- Islam en Arabia Saudita
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La gran mayoría de la población de Arabia Saudita son musulmanes sunníes. Aproximadamente 2 millones de habitantes son chiítas, los cuales principalmente viven en el este del país, en donde constituyen entre el 40 y el 50% de la población de esa región. La religión islámica es la única que se puede practicar en la Arabia Saudita y recibe fuerte apoyo por parte del gobierno.
La población no musulmana está formada en su gran mayoría por trabajadores extranjeros. Arabia Saudita cuenta con una población de 6 a 7 millones de extranjeros, de los cuales la mayoría son musulmanes. Esta población incluye 1,4 millones de indios, 1 millón de bangladesíes, 900.000 pakistaníes, 800.000 filipinos, 750.000 egipcios, 250.000 palestinos, 150.000 libaneses, 130.000 ceilandeses, 40.000 eritreos y 30.000 estadounidenses.
Contenido
Historia del Islam
Ver Mahoma
Teología Wahhabi
La política y el medio ambiente de la Arabia Saudita contemporánea ha sido influenciada altamente por un movimiento religioso que comenzó en la Arabia central a mediados del siglo XVIII. Este movimiento conocido como Wahhabismo proviene de las enseñanzas de Muhammad ibn Abd-al-Wahhab, un erudito en la ley islámica que estudió en Mesopotamia y en Hijaz antes de regresar a Najd.
Peregrinaje
El "hajj" o peregrinaje a la Mecca tiene lugar entre el octavo y el decimotercio día del último mes del calendario musulmán. El peregrinaje representa la culminación de la vida espiritual de un musulmán. Desde que comienzan su viaje los peregrinos frecuentemente experimentan un estado de exaltación; el hecho de encontrarse en un mismo lugar gente de todas las razas, culturas y niveles económicos en armonía y hermandad, constituye de por sí una experiencia altamente conmovedora. Ciertos ritos del peregrinaje, llamados "umrah" pueden realizarse en cualquier momento antes de éste.
El peregrinaje constituye un enorme problema logístico y administrativo. El gobierno emite visas especiales para el peregrinaje que permite la visita a la Mecca y también a la tumba de Mahoma en Medina. El gobierno tiene que vigilar que los peregrinos no se queden en el país buscando trabajo.
Existe toda una organización de especialistas (mutawwifs) y guías que hablan los idiomas de los peregrinos y los instruyen en cuanto a la forma correcta de llevar a cabo los rituales del "hajj". También existen especialistas y guías en Medina y Jiddah. Los "zamzamis" son los encargados de proveer agua a los peregrinos de los manantiales sagrados.
Desde la década de 1980, la Arabia Saudita ha dado pasos importantes para asistir a los peregrinos. En 1988 se invirtieron US$ 15 mil millones para mejorar los sistemas viales hacia las ciudades santas. Esta iniciativa en parte se debe a las acusaciones del gobierno de Irán que los sauditas no estaban en capacidad de guardar los lugares sagrados. En 1987 se había producido violentos enfrentamientos entre los peregrinos iraníes y la policía saudita que dejó un saldo de 400 muertos. Otro desastre ocurrió en 1990 cuando 1.426 peregrinos murieron sofocados o aplastados por la multitud en un túnel con aire acondicionado que se había construido para los peregrinos. Este incidente ocurrió cuando el pánico cundió en el túnel a consecuencia del exceso de gente que entró en él. El gobierno iraní nuevamente arremetió contra el gobierno saudita. No obstante, en 1992 114.000 peregrinos provenientes de Irán visitaron la Mecca, elevando el número a su nivel normal.
Para simbolizar ante el mundo musulmán su legitimidad de guardianes de los lugares sagrados, el rey de Arabia Saudita pronuncia un discurso anualmente dirigidos a los peregrinos. Los sauditas también ayudan económicamente a grupos extranjeros que no tienen los medios para hacer el "hajj".
Islamismo en la Arabia Saudita
La década de 1980 se caracterizó por el surgimiento de un activismo ultraconservador en gran parte del mundo islámico. Este activismo denominado fundamentalismo por el mundo occidental, trató de que los gobiernos de los países musulmanes institucionalizaran las leyes y prácticas sociales islámicas.
En la Arabia Saudita a partir de 1960 y especialmente en la década de 1970, surgió un movimiento liberal experimental dirigido a una apertura hacia Occidente. Este movimiento fue bruscamente reversado cuando la Gran Mezquita de la Mecca fue atacada por grupos religiosos opuestos a la monarquía saudita, al mismo tiempo que la República Islámica de Irán se constituía. Estos eventos obligaban al gobierno saudita a seguir una política mucho más conservadora en cuanto a las prácticas del Islam en el país. Si bien el incidente de la Gran Mezquita, llevado a cabo por un grupo de fanáticos y en donde se produjeron actos violentos y disparos dentro de la mezquita, asombraron al mundo musulmán, los gobernantes sauditas vieron un mensaje que les exigía detener la inundación cultural proveniente de Occidente. Al mismo tiempo el Ayatollah Khomeini pidiendo la destitución del rey Al Saud, era un reto a la legitimidad de la monarquía como guardianes de los lugares sagrados del Islam. También se vieron amenazados por la alta población Shiita que vivía en la Arabia Saudita.
En los años siguientes a estos acontecimientos se produjo un importante movimiento conservador. La guerra del Golfo Pérsico fue otro de los detonantes de este movimiento, el cual alcanzó su auge en la década de 1990.
El resurgimiento del movimiento conservador se puede observar en la literatura, en la actuación de la gente, en las políticas del gobierno, en los sermones en las mezquitas, el trato hacia los extranjeros y las protestas en contra del gobierno. Este resurgimiento también se ha observado en el aumento de programas de televisión y radio religiosos y el aumento de artículos sobre religión en los periódicos.
El resurgimiento del fervor religioso se ha manisfestado en la indumentaria de hombres y mujeres, ahora todavía más conservadora que de costumbre. También se ha revivido la celebración de ciertos rituales como el "mawlid", en donde se congregan las comunidades para rezar en la fecha del nacimiento del profeta Mahoma.
La observación de las leyes islámicas, consideradas anteriormente como responsabilidad de la familia, han sido absorbidas por el gobierno para asegurar su cumplimiento. Por ejemplo, las mujeres no pueden viajar al exterior si no van acompañadas de un chaperón (mahram), un cambio radical de la práctica anterior cuando una carta concediendo el permiso de viajar era suficiente. Esto, por supuesto, ha dificultado que las mujeres puedan estudiar en universidades extranjeras, dado que precisan que su padre, hermano o esposo se traslade con ellas por el periodo que dure sus estudios. La prohibición de que las mujeres puedan conducir automóviles, anteriormente una práctica no oficial, fue sancionada como una ley.
La participación de los "mutawa" en la vida nacional ha aumentado considerablemente. Originalmente la reponsabilidad de este grupo se limitaba a asegurarse que los hombres acudían a las mezquitas para rezar. A partir de 1980, sin embargo, los "mutawa" vigilan la abstinencia de comer, beber o fumar durante el periodo del Ramadán. También vigilan que las tiendas estén cerradas en las horas de rezos diarios y la vestimenta de los ciudadanos sea la adecuada. Las mujeres extranjeras también han sufrido la presión para que su vestimenta cubra totalmente su cuerpo y hombres y mujeres que no tengan nexos familiares no pueden viajar en un automóvil juntos. En la década de los 80 la violación de algunas de estas prácticas solo ocasionaba una reprimenda. A partir de los 90 las sanciones son mucho más severas. Por ejemplo, un ciudadano saudita que le ofreció a una mujer extranjera llevarla a su casa en su automóvil fue sentenciado a flagelación y la mujer fue deportada.
El resurgimiento del movimiento conservador también ha afectado la práctica de otras religiones en el país. Si bien están prácticas no eran bien vistas, oficialmente no estaban prohibidas. Inclusive en los años 20, cuando estaba en su apogeo el "wahhabismo", los médicos cristianos podía atender a oficios religiosos en el palacio de Abdul Aziz Al-Saud. En los 60, 70 y 80, los oficios religiosos no musulmanes se podían realizar en lugares privados, como por ejemplo, en los campos petroleros donde vivían los trabajadores extranjeros. Al final de la guerra del Golfo Pérsico, esto cambió y se prohibió la realización de cualquier oficio religioso que no fuera el islámico.
Otros factores que ayudaron al movimiento conservador es el temor a la pérdida de identidad por parte de la población musulmana, en lo que se veía como un proceso paulatino de adopción de costumbres occidentales. La educación secular, la movilidad en la población y el empleo de mujeres en las compañías estaba erosionando la institución familiar y se buscó en la religión como refugio y fuente de estabilidad.
Otro factor fue el deterioro económico que sufrió la Arabia Saudita al principio de los 90. Durante la rápida expansión de la década de 1970, el empleo en el sector público estaba prácticamente asegurado a cualquier ciudadano saudita que tuviera habilidades técnicas o con una educación en universidades del exterior. Esto, sin embargo, cambió al final de esta década y los jóvenes egresados de la universidad con altas expectativas se encontraron con el problema que el sector público estaba saturado y no había capacidad para más empleo. Esto se ha extendido hasta la fecha y la tasa de desempleo para los universitarios se mantiene alta.
Por otra parte la monarquía saudita necesita mantener su legitimidad como un gobierno islámico. El rey debe probar al resto de los musulmanes que es el legítimo heredero de las creencias religiosas sobre las cuales se fundó el reino. Es por tanto que debe fomentar la educación religiosa y la cultura islámica.
Por tanto, la religión islámica constituye el fundamento cohesivo del reino, la fuente de su legitimidad y el sistema de guía moral y espiritual. Al principio de la década de l990, la naturaleza de la sociedad saudita fue ampliamente debatida. Los factores morales del programa ultra-conservador apelaban a los niveles emocionales de los ciudadanos. Pero la extensión de la práctica de la "sharia" también era motivo de preocupación para un grupo importante de la población. Pero dado que los ciudadanos sauditas, en general, se han beneficiado materialmente del estado, vienen apoyando en su gran mayoría a la monarquía reinante. En el futuro cercano no se observa la posibilidad de cambios, pues la clase gobernante no parece inclinada a tomar riesgos que pudieran poner en peligro su legitimidad como herederos de los lugares sagrados del Islam.
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