- Mérope
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- Para la estrella de las Pléyades 23 Tauri, véase Merope (estrella).
Mérope (cuyo significado es máscara de abeja, dulce como la miel o elocuente) es el nombre de varios personajes de la mitología griega.
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Una de las Pléyades
Mérope era la séptima de las Pléyades, las hijas del titán Atlas y de la oceánide Pléyone que formaban la constelación homónima.
En una ocasión en que Pléyone y sus hijas viajaban por Beocia fueron acosadas por el cazador Orión, que no dejó de perseguirlas, sin alcanzarlas, durante siete años. Finalmente Zeus se apiadó de las muchachas y les facilitó la subida al firmamento, donde desde entonces continúan su huida seguidas de cerca por la constelación de Orión. Su curso por la esfera celeste marcaba el inicio y el fin del verano, razón por la cual eran muy veneradas.
Aunque eran siete hermanas, sólo seis se pueden ver en el cielo. Una de las tradiciones atribuía esta circunstancia a que todas las hermanas estaban casadas con inmortales a excepción de Mérope, que era la esposa de Sísifo y que brillaba con menos intensidad por ser la única que había contraído matrimonio con un mortal. Además, Mérope había sido cómplice en la treta que usó su marido para librarse de la muerte, al no enterrarlo para que así él pudiera reclamar volver a la superficie para solucionar su debida sepultura. Sísifo y Mérope fueron los padres de Almo, Tersandro, Sinón, Ornitión y Glauco (el padre de Belerofonte), siendo por tanto los fundadores de las casas reales de Corinto y Licia. Otra tradición explica que la pléyade que falta era Electra, que cuando Troya fue saqueada, entristecida, cubrió su rostro con sus manos.
Una de las Oceánides
Una segunda Mérope era una de las ninfas acuáticas llamadas oceánides, por ser hijas de Océano y Tetis. Hesíodo menciona que había más de tres mil, y todas ellas estaban asociadas a un estanque, fuente, río o lago.
Mérope se casó con Clímeno, el hijo del dios del Sol. Con él tuvo al malogrado Faetón y a las ninfas llamadas Helíades, que no pararon de lamentar la muerte de su hermano cuando pidió prestado el carro del Sol a su padre y, no pudiendo manejarlo, cayó a la tierra y fue fulminado por Zeus para no provocar una catástrofe. Sin embargo otras versiones los hacen hijos de Clímene, la hermana de Mérope.
Una ninfa Helíade
Esta ninfa, hija de la anterior o de Helios y Clímene fue una de las que lloraron tanto la muerte de su hermano Faetón que tras cuatro meses de lamentos sus lágrimas se convirtieron en ámbar y terminó transformándose, junto con sus hermanas, en los álamos que vierten su ámbar en el río Erídano.
Mérope de Mesenia
Era una princesa arcadia, hija del rey Cípselo. Cuando los heráclidas invadieron Arcadia, Cipselo la entregó como esposa a uno de sus líderes, llamado Cresfontes, con la ciudad de Mesenia como dote, para tenerlo como aliado y salvar así su país.
Mérope y su marido gobernaron en Mesenia hasta que Cresfontes y los hijos que habían tenido murieron durante una sublevación. Sólo se libró su hijo Épito, que se refugió en la corte de su abuelo Cipselo y que juró que se vengaría cuando alcanzase la edad adulta. Hasta entonces, otro helíada, llamado Polifontes, usurpó el trono de Mesenia y obligó a Mérope a casarse con él. Cuando Épito se vio suficientemente fuerte regresó a su ciudad natal y mató a todos los que habían estado implicados en la muerte de su padre y de sus hermanos, incluyendo a Polifontes, liberó a su madre y se hizo cargo del trono que le correspondía.
Mérope de Quíos
Mérope, también llamada Ero, Hero, y Érope, era una hija de Hélice y del rey Enopión, que había partido de su Creta natal y se había establecido en esta isla del Egeo, junto a la costa jonia. Hasta allí llegó el célebre Orión para solicitarle la mano de su hija, pero Enopión, que estaba enamorado en secreto de ella, le fue dando largas mandándole cazar todas las criaturas salvajes que poblaban la isla. Orión cumplía los encargos pacientemente, y cuando volvía de cada misión, entregaba a su amada las pieles de los animales que cazaba.
Pero la situación se estaba haciendo insostenible, la paciencia de Orión se estaba agotando y ya no quedaban casi animales que cazar. Enopìón, que se negaba a renunciar de Mérope, emborrachó una noche a su huésped, le sacó los ojos y lo abandonó en la playa. Otra versión le exculpa al afirmar que Orión se había emborrachado y había violado en su delirio a su pretendida, razón por la cual Enopión, invocando a su padre Dionisio, le emborrachó de nuevo y le cegó.
Cuando Orión se despertó se alejó nadando por el mar y tras un largo peregrinar consiguió que el dios del Sol le devolviera la vista. Entonces volvió a Quíos, pero no encontró a Enopión, pues éste se había escondido en un refugio subterráneo que le había preparado Poseidón y que había construido el mismo Hefesto.
Mérope de Megara
Era la esposa del rey Megareo de Beocia, en cuyo honor recibió su nombre la ciudad de Megara. Con él tuvo a Hipómenes, el joven que arriesgó su vida para casarse con Atalanta, una guerrera que queriendo permanecer vírgen solicitó a su padre que todos los que quisieran pretenderla debían participar en una carrera con ella. Si Atalanta los alcanzaba tenía el derecho a matarlos, pero si alguien conseguía vencerla, se casaría gustosa con él. Hipómenes ganó la competición astutamente, al ir soltando en su recorrido las manzanas de oro que le había dado Afrodita y que Atalanta se entretuvo en ir cogiendo.
Mérope de Corinto
Era una doria que estaba casada con el rey Pólibo de Corinto, y cuya historia muchos atribuyen a Peribea. Cuando el rey Layo de Tebas, temiendo lo predicho por un oráculo, abandonó a su hijo recién nacido para que muriera en el monte, los hombres de Pólibo lo encontraron y se lo entregaron a Mérope, que le llamo Edipo por sus pies hinchados y lo crio como si fuera suyo.
Pero receloso de las bromas de sus compañeros, que decían que un hombre tan valiente no podía haber nacido del taimado Pólibo, Edipo acudió al oráculo de Delfos, que le vaticinó que mataría a su padre y se casaría con su madre. Horrorizado, Edipo no volvió más a la ciudad de Corinto, y se dirigió a Tebas, donde se materializó su terrible destino.
Cuando Pólibo murió Mérope se creyó en la obligación de contarle a Edipo la verdad de su nacimiento. Convencido además por otros indicios, el parricida e incestuoso involuntario se sacó los ojos y dejó el trono en manos de sus hijos (y hermanos) Eteocles y Polinices.
Mérope de Atenas
Era una princesa ateniense, hija del rey Erecteo y de Praxitea, la hija de Frásimo. Según Plutarco, fue la madre del famoso Dédalo, el constructor del laberinto de Creta.
Mérope de Troya
Figuran dos personajes con este nombre en la casa real troyana:
- Una hija del río Sangario que fue una de las primeras esposas que tuvo el rey Príamo.
- Una nuera de éste último, hija de Cebreno.
Mérope de Mileto
También llamada Camiro, era una de las hijas de Harmótoe y del cretense Pandáreo, el cómplice de los robos del ladrón Tántalo. Cuando se descubrió que ambos eran los autores del hurto del mastín de oro que había custodiado a Zeus cuando era un niño y que estaba en el templo del dios en Dicte, Tántalo fue castigado a sufrir los tormentos del Tártaro y Pandáreo fue convertido en piedra o huyó a Sicilia con su mujer, muriendo allí en la miseria. Entonces las diosas Hera, Artemisa y Afrodita se hicieron cargo de sus dos hijas, Mérope y Cleotera, ablandando el corazón de Zeus para que no fueran castigadas. Pero éste, sospechando que tal solicitud con las huérfanas sólo podía deberse a que las diosas estuvieran implicadas en el robo del mastín, las entretuvo con argucias y ordenó a las harpías que se apoderaran de las muchachas, entregándolas después a las erinias para que expiaran con sus sufrimientos los pecados de su padre.
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