- Historia del Buen Retiro
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La Historia del Buen Retiro es la descripción de los eventos históricos ocurridos en el recinto de este parque madrileño. En el área se edificó el que fue uno de los palacios más destacados de Europa hasta que fuera demolido a mediados del siglo XVIII. El conjunto de parques que se denomina "Buen Retiro" correspondía a un área superior en tamaño al actual, y que comenzó su definición urbanística en la segunda mitad del siglo XV como área ajardinada reservada al entretenimiento y retiro de la Corte. Poco a poco fue cediendo área y a finales del siglo XIX pasó a cargo del Ayuntamiento de Madrid. Posteriormente el Ensanche de Madrid hizo que el Parque se viera rodeado por diversos barrios En la actualidad es un lugar de paseo y es denominado pulmón de Madrid.
Contenido
Orígenes
El origen a las afueras de la ciudad del parque, posee sus orígenes en la construcción inicial de la Orden de San Jerónimo en la zona de extramuros de un monasterio que con el tiempo se convertiría en lugar de residencia de los Reyes gracias a cuartos anexos al monasterio que fueron realizándose (es decir de Real Retiro).[1] Con el tiempo, ya en el siglo XVII, a propuesta del Conde Duque de Olivares se construye un complejo residencial para los reyes que se acaba denominando: Palacio del Buen Retiro. El palacio se encuentra en las afueras de la ciudad, rodeado de un conjunto de jardines y parques que diseñan como lugar de reposo y divertimiento del rey y de la corte.
Monasterio de los Jerónimos
A finales del siglo XV, siendo rey Enrique IV de Trastamara, era habitual que en su peregrinaje por las diversas ciudades del reino, éstas se disputaran los favores de la capitalidad. Ya en 1460 la elección se inclinaba por la Villa de Madrid y esta predilección se hacía notar por las frecuentes visitas que hacía. Estando de caza por los Campos del Pardo le anuncian la llegada de una embajada bretona, agradado por la visita decide hacer un torneo. Durante los días que ocurrió el torneo destacó el valido Beltrán de la Cueva y como agradecimiento ofrece a la Orden de San Jerónimo la realización de un Monasterio de los Jerónimos ubicado en Madrid, en concreto sobre la zona denominada en la actualidad San Antonio de la Florida. En origen, el Monasterio de los Jerónimos se denominó de "Santa María del Paso", y fue inaugurado el 6 de mayo de 1465.[2] [3] El Rey Enrique IV durante su reinado ofreció diversos regalos y privilegios a la orden Jerónima.[2] Tras un cierto tiempo, tras la muerte de Enrique IV los monjes del monasterio se vieron aquejados de fiebres reumáticas y otras enfermedades causadas por lo insalubre del terreno. Esta situación hizo que elevaran una petición a los Reyes Católicos para el traslado.[4]
Los monjes eligen la zona oriental de la ciudad (muy cercana al emplazamiento del actual Museo del Prado). Este lugar de condiciones más saludables se encuentra en las afueras (extramuros) y presenta agradables arroyos, manantiales, huertas y vientos saludables de la sierra. Se emplearon materiales del antiguo monasterio del Paso. Fernando el Católico entre 1510 y 1512 reunió Cortes en el nuevo Monasterio. Se hizo un pequeño aposento para que los Reyes descasasen junto al Monasterio tras asistir a las grandes celebraciones religiosas. En Europa, la construcción de 'cuartos reales' dentro de dependencias religiosas de los monasterios era habitual en la época. Los monjes jerónimos se convirtieron así 'aposentadores reales'. Felipe II encarga a Juan Bautista de Toledo la remodelación del "Cuarto Viexo e San Jerónimo" añadiendo diversas estancias. A cambio de ello Felipe II financió diversas obras de embellecimiento en el Monasterio. Durante el reinado de Felipe II sólo se conoce unos grabados de Anton van der Wyngaerde (Antonio de las Viñas) en el que se puede ver una perspectiva de Madrid en la que no aparece el Monasterio.[5] Las primeras representaciones del monasterio se encuentran en los mapas detallados en 1635 por F. de Witt (aunque fue Antonio Marceli su autor), en el mapa puede verse el Prado de Recoletos por los Agustinos Recoletos y como desde la Puerta del Sol sale una calle directa al monasterio (carrera de San Jerónimo), pasando por la torrecilla de la Música. Este plano da una idea de la situación de las explanadas que serán el futuro Retiro. La frontera de los campos se ve limitada en Atocha por la Ermita de San Blas (existe desde 3 de abril de 1588). Las dos fuentes del Duque de Lerma ubicadas en las cercanías.
En la corte de Felipe III llega a Madrid Don Gaspar de Guzmán y Pimentel nacido en Roma, segundo hijo del sevillano Conde de Olivares. Se casa con Inés de Zúñiga, posteriormente será conocido como Conde-Duque de Olivares y fue acumulando poder. Durante esta época los poderosos de la Corte deseaban los solares cercanos al Monasterio, por tener las fincas de recreo más cercanía con el Rey. Entre los poderosos que poseían fincas se encontraba el Conde-Duque de Olivares que poseía unos aviarios de aves exóticas, de raras gallinas. Este aviarío fue donado finalmente al Rey Felipe IV, denominado por el pueblo de Madrid jocosamente como el «gallinero».
Palacio del Buen Retiro
Véase también: Palacio del Buen RetiroSe da la situación de que algunos de los miembros de la nobleza se encuentran residiendo en la zona cercana al Monasterio de los Jerónimos (en la zona del El Prado). El emplazamiento del nuevo Palacio era justificadas. Las nuevas obras en el Monasterio se salen del entorno arquitectónico del «Cuarto Viexo o Real», promovidas por la ambición del Conde-Duque de Olivares. En el año 1630 Crescenzi supervisa el proyecto de ampliación de dicho cuarto. Las obras ejecutadas al final son de pequeña envergadura. Ese mismo año el Conde-Duque de Olivares es nombrado alcaide del Cuarto Real. Crescenzi a pesar de ser un valido del Conde-Duque recibe varias presiones para su pronta finalización. La muerte de Crescenzi en 1635 hace que sea substituido por Alonso Carbonell como maestro de obras. Las obras desde sus comienzos partieron sin un plan arquitectónico previo. Una de las causas alegadas por ciertos autores es que el Palacio fue concebido, no como residencia habitual, sino como estancia real.[6] Una de las críticas de la época realizadas a la edificación del Palacio fueron centradas fundamentalmente en la precipitada ejecución de la misma, el empleo de cantidades desmesuradas de obreros (cerca de millares) con poca preparación. En la construcción de las fachadas del nuevo Palacio, en lugar de materiales duraderos como silleria o granito, se empleo ladrillo de San Isidro, conocido por su baja calidad. Las remodelaciones constantes no dieron al Palacio la homogeneidad requerida.
Felipe IV mediante una pragmática de 1 de diciembre de 1633 da al nuevo palacio el nombre de «Real Sitio del Buen Retiro». Por esa fecha se había acabado el cuerpo principal del edificio. El Conde-Duque, al recibir el cargo de alcaide de los Reales Sitios, ofrece durante el mes de diciembre de este año diversos banquetes conmemorativos de su inauguración. Esta nueva construcción no fue bien acogida por los madrileños de la época, y la popularidad del Conde-Duque fue decayendo a causa de ello. El denominado Real Sitio ocupaba en esta época una superficie aproximada de ciento diez hectáreas. La entrada se encontraba al final de una cuesta denominada Prado Alto o Cuesta de los Caballeros y podía accederse a él por cada una de las seis puertas de las Casas de Oficios. En algunos de los amplios patios interiores se realizaron corridas de toros.[7] Destaca de la construcción exterior del Palacio, en la zona oeste, el Casón adornado por jardinetes de flores. Este edificio fue proyectado y construido por Alonso Carbonell en 1637 y su objetivo inicial fue el de dedicarlo a salón de baile de la Corte. Algunas de las dependencias del Palacio se convirtieron en Teatro. Se sabe de la distribución de su interior por la cartografía de Teixeira y por los apuntes del diario de Robert Bargrave. El entorno poco a poco se empezó a llenar de vergeles y recintos de disentimiento como eran: La Casa de Fieras, el Juego de la Pelota, la Casa de Burlas, la de Atarazanas, el denominado "gallinero", etc. En 1599 se construye la vieja Puerta de Alcalá con motivo de la llegada de Margarita de Austria desde Valencia.
El entorno de los Reales Parques
Los alrededores del Palacio en forma de parques ocupaba una extensión tres veces superior al palacio y en ella se distinguían diversas zonas. La primera se encontraba al norte en la que se localizaba un estanque lobulado (denominado de Estanque de las Campanillas). El jardín ochavado . Al Sur del Palacio se encontraban los olivares y huertas del santuario de Atocha, se trataba de una pequeña elevación en la que se encontraba la ermita de San Blas. Al este se encontraba la zona del Gran Estanque, el Campo Grande y el Cazadero de Liebres.[8] El Gran Estanque existía ya desde época de Felipe II. Esta zona se encontraba atravesada por el río Grande construido en 1638 que consistía en una vía acuática capaz de ser navegado por barcas de recreo procedentes del Gran Estanque. Era frecuente representar naumaquia o simulacros de batallas marítimas en dicho estanque. La ubicación del Estanque ha sido disputada, algunos de los historiadores apoyan que el emplazamiento se encontraba en el Prado Alto.[8] Otros mencionan que fue el mismo estanque que Felipe IV restauró con la intención de realizar representación teatral.[9] [9] Distribuidos por el parque se encontraban estanques de menor tamaño, algunas de ellas con fuentes de mármol, estatuas y surtidores. Se encontraba entre los elementos decorativos diversas ermitas dispersas por el parque, algunas de ellas eran: San Pablo, San Antonio de los Portugueses (construida por Lucas Rodríguez), Santa María Magdalena, San Juan, San Isidro, San Bruno (pagada a la ermita de San Jerónimo se encontraban muy cerca del Gran Estanque) y San Blas (figura en cerril del mismo nombre).[10] Las superficies ajardinadas de los Reales Sitios necesitaban cada vez más cuidado, es por esta razón por la que el Duque de Pastrana contrata a los mejores jardineros y fontaneros de Italia. Con este motivo en 1626 se incorpora Cosme Lotti y su ayudante Pietro Gandolfi como encargados de los jardines hasta que en 1643 muere y le substituye Baccio del Bianco.[7] Durante esta época vinieron otros jardineros de los jardines de Aranjuez y Sevilla.
Las obras de mejora que se realizan durante esta época de comienzos del siglo XVII incluye la inclusión de nuevas especies de diferentes jardines de España e Italia. Esta renovación hizo que aumentara la densidad vegetal en los jardines, existiendo árboles frutales, pequeños bosques, etc. Los juegos acuáticos en las zonas de los jardines eran habituales, en ellas participaban numerosas góndolas y falúas. El año 1639 un ciclón que destrozó algunas de las instalaciones. El 23 de enero de 1643 el Conde-Duque recibe la orden tajante por parte de Felipe IV de retirarse a Loeches. El Conde-Duque no era popular entre los súbditos, y el invento del "Retiro" no lo era tampoco. Las fiestas celebradas en sus recintos les eran ajenos, y en algunas ocasiones eran objeto de escarnio público en los denominados mentideros. "La afición por el teatro de Felipe IV hace que se instale un teatro en el actúa María Calderón (denominada La Calderona) con la que tuvo un hijo denominado: Juan José de Austria. La llegada de Carlos II al reinado tuvo pocos cambios al Retiro, en el recibimiento de su segunda esposa (María Ana de Neoburgo) mandó construir al arquitecto Melchor de Bueras una puerta monumental en el Retiro (la denominada La Puerta de Felipe IV) que colocó cerca del Palacio substituyendo la antigua Puerta de los Caballeros. Esta Puerta se conserva en la actualidad con un emplazamiento distinto del original.
Inicio del periodo Borbónico
Cuando Felipe de Anjou fue proclamado rey de España, bajo el nombre Felipe V, entra en Madrid el 18 de febrero de 1701 y visita el Buen Retiro recibiendo las llaves de manos del su alcaide: Marqués de Leganés. Los jardines estaban deteriorados y descuidados. A pesar de todo el estado de los Reales jardines no evitó que se realizaran las celebraciones de su coronación el 8 de marzo en Los Jerónimos. Los planes de mejora tuvieron que postponerse durante aproximadamente tres lustros al comenzar la Guerra de Sucesión Española de la que sale vencedor Felipe V. Al retomar el reinado, pide un informe a Juan de Morales, aparejador de las obras reales del Buen Retiro y alarife de la Villa. Tras ello se encargaron las obras de restauración a Teodoro de Ardemans. En ella se repararon los jardines, en los que se abrieron espacios para el juego del mallo (al que era aficionado Felipe V), se cerraron tapias, se reparó el adoquinado la Plaza Grande. Las dependencias del Palacio del Buen Retiro cayeron en manos del arquitecto francés René Carlier, que al final no se pudieron realizar de forma completa por lo costoso de las propuestas. De estas reformas cabe destacar el desmantelamiento del estanque ochavado por otro de influencia francesa al estilo de Versalles que se denominó el Parterre. Se comenzaron en 1713 las operaciones de desmonte y nivelación de los jardines hasta que en 1715 se finalizaron. En 1714 fallece la reina María Luisa de Saboya en el palacio y sumerge en una crisis de melancolía a Felipe V. El rey aconsejado por diversos allegados de la corte decide casarse de nuevo, siendo Isabel de Farnesio la elegida. Esta nueva reina siente desagrado por el Buen Retiro y ejerce su influencia para detener las obras de restauración y desviar los esfuerzos hacia La Granja de San Ildefonso. Durante este periodo la original ermita de San Antonio de los Portugueses quedó destruida en un incendio, y se restauró posteriormente.
Un incendio en el Real Alcázar de Madrid la noche de Navidad de 1734 hizo que la familia Real decidiera ir a vivir al Palacio del Retiro, este incidente hizo que se volviese a retomar la idea de renovar los jardines y el Palacio. Las renovaciones estuvieron a cargo del arquitecto Bonavía, y durante su ejecución se remodelaron diversas estancias. Una de las características como la meridiana solar.[11] Durante la remodelación del Palacio acontece la inesperada muerte de Felipe V el día 9 de julio de 1746. En uno de los jardines del Buen Retiro se proclamó rey a su sucesor Fernando VI. El nuevo rey apoya las reformas de Santiago Bonavia hasta que el mes de noviembre tiene que retirarse debido a las acusaciones de malversación de fondos. Se construyó el Real Coliseo y en él llegó a cantar Farinelli, la vida en los jardines volvieron a animarse y en el Gran Estanque volvieron a circular barcas y en las noches de verano se ejecutaban serenatas. Pocos años después moriría la reina Bárbara de Braganza y el rey se retira a Villaviciosa de Odón donde tras un largo periodo de degeneración psíquica acaba falleciendo el día 10 de agosto de 1759.
Carlos III
Como Fernando VI no dejó descendencia, la sucesión del trono recae en su hermanastro Carlos que vive en Nápoles. La llegada a Madrid fue apoteósica y estuvo llena de diversas celebraciones por diversas partes de la ciudad. Este nuevo rey no muestra por los jardines el mismo aprecio que los predecesores. Pronto hizo que en algunos jardines se cultivaran, algunas fueron abiertas al ganado. Al poco de comenzar sus labores de regencia decide crear una fábrica de porcelanas en el Retiro, en 1767 abre los jardines al público, aunque con ciertas restricciones. Restaura la ermita de San Juan para dar acomodo a la guardia Suiza y española.[1] Carlos III habitó durante cuatro años de su reinado el Palacio del Retiro, durante ese tiempo restauró y mantuvo los desperfectos, pero realizó ampliación alguna en los Reales Edificios. El día 1 de diciembre de 1764 ocupa el Palacio Real de Madrid, abandonando como residencia definitivamente el Palacio del Retiro. El 19 de abril de 1766 decide que algunas partes del Palacio del Retiro den acomodo a los regimientos de infantería y caballería. En 1767 aconsejado por su ministro el Conde de Aranda se inicia la reforma del El Prado que se reparte entre diversos arquitectos: Ventura Rodriguez, Sabatini, Juan de Villanueva, José de Hermosilla y otros. Esta reforma se encuentra entre otras que estudia en el centro de la ciudad.
Carlos III encarga a su hombre de confianza Marqués de Esquilache que traiga de Italia a los expertos acompañados de sus familias y sus instrumentales. El 13 de noviembre de 1759 llega la comitiva de más de doscientos expertos a Madrid, bocetos, maquinaria, etc. A cargo de ellos se encontraba Juan Tomás Bonicelli. Se elige como emplazamiento de la fábrica el lugar donde se encuentra la ermita de San Antonio de los Portugueses. Se desecaron algunos de los estanques y se construyó la fábrica. Pronto se encendieron los hornos y la producción comenzó. Las primeras porcelanas se denominaron «porcelanas fritas» y poco a poco fueron perfeccionando calidad. Pronto es conocida por los madrileños como La China.[12] La fábrica no fue concebida desde su inicio como una actividad lucrativa, es por esta razón por la que sus productos no fueron puestos a la venta.
La Puerta de Alcalá fue renovada tras numerosas críticas de los madrileños de la época, esta puerta. La nueva fue construida junto a una Plaza de Toros (ubicada a comienzo de la actual calle serrano). La nueva construcción tuvo la intención de simbolizar la llegada de Carlos III a Madrid, siendo ya desde sus inicios una puerta homenaje al rey (Su nombre aparece en el frontis). El diseño fue encargado a Francisco Sabatini que comenzó la construcción en 1769. Tras algunas interrupciones la Puerta de Alcalá, tal y como es conocida en la actualidad, se acabó en 1778. El ingeniero militar José de Hermosilla decide presentar al Rey una reforma del Paseo del Prado desde Atocha a Plaza de Cibeles. Se diseñó un triple paseo con árboles, asientos. Se colocaron fuentes adornadas con motivos mitológicos, una de las más famosas junto a la Puerta de Alcalá se denominó popularmente como: la Fuente de la Alcachofa, otras fuentes con forma de taza (en un total de cuatro) se ubicaron en diversas zonas del Paseo del Prado. En 1803 se coloca la Fuente de Apolo. La Fuente de Cibeles inaugurada en 1782, no funcionó hasta el año 1792. La Fuente de Neptuno en un principio estuvo situada en el extremo del Prado de Apolo y trasladada posteriormente al centro de la plaza de Cánovas del Castillo en 1898 (lugar en el que se encuentra en la actualidad). La reforma del Paseo del Prado hizo que se pensara en emplear el espacio del Retiro en un Real Jardín Botánico de Madrid que finalizó su construcción 1781. Existen dos entradas al recinto, la que da al Paseo del Prado (La Puerta Real), y la entrada del ala norte. En 1875 se inicia la construcción del Gabinete de Historia Natural y Academia de Ciencias Exactas
Siglo XX
El 12 de mayo de 1886 Madrid a las seis de la tarde sufre de un ciclón cargado de fuerte viento, granizo y truenos, en apenas escasos minutos el Retiro y el Botánico aparecían destrozados.
Las obras de Metro de Madrid hacen que el 14 de junio de 1924 se abra al público la estación de Retiro, al ponerse en servicio el primer tramo de la línea 2. Desde el año 1969 en el paseo de coches del retiro se establece a comienzos del mes de junio la Feria del Libro de Madrid.
Referencias
- ↑ a b Pedro Montoliu, (1996),«MADRID, Villa y Corte, Historia de una ciudad», Silex, pp:88
- ↑ a b Juan Catalina García López Sigüenza, (1909), «Historia de la Orden de San Jerónimo», 2ªEd., Volumen 12
- ↑ Miguel Ángel Ladero Quesada, (2005), «La Hermandad de Castilla: cuentas y memoriales, 1480-1498», Real Academia de la Historia, pp:109-110
- ↑ «Real Orden» de 23 de octubre de 1493, y ratificada por bula papal de Alejandro VI de 1509.
- ↑ Rosario Mariblanca, (2008), "Historia del Buen Retiro", Madrid, ed. La Librería
- ↑ José Bordiu, (1967), «Apuntes para la Historia del Buen Retiro», Cosas de Madrid
- ↑ a b Brown Jonathan & Elliott J H, (1980), "A Palace For A KIng - The Buen Retiro And The Court Of Philip IV"
- ↑ a b Jerónimo de la Quintana, (1629), «A la muy Antigua Noble y Coronada Villa de Madrid. Historia de su Antigüedad y Nobleza y Grandeza», Madrid
- ↑ a b Rodrigo Amador de los Ríos y Villalta, (1886), «El antiguo Palacio del Buen Retiro. Según Plano 1656», Madrid
- ↑ Todas las ermitas son visibles en el plano de Teixeira y en diversos grabados de Louis Meunier
- ↑ Juan Wendlingen, (1756), «Explicación y uso de la Meridiana», Madrid
- ↑ "Exposición de porcelanas de la Real Fábrica del Buen Retiro (1760-1808)". Nociembre-Diciembre 1959
- ↑ Tovar Martín, Virginia (1982). Rivadeneyra. ed. El Real Pósito de la Villa de Madrid (primera edición). Madrid: Cámara de Comercio de Madrid. ISBN 84-500-8160-2.
Véase también
Enlaces externos
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