Partido Justicialista

Partido Justicialista
Para otros usos de este término, véase Justicialista (desambiguación).
Partido Justicialista
Presidente Daniel Scioli
(vicepresidente, en ejercicio ante vacancia de la presidencia)
Fundación 1947
Ideología política Peronismo
Sede C/Matheu, 130 (Buenos Aires, Argentina) Bandera de Argentina
Afiliación internacional Internacional Demócrata Cristiana, Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina, Unión de Partidos Latinoamericanos, en el 2008 ha sido propuesta la incorporación del partido a la Internacional Socialista
Escaños en el Senado
42 / 72
Escaños en la Cámara
128 / 257
Sitio web http://www.pj.org.ar

El Partido Justicialista (PJ) es un partido político argentino, continuador del Partido Peronista, fundado por el general Juan Domingo Perón en 1947. Tuvo como principal estandarte en sus orígenes la defensa de los trabajadores, quedando desde entonces muy ligado a la clase obrera y los sindicatos. Logró así convertirse desde su nacimiento, junto a la Unión Cívica Radical, en uno de los dos partidos políticos más importantes que hubo en el país hasta finales del siglo XX.

El nombre actual lo posee desde que obtuvo personería como partido político bajo el régimen de la ley de facto 19.102 de 1971[1] cuyo artículo 21 impedía que el nombre de los partidos contuviera designaciones personales o derivados de ella, lo que finalmente impedía usar la denominación de Partido Peronista. Los gobiernos justicialistas fueron derrocados dos veces por los militares y el Partido Justicialista fue proscripto e impedido de participar en las elecciones generales en otras dos ocasiones. El justicialismo llegó por mandato popular a la Presidencia de la Nación en nueve oportunidades: Juan Domingo Perón (1946, reelecto en 1952), Héctor José Cámpora (marzo de 1973), Juan Domingo Perón (nuevamente, en octubre de 1973), Carlos Saúl Menem (1989, reelecto en 1995), Néstor Kirchner (2003) y Cristina Fernández de Kirchner (2007, reelecta en 2011).

Otros tres justicialistas llegaron a la presidencia por vías institucionales: María Estela Martínez de Perón (como vicepresidenta por la muerte del presidente Perón en 1974), Adolfo Rodríguez Saá (por elección del Congreso tras la renuncia de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001), y Eduardo Duhalde (por elección del Congreso tras la renuncia de Adolfo Rodríguez Saá en enero de 2002). Con carácter de presidentes interinos, también estuvieron en ejercicio del Poder Ejecutivo Raúl Lastiri (Presidente de la Cámara de Diputados), Ramón Puerta (Presidente Provisional del Senado) y Eduardo Camaño (Presidente de la Cámara de Diputados); el primero durante tres meses del año 1973, y los dos últimos durante pocos días en medio de la crisis política de 2001-2002.

Se conoce a sus afiliados o seguidores como peronistas (por el creador del partido) o justicialistas. A partir de los resultados de las elecciones de 2011, es la fuerza política que posee la mayor cantidad de gobernaciones, dado que dieciocho de los veinticuatro distritos son gobernados a partir de diciembre de 2011 por afiliados al Partido Justicialista, mientras que sólo seis son encabezados por miembros de otras fuerzas: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires liderada por Mauricio Macri del PRO, la Provincia de Corrientes por Ricardo Colombi de la Unión Cívica Radical, la Provincia del Neuquén por Jorge Sapag del Movimiento Popular Neuquino, la Provincia de Santa Fe por Antonio Bonfatti del Partido Socialista, la Provincia de Santiago del Estero por Gerardo Zamora de la Unión Cívica Radical y la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur por Fabiana Ríos del Partido Social Patagónico.

Contenido

Reseña histórica

El peronismo surge posteriormente al golpe de estado de 1943, que fue encabezado por el General Pedro Pablo Ramírez, apoyado por diversos grupos de las Fuerzas Armadas entre los que se encontraba un grupo de jóvenes oficiales superiores del Ejército Argentino nucleados en el Grupo de Oficiales Unidos, que se oponía a la participación argentina en la Segunda Guerra Mundial y preconizaba mantener la neutralidad, entre los que se encontraba el por entonces Coronel Juan Domingo Perón. El GOU fue un grupo de enlace bastante informal entre jóvenes oficiales superiores que consideraban necesario "restablecer la moral y disciplina dentro del ejército" y recuperar al país de una corrupción que, según ellos, lo llevaba hacia el comunismo, tan despreciado por ellos. Los fundadores que formaron el núcleo inicial (diecisiete oficiales) eran amigos que habían decidido encontrarse regularmente, ya en lo del coronel Saavedra, ya en el departamento del coronel Mittelbach, porque compartían las mismas inquietudes, concluyendo que era necesario organizar y unificar a los oficiales de todas las guarniciones.Emilio Ramírez, Juan Perón, Urbano de la Vega, fundadores del GOU, habían formado parte del estado mayor revolucionario que produjo el golpe de estado de 1930 contra Hipólito Yrigoyen, en el que el por entonces Capitán Perón, realizó el "Programa de Acción" en conjunto con otros Coroneles. El programa del GOU se convirtió finalmente en el programa de la revolución del 43. Inmediatamente el GOU se dividió en un grupo nacionalista orientado por sectores católicos e hispanistas, y otro grupo nacionalista también, pero orientado a establecer alianzas con los sectores sindicales e yrigoyenistas. El primero grupo, dirigido por los coroneles Enrique P. González, Luís César Perlinger y el teniente coronel Emilio Ramírez (hijo del presidente), apoyaba al Presidente Ramírez y se oponía frontalmente al otro grupo, encabezado por los coroneles Juan Perón y Domingo Mercante, que apoyaban al General Edelmiro Farrell.

En realidad, el GOU recién se formaliza operativamente después de la revolución de junio, como una especie de prolongación del ministerio de Guerra del que Perón era secretario. Allí era donde se imprimían las circulares del GOU con los mimeógrafos oficiales. Allí era donde el general Farrell, ministro de Guerra, convocaba a los jefes y oficiales para que se encontraran con el mismo Perón.

Situación económica y política del país

La estructura económica del país había cambiado profundamente durante la década del 30, debido a la gran depresión que provocó una reducción importante del comercio internacional. Esto afectó a la economía argentina, basada en la agroexportación, que hubo de reconvertirse mediante el control del mercado de carnes y granos y una acelerada industrialización basada en la sustitución de importaciones de los productos manufacturados, que llegó incluso a producir para exportar a otros países de Sudamerica, logrando así que la capacidad económica Argentina superara a la de los demás 9 países Sudamericanos en su conjunto. Este proceso fue acompañado de un importante flujo migratorio interno desde las zonas rurales del interior hacia la periferia de las grandes ciudades (fundamentalmente Buenos Aires, Rosario y Córdoba). Estas nuevas masas populares, empleadas en las nuevas industrias y sin antecedentes de sindicalización, son las que constituirán la base del movimiento peronista.

Las primeras elecciones (24 de febrero de 1946)

Juan Domingo Perón, ideólogo del Partido Justicialista.

Se puede fechar el nacimiento del movimiento peronista el 17 de octubre de 1945 cuando las movilizaciones populares organizadas por la CGT de Ángel Borlenghi lograron la liberación de Juan Domingo Perón, quien había sido encarcelado por sectores militares opuestos a su influencia creciente en el gobierno. Desde este momento, Perón se convirtió en el candidato oficial del sector del gobierno encabezado por Farrell y en el principal enemigo de la embajada estadounidense, de la mayor parte de los sectores de las Fuerzas Armadas, de las organizaciones patronales y todos los partidos existentes hasta entonces.

Juan Perón se presentó como candidato presidencial acompañado en la fórmula por Hortensio Quijano, proveniente de la Unión Cívica Radical. Tres partidos políticos formados durante la campaña electoral sostuvieron esa fórmula:

Los tres partidos coordinaron su actuación política mediante una Junta Nacional de Coordinación Política (JCP), que presidía el abogado socialista del sindicato ferroviario Juan Atilio Bramuglia. Allí se acordó que cada uno de los partidos elegiría a sus candidatos y que el 50% de los cargos correspondían al Partido Laborista mientras que el 50% restante debía distribuirse por partes iguales entre la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente.[3]

Las elecciones de 1946 se realizaron en medio de una polarización extrema de la población en peronismo y antiperonismo, surgida el año anterior como consecuencia del rechazo que en algunos sectores de la sociedad generaba el gobierno militar en general y el coronel Perón en particular:

Las elecciones se realizaron el del 24 de febrero de 1946 triunfando Perón con el 56% de los votos en todas las provincias con excepción de Corrientes, que fue intervenida apenas asumió el nuevo gobierno.

La primera presidencia de Perón

Tras asumir la presidencia, Perón comenzó rápidamente a consolidar su poder. En lo interno, disuelve los tres partidos que lo apoyaban para unificarlos en el nuevo Partido Único de la Revolución, que funcionara desde el 21 de noviembre de 1946 hasta el 15 de enero de 1947, para pasar a llamarse Partido Peronista, del que Perón es el primer afiliado (29 de enero de 1947), y que contará con tres ramas: la sindical (la CGT, única confederación sindical permitida), la política y, a partir de 1952, al permitirse el voto a la mujer, la rama femenina. Mucho más tarde se considerará a la Juventud Peronista como cuarta rama del Movimiento. Por otra parte se procedió a la remoción vía juicio político de los miembros de la Corte Suprema de Justicia y en 1949 se convocaron elecciones para la Asamblea Constituyente que dictó Tratado una nueva Constitución acorde con los principios del peronismo.

El Gobierno peronista fue duro con la oposición política y sindical tanto de fuera como de dentro del partido, mediante atentados y arrestos de dirigentes a pesar, de los fueros parlamentarios, como fue el caso de Alfredo Palacios y Ricardo Balbín, quién fue liberado recién con la Revolución Libertadora, en 1955. Durante las décadas posteriores, se acusó reiteradamente al gobierno peronista de discriminación político partidaria, sobre todo en el ámbito educativo, en el que a los niños del ciclo primario se les obligaba a leer libros como, en los que se aprendía a deletrear con el nombre Perón, La Razón de mi Vida, escrito por Evita (esposa del presidente), se observaban imágenes del primer mandatario en las que figuraba como "libertador" junto a San Martin, y muchas otras cosas más que aparecían en la bibliografía escolar. Las universidades nacionales, que gozaban de independencia político-administrativa, fueron intervenidas por el Gobierno Nacional, quién removía a los profesores disidentes. Toda política partidaria estaba prohibida dentro de las aulas a excepción de la oficialista. Ningún alumno o profesor podía estar afiliado a un partido opositor. Impulsó a la CGU (Confederación General Universitaria) como representante de los estudiantes en oposición a la mayoritaria FUA (Federación Universitaria Argentina), conducida en ese entonces por el Partido Comunista. Con un criterio similar, se creó la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), que funcionaba en la Quinta de Olivos (residencia presidencial)y en la que el Presidente realizaba agasajos a los estudiantes. De las filas de la UES, surgió una joven, Nelly Rivas, de 14 años, quién se relacionó con Perón a partir de 1953. Una de las iniciativas pioneras en la región fue la promoción de un embrión Unionista-Integracionista que lanzó el conocido como ABC para reunir políticas comunes con Brasil y Chile (citado en el libro: "Constituciones del Mercosur", páginas 767 a 788 ), verdadero antecedente de las instituciones comunitarias posteriores a partir del Tratado de Asunción (Mercosur). Desde fines de 1949 la comisión parlamentaria bicameral con mayoría peronista llamada Comisión Visca cuyo cometido original era investigar torturas aplicadas por la policía, se dedicó a realizar investigaciones, allanamientos y clausuras de medios de prensa no oficialistas que afectó a unas 70 publicaciones.[5]

A partir de 1950, la situación económica empeoró y un nuevo ministro de Asuntos Económicos, Alfredo Gómez Morales, aplicó medidas de corte ortodoxo. Aun así, Perón vuelve a triunfar en 1952.

El Estado de bienestar y la economía del primer peronismo

La llegada del peronismo al poder en democracia se produce en plena posguerra mundial, lo cual significaba la debilidad económica de una Europa en ruinas, y el liderazgo creciente de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. En este escenario, Argentina se encontraba por primera vez en su historia en la posición de acreedor de los países centrales, gracias a las exportaciones de carnes y granos a las potencias beligerantes. El principal deudor era el Reino Unido que ante la emergencia declaró su iliquidez, bloqueando la libre disponibilidad de esos montos. El gobierno peronista optó por utilizar esos créditos para adquirir empresas de servicios públicos de capital británico.

La bonanza económica de la Argentina continuaba, impulsada por el creciente mercado que habíase formado por la baja de las importaciones provenientes de los países en guerra. Esto permitió al gobierno aplicar una vasta política de bienestar que incluía la efectivización de nuevos derechos sociales, como períodos de vacaciones y descanso, planes de vivienda, inversiones en salud y educación, etcétera. Estas conquistas sociales fueron ampliamente capitalizados por las figuras de Perón y su esposa, Eva Perón, que manejaba una fundación de asistencia social financiada principalmente con fondos estatales y algunos aportes empresarios. Las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos, como los ferrocarriles británicos, fueron proclamados como conquistas de soberanía e independencia económica.

No obstante, el contexto mundial pronto dejó de ser favorable ya que los Estados Unidos mediante el plan Marshall, comenzó a ubicar sus excedentes agrícolas en Europa limitando el acceso al mercado de los alimentos argentinos.

A partir de 1950, la situación económica comienza a empeorar y un nuevo ministro de Asuntos Económicos, Alfredo Gómez Morales, aplicó medidas de corte ortodoxo, como el ajuste del gasto público; Perón, que había declarado una vez que "se cortaría las manos" antes que endeudar a la Nación comprometiendo su independencia económica, contrajo finalmente un préstamo con el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos (Eximbank) y firmó contratos de explotación petrolífera con compañías norteamericanas.

El golpe militar de 1955

Sucesivos enfrentamientos con la iglesia y con los sectores más conservadores del agro y la industria, enrarecen el clima político.

Esos sectores comenzaron a conspirar, entonces, para derrocar a Perón. Organizaron un golpe de Estado con la decisiva participación de oficiales del Ejército y principalmente de la Marina. Las razones del descontento anidaban en el creciente enfrentamiento de Perón con la Iglesia Católica debido a la sanción de una ley de divorcio, el permiso que habilitaba prostíbulos y la decisión de abandonar el sostén del culto por parte del Estado.

En verdad, la crisis económica había precipitado también la puja distributiva: el sector más rico y propietario, del campo o la industria, no estaba dispuesto a tolerar una distribución del ingreso semejante: el 50 por ciento del PBI pasaba a los trabajadores.

El primer intento golpista ocurrió el 16 de junio. Con el objetivo de matar a Perón, aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea, con escaso apoyo del Ejército, bombardearon la Plaza de Mayo. Fue una masacre de ciudadanos de a pie. Se estimó en unos mil muertos, aunque las cifras oficiales nunca se conocieron. Perón se había refugiado en el Ministerio de Guerra y los conspiradores finalmente se rindieron.

Ese accionar tensó aún más la furia de los peronistas. Esa noche, varias iglesias fueron incendiadas. Perón hizo algunas concesiones entonces: defenestró a varios ministros para aplacar la furia opositora. Pero era tarde. El 16 de septiembre estalló un levantamiento en Córdoba encabezado por el general Eduardo Lonardi, secundado por el general Pedro Eugenio Aramburu. Las tropas leales a Perón no pudieron sofocarlo. La Marina, liderada por el almirante Isaac Rojas, encabezó el golpe contra Perón: sus naves bloquearon Buenos Aires y su estado mayor amenazó con volar los depósitos de combustible de La Plata y Dock Sud.

El Ministro de Guerra, General Lucero, pidió parlamentar y leyó una carta en la que Perón solicitaba la negociación de un acuerdo. La carta no hablaba de renuncia, sí de renunciamiento, pero la Junta de Generales Superiores del Ejército decidió considerarla como una renuncia y negociar con los golpistas, mientras miles de peronistas fieles, encolumnados detrás de la CGT pedían armas para defender a lo que consideraban su gobierno.

El 20 de septiembre Perón se refugió en la embajada del Paraguay y en la Cañonera que lo llevó a Asunción y a lo que sería el comienzo de su largo exilio de casi 17 años.(Diario Clarín-Edición especial 60 años/El derrocamiento de Perón)

El exilio y los conflictos

En 1960, Perón se exilió en España, y desde allí condujo el Movimiento Peronista, que había sido proscripto por la Revolución Libertadora. Durante los años 60 el peronismo fue impedido de participar en elecciones bajo ese nombre, y debió recurrir a alianzas con otras fuerzas, votar en blanco o presentarse bajo otros nombres en los denominados partidos neoperonistas. Finalmente, el 11 de marzo de 1973 en las elecciones generales, el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), nucleando al Partido Justicialista, al Partido Conservador Popular, al Partido Socialista Unificado y a otras fuerzas menores, ganó con el 49,59 % de los votos llevando como candidato a presidente al Dr. Héctor José Cámpora, contra el 21,30 % de la Unión Cívica Radical que obtuvo el segundo lugar.

Cuando Perón retornó definitivamente a la Argentina el 20 de junio de 1973, se produjo el enfrentamiento entre los distintos sectores del Movimiento Peronista que pasó a la historia como la masacre de Ezeiza. A partir de ese momento Perón modifica sustancialmente su relación con las corrientes de izquierda de su propio partido, prefiere aliarse con el ala histórica más conservadora del amplio espectro de sus colaboradores, y poco a poco va restando espacio político al fuerte sector juvenil de su movimiento, que respondía a la organización político-militar Montoneros, quitándole gradualmente protagonismo dentro del movimiento que indiscutiblemente él lideraba, medida que agrava la crisis interna y que desembocará, luego de su muerte el 1 de julio de 1974, en un conflicto irreconciliable que incluirá duros enfrentamientos armados, la proscripción de los grupos que integraban la "Tendencia revolucionaria" del peronismo, y cientos de muertos en atentados realizados por el grupo parapolicial autodenominado Alianza Anticomunista Argentina (Triple A).

La masacre de Ezeiza

El 20 de junio de 1973, durante la tan esperada oportunidad del regreso de Perón a su país luego de 18 años de exilio, ocurren los hechos conocidos como masacre de Ezeiza, localidad cercana al aeropuerto internacional donde arribaría la aeronave, constituyendo el dramático anticipo de todo lo que sobrevendría en los siguientes años del escenario político argentino.

Una multitud jamás vista, estimada por los medios periodísticos de la época en dos millones de personas, se congregó en el lugar para recibir a su líder y, en medio de ella, las columnas de Montoneros junto a otras agrupaciones de izquierda representaban un despliegue de movilización imponente. Por expresas directivas de Perón, la seguridad de todo el operativo del regreso se delegó en el Coronel (RE) Jorge Osinde, perteneciente al ala más conservadora de su movimiento político, soslayando y quitándole el poder operacional a Esteban Righi (por entonces Ministro del Interior de la Nación), responsable natural de la seguridad del país e ideológicamente cercano a Montoneros.

Varios enfrentamientos -cuyo saldo de muertos y heridos nunca fue determinado exactamente, ni investigado judicialmente- se generaron durante todo el día entre los grupos armados paramilitares a cargo del operativo de seguridad, y las multitudinarias columnas de manifestantes Montoneros, en medio de cientos de miles de obreros peronistas con sus familias y desorientados simpatizantes del viejo general, quienes no entendían lo que estaba ocurriendo.

Al caer la tarde, y ante las noticias provenientes de Ezeiza, la aeronave que traía de regreso a Perón finalmente fue desviada al aeropuerto de Morón. Por la noche aún continuaron las corridas y enfrentamientos armados en Ezeiza, mientras la mayoría de la multitud pugnaba por abandonar el área y ponerse a salvo.

La tercera presidencia (1973-1974)

Cámpora y Solano Lima renuncian para posibilitar nuevas elecciones. Renuncia también el vicepresidente provisional del Senado, Alejandro Díaz Bialet, embarcado precipitadamente para Europa y, de acuerdo con la Constitución Nacional, artículo 75 y la ley de acefalía 252, le corresponde al presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, yerno de José López Rega, el tercero en el orden de sucesión, ocupar el cargo de presidente en vista de la acefalía producida. Lo hace el 13 de julio.

Perón se presenta como candidato para su tercer período presidencial, llevando en la fórmula a su esposa, María Estela Martínez, y se convoca a elecciones, que se realizan el 25 de septiembre. La fórmula Perón-Perón obtuvo el 61,85% de los votos; Balbín-Fernando de la Rúa (UCR), el 24,2%; Manrique- Martínez Raymonda (Alianza Popular Federalista), el 12,19%. Perón asume como presidente por tercera vez el 12 de octubre de 1973.

El tercer gobierno de Perón estuvo signado por permanentes conflictos entre sus seguidores de izquierda y derecha. Grupos parapoliciales con apoyo estatal (la Alianza Anticomunista Argentina - AAA - organizada por su ministro de Bienestar Social José López Rega) persiguieron y mataron a militantes de izquierda. El punto de máxima tensión en el proceso de marginación y posterior dimisión de Montoneros del movimiento de Perón se produjo el 1º de mayo de 1974, en ocasión de los festejos por el Día del Trabajo.

Ya en el ocaso de su vida y en pleno ejercicio de sus facultades como Presidente de la Nación, durante una gran convocatoria en la Plaza de Mayo, Perón increpó a los Montoneros que cantaban consignas adversas a integrantes de su gobierno catalogándolos como estúpidos e imberbes en un encendido y recordado discurso desde el balcón de la Casa de Gobierno. Tras esas palabras, se retiró una gran parte de los reunidos en la plaza. Perón murió el 1º de julio de 1974 y fue sucedido por su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón.

La presidencia de María Estela Martínez (1974-1976)

María Estela Martínez mejor conocida como Isabel Perón asumió la Presidencia el 2 de junio de 1974.

Su ministro de Bienestar Social y secretario personal, José López Rega, conocido como el Brujo por sus enemigos y Daniel o Lopecito por sus allegados, ejerció una gran influencia sobre Martínez en esta fase del gobierno. En su intento de hacer primar los intereses de la derecha peronista, López Rega desvió fondos públicos para el financiamiento de una banda paramilitar conocida como Alianza Anticomunista Argentina o triple A que bajo su dirección, emprendió acciones de hostigamiento a figuras destacadas de la izquierda mediante amenazas, atentados, secuestros, torturas y asesinatos.

El gobierno intervino varias provincias cuyos gobernadores peronistas consideraba disidentes, universidades, sindicatos, los canales de televisión privados, y restringió la libertad de prensa sancionando a diarios y revistas o directamente prohibiéndolas[6] y se prohibió la difusión de noticias de agencias periodísticas extranjeras.[7] Durante este período se vivieron situaciones marcadas por un notorio oscurantismo y una casi completa inoperancia administrativa en todos los niveles del gobierno.

La economía argentina también sufrió daños severos, con una inflación galopante, una paralización de las inversiones de capital, la suspensión de las exportaciones de carne a Europa y el inicio del crecimiento incontrolable de la deuda externa. La solución de corte monetarista intentada por el ministro Alfredo Gómez Morales, un histórico del peronismo, no tuvo éxito, y provocó una fuerte retracción de la liquidez, iniciando un complicado proceso de estanflación. La suspensión de las compras de carne argentina por el Mercado Común Europeo empeoró la situación.

En junio de 1975, el nuevo ministro de Economía, Celestino Rodrigo, auspiciado por López Rega, aplicó una violenta devaluación de la moneda acompañada de aumentos de tarifas; el llamado Rodrigazo, parte del plan de López Rega para debilitar las presiones sindicales a través del desprestigio de sus principales operadores, provocó sin embargo la primera huelga general contra un gobierno peronista. En julio de 1975, ante la huelga general y la presión callejera de la CGT y, en especial de la Unión Obrera Metalúrgica de Lorenzo Miguel, López Rega se vio obligado a renunciar a su cargo en el gobierno y abandonar el país.

Ante la creciente actividad de los grupos de izquierda —tanto los que actuaban dentro del peronismo, los Montoneros, como otros de corte marxista, el Ejército Revolucionario del Pueblo— y de extrema derecha, Martínez decidió fortalecer la acción de gobierno. La renovación de la cúpula militar, que incluyó entre otras medidas la designación de Jorge Rafael Videla al frente del ejército, fue parte de un programa de endurecimiento del control, que incluyó también el cierre de publicaciones opositoras. La decisión de recurrir a la fuerza militar desembocó en la firma en 1975 del decreto que da inicio al Operativo Independencia, la intervención de las fuerzas armadas en la provincia de Tucumán que dio inicio al Terrorismo de Estado. Martínez pidió licencia del cargo durante algunos días, dejando el ejercicio del cargo al presidente provisional del Senado Ítalo Lúder entre el 13 de septiembre y el 16 de octubre de 1975. En un momento de especial tensión, amenazó desde el balcón de la Casa Rosada con convertirse en la mujer del látigo.

A pesar de la creciente presión militar, expresada en un levantamiento controlado a duras penas de la Fuerza Aérea, Martínez se negó reiteradamente a renunciar, aunque anunció el adelanto de las elecciones presidenciales para fines de 1976.

El Régimen Militar (1976-1983)

Gustavo Caraballo, en ese entonces Secretario Técnico de la Presidencia de la Nación, afirma que, antes de su muerte, Perón le solicitó que modificara la ley de Acefalía para permitir a Ricardo Balbín asumir en su lugar, pero eso finalmente no se concretó. En medio de la violencia política imperante, María Estela Martínez fue derrocada el 24 de marzo de 1976 y sustituida por una junta militar. El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 tuvo versiones encontradas al interior del Partido Justicialista, unos condenaban el golpe y fueron arrestados y perseguidos, otros lo aplaudían y daban su apoyo al Presidente de facto de la República Argentina, General Jorge Rafael Videla. Ya en el Régimen Militar de 1976, también llamado Proceso de Reorganización Nacional, algunos justicialistas ocuparon cargos de intendentes, gobernadores, y funcionarios de empresas estatales. El 1 de diciembre de 1978, se realizó una cena de homenaje al general Videla. El peronismo, con la firma de su presidente Deolindo F. Bittel rechazó el evento, pero a la reunión también asistieron algunos justicialistas en contra de la resolución del PJ. En 1981 el Partido Justicialista junto con la Unión Cívica Radical, el Partido Intransigente, el Partido Demócrata Cristiano y el Movimiento de Integración y Desarrollo conformaron la Multipartidaria desde la que se reclamaba el restablecimiento de un gobierno democrático.

El retorno a la democracia (1983)

En 1983 el PJ participó en las elecciones generales, en las que se impuso la Unión Cívica Radical con 7.724.559 votos (51,75%), resultando electo presidente Raúl Alfonsín. El Partido Justicialista obtuvo 5.995.402 votos (40,16 %), con la fórmula Italo Luder - Deolindo Bittel, y la tercera fuerza fue en esa oportunidad el Partido Intransigente con 347.654 votos (2,33 %)

La presidencia de Menem (1989-1999)

El principal problema que debió enfrentar al asumir la presidencia fue el de una economía en crisis con hiperinflación. Menem introdujo una serie de reformas neoliberales: privatizó varias empresas estatales, entre las cuales se hallaban canales televisivos de aire y las dos mayores empresas del país —Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Gas del Estado—, desreguló la economía; y estableció la libertad de precios. Durante la gestión de Domingo Cavallo, ministro de Economía de su gobierno, se estableció la Ley de Convertibilidad cuya aplicación se prolongaría hasta la crisis argentina de fines de 2001 y comienzos de 2002. El Banco Central de la República Argentina estaba obligado a respaldar la moneda argentina con sus reservas en una relación de cambio en la que un dólar estadounidense equivalía a un peso convertible. De esta forma se restringía la emisión de billetes como medio de financiamiento del Estado.

Estas medidas lograron una estabilidad económica sin inflación significativa que ofreció un clima favorable para el surgimiento de inversiones y el ingreso de capitales desde otros países, produciéndose un marcado crecimiento del PBI. Dicha estabilidad económica duro hasta 1994, ya que se eliminaron las razones por medio del cual se producía la "espiral hiperinflacionaria". Durante su gobierno la deuda externa pública se mantuvo en valores cercanos al 40% del PBI. En 1990 su valor era de 38.7% y en 1999, año en que finalizó su segundo mandato, era de 42.3%. En los servicios públicos produjo mejoras de calidad en algunas rubros (luz, telefonía), mientras que en otros el impacto fue negativo (transportes ferroviarios). Al mismo tiempo, los principales inconvenientes económicos generados por esta política fueron una disminución de la competitividad basada en el tipo de cambio y un crecimiento del desempleo.

Al asumir Menem el gobierno, los valores de desocupación y subocupación habían alcanzado picos históricos (8,1 y 8,6% de la población económicamente activa, respectivamente). Luego de un período de lenta disminución (6,9 y 8,3% en mayo de 1992), el desempleo y el subempleo volvieron a crecer durante la crisis del Tequila, hasta alcanzar un pico de 18,4 y 11,3% en mayo de 1995, tras lo cual bajaron levemente hasta 12,4% y 13,6% en octubre de 1998. Para el final de su gobierno, estas cifras eran de 13,8 y 14,3%. Contribuyeron al aumento del desempleo y el subempleo los despidos masivos en las empresas públicas privatizadas, la terciarización de actividades y las sucesivas medidas de flexibilización laboral.

En otros planos, en 1991 promovió la formación del Mercosur y restableció relaciones diplomáticas con el Reino Unido, interrumpidas desde la Guerra de Malvinas. Abolió el servicio militar obligatorio tras el escándalo consecuencia del asesinato del recluta Omar Carrasco. Indultó a militares de la anterior dictadura (1976-1983) y a militantes de organizaciones guerrilleras que habían actuado principalmente durante la década del setenta.

Durante su gobierno, se modificó por ley del Congreso el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia, elevándolo a nueve miembros. Parte de la prensa denominó a esta corte ampliada la mayoría automática, aduciendo que en la mayor parte de los casos polémicos solían coincidir los votos de estos cinco jueces con los intereses del gobierno.

También se produjeron dos atentados terroristas de gran escala: el primero a la embajada de Israel, el 17 de marzo de 1992, y el segundo contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), el 18 de julio de 1994, que provocaron 29 y 85 muertos respectivamente. Distintas fuentes, entre ellas la de los dirigentes de la comunidad judía, afirmaron que el atentado fue perpetrado por organizaciones fundamentalistas islámicas con sede en el Líbano, bajo la organización de Irán, y acusaron al presidente de desviar la investigación que conduciría a la responsabilidad de ese país. Esta teoría se consolidó cuando un ex miembro de la inteligencia iraní aseguró que Menem recibió dinero para desvincular a ese país del ataque. En el 2004 un tribunal federal comprobaría que el juez que hacía 10 años investigaba la causa, Juan José Galeano, habría sobornado, siguiendo instrucciones del gobierno de Menem, a uno de los inculpados para que incriminara a oficiales de la policía bonaerense. Más aún, en junio de 2006, Hugo Anzorreguy, jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante el gobierno menemista, manifestó ante el juez federal que Menem había ordenado dicho soborno utilizando dinero de los fondos públicos. Hasta esa fecha la investigación no se ha completado.

La alta popularidad de su gestión y el gran poder concentrado por el Partido Justicialista permitieron a Menem negociar con el líder de la oposición radical, Raúl Alfonsín, para firmar el Pacto de Olivos, en el que ambos acordaron, entre otros puntos, el llamado a una Convención para la reforma de la Constitución Nacional, en 1994, que permitió la reelección de Menem al año siguiente.

En su segundo mandato, Menem mantuvo las políticas económicas de su primera etapa de gobierno. Esta vez, sin embargo, el comienzo de una recesión en el tercer trimestre de 1998 y nuevas acusaciones de corrupción tuvieron como consecuencia un descenso en su popularidad: luego de un nuevo intento de reforma constitucional —esta vez fallido—, Menem terminó su gobierno el 10 de diciembre de 1999 traspasándole el mando al presidente electo Fernando de la Rúa.

La crisis económica en Argentina (2000-2003)

La convertibilidad tenía los días contados y era insostenible en términos económicos financiarios por la paralización del sistema productivo, el aumento de la deuda externa y la reducción de los términos del intercambio, producto de la baja de los precios de las comodities, el gobierno de Fernando de la Rua, se aferraba a ella y seguía adoptando políticas neoliberales dictadas por el FMI, se produce una crisis política por un episodio de "Coimas en el Senado de la Nación para votar una ley de flexibilización laboral" y el 6 de octubre de 2000 renuncia Carlos "Chacho" Álvarez a la vicepresidencia de la Nación. Posteriormente Domingo Cavallo, ex ministro de Menem y autor intelectual de la convertibilidad vuelve a ser ministro de Economía, pero la suerte de la economía ya estaba echada, se profundizaron flexibilizaciones laborales y previsionales para combatir el defcit fiscal, se renegociarion deudas mediante una operatoria denominada "Megacanje" se tomó nueva deuda a tasas de interés impagables llamándolo "blindaje financiario" pero estallo la crisis que terminó con una reprogramacion de de depósitos bancarios "corralito y corralon" de caracter confiscatorio y el 20 de diciembre renuncia Fernando de la Rua y atento a la anterior renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez en 2000, y en virtud de la ley de acefalía del poder ejecutivo, la sucesión presidencial recayó en el presidente provisional del Senado, Ramón Puerta. De acuerdo al artículo 2º de la Ley 20.972 —de acefalía— éste cumplió el mandato de convocar dentro de las 48 horas a la Asamblea Legislativa para elegir qué funcionario público habría de desempeñar la Presidencia hasta que un nuevo presidente sea electo —de acuerdo al artículo 88 de la Constitución—. Reunida el 23 de diciembre de 2001, la Asamblea Legislativa eligió a Adolfo Rodríguez Saá para el cargo. Días después, Puerta renunció a la presidencia del Senado alegando motivos de salud. El gobierno de Rodríguez Saa duró sólo 7 días. Durante ese periodo resolvió la suspensión de pagos de la deuda externa con los acreedores privados y anunció la entrada en circulación de una nueva moneda no convertible, llamada Argentino —que nunca vio la luz—, con la cual daría más de 100.000 subsidios, y financiaría planes de vivienda, así como un aumento a jubilados y estatales. Nombró a Jorge Capitanich como Ministro de Infraestructura y Vivienda e interino de Economía, de Desarrollo Social y Medio Ambiente, de Salud, de Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos y de Seguridad Social. El 2 de enero de 2002 Duhalde fue elegido por la Asamblea Legislativa en medio del caos en las calles de Buenos Aires. Entre las medidas de su gobierno de transición estuvieron la devaluación de la moneda, que dio fin a la Ley de Convertibilidad, la pesificación forzada de los depósitos bancarios en moneda extranjera, y una gran distribución de planes sociales para atenuar los efectos de una economía en recesión que llevaba varios años y había incrementado la pobreza e indigencia hasta índices nunca vistos antes en la Argentina. Su plan económico productivista, profundizado posteriormente, permitió que la economía argentina volviera a crecer tras años de recesión. El 26 de junio de 2002 las fuerzas policiales intentaron desalojar una protesta del Movimiento de Trabajadores Desocupados Anibal Veron en el Puente Pueyrredón (que une la ciudad de Buenos Aires con el partido de Avellaneda). Dos manifestantes piqueteros, Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, fueron asesinados por efectivos de la Policía Bonaerense durante la represión. En ese momento, el Jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y Juan José Álvarez ocupaba la Secretaría de Seguridad de la Nación. Ante el impacto generado por el hecho, Duhalde anticipó seis meses el llamado a elecciones presidenciales. Pese a que el bastión electoral de Duhalde, la provincia de Buenos Aires, concentra casi la mitad de los electores del país, para las siguientes elecciones presidenciales, el 27 de abril de 2003, éste no pudo encontrar un candidato con posibilidades en su propia línea interna. En vista de ello dio su apoyo completo a Néstor Kirchner, quien resultó electo presidente, en gran medida gracias al voto bonaerense.

La presidencia de Kirchner (2003-2007)

La situación con vistas a las elecciones presidenciales se presentaba inestable y sin liderazgo establecido. Varios líderes del Partido Justicialista aspiraban a la candidatura: el propio Kirchner, que contaba con pocas fuerzas propias para definir una elección interna dentro de su partido; el ex-presidente Carlos Menem; y los gobernadores de las provincias de Córdoba, José Manuel de la Sota, Salta, Juan Carlos Romero, y San Luis, Adolfo Rodríguez Saá. Este último había tenido un breve interinato como presidente en diciembre de 2001 y fue quien declaró la cesación de pago de la deuda externa argentina. Las elecciones internas para definir la candidatura peronista se anunciaron primero para noviembre de 2002, y luego se postergaron a febrero de 2003.

El entonces presidente Duhalde, figura de peso dentro del justicialismo no sólo por su condición presidencial sino también por su control hegemónico sobre la estructura partidaria de la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, intentó jugar sus cartas en favor del gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann. Éste, sin embargo, prefirió no presentar su candidatura; Duhalde trasladó sus preferencias a De la Sota, con quien tampoco pudo alcanzar un acuerdo estratégico. Así, el 15 de enero de 2003 anunció su apoyo a la precandidatura de Néstor Kirchner. Con este espaldarazo, Kirchner se situó en una posición mucho más favorable.

Sin embargo, la situación interna del justicialismo no estaba resuelta y si bien el apoyo de Duhalde era significativo, no garantizaba de por sí que Kirchner resultara el candidato presidencial. Por otra parte, las fricciones de una elección interna tan cercana a la elección nacional, prevista para el 27 de abril, podrían provocar un deterioro en las expectativas del justicialismo de obtener una victoria. Así, el 24 de enero, y con el argumento de que los tres aspirantes que quedaban en carrera (Kirchner, Rodiguez Saá y Menem, que había incorporado a Romero como candidato a vicepresidente) presentaban programas contrapuestos, el congreso del partido justicialista toma una decisión inédita: suspender la elección interna y permitir a todos los precandidatos el uso de los símbolos partidarios comunes para presentarse a la elección general. En la práctica, esto significaba que iban a enfrentarse como si perteneciesen a partidos distintos.

Kirchner arrancó su campaña en una posición desfavorable. Las encuestas de intención de voto lo ubicaban por detrás de los otros candidatos justicialistas y de Ricardo López Murphy (ex-ministro de De la Rúa y candidato de un conjunto de fuerzas de centroderecha). Sin embargo, la popularidad de Kirchner comenzó a crecer impulsando un programa de perfil socialdemócrata con el que buscaba diferenciarse de las políticas aplicadas durante los gobiernos de Menem y De la Rúa, poniendo acento en priorizar la producción, la justicia, la educación, el trabajo, la equidad y la salud (sintetizado de algún modo en sus eslogans de campaña: “Un país en serio” y “Primero Argentina”). No fue desdeñable tampoco el aporte que significaron tanto su compromiso de mantener al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, con una imagen positiva en la sociedad por su gestión anticrisis, como la participación de su esposa, Cristina Fernández, diputada y senadora por la provincia de Santa Cruz desde 1995.

La campaña electoral estuvo condicionada por los efectos de la crisis: la fecha de elecciones había tenido que ser adelantada tras la represión del 26 de junio en el Puente Pueyrredón (ver Masacre de Avellaneda). Si bien se evidenciaron algunos leves signos de recuperación económica, por efecto del default y la restricción del gasto público, con leve recuperación de la tasa de cambio del peso frente al dólar y moderado aumento del PBI, las consecuencias sociales de la crisis fueron terribles: el 54% de la población se hallaba por debajo del límite de pobreza; la mitad de esta población (27% del total), por debajo de la línea de indigencia.

En las elecciones del 27 de abril de 2003, el Frente para la Victoria (de Kirchner) obtuvo sólo un 22,0% de los votos, resultando superado por Menem (“Alianza Frente por la Lealtad -UCD), que obtuvo el 24,3%. La legislación electoral argentina prescribe que si ningún candidato alcanza el 45% de los votos válidos emitidos, los dos más votados deben disputar una segunda vuelta (ballotage).

Fuera de esta segunda ronda quedaron López Murphy con el 16,4%, Rodríguez Saá con el 14,2% y la candidata de centroizquierda Elisa Carrió (ex radical) con el 14,1%. El candidato de la Unión Cívica Radical, Leopoldo Moreau, ocupó el sexto puesto con un 2,3% en la peor elección de la historia de su partido. (Ver resultados detallados en Elecciones Argentina 2003.)

Después de la primera ronda, Kirchner visitó al presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y al de Chile, Ricardo Lagos Escobar, ante quienes ratificó sus intenciones de fortalecer el Mercosur y declaró que mantenía con orgullo las convicciones políticas que había sostenido en el pasado.

La segunda vuelta debía llevarse a cabo el 18 de mayo de 2003. Los sondeos previos indicaban entre un 60 y 70% de intención de voto para el gobernador de Santa Cruz. Ello significaba no tanto apoyo explícito a los méritos propios de Kirchner, como rechazo a la posibilidad de que Menem presidiera nuevamente el país. Sin embargo, el ballotage no tendría lugar: el 14 de mayo el ex presidente Menem, después de una larga cadena de rumores y desmentidos, anunció su decisión de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convirtió a Kirchner en presidente electo. Muchos analistas señalan que la maniobra de Menem tuvo como propósito evitar una derrota estentórea, y al mismo tiempo condicionar a Kirchner, que accedió a la presidencia con el nivel más bajo de votos jamás registrado en la historia argentina. El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner prestó ante el Congreso el juramento de ley para convertirse en presidente de la República hasta 2007.

Kirchner asumió confirmando al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, y a otros miembros del gabinete de su antecesor. La política económica del gobierno de Kirchner continuó los lineamientos establecidos por Lavagna bajo la presidencia de Duhalde, manteniendo la devaluación de la moneda mediante una fuerte participación del Banco Central en la compra de divisas, impulsando mediante las exportaciones un crecimiento económico con tasas del PBI cercanas al 10%. Kirchner tuvo éxito, además, en sacar al país de la cesación de pagos más grande de su historia: canjeó la deuda soberana, de valor nulo tras la crisis del 2001, por nuevos bonos indexados por la inflación y el índice de crecimiento económico. Los índice de pobreza y de desempleo disminuyeron notoriamente.

Kirchner ha mantenido una relación conflictiva en lo verbal con el FMI, aunque ha optado por seguir el ejemplo de Lula, su par brasileño, pagando por anticipado la totalidad de la deuda con este organismo internacional (más de 10.000 millones de dólares). De manera que, a pesar de las declaraciones públicas, el gobierno de Kirchner ha sido el que más deuda canceló con el FMI en todo el transcurso de la historia argentina.

Los críticos a la política económica del gobierno argumentan que el alto crecimiento económico se debe más a una tendencia mundial que a particularidades argentinas. La izquierda sostiene que la recuperación económica del gobierno de Kirchner no podría mantenerse sin la depresión de los salarios (el salario real en Argentina se encuentra en su peor nivel histórico)[cita requerida] y que el canje de la deuda externa no ha implicado una quita, sino que la nueva deuda, al estar indexada, crece indefinidamente [cita requerida].

En noviembre de 2006 las reservas internacionales subieron más de 30.000 millones de dólares, la desocupación bajo a 10% y la pobreza se mantiene en un 33,5%.

Kirchner ha llevado adelante una crítica pública de las violaciones a los Derechos Humanos durante los años setenta (inicialmente durante el gobierno de Isabel Perón y luego durante el Proceso de Reorganización Nacional) y ha sumado a su gobierno a miembros de organismos de Derechos Humanos, lo que le ha merecido críticas tanto de la derecha (que lo acusan de “evitar la reconciliación nacional”) como desde la izquierda (que consideran que estas acciones serían meramente declarativas, con el fin de esconder el “carácter represivo del propio gobierno de Kirchner”).

Tras las últimas elecciones legislativas (en octubre de 2005), Kirchner ha obtenido una mayoría a nivel nacional y ha logrado desplazar a Duhalde del control del aparato político del conurbano bonaerense. Esto se ha reflejado en importantes cambios en el gabinete (fundamentalmente la sustitución de Roberto Lavagna por Felisa Miceli en el ministerio de economía). Algunos analistas, sin embargo, hacen hincapié en el carácter precario que tendrían los acuerdos alcanzados con los intendentes y gobernadores que aportaron a sus listas.

La oposición cuestiona el hecho de que, pese a controlar la mayoría de ambas cámaras del Congreso, Kirchner ha preferido en reiteradas ocasiones hacer uso de las facultades legislativas del poder ejecutivo, legislando a través de decretos de necesidad y urgencia en vez de seguir los trámites ordinarios previstos para la sanción de leyes. Desde su asunción y hasta mayo de 2006, de 337 leyes originadas en el poder ejecutivo que podrían haberse sancionado por decreto, Kirchner envió solo 136 como proyectos de ley al Congreso, mientras que las restantes 201 fueron sancionadas apelando a decretos de necesidad y urgencia. La estadística arroja así unos 67 decretos por año, con frecuencia comparados con los 54,5 por año de Carlos Menem —quien firmó un total de 545 durante sus diez años de gobierno—.

A nivel internacional, Kirchner se ha identificado con la tendencia que encarnan Lula (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay), Evo Morales (Bolivia), y Michelle Bachelet (Chile). Al igual que estos jefes de estado, Kirchner ha mantenido las relaciones con el gobierno estadounidense sin cambios esenciales. La participación argentina en la MINUSTAH se realizó por pedido directo del gobierno estadounidense, y el gobierno argentino sigue permitiendo ejercicios militares conjuntos con las fuerzas armadas estadounidenses en territorio argentino. Asimismo, en marzo de 2006 ha aprobado una batería de leyes con el fin de sumarse a la "lucha contra el terrorismo" propugnada por el presidente estadounidense George W. Bush, quien había sido felicitado por su colega Kirchner en la reelección del primero en noviembre del 2004.

El Peronismo ortodoxo. Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes

Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes en julio de 2007.

El peronismo ortodoxo, reunido el 6 de julio de 2007 en el Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes, afirmando que contaban con el número suficiente de congresales, y bajo la presencia de veedores judiciales de la provincia de San Luis, decidió cambiar de domicilio la sede del PJ nacional, llevándola a San Luis, y recreó el "Comando Superior Peronista" integrado por los ex presidentes Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Ramón Puerta. También dispuso la caducidad de todos los puestos del Consejo Nacional actualmente intervenido, llamar a internas para elegir la fórmula presidencial y, si eso no fuera posible, afirmó que el "Comando Superior" designaría la fórmula. Limitó en adelante la posibilidad de "autoconvocar" al congreso, prohibió que se reúna otra vez este año electoral y reclamó un reempadronamiento de todo el PJ y la convocatoria a internas para cargos partidarios para el mes de marzo de 2008. Audio del Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes del 6 de julio de 2007

Posteriormente el autodenominado Comando Superior Peronista designó como candidato a presidente al Dr. Alberto Rodríguez Saá para enfrentar en las elecciones 2007, a la candidata oficial del Frente para la Victoria, Cristina Fernández de Kirchner, esposa del presidente de la Argentina (Néstor Kirchner - 2003/2007).

El jueves 30 de agosto de 2007, el Tribunal de Disciplina de ese sector del Partido Justicialista que sesionó en el congreso celebrado en Potrero de los Funes, resolvió "expulsar" del partido a la senadora Cristina Fernández de Kirchner y a su esposo por "inconducta e indisciplina". El órgano, integrado por el santacruceño Eduardo Arnold, consideró que la postulante presidencial "ha violado los principios y resoluciones de los organismos partidarios" al anunciar "su candidatura por fuera del Partido Justicialista". Además, evaluó que Cristina "suplantó las históricas banderas del PJ por las del Frente para la Victoria" y señaló que ofendió "profundamente al pueblo peronista" al "traicionar el legado de Perón y Evita". Basándose en esas consideraciones, el Tribunal de Disciplina del PJ disidente resolvió "expulsar" de la fuerza a la senadora.

El peronismo ortodoxo, intentó adoptar para las elecciones presidenciales de 2007 la denominación "Frente Partido Justicialista", con el objeto de diferenciarse del Frente para la Victoria que -según esos peronistas ortodoxos- "no pertenece ni al partido ni al espíritu de la doctrina justicialista, pues dicho Frente no respeta la Doctrina Nacional de su fundador el Teniente Coronel Juan D. Perón". Sin embargo, la Justicia electoral, a pedido del interventor del Partido Justicialista, le negó a dicho sector la posibilidad de llevar en sus boletas la denominación "Partido Justicialista", por lo que el peronismo ortodoxo decidió identificarse para las elecciones de octubre del 2007 como "Frente Justicia, Unión y Libertad", asemejando la sigla "FREJULI" que fue utilizada por el peronismo en 1973.

El 10 de octubre de 2007, la Cámara Nacional Electoral dio validez al Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes, apartando a la jueza María Servini de Cubria por prejuzgamiento, posibilitando que Alberto Rodríguez Saá sea el candidato del Partido Justicialista, con la posibilidad de utilizar los símbolos partidarios.

Las elecciones de octubre de 2007

En las elecciones realizadas el 28 de octubre de 2007, el sector ortodoxo del Partido Justicialista, representado por la fórmula Alberto Rodríguez Saá - Héctor Maya, obtuvo en todo el país menos del 8% del total de los sufragios válidos, mientras que la fórmula Cristina Fernández de Kirchner - Julio Cobos resultó electa en primera vuelta con el 45,29% de los votos, ratificando que se continuaría con el plan económico que se estaba implementando desde 2003 y en especial las retenciones a los productos de exportación con menor valor agregado. Una de las propuestas de campaña de Cristina Fernández fue dar prioridad al proceso de redistribución de la riqueza que, luego de seis años continuados de crecimiento a tasas cercanas al 10% anual, había quedado estancado, con un alto porcentaje de la población (26,9%) aún bajo la línea de pobreza.[8] [9]

Situación actual

El ex presidente Néstor Kirchner, en su período como presidente del partido justicialista, fue declarado sin elecciones internas debido a que la lista opositora de Héctor Maya tenía numerosas irregularidades y no contaba con los avales necesarios para participar del respectivo comicio. El acto de lanzamiento de la nueva conducción del PJ fue en el estadio de Almagro, donde oficiaron de oradores Juan Cabandié, el cegetista Hugo Moyano, el Gobernador del Chaco Jorge Capitanich y la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Entre las primeras propuestas de Néstor Kirchner como presidente del PJ fue la desafiliación de la Internacional Demócrata Cristiana, y la incorporación del partido dentro de la Internacional Socialista la cual tiene como fin enmarcar al PJ dentro de los partidos Socialistas de América Latina. Hasta la fecha el proyecto sigue en tratativas. [10] [11]

Kirchner renunció a la presidencia del partido luego de las elecciones de 2009, y fue reemplazado por el gobernador bonaerense Daniel Scioli; sin embargo, reasumió la conducción durante un acto en la provincia del Chaco durante la temporada estival del 2010, pero finalmente murió el 27 de octubre de ese año, por lo que Scioli pasó a ser oficialmente el presidente interino.

Véase también

Referencias

  1. Anales de legislación argentina tomo XXXI-B pág. 1268 Editorial La Ley Buenos Aires 1971)
  2. A 60 años de la fundación del Partido Laborista, por Mercedes Petit, El Socialista, 9 de noviembre de 2005 Nro. 014
  3. Génesis, apogeo y disolución del Partido Laborista, por Gastón Raggio y Marcelo Borrelli, Monografías.com, 1999
  4. Spruille Braden era el embajador de Estados Unidos en Argentina.
  5. Luna, Félix: La razzia de Visca en revista Todo es Historia. Buenos Aires n* 406 de mayo de 2001.
  6. Por ejemplo se tomaron medidas contra los diarios Crónica y La Calle con los decretos 1961/74 y 1962/74 publicados en Anales de legislación argentina tomo XXXV-B p. 139
  7. Decreto 1273/75 publicado en Anales de Legislación Argentina tomo XXXVI pág. 1456
  8. Fernández, Cristina. Discurso en el Teatro Argentino de La Plata, 19 de julio de 2007
  9. Cristina se lanzó con un discurso industrialista y de continuidad
  10. «Apoyan la idea de que el PJ sea un partido socialista». Infobae.com. Consultado el 15/oct de 2008.
  11. «El PJ cambiaría de rumbo ideológico». argentinamunicipal .com. Consultado el 15/oct de 2008.

Bibliografía

  • MACKINNON, María Moira (1995). «Sobre los orígenes del Partido Peronista». Representaciones inconclusas, las clases, los actores y los discursos de la memoria, 1912-1946. Buenos Aires: Biblos. (texto en línea). 
  • CHAVEZ, Fermín. 'Perón y el peronismo en la historia contemporánea. Buenos Aires: Oriente, 1975.. ISBN 950-9048-34-8. 
  • CHAVEZ, Fermin. Eva Perón en la historia. Buenos Aires: Oriente, 1986.. ISBN 950-9048-44-5. 
  • CHAVEZ, Fermin. Eva Perón sin mitos. Buenos Aires: Ed. Fraterna, 1990. ISBN 950-9097-92-6 (ed. aumentada y corregida Buenos Aires: Ed. Theoría, 1996.. ISBN 987-9048-11-3). 
  • LOPRESTI, Roberto P. (2007). Constituciones del Mercosur. Segunda Edición. Buenos Aires: Editorial La Ley. ISBN 987-03-1077-8. 
  • CHAVES, Fermin. Perón y el peronismo en la historia contemporánea. Buenos Aires: Oriente, 1975. ISBN 950-9048-34-8. 
  • JAURETCHE, Arturo M. (1984). FORJA y la década Infame. A. Peña Lillo Editor. ISBN 978-950-517-009-8. 
  • JAURETCHE, Arturo M. (1984). Política nacional revisionismo histórico. A. Peña Lillo Editor. ISBN 978-950-517-007-4. 
  • SCALABRINI ORTIZ, Raúl. El Hombre que está solo y espera. Buenos Aires: Editorial Biblos. ISBN 950-786-452-0. 
  • MARTINEZ, Tomás E. (2003). La novela de Perón. Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara. ISBN 978-950-511-906-6. 

Enlaces externos


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