Historia medieval de España

Historia medieval de España
Mapa de España del s. XVIII. Aún no estaban establecidas las provincias y comunidades actuales y conserva divisiones aún muy medievales: Granada y Andalucía se encuentran como distintos territorios. Incluso Vizcaya (Vizcaia en el mapa) ocupa al antiguo condado de Castella. llegando casi a Oviedo. Los territorios por tanto en pleno s. XVIII aún no estaban bien definidos y los nombres de cada región estaban en constante cambio.

La historia medieval de España abarca desde la caída del Imperio romano de Occidente en el siglo V (aunque no deja de ser un periodo de transición) hasta el fin de esta edad, que tradicionalmente se considera finalizada a mediados del siglo XV en Europa y en España marca un año significativo el de 1492 con el descubrimiento del nuevo mundo y la conquista de Granada expulsando de la Península Ibérica a los musulmanes.

Tras la caída del Imperio Romano de occidente hasta el s. VII España estuvo integrada en la Hispania wisigothorum (Reino de Toledo). Partes de ella las dominaban los suevos, vándalos y alanos, incluso el Imperio bizantino en tiempos del emperador Justiniano I poseyó el levante español. La España visigoda aunó esfuerzos para unificarla conforme a la herencia romana[1] y consiguió unificarla finalmente con el rey Suintila, el que expulsará a los bizantinos en el año 620.

Tras la caída del Reino de Toledo por las tropas musulmanas aprovechando la guerra entre el hijo del rey Witiza, Agila II y Don Rodrigo (Roderico). La ayuda prestada al hijo del rey se convirtió en traición y sirvió para tomar Hispania, que dos años después de la batalla de Guadalete estaban asediando Cæsar Augusta (Zaragoza). Tras esto surgieron núcleos cristianos de oposición al dominio islámico en la península, como el Reino de Asturias que se hizo fuerte tras la batalla de Covadonga, surgiría del reino de Asturias el reino castellano, que en principio se denominaba Condado de Castella. Surgieron núcleos más al este como el Reino de Navarra, y algunos núcleos de resistencia en los Pirineos, como Aragón, Pallars, los condados catalanes... que serían absorbidos por la marca hispánica que representaba un protectorado y bastión cristiano en la península comandado por el Imperio carolingio.

Tras esto Castilla se hizo fuerte y se independizó del entonces Reino Astur-leonés reinando Ramiro II. Más tarde se configurarían en España una serie de reinos: Castilla, León, Aragón y Navarra, siendo Castilla el más importante extendiéndose su lengua (el castellano) por toda Hispania, llamado erróneamente español, siendo españolas también las demás lenguas hispánicas que convivían entonces: asturleonés, castellano, euskera, aragonés, mozárabe, ladino, gallego y catalán. En el s. VIII comienza una nueva mentalidad de reconquista, inspirado en recuperar la antigua Hispania wisigothorum, aunque, en realidad, estos núcleos cuando estaban los visigodos en el poder estaban en contra de éste. Desde la Hispania visigoda se consiguió a volver a unir a Hispania casi en su totalidad en 1492 con la conquista de Granada y antes habiéndose unido en matrimonio los Reyes Católicos. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Felipe II heredaría entre multitud de territorios extrapeninsulares a Portugal uniéndose así de nuevo totalmente a Hispania. Portugal se volvería a independizar en las simultáneas revueltas de Cataluña y Portugal.

Contenido

El ocaso de la Hispania romana

Artículo principal: Hispania
Hispania en el año 560.

Desde el s. III al s. V, diversos pueblos germánicos habían cruzado Hispania, fundamentalmente los suevos y los vándalos; amén de los alanos, de origen asiático. Hacia el 409 o 410, se tienen noticias de la entrada por los Pirineos de un número no determinado de suevos. Hacia el año 456, otro pueblo germánico, los hérulos atacaron distintos enclaves de las costas cantábricas.

El resto de la península pasa a manos visigodas, pasando a formar parte del Reino visigodo de Tolosa, con capitalidad en Tolosa (Toulouse, actual Francia). Las oleadas de conquista se sucederán con posterioridad, pero ahora para ocupar espacios donde domina todavía el Imperio Romano.

En el año 476 los visigodos ya se habían asentado en la península Ibérica y en el 490 termina el grueso de las migraciones desde el norte. Más tarde serían expulsados de las Galias por los francos y Atanagildo establecería una nueva capital en Toledo durante su reinado.

La Hispania visigoda

Artículo principal: Hispania visigoda
Reino visigodo durante Leovigildo, año 586.

Los visigodos no controlaban toda Hispania. En la parte noroeste estaba el reino de los suevos. Toda la cornisa cantábrica, desde la cordillera hasta el mar, zona poco romanizada, estaba dominada por astures, cántabros y vascones. La monarquía visigoda conoció un momento de debilidad durante el siglo VI. Al menos dos reyes son asesinados sucesivamente, Teudiselo y Agila I, y en distintas zonas de la península se producen sublevaciones de terratenientes contra la autoridad real (Córdoba, Sevilla y Mérida, estas dos últimas capitales del reino).

El imperio bizantino aprovechó la oportunidad con Justiniano I para ocupar un amplio frente de costa desde Alicante hasta la costa sur-atlántica portuguesa, incluyendo el norte de África y las Islas Baleares. El nuevo territorio conquistado se denominó Provincia de Spania, y se estableció su capital en Carthago Spartaria (Cartagena) controlando buena parte del Mediterráneo hispano y el estrecho de Gibraltar, y con ello el comercio.

Atanagildo trasladó la capital a Toledo. Gracias a la decidida acción política de Leovigildo (573-586) se produjo en la segunda mitad del siglo VI un fortalecimiento de la monarquía, con logros en diversos campos. Consiguió cierto nivel de estabilidad de la monarquía con reformas monetarias, restableciendo el control soberano sobre territorios que se habían declarado independientes en la primera mitad del siglo VI, la conquista del Reino Suevo, así como contra las instalaciones bizantinas, muchas de las cuales pasaron de nuevo a manos visigodas.

No obstante, la pretensión de Leovigildo de unificar el país religiosamente, con base en el arrianismo, fracasó. Vivió sus peores horas con la sublevación de su hijo Hermenegildo en el sur, convertido al catolicismo. Hasta el 584 no se restaurará la paz con la derrota del hijo a manos del padre. Fue su hijo y sucesor Recaredo (586-601), hermano de Hermenegildo, quien logró esa unidad religiosa, pero tomando como base el catolicismo. Se exteriorizó la conversión del rey y de Baddo, su esposa, en el trascendental III Concilio de Toledo. Es después de esta conversión cuando se considera que alcanza su cénit la cultura visigótica en Hispania.

La relativa paz que se respiraba con Leovigildo y Recaredo, se ve truncada nuevamente. Se suceden Liuva II, Witerico, Gundemaro y Recaredo II y de ellos, el que no es asesinado, incluso siendo menor de edad, muere en extrañas circunstancias. Únicamente Suintila (621-631), gran general, termina por expulsar a los bizantinos en el 620.

Recesvinto (649-672) será reconocido por su labor legislativa de corta duración (Liber Iudiciorum), mejorada por Wamba, pero que influirá de manera notable en los fueros locales a partir del s. X.

Una guerra civil tras la muerte del rey Witiza propiciará la caída del Reino visigodo de Toledo.

Al-Ándalus. La dominación islámica de Hispania

Artículo principal: Historia de Al-Andalus
Torre del oro. Sevilla.
  • El primer periodo es el de Waliato que va del 711 al 756.
  • El segundo es el Emirato que va del 756 al 929 que sigue habiendo dependencia en el plano religioso, todavía no se autotitulan califas.
  • El califato embarca desde 929 a 1031 y ya se consigue cierta independencia religiosa.
  • A partir del 1031 se dan los reinos taifas que están sujetos a múltiples variaciones que se unificaron otra vez tan solo con la llegada de invasores procedentes del Norte de África: Almorávides y Almohades, ya desde 1232 hasta el 1492 permanece tan solo el reino Nazarí de Granada.

Al-Ándalus es como denominaron los musulmanes a Hispania y era un concepto más político que geográfico.

La firma de los pactos o Amas es lo que permitió las rápidas conquistas en otras zonas y también será eficaz en algunas otras, se integraban de forma prácticamente inalterada a la nueva estructura. A sus antiguos dirigentes los musulmanes les dejaban en un poder limitado y eran cristianos, los llamados dimmies y eran miembros de la antigua aristocracia visigoda y fueron firmando los pactos de capitulación, también se integraron otros grupos mediante pactos de clientela o Wala, se convertían al Islam y tenían obligaciones.

No hubo voluntad colonizadora por parte de los musulmanes, se establecieron algunas guarniciones militares cuyos topónimos han pervivido con la raíz qalat, eran asentamientos para asegurar las rentas, hubo establecimientos de bereberes en el Valle del Duero con misión militar. La población autóctona conservó su religión en la mayoría de los casos, aunque hubo conversiones sobre todo de libertos y campesinos.

Se recuperaron asentamientos muy primitivos, ocuparon poblados celtas e íberos para poblarlos de habitantes autóctonos. Estos lugares se procederá a fortificarlos y convertirlos en Castillos para oponerse al poder andalusí, esto fue más común al norte. Lo primero que interesó fue la recaudación tributaria y también se encargaron del reparto del botín. Los bienes se dividen en dos categorías: bienes muebles o amwal y los bienes raíces o aradi (tierras), esto indicaba que había un régimen fiscal distinto para cada caso.

A partir del 730 se endureció el régimen fiscal hacia los walíes, se da pobreza, malas cosechas y un levantamiento de los bereberes que quieren igualdad iniciado en el norte de África y en el 740 hay una gran revuelta que salpica a toda la península hispánica y los árabes buscan el apoyo de Cartago. La revuelta es sofocada y las consecuencias traerán el abandono de los bereberes de los puntos estratégicos de la península hispánica como el valle del Duero y emigran hacia Mérida. El Duero quedará despoblado (desierto del Duero). La frontera con los cristianos es un espacio casi despoblado. Los refuerzos venidos desde Siria refuerzan esta presión sobre los bereberes.

Desde el punto de vista económico se pacta la entrega a estos nuevos árabes de una parte de los tributos que debían pagar a los walíes y dimmíes. Hubo un incremento de la presión fiscal y se comienzaron a romper los pactos.

En más de una ocasión los dirigentes de las marcas buscan la alianza con los cristianos del norte, no existe un claro choque entre civilizaciones se solían unir con el poder emiral. Como ejemplo se da la revuelta de Musa en Tudela, se alió con la familia cristiana de los Arista se enfrentaron al emir y crearon un dominio territorial en la marca superior.

La conquista islámica de la península

En el año 700 Witiza es asociado al trono por su padre y en el 702 sube al trono. Existen dos grandes facciones de la aristocracia, los witizas y la aristocracia comandada por Don Rodrigo que era un caudillo apoyado por la aristocracia del antiguo rey Ervigio. Durante el reinado de Witiza hay conflictos aristocráticos, época de hambre, mortandaz. La iglesia también está en crisis, la aristocria visigoda ocupa los cargos más importantes en la iglesia y no eran los más aptos para el puesto. En el 710 muere Witiza y Don Rodrigo se proclama rey por exhortación del senado aunque parece que existió otro rey del que apanas sabemos nada, Achila II o Agila II, apoyado por la aristocracia Witicia que encabeza la revuelta contra Don Rodrigo en el 710. Ahorase producela incursión del bereber Tariq y a partir de ese momento se entrelaza la historia con la leyenda. Rodrigo hace frente a los judíos, bizantinos y bereberes. Tariq derrota a Rodrigo en al batalla de Guadalete donde Rodrigo acude desde el norte que estaba pacificando. En esta batalla los hijos de Witiza ayudan a Rodrigo para después abandonarle e incluso traicionarle. También existe la posibilidad de que los bizantinos pactaran con los musulmantes.

Más tarde Tariq marchará hacia Écija, Córdoba, Toledo, Guadalajara y allí es llamado a una reunión con su gobernador Musa ibn Nusair interesado por los tesoros obtenidos durante el saqueo de Hispania. En el 712 Musa atraviesa el estrecho con 18.000 hombres, entre bereberes y árabes, posteriormente la cultura muslumana impregna toda Hispania pero será un proceso lento. El encuentrose en Talavera y se unen los dos contingentes, ascienden al valle del Ebro y el del Duero pasando por Soria y más tarde Galicia, también pasaron por Asturias, la cordillera Cantábrica, en los Pirineos aunque no pudo conquistar Asturias que aguantó como núcleo cristiano de resistencia.

Pronto Musa abandonó Hispania, ya que, el Califa le reclamaba para discutir un problema que surgió por la repartición de los botines. Los botines se dividían en bienes muebles podían ser repartidos libremente entre los conquistadores salvo 1/5 que pasaba al estado y el botín raíz pasaba íntegro al estado y este podía adjudicarlos, Mussa y sus tropas no lo sabían y entendieon que el botín raíz (las tierras) se podían repartir también entre los conquistadores y Mussa repartió las tierras entre éstos por lo que fue deportado y su hijo se encargó del gobierno de Al-Ándalus pero aún dependiente del Norte de África. Abd al-Aziz expande los territorios los siguientes walíes aumentan aún más las limes en el norte. Hacia el 714-716 la conquista ya era un hecho, lo fundamental era conseguir los pactos de capitulación muy favorables para los vencidos, que a cambio de un tributo podrían mantenerse en el poder de su feudo.

Los musulmanes animados tras ocupar casi toda Hispania cruzan los Pirineos e intentan conquistar el reino de los francos y fueron derrotados estrepitosamente en la Batalla de Poitiers.

El emirato Omeya independiente

En Arabia mientras tanto estalla la revolución Abbasí que acabará con el califato Omeya, toda la familia es asesinada excepto Abderramán I, el emigrante que en el 750 escapa y va reuniendo apoyos por todo el norte de África donde intentará establecerse. Al no conseguirlo se traslada a Al-Ándalus en busca de apoyos suficientes para gobernar allí, donde los árabes apoyarán a Abderramán I por ser partidarios del califato Omeya, ya que tenían recelos de los abbasíes que eran defensores de teorías religiosas no ortodoxas de forma similar a los bereberes. Abderramán trató de imponerse pero aún tenía multitud de opositores a sus pretensiones de gobernar Al-Ándalus por lo que se produjo la batalla de Musaza en la que salió victorioso y desde entonces no hubo oposíción a su poder. Se instaló en Córdoba comenzando un Emirato independiente, el emir se consideraba príncipe con autoridad religiosa pero no tanta como el califa.

Sin embargo, los árabes le dejaron de apoyar como antes porque Abderramán I ganó la batalla de Musaza con la ayuda de mercenarios del norte de África a los que tuvo que pagar con el dinero de las arcas de Al-Ándalus. Además los apoyos que reciben cargos son bereberes o cristianos y por ello se oponen los religiosos y los árabes cada vez más a su régimen. Abderramán I reforzó la guardia de palacio, concedió tierras (en usufructo vitalicio) a los fieles, creó una aristocracia a su servicio, levantó la corte, mandó construir murallas y reforzar las existentes... Su política chocó con la forma de administración anterior llevada a cabo por los antiguos walíes, que hasta ahora se habían dedicado a a enriquecerse en Hispania. Ahora se produce una islamización en Al-Ándalus. Uno de los primeros en comenzar este proceso es Hisan I (hijo del emir Abderramán). Surgen escuelas para volver al Islam más antiguo como la Malawi, y llegan del norte de África los alfaquíes que son maestros del Islam, dirigen la comunidad espiritualmente, participan en las decisiones de la corte... y a la vez van a representar un grupo de presión. Se efectúan campañas contra los considerados politeístas: los critianos (astures y mozárabes).

El siguiente emir es Al Hakam I que era muy enérgico y tuvo problemas con los visigodos al no cumplirse ya los pactos de capitulación. Surgen problemas fronterizos con los cristianos del norte, a lo que se suma la oposición de los cristianos dimmies, los bereberes y los gobernadores de las zonas fronterizas. Realmente la unión no se dará nunca en Al-Andalus. Los andalusíes hablan de tres fronteras con el Norte: la marca superior, Taga, con centro en Zaragoza, donde predomina la población clientelar de origen visigodo y que durante varios episodios será independiente; la marca inferior, con la mayoría de los bereberes dispuestos también a sublevarse, tiene su centro en Mérida; y la marca media, con centro en Toledo y población mayoritariamente mozárabe. El gobierno de Al Hakam I se ve salpicado de autonomías en Toledo, Aragón, hay revueltas incluso en la capital, Córdoba, esta situación supone el precedente de la crisis del emirato. Se dará la famosa revuelta de los arrabales que será sofocada.

En el año 822 sube al trono Abderramán II que se dedica a multiplicar los gastos en santuarios, reforzar la corte y fue objeto de varias revueltas en las marcas y en Córdoba. En las marcas destaca la revuelta de Toledo que era bastante independiente. En su reinado se produce la revuelta de Musa y la gran revuelta de Córdoba que desde el punto de vista militar fue aplastada pero culturalmente se mantuvo influyendo en la siguiente generación andalusí.

Entre el 850 y el 859 se producen revueltas mozárabes en Córdoba que son crisis de martirios voluntarios, monjes que insultaban a la religión islámica y que fueron torturados y convertidos en mártires, hasta que las autoridades cristianas lo prohibieron. Se produce también la ruptura de los pactos de capitulación, y hay una disminución de la tolerancia religiosa hacia los cristianos.

En los distritos fortificados se da una progresiva feudalización. En el s. IX se mantenía la dependencia con Córdoba pero solo en teoría, sus gobernantes ocupan el cargo de manera que el emir no podía revocar los títulos ya que los gobernadores tenían el cargo como un señorío (Tasgil). Existe también una base patrimonial de tierras y rentas derivadas en régimen de Iqtá. El emir lo único que hace es ratificar los cargos. Las revueltas son evidentes, buscan apoyos cristianos. Todo esto incrementa la debilidad del poder central y una situación de inseguridad. Se multiplica la aparición de caudillajes (señoríos fronterizos cuya población está sometida poder real). Con esto se pretende hacer renacer la sociedad feudal. Se dan revueltas incluso con elementos extrapeninsulares como los ataques normandos.

La primera incursión vikinga se dio en el 844, en época de Abderramán II. Serán derrotados por el monarca astur Ramiro I, después bordearán la fachada atlántica y saquearán Lisboa y más tarde Sevilla entrando por el Guadalquivir. El emirato se vio obligado a desviar las tropas de la marca superior para doblegarlos. Al-Andalus se fortificó por iniciativa de los señores feudales, y también hubo fortificaciones de los gobernadores fieles al emir.

Se constata la existencia de torres defensivas en la costa y los ribats (fortificaciones de carácter religioso y militar) desde donde se hacía la guerra santa por los defensores de la fe (Yihad), estas serían las predecesoras de las órdenes militares cristianas. Se concentran en zonas costeras y valles de los ríos para fortificar las entradas. Se cree que los ribats no son fortificaciones simples sino regiones de concentración de fortificaciones.

En época de Muhammad I hubo otra incursión normanda que llegó a hacer prisionero al rey de Pamplona, y saqueó Galicia, Lisboa, Algeciras... A raíz de esto el rey de Pamplona buscará apoyos cristianos y no de rebeldes musulmanes. El último emir fue Abderramán III.

La época califal

El año 929 el emir Abderramán III ponía fin a la teórica decadencia religiosa del Islam peninsular respecto a Bagdad y se proclamaba califa o sucesor del Profeta y jefe de los creyentes. El título lo usarían sus herederos hasta la desintegración de Al-Ándalus en los primeros años del s. XI. Dicho título cuestionaba los derechos de los fatimíes que, desde el norte de África pretendían reunificar el mundo musulmán como sucesores de Fátima, la hija del profeta.

Se nombró Califa para realzar su figura personal y conseguir el apoyo de los fatimíes del norte de África con el fin de alejar a los fatimíes de las rutas comerciales controladas por los mercaderes de Al-Ándalus. Otro de sus objetivos fue modificar la organización militar introduciendo en el ejército a mercenarios beréberes, esclavos y eslavos comprados en los mercados europeos.

Al-Ándalus se convertirá en una gran potencia económica y militar. Sin embargo a finales de siglo la figura del califa perderá prestigio y el poder lo tomará Almanzor y sus descendientes. Años después habrá una guerra civil entre los jefes militares que durará 20 años. En 1031 termina el califato omeya y será sustituido por señoríos o reinos independientes al mando de jefes militares árabes, eslavos o bereberes.

Los reinos cristianos del norte

La aparición de los reinos hispanocristianos del norte plantea una serie de problemas de interpretación que aún siguen sin resolverse. Con una visión amplia se podría decir que el origen de los reinos hispanocristianos estuvo relacionado por un lado con la pervivencia de la tradición romana y visigoda en estas regiones del norte peninsular, ligada a la cual habrá otra herencia cultural de carácter indígena. Todo esto englobado dentro del cristianismo.

La tradición política romana y visigoda quedó rota con la invasión musulmana a partir de ahí la monarquía desaparece y en su lugar surge un poder islámico dominante. La batalla de Covadonga supuso un punto de inflexión sobre la expansión musulmana en Europa. Los musulmanes, sin embargo, en toda la península suponían una minoría que necesitaba de adaptarse a la tradición goda. Para ello fueron tolerantes con las tradiciones godas permitiendo al que lo quisiera asociarse con el poder musulmán e integrarse en el imperio. Muchos obispos pudieron conservar su diócesis en el territorio de Al-Ándalus.

El Reino Astur-leonés

Estatua de Don Pelayo con la Cruz de la Victoria.
Artículo principal: Reino de Asturias

A raíz de la invasión musulmana de Hispania surgieron tres focos de resistencia: el astur, el navarro-Pirenaico y el catalán. Con excepción de este último, en el que la tradición visigótica tiene más fuerza, en los otros casos nos encontramos con la evolución de la sociedad gentilicia tradicional con la incorporación de la influencia muladí y mozárabe. La evolución de la sociedad feudal supuso la transformación de los jefes de tribus y clanes en cabezas de linajes aristocráticos y la constitución de poderes territoriales y por encima de ello aparece un príncipe que a veces tiene el título de rey y otras de conde.

Se produce la aparición de la monarquía astur y, para su continuidad, es necesario que la idea la respalde la Iglesia. Los reyes astures representan a la monarquía cristiana, defensores de la España cristiana. En el proceso de institucionalización de la monarquía se ve el reflejo de la influencia mozárabe, con el ideal neogoticista con el propósito de reconstruir el antiguo reino godo y su monarquía transmitido a los astures por los clérigos mozárabes que huían hacia el norte. El problema es que los godos y las tribus estaban enfrentados antes de la invasión islámica, que se acabará olvidando creando un espíritu de reconquista de Hispania. La ganadería es fundamental y pasa a ser estabulada y los astures comienzan a desarrollar la agricultura que pasará a ser la actividad principal. Se pasa de una sociedad tribal y seminómada a un sedentarismo cada vez más acusado y se pasa de la propiedad comunal a la propiedad privada.

Se tiene noticia de Don Pelayo pero no se sabe casi nada, tan sólo que pudo ser uno de los oficiales de la corte goda que pudo resistir en Asturias. Las fuentes acerca de cómo llega a implantarse la monarquía son mínimas, se sabe mediante métodos arqueológicos que al principio era un proceso electivo de un grupo de poder formado por los jefes de los clanes o tribus. Estas elecciones eran similares a las visigodas. Poco a poco se aprecia una evolución a la monarquía hereditaria. En las redes de parentesco predomina la vía materna. Hay una serie de clanes astures que se turnaban en el poder y van reforzando su poder por medio de alianzas. Estas alianzas abarcaban desde Galicia hasta Vasconia y se tiene noticia de una alianza con el duque de Cantabria que era godo, lo que reforzó la influencia visigoda y romana.

Los núcleos de resistencia cristianos en los Pirineos

Reinado de Alfonso V de León

Estatua de Alfonso V de León en Madríd.
Estatua de Almanzor en Algeciras.
Representación pictórica de la muerte de Roldán en la batalla de Roncesvalles.

La monarquía leonesa atravesó, en este momento, su periodo de más debilidad porque el poder aristocrático estuvo muy desarrollado y el rey no pudo hacer nada sin contar con ellos. En época de Almanzor las campañas militares se repitieron año tras año y la repoblación se detuvo, los leoneses pagaron tributos a los musulmanes para evitar las incursiones.

A pesar de esta crisis la monarquía se reforzó como institución y el signo más característico de este fortalecimiento es la aparición del título de emperador, algo que heredan los reyes de León y Castilla. No hay ningún tratado de esta época y por ello no sabemos el grado de implantación. El estudio de diplomas es la única vía para estudiar esta situación. La conclusión a la que se ha llegado es que la monarquía evoluciona desde el caudillaje. La crisis de la monarquía en algunos casos es de sucesión al no estar claro el sistema de acceder al trono. Se va imponiendo la sucesión hereditaria debido a que la transmisión de bienes del rey se hacia también de esta forma, la monarquía se privatiza y se hereda. Esto crea estabilidad pero también un problema, los bienes pasan de padres a hijos pero cuando el rey tiene más de un hijo hay varias salidas, se repartían los territorios aunque dependían del hermano mayor que reinaba en León. Si el primogénito muere y todavía viven los hermanos, estos tienen preferencia sobre los hijos.

Los reyes de León quieren hacer compatible el poder real con el de estos príncipes de familia real y de la aristocracia. En el futuro esta compatibilidad se expresará mediante dos conceptos jurídicos, la soberanía que es un poder absoluto compatible y la potestad que es un poder absoluto incompatible y supremo. En la Península Ibérica estas cuestiones son todavía desconocidas.

Alfonso V de León celebró un concilio al que fueron obispos, miembros de la corte y los grandes magnates de León y Asturias y nos ha quedado el acta de ese concilio. Es evidente en este texto que el modelo que se sigue es el de las aulas regias en Toledo de época visigoda. Se expresa la idea de que el rey ejerce un poder superior frente a los otros poderes aunque no tienen facultad para intervenir en los territorios bajo otros poderes. Esta relación permite declarar el imperium leonés.

A lo largo del Pirineo hay otros reinos de resistencia. Su origen es deferente al del reino astur porque la influencia muladí en Navarra es mayor y también por la influencia del imperio carolingio. En la relación con los carolingios destaca la invasión carolingia de Roncesvalles para conquistar Zaragoza que fracasó por la sublevación de Sajonia y por la falta de entendimiento con el gobernador de Zaragoza y en la retirada fueron atacados por los vascones, Roncesvalles nos muestra la indefinición en la zona. En el 798 el hijo de Carlo Magno convocó una asamblea de grandes aristócratas desde Cataluña hasta Asturias en Toulouse donde todos estos príncipes prestaban vasallaje a Luis y reciben la orden de organizar sus territorios mediante fortalezas para incrementar el poder aristocrático y en épocas sucesivas surgen condados y familias vinculados que crean las genealogías del Pirineo. Este grupo aristocrático es la primera feudalización de esta zona. Destacan los Velasco en Navarra y los Aznarez en Aragón. Después se dará un proceso de fortalecimiento de estos linajes.

Surgen tres zonas principales vinculadas a estos linajes: la zona pamplonesa, aragonesa y La Rioja que es el área de expansión de la monarquía navarra aunque está expuesta a la influencia muladí desde el sur, el valle del Ebro está controlado por los Hannukasi, visigodos que se islamizan pero mantienen contactos con los carolingios y vascones. Plantea un juego de equilibrio político para mantener mayor autonomía de Córdoba y cuando los cordobeses quieren tributos los Hannukasi buscan el apoyo de los vascones.

La época mejor de los Hannukasi es la de Musa instaurándose en Navarra la dinastía Jimena que son aliados y tiene un significado político similar al reinado de Alfonso II en Asturias porque a partir de Sancho I la monarquía asturiana se declara independiente y empieza a desarrollarse dotándose de órganos políticos de gobierno en los que también tienen presencia los nobles. Esta monarquía lleva a cabo la conquista de la Rioja con los castellanos y los musulmanes del valle del Ebro, fueron tributarios de Córdoba y carolingios para mantenerse en el poder.

El condado de Aragón es un territorio en el valle del río Aragón con origen en los Pirineos centrales y después se extiende hacia el Sur buscando el valle del Ebro y se corresponde con el alto Aragón actual. Estos territorios tienen defensas naturales y que no fueron conquistados por los musulmanes. La marca superior islámica se crea para controlar a estas tribus y muy pronto quedan integrados en un imperio carolingio debido a la expansión del sur de Aquitania. Algunas fundaciones monásticas nos señalan la clave de la expansión carolingia por el Pirineo. Aparece la primera noticia del rey de Aquitania, después se documenta la entrada de otra dinastía que encabeza Aznar Galíndez que aparece como conde de Aragón y fundatario del rey de Navarra. Se da el desarrollo del feudalismo en la zona Pirenaica. Después se documenta la ruptura con los carolingios lo que supone un refuerzo de la vinculación con los muladí y una expansión de la influencia aragonesa hacia el este a los otros valles pirenaicos vecinos: Ribagorza, Sogabre y Pallars. Esta expansión se hace contando con el apoyo navarro, quedando estos territorios bajo el poder hegemónico a principios del XI.

Los condados catalanes

Condados de la Marca Hispánica.

Cataluña era un territorio más poblado y rico que los anteriores, las condiciones políticas y de conquista son más complejas. Habían mantenido relaciones difíciles con la monarquía visigoda creándose la tradición por la que la nobleza de esta región mantenía contactos con la nobleza franca. Cuando se produjo la invasión islámica los condes de la región aceptaron el dominio islámico pero muy pronto decidieron cambiar la obediencia y se sometieron al vasallaje carolingio. Una primera incursión quiso recuperar toda Cataluña para los carolingios pero fracasó y entonces crearon castillos fronterizos los carolingios para defender las fronteras, hicieron un distrito fronterizo: la Marca Hispánica. Como resultado de la acumulación de tropas en estos castillos el territorio carolingio fue ampliándose hasta Gerona en el 783 y culmina en el 801 con la conquista de Barcelona y el dominio sobre la desembocadura del Llobregat. La expansión catalana está protagonizada por condes carolingios (catalanes o extranjeros).

Frente al dominio carolingio hay movimientos resistencia como el del conde Bera que trató de crear un poder condal alternativo con una alianza con los cordobeses que contó con poco respaldo, la reacción carolingia contra estas rebeliones fue muy rápida. La independencia de la Cataluña condal se produce durante el s. IX por la debilidad del imperio carolingio que favorecía las tendencias fundamentalmente de la nobleza más acusadas en la periferia. Los condes tienden a gobernar con autonomías con sus fuerzas porque no podía recibir apoyo del imperio. Cataluña se refuerza con castillos desde donde se articula la repoblación. La región va ganando consistencia interna con relación entre condados y el punto de articulación fue el condado de Barcelona que era el centro regional. El proceso de independencia se puso en marcha cuando el conde Wifredo el Velloso después de repoblar la zona del Vallés y Vic, convirtió el condado de Barcelona en hereditario, por lo que podía transmitirlo a su descendencia sin intervención de los emperadores, iniciando un periodo histórico más relacionado con los acontecimientos de la península Ibérica.

Constitución de la Hegemonía Navarra

Sancho III el Mayor.

Con el reinado de Sancho III el Mayor (1005-1035) Navarra ocupa una posición central, tiene comunicaciones terrestres muy fluidas con Francia, Navarra es el punto de contacto de Europa con la península Ibérica. Coincide con el final del Califato y el principio de los taifas, también incluye la institución de la monarquía con bases feudales y contando con el apoyo de la aristocracia que se apoyan entre sí (monarquía y aristocracia). Se construyen castillos ocupando los valles según avanza la repoblación y serán cedidos en tenencias los nobles y a cambio de la tenencia presta juramento de la fidelidad al rey, son los primeros testimonios de feudalismo en la Península Ibérica. Se crea un poder válido en el interior del reino, que funciona sin grandes conflictos, se crea un núcleo de poder sólido que extiende su influencia sobre los vecinos. Las alianzas son más complejas, hay dos bases permanentes: Castilla y Aragón, con ellos Sancho el Mayor extendió una influencia creciente hacia León y Cataluña aunque siempre hubo problemas para ampliar la frontera al Sur por los musulmanes de los que sufrió campañas de castigo, luchó contra los gobernadores musulmanes de Zaragoza, perdió pero logró dividir el poder de estos enfrentándolos con Lérida, lo que favorecía la expansión de Navarra hacia el Ebro.

A partir de este momento los reyes hispanocristianos van a iniciar un desarrollo progresivo del poder mientras que el poder islámico inicia su declive. Cambia el equilibrio y habrá mayor desarrollo de los reinos españoles: Navarra, Cataluña y León. Son muchos los síntomas del cambio porque en el 1008 Abd Al-Malik, el hijo de Almanzor, realiza la última incursión de castigo contra los cristianos del norte tomando botín y recaudando tributos. En el 1010 nos encontramos con la revuelta de Mahdí que se subleva contra el califa y entra en la ciudad de Córdoba con el respaldo de un ejército de rebeldes y los condes de Barcelona y Urgel le apoyan con un grupo de mercenarios a cambio de dinero y promesas políticas, se identifica con el siglo del cambio ya que los enfrentamientos serán cada vez más frecuentes entre los musulmanes y en su desarrollo van a participar de forma habitual los reinos cristianos exigiendo a cambio tributos y vasallaje, que van a contribuir al fortalecimiento de la monarquía cristiana. La crisis del califato se produce con la muerte de Hixam III (1031) aunque ya antes muchos terrenos se habían independizado y ahora los gobernadores provinciales se van a organizar en taifas comandadas por los walíes o emires que ya habían gozado de gran autonomía en etapas anteriores.

Muchos historiadores han señalado que ni el califato ni el emirato constituía un estado centralizado sino que sería un estado basado en la unión entre grupos tribales y etnias diferentes.

Cuando se produce la división de las taifas es tal la confusión que surge que los historiadores tienen que recurrir a clasificaciones de tipo étnico. Hay taifas gobernadas por beréberes (Badajoz, Toledo, Granada), eslavas (levante) que tener origen militar y pasan a integrar séquitos armados y llegan a formar una especie de aristocracia.

La población es mayoritariamente bereber y muladí; taifas andalusís. Los grupos dirigentes son de origen árabe. Cuando se producen las taifas se dan tendencias semejantes ya existentes en la etapa anterior. Estas taifas eran diferentes, vecinos y enemigos que buscaban apoyos para mantenerse, primero entre otros reinos de taifas y luego con los cristianos creándose así el régimen de parias. Para los cristianos estos tributos proporcionaban capital que tendrá consecuencias como que la aristocracia se fortalece, la nobleza comienza a formarse en esta época, las monarquías desarrollan programas políticos más ambiciosos, Sancho el Mayor se comporta como uno de los grandes reyes europeos.

También hay que señalar los cambios en las estructuras económicas que muestran una modernización, la circulación de capital permite intercambios más fluidos y el desarrollo del comercio que es una clave para el florecimiento urbano ligados a la apertura del camino de Santiago que se abre por Navarra y es Sancho el Mayor el primer rey que ofrece protección a los peregrinos lo que favorece la apertura de esta vía de gran influencia cultural. Con estos cambios sociales se produce también el progreso de la repoblación, hasta entonces habían sido empresas de reyes, magnates o labriegos y se habían apropiado de tierras yermas y ahora van a ser señoríos y mantienen con los campesinos una dependencia servil. Son un modelo de explotación económica y un modelo de producción.

Referencias

Bibliografía

  • Manual de Historia de España. 2. La España Medieval, J. L. Martín Rodríguez, Madrid, Historia 16, 1993. ISBN-10: 8476792727

Notas

  1. Hispania geográficamente era la península ibérica, es más correcto el término península hispánica que ibérica ya que el pueblo íbero tan solo ocupó la mitad de la geografía peninsular, sin embargo Hispania ha sido su nombre más histórico que ha permanecido y olvidado por la entrada de una Hispania política (España) en la que no entraba Portugal (exceptuando el reinado de Felipe II). Esa es la razón de que se dejara de nombrar Hispania como concepto geográfico.

Véase también


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