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Diego Muñoz-Torrero
Diego Muñoz-Torrero y Ramírez Moyano (Cabeza del Buey, Badajoz, 21 de enero de 1761 - San Julián de la Barra, Portugal, 16 de marzo de 1829), fue un sacerdote, catedrático y político español. Como diputado se enfrentó a la Inquisición y fue uno de los máximos defensores de la libertad de imprenta.
Contenido
Trayectoria académica
Era hijo de un farmaceutico y profesor de latín, con quién estudió hasta su traslado a la Universidad de Salamanca, a los 11 años, para estudiar Teología y Filosofía, ordenándose sacerdote y es nombrado catedrático de Filosofía en 1784, en la que forma parte de un grupo de profesores y alumnos que emprende una importante renovación de la enseñanza. En 1787, es nombrado por unanimidad Rector de la Universidad de Salamanca.
Trayectoria política
Diputado a Cortes
Tras el alzamiento contra las tropas napoleónicas en 1808, es nombrado miembro de la Junta de Extremadura, y enviado posteriormente a Cádiz como diputado a las Cortes Generales por la región extremeña en la legislatura 1810-1813.
El 24 de septiembre de 1810, en la jornada inaugural de las Cortes, es el primer diputado en intervenir haciendo varias proposiciones revolucionarias de tipo liberal:
- La soberanía de la nación reside en el pueblo,
- Separación de poderes,
- abolición de la Inquisición,
- Libertad de prensa,
- Inviolabilidad de los diputados.
Y consiguiendo la aprobación de dos decretos fundamentales:
- Sobre la libertad de imprenta, en contra de la postura del Inquisidor Riesco, con opiniones tales como que la censura previa es el último asidero de la tiranía.
- Sobre la soberanía nacional: junto con Manuel Luján, también diputado por Extremadura, Muñoz Torrero presentó un texto de once puntos que recogía detenidamente la iniciativa: la legitimidad de los diputados como representantes de la nación, de sus Cortes, el reconocimiento de Fernando VII como rey, la nulidad de la cesión de la corona en favor de Napoleón, la división de poderes, la inviolabilidad de los diputados y el juramento de la regencia de todas estas declaraciones.[1]
El 2 de marzo de 1811, por 78 votos, fue nombrado presidente de la comisión redactora de la Constitución, junto con Agustín Argüelles y Pérez de Castro, y fue una de las figuras más destacadas en la redacción de esta primera Constitución liberal que tuvo España, aprobada el 19 de marzo de 1812 y llamada por ello "La Pepa".
Como anécdota, la bandera de las Cortes, de tafetán con dos fajas rojas y una amarilla intermedia, todas de igual anchura, fue regalo de Muñoz-Torrero, bandera que más tarde fue utilizada por la Milicia Nacional a partir de 1820.[2]
Restauración absolutista
A principios de 1814, tras la batalla de Arapiles y el abandono de José I, Fernando VII firma con Napoleón el tratado de Valençay el 11 de noviembre de 1813, consiguiendo la corona a la que había renunciado en Bayona a cambio de la neutralidad española en las guerras de Francia.
A su regreso, en marzo de 1814, y pese a que en el tratado se comprometía al perdón de los afrancesados, en lugar de prestar juramento a la Constitución, Fernando da un golpe de estado con ayuda del General Elío, disuelve las Cortes el 10 de mayo y declara nulas todas las disposiciones tomadas por ellas, persiguiendo y encarcelando a los que participaron en ellas. Por liberal, Muñoz-Torrero fue detenido, y por su condición de sacerdote fue encerrado en el monasterio de San Francisco en Padrón (La Coruña), donde permaneció seis años.
Trienio Liberal
En 1820, el general Riego encabeza una sublevación de las tropas reclutadas para ir a América, que, aunque fracasa, obliga al rey a jurar la Constitución.
Muñoz-Torrero es elegido de nuevo diputado por Extremadura, y las Cortes le nombran Presidente de su Diputación permanente, puesto desde el que consigue suprimir la Inquisición de forma definitiva. El Gobierno le nombra obispo de Guadix (pues seguía vigente el derecho de presentación de obispos), pero el Papa no refrenda dicho nombramiento, aparentemente por los informes del ex-inquisidor granadino Verdejo, que era canónigo de Guadix y absolutista acérrimo.
Persecución y muerte
En 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis enviados por la Santa Alianza devuelven a Fernando VII sus prerrogativas absolutistas el 1 de octubre, dando comienzo a la Década Ominosa. Muñoz-Torrero huye a Portugal, donde también es perseguido por sus ideas liberales. Hecho prisionero, es encerrado en la Torre de San Julián de la Barra y torturado, permaneciendo hasta su muerte, ocurrida el 16 de marzo de 1829.
Su cuerpo fue trasladado a Madrid, al Panteón de Hombres Ilustres y colocado en el mausoleo conjunto, una cripta construida en 1857 bajo una estatua que representa la Libertad, y donde se encuentran los cuerpos de Agustín de Argüelles, José Calatrava, Juan Álvarez Mendizábal, Diego Muñoz-Torrero, Francisco Martínez de la Rosa y Salustiano Olózaga.
Referencias
- ↑ (CHUST, Manuel. Constitución de 1812, liberalismo hispano y cuestión americana, 1810-1837. Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani, Jan./July 2002, no.25, p.157-178. ISSN 0524-9767.
- ↑ Historia y cultura naval
Véase también
Bibliografía
- García Pérez, Juan: Diego Muñoz Torrero. Ilustración, religiosidad y liberalismo, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1989.
Enlaces externos
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