Keynesianismo

Keynesianismo

Economía keynesiana, o Keynesianismo, teoría económica basada en las ideas de John Maynard Keynes, tal y como plasmó en su libro Teoría general sobre el empleo el interés y el dinero, publicado en 1936 como respuesta a la Gran Depresión en los años 1930.

John Maynard Keynes creador del Keynesianismo.

La economía keynesiana se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos.[1] El interés final de Keynes fue poder dotar a unas instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera, parte sobre todo, del efecto multiplicador que se produce ante un incremento en la demanda agregada.

Contenido

Ruptura con el dogma clásico

Keynes refutaba la teoría clásica de acuerdo a la cual la economía, regulada por sí sola, tiende automáticamente al pleno uso de los factores productivos o medios de producción (incluyendo el capital y trabajo). Keynes postuló que el equilibrio al que teóricamente tiende el libre mercado, depende de otros factores[2] y no conlleva necesariamente al pleno empleo de los medios de producción, es decir, que los postulados básicos de Smith, Ricardo, etc, dependen de una premisa que no es necesariamente correcta o "general". Así Keynes postuló que la posición de Smith, Say o Ricardo, sobre el equilibrio de la oferta y la demanda, sería correspondiente a un caso "especial" o excepcional,[3] en tanto que la teoría debería referirse al proceso "general" y a los factores que determinan la tasa de empleo en la realidad.[4] en consecuencia llamó a su proposición "Teoría general".

En términos no técnicos, el liberalismo económico clásico supone que cuando se produce un bien se han producido también los medios para su compra (en la medida en que para producirlo se ha gastado dinero, ya sea en inversiones de capital, compra de materias primas, sueldos, etc. ver Ley de Say). Sigue que para fomentar crecimiento económico hay que fomentar la producción [5] : a más producción, más dinero, más compras, etc. Así, en el largo plazo, no solo todo lo que se produce es lo mismo que todo lo que se compra sino que todos están interesados en que el sistema funcione a máxima capacidad [6] (se logra un equilibrio entre la producción y la demanda agregada que tiende al máximo uso de los "recursos económicos", incluyendo el pleno empleo.- ver también Ley de Walras). En esa situación lo racional es utilizar inmediatamente cualquier ingreso, dado que mantener dinero sin uso no produce beneficios. Nótese que lo anterior implica equivalencia estricta entre ahorros e inversiones: “posponer consumo” sin invertir el dinero es equivalente a mantener sumas ociosas, es decir, es económicamente irracional, como lo es el no utilizar para invertir sumas disponibles en los bancos (los ahorros de otros, etc).

Conviene notar que lo anterior se puede interpretar de dos maneras: la primera: que "todo lo que se vende es igual que todo lo que se compra" es obviamente correcta. La segunda, que "los costos de todo lo que se produce están cubiertos por todo lo que se compra" es debatible. Keynes sugiere que lo último solo es correcto cuando todo lo que no se gasta es inmediatamente ahorrado (se deposita en un banco) y todo lo ahorrado es directamente invertido. Sucede que, en realidad, hay, por lo menos, una cantidad de dinero que ni se usa para comprar ni se ahorra en ese sentido: se mantiene "en el bolsillo" o como reserva liquida. Esta preferencia por la liquidez tiene efectos económicos. (Nota: para una Introducción a todo lo que sigue es conveniente alguna familiaridad con el Aporte de Knut Wicksell y Aporte del Grupo de Cambridge en Monetarismo)

Keynes invierte la Ley de Say.[7] Para él no es la producción la que determina la demanda sino la demanda la que determina la producción. (ver "Teoría general sobre el empleo el interés y el dinero", caps 1, 2, 3, etc). Esto porque los empresarios -o quienes intentan serlo- invierten sobre la base de una percepción central: la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de ganancia.:[8] a mayor diferencia en favor de la última, más posible es que se invierta. Pero esa tasa de ganancia depende de la demanda. Mientras tanto, los consumidores consumen o “ahorran” (defieren consumo) no sólo cuando la tasa de interés sube, sino también en relación a la percepción de la evolución futura tanto de sus ingresos como de los precios de bienes de consumo, etc.[9] Se establece así una relación compleja. Keynes aduce que el problema comienza cuando contemplamos el circuito económico en su conjunto (lo que introduce la macroeconomía). Sucede que las decisiones acerca del ahorro y las decisiones acerca de inversiones las hacen personas distintas y, posiblemente, en momentos diferentes.[10] Sigue con que no hay necesidad de que esas decisiones tengan que coincidir, de hecho, históricamente, se puede ver que, a diferencia de lo postulado por Smith, Say y otros, esas variables no convergen a una situación de estabilidad o equilibrio económico -situación que se transforma en el caso especial en el que las inversiones igualan a los ahorros en una situación de expansión de producción y precios relativamente altos en relación al salario medio, pero con tendencia a la deflación.[11] Keynes va más lejos, sugeriendo que la situación tiende -dado una serie de factores, entre los cuales el principal es una tasa de interés excesiva- a oscilar alrededor de un punto en el cual los recursos no se utilizan efectiva o plenamente, ya que tal tasa de interés tiende a deprimir la economía en general: un interés excesivo reduce la demanda por capital financiero y, consecuentemente, por el trabajo, lo que reduce el nivel del agregado de salarios, lo que implica la reducción general de consumo, lo que a su vez significa que la tasa de ganancia disminuye, lo que nuevamente reduce la demanda de inversiones, etc., en un círculo vicioso (ver Paradoja del ahorro)

En otras palabras, Keynes postuló que, en ciertas situaciones, y contrario a lo planteado por la visión clásica, es económicamente racional no gastar dinero. Por ejemplo, si los precios están bajando es racional no comprar hoy porque con el mismo dinero se comprará más la semana que viene. Por el mismo motivo, disminuye la cantidad de gente interesada en utilizar préstamos (los ahorros de otros): si los precios bajan, no solo se comprará más la semana que viene sino que las tasas de interés, sueldos, etc. serán menores. Igualmente, una baja del empleo o de los salarios -amenazando futuros ingresos- puede llevar a otra en la demanda, y por lo tanto a una baja en la producción, llevando a su vez a más desempleo. Así, sucede que la economía establece un punto de equilibrio nuevo donde convive perfectamente en una situación lejana de la utilización óptima de los medios de producción.[12] Específicamente, en la década de los '30 del siglo XX, durante la Gran Depresión, con una alta tasa de desempleo. Joan Robinson clarifica que, en una situación de competencia imperfecta -como lo es en realidad el sistema capitalista- sucede que las empresas pueden aumentar sus ingresos ya sea bajando precios a fin de producir y vender más o produciendo menos pero manteniendo o incluso incrementando los precios. Esta última “solución” implica no solo menos demanda por insumos sino también por trabajo -es decir, tiende a ser una situación en la cual los recursos no son plenamente empleados- y explica perfectamente el gran desempleo observado en ciertas circunstancias -específicamente, durante la gran depresión- al mismo tiempo que la mantencion o incluso incremento de la tasa de ganancia en algunas empresas en esos periodos.[13]

Así pues, dado que la relación “ahorro igual a la inversión” no se establece solo o automáticamente a través de la acción del mercado[14] y esa falla tiende a resultar en crisis, parecería conveniente encontrar alguna manera de armonizar esas variables. Keynes postula que la única fuerza capaz de hacer eso es el Estado.[15]

Para tratar de entender el funcionamiento real de la economía y sus diferencias con el esquemas formales del dogma clásico, Keynes desarrolló los conceptos de propensión a consumir, multiplicador de la inversión, eficiencia marginal del capital y preferencia por la liquidez.[16]

Propensión a consumir, ahorro e inversión.

La propensión marginal a consumir o Consumo Marginal es la variación del consumo cuando el ingreso disponible varía en una unidad, es decir, la relación entre una variación en el ingreso y la modificación correspondiente en el gasto en consumo.[17]

Formalizando lo anterior. Keynes postuló la ecuación del consumo, C=Co+cYd, donde C es el consumo total, Co es el consumo autónomo (aquel consumo que no depende del ingreso), c es la propensión marginal a consumir, e Yd (Yd=Yt-T+TR, donde Yt es el ingreso total, T son los impuestos y TR son las transferencias) es el ingreso disponible.

Si la propensión a consumir es débil y las oportunidades de inversión no son atrayentes, una parte del ingreso que no se consume tampoco se invertirá y la demanda efectiva se reducirá, por lo que la economía se contraerá y el nivel de empleo descenderá.[18] De manera que como el ahorro y la inversión no siempre están en equilibrio,[19] al estado le corresponde actuar para asegurar el nivel de inversión necesario para multiplicar la actividad económica y garantizar el pleno empleo.

En términos prácticos, y para contrarrestar la espiral negativa de los '30, Keynes proponía que en momentos de estancamiento económico, el estado tiene la obligación de estimular la demanda con mayores gastos económicos, de manera que consideró la política fiscal como un instrumento decisivo.

Teóricamente, hay tres maneras que el Estado puede financiar esos gastos: 1.- Aumentar los impuestos. 2.- Imprimir más dinero y 3.- Endeudamiento fiscal (uso de los dineros que la población está ahorrando). Keynes basa sus sugerencias sobre un dinero con valor relativamente estable, por lo que no es partidario del incremento indiscriminado en su "producción".[20] Aunque para Keynes el incremento de impuestos era legítimo si se orientaba al aumento de la inversión pública y de la demanda, consideraba más apropiado financiar el incremento del gasto fiscal a través del endeudamiento,[21] dedicando los impuestos recaudados al pago -posterior- de la deuda.[22] El otro lado de esa política es que el Estado debe pagar esa deuda cuando sus ingresos aumenten, debido al incremento por ingresos de impuestos cuando eventualmente haya un auge (nótese: ese aumento en los ingresos se debe al auge o expansión en la economía, etc, no a un incremento en la tasa de impuestos). En otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general un papel contracíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de recesión y restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, los ciclos económicos se aminoran y no se transforman en crisis.

Tasas de interés y rentabilidad

La teoría clásica suponía que las leyes del mercado harían mover las tasas de interés al punto adecuado para garantizar el rendimiento de las inversiones, pero también en este caso el dogma clásico apenas cubría casos excepcionales (generalmente, ese en el cual el capital esta lo suficientemente disperso como para estar sometido a competencia entre sus poseedores y todos consideran que invertir es mejor que mantener dinero en los bolsillos), en tanto la realidad funciona generalmente en otra forma:

  • La preferencia por la liquidez, lleva a la gente a atesorar o a tratar de tener dinero efectivo o disponible, Pero esa preferencia por la liquidez puede llevar a acciones dañinas a la conveniencia económica general. Por ejemplo, si hay incertidumbre o los precios decaen fuertemente, la población en general puede preferir mantener sus dineros “en la mano”, tendencia que, si se generaliza, puede llevar a una profundizacion seria de la disminución de la demanda por bienes y servicios o incluso a una corrida bancaria. Así , "la tasa de interés es el premio que tiene que ofrecerse para inducir a la gente para conservar su riqueza en cualquier otra forma distinta al dinero atesorado".[23]
  • Igualmente problemático desde el punto de vista general es el resultado de la acumulación de grandes cantidades de dinero en pocas manos. Esos “rentistas” llegan a estar en una situación que les permite demandar intereses excesivos por el uso de ese dinero, lo que tiende a disminuir la inversión y consecuentemente, deprime ( aún en términos clásicos) la economía en general.

Si las autoridades monetarias fallan en reducir las tasas de interés por debajo de la eficiencia marginal del capital, la economía se contraerá irremediablemente, aunque la causa de fondo del desánimo de la inversión no es el nivel de las tasas de interés sino la caída de la rentabilidad. Para Keynes, finalmente, una recesión "es el resultado del cambio cíclico de la eficiencia marginal del capital".[24]

Consideraciones políticas

Dentro de la coyuntura histórica, económica y política, el keynesianismo —y sus proyectos consecuentes como el Estado de Bienestar y el desarrollismo— dio a los dirigentes mundiales la oportunidad de salvar la democracia, cuya existencia llegó a verse amenazada debido al auge de las dictaduras producto de la incapacidad del liberalismo clásico de resolver la crisis.[25] Debido a esta razón los principios del keynesianismo fueron aplicados de una u otra manera en gran parte de los Estados occidentales desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta que en los años '70 un nuevo tipo de crisis llevó a su cuestionamiento[26] y el resurgimiento de aproximaciones clásicas bajo el neoliberalismo.[27]

Si bien las repercusiones político-económicas de Keynes y varios de sus partidarios son variadas, algunos creen que la idea del keynesianismo es salvar al capitalismo o mantenerlo estable.[28] Desde el lado opuesto, pero quizás con la misma intención y similares mecanismos retóricos, Keynes es descrito como siendo "mucho más que un keynesiano. Sobre todo fue la figura extraordinariamente perniciosa y maliciosa que hemos examinado en este capítulo. Un encantador pero ambicioso estatista maquiavélico, quien personificaba algunas de las tendencias e instituciones más malignas del siglo veinte[29] Quizás con una visión un poco más medida Waligosrky aduce que esas políticas fueron adoptadas: "como una resguardo contra el poder del mercado para socavar nuestras instituciones políticas y sociales más valiosas...(..).. un mercado totalmente libre es definitivamente no el mejor para una democracia, un mercado sin regulaciones no garantiza justicia ni prosperidad..."[30]

Desde el punto de vista del propio Keynes, y a nivel de la Economía política el punto central de su teoría se basa en una percepción derivada tanto de Marx[31] como de Schumpeter.[32] Ambos pensadores consideran que la crisis es, en el mediano y largo plazo, una parte intrínseca del sistema capitalista (y que eventualmente lo destruiran) Ambos pensadores permiten entonces a Keynes sugerir que el sistema delineado por Adam Smith solo puede referirse a una etapa y momento específico en el cual el capitalismo se estaba desarrollando pero que en general, ese desarrollo no puede existir sin la crisis y no puede dar prosperidad a unos si es que no se está explotando a otros.[33] Irónicamente, el keynesianismo podría retornar la acusación que los partidarios de la Escuela Austriaca le hacen "podríamos resumir la tesis de Hazlitt en que las falacias y los errores económicos provienen de fijar nuestra atención en los efectos que una medida económica tiene a corto plazo y sobre un reducido sector."[34]

Pero tal respuesta, a pesar de ser correcta, podría quizás llevar a un equívoco: si aceptamos que las crisis son parte inherente del capitalismo, la eliminación de ellas demanda medidas que vayan más allá que ese sistema. En sus palabras "solo el Estado puede restaurar los equilibrios fundamentales", y la participación del Estado implica movimiento hacia el socialismo. El problema —por lo menos para algunos— es que por un lado él desea que esa transformación sea democrática[35] y por el otro, cree que para eso se necesita un nivel de comprensión y control sobre la economía que, en su tiempo por lo menos, no existía. El cambio del sistema de propiedad de los medios de producción no basta para resolver los problemas de la economía. Keynes dijo en 1926, como respuesta a la proposición de que lo que se necesitaba era la "insurreción proletaria": "Nos hace falta, más que nunca, un esquema coherente... Todos los partidos políticos tienen sus orígenes en ideas del pasado, no en nuevas y ninguno más notoriamente como los de los marxistas. No es necesario debatir las sutilezas de lo que justificaría a un hombre promover su evangelio por la fuerza, porque nadie tiene ese evangelio. El próximo movimiento es con la cabeza, pero primero debemos esperar[36] Keynes no puede pensar de otra manera. Si la percepción de que la descripción de Smith y las formalizaciones posteriores corresponden a un momento y lugar particular es correcta, sigue que las leyes generales de la economía, especialmente la "ingeniería económica" (esa rama que se refiere a las decisiones prácticas, del día a día, empresa por empresa, etc.) están por descubrirse; careciéndose de formalizaciones que, en su tiempo por lo menos, no existían (ver debate sobre el cálculo económico en el socialismo). Por ejemplo, los trabajos de de Jan Tinbergen, Wassily Leontief, Simon Kuznets, etc, todos fundamentales para la econometría todavía no habían sido publicados en esa fecha. (Las mismas percepciones de Keynes no fueron formalizadas (matematizadas) hasta los aportes de, primero, John Hicks y, posteriormente, en EEUU, Paul Samuelson.

La propuesta que Keynes eventualmente produjo -llamada socialista y siniestra por los partidarios de la Escuela Austriaca[37] es la eliminación del poder de la escasez del dinero, situación usada y exacerbada, en su opinión, por la acción de los "rentiers" (especuladores, financistas o capitalistas) a través de la acumulación que les permite demandar altas tasas de interés por su uso, lo que lleva, en su opinión, al "poder progresivamente opresor de los capitalistas para explotar el valor de la escasez del capital" (ver cita anterior). Esa eliminación se basa en dos medidas fundamentales: el abandono definitivo del oro como moneda y su reemplazo con el sistema de divisa moderna, que se podría llamar dinero fiduciario pero que puede ser vista como un paso hacia la concepción del dinero como unidad de cuenta.[38] La otra medida complementaria fue poner el rol de emisor del dinero y control sobre la Tasa de interés en el estado a través del banco central.[39] Estas propuestas fueron generalmente adoptadas a nivel mundial con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial a nivel de los países, pero su corolario lógico (la adopción de un sistema monetario común independiente de los gobiernos individuales[40] no lo fue. - (ver Bancor y Acuerdos de Bretton Woods)

El propio Keynes no ve esa propuesta de acción estatal -de utilización de los ahorros privados a beneficio común- como novedosa o extraordinaria en si misma. Por el contrario, es algo -que en su opinión- todos -los economistas- saben y aceptan, solo que es aplicada en casos excepcionales.[41] El solo propone utilizar esa aproximación más generalmente: “Eso es por lo cual la guerra ha siempre causado una actividad industrial intensa. En el pasado la finanza ortodoxa ha considerado la guerra como la única excusa legítima de crear empleo a través del gasto gubernamental. Ud, Sr Presidente, habiéndose librado de tales preconcepciones, tiene libertad para utilizar en el interés de la paz y prosperidad esas técnicas que con anterioridad sólo se les ha permitido servir los propósitos de la guerra y la destrucción” (J.M. Keynes: Carta abierta a Roosevelt, punto 8). Lo que sí considera especial es la dilucidación de las relaciones económicas que sustentan el funcionamiento de la economía. Principal entre esas es el papel que juegan el dinero, las tasas de interés y la demanda. Para Keynes, tal aclaración y subsecuente traspaso al poder del estado del control de ambos factores llevará a la desaparición de los “rentiers” (o por lo menos de ese aspecto de la función empresarial) lo que a su vez permitiría el uso completo de los factores de producción.[42]

En la actualidad algunos partidarios del neoliberalismo aún abogan por la vuelta al patrón oro. Alan Greenspan, por ejemplo, alega que "un antagonismo casi histérico hacia el patrón oro une a todos los estatalistas. Parecen darse cuenta, tal vez con mayor claridad y sutileza que muchos liberales, que el oro y la libertad económica son inseparables, que el patrón oro es un instrumento del laissez-faire, y que cada uno implica y requiere el otro.[43] (curiosamente, al hacer esto parecen olvidar que von Mises en su crítica a Keynes sugiere que "El dinero es solamente el medio de intercambio generalmente empleado"[44] ). Para ellos, la decisión de Bretton Woods no fue una falla de aceptación del keynesianismo y la imposición de los intereses de EE.UU. sino resultado las acciones de Harry D. White, representante de EEUU en esas conversaciones y acusado de ser un agente comunista.,[45] lo que se utiliza para sugerir que tal decisión fue resultado de un complot gigantesco. Aparentemente así como algunos reducen todo a través de un "análisis de clases" a una conspiración burguesa, otros lo reducen, a través del análisis de las conspiraciones, a la acción del "estatismo".

Críticas

Las sugerencias de Keynes han sido objeto de varias tentativas de críticas, algunas de las cuales parecen demostrar no sólo una falta de comprensión de la posición de Keynes sino incluso de conceptos económicos o hechos históricos básicos.

Así, por ejemplo, Wilhelm Röpke escribió: “Puede creerse que hay épocas en las que medidas vigorosas para aumentar la oferta monetaria impedirán el desastre; pero una figura científica tan destacada como Keynes no puede impunemente extender el manto de su autoridad sobre la propensión crónica de todos los Gobiernos hacia la inflación. Puede creerse que en ciertas circunstancias un aumento de la deuda pública es el mal menor; pero tal medida temporal no puede impunemente transformarse en principio de carácter general.

A fin, aparentemente, de terminar con esa supuesta impunidad, Röpke alega[46] que “Se puede descubrir en el mecanismo del ahorro problemas que exigen atención especial,... pero no se puede impunemente despojar a los hombres del sentimiento de que es bueno ahorrar, guardar una reserva para ellos y sus familias, en vez de gastarlo todo y después pedir ayuda al Estado –el mayor de todos los gastadores- en épocas de necesidad.” “Keynes acostumbró a una nueva generación a utilizar una lógica económica que gira únicamente en torno a cómo mantener la ‘demanda efectiva’ en la forma más segura al nivel más alto posible, mientras que el verdadero problema de la posguerra era el de cómo frenar a tiempo una prosperidad inflacionista.”[47] “Un hecho de la época de posguerra, tan singular como comprometedor para el keynesianismo,.. La mayoría de los Gobiernos, y quizás la mayoría de los economistas, han adquirido penosamente conciencia de lo inadecuado de las enseñanzas de Keynes para enfrentarse con la inflación crónica de los años de la posguerra;” Röpke concluye: "Saber si las aportaciones de Keynes a la teoría económica y a la técnica económica son correctas y en qué medida lo son, constituirá todavía durante mucho tiempo tema de discusión. Pero que en el nivel superior de la filosofía social y de la ética política estaba completamente equivocado, eso se ve ya con suficiente claridad”.

Para empezar, Röpke parece mal entender la posición de Keynes, quien nunca sugirió -ya sea directa o implícitamente, que se debe o que sería conveniente “despojar a los hombres del sentimiento de que es bueno ahorrar, guardar una reserva para ellos y sus familias”. Por el contrario, y de hecho, Keynes fue tan lejos como a proponer -durante la guerra- un plan de ahorros obligatorio.[48] Más generalmente, y como hemos visto, la sugerencia de Keynes es que el Estado debe intervenir a fin de equilibrar las tasas de ahorro e inversión de forma tal que promuevan el crecimiento económico, utilizando directamente (tomando en préstamo) si es necesario, esos ahorros. Como es obvio, tal propuesta requiere ahorros por parte de “los hombres”, ahorros que, como hemos visto, Keynes consideraba deberían ser obligatorios si las circunstancias lo merecían.[49]

A continuación, no es obvio el por qué Röpke critica las supuestas "medidas vigorosas para aumentar la oferta monetaria " de Keynes. Como debería estar claro, la propuesta central de Keynes es que la demanda controla la producción en un sistema en el cual el valor de la moneda es relativamente estable. Keynes nunca planteó que la solución a los problemas económicos resida única o principalmente en el aumento indiscriminado de la oferta monetaria. Por el contrario, era partidario de mantener la cantidad del circulante dentro de límites determinados por una tasa de interés que favorezca la utilización máxima de los recursos económicos. Eso, en ciertas circunstancias, puede significar el aumento de la cantidad del dinero, En otras, un aumento de la velocidad de circulación del mismo. Pero en aún otras puede significar lo opuesto[50] Lo fundamental, en la opinión de Keynes, es la relación tasa de interés - tasa de ganancia, no la cantidad de circulante. Esa cantidad es sólo uno de los instrumentos para controlar esa tasa[51] y la propuesta de ponerla bajo control estatal es precisamente para lograr ese objetivo: estabilizar esa relación entre las tasas al nivel óptimo.[52]

Adicionalmente, no esta claro el por qué Röpke considera que la “inflación crónica” es un hecho singular o comprometedor para Keynes. Lo que si parece singular y comprometedor es que un economista alemán ignore la hiperinflación que ese país sufrió durante la época siguiente a la primera guerra mundial y el hecho que Keynes ya había denunciado-con anterioridad (tan temprano como en 1919)- a Röpke mismo y a quienes fueron influidos por sus propuestas- las políticas que causaron las crisis de posguerra.[53] Y es no solo comprometedor sino que bordea en lo vergonzoso que alguien que sugiere estar hablando desde “el nivel superior de la filosofía social y de la ética política” considere que el período de la crisis puede ser caracterizado como un tiempo de “prosperidad inflacionista” -el problema siendo, como es de conocimiento general, la deflación y la extensiva falta de empleo.-. Tal posición parece implicar que Röpke ignora -entre otros- los millones de desempleados en Alemania antes del acceso de Hitler al poder -en el momento de esa acensión, sobre 6 millones, más del 40% de la fuerza de trabajo, estaba desempleada.- o las medidas que el banco central de ese país, bajo la dirección de Heinrich Brüning, adoptó a fin de solucionar la crisis (reducir, por decreto, los salarios). Posiblemente por lo menos parte del período durante el cual Hitler gobernó podría ser llamado de prosperidad (al menos para quienes el consideraba "arios puros"), pero quizás desde el punto de vista “del nivel superior de la filosofía social y de la ética política” esa no sea la característica más notable del nazismo.[54]

Críticas más razonadas vienen de varios economistas, incluyendo algunos que se consideran fuertemente influidos por la visión de Keynes. Así, por ejemplo, J.K. Galbraith da tres elementos para tal crítica:

  • El Keynesianismo no ofrece un remedio generalmente aceptable para la inflación. A diferencia de lo que Röpke sugiere, el problema no es falta de propuestas,[55] [56] [57] el problema son las consecuencias políticas de tales propuestas.[58] [59] Siendo explícito: se alega que el problema es que los gobernantes encuentran difícil -en épocas de prosperidad- poner en práctica las políticas anticíclicas que el modelo sugiere (aumentar las tasas de interés, controlar precios, salarios, restringir el circulante, etc) en la medida que tales propuestas ocasionan repercusiones que ponen en peligro los prospectos políticos de los gobernantes.[60] Adicionalmente se sugiere que en ciertas circuntancias el gobierno puede encontrar ventajoso la inflación, en la medida que implica el traspaso de recursos económicos desde la población al estado.[61] Sin embargo, es generalmente considerado que para el Keynesianismo la inflación es negativa[62] y destabilizante[63] en la medida que el aumento del circulante más allá de los parámetros marcados por la relación óptima entre tasa de interés y tasa de ganancia significa no solo traspaso de recursos sino también pérdida de la capacidad estatal de controlar mecanismos financieros (durante períodos expansionarios el circulante aumenta -al menos parcialmente- a través de la expansión del crédito privado, lo que fuerza al Estado a tomar medidas impopulares o dejar que la emisión de dinero escape de su control), lo que termina amenazando la situación económica de la sociedad en general.[64] (para todo esto, ver Nicolás Kaldor: “The Scourge of Monetarism” -Oxford University Press, 1982.)
  • El Keynesianismo no ha demostrado ser efectivo en la solución de los problemas de falta de desarrollo económico. A pesar que los países desarrollados no han sido muy eficientes en cumplir los compromisos adquiridos, han hecho lo suficiente como para demostrar que la mera presencia o transferencia de capitales no es suficiente para producir ese desarrollo. Elementos tales como instituciones y cultura política, existencia (o falta) de infraestructuras, personal capacitado, etc. también tienen un papel importante. En consecuencia, el keynesianismo llegó a ser visto por algunos como una política de países ricos.
  • Keynes no expuso sus ideas tan clara y sistemáticamente como sería deseable. Se encuentran ambigüedades en sus obras. Por ejemplo, a veces Keynes habla como si lo que desea es avanzar hacia el socialismo. En otras ocasiones, se expresa contrario a esa visión y busca demostrar las ventajas que sus propuestas tienen para el capitalismo. En consecuencia, hay diferentes percepciones de lo que se podría llamar keynesianismo. Galbraith resume este problema diciendo que se llega al keynesianismo desde el conservadurismo y se termina siendo acusado de ser comunista. En este sentido Keynes mismo parece haber tenido una conciencia social y la impaciencia del hombre práctico[65] -amén de la comprensión que sin resolver los problemas sociales se llegaría a una situación de profunda inestabilidad política - En la otra mano, no tenía ningún problema en declararse elitista: Puedo ser influido por lo que me parece es justo y el buen sentido, pero la lucha de clases me encuentra en el lado de la burguesía educada". Este problema de ambigüedad se extiende también a conceptos económicos.

Desarrollos posteriores

Esas ambigüedades que se han mencionado han dado origen a diferentes interpretaciones de las sugerencias de Keynes. Adicionalmente, el desarrollo de las teorías económicas ha llevado a una profundizacion y especificación de algunos de los conceptos empleados originalmente.

Una de las primeras "interpretaciones" de la obra de Keynes fue la Finanza funcional propuesta por Abba Lerner.

Entre las interpretaciones más conocidas se encuentran las que se originaron en un proyecto para reconciliar las percepciones keynesianas con las de la escuela neoclásica -específicamente, las percepciones del Teoría del equilibrio general de Léon Walras y el trabajo de Arthur Pigou, considerado el padre de la Economía del bienestar - por parte de los conocidos Paul Samuelson; John Hicks, Alvin Hansen y Franco Modigliani. No sorprendentemente este proyecto es conocido como escuela o 'síntesis neoclásica' (ver: La síntesis clásico-keynesiana) o neokeynesianismo. Desde esta aproximación se originó una de las versiones de la Nueva Economía del bienestar, a partir de una propuesta de Samuelson, basado en la percepción de que “ningún sistema de precios descentralizado puede servir para determinar óptimamente los niveles de consumo colectivo” lo que ocasiona la “imposibilidad de una solución espontánea descentralizada” a los cálculos envueltos para establecer un uso óptimo de esos bienes.[66] (ver Condición de Samuelson). Los neokeynesianos buscaron también proveer fundaciones microeconómicas a las percepciones macroeconómicas de Keynes, basándose en el trabajo de Alfred Marshall acerca de un Equilibrio parcial (este último aporte siendo usado incluso en el presente como fundación de los cursos de introducción a la economía).

  • La "nueva síntesis keynesiana" o Nueva Economía Keynesiana ha evolucionado a partir de la ya mencionada síntesis neoclasica y como respuesta al criticismo de la Nueva Escuela Clásica. Los nuevos keynesianos aceptan el concepto neoclásico de racionalidad y de un equilibrio en el largo plazo pero da un papel central a la demanda agregada en el corto, lo que enfatiza el papel de los fundamentos microeconómicos en el consumo y la inversión. Los partidarios de esta escuela se ven como proveyendo soluciones microeconómicas para algunos de los problemas más difíciles en la concepción de Keynes, por ejemplo, el de la "pegosidad" o "inercia" de sueldos y precios[67] (Keynes apunta que hay una tendencia tanto en salarios como costos, etc, a mantenerse en un cierto nivel -ciertamente a no decaer- Esta tendencia fuerza la manipulación de otras variables a fin de obtener las relaciones óptimas y dificulta la obtención de esos resultados)

Los representantes más conocidos de esta escuela son: Gregory Mankiw; Joseph E. Stiglitz y Ben Bernanke. Se cuentan además, John B. Taylor, David Romer, Olivier Blanchard, Nobuhiro Kiyotaki, y Michael Woodford.

  • La "postkeynesianismo" se originó con el aporte de Joan Robinson, Piero Sraffa, Paul Davidson, Nicholas Kaldor, Michal Kalecki, y otros; quienes enfatizan el papel que la incertidumbre tiene en asuntos económicos, especialmente los relacionados con inversión. Desde esta percepción y a partir de una propuesta de Kaldor se originó la otra rama de la "Nueva Economía del bienestar" (Criterios de Kaldor e Hicks o “criterio de Scitovsky”[68] 

).

Los postkeynesianos consideran válida la crítica fundamental de Keynes al concepto neoclásico de equilibrio de largo plazo. Además, muchos de ellos consideran que la Teoría general no ha sido explorada en plenitud y que repagaría abundantemente un esfuerzo sistemático en ese sentido.

Posteriormente, y a partir de una revaluación de la posición de Keynes acerca de la incertidumbre, el equilibrio y la racionalidad por Axel Leijonhufvud[69] el post-keynesianismo se reinvigora y transforma, dando origen a desarrollos que llevan a la llamada Economía de Complejidad,[70] especialmente a través del trabajo de David Colander.[71]

Enlaces externos

Notas

  1. "Keynesianismo"; Economía. Diccionario Enciclopédico 6:212. Barcelona: Planeta, 1980.
  2. Esencialmente, condiciones de competencia perfecta, que requerirían no solo la ausencia de todo tipo de organizaciones gremiales o sindicales (no solo de trabajadores pero también de empleadores, incluyendo asociaciones de capital social, las llamadas sociedades anónimas o limitadas o cualquier otra forma de monopolio u oligopsonio) pero también información perfecta sobre el mercado y alta flexibilidad tanto de flujos de capital como de trabajo y habilidades. Obviamente esa, por deseable que sea, no es una situación real. Por ejemplo, la ausencia de personal calificado dificulta la creación de empresas “de avanzada” en países en los cuales hay altos niveles de desempleo y en los cuales, teoréticamente, seria altamente conveniente invertir en esas áreas a fin de tomar ventaja de esa abundancia de trabajo: las habilidades de los trabajadores no son libre y universalmente transferibles de un tipo o área de trabajo a otro. Sigue que puede haber ausencia de trabajadores disponibles en un área económica aun cuando haya un alto nivel de desempleo. (Ver también debate sobre Asimetría de la información)
  3. Keynes escribe: "son solo un caso especial... que asume una situacion que es el punto limite de las posibles situaciones de equilibrio." Teoría General, etc, primer capitulo.
  4. Raúl Prebisch (1947). Introducción a Keynes: 25. México: Fondo de Cultura Económica
  5. John Stuart Mill (1844): " Lo que un país necesita para hacerlo más rico, nunca es el consumo, sino la producción...." en Essays on some unsettled Questions of Political Economy ESSAY II. OF THE INFLUENCE OF CONSUMPTION ON PRODUCTION.
  6. John Stuart Mill (1844): "El caso, sin embargo, es diferente después de la separación de los empleos. En una sociedad civilizada, un solo productor se limita a la producción de una mercancía, o un pequeño número de ellas, y su prosperidad depende, no solamente en la cantidad de la mercancía que ha elaborado y almacénado, pero a su éxito en encontrar compradores para ese producto.".."Es cierto, por lo tanto, que, para cada productor o distribuidor, es importante una gran demanda, una circulación ligera, un consumo rápido, de las mercancías que vende en su tienda o produce en su fábrica. El comerciante cuya tienda se llena de clientes, que pueden disponer de un producto casi al mismo momento en que se ha producido, hace grandes ganancias, mientras que su vecino, con un capital igual, pero menos clientes, gana relativamente poco." en Essays on some unsettled Questions of Political Economy ESSAY II. OF THE INFLUENCE OF CONSUMPTION ON PRODUCTION.
  7. Keynes (Teoría general,, cap 21) describe esto como la diferencia entre una teoria del equilibrio estacionario y una acerca del: ""equilbrio cambiante"- significando por esto ultimo una teoria de un sistema en el cual las percepciones acerca del futuro son capaces de influir la situacion presente". (ver también nota mas abajo)
  8. Keynes escribe: “We have seen above that the marginal efficiency of capital[1] depends, not only on the existing abundance or scarcity of capital-goods and the current cost of production of capital-goods, but also on current expectations as to the future yield of capital-goods.” (Teoría General: cap 22. Ver también cap 5) Quizás sea conveniente mantener presente en relación a esa visión que Keynes -a pesar de dar clases de economía en la universidad de Cambridge no era solamente un economista académico. Llegó a ser gerente general de una de las empresas de seguros más grandes en Inglaterra en esa época, trabajo que le hizo millonario. La percepción que lo anterior le dio sobre los motivos y razones de empresarios en general informan sus teorías
  9. Keynes agrega otra situación: si el ingreso es tan grande que excede notablemente el gasto necesario y posible. Introduce aquí una diferencia entre los que defieren gasto actual para gastar en el futuro más o menos cercano y los que simplemente no pueden gastar lo que reciben como ingreso y proceden a "acumular" (hoard) dinero para "invertir" transformándose así en lo que él llama "rentistas" (aquellos que viven de los intereses que resultan de tales inversiones o préstamos). Para el interés del presente argumento lo relevante es que ambos tipos de retiro del circulante llevan a una disminución de la demanda. Otros aspectos de esta diferencia se tocarán más adelante
  10. El desarrollo de esta percepción llevo a Franco Modigliani a desarrollar su “hipótesis del ciclo de vida”, de acuerdo a la cual los individuos tratan de mantener un estándar de vida a través de ella. Dandose cuenta que en su vejez o al retirarse sus ingresos disminuirán, proceden racionalmente a ahorrar en el presente a fin de mantener su nivel de gastos en ese futuro. Esto explicaría una variedad de fenómenos económicos -por ejemplo, el porqué cuando la riqueza aumenta o la economía se expande, los ahorros disminuyen en relación a los ingresos- El trabajo en esta área dio a Modigliani el Premio Nobel de economía en 1985.
  11. Los economistas diferencian dos situaciones que llevan a la reducción de precios. Ambas pueden ser vistas como correspondiendo a momentos diferentes en un ciclo económico. La primera corresponde a caída de precios debido expansión de la producción. Esta situación corresponde a la descrita tanto por Smith, Ricardo, Marx, etc, y los llevó a postular que, en la medida que la producción se expande, la tasa de ganancia decae, lo que a su vez promueve expansión e innovación, pero al mismo tiempo mantiene salarios relativamente bajos, todo lo cual termina en una crisis de sobreproducción, lo que provoca otro proceso deflacionario, esta vez debido a la incapacidad de la demanda de absorber lo producido. Una situación similar se puede observar con el fordismo, el que -dado que aumenta la capacidad de demanda- permitió una gran expansión de la producción industrial, pero, en la opinion de Keynes, llevo a su vez a una escasez de capital, lo que produce que el desarrollo se estanque, lo cual produce que el empleo caiga, con lo que se incrementa la escasez de capital, etc. Esto, a su vez, lleva de nuevo al segundo tipo de deflación: preocupados por la incertidumbre, la demanda (no solo de bienes sino también de inversiones y otros servicios) cae catastróficamente y lo mismo sucede con los precios y la producción, completándose el ciclo.
  12. . Economistas llaman a este situacion “equilibrio de subempleo”. Conviene notar que en realidad la situacion no es estable en el sentido comun de la palabra, sino un ejemplo de lo que se llama equilibrio dinámico. Ver, por ejemplo: Jacques H. Drèze (edt) “Advances in Macroeconomic Theory”.- Palgrave Macmillan (2001) (en ingles)
  13. J Robinson: “Economics of Imperfect Competition” Macmillanm London, 1933- Por esos trabajos Robinson fue elegida -la única no residente (aparte de ser la única mujer)- presidente de la Asociación de Economistas de América. Ella es también la única mujer que ha sido considerada para el Premio Nobel de economía.
  14. existen tambien, debo admitir, fuerzas que uno puede con justicia describir como automaticas las que operan bajo cualquier sistema monetario en la direccion de restaurar un equilibrio a largo plazo entre los ahorros y las inversiones. Lo que dudo -a pesar de que es contrario a lo que generalmente se cree- es si esas fuerzas automaticas tenderan.. no solo un equilibrio entre los ahorros y las inversiones sino tambien un nivel optimo de produccion” (J. M. Keynes, Collected Writings, Vol. 13, 1973: p.395)
  15. La frase que es comunmente atribuida a Keynes -Solo el estado puede restaurar los equilibrios fundamentales- ha llegado a transformarse en un “lugar común” de la economia politica moderna. Asi por ejemplo, durante la Crisis económica de 2008-2009 los periodicos de diferentes paises la usaron repetidamente (ver, por ejemplo: Der Spiegel al respecto. y Angela Merkel proclamo “Solo el estado es capaz de restaurar la confianza necesaria. Anders Aslund -economista del Peterson Institute for International Economics agrega only the state can restore confidence in capitalism. Keynes es un poco mas medido. De acuerdo a varios autores la frase es: “Solo el Estado tiene la capacidad de actuar en el interes general”. (ver, por ejemplo: How to Organize a Wave of Prosperity - The Evening Standard, 31 July 1928) etc
  16. Para una vision critica temprana de todo lo anterior ver, por ejemplo, Alvin H. Hansen: “Under-Employmente Equilibrium” - Citado por varios autores, original en “The Yale Review” vol XXV, Nro 4, junio de 1936. (en ingles)
  17. Prebisch, R. op.cit. p.42.
  18. Prebisch, R. op.cit. p.p. 40-41.
  19. Hansen, Alvin (1957). Guía de Keynes: 59. México: Fondo de Cultura Económica.
  20. Keynes es reluctante a aumentar la cantidad de dinero más allá de su tasa natural de crecimiento (entendida como la que permite que un aumento en la cantidad de dinero equivalga a un aumento en la cantidad de servicios monetarios que la cantidad total de circulante representa) porque tal incremento podria alterar la base de los calculos economicos practicos: la tasa de interes. Keynes sugiere que los calculos economicos se basan en "una expectacion de relativa estabilidad en los costos futuros (tasa de interes) del dinero, lo que no se podria hacer con confianza si el estandar de valor (dinero) fuera una mercancia con un alto grado de elasticidad de produccion" (Teo Gen, cap 17). En realidad el argumento es un poco más complejo. Keynes no esta sugeriendo que hay una tasa de interes natural, sino que hay una tasa de interes que corresponde a cada situacion de nivel de empleo. Asumiendo entonces que el proposito del ejercicio es llegar al pleno empleo, la cantidad de dinero que deberia circular es aquella que corresponde a una tasa de interes "optima" (la que promueve pleno empleo). Esa no es una cantidad absolutamente fija, pero oscila dependiendo de otros factores, lo que implica que modificar la cantidad de dinero sin consideracion a esos elementos puede tener repercusiones negativas para la economia en general. - Ver Teo Gen, cap 17, etc.
  21. Keynes consideraba que un aumento en los impuestos puede conducir a la disminucio de la demanda "privada" por bienes y servicios, lo que no es positivo si se desea aumentar esa demanda. La deuda publica, en la otra mano, solo busca utilizar esa fraccion que los ciudadanos hayan ahorrado.
  22. . Para un analisis más detallado, ver Prebisch, R. op.cit. p.43.
  23. Hansen, A op.cit. p.114
  24. Prebisch, R. op.cit. p.p. 85,89.)
  25. John Kenneth Galbraith Un viaje por la economía de nuestro tiempo (1994)
  26. La política: Instituciones políticas - CRISIS DEL ESTADO DEL BIENESTAR: REPLANTEAMIENTO Y PERSPECTIVAS DE FUTURO - Wikilearning
  27. ver, por ejemplo, Henry Hazlitt "Economía en una lección"
  28. esta parece ser la vision de Trotsky. En efecto, él se refería a las posiciones políticas que buscaban implementar las teorías de Keynes así: el filisteo demócrata y el burócrata estalinista, si no gemelos, son por lo menos hermanos espirituales. Políticamente, pertenecen, en todo caso, al mismo campo. Sobre la colaboración de estalinistas, demócratas y liberales reposa actualmente el sistema gubernamental de Francia y, añadiendo los anarquistas, el de la España republicana. Si el Independent Labour Party de Inglaterra ofrece una tan pobre apariencia es porque durante años no ha salido de los brazos de la Komintern. (...), con ello tanto más seguramente se convierten en jefes de la pequeña burguesía contra el proletariado. - Trotsky Escritos filosoficos, pp 62 (Su Moral y la Nuestra. Coyoacán, 16 de febrero de 1938)
  29. Murray N Rothbard, "Keynes the Man" en http://www.mises.org/etexts/keynestheman.pdf (en inglés) Rothbard nos informa que Keynes dijo que su sociedad preferida "significaria la eutanasia del que vive de los intereses monetarios (rentier) y, consecuentemente, la eutanasia del poder progresivamente opresor de los capitalistas para explotar el valor de la escasez del capital"
  30. . Liberal Economics and Democracy.- ISBN 978-0-7006-0803-4 - http://www.kansaspress.ku.edu/wallib.html
  31. La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. (Manifiesto Comunista)
  32. el capitalismo depende en "temporales permanentes de destruccion creativa" (Capitalismo, Socialismo y Democracia)
  33. La llamada "teoría de la inestabilidad inherente". Posteriormente Hyman Minsky desarrollo esa percepción a través del estudio del ciclo financiero de las empresas (el llamado “ciclo de Minsky”). De acuerdo a esta visión, empresas que inician una área económica están, generalmente, bien financiadas y reciben ingresos suficientes como para cubrir sus costos y producir ganancia. Empresas que llegan a esa área posteriormente -confrontadas con una disminución de la tasa de ganancia- recurren a la deuda para financiarse. Esa tendencia continua hasta que eventualmente las empresas están recorriendo a prestamos incluso para financiar el pago de dividendos e intereses de deudas previamente contraídas. Puede incluso llegar a ser el caso que muchos “inversionistas” -realizando que “inversiones de corto plazo”, ya sea en acciones o bonos, etc, puede producir grandes ganancias, recurran a la deuda a fin de invertir. En algún momento algo sucede y el edificio completo colapsa, el resultado exacto dependiendo de cuan avanzado se este en el ciclo y cuan extensamente se haya difundido a través del sistema económico. (ver, por ejemplo Wolfson, Martin H: “Minsky’s Theory of Financial Crisis in a Global Context”, Journal of Economic Issues, 1ro de junio de 2002)
  34. Reseña de "La economía en una lección" de Henry Hazlitt, Juan Ramón Rallo Julián en http://www.liberalismo.org/articulos/59/
  35. “Ud puede sentir, Sr Presidente, a estas alturas, que mi crítica es mas obvia que mi simpatía. Pero ese no es verdaderamente el caso. Ud permanece, en mi opinión, el gobernante.... que ve la necesidad de un cambio profundo de medios y está tratando de lograrlo sin intolerancia, tiranía o destrucción...” (Keynes, Carta abierta a Roosevelt, punto 14) y “Pero mas allá de esto, no se ven razones obvias para un sistema de socialismo estatal. No es la propiedad de los medios de producción lo que es importante que el Estado controle. Si el Estado es capaz de determinar el uso agregado de recursos dedicados a aumentar los instrumentos (Keynes usa esa palabra para designar bienes de capital) y la tasa básica de recompensa a quienes los poseen, habrá logrado todo lo que es necesario. Aún más, las medidas de socialización necesarias pueden ser introducidas gradualmente y sin romper la tradición general de la sociedad” (Teoría general, etc, cap 24)
  36. comentario sobre "A dónde va la Gran Bretaña" (Trosky) en http://www.marxists.org/history/etol/document/comments/keynes01.htm
  37. Marx y Keynes: Paralelismos siniestros- en http://www.liberalismo.org/articulo/383/40/
  38. . Curiosamente parece haber aquí un acuerdo entre Keynes y su gran oponente, Von Mises, por lo menos en relación al papel del dinero. En efecto, Von Mises dice, en relación a la Ley de Say: "Las mercancías, decía Say, se pagan en última instancia no con dinero, sino con otras mercancías. El dinero es solamente el medio de intercambio generalmente empleado; juega sólo el papel de intermediario. Lo que, en definitiva, el vendedor quiere recibir a cambio de las mercancías vendidas son otras mercancías". Von Mises: Lord Keynes y la Ley de Say (en http://www.liberalismo.org/articulo/341/40/ )
  39. . Generalmente con un rol autónomo dentro de ciertos objetivos, tales como fijar la tasa de interés a fin de promover crecimiento económico y estabilidad monetaria
  40. Luis Orduna Díez (2005) Las ideas de keynes para el orden economico mundial
  41. Ya Adam Smith había observado: “Cuando la guerra viene, los políticos son tanto incapaces como reluctantes de aumentar los impuestos en proporción al aumento de los gastos. Son reluctantes porque temen ofender a la gente, quienes, debido a un aumento tan súbito y mayor en los impuestos, pronto la encontrarían inconveniente... La facilidad del empréstito los libra de ese predicamento.. A través de préstamos ellos, con un aumento muy moderado en los impuestos, pueden levantar, año tras año, el dinero suficiente para conducir la campaña y a través de la práctica del financiamiento perpetuo se les permite, con el mínimo aumento de los impuestos (a fin de pagar los intereses de la deuda pública) levantar anualmente el máximo de dinero (para financiar la guerra)” - Adam Smith, La riqueza de las naciones (1776). Libro V, Capítulo 3, Artículo III: De la Deuda Publica -
  42. Veo el aspecto “rentier” del capitalismo como una fase transicional que desaparecerá cuando haya efectuado su labor. Y con la desaparición de esa fase rentier mucho mas sufrirá un cambio profundo. Será además una gran ventaja del orden de cosas que estoy proponiendo, que la eutanasia del rentier, del inversionista sin otra funcion, sera una continuación prolongada y gradual de lo que hemos visto hace poco en Gran Bretaña, y no necesitará una revolución. (J.M. Keynes: Teoría general, etc, cap 24)
  43. Gold and Economic Freedom.- Alan Greenspan (en inglés) en http://www.321gold.com/fed/greenspan/1966.html
  44. Ludwig von Mises Lord Keynes y la Ley de Say -Traducido por Juan Ramón Rallo Julián
  45. "Harry Dexter White, un comunista en el FMI" por Francisco Cabrillo en http://www.libertaddigital.com/index.php?action=desaopi&cpn=16988
  46. “Introducción a la Economía Política” de Wilhelm Röpke – Unión Editorial SA – ISBN 84-7209-019-1
  47. Röpke parece avanzar aquí el mismo argumento que los partidarios de la escuela austriaca avanzan cuando confrontan crisis: el problema es- se aduce- que hubo “demasiada prosperidad” -entendida como exceso de demanda- con anterioridad. Dejando de lado si eso es correcto (lo que Lionel Robbins -uno de los proponentes iniciales de la sugerencia - llego a dudar: “A partir de la asunción que el diagnóstico de liberación monetaria excesiva e inversiones erróneas fuera correcto -lo que ciertamente no es un asunto resuelto"), dos problemas permanecen irresueltos: que hacer al respecto y el por qué no lo proponen durante el período de “prosperidad inflacionista” misma. El ejemplo más reciente y notorio de este problema es el de Alan Greenspan, quien, a mediados del 2007, durante la burbuja que precedió a la La crisis de liquidez de septiembre de 2008, respondió -cuando se le advirtió de las consecuencias de la gran expansión de deuda -tanto individual como nacional- que estaba sucediendo- que en todo caso esa deuda no era problema (“Tales temores ignoran un hecho fundamental de la vida moderna: en una economía de mercado, el aumento de la deuda va de la mano con el progreso”), dando así origen a lo que llego a ser conocido como el “Greenspan Put” (“no importa que sea lo que falle, la Reserva Federal lo rescatará a través de crear el suficiente dinero barato para sacarlo de sus problemas”). Sin embargo, y con posterioridad, al comienzo de la crisis, Greenspan rastreó su origen al “exceso de crédito” (“La accesibilidad de crédito doméstico barato y aparentemente sin límite alentó una locura de construcción y compra.. lo que sucedió a continuación es ahora una historia penosamente familiar”. )-, Alan Greenspan, “The Age of Turbulence: Adventures in a New World. New York: Penguin Press. ISBN 1-59420-131-5. OCLC 122973403 capt 18, -“Cuentas corrientes y deuda”- y “Epílogo” respectivamente)
  48. J. M. Keynes (1940): How to pay for the war: a radical plan for the chancellor of the exchequer. En esa obra Keynes argumenta a favor de financiar los gastos de la guerra mediante los impuestos y imposición de ahorros obligatorios sobre la población, lo que, en su opinión, tendría el beneficio adicional que produciría un auge en la demanda posteriormente a la guerra. (de hecho, durante la Segunda Guerra Mundial esa propuesta fue implementada tanto en Inglaterra como en EEUU. contribuyendo en ambos países de gran manera a los gastos de guerra y después, con el retorno de los ahorros a los individuos, a la prevención de la deflación)
  49. El punto es indudablemente complejo, pero es difícil entender como un autor de la talla de Röpke -quien era un importante miembro de la Sociedad Mont Pelerin- parece no tener familiaridad con el concepto de ahorro forzado (ver A. von Hayek (1932): A Note on the Development of the Doctrine of "Forced Saving"). Cualquier estudiante de Keynes debería saber que este trazaba su posición en este respecto a las sugerencias de Wicksell en relación a la “Teoría del ahorro forzado” (ver Knut Wicksell: Selected Essays in Economics, Volume I VOLUNTARY OR FORCED SAVINGS?) de acuerdo a las cuales los aumentos de inversión debido a aumentos de la masa monetaria producen, ex post, una cantidad de ahorro igual al aumento inicial de la inversión. En otras palabras: la financiación inicial de una inversión mediante el crédito conduce a una alza de precios que reducen la demanda en relación al circulante post crédito (pero la aumenta en relación al circulante antes del crédito) y producen, post facto, el ahorro requerido para financiar el crédito inicial. Esta propuesta invierte las percepciones de la teoría económica precedente: no es el ahorro lo que produce la inversión, si no más bien al revés. Ver, por ejemplo, acerca de la posición de Keynes: Michael C. Lovell (1963): A Keynesian Analysis of Forced Saving. Acerca de las posiciones de Wicksell: UNIVERSIDAD DE ALCALA  Profundizando y renovando las bases de la economía marginalista: equilibrio monetario y teoría del interés (punto 3.5 La tercera etapa del mecanismo indirecto: la estabilización del sistema.) - Bertil Ohlin (1937),: Some Notes on the Stockholm Theory of Savings and Investment I.- Mas en general: Jürg Niehans (1965): Interest Rates, Forced Saving, and Prices in the Long Run; F JIMENEZ: EL DINERO Y SU RELACION CON LOS PRECIOS: ANALISIS CRITICO DEL MONETARISMO NEOCLASICO AL TRATADO DEL DINERO DE KEYNES
  50. Esa situacion había sido ya esclarecida por Irving Fisher, a quien Keynes referencia varias veces y con cuyo trabajo cualquier economista -incluso en los tiempos de Röpke- deberia estar familiarizado.
  51. Michael Kumhof Fiscal crisis resolution: Taxation versus Inflation
  52. E incluso la derivación de tal visión no debería haber sido una gran novedad para Röpke. Ya Ricardo había observado: "Las solicitudes de dinero al Banco, entonces, dependen de la comparación entre la tasa de ganancia que se puede obtener por el uso de ese dinero y la tasa a la cual ellos (Los Bancos) están dispuestos a prestarlo. Si cobran menos que la tasa de interés del mercado, no hay límite a la cantidad de dinero que no podrían prestar - si cobran más que esa tasa, nadie, sino los usureros y los derrochadores, será encontrado para tomar empréstitos de ellos" David Ricardo: On the Principles of Political Economy and Taxation.- Chapter 27: On Currency and Banks, párrafo 33 (en inglés en el original)
  53. Por ejemplo: "Se dice que Lenin declaró que la mejor manera de destruir el sistema capitalista es devaluar su moneda. Por un proceso contínuo de inflación, los gobiernos pueden confiscar secretamente, sin ser observados, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos. A través de este método ellos no solo confiscan, sino que confiscan arbitrariamente; y mientras el proceso empobrece a muchos, enriquece a algunos..... Y en la medida que la inflación avanza y el verdadero valor de la moneda fluctúa libremente mes a mes, todas las relaciones permanentes entre depositantes e inversionistas, que forman las bases últimas del capitalismo, llegan a desordenarse de tal manera que empiezan a carecer de sentido, y el proceso de generación de riqueza degenera en una lotería y una apuesta. (...) La inflación de los sistemas monetarios europeos ha llegado a límites extraordinarios. Los gobiernos beligerantes, incapaces o demasiado tímidos o faltos de previsión para asegurar a través de empréstitos o impuestos los recursos que necesitaban, han imprimido billetes por el balance..- ( J.M. Keynes: The Economic Consequences of the Peace (1919) cap 6)
  54. Para ser quizás mas justos con Röpke que lo que él es con Keynes, es posible que su crítica se dirija no tanto a Keynes como a una de las implementaciones del keynesianismo mas conocidas en Europa: las “Finanzas funcionales” de Abba Lerner. ya que el tercer principio de esas finanzas argumenta que el gobierno debe imprimir dinero a fin de financiar sus proyectos, sin cuidado a los principios de las “finanzas sanas”. Sin embargo, Röpke encontraría difícil mantener su acusación contra esa aproximación, dado que otro de sus principios -el segundo- específicamente menciona que la acción estatal debe buscar evitar la inflación. Ver Finanza funcional
  55. Edmund S. Phelps, Antoni Bosch Domènech: Economía política especialmente capt XXI: “La inflación; sus causas y su control”
  56. John Petroff: COMPARACIÓN ENTRE EL MODELO CLÁSICO Y EL DE KEYNES
  57. Valpy FitzGerald: MODELOS MONETARIOS Y CONTROL DE LA INFLACIÓN EN LAS ECONOMÍAS DE MERCADO EMERGENTES
  58. Por ejemplo: “La inflación aparece como un mecanismo por el que las diversas fuerzas sociales, que se instalan a su turno en el poder, logran asegurar el valor real de sus ingresos. Es decir, que la inflación no es ni un fenómeno neutro, ni aséptico, o una especie de maleficio... sino que hay grupos sociales que.. se benefician de ella.” Jürgen Schuldt, Alberto Acosta: Inflación: enfoques y políticas alternativos para América Latina y el Ecuador p 9
  59. Esteban Mercatante: Keynes, la inflación y los salarios
  60. En la medida que tales acciones son percibidas por diferentes sectores ya sea como inímicas al crecimiento económico o como tentativas de hacer recaer los los costos de la prosperidad general sobre un sector determinado o excluir a ese sector del beneficio de tal prosperidad
  61. Keynes mismo plantea este punto. Él considera que el aumento de precios en relación a los salarios representa una transferencia potencial de recursos al estado, si éste extrae impuestos sobre tales excesos de ganancia dada la misma producción. Para un análisis más detallado de esto y problemas asociados, ver: Allan H. Meltzer: Keynes's Monetary Theory
  62. por ejemplo: Mario Rapoport aduce: "En este sentido, la inflación afecta el reparto de las riquezas, mientras que la deflación la producción de bienes. Pasamos por alto que la realidad es más compleja y supone, en cada caso, situaciones distintas y ganadores y perdedores diferentes. Pero Keynes concluye, “la inflación es injusta y la deflación inoportuna. Quizás la deflación es la peor de las dos si se hace abstracción de inflaciones extraordinarias como la de Alemania” (en 1923). En efecto, en un mundo empobrecido “es peor provocar desocupación que frustrar al rentista en sus esperanzas” aunque “los dos son males a evitar” (pág. 75)." en Volviendo a Keynes y a la inflación
  63. Fabozzi, Franco Modigliani, Michael G. Ferri, Margarita Gómez Escudero: MERCADOS E INSTITUCIONES FINANCIERAS esp pp 193
  64. Mohameden Ould-Mey, por ejemplo, argumenta que la devaluación de la moneda contribuye a la transferencia de recursos desde el Sur al Norte": Currency Devaluation and Resource Transfer from the South to the North
  65. famosamente, Keynes respondió a quienes predicaban paciencia con la crisis "porque se resolvería sola en el largo plazo" que: "En el largo plazo todos estaremos muertos"
  66. Paul A. Samuelson: The Pure Theory of Public Expenditure
  67. Esto es uno de los problemas centrales de la economía "ortodoxa", en la medida que pone en cuestión una asunción básica: si los individuos se comportan racionalmente, porque ni los precios ni los salarios bajan cuando -de acuerdo a esa asunción- deberían hacerlo?. Daniel Kahneman ha explorado el asunto, llegando a la conclusión que consideraciones de “justicia” influencian esas decisiones. Esta percepción provee una fundación a algunos de las asunciones keynesianas. En las palabras de Kahneman: “Es plausible que el estado sepa más acerca de las futuras preferencias de los individuos que los individuos mismos saben en el presente” en “New Challenges to the Rationality Asumption” -Journal of Institutional and Theoretical Economics” 150, (march 1994) p 18-36.- Ver también: D Kahneman,- J. Knetch y R. Thaler: “Fairness and the Assumptions of Economics” -Journal of Business, 59, (October 1986b) p S285-S300.- Por ese trabajo, Kahneman compartió el Premio Nobel de Economía con Vernon Smith en 2002.
  68. Scitovsky, Tibor (1941). «A Note on Welfare Propositions in Economics». Review of Economic Studies 9 (1):  pp. 77–88. doi:10.2307/2967640. .- Ver tambien: Fonseca, Gonçalo L.. «The Paretian System: Scitovsky Reversals and the Double Criteria».
  69. Leijonhufvud argumenta que la síntesis esta basada en un equilibrio walrasiano, lo que sería contrario a la vision de Keynes, para quien la economia es, fundamentalmente, un proceso en desiquilibrio.- Ver "Keynesian Economics and the Economics of Keynes", en AER, 1968.
  70. Roy Jeffrey Rotheim - 1998 New Keynesian economics/post Keynesian alternatives
  71. Ver M Lavoie - 2002 A post-Keynesian alternative to the New consensus on monetary policy

Véase también


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