Guerra del 41

Guerra del 41
Guerra peruano-ecuatoriana
Fecha 1941 - 1942
Lugar Frontera Peruano-Ecuatoriana. Provincias ecuatorianas de El Oro, Loja y Zamora Chinchipe.
Conflicto Disputa territorial entre Ecuador y Perú
Resultado Victoria peruana, suscripción del Protocolo de Río de Janeiro
Declaración de la frontera definitiva entre ambos países
Beligerantes
Bandera de Ecuador
Ecuador
Flag of Peru (1825 - 1950).svg
Perú
Comandantes
Presidente Carlos Arroyo del Río Coronel Luis Rodríguez Presidente Manuel Prado y Ugarteche General Eloy Ureta
Fuerzas en combate
Ejército del Ecuador
Armada del Ecuador
Ejército del Perú
Fuerza Aérea del Perú
Marina de Guerra del Perú

La guerra peruano-ecuatoriana o también conocida como la Guerra del 41, fue una de las tres disputas armadas libradas entre los países americanos de Perú y Ecuador. Comenzó el 5 de julio de 1941 y terminó formalmente el 29 de enero de 1942, mediante la firma del Protocolo de Río de Janeiro.

Durante este enfrentamiento, el Perú ocupó la provincia ecuatoriana de El Oro y partes de la provincia de Loja, avanzando a la zona amazónica ocupada por el Ecuador según el acuerdo de statu quo firmado en 1936.

Contenido

Historia del Conflicto

Disputas entre Perú y la Gran Colombia

La reclamación por parte de Ecuador de un acceso con soberanía a la cuenca del Amazonas se remonta a 1827, cuando Simón Bolívar, gobernante de la Gran Colombia, de la que Ecuador formó parte hasta 1830, reclamó como territorios que le correspondían a su país los de Tumbes, Jaén (Cajamarca) y Maynas (entendiéndose por Maynas el territorio conformado por los actuales departamentos peruanos de Loreto y Amazonas).

La Gran Colombia reclamaba esa comarca como compensación por las deudas de la campaña emancipadora y por los "reemplazos" (el costo de reponer con nuevos efectivos las bajas sufridas en las tropas de apoyo a la guerra independentista peruana). Cabe anotar que la mayor parte de los hombres y vituallas del Ejército de Colombia auxiliar en el Perú provinieron de Quito y Nueva Granada, y en menor medida, de Venezuela.

En respuesta, el 17 de mayo de 1828, el Congreso de la República del Perú rechazó tales pretensiones por considerar que dejaban de lado el principio del Uti possidetis que implicaba tomar como punto de partida el territorio tradicionalmente ocupado por cada país al año 1810. En consecuencia, autorizó al presidente José de La Mar a tomar las medidas militares del caso. En virtud de ello, tropas peruanas tomaron la ciudad y provincia de Guayaquil y parte de la de Azuay.

Ante la agresión peruana, el Libertador-presidente de Colombia, Simón Bolívar, dispuso al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, que partiendo desde Quito organizara la defensa del Sur de Colombia. El vencedor de Ayacucho, quien había sido presidente de Bolivia, organizó un ejército con veteranos de la Independencia, entre los que se contó el general Juan José Flores, futuro presidente del Ecuador.

Ese enfrentamiento concluyó en la batalla de Tarqui (o Portete de Tarqui) en donde el Ejército grancolombiano de cuatro mil soldados, comandado por Sucre, derrotó a las fuerzas peruanas, estimadas por el propio Sucre en 8000 hombres. La batalla tuvo lugar el 27 de febrero de 1829, día que actualmente es el Día del Ejército ecuatoriano. Sucre ordenó poner una placa en el lugar con la siguiente inscripción: El Ejército peruano de ocho mil soldados, que invadió la tierra de sus libertadores, fue derrotado por cuatro mil bravos de Colombia, el 27 de febrero de 1829. Esta placa puede leerse en el obelisco conmemorativo que existe hasta la actualidad. La Batalla de Tarqui fue la última gran victoria del mariscal Sucre, quien murió asesinado pocos meses después, en junio de 1830. Por su participación en esta campaña, Flores fue ascendido, y reivindicó para sí el título de "Salvador del Sur de Colombia", que está escrito en su tumba en la Catedral Metropolitana de Quito.

La derrota de La Mar (quien era ecuatoriano, pues nació en la ciudad de Cuenca, vecina al sitio de la derrota) motivó el armisticio del 10 de julio de 1829 y el Tratado Larrea-Gual del 22 de septiembre del mismo año. Este tratado, también conocido como Tratado de Guayaquil estableció que el límite entre la Gran Colombia y el Perú sería el mismo que existió entre los virreynatos de Nueva Granada y el del Perú, descartando en forma meridiana cualquier discusión sobre presuntos derechos al sur de la línea de frontera determinada por el río Zarumilla.

Disputas entre Perú y Ecuador

Una vez constituido el Estado Ecuatoriano, se suscribieron diversos acuerdos y tratados con la finalidad de trazar la frontera entre ambos países, sobre todo en la parte amazónica. Ecuador señala la existencia del Protocolo Pedemonte-Mosquera que, firmado en 1830 fue una continuación del Tratado Larrea-Gual. Perú cuestiona la validez de ese tratado llegando a afirmar que nunca se firmó ya que jamás se encontró el documento original.

Durante 1859 y 1860, ambos países libraron una guerra sobre un territorio cercano al río Amazonas. Una escuadra peruana, al mando del mariscal Ramón Castilla bloqueó el puerto de Guayaquil y pretendió intervenir en la guerra civil que se había desatado en Ecuador. Con la ayuda del general Guillermo Franco, quien había establecido un Gobierno de Facto en Guayaquil, Castilla pretendió solucionar el problema territorial de la manera más ventajosa para su país. Pero Franco fue derrotado por el general Juan José Flores, al servicio del presidente Gabriel García Moreno, y la escuadra de Castilla se retiró sin lograr su propósito.

Sin embargo, Ecuador ingresó a una guerra civil que impidió las relaciones diplomáticas con el resto de Latinoamérica, incluyendo al Presidente del Perú Ramón Castilla, ya que no existiá un gobierno reconocido en Ecuador con el cual tratar hasta 1860, cuando se posesiona Gabriel García Moreno.

A pesar de la reciente invasión peruana de 1859, García Moreno apoyó a Perú en 1866 durante la guerra contra España, durante la cual una escuadra española se enfrentó a las flotas de Perú y Chile y atacó diversos puntos de la costa de estos países. Aunque no participaran activamente en el conflicto, tanto Ecuador como Bolivia entraron a formar parte de la alianza contra España.

Igualmente, entre 1879 y 1883 el Perú participó en la Guerra del Pacífico contra Chile y no pudo atender otros asuntos diplomáticos. Se conoce que el presidente del Ecuador en esa época, general Ignacio de Veintimilla, y su canciller, Cornelio Vernaza, recibieron pedidos de Chile de sumarse a la guerra contra Perú, pero los rechazaron. El pedido consistió en el envío de 3.000 soldados a la frontera con Perú para apoyar la ofensiva chilena, que culminó con la caída de Lima. A cambio, Chile apoyaría la postura ecuatoriana frente al problema territorial y obligaría al Perú derrotado a respetar el Protocolo Mosquera-Pedemonte. Ecuador, sin embargo, se declaró neutral.

En 1887, un tratado suscrito por ambas naciones estableció que el Rey de España actuaría como árbitro. Se pensó que ese Tratado, denominado Herrera-García, resolvería permanentemente el conflicto. Sin embargo, el Congreso de la República del Perú señaló que ratificaría el tratado sólo luego de que se introdujeran algunas modificaciones por cuanto lo consideraba poco favorable para su país. Ante ello, Ecuador se retiró del proceso en protesta de las modificaciones peruanas y el Rey se abstuvo de proponer una decisión.

En el siglo XX se ocasionaron nuevos incidentes limítrofes. El más importante de esos fue el que se dio en el año de 1910, cuando el presidente ecuatoriano Eloy Alfaro rechazó la pretención peruana, que, al parecer, iba a ser concedida por el arbitraje del Rey de España. Alfaro movilizó al país al grito de Tumbes-Marañón o la Guerra, pero no llegó a darse el conflicto.

En 1922 hubo otra disputa referida a la firma del Tratado Salomón-Lozano entre Perú y Colombia que resultó favorable a esta última nación. Este tratado causó malestar tanto en Perú (donde se señala que el presidente Augusto B. Leguía lo suscribió bajo presión de los Estados Unidos) como en Ecuador que se veía, de esa forma, limitando con Perú por el este. Sin embargo, el reconocimiento colombiano respecto a las aspiraciones territoriales del Perú señalándolas como legítimas ayudaron a éste país.

En 1936, tras largos años de incidentes y negociaciones, se fijó una "línea de statu quo", en calidad de frontera provisional mutuamente reconocida tomando como base los territorios que de facto poseía cada país. Dentro de dicha línea provisional, en la zona correspondiente al actual departamento peruano de Amazonas, se fijaba, como frontera natural, la Cordillera del Cóndor.

El 11 de enero de 1941, alegando que los ecuatorianos habían realizado incursiones e incluso ocuparon territorio peruano en la provincia de Zarumilla, el Presidente del Perú, Manuel Prado Ugarteche, ordenó la formación del Agrupamiento Norte, una unidad militar en cargo del Teatro de operaciones del Norte.

Fuerzas participantes

Ecuador

De acuerdo al testimonio del Coronel Luis Rodríguez[1] las fuerzas ecuatorianas a disposición del Comando del Ejército de Frontera en El Oro (Teniente Coronel Octavio A. Ochoa) después de los incidentes del 5 y 6 de julio eran las siguientes:

  • Fuerzas dispuestas a lo largo del río Zarumilla: 3 oficiales superiores, 33 oficiales, y 743 hombres, organizados de la siguiente manera:
    • Batallón "Cayambe": 2 oficiales superiores, 22 oficiales, 490 soldados.
    • Batallón "Montecristi" : 1 oficial superior, 11 oficiales, 253 soldados.
  • Fuerzas dispuestas en las cercanías: 4 oficiales superiores, 3 oficiales , 28 soldados, 93 voluntarios y 500 carabineros (una fuerza paramilitar del gobierno), organizados de la siguiente manera:
    • En Arenillas: 2 Oficiales superiores, 3 oficiales, 14 soldados.
    • En Santa Rosa: 2 Oficiales superiores, 1 oficial, 18 soldados además de los 93 voluntarios y los 500 carabineros.

Las fuerzas ecuatorianas no sumaban más de 1400 hombres. Su armamento eran fusiles Mauser de la Primera Guerra Mundial. Carecían de ametralladoras.

Perú

Como un resultado de las crecientes tensiones en la frontera durante los años 1939 y 1940, el Presidente del Perú Manuel Prado Ugarteche autorizó en diciembre de 1940 la creación del Agrupamiento del Norte. En julio de 1941, esta unidad estaba lista para iniciar operaciones militares.

Agrupamiento del Norte

  • Comando General del Agrupamiento (Comandante General: General Eloy G. Ureta; Jefe de Asesores: Teniente Coronel Miguel Monteza)
    • 5º y 7º Regimiento de Caballería
    • 6º Grupo de Artillería (8 cañones de 105 mm )
    • Destacamento de Tanques del Ejército (12 tanques LTP)
  • 1º División de Infantería Ligera (Coronel Luis Vinatea)
    • 1º, 5º, 19º Batallón de infantería
    • 1º Grupo de Artillería (8 cañones)
    • 1º Compañía de ingenieros
    • 1º Sección antiaérea
  • 8º División de Infantería Ligera (Coronel César Salazar)
    • 20º Batallón de Infantería
    • 8º Grupo de Artillería (8 cañones)
    • 8º Compañía de Ingenieros
  • Destacmento Militar "Chinchipe" (Teniente Coronel Victor Rodríguez)
    • 33º Batallón de Infantería (2 compañías de infantería ligera)
  • División de Selva del Ejército (Nororiente) (General Antonio Silva)

La fuerza total del Agrupamiento del Norte al inicio de las operaciones se calculaban en 20.000 a 25.000 hombres.claro

Guerra

La guerra peruano-ecuatoriana se desarrolló entre 1941 y 1942. Las versiones respecto a qué facción inició las acciones variaron considerablemente hasta el día de hoy.

  • La versión peruana señala que En la mañana del 5 de julio de 1941 el Ejército de Ecuador intentó incursionar en el territorio peruano iniciando un ataque a los puestos peruanos de Aguas Verdes, La Palma, El Porvenir, Lechugal, Quebrada Seca y Matapalo. La Guardia Civil del Perú, que contaba con medios limitados de combate, por más de 30 minutos se enfrentó al enemigo y contuvo su avance. La intervención del Ejercito del Perú cambió el curso de las acciones.
  • La versión ecuatoriana señala que Perú tomó como pretexto una serie de incidentes entre patrullas fronterizas para invadir Ecuador, con la intención de forzarlo a firmar un acuerdo fronterizo entre ambos países.

Los primeros encuentros ocurrieron el sábado 5 de julio de 1941

  • De acuerdo a las fuentes peruanas, tropas ecuatorianas de la localidad de Huaquillas, un pueblo ubicado en el lado norte del río Zarumilla, que servía como la línea fronteriza del statu quo entre ambos países, cruzaron al lado peruano y atacaron a una patrulla peruana establecida en la localidad de Aguas Verdes, un pueblo ubicado exactamente al frente de Huaquillas. Estas tropas fueron seguidas por 200 hombres armados, que atacaron la estación de la Guardia Civil del Perú. Ante ello, los peruanos respondieron enviando una compañía de infantería a Aguas Verdes que rechazaron a los ecuatorianos de vuelta a su lado del río. La lucha se esparció a lo largo de toda la frontera establecida por el río Zarumilla. El 6 de julio, la aviación peruana condujo ataques aéreos contra los puestos fronterizos ecuatorianos a lo largo del río.[2]
  • Según el coronel ecuatoriano Luis A. Rodríguez, comandante de las fuerzas ecuatorianas que defendieron la provincia de El Oro durante la guerra, los incidentes del 5 de julio se iniciaron cuando una patrulla fronteriza ecuatoriana encontró a algunos civiles peruanos, protegidos por policías, limpiando de vegetación un terreno en lado ecuatoriano del río Zarumilla. Al divisar a la patrulla, los policías peruanos abrieron fuego y mataron a un soldado. Esto fue seguido por un intercambio de disparos entre las tropas ubicadas a ambos lados de la frontera, a la vez que dos oficiales ecuatorianos fueron enviados a Aguas Verdes para hablar con el oficial al mando. Ellos fueron advertidos por las autoridades peruanas de volver a sus líneas.[3]

De cualquier forma, la fuerza peruana, más numerosa y mejor equipada, superó fácilmente a las fuerzas ecuatorianas que constaban de aproximadamente 1.400 hombres, retirándolos de las orillas del Zarumilla e invadiendo la provincia de El Oro. Perú también realizó varios bombardeos aéreos en las ciudades ecuatorianas de Huaquillas, Arenillas, Santa Rosa, Pasaje y Machala.

El ejército peruano tenía a su disposición un batallón de blindados formado por tanques checoslovacos LTP, con artillería y apoyo aéreo. El Ejército ecuatoriano carecía de blindados de cualquier tipo. Cabe anotar que el tanque LTP era una arma con tecnología de punta para la época, pues Checoslovaquia vendió al Perú 24 de ellos antes de 1938, cuando fue anexionada a la Alemania Nazi. El tanque tenía una autonomía de 250 kilómetros, lo que le hubiera permitido alcanzar Guayaquil y Cuenca desde la frontera con gran facilidad. Al igual que los polacos en 1939, los ecuatorianos solo podían oponer a estas armas regimientos de caballería tradicional. El LTP fue considerado un tanque ligero de superior calidad a los que producía la Alemania Nazi al principio de la Segunda Guerra Mundial, por lo que las fuerzas del Reich lo utilizaron en el Frente Ruso.

El núcleo de la aviación peruana eran siete cazas NA-50, conocidos como Torito, que eran una versión del North American P-64 y que habían sido entregados por Estados Unidos en mayo de 1939. Ecuador carecía de aviones de combate, pues al inicio de las hostilidades la Fuerza Aérea Ecuatoriana contaba apenas con tres aviones tipo Curtiss-Wright CW-19R Sparrow, y tres biplanos de reconocimiento y ataque I.M.A.N Ro-37 en mal estado.

Entre las operaciones de la Aviación peruana estuvo el inútil intento de volar el obelisco conmemorativo de la Victoria de Tarqui, que se encuentra en las cercanías de Cuenca.

El as de la aviación peruana José Quiñones Gonzáles,quien volaba uno de los cazas Torito, fue derribado por las defensas antiaéreas ecuatorianas en Quebrada Seca, el 23 de julio de 1941. El aviador peruano estrelló su avión contra las baterías ecuatorianas tras ser alcanzado. Su cuerpo fue devuelto por el Ecuador el 19 de octubre de 1941, con los honores del caso.

Los peruanos establecieron en la región una unidad de paracaidistas y la usaron eficazmente para tomar el puerto ecuatoriano de Puerto Bolívar el 31 de julio de 1941, en lo que se considera la primera vez que se utilizaron fuerzas aerotransportadas en América. Ecuador carecía también de fuerzas aerotransportadas.

A pesar de la falta de material y hombres, los soldados ecuatorianos opusieron gran resistencia, tanto en la zona litoral cuanto en la región Amazónica. El 2 de agosto de 1941 en Gapizum, a orillas del río Santiago, el puesto ecuatoriano de diez soldados, comandando por el subteniente Hugo Ortiz Garcés, de 20 años de edad, fue tomado por fuerzas invasoras. Ortiz se negó a rendirse y fue muerto por los invasores, quienes lo enterraron envuelto en la bandera del pequeño destacamento ecuatoriano, que resguardaba la zona de Yaupi. Sus restos fueron traslados a Quito en 1943. Previamente, había sido atacado el 1 de agosto el puesto de Yaupi, según el parte del propio Ortiz, por no menos de 100 soldados peruanos armados con ocho ametralladoras.

Enfrentando una delicada situación política, el Presidente del Ecuador Carlos Alberto Arroyo del Río decidió mantener una considerable parte del Ejército del Ecuador en la capital, Quito. Ante ello, rápidamente solicitó un cese al fuego, que se declaró a partir del 31 de julio de 1941. Arroyo del Río, en un libro póstumo, negó haber dado tal instrucción y aseguró que desde la capital y las ciudades del interior se despacharon todas las tropas disponibles por tren hacia Guayaquil, ante el temor de una invasión peruana a gran escala.

Como resultado, Perú ocupó temporalmente casi la totalidad de la provincia de El Oro y algunas ciudades de la provincia de Loja, a parte de retirar a las fuerzas ecuatorianas de la línea fronteriza ubicada en la amazonía.

El 25 de julio, el "Abdón Calderón", un pequeño cañonero artillado ecuatoriano, que ingresaba al Canal de Jambelí, se retiró hacia Puerto Bolívar, luego de avistar al destructor peruano "Almirante Villar", efectuándose un breve intercambio de disparos sin consecuencia alguna. El Calderón también repelió varios de los ataques aéreos peruanos. No obstante las acciones aisladas de algunas unidades ecuatorianas, la falta de soldados profesionales, de armamento y de adiestramiento de los ecuatorianos provocó la derrota.

El gobierno del Ecuador, liderado por el doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, firmó el Protocolo de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942 con lo que las fuerzas peruanas finalmente se retiraron de territorio ecuatoriano.

Operaciones Navales

Como parte de las acciones navales efectuadas durante el conflicto, la Escuadra Peruana participó con sus unidades enviándolas progresivamente hacia el norte peruano, teniendo como misión inicial efectuar la vigilancia en la zona fronteriza de los Esteros en el Departamento de Tumbes mediante el empleo de las unidades de la Flotilla de Patrulleras, las mismas que también efectuaron la defensa de los puestos fronterizos peruanos y la expulsión de tropas infiltradas ecuatorianas. El empleo de las unidades de la Escuadra tuvo como objetivo asegurar el libre navegación en la zona norte del Perú. En el caso de ruptura de hostilidades, estuvo previsto que las unidades de la Escuadra actuasen ofensivamente, para interceptar las comunicaciones marítimas de la provincia de El Oro con Guayaquil, mediante el bloqueo del litoral ecuatoriano. En virtud a dicha misión, a la Escuadra se le asignó como área de operaciones, el área marítima Paita-Golfo de Guayaquil bajo las órdenes del Comandante General de la Escuadra, cargo desempeñado en ese entonces por el Capitán de Navío Grimaldo Bravo Arenas; a la Flotilla de Patrulleras de Esteros, el área de de los Esteros ubicada sobre la frontera de ambos países, comprendida entre la Boca de Capones y Noblecilla, a la que los ecuatorianos llaman isla Alto Matapalo; y, a la Fuerza Fluvial del Amazonas, se le encargó el área fluvial fronteriza con el Ecuador.

En el caso de la Armada del Ecuador, carecía de unidades de combate de gran calado, estando conformada la Escuadrilla ecuatoriana por el buque escuela "Presidente Alfaro", el cañonero "BAE Calderón" y el aviso "Atahualpa", un pequeño barco de aprovisionamiento. Todas estas naves fueron adquiridas a fines del siglo XIX y principios del XX, por lo que al momento del conflicto ya era obsoletas. Además, no eran barcos de guerra sino mercantes armados. La de mayor tonelaje era el "Presidente Alfaro", un yate de 869 toneladas, fabricado en Inglaterra en 1917, que carecía de blindaje. El "Calderón" había sido fabricado en 1884 en Inglaterra y sirvió como remolcador en Chile, y entró en servicio en 1886 en la Armada del Ecuador, con el nombre inadecuado de "Crucero Cotopaxi". Desplazaba apenas 300 toneladas, con velocidad máxima de 8 nudos y dotación de 54 hombres. El comandante del "Calderón" era el teniente de fragata Rafael Morán Valverde. Los primeros barcos de guerra de la Armada del Ecuador se compraron recién en 1950. Ecuador carecía de submarinos, pues los primeros se adquirieron en 1974.

Al iniciarse en conflicto (5 de julio), sólo cuatro unidades de la Escuadra peruana se hallaban en condición de hacerse presentes de inmediato en el Teatro de Operaciones Norte. Estos buques eran el crucero "Coronel Bolognesi" y el destructor "Almirante Villar", que se hallaban en el Callao y los submarinos "R-1"y "R-2", que se hallaban en Talara desde el 9 de mayo efectuando ejercicios y patrullajes en el litoral norte. El crucero "Almirante Grau" y el destructor "Almirante Guise", se hallaban completando su recorrido y carena anual en la Base Naval del Callao. Por su parte, en el puerto chileno de Valparaíso se hallaba el transporte "Rímac", efectuando un viaje comercial, y el petrolero "Pariñas" se encontraba realizando cabotaje en la costa peruana.

Ni bien se conocieron las noticias acerca de los incidentes en la frontera con el Ecuador, el Jefe de Estado Mayor General de la Marina ordenó al Comandante General de la Escuadra el 6 de julio por la noche el envío inmediato de las unidades operativas, en virtud de lo cual se dispuso el alistamiento del destructor "Almirante Villar" y del crucero "Coronel Bolognesi", con la misión de zarpar hacia Zorritos, para apoyar en las operaciones militares del Agrupamiento Norte. Consecuentemente a la orden recibida, el día 7 de julio, el "Almirante Villar" zarpó hacia puerto Villar en Zorritos con órdenes de reabastecerse allí y esperar órdenes, segudo luego por el "Coronel Bolognesi", que hizo lo propio pero dirigiéndose primero al puerto de Salaverry, en donde embarcó al Batallón N°3 de Infantería del ejército con el equipamiento respectivo, arribando a Talara dos días después.

A la llegada del "Coronel Bolognesi" a Talara, a bordo se efectuó una reunión entre el Capitán de Navío Bravo Arenas, Comandante General de la Escuadra y el General de Brigada Eloy Ureta, Comandante General del Agrupamiento Norte (AGRUNOR), con la finalidad de coordinar el apoyo requerido de las unidades de la Escuadra. Luego, entre los días 10 y 13 de julio, el "Coronel Bolognesi" y el "Almirante Villar" efectuaron el convoyado desde el Callao hacia el norte de los transportes "Mantaro" e "Irland" de la Compañía Peruana de Vapores, así como al petrolero "Pariñas" (que se había incorporado a la Escuadra), buques todos que transportaban tropas y pertrechos para el Ejército en el Norte.

Hacia el día 21, anticipando una posible acción ecuatoriana en la línea de frontera, el Agrupamiento Norte tuvo listo planes para efectuar una contraofensiva, la que finalmente se dio entre los días 22 y 23 de julio, en lo que se ha conocido como la Batalla de Zarumilla. Siendo esta situación de conocimiento del alto mando naval peruano, el 21 de julio, el jefe del Estado Mayor General de la Marina, emitió el Plan de Campaña N°1, a ejecutarse en caso de un recrudecimiento de las acciones, contemplándose la ejecución de las operaciones en cinco fases a ser desarrolladas en coordinación con el ejército y la aviación. La quinta fase, que correspondía a una escalada mayor en el conflicto, consideraba el asedio a Guayaquil, luego de haberse desembarcado y capturado las islas Puná, Santa Clara y haber bombardeado y desembarcado en Santa Helena.

Luego, el día 22 de julio hallándose en Zorritos, el Comandante General de la Escuadra recibió la Orden de Operaciones del Agrupamiento Norte N°3, en la cual se ordenaba entre otras misiones, que las unidades de la Escuadra se mantuviesen en aguas territoriales, listas a cortar las comunicaciones de Puerto Bolívar con Guayaquil, interceptando el Canal de Jambelí, especificando que el ingreso a aguas ecuatorianas se haría con orden desde AGRUNOR, en apoyo a avance terrestre, para cortar retaguardia y reabastecimiento ecuatoriano. Al día siguiente, el "Coronel Bolognesi" y el "Almirante Villar" efectuaron navegaciones de exploración y patrullaje hasta Boca Capones (que era el límite de las aguas territoriales peruanas), con el objetivo dar protección a las tropas del ejército en sus operaciones de avance hacia el norte por el lado de mar.

Según la Armada del Ecuador, el 23 de julio, personal del aviso "Atahualpa", al mando del alferez de fragata Víctor Naranjo Fiallo repelió el ataque de los varios aviones peruanos, logrando el derribo de uno de ellos. Según el parte del alferez Naranjo, el grumete Eleuterio Chalá logró el derribo en la zona del canal de Jambelí.

El día 25 de julio, el destructor "Almirante Villar”, zarpó de Zorritos con la misión de ingresar en aguas ecuatorianas y efectuar patrullaje y reconocimiento en la zona. Fue entonces, que hallándose en inmediaciones del canal de Jambelí, divisó al cañonero ecuatoriano "Abdón Calderón". El buque ecuatoriano, que se hallaba en tránsito hacia Guayaquíl, ni bien reconoció al buque peruano, viró 180º respecto a su rumbo, emprendiendo huida hacia Puerto Bolívar efectuando disparos. El "Almirante Villar" hizo lo propio maniobrando en círculos evitando aproximarse demasiado a la costa por el bajo fondo allí existente, y tras 21 minutos de intercambio de disparos infructuoso por ambos lados, concluyó el incidente. Cabe señalar que este suceso, denominado indebidamente "combate" en el Ecuador, no tuvo ningún tipo de consecuencias en el desarrollo de las operaciones por parte de las unidades de la Escuadra Peruana y el destructor "Almirante Villar", continuó sus operaciones ininterrumpidamente en el Teatro de Operaciones Norte hasta el mes de octubre de ese año. En cambio, de acuerdo a lo informado por su propio comandante, el "Abdón Calderón" sufrió graves daños en su caldera, al forzar su huida y ocultarse tras la densa vegetación existente en el Canal de Jambelí y estero de Santa Rosa. Cabe señalar, que nunca se ha podido demostrar hasta la actualidad, ni documental ni materialmente con pruebas, que el destructor peruano "Almirante Villar" haya recibido los impactos y sufrido las averías que el Comandante ecuatoriano Morán, a cargo del "Abdón Calderón" presumió haber logrado en su informe.[4] Asimismo, se debe indicar, que a partir del ingreso de las unidades de la Escuadra Peruana en aguas ecuatorianas (25 de julio), ninguna nave ecuatoriana volvió a hacerse a la mar hasta la culminación del conflicto.

En los días subsiguientes, las naves de la Escuadra continuaron con su misión: el "Almirante Grau" y el transporte "Rímac" zarparon el 23 de julio hacia Paita y Talara transportando a dos batallones de infantería, un regimiento de caballería, 12 tanques, ganado, munición y otros pertrechos. Los submarinos "R-3" y "R-4" concluyeron su recorrido y carena, zarpando el 25 de julio e incorporándose a la escuadra en Paita el día 27. Y el último buque en partir del Callao fue el destructor "Almirante Guise", que luego de concluir recorrido, arribo a Zorritos el 26 de julio por la tarde.

Una vez reunidas todas las unidades peruanas en el norte, se dispuso una reorganización administrativa de la Escuadra mientras durasen las operaciones por el conflicto. Mediante una orden de operaciones, el Comandante General de la Escuadra dispuso la conformación de dos bases y un grupo de exploración con base avanzada en Pto. Pizarro. En la base establecida en Paita, se hallaría un grupo de exploración conformado por el submarino "R-4" y tres hidroaviones del Cuerpo Aéreo a ser asignados para conformar el escuadrón de cooperación de la Marina; en Zorritos a cargo de COMDRA, quedaban el "Almirante Grau", el "Almirante Villar", el "R-3" y el "Rímac"; y enl Puerto Pizarro, a órdenes del Comandante de la División de Submarinos, quedaron el "Coronel bolognesi", el "Almirante Guise" y los submarinos "R-1" y "R-2".

En preparación al avance de las tropas peruanas sobre la provincia ecuatoriana de El Oro, las unidades de la Escuadra Peruana efectuaron varias misiones en cercanías de la costa ecuatoriana. El 28 de julio, los submarinos "R-1" y "R-2" efectuaron un reconocimiento en la boca del Canal de Jambelí a fin de detectar la presencia de artillería. Al día siguiente, el "Coronel Bolognesi" y el "Almirante Guise", durante el patrullaje frente al Canal de Jambelí, realizaron el bombardeo sobre Punta Jambelí y Puerto Bolívar, en preparación al avance peruano sobre El Oro. Como resultado de estas acciones, la población del puerto ecuatoriano evacuó dicho lugar, lográndose adicionalmente la suspensión de todo el tráfico de cabotaje hacia allí y la interrupción del transporte de tropas y abastecimientos a las guarniciones ecuatorianas del área.

Finalmente, previa la orden de cese de hostilidades emitida por el AGRUNOR para hacerla efectiva el 31 de julio a 18:00 horas, la Comandancia General de la Escuadra recibió instrucciones de efectuar la captura de Puerto Bolívar, acción que fue cumplida por personal naval procedente del crucero "Coronel Bolognesi" y del remolcador "Guardián Ríos", buque al que se le encargó ejecutar la misión. Ese mismo día, en Puerto Bolívar desembarcó una sección con 20 hombres a cargo del Teniente Segundo Jesús Polar Valdivia de la dotación del "Coronel Bolognesi", quienes se hallaron con la novedad que Puerto Bolívar había sido evacuado a consecuencia de los bombardeos de la Escuadra y del Cuerpo Aéreo, hallando asimismo a tres paracaidistas peruanso que habían llegado previamente allí luego de ser lanzadosdesde una aeronave del CAP. Los marinos peruanos permanecerían en Puerto Bolívar hasta el 18 de agosto inclusive. Durante la ocupación de Puerto Bolívar, la Armada nombró a un oficial naval peruano para desempeñar las funciones de Capitán de Puerto.

Debido al total repliegue de las naves ecuatorianas hacia Guayaquil, y dado que en el frente marítimo ya no existía ninguna amenaza, la Escuadra se fue replegando progresivamente al Callao, el "Coronel Bolognesi" llegó al primer puerto el 24 de agosto; el "Almirante Villar" el 1° de octubre, seguido por los submarinos "R-3" y "R-4" el 25 del mismo mes; mientras que en diciembre retornaron el "Almirante Guise" y los submarinos "R-1" y "R-2" los días 15, 18 y 23, respectivamente. El único buque que permaneció en Talara hasta el año siguiente fue el "Almirante Grau", desde donde tomaría parte nuevamente con los demás buques de la Escuadra en patrullajes de guerra en el Norte por la Segunda Guerra Mundial.

Consecuencias

La declaración exacta de los puntos que forman la frontera definitiva entre ambos países fue indicada por el Protocolo de Río de Janeiro. Sin embargo, el proceso de demarcación no se concluyó cuando Ecuador se retiró del mismo en 1948 argumentando inconsistencias en el protocolo respecto a los límites que señalaba y la realidad geográfica existente. Ante ello declararon unilateralmente la "inejecutabilidad" del Protocolo de Río y postularon la necesidad de una nueva negociación con relación al área afectada que considere no sólo la antigua línea de "statu quo" sino también los derechos ecuatorianos como "país amazónico" a través de una salida soberana al Marañón-Amazonas.

Ante ello, quedaron sin demarcar 78 km de frontera durante más de 50 años, causando nuevos y continuas crisis diplomáticas y algunas escaramuzas entre ambos países. Finalmente, luego de la Guerra del Cenepa, la demarcación se completó.

En 1960, el Presidente del Ecuador José María Velasco Ibarra declaró, antes de tomar posesión del cargo, que el Protocolo de Río de Janeiro era nulo. Según este mandatario, el tratado había sido firmado durante la ocupación militar peruana y era ilegal y contrario a los demás tratados Panamericanos por haber sido suscrito bajo presión.

Sin embargo, esta declaración causó poco impacto internacional (el tratado se siguió considerando válido por el Perú y los demás países de la comunidad internacional, respetuosos del orden jurídico). Analistas peruanos especularon que el presidente José María Velasco Ibarra utilizó la tesis de la nulidad para lograr apoyo político en su país a través una retórica nacionalista y populista.

No obstante, la victoria peruana de 1941 puso en evidencia entre los políticos y militares ecuatorianos la necesidad de contar con Fuerzas Armadas profesionales y con armamento moderno, objetivo que se convirtió en una de las pocas políticas del Estado ecuatoriano continuada por varios Gobiernos. El desastre de 1941 puso en evidencia el descuido del Estado del Ecuador por sus Fuerzas Armadas, que durante los cuarenta años anteriores habían tenido un activo protagonismo político en golpes de Estado y cuartelazos, pero que no pudieron enfrentarse a la invasión peruana. No es exagerado afirmar que, para 1941, Ecuador era el país más indefenso de Sudamérica. Con el descubrimiento del petróleo en Ecuador en 1970, fue posible adquirir material moderno y fortalecer la capacidad profesional de los militares, que les permitirían sostener sus posiciones por algún tiempo durante los conflictos de Paquisha (1981) y el Cenepa (1995).

En 1981, ambos países volvieron a enfrentarse brevemente en el Conflicto del Falso Paquisha. Sólo después de la Guerra del Cenepa en 1995 la disputa fue resuelta finalmente. El 26 de octubre de 1998, representantes de ambos países firmaron un acuerdo de paz definitivo en la ciudad de Brasilia.

Agentes externos

Aunque en el Ecuador sigue estando muy difundida la creencia de que el Protocolo de Rio de Janeiro despojó a la nación de más de 200.000 kilómetros cuadrados de territorio amazónico, lo cierto es que, si se considera la línea de frontera establecida en el status quo de 1936, la diferencia territorial a consecuencia del tratado de 1942 fue de 13.480 kilómetros cuadrados.[5]

Más allá de las posiciones nacionales de cada país involucrado, es necesario recordar que, como en casi todas las guerras entre las repúblicas americanas, existieron en ésta grandes intereses internacionales y un "fuerte olor a petróleo".[6] En el caso de la guerra Perú - Ecuador de 1941, como ha notado el geógrafo francés Jean Paul Deler (que ha trabajado en toda la región andina):

«Existe una notable concordancia entre el trazado de la frontera de 1942 y los límites orientales de una inmensa concesión otorgada en 1937 a una filial de la Royal Dutch Shell por el gobierno ecuatoriano, en detrimento de una filial de la Standard Oil of New Jersey».[7]

Galarza Zavala afirma que la guerra de 1941 entre ambas naciones fue un conflicto ligado a los intereses petroleros de dos compañías, de las que una era inglesa y la otra norteamericana. De acuerdo al texto, «los ecuatorianos representaban los intereses de la compañía inglesa y los peruanos los de la norteamericana».[8] En efecto, tras 1941 el Perú concesionó a compañías estadounidenses las zonas limítrofes hasta donde alcanzaron sus tropas en aquel conflicto, y donde está ahora el trazado de la frontera.[9]

Referencias

  1. Coronel Luis A. Rodríguez, La Agresión Peruana Documentada, 2nd Edition, pp. 167-168. Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1955.
  2. Luis Humberto Delgado, Las Guerras del Perú. Campaña del Ecuador: Grandeza y Miseria de la Victoria, p. 79. Lima, Ed. Torres Aguirre, 1944.
  3. Col. Luis A. Rodriguez, op. cit.
  4. Rodríguez Asti John, Las Operaciones Navales durante el Conflicto con el Ecuador de 1941: apuntes para su historia, p. 44. Lima, Dirección de Intereses Marítimos e Información, 2008.
  5. Tobar Donoso, Julio (1945). La invasión peruana y el Protocolo de Río. Editorial Ecuatoriana. 
  6. Galeano, Eduardo (2006). Las venas abiertas de América Latina. Editorial Siglo XXI. ISBN 968-23-2557-9. 
  7. Deler, Jean Paul (1987). Ecuador: Del espacio al Estado Nacional. Ed. Banco Central del Ecuador. 
  8. Galarza Zavala, Jaime (1972). El festín del petróleo. Ediciones Solitierra. 
  9. Fontaine, Guillaume (2007). «Coyuntura (sección: La política petrolera ecuatoriana, petróleo y desarrollo)». Ecuador DEBATE (70). ISSN 1012-1498. http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/debate/paginas/debate1759.htm. 

Enlaces externos


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