- Estado liberal
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El Estado liberal es el que surge como resultado de la Revolución Liberal en sustitución de la Monarquía absoluta propia del Antiguo Régimen. Es el sistema político propio del comienzo de la Edad Contemporánea, en la nueva formación económico social que puede denominarse Nuevo Régimen o Régimen Liberal. Su duración en el tiempo puede entenderse como continua hasta la actualidad o limitarse hasta el período de entreguerras (1918–1939), en que entra claramente en crisis.
Contenido
Características
La forma de estado no es determinante para su caracterización, pues puede ser tanto una monarquía constitucional (como en la Constitución de 1812 en España), una monarquía parlamentaria (como en el modelo inglés que se remonta a la Revolución Inglesa del siglo XVII) o una República (como en el caso de la Revolución francesa).
En cualquier caso, lo que caracteriza al nuevo sistema político es el papel del Estado Liberal como un instrumento en el triple proceso que se ha dado en llamar Revolución Burguesa, Revolución industrial y Revolución Liberal, de transformación social, económica y política en beneficio de:
- la nueva clase dominante: la burguesía,
- el modo de producción dominante: el capitalismo,
- la ideología dominante: el liberalismo.[1]
Libertad
El Estado liberal pretende ser, según propone el liberalismo económico desde Adam Smith, un estado mínimo (minarquismo), que no interviene en economía (al contrario que el mercantilismo propio del Antiguo Régimen), y que solamente garantiza el ejercicio de la libertad individual, por ejemplo garantizando la existencia de un mercado libre sin restricciones y un ejercicio ilimitado de la propiedad privada. Por eso es tan importante que sus primeras medidas sean la Desamortización, la Desvinculación o la supresión de los gremios (que incluye la prohibición de los sindicatos obreros).
Al contrario que la Monarquía absoluta, donde la palabra del rey es ley, el Estado Liberal se define como un Estado de derecho, en que se ofrece al individuo la seguridad jurídica de no estar sometido a la arbitrariedad del poder. Instituciones como la tortura judicial desaparecen. Otras nacen, como la policía, pues lo que continúa existiendo (y perfeccionándose como prueba Foucault en Vigilar y castigar) es la represión de las conductas que se definen como antisociales, incluyendo la represión política de individuos y grupos no integrados en el sistema político o social. Según el mismo Foucault, el nacimiento o triunfo simultáneo de instituciones como la cárcel, la escuela y el ejército nacional indica claramente que el ideal de libertad es el de hacer que cada uno acabe encontrando su sitio según sus méritos y capacidades (no según el nacimiento como en la sociedad estamental), sitio del que no podrá quejarse ni los demás deberán sentirse culpables por ello, ya que habrá demostrado gracias a la igualdad de oportunidades que es el que merece.
Igualdad
La igualdad de condiciones que se pretende para la sociedad significa que desaparecen los privilegios y los estamentos para que exista una clara división social en clases basada en la riqueza, lo que se reconoce en el sistema electoral del sufragio censitario. Para ello, el llamado doctrinarismo o liberalismo doctrinario (en España Donoso Cortés) encontrará las oportunas justificaciones ideológicas. La eliminación de los privilegios territoriales o fueros permite la construcción de un estado-nación de dimensiones propicias para un mercado nacional unificado, sin aduanas interiores, y que comparte moneda, sistema de pesos y medidas y legislación mercantil. La revolución de los transportes que supuso el ferrocarril fue vital para esa construcción nacional, que se ve justificada ideológicamente por los movimientos nacionalistas, como por ejemplo en las unificaciones nacionales de Italia y Alemania, que pueden hacer hincapié en otros factores de unificación nacional, como el idioma.
Es importante resaltar que en el campo del Derecho se establecen: el principio de legalidad y el principio de igualdad ante la ley. El primero hace referencia a que toda obligación ciudadana estará sujeta a que esté dispuesta en una ley, y la igualdad ante la ley quiere decir que con fundamento a la abolición de los estamentos todos los ciudadanos serán tratados iguales ante la ley.
Separación de poderes
La división de poderes de Montesquieu se aplica como garantía del ejercicio de la libertad del ciudadano, existiendo una relación más o menos equilibrada entre un Parlamento elegido, un Gobierno y un sistema judicial que aplica los principios de la legislación basada en el Código napoleónico. Con la Separación de Poderes del Estado, disminuye el Absolutismo en Europa logrando la creación de un gobierno más liberal y menos absoluto, que respeta las libertades individuales.
Separación Iglesia-Estado
La situación de la Iglesia Católica en los países del sur de Europa se deteriora como consecuencia de su pérdida de poder económico, político y social (puede hablarse de un proceso de descristianización),[2] pudiendo llegar a una separación total entre Iglesia y Estado como ocurre en Francia, o a modelos intermedios, como en España donde se opta por un modelo de Concordato, en que el clero pasa a ser subvencionado por el Estado (siguiendo el ejemplo una vez más del Imperio Napoleónico).
La sociedad civil
La aparición del Estado como un organismo autónomo dentro de la sociedad moderna ha provocado la necesidad de distinguir lo público estatal y lo publico no estatal. Lo público no estatal es el ámbito de la sociedad civil como conjunto de instituciones y mecanismos de coordinación social no dependientes del sistema administrativo estatal. Ejemplos: las ONG. El Estado se convierte en la esfera despolitizada de las personas y sus actividades.
Véase también
Referencias
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El Estado liberal o estado mínimo surge del inconformismo de la población con el régimen absolutista propio de la época. Al ser el Estado liberal un Estado de derecho, interviene sólo en principios fundamentales tales como la regulación de la moneda, la seguridad externa, el orden público y la justicia. De esta manera quedan fuera de su poder regulatorio las libertades económicas las cuales permiten un aumento de la propiedad privada. El concepto de Estado liberal, esta estrechamente ligado con la doctrina de liberalismo que grosso modo se funda en la libertad de conciencia y de tolerancia, en el derecho que tienen los ciudadanos de escoger libremente su gobierno y en la libertad económica que consiste en dejar que cada individuo satisfaga sus intereses personales.
Al surgir el Estado liberal en un clima de inconformismo total de la población, se edifica respetando la soberanía popular, la división tripartita del poder público, el cumplimiento del principio de legalidad e igualdad formal (igualdad de los ciudadanos ante la ley) y la protección de los derechos fundamentales básicos. El Estado es en este caso visto como “algo que no posee supremacía o propiedad especial en términos de poder” y se considera entonces como un agente neutral entre diferentes intereses en conflicto.
En primera instancia, un Estado Liberal debe permitir la creación de estructuras sociales a partir de la caracterización de los seres humanos; y que de igual manera posibilite el desarrollo de un hombre libre, igualitario y racional, cuya convivencia y armonía este fijada por acciones que inspiren y permitan el progreso de la sociedad. Sin embargo, muchas mujeres que pertenecen a grupos feministas argumentan que el Estado liberal al ser “masculino” crea un orden social basado en sus intereses particulares.
Asimismo, es indispensable la separación de lo privado y de lo público, dado que el individuo tiene autonomía para escoger su proyecto de vida, dirigirse por sus propias convicciones y “lo privado es definido como el derecho a la personalidad inviolable, garantizando al asegurar `autonomía o control sobre las intimidades de la identidad personal”. De esta forma, se tiende a un estado mínimo con el cual se busca evitar al máximo que este imponga una moral social a la cual deben estar sometidos todos los individuos ya que en sus cimientos, el derecho debe reflejar la sociedad y no solo la opinión de una pequeña minoría.
MacKinnon, Catherine. "Feminismo, marxismo, método y Estado: hacia una teoría del derecho feminista" en "Critica Jurídica". Bogota: Ediciones Uniandes, 2005 Clase de Teoría General del Estado, Universidad de los Andes - ↑ CALLAHAN, William J. Iglesia, poder y sociedad en España 1750-1874, Madrid, Nerea ISBN 84-86763-12-6
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