- Catedral de San Antolín de Palencia
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Catedral de San Antolín de Palencia
Catedral de San Antolín de Palencia Tipo Catedral Advocación San Antolín Ubicación Palencia, España Coordenadas Culto Católico Diócesis Palencia Orden Clero secular Construcción siglo XIV-siglo XVI Estilo arquitectónico Gótico, plateresco, barroco Catalogación Monumento Histórico-Artístico La catedral de San Antolín, sede episcopal de la diócesis de Palencia, se encuentra en la ciudad española de Palencia, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Es principalmente gótica con añadidos posteriores renacentistas, barrocos y neoclásicos. Popularmente apodada "la Bella Desconocida" por no ser tan conocida como otras catedrales, aun cuando atesora en su interior una importante cantidad de obras de arte de gran calidad y valor.
Sus más de 130 metros de largura la convierten en una de las mayores catedrales de España, su ábside roza los 30 metros de altura y la anchura es de 50 metros en el crucero, más otros tantos del claustro y sala capitular. El exterior carece de una fachada principal propiamente dicha y se presenta sobrio y macizo, cosa que no refleja la grandeza de su interior, donde pueden verse más de veinte capillas de gran interés artístico e histórico.
Aunque la construcción de la catedral gótica duró desde el siglo XIV hasta el XVI, en realidad lo que hoy día vemos ha tardado casi catorce siglos en ser levantado, pues la parte más antigua de la Cripta de San Antolín data del siglo VII y el templo aún no ha sido concluido.
El elemento más reconocible al exterior es la torre, esbelta pero algo tosca teniendo en cuenta su pertenencia al estilo gótico. Estudios recientes y excavaciones demuestran que fue torre de carácter militar en el pasado y tras cumplir esa función se le añadieron sus pináculos y espadaña como única decoración.
La planta es de cruz latina y tiene la peculiaridad de contar con un crucero y un falso crucero por lo que también dispone de cinco puertas, formando así una planta en cruz patriarcal. Esto es debido a que el primitivo crucero quedó pequeño y se hizo un segundo, más monumental. De todos modos ambos cruceros solo se marcan en alzado y no sobresalen en planta.
En este templo se guarda en su antesala y sala capitular la colección del museo catedralicio con su gran obra El martirio de San Sebastián de El Greco, y otras obras como una gran colección de tapices flamencos renacentistas. Es el primer monumento del municipio de Palencia en ser declarado como Monumento Nacional, distinción que obtuvo el 3 de noviembre de 1929.[1]
Orígenes del edificio
En el solar donde ahora se halla la catedral hubo en la Antigüedad un templo de culto pagano. Ese templo se debió sustituir más tarde por otro paleocristiano. De ninguno de los dos queda memoria en el emplazamiento del edificio actual.
El vestigio más antiguo es el fondo de la cripta de San Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del siglo VII,[2] construido con y sobre restos romanos.[3]
En tiempos de Sancho III el Mayor se restauró la diócesis palentina en su antigua sede de la ciudad de Palencia.[4] El rey encargó su organización al obispo Ponce (o Poncio) que gobernó desde 1035 a 1037. La diócesis necesitó por tanto una sede, eligiéndose su ubicación en el mismo lugar que ocupaban las ruinas visigóticas, que fueron ampliadas y restauradas a tal efecto. En 1035 y ante la presencia de Sancho el Mayor, de la corte y de varios obispos se consagró el nuevo edificio con lo que quedó configurada la cripta de San Antolín tal y como puede verse en la actualidad.[5]
Años después de esta restauración y probablemente en tiempos del obispo Raimundo (1148-1184) se edificó un nuevo templo en estilo románico que fue consagrado en 1219 en tiempos del obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). En documentos oficiales se denomina a este templo honestissima lapidum domus. Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una torre. Su cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala capitular. Los restos arquitectónicos que se conservan sirven para determinar su situación y sus dimensiones aproximadas. En la actual capilla mayor se mantienen columnas y capiteles que hacen pensar que aquella zona correspondería al ábside. También se guardan procedentes de aquella catedral románica muchos objetos litúrgicos y algunas esculturas en piedra policromada, la talla de la Virgen románica con el Niño, el valioso sepulcro de doña Urraca (hija de Alfonso VII) y la mesa de altar de piedra que se apoya sobre columnas con capiteles. La reja que sirve de puerta a la capilla del Sagrario es también románica y de la misma época.
La catedral gótica (1321-1516)
La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo con el Cabildo propuso levantar en el mismo lugar una nueva, al estilo del momento, es decir, el gótico. Se supone que se tomó esta decisión por el mal estado en que se encontraría el edificio románico y por las necesidades de que Palencia tuviera una sede digna del prestigio que había tomado la diócesis palentina.
El 1 de junio de 1321 se colocó la primera piedra ante la presencia del legado pontificio, cardenal Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina, Italia) y de varios obispos españoles. Ese año regentaba la catedral Juan II (1321-1325). Se desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y León. Está documentado el primer canónigo obrero o fabriquero, Juan Pérez de Acebes, que era prior de la abadía de Husillos y Comendador.
Desde 1321 a 1516 se distinguen tres etapas constructivas:
- La primera se extiende desde 1321 a 1426 en que se comienza la cabecera que se fue completando con siete capillas absidales y la girola. Las obras continuaron lentas a lo largo del siglo XIV.
- La segunda comprende desde 1426 a 1486 en que se construyen tres tramos de las naves más la nueva capilla mayor y parte de la torre. Quedaron cerradas las bóvedas de la girola y se construyeron los dobles arbotantes y el triforio. A finales de este siglo se cambiaron los planes que se tenían desde el principio con respecto a la longitud del templo, haciendo el proyecto de ampliar en un tramo más. Estos cambios se efectuarán en el siglo siguiente. Existe una bula de Inocencio VIII a fecha de 1486 que expresa que en esta fecha se hallaba todavía a la mitad de su construcción y descubierta casi toda, lo que puede llevar a pensar que la catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue derribando según avanzaban las obras.[6]
- La tercera etapa va desde 1486 a 1516, bajo el mandato de los obispos fray Alonso de Burgos, fray Diego de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca, con los arquitectos Bartolomé y Martín Solórzano, Juan de Ruesga, Juan Gil de Hontañón y Pascual de Jaén que puso la última piedra cerrando las bóvedas de los pies. Se realizaron los cinco restantes tramos de las naves más el crucero más el claustro y la sala capitular.[7]
Maestros constructores, obispos y mecenas
Entre 1397 y 1415 las obras de la catedral recibieron un gran impulso bajo el obispado de Sancho de Rojas. Es cuando se termina la capilla mayor cerrando sus bóvedas y se procede a su decoración que es sufragada por este obispo a quien sucedió Gutierre Álvarez Gómez de Toledo, desde 1426 a 1439 y después Pedro de Castilla Eril desde 1440 a 1461. Durante el mandato de estos dos obispos tiene lugar la segunda etapa de construcción de que se ha tratado en la sección anterior. Con Gutierre Álvarez dirige las obras como maestro mayor Isambart (o Ysambert o también Isabrante).[8] Este obispo se ocupó de que las obras no decayeran y a tal efecto aprobó la creación de la Cofradía de San Antolín en 1432 de la que se recibirían donaciones importantes.
Su sucesor, Pedro de Castilla consiguió que se acelerase el ritmo de las obras. Bajo la dirección del maestro mayor Gómez Díaz se construyó la parte que comprendía desde la capilla mayor ya terminada hasta el crucero. Con esta ampliación se hizo realidad el proyecto de agrandar los planos cuyas proporciones iban a ser menores en un principio. De esta manera quedó la catedral diseñada con dos cruceros, el auténtico y más ancho que se sitúa entre la actual capilla mayor y el coro, y el falso crucero, más estrecho, que se extiende a continuación de lo que fue capilla mayor (hoy capilla del Sagrario).
Entre 1461 y 1469 tiene lugar el obispado de Gutierre IV de la Cueva. El maestro de obras sigue siendo Gómez Díaz que reedifica y termina la torre. A su muerte es contratado Bartolomé Solórzano que será maestro mayor hasta comienzos del siglo XVI (1504) haciendo los planos y dirigiendo numerosas obras de ampliación durante los obispados de Diego Hurtado de Mendoza (1473-1485), fray Alonso de Burgos (1486-1499) y fray Diego de Deza Tavera (1500-1505). Estos dos últimos obispos dominicos son grandes impulsores y entusiastas que consiguen un gran avance en la edificación de la catedral. Con fray Alonso comienza la tercera y última etapa del gótico. Es un hombre inquieto, con grandes recursos para aportar soluciones y buscar medios para conseguir la culminación de las obras. Su mejor gestión fue conseguir del Papa el permiso para que el Cabildo de la catedral de Palencia pudiera destinar durante 35 años unas determinadas rentas con destino a las obras de esta fábrica. Además legó millones de maravedíes para la catedral en general y para el comienzo de la construcción del claustro. Bajo su mandato se terminó el crucero (1497) y se dio un gran avance en el siguiente tramo, avance que llegó casi hasta los pies del templo. El otro gran obispo dominico, Diego de Deza, contrató al maestro Martín Ruiz de Solórzano para la culminación del edificio; pero en 1505 el obispo es trasladado a Sevilla y el maestro Martín muere.
Otro gran adelanto tuvo lugar gracias a Inés de Osorio, gran dama palentina que murió viuda y sin descendencia y dejó en su testamento una generosa donación con la que se pudo dar fin a las bóvedas del crucero y avanzar en otros espacios. Esta señora está enterrada en el lateral de la actual capilla del Sagrario, en un sepulcro artístico y notable.
El siguiente obispo fue Juan Rodríguez de Fonseca cuyo mandato duró casi 10 años, de 1505 a 1514. Fue un gran mecenas. Contrató al maestro constructor Juan Ruesga que se ocupó de las obras pendientes todavía y al maestro Juan Gil de Hontañón para la culminación del claustro. Antes de que los trabajos se terminaran este obispo fue trasladado a Burgos así que el final de la gestación de la catedral de Palencia tuvo lugar bajo el mandato de Juan Fernández de Velasco, obispo desde 1514 a 1520, con el cierre de las bóvedas del claustro, sala capitular y otras del templo que aun quedaban, cuya última piedra fue colocada en 1516 por el maestro Juan de Jaén. Con esto se da por terminada la catedral gótica.
Obras menores hasta el siglo XX
Durante los siglos siguientes tuvieron lugar una serie de obras llamadas menores en comparación con la arquitectura. En el renacimiento los hermanos Corral de Villalpando decoran algunas capillas y bóvedas, haciendo un buen trabajo en las bóvedas de la capilla mayor. El claustro bajo se reforma en el siglo XIX bajo el mandato del obispo Mollinedo y de 1884 a 1901 se producen restauraciones de varias capillas. Los arquitectos Ángel Cadano, M. González Rojas y Juan Agapito y Revilla restauran los arbotantes de la cabecera. En el siglo XX tienen lugar obras en las cubiertas y crestería siendo su arquitecto Jerónimo Arroyo. Fernando Chueca Goitia colocó la portada de la fachada oeste, y en la última década, Carlos Clemente rehace las cubiertas. No obstante la catedral sigue sin concluir.
Siglo XXI
Las principales obras son:
- La restauración de la fachada septentrional y girola.
- La restauración de la capilla de los Reyes.
- La restauración de la mitad oriental de la fachada meridional (hasta la Puerta de los Reyes). Años después se restauraría el resto de la fachada
- La restauración de la antigua capilla del Monumento.
- Nueva iluminación.
- Disposición de la vidriera central de la fachada oeste.
- La más importante de las obras del siglo XXI ha sido, probablemente, la restauración del claustro. Se han abierto de nuevo los ventanales (que fueron cubiertos por riesgo de derrumbes) que daban al patio interior mejorando con ello las trazas de su estilo gótico, se han restaurado las bóvedas, paredes y suelos y se ha abierto al público.
Exterior de la catedral
El exterior de la catedral se caracteriza por su sobriedad y desnudez, sólo rota por la riqueza de algunas de las portadas y el dinámico juego volumétrico del ábside. Las cinco puertas se distribuyen en las tres fachadas, y en el lado sur se alza la torre, tosca y de aspecto militar, entre dos de estas puertas. Desde la puerta del crucero hasta los pies del edificio, lo que podría ser fachada de la iglesia queda totalmente anulado por la presencia del claustro que ofrece al exterior una pared lisa con un solo vano como puerta al exterior.
Fachada occidental
Orientada hacia la orilla del río Carrión, en la plaza de San Antolín. Está inconclusa. Tiene anexionada la capilla del Monumento (siglo XVIII) que sobresale notablemente.
La parte alta de esta fachada se cierra con un frontón en cuyo centro se abre un pequeño rosetón. Este frontón equilátero está decorado con pináculos góticos y en su vértice se encuentra una cruz que lleva en el medio la inscripción JHS. Más abajo aparecen dos gruesos contrafuertes que recorren los laterales de la pared; entre ellos se abre una vidriera de colores azulados que representa al Arcángel Gabriel anunciando a María su concepción. A pesar de su modernidad (realizada en el año 2005) no rompe el estilo gótico de la catedral; este ventanal fue colocado para sustituir a una vieja vidriera en mal estado.
En la parte más baja, una puerta sencilla y neoclásica (firmada por el arquitecto Fernando Chueca Goitia) permite el acceso al templo. Se llama puerta de San Antolín o de los Descalzos. Por último en el lado derecho se encuentran los muros de la antesala y sala capitular (que guardan el tesoro del museo catedralicio); están sucados de ventanales y contrafuertes que terminan en pináculos; otro espacio colindante corresponde al recinto de la biblioteca de la catedral.
A la izquierda, coronada por una cúpula de pizarra, se encuentra la Antigua Capilla del Monumento que se encuentra en proceso de restauración al igual que, previsiblemente, el resto de la fachada en la que se colocarán nuevos pináculos en lugar de los desaparecidos o degradados y se rematará con un grupo escultórico dedicado a la Virgen María en la parte alta.[9]
Fachada septentrional
Está orientada hacia la plaza de Cervantes, parque cuadrangular y romántico cruzado por dos calles diagonales que se unen formando una plazuela que contiene el Monumento a la Paz. La fachada es casi lisa, interrumpida tan solo por dos puertas, correspondientes al crucero y falso crucero. A lo largo de este muro se encuentran trasdosadas las sacristías que corresponden a las sucesivas capillas de la nave del Evangelio, lo que le proporciona a la catedral tres alturas y tres naves en el este lado. A la izquierda, junto a la cabecera, se encuentra la puerta de los canónigos. Hubo un tiempo en que se la llamó puerta Nueva por ser la última en construirse, sin contar con la del siglo XX de San Antolín. En las actas capitulares se dice que fue construida en 1762. Es una puerta de arco rebajado y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Frente a esta puerta se halla el Hospital de San Antolín y San Bernabé cuya administración depende del Cabildo desde el siglo XII.
Hacia la derecha se encuentra el crucero original, y en su parte baja la puerta de los Reyes o de San Juan, muy decorada en gótico flamígero, que ha ganado mucho después de una restauración; encima de esta gran portada se divisan tres imágenes de santos (en el centro el patrón de Palencia, San Antolín). En el mainel y sobre una pilastra está la estatua de San Juan, que da el segundo nombre a la puerta. Es la única puerta de Palencia que posee parteluz. Hoy en día esta puerta ha quedado inutilizada al colocarse un altar en el interior de la catedral que se utiliza en las grandes ceremonias como las misas del Domingo de Ramos o del Corpus Christi porque la capilla Mayor no da cabida suficiente a estas celebraciones.
Cabecera
La parte más antigua y armoniosa del templo catedralicio es su cabecera, del más puro estilo gótico francés. Su esquema poligonal con absidiolos rasgados por grandes ventanales recuerda al de la catedral de León, aunque con una concepción aún más monumental si cabe. El juego de volúmenes y luces se enriquece con una minuciosa decoración de moduras, frisos de escamas, pináculos, etc. Entre estos pináculos surgen extrañas gárgolas; se basan, como fuera constumbre en el gótico, en temas relacionados con la muerte, el infierno y seres fantasmagóricos. Llama la antención en especial la del fotógrafo, que es un añadido moderno del arquitecto Jerónimo Arroyo (véase el apartado de curiosidades).
Fachada meridional
Se aprecia aquí una evolución de estilos desde el más puro gótico de la girola pasando por el flamígero de las puertas y el tardío del centro de la nave hasta el "moderno" neoclásico del oeste, aunque guardando gran unidad todo el conjunto. Este lado se abre a la extensa plaza de la Inmaculada aparece configurada por dos portadas, la torre y el muro correspondiente al claustro.
Desde el extremo derecho, siguiendo hacia la izquierda se ven tres salientes de la fachada; el primero de ellos es la puerta llamada de El Salvador, o más usualmente de los Novios, con decoración sencilla, gótica, realizada en tiempos de los obispos Hurtado de Mendoza y Burgos, cuyos escudos pueden verse en el friso que está bajo la cornisa. El escudo del medio es el del Cabildo. La puerta se compone de tres arquivoltas apuntadas, adornadas con elementos vegetales. Llama la atención el tímpano que, desprovisto de toda ornamentación, flanquea el portón.
Si se continúa en la misma dirección se puede observar el segundo saliente: la torre, una construcción militar prismática, muy sobria cuya única decoración es el reloj del centro, el gran ventanal en el que se divisan las campanas y en la parte alta dos arcos que se conforman como espadaña, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta el otro con arquitrabe. Todo coronado con grandes pináculos. El primer cuerpo se cierra con bóveda de cañón apuntada remodelada en el siglo XV.
Más a la izquierda se encuentra la puerta más importante, más grande y más decorada: la del Obispo o de Santa María (siglo XV-XVI), en la actualidad bastante deteriorada por la erosión. Se comenzó en tiempos del obispo Hurtado de Mendoza; su decoración data de años más tarde, en tiempos del obispo fray Antonio de Burgos y se terminó con Rodríguez de Fonseca. Consiste en una puerta de madera maciza sobre la que se disponen cinco arquivoltas y un guardapolvo muy decorado; las cinco arquivoltas están adornadas con motivos vegetales e historiados, y se apoyan en columnas coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVII; justo encima, en el arco conopial del centro encontramos una imagen de la Virgen María, gótica, rodeada por dos vidrieras en forma de flor, y un poco más arriba, en el tímpano, un conjunto de baldosas muy decoradas. A pesar de ser la más importante es también la más degradada y la erosión ha borrado gran parte del esplendor que poseía.
Por último y más a la izquierda se encuentra la pared exterior del claustro con una decoración simple aunque armoniosa de contrafuertes y pináculos. El claustro posee una única puerta al exterior, cerrada con una verja de hierro. Sobre el claustro se divisa el cuerpo de la cruz que forma la catedral, con sus típicos arbotantes y vidrieras.
Interior de la catedral
Si el exterior de la catedral provoca cierto desconcierto por la sobriedad de sus formas, la principal característica del interior es la contraria. El estilo gótico florido se repite en todo el templo con variantes flamígeras, renacentistas, platerescas y barrocas, estas últimas patentes en la gran cantidad de retablos, cuadros y tallas que encierran los muros de la seo.
La planta está dividida en tres naves de nueve tramos, sin contar el que corresponde al falso crucero, que es más estrecho y une el resto de los tramos con la girola. Las naves están separadas por pilares compuestos sobre los que descansan los arcos apuntados y las bóvedas de crucería, características del gótico. La estructura de estas bóvedas se va complicando desde la cabecera a los pies, empezando por ser bóvedas "sencillas", bóvedas de crucería sexpartita y combadas a partir del crucero. El crucero está situado en el sexto tramo, entre el coro y la capilla mayor, que se encuentra en la nave central ocupando lo siguientes dos tramos. Esta catedral dispone de un auténtico triforio practicable aunque ciego al exterior. Recorre la nave central, el crucero y la cabecera, y se cierra con magníficas tracerías caladas.
La cripta de San Antolín es un espacio muy importante dentro de este edificio, tanto por el valor histórico como por su arquitectura que representa la época visigoda y protorrománica. Se encuentra en la nave central y se accede por una escalinata situada a los pies de las gradas del trascoro.
Las bóvedas que cierran el templo están muy decoradas y se elevan hasta más de 30 metros de altura. De entre las dos bóvedas laterales, (de una altura menor que la principal) y ésta última, cuelgan grandes y valiosos tapices. Las vidrieras de esta parte no son muy llamativas, pero debido a sus claros colores, aportan gran luminosidad al interior.
En las paredes exteriores del presbiterio, en el primer paño, se encuentra el sepulcro de Don Rodrigo Enríquez, Deán de esta Catedral e hijo de los Almirantes de Castilla, muerto en 1465. El otro arco cobija un pequeño retablo dorado y policromado, lleno de figuras en grisalla sobre oro, enmarcando una pintura sobre tabla representando La Aparición de Jesús Resucitado a su Madre, atribuida por unos a Alonso Berruguete y por otros a Juan de Villoldo. A su lado, una escultura en piedra policromada del siglo XVI representa a San Juan Evangelista.
En el segundo paño destaca el Sepulcro de Don Francisco Núñez, Abad de Husillos, obra del escultor Alejo de Vahía[10] y realizado en 1501. El arco contiguo enmarca el retablo de Santa Apolonia, obra de Manuel Álvarez, de 1556. La escultura de la santa titular es una talla de piedra policromada del siglo XV. A su lado hay una escultura de San Juan Bautista, en piedra policromada del siglo XVI.
Las paredes exteriores del Coro se corresponden con sus tramos cuarto y quinto y fueron construidas a costa del obispo Don Juan Rodríguez de Fonseca.
Dos pequeñas puertas de entrada al Coro y al corredor alto, talladas en madera de nogal, se sitúan a ambos lados del altar del Cristo. Fueron hechas por Pedro de Guadalupe entre los años 1513 y 1519 y muestran los escudos del Cabildo y de Fonseca y las cabezas de los Apóstoles Pedro y Pablo en bajorrelieve. En el retablo pétreo de este tramo se encuentra el Cristo de las Batallas, imagen muy venerada en la ciudad ante la que se encomendaban los soldados al partir a la guerra. Es una talla gótica de gran calidad e impactante patetismo, acentuado por la policromía.
El segundo tramo, de líneas y decoración plateresca, lleva en el centro un pequeño altar dedicado al Salvador, en arco de medio punto, cobijando en él la excelente figura del titular. Esta escultura, tallada en madera de nogal, dorada y policromada, fue realizada por Felipe Bigarny para ser colocada en al altar mayor. La posterior decisión del Cabildo, situando en el centro del retablo mayor la imagen de San Antolín, hizo que se ubicara definitivamente aquí.
La traza o diseño de este paño se atribuye a Diego de Siloé y se decora además con ocho esculturas en piedra policromada, representando a santos, reyes y fundadores, realizadas en torno al año 1500.
Frente a la sacristía, en la pared de la capilla mayor, aparece situado el Sepulcro de Don Diego de Guevara, Arcediano de Campos, realizado en 1509 por Alejo de Vahía.[10]
El espacio contiguo al Trascoro está formado por un gran altar plateresco fechado en 1534, con trazas atribuidas a Diego de Siloé y con nueve imágenes de piedra realizadas por Juan de Ruesga. Lleva columnas altas, con pilastras e impostas que delimitan las divisiones, y en el centro un arco rebajado y trilobulado. Apoyada en el arco, la estatua en piedra de San José sedente con el Niño. En la parte baja, un pequeño retablo, plateresco, dorado y decorado con medallones de santos, lleva en el centro las esculturas, en piedra policromada, de San Pedro y San Pablo. Sobre él, los grupos escultóricos de la Anunciación y el Nacimiento del Señor, de Juan Manuel Becerril, de 1769.
El espacio contiguo al Crucero está formado por un arco gótico, análogo al situado en la nave del Evangelio, con los escudos de Fonseca y decorado con doseletes, cresterías y pinturas murales. Dentro del arco, en el centro, se sitúa el Altar de la Visitación, retablo de finales del siglo XV, con tablas pintadas al óleo, donado por el prior Juan Ayllón. Es una de las mejores obras pictóricas de la catedral, destacando el magnífico estudio de la perspectiva, y el realismo de raigambre hispanoflamenca de las figuras. Es obra de autor anónimo.
Capillas
Las capillas de esta catedral se hallan ubicadas en la girola y en la nave norte. La nave sur carece de ellas porque da cobijo al espacio del claustro, al que se accede por dos puertas. En el centro y frontera al coro está la capilla mayor. La mayoría de las capillas guardan en su interior obras de arte de gran importancia y algunas están cerradas por rejas de gran calidad artística. La arquitectura de todas ellas es gótica ofreciendo unas bóvedas muy bellas.
Una vez terminadas las grandes y necesarias obras, el Cabildo ideó un plan de mantenimiento que resultó bastante provechoso. En cada capilla fundó un Patronato cuyos miembros estaban obligados a unos ciertos y variados cumplimientos a cambio de determinados derechos.[11]
Las capillas tuvieron muchos capellanes a su servicio. Algunas eran privilegiadas al ser propietarias de fincas rústicas y urbanas que les permitían mantenerse enriquecidas y lujosas. Se conserva documentación de muchos de estos espacios pero no hay constancia de la mayoría de los artistas que trabajaron en su ornamentación porque la elección de los mismos estaba a cargo de los patronos o mecenas y el Cabildo sólo apuntaba en sus legajos lo concerniente a la parte económica y a las obras a realizar.
Las capillas en general disponen de bóvedas de gran altura; al construir la catedral se siguió un patrón que sacrificaba metros de claristorio (es por esto que las vidrieras de la seo no son muy grandes) pero que permitían elevar las naves secundarias para dar lugar a capillas y galerías laterales mucho más amplias que las de otras catedrales como la de León.
Capillas centrales
Al contrario que la mayoría de catedrales que sólo disponen de una, la Catedral de Palencia tiene, por decirlo de este modo, dos capillas mayores: La primera, situada en la cabecera es la antigua hoy llamada "del Sagrario", justo en frente se encuentra la pared que encierra la segunda capilla: la Mayor actual.
Capilla del Sagrario
La capilla del Sagrario (n.º 8 en el plano), está rodeada por la girola ocupando la parte central, tal y como correspondería a una capilla mayor. Esto se debe a que en origen este espacio estuvo ocupado por la primitiva capilla mayor de la catedral. Toma también los nombres de capilla de los Curas y capilla de la Parroquia. Como tal capilla del Sagrario se hacen las obras de remodelación entre 1415 y 1430. Nótese la audacia del trazado de la bóveda, de nervaduras colgantes.
Capilla Mayor
La capilla mayor ocupa los tramos siete y ocho de la nave central, donde en origen, estaba situado el coro conventual. (Ver en plano n.º 12). La edificación de este tramo se llevó a cabo durante la segunda etapa (1426-1486) de las tres constructivas señaladas en una sección más arriba. El espacio en un principio se había utilizado para coro conventual. En 1519 se trasladó la primitiva capilla mayor (que estaba en lo que ahora es capilla del Sagrario) a este lugar. Los dos tramos fueron rematados y cubiertos a finales del siglo XV. Unos años después, en 1526 y 1527, los hermanos Corral, artistas yeseros muy apreciados, decoraron los nervios de la bóveda, llevando la dirección de la obra el maestro yesero Jerónimo del Corral. Quedaron las claves ricamente decoradas; en las dos centrales se muestran los escudos de los obispos Pedro Gómez Sarmiento (1525-1534) y Pedro de Castilla Eril (1440-1461). El triforio está realizado por Martín de Solórzano a finales del siglo XV.[12]
Se accede a la capilla a través de dos rejas de hierro forjado realizadas por Cristóbal de Andino, considerado en su época como el más ilustre de los rejeros españoles que tenía su taller de trabajo en Burgos. La más grande de las dos da al crucero; fue hecha en 1520 bajo el patronazgo del obispo Antonio de Rojas y del deán Zapata. Consta de dos cuerpos más crestería y un crucifijo en lo alto. Tiene como ornamentación flores y escudos de los mecenas. La segunda reja es más pequeña y da a la nave sur, frente a la puerta de la sacristía. Está colocada en una puerta en esviaje (o sesgada). Fue dorada por los hermanos Andrés y Alonso de Espinosa y colocada en 1531. Consta de dos cuerpos más crestería y está ricamente adornada con los bustos de San Antolín, San Pedro y San Pablo.
En la capilla se encuentran dos púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro[13] y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento en 1607. Son de hierro forjado, realizados por Gaspar Rodríguez en 1563. Las esculturas de los tornavoces son de Gregorio Fernández y representan a las Virtudes. En las paredes laterales están colgados unos magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de Bruselas, de principios del siglo XVI y fue una donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca. La obra maestra de esta capilla es el retablo cuyas trazas son de Pedro de Guadalupe de 1504.
El tamaño de la Capilla Mayor queda reducido por la construcción anterior de la Capilla del Sagrario. Es por esto por lo que en la parte izquierda del crucero se colocó un altar más grande que dejó inutilizada la puerta de los Reyes pero que permitía que hubiera espacio suficiente para las grandes celebraciones como las misas del Domingo de Ramos, del Corpus Christi u ocasiones especiales. Sus bancos móviles se disponen hacia este altar o hacia la Capilla Mayor según convenga.
Retablo mayor
Es el ejemplar más temprano entre los retablos renacentistas de España, hecho a imitación del desaparecido que hubo en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid; circunstancia que, unida a la nómina de excelentes artistas que trabajaron en él, lo convierten en una pieza excepcional. Fue encargado por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla mayor. Encargó la obra al ensamblador Pedro de Guadalupe, entre 1504 y 1506. Trabajaron en él Felipe Vigarny en la parte escultórica y Juan de Flandes pintando las escenas de la vida de Jesús. Nunca llegó a montarse en aquella capilla, sino que se llevó a la capilla mayor nueva, la actual, cuando en 1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió el traslado. Allí se hicieron diferentes obras y modificaciones para que su colocación estuviera acorde con las dimensiones de este espacio. Algunas de las pinturas se vendieron al no encajar en el nuevo diseño, y una de ellas puede verse hoy en el Museo del Prado. Destacan sobremanera en el conjunto las impresionantes tablas de Juan de Flandes, que fueron sus últimas obras, y el patético Calvario de Juan de Valmaseda del remate; además de una Magdalena debida a Alejo de Vahía y el San Antolín tallado por Gregorio Fernández.
Capillas radiales de la girola
Este espacio se divide en 5 tramos con 4 capilla hexagonales y una, la central, en octógono irregular. Se proyectaron además dos tramos irregulares a derecha e izquierda, que unen la girola con el falso crucero.[14] De izquierda a derecha se encuentran situadas:
Capilla de San Miguel
Llamada también "de san Isidro", por las dos imágenes de este santo que guarda. Preside la capilla (n.º 6 en el plano) un retablo renacentista de buena factura, con relieves en stiacciato de dos santos flanqueando la imagen titular, que pese al nombre de la capilla, es san Jerónimo penitente ante el crucifijo. Corona el retablo una pintura de la Asunción. Destacan asimismo en esta capilla un pequeño retablo plateresco dedicado a san Roque, de escuela palentina, mediados del siglo XVI, y un sepulcro pétreo, en arcosolio decorado por tracerías, con bulto yacente vestido con ropajes eclesiásticos.
Capilla de Nuestra Señora la Blanca
Destaca en esta capilla (n.º 5 en el plano) la imagen de la titular, apreciable escultura gótica del siglo XIV, realizada en alabastro, gemela de la que se conserva en la catedral de Toledo. Se aloja en un retablo muy posterior, neoclásico.
Capilla del Monumento
La capilla del monumento actual (n.º 4 en el plano) es la capilla central de la girola, de mayores dimensiones que las demás. En este espacio se reunía el Concejo de la ciudad. Se la conoce con los nombres de Corpus Christi, San Nicolas, Baptisterio y Santa Teresa, recibiendo el nombre actual cuando se trasladó el altar de plata que se usa como Monumento en Semana Santa.
Está proyectada en planta octogonal. Tiene una nervadura radial: del centro de la sala parten los nervios simétricamente hacia los extremos de las paredes. En la clave de la bóveda está esculpida la imagen de El Salvador.
Dispone de tres grandes vidrieras de gran calidad y detalle con tonos azulados; debajo de estos ventanales la pared está forrada de terciopelo rojo que proporciona calidez al conjunto. Pero lo que más destaca es el Monumento, chapado de plata sobredorada con tres partes bien diferenciadas: el frontal que se adorna con el escudo del Cabildo y dos jarrones de azucenas a los lados, el basamento, y una gradería sobre la que se alza el expositor eucaristico.
La capilla se cierra con una fina verja de hierro negro forjado. Ésta es obra del taller de Juan Pascual e Hijos, sito en El Burgo de Osma (Soria), como se puede observar en la inscripción de la cerradura.
Capilla de San José
Contrasta en esta capilla (n.º 3 en el plano) la pureza de las líneas góticas de su arquitectura, con lo moderno de la decoración. Está presidida por un cuadro de san José, obra del pintor Jacinto Gómez (s. XVIII), enmarcado en un altar de la misma época realizado en mármoles y jaspes de colores, todo ello de un severo Neoclasicismo.
Capilla de los Reyes o de San Pedro
La capilla de San Pedro (n.º 2 en el plano) es conocida familiarmente como capilla de los Reyes, por los tres relieves en yeso que la adornan con el tema de los Reyes Magos. Fue construida en el siglo XIV por artistas anónimos y reformada en el XVI principalmente por los hermanos Juan y Jerónimo Corral de Villalpando. Se encuentra situada en la girola, ocupando el primer lugar después del edículo, en el lado de la Epístola. Es de planta hexagonal y se cubre con bóveda estrellada.
En el año 1548, Gaspar Fuentes de la Torre,[15] contrató la obra de reforma renacentista decorativa de la capilla con Juan del Corral, por un valor de 1.600 ducados. Don Gaspar murió en 1550, antes de que el Cabildo hubiera dado el permiso de patronazgo y el permiso de obras. Sus testamentarios, Gabriel de Salcedo (arcediano de Carrión de los Condes) y Francisco Carvajal (abad de Husillos) consiguieron dichos permisos el 3 de diciembre de 1550. En la yesería y en la tribuna de esta capilla constan las fechas de 1551 y 1552. Años más tarde se hizo cargo del patronazgo Jerónimo de Fuentes, terminándose la obra en 1569. En la cesión del patronazgo de 1550 el Cabildo hace una serie de advertencias, entre las que destaca la obligación de mantener la advocación de san Pedro en la capilla.
Los supradichos añadidos renacentistas han llevado a esta capilla a ser quizás la más rica de la catedral y una de las más bellas. Tras un proceso de restauración que ha durado años, ha sido reabierta a principios del año 2008 recuperando todo su esplendor.
Las yeserías
La principal ornamentación de la capilla es el trabajo de yesería policromada de los hermanos del Corral que cubre tanto la bóveda como las paredes, sin dejar un espacio libre (horror vacui). En la cúpula y dentro de medallones pueden verse a los profetas Isaías, Balaam y David, acompañados de angelotes, escudos y grutescos. Los tres Reyes Magos ocupan un lugar destacado, dentro de unos marcos individuales limitados por columnas y en actitud de marcha. Los colores predominantes en estas yeserías son los azules, blancos y ocres. Toda la parte baja donde terminan las yeserías está recorrida por un zócalo de azulejos de Talavera, detalle que se encuentra en otras capillas de la catedral.
El retablo
El retablo de esta capilla es un trabajo renacentista, con la figura del san Pedro en la hornacina principal. Es obra de entalladores locales, siguiendo el estilo de Felipe Vigarny, aunque la Virgen del cuerpo superior ha sido atribuída a Juan de Valmaseda.
Edículos
Capilla del Baptisterio
Ocupa esta capilla (n.º 7 en el plano) el estrecho espacio que permite la unión de la cabecera con el falso crucero, presentando una peculiar forma estrecha y alargada, con escasa iluminación. En el centro de la capilla se encuentra la pila bautismal, obra plateresca de sencilla decoración de querubines. En el testero de la capilla, un pequeño retablo con figuras de santos, obra renacentista de carácter popular, de seguidores de Alonso Berruguete.
Arco de San Martín
Es este el espacio (n.º 1 en el plano) gemelo del Baptisterio en la nave opuesta, y en este caso se encuentra tapiada su salida hacia la nave al hacer las funciones de sacristía. El espacio visible se configura como un pequeño altar-hornacina, con un relieve alusivo a san Martín (de ahí su nombre) en el remate, y un cuadro, buena copia del de Tiziano conservado en el Museo del Prado, que representa el Entierro de Cristo.
Coro
El coro (n.º 14 en el plano) se sitúa enfrente de la capilla Mayor, a la que está unido por un espacio cerrado denominado Vía Sacra (n.º 13 en el plano). Cierra el coro una formidable reja, del siglo XVI, obra de Gaspar Rodríguez, con abundante decoración de raigambre plateresca, parcialmente policromada. Los pretiles de piedra que la sustentan muestran inscripciones alusivas a la visita del emperador Carlos V y el papa Adriano VI a la catedral. El interior del coro aparece casi totalmente ocupado por la sillería capitular, de madera vista y estilo gótico. Los asientos y respaldos se enriquecen con tracerías gotizantes, de diferentes diseños, según un esquema muy sencillo. Destaca en el centro el asiento del obispo, flanqueado de doseletes y pináculos. A la derecha según se entra, elevado sobre la sillería, se encuentra el órgano catedralicio, obra de los organeros fray José de Echevarría y fray Domingo Aguirre; la trompetería se dispone en vertical y horizontal, a la manera hispana. La caja es obra barroca, con multitud de cabezas de ángeles y otra serie de menudas figurillas.
Trascoro
Situado a los pies del templo (n.º 22 en el plano). El trascoro se levanta sobre cinco escaleras y es una excelente obra del Renacimiento español, de carácter tardogótico y plateresco. Fue financiado por el obispo Fonseca y se sabe con exactitud que en él trabajó Juan de Ruesga allá por el año 1513. Cuajado de doseletes, encajes de piedra, hornacinas con figuras de santos, destacan los relieves del Martirio de san Ignacio de Antioquía y la Lactación san Bernardo, ambos de Francisco del Rincón. En el centro se halla el tríptico de los Siete Dolores de la Virgen, excelente muestra de pintura flamenca, obra del maestro Jan Joest, quien retrata al comitente en la tabla central junto a la Virgen y san Juan. Enfrente de este retablo pétreo se encuentra la escalera que da acceso a la cripta de san Antolín, y, cercano a la misma, el excelente púlpito, de madera sin policromar, obra de algunos de los más destacados discípulos de Alonso Berruguete, señalándose la intervención de Juan de Cambray y Francisco Giralte. Los relieves que lo decoran presentan fuertes concomitancias con los de Berruguete en la sillería de la catedral de Toledo.
Capilla de San Sebastián
El elemento más destacable de la misma (n.º 9 en el plano) es el monumental retablo, de traza escurialense y presidido por la imagen del titular, obra de gran calidad atribuible a la gubia de Gregorio Fernández, cuyo estilo se hace presente en los pliegues duros y angulosos del paño que cubre al santo.
Capilla de San Jerónimo
Ornamentada (n.º 10 en el plano) por un aparatoso retablo de madera dorada, de esbeltas columnas que recuerdan a las de los retablos de Alonso Cano, obra de mediados del siglo XVII, destaca en el mismo un relieve con el tema de Pentecostés, a modo de portezuela, que guarda en su interior una imagen de san Antolín con varias de sus reliquias.
Capilla de la Purísima
Retablo de traza churrigueresca, de principios del siglo XVIII, con pinturas sobre lienzo del pintor Diego Díaz Ferreras, y presidiendo el conjunto, Inmaculada del estilo de las de Gregorio Fernández, relizada por Mateo Sedano, discípulo suyo (n.º 15 en el plano).
Capilla de San Fernando
Retablo de la misma época que el de la capilla anterior, aunque de mejor arquitectura, y pinturas asimismo de Díaz Ferreras, representando historias de la vida del rey santo. Es destacable su imagen titular, por la curiosa iconografía, pues aparece el rey con los atributos de la monarquía, orbe y corona, y vestido de armadura con la espada en alto. Enfrente del retablo, sepulcro renacentista de don Álvaro de Salazar (n.º 16 en el plano).
Capilla de San Ildefonso
La Capilla de San Ildefonso (n.º 18 del plano) fue dotada por Alonso Fernández de Madrid, el Arcediano del Alcor, fallecido en 1559 y aquí enterrado. Contiene un retablo mayor considerado como una obra maestra del escultor Juan de Balmaseda, lo que la convierte en una de las capillas con mayor interés artístico de esta Catedral.
La capilla tiene forma rectangular, ventanal ojival, bóveda decorada y reja de hierro forjado, todo ello obra del siglo XVI.
El retablo mayor, dedicado a San Ildefonso, es de estilo plateresco, obra de Juan de Balmaseda, realizada entre 1525 y 1549 en madera dorada y policromada, y en la que también pudo intervenir, según algunos estudiosos, Diego de Siloé. Se compone de sotabanco, banco, cuerpo y ático, con tres calles verticales. En el centro del sotabanco destaca una figura de Cristo. En el banco se representan el martirio de San Lorenzo, la Adoración de los Magos y el martirio de San Jerónimo. El cuerpo presenta las escenas del bautismo de Cristo bajo un medallón representando a san Pedro, la imposición de la casulla a san Ildefonso en la parte central y el martirio de san Juan Evangelista, bajo un medallón con la imagen de san Pablo. Sorprende la cantidad de detalles en los relieves, así como su excelente ejecución, de gran calidad artística. El conjunto se remata por un medallón de la Piedad extraordinariamente bello y patético, y por un Calvario.
Son destacables también otros elementos artísticos de la capilla, como la puerta tallada de la sacristía, junto con el frontón triangular que la corona, representando al Padre Eterno.
Capilla de San Gregorio
Es esta capilla (n.º 19 en el plano) una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico. El conjunto de retablos, sepulcro, azulejería de Talavera, e incluso la ventana, con una de las pocas vidrieras originales que se conservan, es un excelente muestrario de arte plateresco, llegado íntegro a nuestros días, a diferencia de otras capillas, que sufrieron cambios y reformas a lo largo del tiempo. En este caso, prácticamente todo data de mediados del siglo XVI. El retablo principal es una apreciable obra de la escuela palentina renacentista, profusamente dorado y policromado. Se compone de banco, dos cuerpos y ático, separados por pilastras planas con decoración agrutescada, de esquema muy similar al de otros ejemplares de la misma escuela; el relieve central presenta la Misa de san Gregorio, y los de las calles laterales, diversas historias sagradas, cobijadas por veneras.
Existe un segundo retablo, de menor tamaño, dedicado a los santos doctores Cosme y Damián, curioso por la violenta forma de describir uno de sus milagros. Es también obra plateresca, aunque de calidad más discreta, pero destacable sin embargo por la figura de san Matías que se sitúa en la pilastra principal. Se trata de una bella imagen, muy superior al resto, quizá procedente de un retablo desmontado, y cuyo autor es el gran Alonso Berruguete, que compone la figura con todas las características de su estilo, siendo una de las tallas más valiosas de la catedral. Enfrente del retablo principal, interesante sepulcro, del mismo estilo que el resto de la capilla, del canónigo Juan de Arce, cuya familia ostentó el patronazgo, y a cuya munificiencia debemos este espacio.
Capilla de Santa Lucía
La Capilla de Santa Lucía (n.º 20 en el plano) se sitúa a los pies de la nave del Evangelio de la Catedral, y fue realizada en el siglo XVI. En el centro se sitúa el retablo de Santa Lucía, de madera policromada y dorada, realizado en 1550 por seguidores de Manuel Álvarez, e instalado en esta capilla en 1582. Está compuesto de tres cuerpos, con numerosos relieves y esculturas. En la hornacina central del retablo se encuentra la imagen de la santa.
Esta capilla alberga además varias lápidas de enterramiento y dos sepulcros. En la pared oeste encontramos el sepulcro del canónigo Blas de la Rúa Bustamante, con una escultura de la Asunción de María, del siglo XVII. En el muro norte se ubica el sepulcro del opispo Buenaventura Moyano con un lienzo que representa Las Lágrimas de San Pedro, del siglo XVII.
Por último, una reja renacentista de hierro forjado y policromado realizada en 1579 por Juan de Vitoria cierra la capilla.
Antigua capilla del monumento
Se trata de un espacio (n.º 21 del plano) de forma octogonal, añadido en el siglo XVIII al cuerpo de naves, y que como vimos se trasdosa al exterior en forma de capilla casi exenta. Tuvo las funciones de Relicario y capilla del Monumento, y actualmente raramente se abre al público aunque presenta gran riqueza: retablo, bóveda con yeserías, ángeles tallados en madera y el sepulcro de Juan de Herrera, todo ello formando un interesante conjunto rococó.
Claustro
Se accede al claustro (n.º 25 en el plano), que ocupa prácticamente toda la pared lindante con la nave de la Epístola, a través de dos portadas. Una es un diseño tardogótico, siglo XV, con arco apuntado de arquivoltas decoradas por menuda hojarasca. En el tímpano aparece una Virgen en Majestad, más antigua que la propia portada, del siglo XIII.
La otra portada presenta una inusual forma en esviaje, en estilo renacentista, con decoración de grutescos, candelieri, etc. Las hojas del portón están talladas con escenas de la vida de san Antolín, por discípulos de Alonso Berruguete, señalándose el nombre de Manuel Álvarez como posible artífice.
Las obras del claustro se iniciaron hacia 1439, a expensas de los obispos fray Alonso de Burgos y Juan Rodríguez de Fonseca. Es un espacio cuadrado con cuatro crujías techadas por bóvedas de crucería de nervios combados, de sencillo esquema tardogótico. Los nervios apean en pilares fasciculados ligeramente resaltados del muro. Hacia el interior del patio se abren arcos apuntados que debieron llevar, como es usual en estos casos, tracerías y maineles que dejaban pasar la luz. Tales arcos fueron inexplicablemente tapiados en el siglo XVII, cerrando las galerías. En una intervención reciente (años 1999-2000) se han vuelto a abrir los arcos ojivales dotándolos de tracerías de diseño moderno con resabios gotizantes. En 1503-1505 dirigía las obras del claustro Juan Gil de Hontañón, quien lo remató hacia el año 1516.
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Sala Capitular
Adosada al claustro y de la misma época que éste, es una sala (n.º 17 en el plano) de dos tramos de altas bóvedas de crucería combadas, iluminada por tres ventanales. Consta que trabajó también aquí Juan Gil de Hontañón, en la primera década del siglo XVI.
Museo Catedralicio
A diferencia de otras diócesis, que suelen unir el museo de la catedral al diocesano, en el caso de Palencia el Museo Diocesano se encuentra instalado en otro espacio, el antiguo Palacio del Obispo, de manera que aquí se conservan solamente obras procedentes de la propia catedral, pese a lo cual el nivel y la calidad de sus piezas es sobresaliente. Sus espacios se reparten entre el claustro, la sala capitular y otras dependencias. Entre las numerosas piezas de prácticamente todas las épocas y estilos, las más señeras son:
- Una píxide esmaltada, románica, siglo XIII, rarísima en su estilo.
- Relieve del Descendimiento, de Felipe Vigarny, que lo esculpió para el retablo mayor, aunque nunca fue colocado.
- Díptico del Calvario y la Piedad, excelente pintura de Pedro Berruguete, pieza imprescindible en su catálogo.
- Escultura de Santa Ana Triple, obra maestra de Alejo de Vahía, de hacia 1510.
- Cáliz renacentista, siglo XVI, obra de orfebres germánicos, regalado por el emperador Carlos V a la catedral.
- Los Desposorios de Santa Catalina, gran cuadro de altar obra de Mateo Cerezo, siglo XVII, muy similar a uno conservado en el Museo del Prado del mismo tema y autor.
- Custodia procesional en plata, renacentista, obra de Juan de Benavente, 1585.
- El Martirio de san Sebastián, obra firmada de El Greco, una de sus pinturas más destacadas, y sin duda la obra maestra de cuantas guarda la catedral.
Tapices de la catedral
La catedral alberga varias series de tapices del siglo XVI de gran calidad e importancia histórica. Algunos se hallan colocados en los muros de la capilla mayor. La mayoría fue donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, con temas sobre el Antiguo y Nuevo Testamento y la Salve Regina. Otros pertenecieron al Dr. Arroyo, canónigo de Palencia y magistral de Valladolid. Proceden de los talleres de Bruselas y de los de Marche-Crétif, que era el tapicero de Francisco I de Francia.
Servicios de la catedral
La catedral es una entidad viva que mantiene una serie de actividades vinculadas a su razón de ser. Los servicios que siguen en activo son:
- Actos de difusión cultural: con publicaciones, exposiciones y conciertos.
- Amigos de la catedral, asociación particular que aporta y elabora sus propios programas.
- Archivo particular, a cargo de la catedral y a disposición de los interesados y estudiosos. Dirigido por Santiago Francia Lorenzo, académico de la Institución Tello Téllez de Meneses.
- Museo Catedralicio, con su exposición permanente.
- Formación de un coro infantil.
- Coral o Capilla de cantores.
- Escuela-Taller cuyo cometido es la reparación y conservación del patrimonio artístico.
- Obrador litúrgico que tiene a su cargo la conservación y reparación de ropas litúrgicas y otros componentes.
- Asociaciones varias, entre la que se encuentra la Escuela de Acólitos.
- Servicios varios a cargo de profesionales dedicados a mantener viva la catedral bajo la dirección de los capitulares responsables. Son los guías, cuidadores, conserjes, organista y campanero.
Algunas curiosidades
- Si se observa la girola por el exterior se puede encontrar una extraña gárgola: el fotógrafo. Es posterior a las obras del templo pero Jerónimo Arroyo, el arquitecto palentino que se encargó de restaurar la catedral decidió colocarla en honor a un conocido suyo que falleció realizando unas fotos en el tejado de esta catedral. Se cuenta que el que se coloque bajo esta estatua y pida un deseo le será concedido.
- Sobre la tumba de Inés de Osorio, patrocinadora a su muerte de la finalización de la Catedral, se encuentra una escultura de su cuerpo con su fiel criada, ésta tiene una coleta que según cuenta la tradición concede el deseo que se pide a quien tire de ella, en especial concede deseos a los estudiantes para tener una buena carrera.
- En el museo catedralicio hay un cuadro de Carlos I de rostro amorfo imposible de descubrir a simple vista, para verlo bien hay que mirarlo desde un agujero practicado en el lateral del marco.
- En el fondo de la Cripta de San Antolín y entre los pilares más antiguos de la catedral se halla una fuente que, como tantas otras, concede un deseo a quien arroje una moneda.
- La Bella Desconocida es, junto con el Cristo del Otero, el símbolo de Palencia.
Notas
- ↑ Revuelta González, Manuel (1999), La recuperación de la conciencia artística en Palencia, Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, N.º 70 , pags. 359-384, ISSN 0210-7317
- ↑ No se sabe con exactitud quién construyó esta parte antigua. Se supone que tal vez se levantó en tiempos del rey Wamba para guardar las reliquias de San Antolín que este rey trajo desde Narbona en el 672 cuando era obispo Ascario.
- ↑ Las excavaciones realizadas en los últimos tiempos en plazuelas y alrededores de la catedral han puesto de manifiesto restos de construcciones romanas que coinciden con el nivel de la cripta
- ↑ Es en este momento cuando la tradición sitúa la leyenda del rey Sancho y su hallazgo del cuerpo de San Antolín.
- ↑ La cripta tenía otras dependencias adosadas, para servicios y otros usos, según se ha podido constatar al levantar el pavimento con el objeto de hacer unas reformas en la catedral y ver parte de sus cimientos.
- ↑ Quadrado, José Mª: Recuerdos y Bellezas de España (1861).
- ↑ Para la evolución cronológica y obras de la catedral consultar La arquitectura gótica en la ciudad de Palencia (1165-1516), Palencia 1989 y La catedral de Palencia, Palencia 1988 de Rafael Martínez.
- ↑ De este arquitecto se tiene poca noticia. Se sabe que estuvo relacionado con maese Carlín, arquitecto gótico que trabajó en Cataluña y en Sevilla. Según el arquitecto Agapito y Revilla, su nombre como maestro de la catedral de Palencia aparece en una lista de presos en un libro de acuerdos del Ayuntamiento de esta ciudad. Referencias sobre este maestro en Notas acerca de Ysambart, maestro mayor de la catedral de Palencia y Las catedrales de España de A. García Flores y J.C. Ruiz Souza, Alcalá de Henares 1977
- ↑ Según ha anunciado el obispado en la página oficial de la catedral.
- ↑ a b ARA GIL, Clementina Julia, En torno al escultor Alejo de Vahía (1490-1510), Sever-Cuesta, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1974.
- ↑ Casi siempre estos derechos consistían en poder enterrarse en la capilla y poder dejar constancia para la posteridad con escudos familiares y otros símbolos.
- ↑ Este maestro realizó en la misma época la bóveda del crucero.
- ↑ Allí han quedado como recuerdo las puertecillas laterales por las que se subía a la plataforma.
- ↑ Torres Balbás, arquitecto y arqueólogo español, opina que se trata de una obra poco hábil que rompe la armonía arquitectónica. Por su parte el historiador y arqueólogo español Díaz Pinés considera que se trata de un modelo medieval bastante difundido y que debió en este caso pertenecer a la traza palentina original
- ↑ Arcediano de Campos y abad perpetuo de Lebanza
Bibliografía consultada
- Catálogo monumental de Castilla y León. Bienes inmuebles declarados. Vol I. Junta de Castilla y León, 1995. ISBN 84-7846-433-6
- MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Rafael A. Catedrales de Castilla y León. Catedral de Palencia. Editorial Edilesa, 2002. ISBN 84-8012-387-7
- NAVASCUÉS, Pedro y SARTHOU, Carlos. Catedrales de España. Espasa Calpe 1996. ISBN 84-239-7645-9
- SANCHO CAMPO, Ángel. La Catedral de Palencia: un lecho de catedrales. León: Edilesa, 1996. ISBN 84-8012-139-4
- SANCHO CAMPO, Ángel. La Catedral de Palencia: guía breve. León: Edilesa, 2005. ISBN 84-8012-515-2
- MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Rafael A., "La catedral de Palencia. Historia y arquitectura", Palencia, 1988, ISBN 84-404-1944-9
Enlaces externos
- Fotografías
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