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Azua
Azua Provincia de la República Dominicana
Azua en la República DominicanaCapital Azua • Coordenadas 18°27'0"N, 70°44'0"O Entidad Provincia • País República Dominicana Congresistas 1 Senador, 4 Diputados Subdivisiones 10 Municipios
22 Distritos MunicipalesCreación 1844 Superficie Puesto 5.º • Total 2.531,77 km²[1] Población Puesto 12.º • Total 208,857 hab. (2002)[2] • Densidad 82,5 hab/km² Huso horario UTC-4 ISO 3166-2 DO-02 Azua es una de las 31 provincias de la República Dominicana, en la Región Suroeste del país. Limita al noroeste con San Juan, al oeste con Baoruco, al suroeste con Barahona, al sur con el Mar Caribe, al noreste con La Vega, al este con San José de Ocoa y al sureste con Peravia.
Contenido
Datos Generales
La provincia de Azua está formada por una llanura litoral que acaba en una bahía con forma de herradura (Bahía de Ocoa), en el Mar Caribe; cercada por relieves montañosos pertenecientes a la Cordillera Central y a la Sierra de Martín García, donde se alzan picos como el monte Culo de Maco, el monte Tina y el monte Bué, que alcanzan los 2.189, 2.186 y 1.340 m, respectivamente. En su territorio encontramos el Parque Nacional José del Carmen Ramírez, el Parque Nacional Sierra de Martín García y la zona protegida de Valle Nuevo.
La capital de la provincia es la ciudad de Azua de Compostela, un importante centro urbano del suroeste dominicano. Su economía es básicamente agrícola, a pesar de que su población urbana ronda el 60%. Las plantaciones de tabaco y plátanos son el fuerte de su economía. La pesca es muy importante también, así como la industria lechera que se ha visto reforzada con el establecimiento del Proyecto Ysura.
En su Puerto Viejo se descarga la mayor parte del gas licuado de petroleo (GLP) que entra al país, el cual es almacenado en las instalaciones que se encuentran en la sección de Los Negros.
La Provincia de Azua fue constituida como tal en el año 1844 como una de las cinco provincias en que se dividió el territorio nacional al momento de la independencia, estando su jurisdicción territorial integrado por las comunes de San Juan de la Maguana, Las Matas de Farfán, Neiba, Las Caobas, Hincha, Bánica, San Miguel de la Atalaya y San Rafael. Ocupaba todo lo que hoy es la Región Suroeste del país y parte de las actuales provincias Peravia y San José de Ocoa.
A Azua le correspondieron, hasta el Convenio Fronterizo de 1929 entre la República Dominicana y Haití, cuatro comunes que luego pasaron a ser dependencia haitiana: estas son: Las Caobas, Hincha, San Miguel de la Atalaya y San Rafael.
División administrativa
La provincia Azua tiene una superficie total de 2.531,77 km². Está dividida en 10 municipios y 22 distritos municipales.[3]
Los municipios y distritos municipales (D.M.) son:
- Azua de Compostela, municipio cabecera
- Barreras (D.M.)
- Barro Arriba (D.M.)
- Clavellina (D.M.)
- Emma Balaguer viuda Vallejo (D.M.)
- Las Barías-La Estancia (D.M.)
- Las Lomas (D.M.)
- Los Jovillos (D.M.)
- Puerto Viejo (D.M.)
- Estebanía
- Guayabal
- Las Charcas
- Hatillo (D.M.)
- Palmar de Ocoa
- Las Yayas de Viajama
- Hato Nuevo-Cortés (D.M.)
- Villarpando (D.M.)
- Padre Las Casas
- La Siembra (D.M.)
- Las Lagunas (D.M.)
- Los Fríos (D.M.)
- Peralta
- Pueblo Viejo
- El Rosario (D.M.)
- Sabana Yegua
- Ganadero (D.M.)
- Proyecto 2-C (D.M.)
- Proyecto 4 (D.M.)
- Tábara Arriba
- Amiama Gómez (D.M.)
- Los Toros (D.M.)
- Tábara Abajo (D.M.)
Historia
A la llegada de los españoles a la isla de Santo Domingo, Azua era un nitainato perteneciente al Cacicazgo de Maguana (uno de los cinco reinos en los cuales estaba dividida la isla) gobernado por el nitaino Cuyocagua y bajo la jurisdicción del Cacique Caonabo.
La villa española de Compostela de Azua, llamada en la actualidad Azua de Compostela, fue fundada en 1504 por el adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, quien sería posteriormente el conquistador de Cuba, durante el gobierno de Don Nicolás de Ovando, cerca de una heredad perteneciente a Don Pedro Gallego, español radicado en la zona cercana al nitainato, procedente de la ciudad de Santiago de Compostela, en la región de Galicia. Este hacendado recibió en su casa a Diego Velázquez de Cuéllar y a su comitiva en su marcha hacia el sur de la isla, cuando se disponían a visitar el Cacicazgo de Jaragua, gobernado por la reina Anacaona.
Por Real Cédula de 7 de diciembre de 1508, dada en Sevilla por el rey Fernando El Católico, a la Villa de Compostela de Azua se le otorga su escudo heráldico, tras haber prosperado la propuesta de los procuradores Diego de Nicuesa y el bachiller Antonio Serrano, y con el apoyo incondicional del gobernador Nicolás de Ovando.
El primer escribano del cabildo de Azua fue, de 1504 a 1511, Don Hernán Cortés, el célebre conquistador de México.
La primera iglesia fue construida entre 1511 y 1514, por órdenes del fraile García de Padilla, primer obispo de Santo Domingo. Esta iglesia, que originariamente se construyó con tablas de palma cana, fue sustituida por una segunda, saqueada y destruida por una partida de corsarios de los tantos que desembarcaban en los puertos cercanos a la ciudad. Una tercera iglesia, en 1666, hecha de madera, ardió tras otro ataque corsario, en 1677. La iglesia de piedra construida tres años después del incendio de la ciudad sucumbió con el terremoto de 1751.
Azua es la cabecera más antigua de las provincias sureñas y una de las primeras ciudades fundadas en el Nuevo Mundo.
Se convirtió rápidamente en un centro urbano importante en la isla, tanto por su puerto como por ser el paso obligado entre los poblados del Suroeste y la ciudad de Santo Domingo. Pero el 16 de octubre de 1751, la primitiva ciudad de casas de pieda quedó sepultada por un terremoto que provocó la entrada del mar al poblado. La ciudad tuvo que ser trasladada unos ocho kilómetros más al norte, para situarla a orillas del Río Vía, en terrenos que fueran donados por la familia de Don Gregorio Díaz y de la señora Luisa Guerrero.
El Periodo Republicano
Azua y la Primera República
La experiencia republicana de nuestro país comienza el 1 de diciembre de 1821 con la proclamación del Estado Independiente del Haití Español, culminando así los años de dependencia de la parte este de la isla del gobierno español.
Poco menos de tres meses después de la proclamada independencia se inicia la llamada ocupación haitiana, que en realidad no fue otra cosa que la respuesta dada por Boyer al llamamiento hecho por muchos cabildos y decenas de líderes políticos dominicanos, que no reconocieron el gobierno de la recién fundada república por José Núñez de Cáceres, a las autoridades haitianas para que tomaran el control de la ex colonia. Esos mismos políticos que no se adhirieron a la proclama independentista de la capital tampoco deseaban convertirse nuevamente en colonia española y mucho menos pertenecer, como antes del período de la España Boba, a Francia.
El ejército haitiano, al frente del cual se encontraba el propio presidente Boyer, entró pacíficamente a la parte Este de la isla, vitoreado en algunas ciudades. El 9 de marzo de 1822, Boyer recibe las llaves de la ciudad de Santo Domingo de manos de quien hasta entonces había ostentado la primera magistratura del fracasado estado, José Núñez de Cáceres. Desde entonces pasamos a formar parte de la República de Haití.
Azua fue de las primeras ciudades del Este de la isla en proclamar su adhesión a Haití luego de las proclamas de Montecristi, Puerto Plata y todas las ciudades fronterizas. El alcalde Báez se encargó de las negociaciones.
El final del período haitiano llega con la proclamación de la separación de Haití, el 27 de febrero de 1844. El movimiento separatista dominicano, alentado por Juan Pablo Duarte, encontró una rendija por la cual colarse en medio del movimiento reformista haitiano, liderado por Charles Herard, que consiguió derrocar al presidente Boyer y colocar a Herard en su lugar.
La salida de Duarte al exilio, tras el desvelamiento de la conjura, hizo apresurar los planes para la definitiva proclamación de independencia dominicana. Se pactó con el sector conservador, y es Francisco del Rosario Sánchez quien valientemente se enzarza en la finalización del entramado y funda la República Dominicana, después de escucharse, esa noche del 27 de febrero, un disparo de trabuco dado por Matías Ramón Mella en la Puerta de la Misericordia que anunciaba el final de la época haitiana.
De inmediato Azua, que políticamente estaba comprometida con el golpe con varios dirigentes separatista en su seno, se prepara para la lucha. Los conflictos políticos entre los conjurados azuciños, entre los que se encontraban Nicolás Mañón, Vicente Noble y Matías de Vargas, con el representante de Azua a las Cortes Haitianas, Buenaventura Báez, perteneciente a la facción afrancesada, se agudizaron con la negativa de éste a entregar a los insurrectos la plaza. Finalmente, viendo Báez la magnitud del movimiento, no tuvo más remedio que adherirse a la causa.
El reclutamiento de milicianos en todos los poblados cercanos a Azua no se hizo esperar. El capitán Francisco Soñé se encargó de la formación de un regimiento de azuanos entrenado en su propia finca de Las Yayitas en las más básicas cuestiones del arte de la guerra. Antonio Duvergé, con el grado de coronel, llegó a la ciudad de Compostela de Azua a comandar las tropas del Sur, mientras Pedro Santana se apresuraba hacia la región con las tropas reclutadas en el Este.
El 4 de marzo, la Junta Central Gubernativa (gobierno provisional que se había constituido tras la proclama separatista), decretó la movilización de los regimientos 31 y 32 de la Guardia Nacional, con asiento en Santo Domingo, comandados por Manuel Mora y Feliciano Martínez, y su inmediata presencia, vía marítima, en Azua, donde se necesitaba engrosar el frente para la inminente ofensiva que vendría desde Haití.
Fernado Araujo llegó a la ciudad de Azua con un regimento de soldados provenientes de San Cristóbal y los poblados circundantes. Manuel de Regla Mota y José María Cabral comandaban las fuerzas destacadas de Baní. Desde Neyba habían llegado ya las tropas de Fernando Taveras, quien no participó en la lucha del 19 de marzo por estar gravemente herido, y que comanadaba Vicente Noble.
La organización del Ejército estuvo a cargo de Antonio Duvergé, apoyado por Francisco Soñé. El día 18 de marzo llegan con Santana las tropas del Este; y ese mismo día tiene lugar la refriega entre las tropas dominicanas al mando de Luis Álvares y los haitianos de Herard en el paso del Río Jura. El 19 se inicia la lucha, que fue ganada por los dominicanos y que se recuerda como la más gloriosa de las batallas de la vida independiente de la República Dominicana.
La inestabilidad política caracterizó los primeros años de la República. Las guerras independentistas se sucediron hasta 1856, y Azua fue siempre escenario glorioso de la lucha por la dominicanidad. En abril de 1844 tuvo lugar la Batalla de Tortuguero, primer conflicto naval sostenido por el naciente Estado y que tuvo lugar en el Puerto de Tortuguero, en la Bahía de Ocoa, donde Maggiolo se llevó la gloria venciendo a los navíos haitianos.
Luego, las batallas de El Número, El Memizo y todas las que se escenificaron en la Segunda, Tercera y Cuarta Campañas de la Independencia, por la Vía del Sur, han hecho de Azua el paladín indiscutible de la nación dominicana.
Azua y la vuelta a España
En 1861, tras un largo período de negociaciones, finalmente Pedro Santana consigue que la corona española anexa la República Dominicana. Isabel II, monarca de aquella nación, favoreció la empresa, no sin contar con innumerables vacilaciones por parte de colaboradores del reino que no veían futuro en el regalo que le hacían nuevamente los dominicanos.
En Azua, las voces contrarias a la anexión se escucharon de inmediato, y no más de uno padeció las persecuciones de los esbirros de Santana. El 3 de febrero de 1863 surge en Neiba, para entonces un poblado perteneciente a la Provincia de Azua, un movimiento armado, con un grupo de unos cincuenta hombres. A la cabeza estaba el comandante Cayetano Velásquez, quien pronunció a Neyba y encerró a Domingo Lozada, comandante de armas de la plaza y opuesto al pronunciamiento de los patriotas.
La Restauración fue proclamada en el Cibao, en 1863. De inmediato empezó la lucha armada y la Región Sur se apresuró a apoyar el levantamiento del Norte. Los azucianos participaron activamente en los conflictos bélicos que se desarrollaron por la Vía del Sur, y nuevamente Azua vuelve a ser glorioso.
Azua y la Tercera República
Uno de los hechos más importante ocurrido en tierras azuanas a lo largo de la Tercera República fue el memorable Desembarco de Playa Caracoles, el 3 de febrero de 1973, dirigido por el ex presidente de la República, Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien junto a un grupo de guerrilleros entre los que se encontraban Ramón Euclides Holguín Marte, Hamlet Hermann Pérez, Mario Nelson Galán Durán, Claudio Caamaño Grullón, Juan Ramón Payero Ulloa, Toribio Peña Jáquez, Heberto Lalane y Alfredo Pérez Vargas.
El movimiento guerrillero preparó dicha ofensiva con el fin de lograr que el pueblo se sublevara en contra del régimen del presidente Joaquín Balaguer. Sin embargo, el Ejército Nacional pudo con los querrilleros y evito la sublevación dando muerte a la mayoría de lo conjurados, entre ellos a Caamaño.
La Industria Azucarera
La producción de azúcar en Azua comenzó en los primeros años de la colonia, llegando a contar esta ciudad con algunos de los más importantes ingenios de toda la isla, como lo fue el ingenio de Jácome de Castellón. Y así hasta reunir una media docena de importantes ingenios, que utilizaban, en los primeros años, mano de obra indígena.
Pero este tipo de industria mermó y dio paso a otro tipo de economía hasta que, a principios del siglo XX, volviera a resurgir en Azua esa historia azucarera. Comenzaron a funcionar el ingenio azucarero El Ocoa y el Central Ansonia, ambos propiedad norteamericana. Luego, entre 1919 y comienzos de los años 20 comienza a operar el Central Azuano, propiedad de la familia Viccini.
La presencia norteamericana continúa esta vez con la perforación de los pozos de petróleo, primero en la comunidad de Higüerito y luego en Maleno, donde la compañía Seaboard inicia las perforaciones.
Con la llegada de inmigrantes de Italia y del antiguo Imperio Otomano, principalmente libaneses, Azua inicia su época de oro en el área comercial, pues los señores Rocco Capano, Nicolás Maria Ciccone, Teofilo J. Risk y otros, se establecen con grandes negocios cuya actividad trasciende las fronteras azuanas.
Azua la Atenas dominicana
Azua es el resumen de las expresiones artísticas y culturales de mayor trascendencia a nivel nacional. Por eso se ha ganado el merecido título de "la Atenas dominicana". Los nombres de sus hombres de letras se pierden en los albores de la historia, y es muy popular el dicho, generalizado en el país, de que en Azua, al levantar una piedra, es más que seguro que descubras a un poeta.
Entre los nombres más destacados en la historiografía azuana encontramos los de Hector Viriato Noboa, laureado poeta que, sin embargo, vio el final de su vida muy prontamente. Noboa fue, en 1925, el fundador de la Sociedad Cultural Athene, una de las sociedades filantrópicas más antiguas de la República Dominicana que aún se conservan vivas.
Con una amplia bibliografía a sus espaldas encontramos a Miguel Ángel Garrido, una de las plumas más finas de nuestra nación. De igual modo, la figura de Héctor J. Díaz, el más internacional de los poetas azuanos, autor del desgarrador poema "Lo que quiero", que no es recitado en cualquier rincón del país sin que te encuentres a otro que continúe con la estrofa siguiente. Uno de las voces más recordadas de la emisora estatal La Voz Dominicana, y detractor del régimen trujillista que vino a encontrar su muerte en el crudo invierno neoyorquino, tras una vida azaroza, como la que muchas veces acompaña a los grandes.
Renato de Soto, Heriberto García y otros tantos azuanos se destacan en el altar de los gigantes de las letras.
Pero su título de "Cuna de la Cultura" dominicana no le viene sólo dada por los azuanos que ha parido su propio seno, sino también por otros azuanoss; los que esta tierra ha adoptado. Entre ellos están el gran humanista Eugenio María de Hostos, que realizó una gran labor educativa en todo el país, y Azua fue uno de los pueblos modelos del movimiento hostosiano. Nicolás Ureña de Mendoza, padre de la insigne educadora y poetísa dominicana Salomé Ureña de Henriquez, fue preceptor de la primera escuela oficial de Azua de la época republicana, en 1847. Muy cercano a los pronunciamientos baecistas, ejerció como periodista y afamado abogado. Tiene el mérito de haber introducido el colorido costumbrista en la poesía dominicana.
Bartolomé Olegario Pérez es otro de esos grandes hombres. Poeta prolífico que dejó un gran legado en su amada Azua. Calles y centros escolares recuerdan su nombre a lo largo y ancho de la provincia.
Pero el artista azuano más importante de todos los tiempos, nacido de las entrañas mismas de este pueblo, es, sin duda alguna, el magnífico músico Pablo Claudio, compositor de la primera ópera americana. Tambien se destacan el grupo de baile internacional los Danzarines .
Azuanos y azuanas
Entre los nombres de azuanos destacados encontramos al Dr. Simón Striddels, consagrado medico de origen curazoleño que vino a vivir a esta ciudad durante el gobierno del presidente Ulises Heureaux y al que la generación de la época recuerda con el nombre de "Papá Mon". Los Dres. Armando Aybar y Buenaventura Báez Satín, azuanos ambos de nacimiento, pertenecientes a dos de los apellidos más antiguos y distintivos de la estirpe azuana.
El Dr. Arístides Estrada Torres ejerció ampliamente la medicina social. Gran investigador antropológico en cuyo honor el Museo Municipal lleva su nombre. El Dr. Gregorio Solano un capitaleño del que Azua se adueñó por adopción. Del Dr. Rafael Antonio Cabral Pérez, por su parte, médico azuciño que también ha ejercido la medicina social, dicen que a las personas a quienes les ha cobrado una consulta, paradójicamente, se le puede llamar dichosas.
Referencias
- ↑ Listado de Códigos de Provincias, Municipio y Distritos Municipales, Oficina Nacional de Estadistica
- ↑ Censo 2002 de Población y Vivienda, Oficina Nacional de Estadistica
- ↑ Listado de Codigos de Provincias, Municipios y Distritos Municipales, Oficina Nacional de Estadistica
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