- Sitio del Callao de 1838
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Sitio del Callao Parte de Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y el Ejército Unido Restaurador
Fotografía del Castillo del Real Felipe - CallaoFecha agosto - noviembre de 1838 Lugar Callao, Perú Resultado Victoria Confederada, levantamiento del sitio. Retirada Estrategica de Bulnes a Huacho. Beligerantes
Confederación Perú-Boliviana
Ejército Unido RestauradorComandantes Luis José de Orbegoso
Domingo NietoJosé María de la Cruz
Carlos García del PostigoFuerzas en combate Defensas del Callao
- Ejército Restaurador:
2.000 aprox. - Fuerza naval:[3]
1 Corbeta
1 Goleta
2 Bergantines
Juan Fernández · Paucarpata · Captura de la Peruviana - Frente Argentino · Islay · Captura de la Confederación · Captura de la Socabaya · Guías · Callao · Matucana · Captura del Arequipeño · Captura de la Saldivar y el San Antonio · Puente de Llaclla · Buin · Casma · YungaySitio del Callao de 1838, tras el combate de Guías y la ocupación de Lima por el ejército restaurador al mando del general Manuel Bulnes, habíanse retirado a la fortaleza del Callao 700 hombres del batallón Ayacucho dirigidos por los generales Luis José de Orbegoso y Domingo Nieto los que unidos a la guarnición del Real Felipe, compuesta por 500 soldados al mando del coronel Manuel Guarda llegaron a sumar 1.200 defensores a los que el ejército restaurador mandado por el general José María de la Cruz puso sitio entre agosto y noviembre de 1838, a estas fuerzas se unía el bloqueo maritimo dirigido por el almirante Carlos García del Postigo, marino chileno que había servido anteriormente en la escuadra peruana de Felipe Santiago Salaverry. Si bien los antiguos cañones del Callao habían sido vendidos a comisionados españoles carlistas por el gobierno de Salaverry la fortaleza aun contaba con artillería suficiente para oponer una seria defensa lo que unido al escazo poder de los cañones de campaña de la época que portaba el ejército chileno, bastaba para rechazar un asalto directo de las tropas restauradoras.[4] Al haber el ejército sitiador acampado en una zona pantanosa e insalubre las bajas por enfermedad eran numerosas lo que unido a las constantes salidas de la guarnición al mando de Guarda dificultaban un asedio eficaz.[5]
El sitio del Callao por los chilenos, del cual fuimos testigos, no fue ni siquiera en parte tan severo como el de los patriotas. La escuadra era demasiado débil y el ejército, reducido. Desde el mar, cañoneras chilenas comandadas por ingleses atacaban al Callao sólo de noche; siempre después de medianoche contemplábamos el conmovedor espectáculo de las numerosas balas incandescentes cruzando la oscuridad(...) Los combates de caballería de los puestos de avanzada y las salidas de los sitiados eran cosa menuda, los sitiadores no pensaban en tomar la Fortaleza por asalto ya que para ello hubieran tenido que reunir todo su ejército.
Relato del naturalista y viajero suizo Johann Jakob von Tschudi.[6]Por otra parte el coronel Manuel Guarda, al que le historiador chileno Encina califica de enérgico, no se contentaba con hostigar a los sitiadores por tierra y habiendo quedado la guarnición imposibilitada de disparar sus cañones sobre los buques chilenos por amenaza directa de las de los buques extranjeros de abrir fuego sobre ellos si sus naves eran dañadas en el tiroteo, no desperdició oportunidad alguna para atacarles con cuantos medios estuvieran a su alcance, el mismo von Tschudi refiere un episodio del que fue testigo mientras se encontraba a bordo del mercante neutral Edmond.
Esta categórica declaración tuvo efecto y la guarnición se vio precisada a soportar con impotente indignación los ataques desde el mar. Pocos días después de aquel incidente, los peruanos tuvieron ocasión de vengarse. El almirante chileno envió a su ayudante con siete marineros a bordo de nuestro barco para comprar zapatos. La guarnición del fuerte observó esto y armó una chalupa con 25 hombres la cual, cubierta por los otros barcos mercantes se acercó al nuestro. El ayudante del almirante, informado del peligro, a pesar de que le aconsejamos lo contrario, saltó al bote para huir. Era demasiado tarde: en ese momento, apareció la chalupa enemiga por detrás de la proa del Edmond y disparó una descarga completa desde apenas seis pasos de distancia. Cinco marineros cayeron al mar, muertos o heridos; los otros tres tomados prisioneros, entre ellos el oficial herido por dos balas. Logramos salvar a uno de los marineros, lanzándole una soga y cubriéndolo con la bandera francesa. Desgraciadamente, los peruanos no tenían escuadra, ya que los chilenos les habían quitado por ignominiosa traición en tiempo de paz varios barcos de guerra...[7]Por aquel entonces el general Cruz ya había manifestado a Bulnes la imposibilidad de bloquear completamente a los castillos del puerto señalándole que "sería mejor emplear nuestras fuerzas de otro modo más útil".[8] Tras fracasar toda posible negocación y no teniendo los sitiados la intención de capitular el ejército restaurador levantó el sitio abandonando Lima con dirección a Huacho el 15 de noviembre ante el avance del ejército de Andrés de Santa Cruz. El 20 de enero del año siguiente ambos ejércitos chocarían en Yungay. Una vez en la capital el protector otorgó a los defensores del Callao condecoraciones y premios disponiendo también que les fuera otorgada una medalla con la inscripción "Lealtad y Gloria" la cual tendría grabado un castillo sobre el que ondearía un pabellón rojo como símbolo de la Confederación,[9] sin embargo tras la derrota de Santa Cruz y la caida de la confederación estas disposiciones serían anuladas siendo los oficiales peruanos que le apoyaron dados de baja del nuevo ejército peruano. Por su parte el historiador chileno Gonzalo Bulnes señala que "Aunque el cuadro de las privaciones de la división sitiadora, no pasará a la historia adornado con el brillante colorido de Buin o de Yungai, la entereza con que soportó sus sufrimientos i su enerjía, serán siempre dignos de recuerdo."[10]
Contenido
El Sitio
Dentro de las fortalezas de este puerto hay cerca de mil doscientos soldados con Orbegoso y otros derrotados de Portadas de Guías. Bulnes vuelve a ofrecer la paz; mas Orbegoso pone por condición que se le instale como Presidente en reemplazo de Agustín Gamarra, el aliado de Chile.
El general cruz es enviado entonces a sitiar la plaza, mientras el almirante postigo la bloquea por mar. Aquel sitio abruma de pesadumbre a la tropa. Sobre el cansancio de una incesante vigilancia, caen las enfermedades que la acosan. Durante este sitio presta enormes servicios Candelaria Pérez, chilena avecinada en El Callao. Cura a los heridos y enfermos y sirve de guía a las columnas que de noche se acercan a los muros de las fortalezas. A cuyos defensores reta a salir a campo raso. El Congreso le concede más tarde el rango de sargento de ejército.
Las Escuadras de Francia e Inglaterra
El bloqueo resulta infructuoso,los sitiados se sostienen por la protección decidida de los extranjeros, todos amigos de Santa Cruz. Las escuadras de Francia e Inglaterra suministran a Orbegoso cuanto necesita, conforme a un plan de hostilidades a Chile, en que es una de las mayores contrariedades y peligrosos que rodean a Bulnes en Lima. Las misma actitud tiene los demás representantes extranjeros.
Con motivo de un incidente mínimo, el ministro inglés exige en términos insolentes una reparación instantánea y como Bulnes rechaza tal humillación, el almirante inglés ordena atacar dos de sus poderosas naves a los costados de la corbeta Libertad, que comanda por Carlos García del Postigo, ordenándole que no mueva ninguno de los buques chilenos hasta que no se dé la reparación exigida. Por su parte, el ministro de Estados Unidos apoya esa petición Británica.
“Manuel Bulnes, dominado por una irritación que desbordaba de su espíritu, hizo presente al ministro inglés que había hecho venir a Postigo y le había exigido, invocando sus sentimientos de caballero y de soldado, que no soportaría por más tiempo la afrenta que le imponía la escuadra inglesa; que le había ordenado moverse al día siguiente con sus buques y en caso de encontrar oposición, resistir la ofensa, primero con sus cañones y después, si era necesario con su Santa Bárbara”. El ministro inglés, que conocía el arrojo temerario de Postigo, arregló en el mismo día la dificultad.
Evacuación de Lima
Las montoneras, finalmente, deshechadas en una serie de sangrientos encuentros. El norte se declara favorable a Gamarra, lo que ofrece Bulnes un punto de retirada, y en lima, aunque el populacho continúa siendo abiertamente hostil, la clase dirigente se muestra más favorable a Bulnes con mejor conocimiento de sus propósitos y en vista de la conducta ejemplar de su ejército.
Sin embargo, la situación se agrava por momentos. Los hospitales están llenos de soldados enfermos. Según el coronel Urriola, “cada día perdíamos más gente que si nos estuviésemos batiendo”, y dejando estallar el cólera que el ejército devora en silencio, propone a Bulnes que con la punta de las bayonetas saque los recursos que necesita y marche sobre el enemigo, “dando al diablo a Orbegoso y su castillo (El Callao) a Lima y su Gamarra”.
Santa Cruz, por su parte, ha llegado a reunir siete mil hombres. Se establece en Tarma para esperar allí que las privaciones, las enfermedades y el sitio de El Callao concluyan de aniquilar al ejército chileno sin necesidad de combatirlo.
En vista de tal situación, Bulnes decide enviar a los enfermos al Departamento de Trujillo y dirigirse con el resto del ejército al de Huaylas para organizarlo y aumentar sus fuerzas, dejando que los bolivianos entren a Lima y llenen a su turno los hospitales y cementerios. Más débiles que los chilenos, según Bulnes, los serranos de Bolivia no soportan el clima tropical de la cosa.
Pero el 18 de septiembre cuando el Ejército Restaurador se iba retirando, la guarniciòn Peruana que habìa en el Callao, proviste de armamento, acometiò a las avanzadas Restauradoras valientemente. Las tropas de Bulnes sostuvieron el ataque desde las 7 A.M., hora en que fue rechazada, a pesar que desde la Fortaleza se hacian al mismo tiempo màs de 200 tiros de cañòn. Se perdieron tres soldados del portales, uno del carampangue y tres heridos del aconcagua.[11]
El 11 de noviembre, Bulnes con Gamarra la artillería y la infantería se reembarcan en Ancón, tan a la vista de Santa Cruz que la caballería que camina por la costa puede contemplar las masas del Ejército de Bolivia que, rehuyendo el combate, se dirige a Lima, donde es recibido triunfalmente.
Don Bernardo O'Higgins, con su autoridad de patriarca red de la revolución americana, vuelve a interponer su meditación a favor de la paz. Escuchado respetuosamente por Bulnes y Santa Cruz, no se logra avenimiento, a pesar de los buenos deseos de don Mariano Egaña y del cónsul inglés, nombrados plenipotenciarios para ajustarla. Chile exige la independencia del Perú y Santa cruz, el “cacique del Perú”, como lo ha llamado portales, no acepta destruir su imperio.
Referencias
- ↑ Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, "Historia marítima del Perú", Volumen 1-6, pág. 589
- ↑ :Con todas estas restricciones y dificultades impuestas por la manifiesta parcialidad de esas poderosas naciones, el jefe de la primera división chilena hubo de limitarse a impedir la salida de los buques de guerra de la Confederación, que se encontraban asilados bajo las baterías de El Callao. Estos eran la corbeta "Socabaya", la goleta "Yanachocha", el bergantín "Fundador" y el bergantín "Junín".[1]
- ↑ :El 17 de abril de 1838 zarpó la primera división de la Escuadra a cargo del Capitán de Navío Carlos García del Postigo Bulnes con los siguientes buques: corbeta "Valparaíso", bergantín "Aquiles", bergantín "Arequipeño" y goleta "Colo Colo", fondeando en la isla San Lorenzo el 29 del mismo mes.[2]
- ↑ Francisco Antonio Encina, "Historia de Chile desde la prehistoria hasta 1891", Volumen 11, pág. 394
- ↑ Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, "Historia marítima del Perú", Volumen 1-6, pág. 590
- ↑ Johann Jakob von Tschudi, "Testimonio del Peru 1838-1842", págs. 51 y 52
- ↑ Johann Jakob von Tschudi, "Testimonio del Peru 1838-1842", págs. 51 y 52
- ↑ Gonzalo Búlnes, "Historia de la campaña del Perú en 1838", pág. 218
- ↑ "Colección de leyes, decretos y ordenes publicadas en el Perú", Volumen 6, pág. 177
- ↑ Gonzalo Bulnes, "Historia de la campaña del Perú en 1838", pág. 233
- ↑ :Vida de un soldado: desde la Toma de Valdivia (1820) a la victoria de Yungay Pàg 204.[3]
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