- Primavera de Praga
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Durante la Guerra Fría, la Primavera de Praga (en checo: Pražské jaro; en eslovaco: Pražská jar) fue un período de liberalización política en Checoslovaquia, que duró desde el 5 de enero de 1968 hasta el 20 de agosto de ese mismo año, cuando el país fue invadido por la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia (a excepción de Rumanía).
Este movimiento buscaba modificar progresivamente aspectos totalitarios y burocráticos que el régimen comunista tenía en este país y avanzar hacia una forma no totalitaria de socialismo, legalizando la existencia de múltiples partidos políticos y sindicatos, promoviendo la libertad de prensa, de expresión, el derecho a huelga, etc. Acabó en la primavera de 1968, cuando las tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y ponen fin al proceso de apertura política.
Contenido
Antecedentes
El proceso de desestalinización en Checoslovaquia comenzó bajo el mandato de Antonín Novotný a finales de los años 50 y los primeros años 60, pero tuvo un progreso más lento que otros estados socialistas europeos. Siguiendo el liderazgo de Nikita Khrushchev, Novotný proclamo la concreción del socialismo, y una nueva constitución, por consiguiente, adoptó el nombre de República Socialista Checoslovaca. El paso del cambio, también, fue lento; la rehabilitación de las víctimas de la era estalinista, tal como los condenados en la Purga de Praga, pudo haber sido considerado ya en 1963, pero no se produjo hasta 1967. Con el estricto régimen suavizando sus reglas, la Unión de Escritores de Checoslovaquia con cautela comenzó su descontento, y en el boletín del sindicato, Literární Noviny, algunos miembros sugirieron que la literatura debía ser independiente de la doctrina del Partido.
En junio de 1967, una pequeña facción de la Unión de Escritores de Checoslovaquia comenzó a simpatizar con socialistas radicales, especialmente Ludvík Vaculík, Milan Kundera, Jan Procházka, Antonín Jaroslav Liehm, Pavel Kohout e Iván Klíma. Varios meses después, en un encuentro del Partido, se decidió que las acciones administrativas se tendrían contra los escritores que abiertamente expresaron su apoyo a la reforma. Dado que solo una pequeña parte de la Unión apoyó estas tendencias, los miembros restantes fueron sometidos a la disciplina de sus colegas. El control sobre Literární Noviny y varias otras editoriales fue transferido al Ministerio de Cultura, e incluso miembros del Partido que más tarde se convirtieron en los principales reformadores —incluyendo a Dubček— apoyaron estas medidas.
A principios de los 60, Checoslovaquia era conocida oficialmente como República Socialista Soviética Checoslovaca (RSSC), experimentando una recesión económica, debido al modelo soviético de industrialización pobremente aplicado a Checoslovaquia. Checoslovaquia estaba ya bastante industrializada antes de la Segunda Guerra Mundial y el modelo soviético principalmente se centró en cuentas de economías menos desarrolladas. Novotný intentó reestructurar la economía, El Nuevo Modelo Económico de 1965 y estimuló el aumento de la demanda de reformas políticas.
En 1967, el presidente Antonín Novotný fue perdiendo apoyo. El Secretario General del regional Partido Comunista de Eslovaquia, Alexander Dubček, y el economista Ota Šik lo desafiaron en el encuentro del Comité Central, y Dubček invito al Premier Soviético Leonid Brézhnev a Praga en diciembre del mismo año. Brezhnev se sorprendió por la extensión de la oposición a Novotný y apoyó su dimisión como Presidente de Checoslovaquia. Dubček reemplazó a Novotný como Secretario General el 5 de enero de 1968. El 22 de marzo de 1968, Novotný perdió su presidencia y fue reemplazado por Ludvík Svoboda, quien más tarde dio consentimiento a las reformas.
Socialismo con rostro humano
Los checos y los eslovacos mostraban crecientes signos de independencia bajo el liderazgo de Alexander Dubček. Las reformas de Dubček en materia de los procesos políticos dentro de Checoslovaquia, a las que él se refería como "socialismo con rostro humano", no representaba una completa destrucción del viejo régimen, como en el caso de Hungría en 1956. De todas formas, esto fue visto por los líderes soviéticos como una amenaza a su hegemonía sobre los otros estados de Europa del Este bajo el gobierno de partidos comunistas.
La política de la URSS de reforzar a los gobiernos leales dentro de sus estados satélite, usando la fuerza militar de ser necesario, fue conocida como la Doctrina Brézhnev, llamada así en honor al líder soviético Leonid Brézhnev, quien fue el primero en declararla públicamente. Esta doctrina continuó aplicándose hasta que fue remplazada por la Doctrina Sinatra, bajo el régimen de Mijaíl Gorbachov en los años 80.
Liberalización y reforma
El pueblo checoslovaco no sabía nada de la lucha política, y los primeros signos de cambio son muy pobres. Cuando el miembro del Presídium del Partido Comunista de Checoslovaquia (KSČ) Josef Smrkovský fue entrevistado en un artículo en Rudé Právo, titulado "¿Qué les Espera?", él insistió que cuando Dubček asumiera en enero la presidencia ahondaría aún más los objetivos del socialismo y mantendría la naturaleza de clase del Partido Comunista.
En el 20º Aniversario del “Febrero Victorioso” de Checoslovaquia, Dubček pronunció un discurso explicando la necesidad de un cambio tras el triunfo del socialismo. Hizo hincapié en la necesidad de "hacer valer el papel rector del Partido con más eficacia" y reconoció que, a pesar de que Klement Gottwald instó a tener mejores relaciones con la sociedad, el Partido había tomado torpes decisiones sobre cuestiones triviales con demasiada frecuencia. Dubček declaró que la misión del Partido es "construir una sociedad socialista avanzada en sólidos fundamentos económicos [...] un socialismo que se corresponde con la histórica tradición democrática de Checoslovaquia, de conformidad con la experiencia de otros partidos comunistas.".
En abril, Dubček Lanza un "Programa de Acción" de liberalizaciones, que incluía el aumento de la libertad de prensa, la libertad de expresión y la libertad de circulación, con énfasis económico en bienes de consumo y la posibilidad de un gobierno multipartidista. El programa se basó en la opinión de que "el socialismo no puede significar solamente la liberación de los trabajadores de la dominación de la clase explotadora, pero deben hacer más por las disposiciones para una vida más plena con la personalidad de cualquier democracia burguesa." El programa limitaría el poder de la policía secreta y avanzaría hacia la federalización de la RSSC en dos naciones (Chequia y Eslovaquia). El programa también abarcaría la política exterior, incluyendo tanto el mantenimiento de buenas relaciones con los países occidentales y la cooperación con la URSS y otras naciones comunistas. Se habla de una transición de diez años a través de elecciones democráticas que se harían dentro de lo posible y una nueva forma de socialismo democrático para sustituir el statu quo.
Los que redactaron el programa, sin embargo, tuvieron cuidado de no criticar las acciones de posguerra del régimen comunista, sólo se señalaron las políticas que a su juicio habían sobrevivido por su utilidad. Por ejemplo, la situación inmediatamente posterior a la guerra había exigido “métodos centralistas y de directiva administrativa" para luchar contra los "restos de la burguesía". Desde las "clases antagónicas" donde se dice que han sido derrotados por los logros del socialismo, estos métodos ya no son necesarios. La reforma es necesaria, estableció el Programa, para que la economía checoslovaca pueda unirse a la "revolución científico-técnica en el mundo" en lugar de confiar en la era estalinista de la industria pesada, trabajos en energía y materias primas. Además, desde que el conflicto interior de clases se había superado, los trabajadores podían ser debidamente recompensados por sus cualificaciones y competencias técnicas sin contravenir el marxismo-leninismo. El programa sugiere que era necesario para asegurar que las posiciones importantes fueran "ocupados por gente capaz, con cuadros de expertos de educación socialista", a fin de poder competir con el capitalismo.
Aunque el Programa de Acción establece que la reforma debe proceder con conformidad de la dirección del KSČ, la presión popular los obligo a aplicar las reformas de inmediato.
Los elementos radicales se hicieron más presentes: la polémica antisoviética apareció en la prensa (después de la abolición formal de la censura el 26 de junio de 1968), los socialdemócratas comenzaron a formar un partido independiente, y se crearon nuevos clubes sin afiliación política. Los inmovilistas del Partido instaron las medidas represivas, pero Dubček aconsejó moderación y reemplazó el liderazgo del KSC. En el Presídium del Partido Comunista de Checoslovaquia en abril, Dubček anunció un programa político de "socialismo con rostro humano". En mayo, anunció que el XIV Congreso del Partido se celebrará en una próxima reunión el 9 de septiembre. En el congreso se incorporo el Programa de Acción en los estatutos del Partido, el proyecto de la Ley de Federalización, y elegir un nuevo Comité Central.
Las reformas de Dubček garantizaban libertad de prensa, y los comentarios políticos se permitieron por primera vez en los principales medios de comunicación del país. En el momento de la Primavera de Praga, Checoslovaquia disminuyó su competitividad en las exportaciones, y Dubček tenia una reforma prevista para resolver estos problemas mediante la mezcla de las economías planificadas y las de mercado. En el Partido, hubo diferentes opiniones sobre cómo se debe proceder y algunos economistas expresaron el deseo de una mayor economía mixta, mientras que otros deseaban que la economía siga siendo de completamente socialista. Dubček siguió insistiendo en la importancia de la reforma económica procediendo bajo las reglas del Partido Comunista.
El 27 de junio, Ludvík Vaculík, uno de los principales autores y periodista, publicó un manifiesto titulado "Las dos mil palabras". Manifestó su preocupación por los elementos inmovilistas en el KSC y las llamadas fuerzas "extranjeras". Vaculík llamó a la gente a tomar la iniciativa en la aplicación del programa de reformas. Dubček, el Presídium del partido, el Frente Nacional, y el gabinete denunciaron este manifiesto.
Reacción soviética
La reacción inicial del bloque comunista fue conjunta. De Hungría, János Kádár fue muy favorable al nombramiento de Dubček en enero, pero para Brezhnev y para algunos otros creció la preocupación por las reformas de Dubček, temían que pudiera debilitar la posición del bloque comunista durante la Guerra Fría.
El 23 de marzo, en una reunión celebrada en Dresde, los líderes de los "Cinco de Varsovia" (URSS, Hungría, Polonia, Bulgaria y la RDA) cuestionaron a una delegación de Checoslovaquia por las reformas previstas, lo que sugiere que hablar de "democratización" se vuelve una velada crítica para los demás políticos. Wladyslaw Gomułka y János Kádár fueron los menos afectados por las reformas y con las crecientes críticas de los medios de comunicación checoslovacos, y les preocupaba que la situación llegara a ser "similar al prólogo de la contrarrevolución húngara". Algunos de los textos del Programa de Acción del KSC en abril podrían haber sido elegido para afirmar que la contrarrevolución no se había previsto, pero Kieran Williams sugiere que tal vez Dubček fue sorprendido, pero no se ofendió por las, sugerencias soviéticas.
El liderazgo soviético trató de impedir o limitar los cambios en la RSSC a través de una serie de negociaciones. La Unión Soviética tuvo conversaciones bilaterales con Checoslovaquia en julio en Čierna nad Tisou, cerca de la frontera eslovaco-soviética. En la reunión, Dubček defendió el programa del ala reformista del KSC, se comprometió con promesas de contribuciones hacia el Pacto de Varsovia y al COMECON. El liderazgo del KSC, sin embargo, estaba dividido entre vigorosos reformistas (Josef Smrkovský, Oldřich Černík, y Frantisek Kriegel) que apoyaron a Dubček, y los conservadores (Vasil Biľak, Drahomír Kolder, y Oldřich Švestka), que adoptaron una postura anti-reformista. Brezhnev aceptó el compromiso. Los delegados del KSC reafirmaron su lealtad al Pacto de Varsovia y se comprometieron a frenar las tendencias "antisocialistas", prevenir el resurgimiento del Partido Social Demócrata de Checoslovaquia, y controlar la prensa de manera más eficaz. Los soviéticos acordaron retirar sus tropas (aún en Checoslovaquia después de las maniobras de junio) y permitir el desarrollo del congreso del partido el 9 de septiembre.
El 3 de agosto, representantes de la URSS, la República Democrática Alemana, Polonia, Hungría, Bulgaria, y Checoslovaquia se juntan en Bratislava y firman la Declaración de Bratislava. La declaración afirmaba una fidelidad inquebrantable al marxismo-leninismo y al proletariado internacionalista y declaraba una implacable lucha contra la ideología "burguesa" y contra todas las fuerzas "antisocialistas". La Unión Soviética expreso su intención de intervenir en un país del Pacto de Varsovia si un sistema "burgués" (un sistema pluralista de varios partidos políticos representando diferentes facciones de la clase capitalista) fuera establecido. Después de la conferencia de Bratislava, las tropas soviéticas dejaron el territorio checoslovaco pero se mantuvieron a lo largo de sus fronteras.
Invasión
El periodo de liberalización política en Checoslovaquia llegó a su final el 20 de agosto de 1968, cuando 200.000 soldados (600.000 según los cálculos más elevados) y 2.300 tanques del Pacto de Varsovia invadieron el país. Las críticas desde Occidente fueron casi inexistentes; escritores de izquierda, como Tariq Ali, argumentaron que esto se debía a que los estados de Occidente veían en el "socialismo humano y democrático" de Checoslovaquia una tercera vía, es decir, "una amenaza más grande a los intereses capitalistas en Occidente" de lo que lo era el comunismo soviético, para aquel entonces ya mundialmente desacreditado.
Como las conversaciones demostraron ser insatisfactorias, los soviéticos comenzaron a considerar la alternativa militar. La política de la Unión Soviética de obligar a los gobiernos socialistas de sus estados satélite a subordinar sus intereses nacionales a los del "bloque comunista" (incluso mediante la fuerza militar de ser necesario) fue conocida como la Doctrina Brezhnev. En la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, los Ejércitos de cuatro países del Pacto de Varsovia — la Unión Soviética, Bulgaria, Polonia y Hungría— invadieron la RSSC.
Esa noche, 200.000 tropas y 2.000 tanques del Pacto de Varsovia entraron al país. Las tropas primero ocuparon el aeropuerto internacional de Ruzyne, en donde se arregló el despliegue aéreo de más tropas. Las fuerzas checoslovacas fueron confinadas en su propio cuartel y estaban rodeados hasta que la amenaza de un contraataque se disipó. Por la mañana del 21 de agosto, Checoslovaquia fue ocupada.
Ni Rumanía ni Albania tomaron parte en la invasión, este último porque se retiró del Pacto de Varsovia en 1962. El ataque de los ejércitos del Pacto de Varsovia tuvo como resultado 72 checos y eslovacos muertos (19 en Eslovaquia), 266 heridos graves y otros 436 resultaron heridos levemente. Alexander Dubček llamo a su pueblo a no resistir. Sin embargo, hubo una resistencia dispersa en las calles.
Las señales de tráfico en las ciudades fueron eliminadas o sobrepintadas, a excepción de las que indicaban el camino a Moscú. Muchos pueblos pequeños se denominaron a sí mismos "Dubček" o "Svoboda", sin el equipo de navegación, los invasores se confundieron a menudo.
Aunque en la noche de la invasión a Checoslovaquia la Presidencia declaró que las tropas del Pacto de Varsovia habían atravesado la frontera sin el conocimiento del gobierno de la RSSC, la prensa soviética mostró una solicitud sin firmar, presuntamente por parte de Checoslovaquia y sus dirigentes estatales, para la "asistencia inmediata, incluida la asistencia con las fuerzas armadas”. En el XIV Congreso del KSC (realizado en secreto, inmediatamente después de la intervención), se hizo hincapié en que ningún miembro de la dirección había motivado a la intervención. Pruebas recientes sugieren que algunos miembros inmovolisitas del KSC (incluyendo Bilak, Švestka, Kolder, Indra, y Kapek) enviaron una solicitud de intervención a los soviéticos.
La invasión fue seguida por una ola de emigración, nunca vista antes, que se detuvo poco tiempo después. Se estima que 70.000 personas huyeron de inmediato, y en total se llegó a 300.000 emigrantes.
Los soviéticos atribuyeron la invasión a la "Doctrina Brezhnev", que declaró que la URSS tenía derecho a intervenir cuando un país del Bloque del Este pareciera estar haciendo un giro hacia el capitalismo. Todavía hay cierta incertidumbre, sobre cual fue la provocación a la que, en su caso, se produjo para que los ejércitos del Pacto de Varsovia invadieran el país. Los días previos a la invasión fueron más bien un período de calma sin grandes acontecimientos que hayan tenido lugar en Checoslovaquia.
Reacciones a la invasión
En Checoslovaquia, la oposición popular a la invasión se expresó en numerosos actos de resistencia no violenta. El 19 de enero de 1969, el estudiante Jan Palach se quemó a lo bonzo en la Plaza Wenceslao de Praga para protestar contra la reanudación de la supresión de la libertad de expresión.
La resistencia generalizada causó que la Unión Soviética abandonara su plan original de derrocar al Secretario General. Dubček, que había sido detenido en la noche del 20 de agosto, y trasladado a Moscú para las negociaciones. Allí, él y varios otros dirigentes firmaron, bajo una fuerte presión psicológica de los políticos soviéticos, el Protocolo de Moscú y se acordó que Dubček permanecería en el cargo y un programa moderado de reforma continuaría.
El 25 de agosto, los ciudadanos de la Unión Soviética que no aprobaron la invasión hicieron una protesta en la Plaza Roja, ocho manifestantes abrieron pancartas con lemas contra la invasión. Los manifestantes fueron detenidos y posteriormente castigados; la protesta fue denominada "antisoviética".
Un efecto más pronunciado se produjo en Rumanía, cuando su presidente Nicolae Ceauşescu, que ya era un acérrimo adversario de la influencia soviética y un autodeclarado defensor de Dubček, dio un discurso público en Budapest el día de la invasión, que habló sobre las duras condiciones de las políticas soviéticas. En Finlandia, un país dominado por la influencia política soviética, la ocupación causo un gran escándalo. Al igual que los partidos comunistas italiano y francés, el Partido Comunista de Finlandia denunció la ocupación. No obstante, el presidente finlandés Urho Kekkonen fue el primer político occidental que visitó oficialmente Checoslovaquia después de agosto de 1968, recibió los honores más altos de Checoslovaquia, de las manos del presidente Ludvík Svoboda, el 4 de octubre de 1969. El Secretario General del Partido Comunista Portugués Álvaro Cunhal, fue uno de los pocos dirigentes políticos de Europa occidental que han apoyado la invasión por considerarla contrarrevolucionaria, junto con el Partido Comunista de Luxemburgo y las facciones más duras del Partido Comunista de Grecia.
Los países occidentales sólo ofrecieron su voz crítica a raíz de la invasión. La noche de la invasión, Canadá, Dinamarca, Francia, Paraguay, Reino Unido y los Estados Unidos pidieron una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En la reunión, el embajador checoslovaco Jan Muzik denunció la invasión. El embajador soviético Jacob Malik insistió en que las acciones del Pacto de Varsovia son de "ayuda fraterna" en contra de las “fuerzas antisociales". Al día siguiente, varios países propusieron una resolución que condenaba a la intervención y pedía una retirada inmediata, finalmente, se procedió a la votación. Diez miembros apoyaron la propuesta, Argelia, India y Pakistán se abstuvieron, la URSS (con poder de veto) y Hungría se opusieron. Inmediatamente, delegados de Canadá presentaron otra moción solicitando a un representante de Naciones Unidas para que viajara a Praga y trabajara para la liberación de los dirigentes checoslovacos.
El 26 de agosto iba a hacerse otra votación, pero un nuevo representante de Checoslovaquia pidió que todo el asunto se eliminara del programa del Consejo de Seguridad. El gobierno de los Estados Unidos había enviado a Shirley Temple a Praga en agosto de 1968 para prepararse y convertirse en la primera embajadora de Estados Unidos en una Checoslovaquia libre. Dos décadas más tarde, cuando Chequia se convirtió en un estado independiente, Temple fue la primera embajadora de Estados Unidos del país.
Protestas
Protestas contra la ocupación había en todos países, incluyendo en la Unión Soviética, aunque la KGB trataba de simular que todo el mundo aceptaba la "ayuda" de la URSS a su pequeño vecino.[1] [2]
Repercusiones
En abril de 1969, Dubček fue sustituido como Secretario General por Gustáv Husák, y comenzó un período de "normalización". Dubček fue expulsado del KSC y se le dio un trabajo como oficial forestal.
Husák revirtió las reformas de Dubček, purgó a los miembros aperturistas del partido, y destituyó de su función pública a las élites profesionales e intelectuales que abiertamente expresaron su desacuerdo con la transformación política. Husák trabajó para restablecer el poder de las autoridades policiales y fortalecer los vínculos con otros países socialistas. También trató de volver a centralizar la economía, ya que una cantidad considerable de libertad se había concedido a las industrias durante la Primavera de Praga. Los comentarios políticos de nuevo fueron censurados en los principales medios de comunicación y las declaraciones políticas de cualquier persona que no se consideraba de "plena confianza política" también fueron prohibidas. El único cambio significativo que sobrevivió fue la federalización del país, que creó la República Socialista Checa y la República Socialista Eslovaca en 1969.
En 1987, el líder soviético Mijaíl Gorbachov reconoció que sus políticas de liberalización, glasnost y perestroika, tenían una gran deuda con el "socialismo con rostro humano" de Dubček. Con la caída del socialismo en 1989, Dubček se convirtió en presidente de la Asamblea Federal durante el gobierno de Václav Havel. Cuando se le preguntó cuál era la diferencia entre la Primavera de Praga y las reformas de Gorbachov, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores respondió: "Diecinueve años."
Después de que cayese el comunismo en Checoslovaquia, en la Revolución de Terciopelo en 1989, Dubček fue elegido Presidente de la Asamblea Federal, cargo que ocupó hasta junio de 1992. Eventualmente llegaría al Partido Social Demócrata de Eslovaquia, aunque murió en noviembre de 1992.
Impacto cultural
Una década después, la Primavera de Praga "prestó" su nombre a un periodo de apertura política en China, conocido como la Primavera de Pekín.
En el siglo siguiente, la opresión de La Primavera de Praga se discute en la conexión de los eventos modernos.
La Primavera de Praga profundizo la desilusión de muchos izquierdistas occidentales con visiones marxistas-leninistas. Contribuyó al crecimiento de las ideas eurocomunistas en Occidente, donde los partidos comunistas pretendían una mayor distancia con la Unión Soviética, y llevó finalmente a la disolución de muchos de estos grupos. Una década más tarde, un período de liberalización política en China se conoció como la Primavera de Pekín. También influyo en la Primavera Croata en Yugoslavia. En 1993 en una encuesta checa, el 60% de los encuestados declaró tener un recuerdo personal vinculado a la Primavera de Praga, mientras que otro 30% declaro estar familiarizado con los acontecimientos de alguna u otra forma.
El evento ha sido referenciado en la música popular, incluyendo la música de Karel Kryl, Requiem de Luboš Fišer, y en Music for Prague 1968 de Karel Husa. "They Can't Stop The Spring", una canción del cantautor y periodista irlandés John Waters, que represento a Irlanda en el Festival de Eurovisión en 2007. Waters lo ha descrito como "una especie de fiesta celta de Europa oriental y sus revoluciones y posibles resultados", citando un supuesto comentario de Dubček: "Podrán Cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera" (Pablo Neruda).
La Primavera de Praga también ha aparecido en la literatura. La novela de Milan Kundera llamada La insoportable levedad del ser se sitúa en La Primavera de Praga. En ella se muestran las repercusiones del aumento de la presencia soviética y el dictatorial control policial de la población. Una versión cinematográfica fue liberada en 1988. The Liberators, de Viktor Suvorov, es la descripción de un testigo ocular de la invasión a Checoslovaquia en 1968, desde el punto de vista del comandante de un tanque soviético. En Rock 'n' Roll, una obra de teatro del galardonado dramaturgo Tom Stoppard, hace referencias a la Primavera de Praga, así como la Revolución de Terciopelo de 1989. Heda Margolius Kovály también termina sus memorias Under a Cruel Star, con una vista a La Primavera de Praga la posterior invasión, y sus reflexiones sobre estos acontecimientos.
Una adaptación cinematográfica distinta de La insoportable levedad del ser, es también la película Pelíšky del director Jan Hřebejk y el guionista Petr Jarchovský, que representa a los eventos de la Primavera de Praga, aunque es más sobre el período de normalización. La película musical checa, Rebelové de Filip Renč, también representa los acontecimientos, la invasión y la posterior oleada de emigración.
El número 68 se convirtió en un icono en la antigua Checoslovaquia. El jugador de hockey Jaromír Jagr lleva el número debido a la importancia del año en la historia de Checoslovaquia. Una antigua casa editorial con sede en Toronto, llamada “68 Editores”, publica libros de autores exiliados checos y eslovacos, tomó su nombre del evento.
Referencias
- ↑ Letter by Yuri Andrópov to Central Committee about the demonstration, 5 sept. 1968, in the Vladimir Bukovsky's archive. PDF, faximile, in Russian.
- ↑ Andropov to the Central Committee. The Demonstration in Red Square Against the Warsaw Pact Invasion of Czechoslovakia. September 20, 1968, at Andrei Sakharov's archive, in Russian and translation into English.
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