- Aparejo (náutica)
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Aparejo (náutica)
El aparejo de una embarcación es el conjunto de palos, vergas, jarcias y velas que le permiten ponerse en movimiento aprovechando el movimiento del aire que las impulsa (viento).
La fuerza del viento se transmite directamente sobre las velas. Éstas lo transmiten a las vergas, al palo y a la jarcia, según las velas y cómo estén dispuestas. El conjunto transmite el empuje al casco del barco.
Contenido
Componentes de un aparejo
Mástiles
Los mástiles son grandes palos, rectos y verticales, clavados perpendicularmente en la cubierta y el cuerpo del barco, y que soportan el peso de la mayor parte del aparejo. Como es natural, las naves de mayor tamaño tienden a poseer un mayor número de mástiles. Están sujetos mediante jarcias muertas a los laterales del barco, lo que aumenta su estabilidad y su capacidad para soportar esfuerzos laterales.
Cuando se construyeron mástiles adicionales, fueron recibiendo los siguientes nombres:
- Palo trinquete, un mástil más cercano a la proa (adelantado) que el mástil principal o palo mayor.
- Palo de mesana es un palo situado detrás (más cerca de la popa) que el mástil principal o palo mayor.
- Palo de contramesana o buenaventura: en los barcos con cuatro mástiles verticales era el nombre que recibía el segundo mástil (además del de mesana) situado detrás del palo mayor.
- Palo bauprés, único mástil no vertical. Sobresale de la proa (formando entre 15 y 45º aproximadamente con la horizontal) y en él se engarzan las velas llamadas foques, triangulares. En el siglo XVIII el bauprés alcanzó tamaños casi tan grandes como el palo de trinquete.
Vergas
Las vergas son palos engarzados transversalmente en los mástiles, a una determinada altura de la cubierta del barco. Su misión es servir de soporte a las velas cuadradas, sujetándolas por su lado superior o inferior. Cuando se recogen las velas, se recogen sobre las vergas, lo cual permite un despliegue rápido.
Las vergas y los mástiles conforman la arboladura de la embarcación.
Velas
Las velas son cuerpos planos y flexibles de lona o loneta que reciben directamente la acción del viento. Transmiten el empuje del viento a las vergas, quienes a su vez lo transmiten al mástil.
Las velas han adoptado diversas formas en función de las necesidades y técnicas náuticas de la época. Según el tipo de velas utilizadas, el aparejo puede recibir los siguientes nombres:
- Aparejo redondo: formado por velas de formas cuadradas (pueden ser llamadas redondas a pesar de su forma) o trapezoidales. El primero utilizado, es ideal para recibir el viento desde la popa, por su mayor superficie. Tiene el inconveniente de no poder ceñir el viento, es decir, navegar formando un ángulo menor de 90º respecto la dirección del viento.
- Aparejo latino: formado por velas de formas triangulares, de cuchillo, o áuricas. Surgió posteriormente. Las velas latinas permiten ceñir el viento, consiguiendo la navegación en contra de la dirección de éste.
A partir de cierto tamaño y complejidad, los barcos montaban unos aparejos en combinación de los dos anteriores.
Jarcias
Las jarcias son los cabos y cuerdas del barco, que sujetan o estabilizan el resto de los componentes del aparejo. Existen dos tipos de jarcias: la jarcia firme o muerta, que permanece fija y tensada a ambos lados de los mástiles para sujetarlos y proporcionarles mayor estabilidad lateral, y la jarcia móvil o de labor, formada por los cabos y cuerdas que pueden atarse y desatarse durante una maniobra. (ver Jarcia)
Historia y evolución de los aparejos
El aparejo en el Antiguo Egipto
Los primeros barcos aparejados para navegar con la fuerza del viento aparecen en el Antiguo Egipto, hacia el año 1300 a. C., para la navegación fluvial a lo largo del Nilo. Sobre un mástil central y una verga transversal, los egipcios montaron una vela cuadrada, ideal para la navegación con viento de popa. Dos remos en la parte lateral trasera (aleta) de los barcos permitían la dirección.
Se pudo llegar a prescindir de los remeros ya que en el valle del Nilo el viento suele soplar desde el norte (río arriba), y para navegar río abajo sólo tenían que dejarse llevar por la corriente.
En la Antigüedad clásica la dependencia de los remos seguía siendo importante. En el Mediterráneo, siendo el barco domininante el trirreme y sus variantes (que ya solían contar con velas), los romanos inventaron un nuevo barco de guerra al que llamaron liburna, con sólo una o dos filas de remos y una gran vela cuadrada que permitía moverse con mayor rápidez si se contaba con viento favorable. Sin embargo, era difícil que un barco de este tipo se enfrentase a travesías largas sin remeros, ya que las velas cuadradas no permitían navegar en una dirección contraria al viento.
Durante la Edad Media fueron extendiéndose naves (coca) con aparejo latino o combinado, que en su mayor parte realizaban navegación de cabotaje (costera). De esta época cabe destacar:
- El drakkar vikingo: montaba una sola vela cuadrada, por lo que con vientos desfavorables se veían obligados a usar remos.
- El dromón bizantino: sustituyó como nave de guerra al trirreme romano. Montaba tres mástiles de aparejo latino. Aún tenía remos.
- La coca, existió durante cinco siglos (siglo XIII - siglo XVIII). Los primeros modelos montaban una única vela cuadrada, llegando a alcanzar los cuatro mástiles en el siglo XVIII, siempre con aparejos predominantemente redondos.
- El jabeque, evolución del drómón y la galera. Nave de aparejo exclusivamente latino, lo cual le concedía una agilidad ideal para ser usada por los corsarios y piratas berberiscos que la popularizaron.
- La galera medieval, típicamente mediterránea, que montaba un aparejo latino de dos mástiles. Conservaba sin embargo remos para asegurar abordajes rápidos en caso de viento flojo o nulo.
El aparejo en la carabela y el galeón coloniales
En la época inmediatamente anterior al descubrimiento de América se produce un punto de inflexión en la evolución de la navegación a vela mediante la evolución de la carabela, aumentando su tamaño y resistencia para lograr la nao o carraca. Ésta podía montar un aparejo redondo o latino. Aumentó el tamaño de las naves y también el número de mástiles.
La dependencia de los remos fue cada vez menor, hasta llegar al punto de que pequeñas naves provistas de sus aparejos como único medio de propulsión, pudieran operar de forma autónoma en grandes travesías oceánicas, a veces durante años.
El galeón es modelo más representativo de la navegación en la época colonial. Montaba un aparejo de tres mástiles verticalés más un bauprés ya bastante grande, y contaba con algunas velas latinas entre una mayoría de cuadradas.
Evolución en los siglos XVII y XVIII
Durante los siglos XVII y XVIII, los barcos aumentaron de tamaño y pasaron a soportar aparejos mucho mayores. La evolución más llamativa respecto de épocas anteriores es la vela llamada estay, triangular, enganchada entre dos palos consecutivos (por ejemplo, entre el palo mayor y el trinquete).
En esta época la guerra naval alcanza gran trascendencia, por lo que proliferan los tratados y manuales teóricos sobre aparejos y aprovechamiento del viento. Las grandes navíos de línea y fragatas de esta época montaban sobre todo aparejos redondos, pero añadían también velas triangulares en los palos de mesana y bauprés (además de los estays) que les permitían ceñir el viento en ángulos muy cerrados.
Tras esta época de esplendor y desarrollo de la navegación de vela, la aparición de la máquina de vapor sustituiría rápidamente a los aparejos tradicionales, que fueron cayendo en desuso hasta reducirse a una utilización únicamente deportiva o lúdica (embarcaciones de recreo).
El aparejo deportivo
En siglo XX los aparejos náuticos se ha beneficiado de muchos avances realizados por la industria aeronáutica. Muchas embarcaciones de recreo han sustituido las tradicionales velas flexibles de lona o loneta por otras más rígidas que, alineadas con el viento, toman impulso según el mismo principio físico que permite la sustentación en las alas de un avión. Estas embarcaciones son capaces de ceñir el viento de forma mucho más cerrada que cualquier vela flexible.
El resto de los componentes de los aparejos náuticos mantienen su existencia y sus funciones, pero los materiales de fabricación han sufrido profundas modificaciones. En los mástiles y vergas, la madera dejó paso a otros materiales como acero, aluminio, y más recientemente fibras de vidrio o de carbono, que son más ligeras, fuertes y resistentes.
Véase también
- Embarcación a vela
- Botavara
- Bauprés
- Mástil
- Fragata Por nomenclatura de arboladura.
Enlaces externos
- Diccionario náutico
- Escuela de Náutica
- Librería Náutica Robinson
- Velas, aparejos y maniobras
- Libros de náutica y navegación a vela
Bibliografía
- Fernández Fontecha, Francisco (1998): Construcción aparejo y maniobras, Reproducción de "Cartilla marítima o manual de construcción y maniobras de los buques de vela", obra del año 1876. Barcelona: Llagut. ISBN 978-84-932385-7-5.
- Tyle, Frank (2000): Historia de la navetación a vela. Barcelona: Ultramar. ISBN 978-84-459-0591-3.
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