- Cinturón de Hierro de Bilbao
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Cinturón de Hierro
Una de las entradas al Cinturón en Archanda.Tipo Sistema de fortificación de túneles, búnkeres y trincheras Ubicación En los alrededores de Bilbao, Vizcaya (España). Coordenadas Coordenadas: Época de construcción 1936-1937 Construido por Alejandro Goicoechea Materiales de construcción Acero, cemento, hormigón (y otros) Período en uso 1937 Uso actual Ninguno Estado de conservación Semiconservado Abierto al público Sí Conflictos bélicos Guerra Civil Española Eventos Batalla de Bilbao (1937) El Cinturón de Hierro de Bilbao es un sistema de fortificación formado por túneles, búnkeres y trincheras que se construyó durante la Guerra Civil Española a través de la costa y los montes que rodean Bilbao (Gaztelumendi, Archanda, etc.) con el objetivo de defender la ciudad ante un ataque de las Fuerzas sublevadas. A pesar del enorme esfuerzo económico y los recursos invertidos en su construcción, cuando las tropas sublevadas se acercaron a estas fortificaciones (que se encontraban incompletas), las defensas bilbaínas quedaron rápidamente en inferioridad. Y cuando se produjo el asalto de las brigadas carlistas, los fortines y defensas de la línea no resistieron los bombardeos de artillería y aviación ni tampoco lograron evitar la caída de Bilbao, debido a que el ejército invasor conocía con exactitud las posiciones enemigas, ya que el ingeniero que dirigió su construcción les facilitó ésta información. A posteriori, la eficacia del Cinturón de Hierro ha sido elogiada por unos y criticada por otros.
Contenido
Orígenes
En septiembre de 1936, el recién creado Euzko Gudarostea (ejército dirigido por el también recientemente formado Gobierno vasco de José Antonio Aguirre y formado por batallones de distintas ideologías) se mantenía ante las tropas del General Mola tan sólo en Vizcaya, la zona oeste de Guipúzcoa y parte del noroeste de Álava. Y en el plano militar, la superioridad militar de los sublevados era patente. Para tratar de evitar la caída de Vizcaya en manos de los sublevados, el Gobierno vasco levantó el denominado Cinturón de Hierro, una línea defensiva estática, destinado a la defensa de Bilbao, siguiendo las instrucciones del general Alberto de Montaud y Noguerol. De todos modos, como concepción militar, esta línea de trincheras y búnkeres respondía a la estrategia de defensa estática procedente de los altos mandos franceses en la Primera Guerra Mundial (quienes después de esa guerra construyeron la Línea Maginot) compartida entonces por la mayoría de los estados mayores en ejércitos de muchos países del mundo. Como ejemplos de fortificaciones construidas bajo esa premisa durante esta época, caben citar la Línea Mannerheim en Finlandia, la Línea Mareth en Túnez, la Línea Sigfrido en la Alemania nazi, la Línea Metaxas en Grecia o la Línea XYZ en la propia guerra española).
Historia
Construcción
El presupuesto ascendió a 50 millones de pesetas,[1] con un perímetro proyectado de 80 kilómetros[cita requerida] y contaría con búnkeres, trincheras y numerosos puestos de ametralladoras y artillería. En su construcción participaron trece arquitectos, doce ingenieros industriales, dos ingenieros de minas, un ingeniero agrónomo, tres aparejadores y dieciséis contratistas, todos coordinados por el capitán de Ingenieros Alejandro Goicoechea, posterior inventor del Talgo, y con la ayuda su ayudante, el capitán Pedro Murga. Trabajaron en esta obra 8.500 trabajadores habituales desde noviembre de 1936, si bien a inicios de 1937 esta cifra disminuyó sustancialmente a poco menos de 3.000 operarios. No obstante, a pesar del ingente esfuerzo invertido, cuando se produjo la ofensiva final de los rebeldes gran parte de la línea defensiva está todavía sin finalizar. Y es que, en esas fechas sólo el 28% de las trincheras estaba en condiciones óptimas de cumplir su cometido.[2]
La traición de Goicoechea
No obstante, fueron precisamente los propios encargados del diseño quienes, con su traición, hicieron posible su fracaso de manera mucho más rápida. Los oficiales Murga y Anglada fueron fusilados ya a fines de 1936 después de ser descubiertos por las autoridades republicanas intentando entregar planos a agentes rebeldes. El monárquico Goicoechea consiguió pasar las líneas del frente en febrero de 1937, llevándose consigo todos los planos e información que pudo recolectar sobre el entramado defensivo, entregando tales datos a los atacantes.[3] De esta forma, los mandos del ejército sublevado pudieron saber que en el sector del monte Gaztelumendi, a unos 4 kilómetros al noroeste de Bilbao, el cinturón poseía una sola línea de defensa en deficiente estado. A inicios de mayo los sublevados lanzaron un potente ataque apoyado por aviones (principalmente italianos y de la Legión Cóndor) que pulverizó las defensas bilbaínas y desorganizó las líneas del Cinturón de Hierro. Hasta entonces gran parte de los soldados del Eusko Gudarostea, bajo influencia de la propaganda republicana, creían que el Cinturón era una línea casi inexpugnable, siendo sorprendidos por la fragilidad de las defensas.
El asalto y caída del Cinturón de Hierro
El 11 de junio el Ejército sublevado lanzó su ofensiva final contra El Hierro, con un bombardeo preliminar de 150 piezas de artillería acompañado por ataques aéreos de la Legión Cóndor y la aviación italiana que fue particularmente intenso. Aquel golpe quebrantó la resistencia de los defensores vascos concentrados en la última cota de terreno inmediatamente anterior al "Cinturón de Hierro". Al anochecer, los coroneles García Valiño, Bautista Sánchez y Bartomeu, con tres de las seis brigadas navarras, alcanzaron la célebre línea defensiva.[4] Los bombardeos se prolongaron durante toda la noche.[5] El 12 de junio, una vez que las baterías y las nuevas oleadas de aviones hubieron machacado el Cinturón de hierro durante varias horas, la brigada de Sánchez Bautista atacó el punto en el monte Gaztelumendi en el que el sistema defensivo era más débil e incompleto. Un nuevo bombardeo de artillería precedió a la ofensiva. Los defensores, de esta forma, no pudieron distinguir en qué momento preciso terminaron los bombardeos y empezaron a disparar a los tanques. De repente, en todas partes surgieron la confusión, el humo y el movimiento y las unidades vascas sintieron la amenaza de verse rodeadas y apresuraron la retirada.[6] La resistencia del Cinturón de hierro había durado menos de dos días y aunque solo había caído una sección del frente, las tropas de otros sectores abandonaron las defensas de toda la línea del Cinturón.
Características
Consistía en dos líneas defensivas con una distancia entre ellas de unos 200 o 300 metros aproximadamente, que carecían de profundidad y protección por los flancos y que estaban situadas en las cumbres de las colinas, sin camuflaje alguno.[7] Esta línea estaba compuesta de 180 complejos de búnkeres de hormigón reforzado de hasta 70 cm de espesor, equipando además baterías como la que se puede ver en Punta Lucero. También algunas partes de este perímetro defensivo consistían en pequeñas y poco profundas trincheras, las cuales estaban constituidas formando una línea recta y continua (que permitía el tránsito de tropas de un sector a otro), pero construidas con profundas (es decir, una sola línea sin el refuerzo de otras a nivel secundario, lo que hacía las trincheras más vulnerables a un ataque frontal); la misma línea de trincheras carecía de protección suficiente ante ataques aéreos, y de hecho la aviación de los sublevados la atacó con relativa facilidad desde sus primeras etapas de construcción, al punto que en la fecha de la ofensiva final de los rebeldes sólo el 28% de las trincheras estaba en condiciones óptimas de cumplir su cometido.[8]
No obstante, ya desde su concepción contaba con una serie de defectos que lo condenaron. Y es que contaba con trincheras rectilíneas, de fácil localización por la aviación y mal protegidas frente a ataques aéreos. Sus nidos de ametralladoras estaban concebidos y protegidos contra artillería de calibre 10,5 cm, sin tener en cuenta que el enemigo empleaba un gran número de piezas de calibre muy superior. En último punto, resulta incomprensible pero las fortificaciones del Cinturón de Hierro no se apoyan en obstáculos naturales que haya presentes en la zona, que en el caso de Bilbao son numerosos. En definitiva, el Cinturón de Hierro tenía demasiados puntos débiles como para ser un instrumento plenamente efectivo pero, ante esto, está la traición de Goicoechea, que no era otro que su creador.[9] Lo cierto es que además de pasarse al bando sublevado, la mediocridad de las defensas bilbaínas muy posiblemente esté relacionada con Goicoechea.
Bibliografía
- Thomas, Hugh (1976) (en español). Historia de la Guerra Civil Española. Barcelona: Círculo de Lectores. ISBN 84-226-0873-1.
- Beevor, Antony (2005). La guerra civil española. Círculo de Lectores. ISBN 978-84-672-1532-8.
Referencias
- ↑ «El Cinturón de Hierro. elcorreodigital.com».
- ↑ «El Cinturón de Hierro. elcorreodigital.com».
- ↑ Hugh Thomas, p.663
- ↑ Hugh Thomas, pág. 745.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 746
- ↑ Hugh Thomas, pág. 746
- ↑ Hugh Thomas, p.663
- ↑ «El Cinturón de Hierro. elcorreodigital.com».
- ↑ «El Cinturón de Hierro. elcorreodigital.com».
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