- Historia de Mallorca
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Los restos más primitivos encontrados en la isla de Mallorca datan del 3500 a. C. en la época del neolítico, período de transición entre la edad de bronce, donde los primeros objetos de cobre hacen aparición. Los primeros pobladores conocidos de las islas, (aunque de dudosa procedencia), fueron los honderos baleáricos.[1] Estos guerreros nativos de la isla, junto con sus partidarios, combatieron como mercenarios en dos de las primeras de las tres diferentes Guerras Púnicas, que tuvieron lugar (abarcando el período comprendido entre el 264 a. C. y el 146 a. C.), junto a Amílcar Barca, bajo las órdenes de su yerno Asdrúbal el Bello, y posteriormente en la hazaña de su hijo Aníbal en la batalla de Cannas (en agosto del 216 a.C.).[2]
Contenido
Prehistoria
En el 1200 a. C. estaba habitada por un numeroso y rico pueblo cuya fuente principal de riqueza consistía en el comercio de metales, transportando con su flota desde la península Ibérica hasta Cerdeña y en las costas italianas, donde otras naves hacían el traslado hacia oriente. Este pueblo construía sus viviendas y murallas con grandes piedras como son los Talaiots existentes. Estos navegantes procedían de Italia, de islas mediterráneas y de Oriente. Construyeron pequeños poblados junto a las costas, convirtiéndose en sus primeros habitantes. Los historiadores coinciden en llamar a dicha época Cultura de las Cuevas debido a la frecuente utilización de éstas como habitaciones y recintos funerarios. Las construían artificiales y en imitación a las naturales, cuando las mismas no eran suficientes. El sistema de construcción seguía el mismo esquema que las encontradas en el resto del mediterráneo. El hecho de encontrar más cuevas fúnebres que las destinadas a vivienda, hace pensar que los primeros pobladores construyeron junto a éstas cabañas de ramas y barro en las cuales formaban pequeños grupos de población. Los restos arqueológicos encontrados muestran que seguían el rito de la inhumación, colocando junto a los cadáveres modestos ajuares de cerámica, huesos y algunos utensilios de metal.
Basándose en la estructura social y en las tendencias religiosas y votivas de estas primitivas culturas, se presupone una ascendencia originaria del extremo oriental del Mediterráneo. Esta teoría la refuerza el hecho de que las sucesivas migraciones posteriores procedieron de lugares como Fenicia, (el actual Líbano), o Focea, (actual Turquía) y el hecho de que los distintos topónimos originarios de lugares del Mediterráneo en que se establecieron estos primeros pobladores, acaban siempre en -usa: Ijnusa (Cerdeña), Algusa (Sicilia), Melusa (Menorca), Kromiusa (Mallorca), Pitiusa (Ibiza) y Ofiusa (Formentera). Los restos encontrados más primitivos datan del 3500 a. C. en la época del neolítico, período de transición entre la edad de bronce, donde los primeros objetos de cobre hacen aparición. Se puede situar a un representante de estos primeros pobladores en l'home de Moleta (El hombre de Moleta[3] ), de quien se encontraron restos entre los de Myotragus balearicus (bóvido endémico balear del tamaño de una cabra, hoy en día extinguido) en L'avenc de Moleta cerca del puerto de Valldemossa.
Hacia 1300 a. C. Mallorca vivió cambios cruciales que dieron como resultado el surgimiento de la cultura talayótica. Esta cultura guerrera perduró después de que Quinto Cecilio Metelo (que recibiría más tarde el sobrenombre de Balearicus), conquistó a la isla para la república romana en el año 123 a. C.. Debido a las frecuentes incursiones piratas con base en las islas, Roma decidió apoderarse del archipiélago. Cuenta la leyenda que el general romano tuvo que proteger sus embarcaciones con pieles de animales, porque los honderos disparando con sus hondas les impedían desembarcar. Las legiones romanas tardaron dos años en someter las islas. Tras la conquista, los honderos pasaron a formar parte de las tropas auxiliares romanas combatiendo de manera destacada junto a Julio César en la conquista de la Galia (las corazas defensivas no resultaban muy efectivas contra los proyectiles de los honderos).
Antigüedad
La espectacular pericia y valor en combate de estos guerreros isleños, los convirtió en famosos soldados a lo largo del mediterráneo. Participaron en la guerra greco-púnica como mercenarios a favor de los fenicios, con decisiva actuación en la guerra de Sicilia contra los griegos. Al finalizar el contencioso greco-púnico en Sicilia -las llamadas Guerras Sicilianas- comenzó la rivalidad entre Cartago y Roma. Las relaciones entre ambos imperios fueron cordiales hasta que Roma se convirtió en una potencia naval y comercial que extendió su influencia más allá de la península itálica, por lo que las disputas políticas y económicas entre ambos pueblos surgieron desembocando en la primera guerra púnica. Los honderos de Baleares combatieron como mercenarios en dos de las primeras de las tres diferentes guerras púnicas que tuvieron lugar (abarcando el período comprendido entre el 264 a. C. y el 146 a. C.), junto a Amílcar Barca, bajo las órdenes de su yerno Asdrúbal y posteriormente en la hazaña de su hijo Aníbal en Cannas (en agosto del 216 a. C.).
En el año 425 Mallorca sufrió la invasión y el saqueo de los vándalos, pueblo germánico que se asentó en la isla hasta el año 534, cuando el general bizantino Belisario ordenó conquistar el archipiélago balear.
Edad Media
En 707 tuvo lugar el primer desembarco musulmán del que se tiene constancia. Siguieron dos siglos de zozobra permanente hasta que a partir del año 903, Mallorca quedó en poder de la dinastía musulmana de los Omeyas. El castillo de Alaró resistió durante ocho años, según cuentan las crónicas, y fue el último refugio de la resistencia de los rumi (cristianos) durante la conquista musulmana. A continuación vino una etapa floreciente, durante la que Madina Mayurqa, la Palma actual, fue un gran centro cultural.
En 1115 una escuadra pisano-catalana atacó Mallorca en una expedición de castigo en represalia por las actividades piratas que se realizaban desde la isla. Saqueada y destruída por primera vez Madina Mayurqa, y en ausencia de Ramón Berenguer III, la escuadra pisana huyó al avistar la escuadra almorávide enviada desde África. La isla quedó en manos de una familia almorávide, los Banu Ganiya, que mantuvieron buena relación con las potencias del mediterráneo, llegando incluso a firmar un tratado de no agresión. Posteriormente, en 1203, los almohades se apoderaron de Mallorca, hasta que años después, en 1208, designaron como gobernador a Abú Yahya, que formó un principado semi-independiente, con apenas una sumisión formal al emir almohade.
Las tropas catalanas y aragonesas de Jaime I el Conquistador, que arribó a la isla en 1229, la conquistaron definitivamente para los cristianos. Tras derrotar al valí musulmán Abú Yahya en la batalla de Portopí (1229) y tomar Madina Mayurqa (1230), la resistencia cesó en 1231. Los pobladores musulmanes supervivientes a la invasión huyeron a África o fueron esclavizados, en tanto que la isla fue repoblada mayoritariamente por catalanes que procedían principalmente del Rosellón y el Ampurdán.
Jaime I creó en su testamento el reino de Mallorca comprendiendo no sólo Mallorca, sino el resto de Islas Baleares —Menorca (todavía bajo el poder de un soberano musulmán, aunque tributaria desde 1231), Ibiza y Formentera—; los condados del Rosellón y la Cerdaña; y los territorios que Jaime I conservaba en Occitania (el señorío de Montpellier, el vizcondado de Carlades y la baronía de Omelas). A su muerte (1276), su hijo Jaime II de Mallorca asumió el trono tras la jura de la denominada Carta de las Franquicias. La independencia del reino fue corta. En 1349 fue reincorporado a la Corona de Aragón. La muerte del rey Jaime III de Mallorca en la batalla de Llucmajor fue el final del Reino de Mallorca. Aunque hasta su muerte en 1404 su hija Isabel, establecida en el castillo de Gallargues cercano de Montpellier, que le fue concedido por el rey de Francia Carlos VI, se proclamaba Reina de Mallorca.
Reinado de Jaime II
Jaime II de Mallorca reinó sobre las islas durante más de dos décadas y se esforzó en garantizar la viabilidad del reino. Impulsó una vasta política de colonización agraria, con la creación de núcleos rurales; incrementó las rentas reales; favoreció la creación de consulados en el Norte de África y en el reino de Granada; creó un nuevo sistema monetario para el reino; fomentó la creación de industrias textiles; procedió a incrementar el poder real sobre la nobleza y la Iglesia; e impulsó la construcción de palacios y castillos como el Palacio Real de La Almudaina, la catedral de Santa María y el castillo de Bellver. La apertura de proceso a los templarios y posterior supresión de la orden permitió la incautación de sus rentas en las islas.
Edad moderna
En tiempos de Carlos I, en 1521, su produjo una sublevación similar a la de las germanías del reino de Valencia (insurrección de los forans), llegando los sublevados a cercar la localidad de Alcudia, donde se había refugiado la nobleza de la isla. A lo largo del siglo XVI, la isla, como el resto de las Baleares y del Levante español, sufrió los ataques y saqueos de los piratas turcos y berberiscos. Durante la Guerra de Sucesión española, la isla se decantó por el Archiduque Carlos de Austria, en contra de Felipe de Anjou.
Referencias
- ↑ Nadal Cañellas, Joan. «LOS HONDEROS BALEARS» (en español). Consultado el 02-10 de 2008.
- ↑ Daly, Gregory, Cannae: The Experience of Battle in the Second Punic War, Lodres, Routledge, 2002, ISBN 0-415-26147-3
- ↑ «Los honderos balears» (en español). Consultado el 08-08 de 2009.
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