- Historia de Finlandia
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Los primeros orígenes de los finlandeses
Lengua
El finés y el sami — la lengua de la pequeña minoría indígena de Laponia — son ambas lenguas ugrofinesas y se las ubica en la rama urálica antes que en la familia indoeuropea. El idioma más cercano aún en uso es el estonio.
Teorías
Los orígenes del pueblo finlandés y su lengua son un asunto de controversia revigorizada. Algunos eruditos establecidos afirman que "su hogar original" fue en lo que ahora es el centro-oeste de Siberia. Otros han sugerido una gran "patria" entre el río Volga y Escandinavia.
Algunas aproximaciones de especialidades previamente consideradas subordinadas a la cuestión, han producido puntos de vista divergentes al desafiar esta aceptada visión.
Los antepasados de los finlandeses llegaron a su actual territorio hace miles de años, en numerosas olas sucesivas de inmigrantes que vinieron del este, sur y oeste, estableciendo una cultura de cazadores-agricultores y empujando a los indígenas cazadores-recolectores sami hacia las remotas regiones norteñas.
Una teoría nueva, formulada durante la década de 1990, dice que durante la Edad del Hielo, los ancestros de los finlandeses vivieron en una de las tres áreas habitables del sur de Europa, llamadas refugias. Las otras dos áreas habitables fueron hogar para las lenguas indoeuropea y vasca.
Según esta teoría, los ugrofineses se repartieron por el norte, mientras se derretía el hielo. Poblaron el centro y norte de Europa, mientras que los vascos poblaron el oeste. Más tarde, los hablantes de idiomas indoeuropeos les enseñaron la agricultura a sus vecinos cazadores-recolectores. Mientras los cazadores-recolectores ugrofineses y vascos aprendieron cómo cultivar la tierra, también aprendieron la cultura y el idioma de los cultivadores y así se convirtieron en indoeuropeos.
Estos nuevos indoeuropeos pronto tuvieron un crecimiento de población, merced a la agricultura, y se trasladaron a nuevas áreas e indoeuropeizaron a los cazadores-recolectores locales, y así sucesivamente. Así es como nacieron las lenguas célticas, germánicas y eslavas.
Los finlandeses no fueron indoeuropeizados, por su localización aislada, y esto explica por qué su idioma no está relacionado, pero sus genes podrían estar relacionados cercanamente con los indoeuropeos de la Europa Central. No obstante, esta teoría no es aceptada por la mayoría de los investigadores. No es fácilmente refutada con evidencia arqueológica, pero muchos científicos lingüistas la consideran imposible.
Investigación genética
La investigación genética indica que los finlandeses son los más relacionados con los hablantes de lenguas germánicas. Según una amplia investigación genética, el grupo más cercano a los finlandeses son sorprendentemente los flamencos germanos de Bélgica. Es destacable también que la similitud está en los genes que solamente se heredan de una mujer a otra mujer. Esto sugiere que tuvieron una ascendencia en común, probablemente en la misma refugia de la última Edad del Hielo. Sin embargo, la similitud genética no prueba necesariamente que existió alguna vez un idioma común, o que el idioma común habría sido uno ugrofinés. La lengua ugrofinesa puede haberse desarrollado y repartido solo después de la Edad del Hielo.
Prehistoria
La evidencia arqueológica del Paleolítico, el poblamiento anterior a la Edad del Hielo en Finlandia, es un tema en debate. Después de la Edad del Hielo, la evidencia arqueológica de los primeros pobladores de Finlandia, que venían del sur y del este, pueden ser rastreadas hacia alrededor del 8500 a.C. La población de cazadores-recolectores del Mesolítico es conocida como la "cultura Suomusjärvi". Alrededor del 5300 a.C. aparecieron las "culturas del peine de cerámica", conocidas por su alfarería. Esto marca el comienzo del Neolítico para Finlandia, aunque la subsistencia aún estaba basada en la cacería y la pesca. Redes extensas de intercambio existieron entre Finlandia y el noreste europeo durante el V milenio a.C. Grandes cantidades de pedernal y ámbar fueron importados a Finlandia. Pinturas en las rocas, aparentemente relacionadas con sistemas de creencias de chamanes y tótems, existen especialmente en el este de Finlandia.
Se cree que la lengua proto-finesa se repartió por Finlandia en ésta época, si no lo fue antes.
Después del 3200 a.C., los inmigrantes o la fuerte influencia cultural del sur del golfo de Finlandia se establecieron en el sur de este país. Esta cultura fue parte de las culturas europeas del Hacha de Guerra, las cuales han sido asociadas a menudo con el movimiento de hablantes indoeuropeos. La cultura del Hacha de Guerra o Cuerda Cerámica parece haber practicado también la agricultura y la crianza de animales en Finlandia. Más al interior, las sociedades estaban menos avanzadas. La lengua finlandesa tuvo un influjo de las lenguas bálticas indoeuropeas (y vice versa) aproximadamente en el período del 3500-1000 a.C.[1] (http://victorian.fortunecity.com/christy/32/ak2e.html), y las lenguas sami divergieron del finlandés estándar.
La Edad de Bronce comenzó en alguna época después del 1500 a.C., esta vez repartiéndose desde el oeste. Las regiones costeras de Finlandia fueron parte de la Cultura Nórdica del Bronce, mientras que en las regiones interiores, las influencias vinieron de las culturas del norte de Rusia que usaban el bronce. Después del 500 a.C., comenzó la Edad de Hierro. Hallazgos de hojas de hierro importadas y trabajos locales en hierro aparecen alrededor de la misma época.
Durante el siglo I, el comercio e intercambio con Escandinavia aumentó y se han encontrados algunos artefactos romanos de este período. Durante el primer milenio d.C., los grupos de población de Finlandia intercambiaban sus productos (mayormente pieles) con comerciantes escandinavos. Las influencias también vinieron del sur y del este. La sociedad fue estratificada: la existencia de entierros ricamente adornados, normalmente con armas, sugieren que una élite principal existió desde el siglo III en adelante. No obstante, una sociedad centralizada no evolucionó en Finlandia, ni siquiera durante la Era Vikinga.
Durante este tiempo, la población en Finlandia puede ser percibida en grupos diferentes: finlandeses, tavastianos, carelios y sami. Åland es absorbida por la cultura sueca, si no antes. Estos términos son usados en el sentido lingüístico, no para sugerir que el pueblo de la Era de Hierro habría usado o entendido etónimos modernos.
La dominación sueca
Poco después de 1150, el rey cristiano de Suecia emprendió una cruzada en el suroeste de Finlandia: detrás llegaron los misioneros, y así nació la ciudad de Åbo. Durante la misma época, los rusos ortodoxos de Nóvgorod, que dominaban el comercio de pieles, penetraron en el territorio de la actual Carelia, donde consiguieron conversiones de los nativos y fundaron un obispado en Olonets.
Los primeros enfrentamientos entre suecos y rusos se iniciaron a comienzos del siglo XIII, culminando con la victoria del príncipe ruso Alexander (1240), en el río Neva. Desde entonces el príncipe sería conocido como Alexander Nevski. Sin embargo, la victoria del príncipe ortodoxo preocupó al Papa de Roma, que animó a los suecos a completar la conquista de Finlandia. Åbo se convirtió en la sede de un obispado dependiente del Arzobispo de Uppsala, que la convirtió en capital.
En 1293 se fundó una nueva ciudad, Víborg. Sin embargo, no tardó en reanudarse la guerra contra los rusos. El objetivo principal era controlar el istmo de Carelia, que finalmente acabó siendo repartido por el Tratado de Nöteborg (1323), en el cual los suecos conservaron Víborg y sus alrededores; los rusos, las dos orillas del río Neva y la costa del lago Ladoga. Esta frontera entre ambos países permaneció hasta el siglo XVI.
La conquista de Finlandia por el reino de Suecia, a diferencia del sistema establecido durante la misma época por la Orden Teutónica en Estonia y Livonia, no conllevó consigo la implantación de la servidumbre de las poblaciones autóctonas: se constituyó una nobleza finesa y los obispos de Åbo fueron elegidos entre los fineses.
A partir de 1347 se aplicó en Finlandia el derecho sueco, y unos años más tarde el país adquirió el rango de ducado, integrado en el reino de Suecia. En 1581 fue convertido en gran ducado. Un canónigo finés de Åbo introdujo en 1527 la Reforma luterana en Finlandia. El obispo Mikael Agricola tradujo en 1548 el Nuevo Testamento al finés, convirtiéndose en el primer testimonio escrito de esta lengua, aunque la lengua oficial y de la sociedad culta siguió siendo el sueco. El uso del finés no sería implantado en la administración hasta 1739.
Desde mediados del siglo XVI, los reiterados ataques a Livonia por parte del zar Iván el Terrible obligaron a los suecos a reaccionar y se apoderaron de territorios en Estonia y en Ingria (entre Estonia y el lago Ladoga). El poderío sueco alcanzó entonces su apogeo y Finlandia conoció una relativa prosperidad: se crearon nuevos asentamientos, carreteras, servicios de correos, y se fundó una universidad en Åbo (Turku).
Con la Guerra del Norte (1700-1721) finalizó este período de estabilidad y prosperidad. El enfrentamiento entre el zar Pedro el Grande de Rusia y el rey Carlos XII de Suecia tuvo efectos catastróficos. Tras la derrota de este último en la batalla de Poltava en 1709, las tropas rusas invadieron Finlandia en 1710 y devastaron el país durante varios años: en la memoria colectiva de los finlandeses recibe el nombre de la “Gran Rabia”.
Por el Tratado de Nystad (1721), Rusia adquirió los territorios de Estonia, Livonia, Ingria y todo el istmo de Carelia: esta frontera se mantuvo con ligeras variaciones hasta la actualidad. En 1743 el Tratado de Åbo añadió una pequeña porción de Finlandia.
Por último, en 1808, el zar Alejandro I de Rusia, a quien la paz firmada con Napoleón Bonaparte en Tilsit había dejado las manos libres, invadió Finlandia: el Tratado de Fredrikshamn reconoció su anexión en 1809.
La dominación rusa
Alejandro I de Rusia estableció el Gran Ducado de Finlandia nombrándose a sí mismo como Gran Duque y lo configuró añadiéndole los territorios conquistados en 1743 y 1809, así como parte de los territorios adquiridos en el tratado de 1721: las fronteras de Finlandia se encontraban próximas a la ciudad de San Petersburgo.
Hasta finales del siglo XIX, el gran ducado gozaría de una autonomía real: tuvo su propia dieta parlamentaria, ejército, moneda, sellos de correo, etc., el sueco siguió siendo el idioma oficial. Por lo que se refiere a los propios fineses, éstos no se sentían apartados de los suecos, pero el traslado de la capital de Åbo a Helsingfors (Helsinki) en 1812 supuso una ruptura con la tradición.
La lengua finlandesa atravesó un período de esplendor literario, en particular con la aparición a partir de 1835 del Kalevala de Elías Lönnrot, un extenso poema épico inspirado en cantos populares. Por su parte, las autoridades rusas estimularon el uso del finés para contrarrestar la influencia cultural sueca: reformaron la enseñanza para favorecerlo y reconocieron el finés como segundo idioma oficial.
Sin embargo, el despertar de la conciencia nacional acabó a largo plazo por entrar en conflicto con el carácter autocrático del régimen zarista de Rusia, y la postura del gobierno central se endureció con el paso de los años. A instancias del gobernador Bobrikov (asesinado en 1904), el manifiesto del zar del 15 de febrero de 1899 suprimió el ejército finlandés e impuso el ruso como idioma de la administración. Tras la revolución rusa de 1905 se produjo cierta flexibilización: una nueva Constitución instituyó un Parlamento elegido por todos los ciudadanos, incluidas las mujeres. Pero el éxito de los socialistas en las elecciones de 1907 provocó que se intensificaran la represión y la rusificación.
La independencia
La independencia de Finlandia de Rusia fue reconocida en el Tratado de Brest-Litovsk.[1] Después de haber experimentado una terrible guerra civil, los sectores conservadores, liderados por el general Mannerheim,[2] derrotaron a los grupos socialdemócratas y comunistas, apoyados por los bolcheviques rusos.[3] Luego de la firma del Tratado de Brest-Litovsk, Alemania desembarcó tropas en Hanko y tomó Helsinki el 13 de abril de 1918.[4] El 16 de mayo se celebró la victoria de la "Finlandia Blanca", después de que los rusos soviéticos se retiraran de Finlandia.
El 9 de octubre, el Senado finlandés eligió como Rey a Federico Carlos de Hesse, un príncipe alemán, cuñado del Emperador Guillermo II. La derrota alemana y la abolición de la monarquía germana significó el fin del experimento monárquico en Finlandia. El Príncipe Federico nunca fue coronado rey,[5] ni siquiera llegó a visitar Finlandia,[5] y renunció el 14 de diciembre de 1918. De esta manera, Finlandia se convirtió en una República independiente, siendo su primer presidente Kaarlo Juho Ståhlberg.[2]
Entre 1918 y 1920, voluntarios fineses llevaron a cabo una serie de incursiones en territorio ruso, conocidas como Heimosodat, cuyo objetivo era la creación de la Gran Finlandia. Finalmente, se firmó el Tratado de Tartu con Rusia el 14 de octubre de 1920, donde se definieron las fronteras ruso-finesas. Finlandia desalojó algunas regiones en Carelia ocupadas por los voluntarios, a cambio recibió una salida al océano Ártico a través de Petsamo.[5]
La frontera de 1920 sufrió grandes modificaciones al acabar la Segunda Guerra Mundial. Luego de sufrir un fallido intento de invasión soviética entre 1939 y 1940 (véase Guerra de Invierno), Finlandia perdió el acceso al Lago Ladoga. En 1941 participó junto a la Alemania Nazi en la invasión de la Unión Soviética, específicamente en las regiones de Carelia y alrededor del Ladoga y Leningrado (véase Guerra de Continuación). Finlandia logró recuperar los territorios perdidos en 1940,[5] [2] pero al revertirse el curso de la guerra en contra de Alemania, los fineses de nuevo tuvieron que redefinir sus fronteras con la Unión Soviética en 1944. En el Armisticio de Moscú, Finlandia realizó mayores concesiones territoriales[2] y perdió su salida al océano Ártico.[5]
La postguerra
Al acabar la guerra, los soviéticos actuaron con dureza sobre los territorios conquistados. Expulsaron a todos los fineses del istmo de Carelia para sustituirlos por rusos: Finlandia tuvo que acoger a más de 400.000 refugiados. Además, tuvo que pagar cuantiosas reparaciones de guerra hasta 1952. En 1945-1946 los soviéticos consiguieron que las Naciones Unidas acusaran y condenaran a todos los políticos finlandeses que estaban en el poder en junio de 1941. De un modo más general, la política exterior de Finlandia estuvo sometida a una vigilancia constante por parte de Moscú: a esta situación se la bautizó como “finlandización”, una tutela que se efectuó sin que se instalara un gobierno comunista en Helsinki ni se produjera una adhesión al Pacto de Varsovia.
Tras la muerte de Josef Stalin, la presión sobre Finlandia se relajó poco a poco: los soviéticos evacuaron la base de Porkkala en 1956; se autorizó a Finlandia a adherirse a la Asociación Europea de Libre Comercio en 1962. También fue un éxito la “línea Paasikivi-Kekkonen” –una sutil dosificación de estricta neutralidad y combinación muy medida que satisface a las exigencias soviéticas sin menoscabar la independencia finlandesa –que encarnan los presidentes Juho Kusti Paasikivi (1946-1956) y luego Urho Kekkonen (1956-1981). Reconocida como puente entre el bloque capitalista y el bloque comunista, Finlandia acogió en 1973 la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, cuya acta final se firmó el 31 de julio de 1975.
El derrumbe de la Unión Soviética en 1991 puso fin a lo que subsistía de la finlandización. En febrero de 1993, Finlandia inició negociaciones con vistas a su adhesión a la Unión Europea, que se produjo en 1994.[1]
Referencias
- ↑ a b End of an Era. Revista TIME. Consultado el 26/01/2008~.
- ↑ a b c d Timeline: Finland. BBC News. Consultado el 26/01/2008.
- ↑ Carl Gustaf Mannerheim. Brittanica Online. Consultado el 26/01/2008.
- ↑ 1918 and Russia. MACROHISTORY & WORLD REPORT . Consultado el 26/01/2008
- ↑ a b c d e Chronology of Finnish history. Virtual Finland. Consultado el 26/01/2008
Enlaces externos
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