Federación Obrera Montañesa

Federación Obrera Montañesa

Federación Obrera Montañesa

La Federación Obrera Montañesa (FOM) fue un sindicato obrero que actuó en Cantabria (entonces Provincia de Santander) entre 1921 y 1937. De orientación socialista y vinculada a la UGT, durante la Dictadura y la II República se consolidó como el principal sindicato de la provincia, superando en importancia a su propio partido hermano, el PSOE.

Caracterizado por la moderación y su disposición negociadora, su acción reivindicativa logró una serie de mejoras laborales para la incipiente clase trabajadora que creció en Cantabria durante el primer tercio del siglo XX (avances sociales que fueron erradicados por el régimen franquista tras la ocupación de la provincia).

Su apoyo a la conjunción republicano-socialista impulsó en Cantabria las candidaturas antimonárquicas en abril de 1931. Además la veloz y acertada actuación de la FOM fue uno de los factores que explican la frustración del golpe de Estado de julio de 1936 en Cantabria.

La conquista de la región durante el verano de 1937 supuso el inicio de una feroz represión política y económica que ilegalizó la Federación, persiguió a sus mandos, cuadros y militantes y expolió el patrimonio del sindicato, buscando no sólo su desaparición y la reversión de sus logros, sino también la adulteración de su memoria en el conjunto de la sociedad cántabra.

Contenido

Industrialización y movimiento obrero

La implantación y desarrollo de una economía industrial en Cantabria impulsó la extensión del trabajador asalariado, la conformación de una incipiente clase obrera y su paulatina organización en asociaciones de defensa de sus intereses. Un proceso que hunde sus raíces en el último cuarto del siglo XIX, al calor de la eclosión extractiva minera, datando de los años 80 las primeras entidades de resistencia obrera: sociedades de socorros mutuos y cooperativas de producción y consumo, paulatinamente sustituidas por entidades de resistencia. En éstas, operarios del mismo oficio en una población aportaban cuotas a un fondo común (para hacer frente a los períodos de huelga) con objeto de lograr acuerdos colectivos. Un localismo que constituiría su principal debilidad, paulatinamente superada con la vinculación de las sociedades a una organización de ámbito nacional: la UGT, implantada en la región en 1888.

Ideológicamente la FOM bebía del marxismo según interpretación de Pablo Iglesias, fundador del PSOE y la UGT

Será a partir de la Fiesta del Trabajo de 1890 cuando se experimente una efervescencia societaria en Santander (10 sociedades se vincularon a la Unión aquel año). Tres años después se acondicionaban las instalaciones del Centro Obrero de la capital (en la Calle de las Ánimas). Sin embargo la crisis de final de siglo impuso una resaca expresada en la disolución de muchas entidades, provocando una regresión que no se comenzará a remontar hasta la conmoción provocada por la guerra de 1898, que propició una campaña de cuestionamiento del sistema socio-económico y la fundación del periódico La Voz del Pueblo. A partir de ahí, y según se desarrolle la moderna industria regional, irá consolidándose el movimiento obrero montañés, poniendo en marcha una dinámica sobre el binomio conflictividad social/mejoras laborales.

En 1901 nacía en Santander la Federación Local de Sociedades Obreras, vinculada a la UGT y con pretensión de aglutinar a todas las sociedades de oficio de la capital, lo que implicará una mayor capacidad negociadora de las sociedades cántabras (logrando reducciones de jornadas, incrementos retributivos, condiciones más humanas…), al tiempo que se propagaba el asociacionismo por la provincia (Torrelavega, Castro Urdiales, Astillero, Cabárceno, Mioño, Santoña, Heras, Obregón, Pámanes). En ese camino la estructura societaria habrá de atravesar, no obstante, dos grandes baches: uno en la coyuntura crítica de 1903-1905, combinación de recesión económica, competencia anarquista y fracaso de dos grandes huelgas que supondrá la revocación de algunas de las mejoras laborales previamente conseguidas (crisis superada gracias al acicate de la Semana Trágica de 1909, a partir de la cual se constituirían nuevas colectividades de defensa en diversas localidades); el otro fue en 1914, cuando el inicio de la Gran Guerra cierre la anterior fase expansiva.

Sin embargo la degradación de las condiciones laborales (paradójicamente simultánea al fuerte acicate industrial que supuso el conflicto europeo) habría de reimpulsar la conflictividad social (destacó por su dureza la prolongada huelga desarrollada en Trefilerías Quijano), una durísima represión y la formación de nuevas sociedades (en 1916 se constituía en la región el primer sindicato industrial de obreros del metal: el Sindicato Obrero Metalúrgico Montañés), lográndose, en el convulso período de posguerra, aumentos retributivos y el reconocimiento de derechos del proletariado. Una fase oscurecida, empero, por el enfrentamiento entre ugetistas y anarquistas, que derivó en pérdida de afiliación y, finalmente, en la escisión en 1921 del movimiento entre la Federación Local (anarquista) y la ugetista Federación Obrera Montañesa. Ésta instaló su sede al año siguiente en un edificio de la calle Magallanes, instituida en Casa del Pueblo.

Consolidación y expansión

Véase también: Bruno Alonso González

La consolidación del movimiento obrero cántabro se produjo en los años 20, momento en el que, igualmente, maduraba el tejido industrial regional: 39 sociedades se hallaban vinculadas a la FOM en 1928, 6 de las cuales pertenecían al Sindicato Obrero Metalúrgico Montañés. De acuerdo con la estrategia de la UGT a escala nacional, la FOM participó en la organización corporativa del Estado a través de las vocalías obraras de los Comités Paritarios, solicitando la instauración de tribunales industriales y enviando representación al Instituto Nacional de Previsión. No obstante, finalizando el decenio, momento en el que colapsaba la Dictadura, la Federación se alineaba con las fuerzas democráticas, secundando la huelga general de diciembre de 1930 (tras la insurrección de Jaca) y apoyando a la conjunción republicano-socialista en las elecciones de 1931.

En esta década la Federación llegará a contar con 91 secciones distribuidas por 26 localidades, que habrán de hacer frente a una época especialmente convulsa y con creciente actividad reivindicativa. En 1932 la FOM hubo de enfrentarse a una tajante negativa patronal respecto al modelo de conciliación colectiva (Jurados Mixtos), al tiempo que su fuerza se veía minada por nuevas pugnas entre socialistas, anarquistas y comunistas, y por problemas internos, que impulsaron una mayor burocratización del sindicato y la concentración de decisiones en la Comisión Ejecutiva.

Fue una época de lucha en la que, sin embargo, la Federación cántabra habría de caracterizarse por su moderación y por el mantenimiento de las reivindicaciones dentro de los cauces legales, incluso tras octubre de 1934 (pese a la quiebra de su tendencia expansiva) y, más aún, tras julio de 1936. Aunque el estado de guerra implicó una alteración de su funcionamiento ordinario (con muchos afiliados en el frente y la asunción de tareas en la retaguardia), el sindicalismo socialista cántabro concibió siempre su acción defensiva del proletariado dentro del respeto a la legalidad y el orden, como demuestra su participación en los nuevos órganos de gobierno de la provincia.

En agosto de 1937, con la conquista de Cantabria por las tropas franquistas, tocaba a su fin una prolongada experiencia histórica. Aquella que había arrancado en la anterior centuria y que había basculado alrededor de la defensa de los derechos de los trabajadores en el entorno de un capitalismo industrial en expansión. Un esfuerzo vinculado al proyecto nacional de la UGT y caracterizado –mayormente- por la moderación, la negociación y el pacifismo. La experiencia no pudo ser más novedosa, ya que, por primera vez en la historia de Cantabria, amplios grupos de las capas sociales más humildes lograron un importante grado de respeto y reconocimiento como fuerza emergente.

Bibliografía

  • Gutiérrez Lázaro, Cecilia y Santoveña Setién, Antonio. UGT en Cantabria (1888-1937), UC, Santander, 2000.
  • Ortega Valcárcel, José. Cantabria 1886-1986. Formación y desarrollo de una economía moderna, Estvdio, Santander, 1986.

Enlaces externos

Fundación Bruno Alonso

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