- Guerra Civil de Navarra
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La denominada Guerra Civil de Navarra fue un conflicto de sucesión que se inició en 1451, diez años después de la muerte de la reina Blanca I de Navarra, tras usurpar la corona su segundo marido Juan II de Aragón, rey consorte, que no la cedió a su hijo Carlos de Viana. Este conflicto facilitó la Conquista de Navarra por los reinos unificados de Castilla y Aragón. Fue un enfrentamiento de sabotajes largo pero no sangriento, constando sólo tres hechos luctuosos, dos asesinatos y cuando en 1454 en la Baja Navarra el vizconde de Aster, agramontés, fue alcanzado por una piedra lanzada desde el castillo de Garriz.
Contenido
Prolegómenos
Blanca I se casó en primeras nupcias con el rey Martín I de Sicilia y posteriormente con Juan II que llegó al trono de Navarra en 1425, cuando Carlos ya había nacido (en 1421) y por tanto ostentaba el título Príncipe de Viana, heredero del trono navarro, instituido por su abuelo Carlos III.
El nuevo rey consorte de Navarra, hermano del rey Alfonso V de Aragón, mantenía disputas con una importante facción nobiliaria castellana que tenía el apoyo del rey Juan II de Castilla y que amenazaba con arrastrar a Navarra y Aragón. Juan II de Castilla en estas disputas confiscó y repartió entre sus leales la herencia de los infantes de Aragón. Juan II de Aragón realizaría todos los esfuerzos posibles en apoyar a una facción nobiliaria castellana para intentar controlar el reino castellano.
Por su parte la reina Blanca I procuró mantenerse al margen, protegiendo sus fronteras y manteniendo un ritmo de vida como el de su padre Carlos III. Mantuvo un cierto equilibrio económico con discreción. Cuando muere en 1441, el trono queda en manos de Juan II, que siempre estaba ausente del reino, y su hijo el príncipe de Viana, aceptaba el cargo de lugarteniente, ejerciendo de hecho las prerrogativas regias, como le pedía en el testamento su madre. En este testamento Blanca confirmó que los derechos recaían sobre él, pero le pidió al príncipe de Viana que en atención a la dignidad y el honor de su padre no asumiese la realeza sin su consentimiento. Para ello hubiera hecho falta una sintonía entre padre e hijo que no existió.
En Navarra existían dos facciones nobiliarias rivales, una, los agramonteses creada a comienzos del siglo XII con Sancho VII el Fuerte y la otra, los beaumonteses creada con Carlos III con su familia natural, que se alió con el linaje más antiguo de los Luxa de la Baja Navarra. Esta rivalidad durante un largo período, tejió una tupida trama de conflictos personales que llevarían a la guerra abierta. En Navarra, de forma tradicional, no era habitual conceder a los nobles señoríos territoriales y jurisdiccionales, o si se daban era en pago a algún servicio y sin carácter hereditario, pero Carlos III lo modificó y dio la posibilidad de obtener estos privilegios feudales dentro del reino.
La ausencia habitual del padre Juan II de Aragón evitó roces y conflictos con Carlos de Viana que se instaló en Olite, amigo de las Artes y de la Letras, de entorno aristocrático y vida palaciega, como su abuelo Carlos III; sus más íntimos colaboradores, los Beaumont, aumentaron su rango.
Por su parte Juan II de Aragón seguía su política para conseguir un bloque compacto de la nobleza castellana que se enfrentara al monarca castellano y a su hijo Enrique. Para ello se casó en segundas nupcias con Juana Enríquez en 1444, logrando así la adhesión de su poderosa familia, almirantes de Castilla. Por el contrario, a Castilla le interesaba desestabilizar a Juan II, y para ello ahondo en las diferencias entre padre e hijo. Carlos huyó a tierras alavesas y guipuzcoanas, que entonces pertenecían a Castilla, en busca de la protección de los oñacinos, facción nobiliaria de las tierras vascas occidentales, con cabecillas de sus aliados beaumonteses. Su padre consiguió hacerle volver al reino. Sin embargo cuando en 1451 los castellanos penetraron en Navarra ocupando Burandón y avanzando sobre Estella, que fue defendida por Lópes de Baquedano, y finalmente acampando en las proximidad de Puente la Reina, Carlos de Viana llegó a un acuerdo con ellos para enfrentarse a su padre, iniciándose la guerra civil.[1]
Inicio de la contienda
Esta, que sería una larga contienda, no hubo prácticamente enfrentamientos armados, consistiendo en expediciones, asedios más o menos pasivos, destrucción de cosechas y otros sabotajes.
En el mismo otoño de 1451 el príncipe y su capitán beaumontés, el conde de Lerín, cayeron presos en la batalla de Aibar, donde ni siquiera hubo heridos. Carlos estuvo preso durante casi dos años en Tafalla, Tudela, Mallén, Monroy y Zaragoza. Mientras tanto el reino fue polarizándose progresivamente. Las Cortes, los organos de gobierno y la administración se dividieron en dos. Según expresa el historiador Lacarra, toda Navarra parecía alzada a favor del príncipe, con excepción de las villas de la Ribera de Navarra, que Don Juan había repartido entre sus amigos y las plazas de Estella, Sangüesa y Tudela.
En 1455, ante el estancamiento de la situación, Juan II convocó en Barcelona a su hija benjamín Leonor, casada con el conde Gastón IV de Foix, ofreciendoles la sucesión al trono de Navarra. Previamente Gastón IV de Foix debería ayudar a reducir a la obediencia a Pamplona y demás plazas rebeldes, y una vez obtenida la aquiescencia del rey de Francia, como señor del conde de Foix, ocupó la Tierra de Ultrapuertos y se dirigió a Sangüesa, donde se les juntó la infanta Leonor. Con ello Juan II, desheredó a Carlos de Viana, entregando la sucesión a los condes de Foix. Saltándose los derechos de su hermana mayor Blanca que había sido repudiada y devuelta a Navarra desde Castilla por el príncipe Enrique. Don Carlos se fue a Nápoles para solicitar el arbitraje de su tío Alfonso V de Aragón el Magnánimo. Pero las negociaciones no llegaron a fructificar, dado que su tío murió en 1458, heredando además Juan II el reino de Aragón, empeorando la situación.[1]
Viana fue distinguida con el título de principado en premio durante la lucha contra Castilla en 1423 por Carlos III. En 1460 fue ocupada por Enrique IV de Castilla en una ofensiva realizada. Tras nueve meses de luchas Juan II la recuperó y ocupó como rey de Navarra, con cediéndole el título de "muy noble y muy leal" otorgándole el escudo de Aragón adscribiéndole a la corona de Aragón. Posteriormente, dos años después ofreció a su amante Leonor Soto, duquesa de Villahermosa y a su hijo Alonso de Aragón las villas navarras de Cortes y Buñuel y las aragonesas de Novillas y Mallén.[2]
Fallecimiento de Carlos de Viana y su hermana Blanca
Carlos de Viana tenía un gran apoyo en Cataluña, donde su burguesía se había alzado contra Juan II. En 1460 en Barcelona se llegó a un acuerdo para alcanzar la paz; las plazas beaumontesas se entregaron, pero surgieron nuevas desavenencias y tratos con los castellanos que provocaron un segundo apresamiento de don Carlos, encerrándolo en Lérida, al que respondieron sus partidarios con un nuevo levantamiento y en Cataluña con una auténtica sublevación. Fue liberado en 1461, debido a un acuerdo forzado debido a la popularidad y simpatías que gozaba en le principado catalán. Muriendo diecisésis días después,[2] al parecer por tuberculosis, aunque con intensos rumores de que había sido envenenado por su padre o su madrastra Juana Enríquez, que produjo sublevaciones por toda Cataluña.[3] Esta ampliación del conflicto hacia territorio aragonés hizo que Enrique IV de Castilla se aliara con los catalanes en contra de Juan II. Este por su parte, se alió con Luis XI de Francia, firmando un acuerdo en Sauvaterre, con la paradoja de que Castilla y Francia seguían siendo aliados entre si.
Mientras tanto Blanca, hermana de Carlos y Leonor, fue encerrada por su padre en la prisión de Olite, que encargó el cuidado de la misma a su hermana Leonor y el mando de la fortaleza a su marido Gastón de Foix. El 23 de abril de 1462 decidieron trasladarla al Bearn. Blanca, que expresó su temor a ser envenenada en San Juan de Pie de Puerto, redactó un testamento en el que dejaba el reino de Navarra a su primo y marido Enrique IV de Castilla, por no estar de acuerdo con la sucesión a favor de su hermana Leonor. En noviembre de 1464 volvió con su padre a una sesión de las Cortes de Navarra, pero diez días más tarde, el 2 de diciembre de 1464, murió en Orthez, envenenada, administrado por una dama de su hermana Leonor.[2]
El dictamen que Luis XI realizó en Bayona en 1463, sobre la situación de Navarra y de Cataluña, no pudo ser cumplido porque a Juan II no le interesó. Sí se hizo efectiva la retirada de los castellanos acordada en Bayona. En 1464 se llegó a una tregua general y la vuelta de Juan y Luis de Beaumont a la amistad regia.
Cambio de bando
En septiembre de 1468 Juan II escribió una carta a su hija Leonor de Foix, cuando esta gobernaba Navarra como lugarteniente, en la que se manifiestan las diferencias mantenidas entre ambos por cuestiones de autoridad, así como amenazas en caso de una actuación contraria a su interés, recordándole que no podía actuar sin su permiso. El obispo de Pamplona Nicolás de Echábarri consiguió que se reunieran las Cortes para examinar la respuesta del rey, que dadas las amenazas que contenía la carta se exaltaron los ánimos de los presentes.[2] Poco después el obispo fue asesinado. Leonor y Gascón se rebelaron contra Juan II y su esposa Juana Enríquez. En esta ocasión los agramonteses se pusieron de lado de Leonor y contra Juan II; los beaumonteses, en cambio, a favor de Juan II y su esposa. Los propósitos de Juana Enríquez eran abiertos en cuanto a unir Navarra a Castilla y Aragón, en la persona de su hijo Fernando II, que ya se había casado en 1469 con Isabel la Católica que será reina de Castilla desde 1474.
Juana Enríquez se reunió con Leonor de Foix en Ejea el 20 de junio de 1467. En esta reunión se acordó la sucesión de Leonor en el Reino de Navarra pero consiguió su renuncia para el reino de Aragón. Leonor pretendía asegurarse el de Navarra que afianzó con las capitulaciones de Olite firmadas el 30 de mayo en 1471 por Juan II. Sin embargo, en distintos documentos oficiales siguió reafirmando la sucesión en su hijo Fernando.
En 1475, a la muerte de Enrique IV, Fernando e Isabel son aclamados como reyes de Castilla. Fernando, que ya intervenía en los asuntos de Navarra, incremento su actuación. El 6 de mayo de 1476, tres años antes de la muerte de su padre, en un documento en que se plasmaba la paz entre agramonteses y beaumonteses se tituló "por la gracia de Dios, rey de Navarra, Castilla, León, Portugal, Sicilia y primogénito de Aragón", desafiando a su padre y a su hermana Leonor.
Unos meses después, el 2 de octubre, alegando el impedir la penetración francesa en Navarra Fernando II en un acuerdo con su padre y con Luis Beaumont (líder beaumontés) y Pierres de Peralta (líder agramontés), una tregua de 8 meses para negociar una paz definitiva. Para ello, como garantía obtuvo el contol de las plazas de Pamplona, Viana, Puente la Reina, Huarte-Araquil, Lumbier, Torralba, Zúñiga, Artajona, Larraga, Lerín, Mendavia, y Andosilla entre otras, que se sumaban a las que ya controlaba Castilla desde 1463, como Laguardia, San Vicente y Los Arcos. Puso 900 soldados castellanos en el interior de Navarra, de ellos 150 en Pamplona. Aliados y cómplices del rey consorte castellano, los beaumonteses consolidaron su posición. Las quejas de Leonor por estos hechos no fueron atendidas por su padre. A finales de esa mismo año solicitó a su padre "el encargo de las cosas de Navarra". Dos años después cosnsiguió que se le entregase la fortaleza de Estella como rey de Castilla, con el consiguiente juramento de obediencia prestado por el conde de Lerín y el alcaide de la fortaleza Lope de Baquedano. Dispuso de nombramientos y cargos y afinales de 1477 designó al bachiller Larrutia como alcalde y juez de la Corte Mayor de navarra, y al mes sigueinte puso a su capitán general Juan de Ribera como oidor de Comptos. También autorizó a Juan de Quevedo para cobrar en su nombre los cuarteles y otras retas provinientes de Pamplona.[2]
Sucesión
Tras la muerte de Juan II el 20 de febrero de 1479, fue proclamada, ocho días después Leonor de Foix reina de Navarra, aunque murió 15 días después. Designó como heredero a su nieto Francisco I de Foix, menor de edad, recomendándole que se aliara con el rey francés. Se hizo cargo de la regencia su madre Magdalena de Francia. Los reyes Católicos presionan para casar a Catalina de Foix, hermana del heredero, con su hijo Juan de Aragón y Castilla, pero fracasa. La muerte prematura de Francisco I de Foix en 1483, convierte a Catalina en reina de Navarra. Esta se casó el año siguiente con Juan III de Albret.
El 12 de noviembre de 1486 Fernando II unificó el mando militar en la frontera navarra, incluyendo a las tropas de Aragón en el ámbito de su competencia, y al año siguiente suprimió los salvoconductos de los mercaderes de Navarra, sometiendo el permiso a su voluntad.
En 1487, la familia del conde de Lerín se une con la del duque de Nájera por matrimonio de sus hijos. En 1488 se firma el tratado de Valencia entre los monarcas navarros y los reyes Católicos en el que se abren las fronteras al comercio, sin reconocer a Catalina como reina de Navarra e imponiendo la presencia de tropas castellanas en Navarra, actuando de capitán general Juan de Ribera. En estas condiciones, en enero de 1489 Juan y Catalina retrasaron la ceremonia de coronación para evitar que las tropas de Ribera le escoltaran. En 1491 hubo nuevas negociaciones acerca de la coronación. El acuerdo, ahora, prohibía que hubiera tropas navarro-gasconas en Navarra y obligaba a los alcaides y soldados de las fortalezas a prestar pleito homenajea a los Católicos. Tampoco se permitía el matrimonio de los hijos de los reyes navarros sin autorización de Isabel y Fernando. Los reyes navarros, finalmente fueron coronados el 13 de enero de 1494, aunque se mantenían las tropas castellanas en el reino.
Prolegómenos a la invasión
En 1495 el padre de Juan III de Albret, Alano de Albret estableció con Fernando un nuevo acuerdo para solucionar las intrigas políticas, y en él, el conde de Lerín se vio obligado a abandonar el reino, cediendo todos sus bienes a Fernando II, a cambio recibió bienes en Huéscar, Vélez Blanco, Vélez Rubio, Cújar, Castilleja, Cuevas de Freila y otros. Fernando II pasaba a controlar importantes villas y fortalezas además de mantener una guarnición militar en Olite dirigida por Juan Ribera. El dominio mantenido por Castilla entre 1495 y 1500 fue en la práctica una ocupación militar. En 1497 los reyes Católicos pretendieron anexionarse Navarra mediante un acuerdo con el monarca francés, quien a cambio recibiría Nápoles. La situación ya no era sólo de guerra civil interna, siempre con implicación de los reinos vecinos, sino que estaba cuajándose la Conquista de Navarra.
En 1500 se firmó otro acuerdo en Sevilla por el que Magdalena, hija de los reyes de Navarra pasaría a la corte castellana para casarla con un hijo o nieto de los Católicos, prometiendo la salida de los soldados castellanos. En los años siguientes se intentan varios acuerdos prematrimoniales con la misma intención sin llegar a plasmarse.
Mientras tanto Fernando II, que había enviudado, se casó con Germana de Foix, sellando un acuerdo con Luis XII de Francia. Germana de Foix era hija del vizconde de Narbona y también pleiteaba con los reyes de Navarra por la herencia de los Foix y la corona de Navarra.
En 1507 fue expulsado de Navarra el conde de Lerín, con el apoyo prácticamente unánime de todos los navarros, consiguiéndose también la salida de las tropas extranjeras.
El conde de Lerín muere al año siguiente en el exilio. Su hijo Luis de Beaumont, apoyado por el capitán general Juan Ribera y por el embajador castellano Pedro de Ontañón planea cómo recuperar los bienes de su padre perdidos en Navarra. En la corte de Madrid se plantea abiertamente la invasión de Navarra. A su vez el rey francés mantiene la reclamación sobre Navarra, el Bearn y otros dominios de los Foix.
Con esta expulsión la guerra civil de Navarra, con la derrota de los beaumonteses, se hubiera podido dar por cerrada, pero la situación de territorio encajonado entre dos grandes como es la incipiente España con la expansión de su Imperio y la intención de hegemonía de Francia en Europa llevó a la prolongación de esta guerra, convertida ya en una guerra de Conquista, con la importante colaboración de los beaumonteses del interior.
Véase también: Conquista de NavarraReferencias
- ↑ a b Historia del Reino de Navarra en la Edad Media de Jose María Lacarra edita: Caja de Ahorros de Navarra 1975 ISBN 84-500-7465-7
- ↑ a b c d e Esarte, Pedro (2001). Navarra, 1512-1530. Pamplona: Pamiela. ISBN 84-7681-340-6.
- ↑ La sospecha de envenenamiento la historiadora Mº Puy Huici la valora com cierta basándose en la amenaza vertida por Juan II en presencia de las Cortes de Aragón, de matar a su hijo si le planteaba nuevos problemas en Navarra. Contrariamente José Mª Lacarra desecha la muerte por envenamineto y lo achaca a la tuberculosis. Los monjes del monsaterio de Poblet, no descartan el envenamiento dado que el cuerpo esta incorrupto por acción del veneno. En cualquier caso, con respecto a esto último, ha de tenerse en cuenta la falsedad de los restos cuya identidad se atribuye al sr. de Evreux [1] [Noticia publicada en el número del diario Levante del 10 de sptiembre de 2008].
Bibliografía
- Ramírez Vaquero, Eloísa (1993). «Carlos III. Nobleza y Monarquía». Historia Ilustrada de Navarra. Pamplona: Diario de Navarra. ISBN 84-604-7413-5.
- Ramírez Vaquero, Eloísa (1990). Juan II, Leonor y Gastón de Foix, Francisco Febo. Pamplona: Editorial Mintzoa. ISBN 84-85891-45-7 (tomo) ISBN 84-85891-24-4 (obra completa).
- Serrano Izko, Bixente (2006). Navarra. Las tramas de la historia. Pamplona: Euskara Kultur Elkargoa. ISBN 84-932845-9-9.
- Esarte, Pedro (2001). Navarra, 1512-1530. Pamplona: Pamiela. ISBN 84-7681-340-6.
- Lacarra, José María (1975). Historia del Reino de Navarra en la Edad Media. Pamplona: Caja de Ahorros de Navarra. ISBN 84-500-7465-7.
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