- Pie de atleta
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Pie de atleta Clasificación y recursos externos CIE-10 B35.3 CIE-9 110.4 MedlinePlus 000875 eMedicine derm/470 MeSH D014008 Sinónimos Tiña podal
Dermatofitosis del pie
Infección micótica del pie
Tiña de los pies
Infecciones del pie por hongos
Tinea pedisAviso médico El pie de atleta o tinea pedis es una infección micótica producida por hongos dermatofitos (que se alimentan de queratina) o por levaduras (en casos muy raros con alteración del sistema inmune). Afecta los pliegues interdigitales, la planta y los bordes del pie.
Contenido
Etiología
Las dermatofitosis son micosis producidas por un grupo de hongos que tienen la capacidad de infectar tejidos cutáneos queratinizados no viables, incluso el estrato córneo, uñas tinea unguiüm y pelo tinea capitis. Hay unas 42 especies de dermatofitos que pueden afectar los tejidos queratinizados, y éstos se clasifican, según su procedencia, en: zoofílicos, que viven en los animales; antropofílicos, que viven exclusivamente en el ser humano, y geofílicos, que viven en la tierra.[1] Entre los dermatofitos que pueden dar el pie de atleta se incluyen aquí el Trichophyton rubrum, el Trichophyton mentagrophytes y, en menor proporción, el Epidermophyton floccosum.
Epidemiología
Es la dermatofitosis más frecuente y representa un 70 por ciento de las tiñas y un tercio de las infecciones del pie. El 20 por ciento de los individuos son portadores asintomáticos de una tiña contagiosa. Es frecuente ver el paso del organismo a zonas distantes del pie a través de toallas, ropa contaminada y sábanas, entre otras.[2]
El pie de atleta es más frecuente en hombres que en mujeres, y se ve tanto en niños como en adultos. Los atletas y deportistas presentan una mayor morbilidad. El contagio es por transmisión directa de persona a persona, así como de superficies húmedas donde el hongo persiste por meses, tales como piscinas, baños, duchas, toallas, alfombras, en cuarteles, colegios, saunas, hoteles y gimnasios. El mantener el pie húmedo (sudor, por ejemplo) por tiempos prolongados y uso de calzado cerrado como las botas aumenta el riesgo de aparición o permanencia de la infección,[3] pues crea un ambiente cálido, húmedo y oscuro favorable para el hongo.
Animales domésticos como los perros y los gatos pueden ser responsables de la transmisión e incremento de las micosis[cita requerida].
Signos y síntomas
El pie de atleta causa enrojecimiento y picor constante. Algunos casos pueden presentarse sin síntomas, excepto por la característica maloliente de la infección. Es frecuente ver también grietas, ampollas y escamas en el área afectada. En casos de mala circulación periférica en las extremidades, como en ciertos pacientes diabéticos, pueden presentarse complicaciones infecciosas, celulitis y amputaciones del pie.[cita requerida]
Diagnóstico
No sólo los hongos del pie de atleta causan irritación del pie. Otras múltiples enfermedades, como el eccema y la psoriasis o irritaciones por productos del calzado (tintes, adhesivos, etc) pueden causar dolor, picor y eritema. Muchas veces el diagnóstico es incorrecto, pues se trata en realidad de otra dolencia que no es causada por pie de atleta seguida de un tratamiento incorrecto, que incluso puede agravar el problema. Por ello, es importante acudir a un especialista. El diagnóstico correcto debe ser precedido por una historia clínica completa, la toma de muestra raspando la zona afectada, para realizar un examen directo en busca de hifas características del hongo y para llevar a cabo la siembra de un cultivo micológico, con objeto de identificar el organismo causante.
Tratamiento
El tratamiento consiste en la utilización de un antimicótico, bien por vía oral o tópica. Por vía tópica la desaparición completa del dermatofito es difícil: un 65% de los pacientes vuelven a experimentar la enfermedad en un plazo de dos años. Para estas recaídas son de utilidad los antimicótico por vía oral (ketoconazol, por ejemplo). Entre los muchos fármacos utilizados para el pie de atleta podemos destacar los derivados del imidazol (econazol, miconazol, ketoconazol, entre otros), ciclopirox, tolnaftato o terbinafina.
Otro factor determinante a considerar en el tratamiento es cómo reacciona el sistema inmunitario. Aquellos que desarrollan hipersensibilidad retardada al dermatofito terminan curándose por sí solos. En cambio, los que tienen una respuesta inmediata del tipo IgE pueden requerir tratamiento más detallado y extenso.
El jabón o champú a base de sulfato de selenio se usan con frecuencia para lavar los pies,[4] pero no deben utilizarse si hay heridas inflamatorias considerables, por ejemplo en personas inmunodeprimidas (diabetes).
El pie de atleta puede presentarse en tres formas clínicas:
- Forma crónica intertriginosa presentada como un infección interdigital seca, cuyos síntomas son: picazón (en algunos casos), maceración blanquecina, grietas y fisuras con un olor característico y descamación.
- Forma aguda, generalmente plantar: prurito (en algunos casos), grietas e hiperqueratosis por donde todo el pie se amolda al zapato. Es frecuente ver ulceraciones y costras en lugares de mayor fricción.
- Forma vesicular húmeda: con vesículas que nunca deben ser explotadas intencionadamente.
Psoriasis alba
Existe una variante de pie de atleta, del tipo autoinmune, en la cual el sistema inmunitario ataca los tejidos de la piel, en particular en el pie entre dígitos. La enfermedad autoinmune de la piel más común es la psoriasis.
Esta variante del pie de atleta es comúnmente subdiagnosticada, o mal diagnosticada como una micosis cuando no lo es, siendo el tratamiento el mismo que en las enfermedades autoinmunes; básicamente corticoesteroides o inmunosupresores.
Uno de los pocos estudios sobre esta variante del Pie de atleta, se encuentra en un estudio de J.M. Mommers de la Universidad de Nimega, Países Bajos.[5]
Referencias
- ↑ Micosis superficiales
- ↑ American Podiatric Medical Association - Español. [1]
- ↑ MedlinePlus
- ↑ Fisterra-salud. Información para pacientes. [2]
- ↑ "Interdigital psoriasis (psoriasis alba): Renewed attention for a neglected disorder", J. M. Mommers, MD, PhD, Department of Dermatology 802, University Medical Center Nijmegen, P.O. Box 9101, 6500 HB Nijmegen, The Netherlands.
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