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Zapardiel
Zapardiel
Curso seco del río a su paso por Medina del Campo.País que atraviesa España Longitud 103 km Altitud de la fuente 1.183 msnm Altitud de la desembocadura n/d msnm Caudal medio 36 m³ anuales, no hay datos sobre m³/s Superficie de la cuenca 1.445 km² Cuenca hidrográfica n/d Nacimiento n/d Desembocadura Duero Ancho de la desembocadura n/d El Zapardiel es un río español tributario del Duero, de antiguo poblamiento y larga historia; aunque su caudal es escaso y actualmente muy contaminado, al menos en una buena parte de su recorrido, que afecta a las provincias de Ávila (donde nace) y Valladolid (donde muere). Se especula, aunque no hay pruebas al respecto, que el nombre pudiera proceder del hebreo «Tspardelh» que, en castellano, significaría «río de ranas» (el vocablo debió pasar a los musulmanes de la región, que también dieron nombre a Medina del Campo). En castellano viejo el nombre derivaría a Çapardielo y de ahí, perdiéndose la «o» final a la denominación actual. A pesar de su estado actual, Miguel de Cervantes menciona este riachuelo en su obra Viaje del Parnaso, diciendo: «Zapardiel, famoso por su pesca».
Contenido
Datos generales
El río Zapardiel nace en la Laguna de San Martín de las Cabezas (sierra de Ávilla), en el municipio de Parral (Ávila), pasa por Fontiveros, en la provincia de Ávila y, después por Medina del Campo, en la provincia de Valladolid; para desembocar, a una altura de 673 msnm, por la margen izquierda, en el Duero, cerca de Tordesillas.[1] Aunque el Zapardiel nunca ha tenido un caudal permanente, (salvo en invierno), en los últimos años se ha secado prácticamente del todo; es por tanto, lo que se llama un río transitorio (está siempre seco excepto cuando hay grandes descargas torrenciales).
Actualmente está sumamente degradado debido a la escorrentía de nutrientes, pesticidas y herbicidas agrícolas, los vertidos urbanos e industriales, los escombros, la sobreexplotación de acuíferos para regadío, industria o consumo humano de los términos municipales por los que pasa. Tan sólo Medina del Campo y Rueda poseen depuradoras municipales. Este río es uno de los que tienen peor calidad de agua de la zona, con altos grados de mineralización y grandes cantidades de materia orgánica, lo que implica aguas altamente eutrofizadas.[2] En general, el Zapardiel es un triste ejemplo de la destrucción de un río: apenas tiene vegetación o arbolado, salvo algunos pinares y choperas de producción que han sustituido a los bosques tradicionales de ribera, la roturación ha sido desmedida en sus cercanías, a menudo se habilitado caminos justo en sus orillas, han desaparecido las olmedas a causa de la grafiosis y otra serie de infortunios.
La leyenda negra del Zapardiel
De todos modos, es sabido que el Zapardiel siempre ha causado problemas de insalubridad a la "Villa de las Ferias": dice López Ossorio (cronista de la villa en el siglo XVII que a Medina "la baña, o, por mejor decir, la infecta el riachuelo Zapardiel". Unas veces por la ausencia de una corriente (de agua regular que limpie el cauce); y, otras, por culpa de las periódicas avenidas destructivas (documentadas desde 1435): a pesar de su escaso caudal, este "aprendiz de río" sufre, cada cierto tiempo, esas riadas que destruían todo lo que había en la vega; después, el agua se estancaba en zonas de represamiento provocando insalubridad y enfermedades.
Ya en 1490 se encauzó el río para evitar ciénagas y fangos. Las obras no sirvieron de mucho, pues, fue necesario repetetirlas tras las inundaciones de 1591. Pero las avenidas se repetían y, con ellas (o sin ellas), los mortíferos efectos del estancamiento del agua corrompida no dejaban de sentirse. En el siglo XVI las Reales Carnicerías de Medina del Campo (en plena edad dorada de la ciudad) soltaban todos sus desperdicios al río: hablamos de una ciudad que en aquel tiempo tenía 20.000 habitantes y que el edificio en cuestión está en el centro urbano, no a las afueras, podemos hacernos una idea del problema).
Era tan habitual el paludismo, o las fiebres tercianas, que no se les daba importancia; hasta que, en 1788 provocaron 252 muertes (una cifra muy superior a la de nacimientos). Ese mismo año la crecida fue tal, que la plaza mayor se convirtió en una laguna, y sólo se salvaron las viviendas del cerro de La Mota (ya prácticamente abandonado). Algo parecido ocurrió en 1956, cuando muchas calles de la villa se anegaron. La última gran avenida del río tuvo lugar en diciembre de 1997: aunque el caudal no llegó a salirse de madre, la Villa estuvo toda una noche en vela y alerta.
La escasez de caudal se debe, en parte, al carácter semiendorreico de muchas zonas de la campiña. Por eso, lagunas de la tierra eran abundantes, de una importancia biológica incalculable, pero, intermitentes, descuidadas o convertidas en vertederos y, algunas de ellas, dentro del propio casco urbano, eran poco saludables, y los médicos medinenses dieron cuenta de ello en numerosas peticiones al consitorio.[3] El desecado y terraplenado de esos, llamados "lavajos" es muy antiguo (desde el siglo XVI), pero aún hoy, en el siglo XXI siguen las quejas sobre los malos olores que desprenden los que quedan. A principios del siglo XX, cuando Medina estaba mucho más deprimida que en su época de esplendor leemos este documento:[4]
"Medina del Campo, ciudad de seis mil habitantes, nunca ha tenido agua limpia hasta que, por casualidad, se ha acertado hace poco con un pozo artesiano. Fue en sus tiempos la primera ciudad de Castilla y hoy es poco más que una aldea..." (Julio Senador Gómez, Castilla en Escombros, página 128)Y es en 1925 cuando se hace la primera obra exitosa del encauzamiento del río, renovada en el siglo XXI, ya que el ayuntamiento de Medina del Campo, inscrito en la Agenda Local 21 (que, como se sabe, pone especial énfasis en la calidad de vida de los ciudadanos y el ambiente natural) entre sus actuaciones, destaca una controvertida obra para encauzar el Zapardiel a su paso por la ciudad (por valor de 2.523.000 €) y la construcción una Depuradora de aguas que evita que los residuos urbanos viertan en el río directamente. Sin embargo, la ausencia de agua en el cauce impide su natural recuperación. Aún es pronto para juzgar la eficacia de estas y otras iniciativas.
Lo cierto es que Medina del Campo y las localidades por las que discurre el río Zapardiel no son las víctimas de su contaminación, sino sus causantes. De hecho, unos 15 km aguas abajo, cuando este sufrido afluente llega a la localidad de Torrecilla del Valle, comienza a tener aguas, no claras, pero sí más limpias (aunque siguen estando eutrofizadas). A partir de la citada localidad (pedanía de Rueda), de escasos habitantes, toda la margen izquierda del río ha sido declarada zona de especial protección para las aves (Z.E.P.A.),[5] con la denominación La Nava-Rueda; y a partir de otra pedanía, Foncastín, también se incluye la margen derecha.
La mayor parte de esta ZEPA vallisoletana es una llanura cerealista con suaves ondulaciones y escarpes debidos a las terrazas cuaternarias del río Duero. Pero un 30% de la misma lo constituyen hábitats de interés, sobre todo de agua dulce y matorral esclerófilo. En la parte del término municipal de Rueda también abundan, lógicamente, las explotaciones vitivinícolas (Denominación de Origen Rueda), sobre todo en los terrenos más pobres de las terrazas fluviales que quedan al margen de la ZEPA. También abarca una importante superficie de pinar en muy buen estado y de gran valor biológico (llamado Pinar de la Nava), y un reducido alcornocal (el único de la provincia) en Foncastín. En torno al Zapardiel hay bosques de ribera y densos carrizales, sobre todo en el represamiento de Foncastín.
- Además de la especie principal, la Avutarda (con casi 100 ejemplares), la avifauna más significativa es esteparia: rapaces como el Cernícalo primilla (Falco naumanni) y el Milano real (Milvus milvus, prácticamente han desaparecido los ejemplares nidificantes, aunque hay muchos de invernada). El Sisón (Tetrax tetrax) y la Ganga común (Pterocles alchata) apenas se reducen a una decena de ejemplares. También son muy escasos el Alcaraván (Burhinus oedicnemus) y la Carraca (Coracias garrulus), pero las Calandrias (Melanocorypha calandra) son abundantes en invierno.
- Hay especies de bosque en el Pinar de la Nava, con alguna colonia de Milano negro (Milvus migrans); varias Lechuzas campestres (Asio flammeus), Chotacabras grises (Caprimulgus europaeus), etc.
- En el represamiento de Foncastín, en los carrizales y en los bosques de ribera del río Zapardiel no se descarta la presencia nidificante de Ciguñuelas (Himantopus himantopus) y Martines pescadores (Alcedo atthis) y, en migración e invernada, Avetorillos (Ixobrychus minutus) y Esmerejones (Falco columbarius).
En general, la cercanía del espacio natural protegido Riberas de Castronuño favorece la presencia de numerosas aves de paso, incluyendo Gavilanes, Águilas reales, Ortegas, y muchas especies ripícolas (anátidas, zancudas...).
NOTA: Téngase en cuenta que la protección de la ZEPA no abarca a las especies cinegéticas, también de gran importancia ecológica: perdices, liebres, zorros, conejos, palomas, becadas, tórtolas...
- Se puede obtener información especializada en La ZEPA "La Nava-Rueda" en PDF
Véase también
- Medina del Campo
- Agenda 21
- Río Duero
Referencias
- ↑ Confederación Hidrográfica del Duero (1996). Red hidrológica de la cuenca del Duero. Ministerio de Medio Ambiente. NIPO 171-96-001-4 Depósito Legal: VA-712-1996.
- ↑ SANZ-ZUASTI, Joaquín; FERNANDEZ GUTIÉRREZ, Jesús y SÁNCHEZ, Carlos (2000). Paisaje natural entre campiñas y pinares. Comarca Sur de Valladolid. Carlos Sánchez Editor - Asociación para el Desarrollo Rural "Ruta del Mudéjar". Depósito Legal M-40572-2000.
- ↑ POBLACIÓN FERNÁNDEZ, Antonio (1851). Topografía médica y enfermedad reinante en la villa de Medina del Campo precedida de una reseña histórica de la misma.. Valladolid. 40 páginas.
- ↑ MORALEJA PINILLA, Gerardo (1942). Historia de Medina del Campo. Manuel Mateo Fernández. Depósito Legal: VA-671-1971.
- ↑ SANZ-ZUASTI, Joaquín; ARRANZ SANZ, José Ángel; MOLINA GARCÍA, Ignacio y SÁNCEZ, Carlos (2004). La red de zonas de especial protección para las aves (ZEPA) de Castilla y León. Náyade Producciones para la Junta de Castilla y León. ISBN 84-9718-227-8 páginas: 290-293.
- GARCÍA-AMILIBIA, Alonso; ESCUDERO BARBERO, Rosario; FERNÁNDEZ DELGADO, José Manuel; FERNÁNDEZ PÉREZ, Luis; HERREROS ESPINOSA, José Ignacio y TEJERO DE LA CUESTA, José María (1990). Mapa Hidrológico de Castilla y León. Junta de Castilla y León. Depósito Legal: M-18321.
- Gómez Izquierdo, Agustín (2000). Introducción a la historia de Zapardiel de la Cañada. Inédito.
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