- Historieta de ciencia ficción
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La historieta o cómic de ciencia ficción constituye uno de los géneros más importantes en los que puede dividirse la producción historietística. Según Ricardo Aguilera y Lorenzo Díaz, éstas
popularizaron el género y fijaron su imagen en la retina de millones de lectores. Antes que cualquier otro medio ofrecieron las escenas más acertadas de la navegación interestelar, de los alunizajes, de las bombas atómicas o de las sociedades hiperindustrializadas.[1]Contenido
Características
Temáticas
- El mundo representado difiere del actual o del histórico. Esta diferencia puede ser tecnológica, física, histórica, sociológica, filosófica, metafísica, pero generalmente no es mágica, lo que sería propio de la historieta fantástica.
- La exploración de las consecuencias de tales diferencias es el propósito tradicional de la ciencia ficción, lo que se puede utilizar para el puro entretenimiento, críticar aspectos políticos o sociales contemporáneos, o explorar cuestiones filosóficas como la definición de ser humano. A Jean Giraud, por ejemplo, lo que le interesa es la posibilidad que brinda al "creador de inventar universos en una libertad simbólica, plástica, rechazando todo lo que parece mentalmente evidente".[2]
Formales
- Se representan con "riqueza imaginativa"[3] naves espaciales futuristas, robots y otras tecnologías, así como alienígenas, planetas extraterrestres y viajes en el tiempo, de tal forma que se produce un choque entre imágenes extrañas y familiares. Por ejemplo, la teórica Francesca Lladó, al analizar el boom del cómic adulto en España, destaca las "diversas formas adquiridas por las naves", de las que afirma que "todo lo que pierden en verosimilitud lo ganan en imaginación pues, en ocasiones, llegan a sustituir al espacio arquitectónico adquiriendo su propia funcionalidad".[4]
- En cuanto a su extensión, Philippe Druillet, afirma que "la SF necesita historias largas porque precisa tiempo y espacio para desarrollar los universos y las intrigas".[5]
Historia
Orígenes
Tras la Gran Depresión de 1929, triunfan las tiras de acción, como las de ciencia ficción, cuyo primer ejemplo sería Buck Rogers (1929) de Dick Calkins, cuyo éxito propiciaría la creación de Brick Bradford (1933) de William Ritt/Clarence Gray, Flash Gordon (1934) de Alex Raymond, Dash Dixon (1935-1939) de H.T. Elmo/Larry Antoinette y Don Dixon and the Hidden Empire (1935-1941) de Carl Pfeufer/Bob Moore. Serían las aventuras del atleta de Yale las que marcarían el género en los próximos años.
Poco después, surge el subgénero de los superhéroes con la publicación en 1938 de las primeras aventuras de Superman, creado por Joe Shuster y Jerry Siegel al que siguen otros como Batman en 1939 o el Capitán América y La Mujer Maravilla, ambos en 1941. Igual que Flash Gordon, se dejarán imbuir del espíritu bélico de la Segunda Guerra Mundial. El comic-book de ciencia ficción más típico también tuvo un breve auge desde la aparición de títulos como Planet Comic (1940) con sus historias del espacio.
La auténtica ciencia ficción
En Bélgica, las historietas de "Les pionniers de l´Esperance" (1945) de Roger Lecureux/Raymond Poïvet y Blake y Mortimer, creadas por Edgar P. Jacobs para la revista Tintín en 1946 estaban un paso por delante. Lo mismo sucede con los comic-books Weird Science ("Ciencia extraña") y Weird Fantasy ("Fantasía extraña"), lanzados por EC Comics en 1950, con sus adaptaciones de Ray Bradbury y otros autores por parte del guionista Al Feldstein y dibujantes como Harvey Kurtzman, Al Williamson o Wally Wood. EC siempre proclamó que su mayor orgullo eran sus títulos de ciencia ficción, y lo cierto es que según el propio Gaines, estos títulos no daban muchos beneficios, pero los mantenía por gusto personal. Ese mismo año, el británico Frank Hampson crea la serie Dan Dare.
A partir de 1951, Dan Barry ambientó también la serie Flash Gordon en un "entorno fuertemente científico", con lo que dio lugar a la "auténtica historieta de ciencia ficción",[6] mientras que un año después, Osamu Tezuka crearía Astroboy.
Hergé, por su parte, planteaba una creíble exploración espacial en Aterrizaje en la Luna (1954).
La tira diaria Jeff Hawke, también británica, de Sydney Jordan, vería la luz en 1955.
En 1956, la Shōnen Magazine publicará Tetsujin 28-gō, de Mitsuteru Yokoyama, que posteriormente se considería precursora del sugénero mecha, es decir, de los robots gigantes manipulados desde el interior por seres humanos.
También se encuentra una obra cumbre de la historieta de ciencia ficción, El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. En esta historia de una cruenta invasión extraterrestre, se ve un transfondo político sobre la Argentina de aquellos años (dicha historia apareció en 1957 y fue serializada hasta 1959), y una especie de metáfora sobre la lucha de clases (ninguno de los extraterrestres con los que se enfrenta la resistencia son malvados, sino que se trata de seres forzados a cumplir las órdenes de otros,o sea, títeres de los verdaderos invsores, los directores de todo).
En España, la mayoría de las series siguen muy influenciadas por el primer Flash Gordon (Al Dany, Vendaval, Marcos, Huracán, Angel Audaz), siendo de destacar series como El mundo futuro (1955) de Boixcar o Hazañas de la juventud audaz (1959) en la que Matías Alonso adapta la saga de los Aznar de Pascual Enguídanos.
En EE.UU., se renueva el interés por los comic-book de superhéroes gracias a títulos como La Liga de la Justicia (1960), Los Cuatro Fantásticos (1961) o El Hombre Araña (1962), muchos de ellos creados por Stan Lee/Jack Kirby.
En Francia, mientras tanto, Barbarella (1962) de Jean-Claude Forest se convirtió en la primera heroína del género fantaerótico, que tuvo su esplendor en los 60 y 70. Muy diferente, a pesar de su protagonismo femenino, es Valerian, agente espacio temporal (1967), de Christin/Mezières o Yoko Tsuno (1970). La influencia de esta nueva ola francesa es visible ya en series españolas como Supernova (1972) o Fantasía, S. A. (1975).
El subgénero mecha tendría por fin continuidad con Mazinger Z (1972) y sus secuelas creadas por Gō Nagai. En un mundo post-apocalíptico, se ambienta Kamandi o Andrax. Mytek el Poderoso (1964) y El Imperio de Trigan (1965).
El auge de los 70 y 80
La ciencia ficción ocupa un papel importantísimo a partir de mediados de los años 70, de tal forma que a finales de los 80 resultaba "difícil encontrar algún gran autor actual que no haya tocado el género".[1] Este auge comenzó en 1974, cuando una serie de autores franceses, como Moebius deciden lanzar su propia revista de ciencia-ficción que se llamará Métal Hurlant y que se convertirá en un modelo a seguir por todas las europeas, gracias a series como El garaje hermético. Otras destacadas series europeas son El Vagabundo de los Limbos (1975) y RanXerox (1978).
Otra revista, la británica "2000 AD" (1977) será el caldo de cultivo de toda una hornada de nuevos autores británicos que a partir de 1982, vendrían a revitalizar el comic-book de superhéroes estadounidense con obras como "Watchmen" (1986), de Alan Moore/Dave Gibbons, junto a nativos como Frank Miller. Por las mismas fechas, también se producen en España revistas dedicadas a este género como 1984 (1978) y en menor medida Totem (1977), Comix internacional (1980) y Cimoc (1981),[7] dando pie a 5 por Infinito, Historias de taberna galáctica (1979), Zora y los hibernautas (1980), Hombre (1981) o Fragmentos de la Enciclopedia Délfica.
Este auge también se reproduce en Japón, donde Leiji Matsumoto creae space-operas como Galaxy Express 999 (1977-1981) y Captain Harlock (1977-1979). Posteriormente, saldría a la luz Akira (1982-93), de Katsuhiro Otomo, que tuvo un éxito significativo en Japón y en el resto del mundo.
Presente
En la actualidad destacan obras como Estela, Y: El último hombre (2002) y BLAME! (2003).
Subgéneros
Referencias
- ↑ a b Aguilera, Ricardo y Díaz, Lorenzo en la sección "El papel del futuro" del fascículo "La ciencia ficción: Del romanticismo de Flash Gordon a la sofisticación tecnológica", p. 2, para Gente de comic: De Flash Gordon a Torpedo, publicado en "Gente" del Diario 16, 1989.
- ↑ "Charlando con Moebius", entrevista de Laura Cepeda al autor para Totem nº 11, Editorial Nueva Frontera, S. A., Madrid, 1978, pp. 4 a 6.
- ↑ Tubau, Iván en Curso de dibujante de historietas, CEAC, Barcelona, 1975, vol. 6, p. 27.
- ↑ Lladó, Francesca, en Los Comics de la Transición, Colección Viñetas, de Ediciones Glénat, 2001, p. 67.
- ↑ Philippe Druillet en entrevista con Claude Moliterni para el número trece de la revista "Phénix". Traducción de un extracto de la misma por Antoni Segarra para el número 3 de Totem, Editorial Nueva Frontera, S. A., Madrid, 1977, p. 8.
- ↑ Aguilera, Ricardo y Díaz, Lorenzo en la sección "Cuestión de ciencia" del fascículo "La ciencia ficción: Del romanticismo de Flash Gordon a la sofisticación tecnológica", p. 4, para Gente de comic: De Flash Gordon a Torpedo, publicado en "Gente" del Diario 16, 1989.
- ↑ Lladó, Francesca en Los Comics de la Transición, Colección Viñetas, de Ediciones Glénat, 2001, p. 62.
Bibliografía
- AGUILERA, Ricardo y DÍAZ, Lorenzo (1989). Gente de comic: De Flash Gordon a Torpedo. Madrid: Diario 16, suplemento de Gente.
Enlaces externos
- Umbrales: 50 obras maestras del cómic de cf por Rafael Marín.
Véase también
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