco salteño (en el noreste de la provincia argentina de Salta). Existen además asentamientos en el oeste de las provincias argentinas de Formosa, Chaco y en el extremo noroeste de Santiago del Estero y es posible que haya algunos en el extremo sudoeste del Chaco Boreal en el Paraguay, pero no fueron registrados por los últimos censos.
Origen
Muchos antropólogos les atribuyen origen patagónico (pámpidos) aunque con indudables influjos y aportes amazónidos y ándidos lo cual se ve reflejado en sus tallas: sus estaturas son generalmente menores que las de otras etnias chaquenses de la familia pámpida.
Idioma
Su lengua forma parte de la familia lingüística mataco-guaycurú, subfamilia mataco-mataguayo. Este grupo incluye a otras etnias: chorote, maká, chulupí, mataguayo y vejoce. En cuanto a éstos últimos su filiación con los wichís actuales (hacia 2006) es tan estrecha que se los considera simplemente como una parcialidad étnica.
Tovar señaló en 1961 la existencia de tres dialectos wichís:
- dialecto vejoz (o wehwos): hablado en Embarcación (Salta). Son los wichís del Bermejo (los del Pilcomayo los llaman lokotaj).
- dialecto güisnay (o weenhayey: gente desconocida): hablado en el este de Salta (Mosconi, Tartagal, Misión La Paz) y el oeste de Formosa (Departamento Ramón Lista). Son los wichís del Pilcomayo.[1]
- dialecto noctén (u oktenai): hablado en Bolivia.
El dialecto del Teuco fue señalado por Gerzenstein en 1991 para el área a la vera del río Bermejo o Teuco en Salta (Departamento Rivadavia), Chaco (localidades de Nueva Pompeya, Sauzalito y zonas aledañas), y Formosa (Pozo del Tigre, Las Lomitas, Bazán, Pozo del Mortero, Laguna Yema e Ingeniero Juárez).[2]
Sociedad
Ya en el siglo XVI habían adoptado un sedentarismo casi completo, posediendo paraderos y asentamientos en las orillas de los ríos. Formaban comunidades relacionadas por parentesco; cada una de éstas estaba administrada por un jefe anciano y un consejo comunitario de varones que gobernaba cada aldea (huef o huet). Varias comunidades o grupos parentales formaban parcialidades. Sus viviendas eran chozas (huep) construidas con ramas, teniendo forma de cúpula de 2 a 3 m de diámetro en cada una de las cuales convivían los integrantes de una familia. La familia era generalmente monógama aunque los caciques solían tener más de una mujer. Las familias se agrupaban en bandas u hordas de caza que aceptaban la autoridad de un cacique. Estas bandas, también llamadas tribus, variaban en cantidad de individuos y se desplazaban en busca de lugares con buena caza, pesca y frutos vegetales. Se instalaban por lo general en lugares altos y cerca de los ríos y lagunas.
Cultura
La cultura wichí es una de las culturas del Gran Chaco, con características similares a la de las demás etnias de pueblos originarios por su relación con la naturaleza: el contacto permanente con el monte, el río, los pájaros.[3]
En la etapa de subsistencia del pueblo wichí, los sonidos y cantos de la naturaleza tuvieron un lugar muy destacado en las luchas y en las conquistas. Los cantos y las danzas eran protagonizados por los chamanes y algunas personas con capacidades muy especiales para proteger a los humanos de seres extraños. Vivían así en armonía con la naturaleza como parte de la misma creación. Para la cultura wichí, los sonidos y todo lo que hace ruido está relacionado con la vida. Por eso tienen mucha importancia para la subsistencia de las familias. La pesca, la marisca, la recolección de frutos del monte y las actividades hechas por las manos de las mujeres wichí son actividades que se acompañan por cantos y por sonidos de la naturaleza para alentar o comunicar buenos o malos mensajes. Estas actividades están protegidas según normas establecidas por los integrantes de la comunidad.
El canto, que expresa tristeza, alegría o búsqueda, pertenece a cada clan familiar y es con el mismo que el clan se identifica. Se escuchan a veces cantos de pájaros imitados por personas para atraer y elegir la presa. Se oyen mujeres y varones que entonan melodías cuando un ser querido está enfermo o para conservar en la memoria a personas que fueron importantes por las actividades en las que tuvieron participación. Todo esto es parte de la cultura wichí de la zona, y como toda cultura aborigen, tiene además el recurso de la lengua oral, una riqueza cultural que muchas veces no se refleja en la expresión escrita por ser una lengua ágrafa desde hace muchos siglos. Sin embargo, son un pueblo con capacidad de transmitir, de generación en generación, lo propio de su cultura.
En este sentido, las capacidades de expresión artística constituyen un recurso estratégico para fortalecer y avanzar en la defensa de la identidad de cada wichí y de la pertenencia al clan familiar.
Alimentación
Su agricultura antes del siglo XX apenas superaba el estadio de la horticultura, ya que pese al influjo ándido indicado mantenían (y aún hoy practican) el modo de producción cazador-recolector. Su sustento principal era la caza, la pesca y la recolección. Es así que mientras las mujeres se dedicaban al cultivo de pequeños zapallos, todos en cuanto les fuera posible se dedicaban a la recolección estacional de cocos de palmera (pindó, yatay y caranday), algarroba, porotos cimarrones, tuna, tasi y miel.
Los ciclos de obtención de recursos alimentarios significaron que organizaran su calendario de un modo circular: el inicio de año (okä nek' chum) se celebraba ritualmente en el tiempo que corresponde al mes de agosto, desde ese inicio de año sucedía la estación llamada nawup ("luna de las flores"), luego le seguía desde noviembre la yachup ("luna de las algarrobas"), tras ésta a fines del verano austral venía la estación lup ("luna de las cosechas"), siguiéndole la fwiyeti(up) ("luna de las heladas").Como entre muchos otros pueblos cuyo modo de producción ha sido hasta hace poco principalmente el cazador-recolector la situación ecológica de interdependencia con los animales es tal que los wichís suelen darle el calificativo de "hermanos" a los animales.
Sus utensilios y artefactos eran principalmente de madera (por ejemplo los "palos de labranza" que mantenían alguna semejanza con las llakta de los pueblos ándidos), aunque realizaban obras de cestería, cerámica, piedra pulida y textiles como las yika o bolsas de caraguatá (Bromelia hieronymi) también conocida como chaguar) muy usado para confeccionar sus elegantes morrales y bolsos llamados yiska.
Religión
Su sistema de creencias ha sido incluido por los antropólogos en el animismo y el chamanismo, rendían culto a los seres de la naturaleza y poseían la noción de un ser superior (Tokuah o Tokuaj) que regía al mundo.
Historia
Desde fines de la década de 1870 comenzaron a ser reducidos por el hombre blanco, siendo forzados a trabajar en la recolección de algodón, la zafra de la caña de azúcar o a desempeñarse en obrajes forestales como hacheros. En 1915 llegaron misioneros ingleses que los convirtieron al anglicanismo: tales pastores se retiraron en 1982 durante la Guerra del Atlántico Sur, lo que permitió a los wichís recuperar varios de sus rasgos culturales previos y organizarse como comunidad, de modo que en 1986 oficialmente se admitió el bilingüismo en las escuelas de la región que habitan. Durante el siglo XX sus condiciones de vida han sido casi las de la indigencia, subsistiendo con el cultivo de pequeñas parcelas, la recolección, caza y pesca de los degradados recursos chaqueños, o la venta de artesanías de gran valor artístico y técnico (los varones realizan tallas en madera de guayacán, las mujeres producen tejidos de caraguatá -o chaguar- y pequeñas cerámicas). Como los integrantes de otras etnias indígenas argentinas, los wichí se han acriollado en gran medida y muchos de sus integrantes han migrado a zonas urbanas en donde suelen estar ubicados en las barriadas humildes. Muchos de los wichís han sido convertidos al protestantismo de los grupos llamados evangelistas, pentecostales y bautistas.
Técnicas artesanales
El Chaguar
El chaguar (Bromelia hieronymi, Bromelia serra) es una planta alimenticia y textil que puede encontrarse en todo el chaco salteño, y cuya fibra ha sido utilizada desde tiempos inmemoriales por los Wichí. Está en el corazón de su identidad cultural.[4]
El chaguar es una actividad netamente femenina. Las mujeres, en pequeños grupos, salen al monte a cosechar, ellas desfibran la hoja, ellas hilan, tiñen y tejen. Las wichís conocen bien los lugares donde encontrarán chaguar. De cada chaguaral solo eligen aquellas plantas que tienen el tamaño y la calidad requerida. Eligen las hojas, sacan las espinas, y las pelan, separando las fibras de la parte externa. Luego la fibra es limpiada machacandola, raspándola y remojándola en agua una y otra vez. Cuando está limpia se la seca al sol por uno o dos días. El hilado se hace uniendo varias hebras, torciéndolas con un movimiento veloz de las manos sobre el muslo. Una vez hilada la fibra, y teniendo muchos metros de hilo, se forman ovillos. Se tiñe el hilo, usando diversos tintes (negro, marrón, gris, rojo son los más usuales) preparados en base a plantas del monte. Y finalmente, se hace el tejido.
Las wichís tejen sus yicas en forma de malla apretada trabajándolas con una gruesa aguja de madera, dos palos plantados en el suelo y un hilo tirante entre ellos; sobre éste hace una primera hilada de lazada con la cantidad de mallas necesarias para el tamaño de la yica a confeccionarse. Después hace una segunda vuelta entrecruzando los hilos de tal modo que sin apretar el nudo queda la malla abierta.
Los típicos dibujos que tejen combinando diferentes colores reciben nombres tales como “codos”, “lomo de avestruz”, “caparazón de tortuga”, “cuero de lampalagua”, “frutos de doca”, “dedo de carancho”, “pata de corzuela”, “pata de loro”, “cuero de yarará”, “pata de zorro”, “pecho del pájaro carpintero”.[5]
Las semillas
Las mujeres Wichí fabrican a base de semillas y palitos numerosos trabajos como collares, pulseras, aros, cortinas, yicas, cinturones y adornos. Entretejiendo semillas con fibras de chaguar y adornando con bolitas de barro y conchas. Obtienen diseños muy originales verdaderamente poco vistos.
Las especies de árboles y arbustos de la zona provén las semillas necesarias para hacer numerosos diseños, intercalando tipos y posiciones de semillas y palitos. Las semillas se entraman utilizando hilo de chaguar para enhebrarlas el que confiere gran resistencia al tejido que se forma. Los árboles y plantas de las que se extrae semillas para artesanías:
- Mimosa (Leucaena leucocephala): semilla marrón oscura alargada y plana, es la más utilizada por las Wichí
- Jaboncillo o palo del jabón (Sapindus saponaria): semilla redonda, grande, de color negro opaco; es también muy utilizada.
- La tipa (Tipuana tipu): semilla alargada de color rojizo.
- El tártago (Ricinus communis): semilla grande moteada de varios colores.
- Palo bolilla o palo borracho (Chorisia insignis): se utiliza la espina del tronco.
- La achira o achera (Canna edulis): semilla negra redonda más chica que la del jaboncillo.
- El Guayacán (Caesalpinia paraguariensis): semilla dura color marrón claro, alargada, más gorda que la de la mimosa.
- El algarrobo (Prosopis spp.).
- El Sirari
Amenazas actuales
Los wichí han vivido tradicionalmente de la caza, la pesca y la agricultura básica. Desde el principio del siglo XX, partes significativas de su tierra ancestral han sido ocupadas por foráneos, y lo que antes era pradera se convirtió en desierto debido a la deforestación, la introducción de ganado y más recientemente a la introducción de la soja. En 1998 un estudio, realizado a base de investigaciones de fotos por satélite por un estudiante licenciado de la universidad Clark de Worcester, Massachussetts, mostró que entre 1984 y 1996 un 20% del bosque había desaparecido.
Los wichí se vieron afectados por la recesión de 1999 a 2002, pero su autosuficiencia económica relativa, su aislamiento geográfico y la falta de reconocimiento por parte de las autoridades disminuyó mucho la crisis, que fue restringida a la inflación de precios de ciertos productos que no pueden producir (como azúcar y carne roja, reemplazables por miel salvaje y pescado) y a problemas de suministro de medicinas y asistencia sanitaria.
Durante muchos años los wichís han luchado por obtener títulos legales para la tierra de la que son propietarios, y que constantemente se ve invadida y expoliada por ganaderos no indígenas y agricultores.
Sus reclamaciones territoriales principales están en dos grandes zonas de territorio público al este de Salta, conocidas como Lote 55 (unos 2.800km²) y Lote 14. Según la ley, los derechos de los wichí a esta tierra han sido reconocidos, pero el Gobierno provincial de Salta no ha tomado ninguna medida práctica para aplicarla.
A principios de 2004, el gobierno de Salta decidió retirar el estatus protegido de la Reserva Natural de General Pizarro, una zona de 250km² en el departamento de Anta donde vivían 100 wichí, y vender parte de la tierra a dos empresas privadas, Everest SA y Initium Aferro SA, para deforestarla y plantar soja. Después de meses de quejas, de lucha legal y una campaña patrocinada por Greenpeace, el 29 de septiembre de 2005 (después de una presentación en un programa popular de televisión) un grupo de artistas, actores, músicos, modelos, grupos ecologistas argentinos y representadores wichí lograron una reunión con Alberto Fernández, el jefe de gabinete, Héctor Espina, director de la Administración Nacional de Parques, y Néstor Kirchner, el presidente mismo. El Gobierno nacional prometió discutir el asunto con el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero.
El 14 de octubre de 2005, la Administración Nacional de Parques y el gobierno de Salta firmaron un acuerdo para crear una nueva zona protegida nacional en General Pizarro. Comprimida la reserva a unos 213km², los wichí tendrán el derecho de utilizar sólo 22km² y serán dueños de 8km².
La organización en defensa de los derechos indígenas Survival International desarrolla desde hace años una campaña para conseguir apoyos internacionales para las reivindicaciones de las asociaciones wichí.
Referencias
Enlaces externos
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