San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz
San Juan de la Cruz, O.C.D.
JohnCross.jpg
Primer plano de San Juan de la Cruz en una pintura anónima del siglo XVII.
Santo y fundador
Proclamado Doctor de la Iglesia el 24 de agosto de 1926 por el papa Pío XI
Nombre Juan de Yepes Álvarez
Apodo Doctor mysticus «Doctor místico» (Iglesia católica)
Maestro de la fe (Iglesia anglicana)
Nacimiento 24 de junio de 1542
Fontiveros, Ávila, España
Fallecimiento 14 de diciembre de 1591 (49 años)
Úbeda, Jaén, España
Venerado en Iglesia Católica Romana, Iglesia Anglicana, Iglesia Luterana
Beatificación 25 de enero de 1675 por Clemente X
Canonización 27 de diciembre de 1726 por Benedicto XIII
Principal Santuario Convento de los Carmelitas descalzos de Segovia
Órdenes Orden de Carmelitas Descalzos
Festividad 14 de diciembre
Patronazgo Contemplativos, místicos y poetas en español

San Juan de la Cruz, O.C.D., cuyo nombre de nacimiento era Juan de Yepes Álvarez y su primer nombre como fraile Juan de San Matías, O. Carm. (Fontiveros, Ávila, España, 24 de junio de 1542Úbeda, Jaén, 14 de diciembre de 1591) fue un religioso y poeta místico del renacimiento español. Fue reformador de la Orden de los Carmelitas y cofundador de la Orden de Carmelitas Descalzos con Santa Teresa de Jesús. Desde 1952 es el patrono de los poetas en lengua española.[1]

Contenido

Biografía

Artículo principal: Vida de San Juan de la Cruz

Primeros años

Nació en 1542 en la localidad abulense de Fontiveros,[2] sita en la amplia paramera delimitada por Madrigal de las Altas Torres, Arévalo y Ávila. Fue hijo de un tejedor toledano de buratos llamado Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez.[3] Tenía dos hermanos mayores llamados Francisco y Luis. El padre de Juan murió cuando tenía cuatro años lo que dejó a la familia en una difícil situación.[4] Su hermano Luis murió cuando él tenía seis años, quizá por mala alimentación.[5] La madre y los dos hijos restantes, Francisco y el propio Juan, sufren una acuciante pobreza por lo que se ven obligados a trasladarse primero a Arévalo, donde viven durante cuatro años, y en 1551 a Medina del Campo. Estas penalidades pasadas hicieron de Juan un hombre de escasa corpulencia, bastante bajo de estatura, tanto que Santa Teresa de Jesús lo llamaba «mi medio fraile». El incremento de fortuna que les reportó el matrimonio del hermano mayor con Ana Izquierdo consiguió que se establecieran allí definitivamente. Juan, gracias a su condición de pobre de solemnidad, pudo asistir al Colegio de los Niños de la Doctrina,[6] privilegio que le obliga a realizar ciertas contraprestaciones, como asistir en el convento, la ayuda a Misa y a los Oficios, el acompañamiento de entierros y la práctica de pedir limosna. La mínima formación recibida en el colegio le capacitó para continuar su formación en el recién creado (1551) colegio de los jesuitas, que le dieron una sólida base en Humanidades. Como alumno externo y a tiempo parcial, debía compaginar sus estudios con un trabajo de asistencia en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Medina del Campo, especializado en la curación de enfermedades venéreas contagiosas.

Así, pues, entre 1559 y 1563, estudia con los jesuitas; durante los primeros tres años, recibe la formación según la novedosa Ratio Studiorum, en la que el latín era la base de todo el currículo; en el cuarto año, aparte de recibir instrucción retórica, aprende a escribir en latín, a construir versos en este idioma y a traducir a Cicerón, Julio César, Virgilio, Ovidio, Marcial y Horacio. Simultáneamente, vive las nuevas corrientes del humanismo cristiano, con estilo y comportamientos renovados en la pedagogía.

A los veintiún años, en 1563, ingresa en el Convento de los Padres Carmelitas de Medina del Campo, de la Orden de los Carmelitas, y adopta el nombre de Fray Juan de san Matías. Tras realizar el noviciado entre 1563 y 1564 en el Convento de Santa Ana, se traslada a Salamanca donde estudiará en el Colegio de San Andrés de los Cármenes entre 1564 y 1567 los tres cursos preceptivos para bachillerarse en artes. Durante el tercer curso, fue nombrado, por sus destrezas dialécticas, prefecto de estudiantes en el colegio de San Andrés.

Relación con Santa Teresa de Jesús

Su insatisfacción con el modo de vivir la experiencia contemplativa en el Carmelo, le hacen considerar irse a la Cartuja,[7] pero en 1567 regresa a Medina del Campo por unos pocos días para ser ordenado presbítero y celebrar su primera misa en presencia de su hermano, el resto de su familia y sus amigos del convento y allí conoce a Teresa de Cepeda y Ahumada, futura santa Teresa de Jesús, que había llegado a la ciudad para fundar una nueva sede de su «Reforma carmelita», los llamados carmelitas descalzos. Teresa convence a Juan y lo une a su causa de reforma de su orden, que tropezó con una gran hostilidad por parte de los carmelitas calzados.

Juan regresa a Salamanca e inicia estudios de teología durante el curso 1567-1568, pero sólo termina un curso de cuatro por lo que no obtuvo ni siquiera el grado de bachiller. En agosto abandona Salamanca para acompañar a Teresa en su fundación femenina de Valladolid. El 28 de noviembre de 1568 funda en Duruelo el primer convento de la rama masculina del Carmelo Descalzo siguiendo la «Regla Primitiva» de San Alberto esto es, un establecimiento que propugna el retorno a la práctica original de la orden.[8] Durante la ceremonia cambia su nombre por el de fray Juan de la Cruz. En 1570 la fundación se trasladó a Mancera,[9] donde Juan desempeñó el cargo de subprior y maestro de novicios. En 1571, después de una breve estancia en Pastrana, donde puso en marcha su noviciado, se establece en Alcalá de Henares como rector del recién fundado Colegio convento de Carmelitas Descalzos de San Cirilo.[10]

Juan se convierte en uno de los principales formadores para los nuevos adeptos a esta reforma carmelitana. En 1572 viaja, invitado por Teresa de Jesús, al Convento de la Encarnación en Ávila, donde asumirá las tareas de vicario y confesor de las monjas. Permanecerá aquí hasta finales de 1577, por lo que acompañará a la madre Teresa a la fundación de diversos conventos de descalzas, como el de Segovia.

Enfrentamiento entre carmelitas

Oratorio de San Juan de la Cruz en Úbeda, donde fue sepultado al morir.

Durante este periodo, en el seno de la Orden del Carmelo se habían agravado los conflictos jurisdiccionales entre los carmelitas calzados y descalzos, debidos a distintos enfoques espirituales de la reforma; por lo demás, el pleito se enmarcaba también en la confrontación entre el poder real y el pontificio por dominar el sector de las órdenes religiosas. Así, en 1575, el Capítulo General de los Carmelitas decidió enviar un visitador de la Orden para suprimir los conventos fundados sin licencia del General y de recluir a la madre Teresa en un convento. Finalmente, en 1580 el Carmelo Descalzo se erige en Provincia exenta y en 1588 es reconocida como Orden.

En este contexto es en el que se produce el encarcelamiento de Juan de la Cruz, quien ya en 1575 había sido detenido y encarcelado en Medina del Campo durante unos días por los frailes calzados. La noche del 3 de diciembre de 1577 Juan de la Cruz es nuevamente apresado y trasladado al convento de frailes carmelitas de Toledo, donde es obligado a comparecer ante un tribunal de frailes calzados para retractarse de la Reforma teresiana. Ante su negativa, es recluido en una prisión conventual durante ocho meses.

Durante este periodo de reclusión escribe las treinta y una primeras estrofas del Cántico espiritual (en la versión conocida como protocántico), varios romances y el poema de la fonte, y los canta en su estrecha reclusión para consolarse.

Tras concienciarse de que su liberación iba a ser difícil, planea detenidamente su fuga y entre el 16 y el 18 de mayo de 1578, con la ayuda de un carcelero, se escapa en medio de la noche y se acoge en el convento de las Madres Carmelitas Descalzas, también en Toledo.[11] Para mayor seguridad, las monjas lo envían al Hospital de Santa Cruz, en el que estuvo mes y medio.

En 1578 se dirige a Andalucía para recuperarse completamente. Pasa por Almodóvar del Campo, cuna de los místicos San Juan de Ávila y San Juan Bautista de la Concepción, y luego llega como Vicario al convento de El Calvario en Beas de Segura, Jaén. Entabla amistad con Ana de Jesús, tras algunas visitas a la fundación de Beas.

En junio de 1579 se establece en la fundación de Baeza donde permanece como Rector del Colegio Mayor hasta 1582, en que marcha para Granada tras ser nombrado Tercer Definidor y Prior de los Mártires de esa ciudad. Realiza numerosos viajes por Andalucía y Portugal, por razones del cargo. En 1588 es elegido Primer Definidor y Tercer Consiliario de la Consulta, la cual le traslada a Segovia.

Muerte y canonización

Sepulcro de San Juan de la Cruz en Segovia.

Tras un nuevo enfrentamiento doctrinal en 1590, es destituido en 1591 de todos sus cargos, y queda como simple súbdito de la comunidad. Durante su viaje de vuelta a Segovia, cae enfermo en el convento de La Peñuela de La Carolina y es trasladado a Úbeda, donde muere la noche del 13 al 14 de diciembre.

Inmediatamente tras su muerte, su cuerpo es despojado y se inician los pleitos entre Úbeda y Segovia por la posesión de sus restos. En 1593, éstos, mutilados, se trasladan clandestinamente a Segovia, donde reposan actualmente. El proceso de beatificación y canonización se inició en 1627 y finalizó en 1630. Fue beatificado en 1675 por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII en 1726. Posteriormente, el 24 de agosto de 1926, Pío XI lo proclama Doctor de la Iglesia Universal.[12]

Obra literaria

Artículo principal: Cántico espiritual

Influencia

La poesía de Juan de Yepes constituye el punto de encuentro de una larga tradición literaria. Su lírica integra tradiciones literarias de distinto origen que, aunadas por el escritor en sus textos, van adquiriendo significados y valores múltiples que sobrepasan aquellos que tenían en su origen.

La crítica, desde Dámaso Alonso, ha puesto de relieve la confluencia de tres influjos: por un lado, el bíblico del Cantar de los Cantares, y, por otro, la tradición de la poesía culta italianizante y la tradición de la poesía popular y de cancioneros del Renacimiento español. El influjo de la Biblia es fundamental en su poesía, en tanto actúa como molde y catalizador del resto de lecturas que conforman el bagaje cultural de San Juan. Particularmente, resulta trascendental en el Cántico espiritual, cuyo simbolismo e imágenes tienen su origen en el Cantar de los cantares.

Religiosidad y filología

La obra de San Juan de la Cruz ha sido, desde siempre, enfocada desde dos perspectivas, la teológica y la literaria, que, en muchas ocasiones, se han presentado mezcladas.

Perspectiva religiosa
la obra de San Juan sufre una serie de manipulaciones tendentes a integrarla dentro de los límites y convenciones de la ortodoxia. Probablemente, la primera manipulación la realiza el propio autor cuando se decide a redactar los comentarios.
Domingo Ynduráin Muñoz[13]

La cita hace referencia a los comentarios o paráfrasis explicativa que Juan de la Cruz escribió para su obra más importante, el llamado Cántico espiritual, con una finalidad didáctica como resultado de las dificultades de adaptar la estructura del poema al esquema del itinerario místico (las tres vías y los tres estados correlativos). Esta presencia teológica sobre su obra, y en concreto sobre el Cántico, se ha manifestado también en las constantes manipulaciones de tipo editorial que ha sufrido, en forma de añadidos al título o de epígrafes para determinados grupos de estrofas del poema. Consecuentemente, una importante rama de los estudios sanjuanistas se ha dedicado a demostrar la adecuación de lo escrito por San Juan a la ortodoxia religiosa católica, privilegiando los Comentarios en prosa sobre la poesía.

Perspectiva filológica

Por otro lado, es frecuente en el estudio literario de su obra que o bien se den saltos continuos a lo teológico, o bien que se estudien de forma conjunta la poesía y los Comentarios doctrinales del propio poeta, con la idea de que estos son necesarios para comprender aquella. Frente a esta vertiente de los estudios sanjuanistas, se encuentra otra que postula que «la necesidad (o posibilidad) de la interpretación religiosa es algo que debe ser argumentado y discutido en cada caso»,[14] en tanto que el sentido objetivo de la poesía de San Juan no obliga necesariamente a aceptar un significado religioso.

Combinando la antigua simbología del Cantar de los cantares con las fórmulas propias del petrarquismo, produjo una rica literatura mística, que hunde sus raíces en la teología tomista y en los místicos medievales alemanes y flamencos. Su producción refleja una amplia formación religiosa, aunque deja traslucir el influjo del Cancionero tradicional del siglo XVI, sobre todo en el uso del amor profano (las figuras del amante y de la amada) para simbolizar y representar el sentimiento místico del amor divino.

La estrofa más empleada en sus poemas es la lira, aunque demuestra igual soltura en el uso del romance octosílabo. San Juan utiliza determinados recursos estilísticos con una profusión y madurez poco frecuentes, dando un nuevo y más profundo sentido a las expresiones paradójicascauterio suave»), a las exclamaciones estremecedoras («¡Oh, llama de amor viva!») habituales en los cancioneros. Además, emplea símbolos como la casa o morada, la noche, la luz, la fuente, la oscuridad, la caza de cetrería, la caída, el vuelo, los animales etcétera.

Lo que mejor define su poesía es su extraordinaria intensidad expresiva, gracias a la perfecta adecuación y el equilibrio de cada una de sus imágenes. A ello contribuye así mismo su tendencia a abandonar el registro discursivo y eliminar nexos neutros carentes de valor estético para buscar una yuxtaposición constante de elementos poéticos de gran plasticidad en torno a un elemento central, como ha demostrado Dámaso Alonso.

Poesía

Su obra poética está compuesta por tres poemas considerados mayores: Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva; y un conjunto de poemas habitualmente calificados como menores: cinco glosas, diez romances (nueve de ellos pueden contarse como una sola composición) y dos cantares. La difusión de su obra fue manuscrita, y aún no se han dilucidado todos los problemas textuales que conllevan. En prosa escribió cuatro comentarios a sus poemas mayores: Subida del Monte Carmelo y Noche oscura para el primero de estos poemas, y otros tratados homónimos sobre el Cántico espiritual y Llama de amor viva.[15]

Escudo grabado en una hoja del Manuscrito de Sanlúcar.

Las poesías atribuibles sin lugar a duda a San Juan de la Cruz son las recogidas en el códice de Sanlúcar o manuscrito S, ya que este fue supervisado por el mismo San Juan. El repertorio de sus poemas, según dicha fuente, se restringe a diez composiciones (los tres poemas mayores citados y otras siete composiciones), siempre y cuando los romances que comprenden los textos titulados In principio erat Verbum, que son un total de nueve, sean considerados una única obra. La autenticidad del resto de su obra poética no ha podido aún ser dilucidada por la crítica. Por tradición se acepta generalmente que también son suyos los poemas Sin arrimo y con arrimo y Por toda la hermosura, y las letrillas Del Verbo divino y Olvido de lo criado. Las siete glosas y poemas «menores» cuya autoría no está discutida son los siguientes: (se citan por el primer verso):[16]

  • Entréme donde no supe
  • Glosa al Vivo sin vivir en mí
  • Tras de un amoroso lance
  • Un pastorcico solo está penado
  • Que bien sé yo la fonte
  • En el principio moraba
  • In principio erat Verbum (nueve romances cuyos primeros versos son: «En aquel amor inmenso», «Una esposa que te ame», «Hágase, pues, dijo el Padre», «Con esta buena esperanza», «En aquellos y otros ruegos», «Ya que el tiempo era llegado», «Entonces llamó un arcángel», «Ya que era llegado el tiempo» y «Encima de las corrientes»)

Prosa

Su obra en prosa pretende ser corolario explicativo, dado el hermetismo simbólico que entre cierta crítica se atribuye su poesía: (las tres primeras han sido editadas juntas reunidas en el volumen Obras espirituales que encaminan a un alma a la unión perfecta con Dios) y Cántico espiritual.

  • Subida al monte Carmelo (1578-1583)
  • Noche oscura del alma
  • Cántico espiritual (1584)
  • Llama de amor viva (1584)

Doctrina

Relicario de San Juan de la Cruz en Úbeda.

Toda su doctrina gira en torno al símbolo de la «noche oscura», imagen que ya era usada en la literatura mística, pero a la que él dio una forma nueva y original. La noche, al borrar los límites de las cosas, le sugiere, en efecto, lo eterno, y de esa manera pasa a simbolizar la negación activa del alma a lo sensible, el absoluto vacío espiritual.

El término «noche oscura» lo utiliza san Juan en referencia a las «terribles pruebas que Dios envía al hombre para purificarlo»; ateniéndose a este significado, habla de una noche del sentido y de una noche del espíritu, situadas, respectivamente, al fin de la vía purgativa y de la vía iluminativa, tras las cuales vendría la vía unitiva, aspiración última del alma atormentada por la distancia que la separa de Dios, y realización de su deseo de fusión total con Él. La existencia de estas tres vías se corresponde con las tres potencias clásicas del alma: memoria, entendimiento y voluntad, que en este mismo orden son reducidas a un estado de perfecto silencio. El silencio de la memoria es llamado en la mística esperanza. El silencio del entendimiento se llama fe y el silencio de la voluntad caridad o amor. Estos tres silencios representan a la par un vaciamiento interior y una renuncia de uno mismo que alcanza su máximo grado a través de la virtud de la caridad. De ahí sobrevienen la enorme angustia y la sensación de muerte característica de los místicos, pues unirse a Dios es un perderse previo a sí mismo para después ganarse. Antes de acceder a la experiencia mística de unión con Dios, el alma experimenta una desoladora sensación de soledad y abandono, acompañada de terribles tentaciones que, si consigue vencer, dejan paso a una nueva luz, pues «Dios no deja vacío sin llenar».

En una noche oscura,

con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada

estando ya mi casa sosegada.
Primera estrofa de Noche oscura. San Juan de la Cruz

Originalidad

San Juan de la Cruz ofrece una radical originalidad en el misticismo consistente en el concepto de noche oscura espiritual. Desde los inicios históricos de la vida retirada eremítica, los buscadores renunciaban a los bienes y placeres mundanos sometiéndose a ayunos y otras asperezas, con el objeto de vaciar sus deseos del mundo y llenarlo de bienes más elevados. San Juan de la Cruz aclara que esta es solamente la primera etapa, ya que tras ella viene la citada noche espiritual, en que el buscador, ya desapegado de los consuelos y placeres mundanos, perderá también el apoyo de su paz, de sus suavidades interiores, entrando en la más "espantable" noche a la que sí sigue la perfecta contemplación.

Una de las partes más originales y más profundas de la doctrina de San Juan de la Cruz, con la que más ha hecho progresar la teología mística y merecido el título de Doctor, es la que se refiere a lo que él llama la noche pasiva del espíritu.
Un campo sin explorar. Juan de la Cruz percibe la urgencia y la dificultad, y se decide a explorar todo ese campo de la noche, en especial las zonas más arduas donde ningún escritor había logrado penetrar.
José Vicente Rodríguez y Federico Ruiz[18]

Monte de perfección

Monte de perfección.
Artículo principal: Monte de perfección

En su célebre dibujo del Monte de perfección la recta senda del ascenso aparece flanqueada por dos caminos laterales sin salida. El de la derecha, el camino mundano, señala sus peligros: poseer, gozo, saber, consuelo, descanso. Asimismo el de la izquierda marca también los peligros de un camino espiritual: gloria, gozo, saber, consuelo, descanso. Sorprende especialmente la leyenda de los escalones del camino central, el correcto, en los cuales se lee: Nada, nada, nada, nada, nada Como nota de este gráfico el autor escribe: Da avisos y doctrina, así a los principiantes como a los aprovechados, muy provechosa para que sepan desembarazarse de todo lo temporal y no embarazarse con lo espiritual, y queden en la suma desnudez y libertad de espíritu, la cual se requiere para la divina unión. Algunas de sus frases breves resumen bien su doctrina, como: «Niega tus deseos, y hallarás lo que desea tu corazón» y «El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener grande desnudez, y padecer por el Amado».

Versiones musicales de sus poemas

  • La música callada, de Federico Mompou en 1893–1987. Es una obra para piano compuesta de 28 pequeñas piezas, agrupadas en cuatro cuadernos publicadas en 1959, 1962, 1965 y 1967, respectivamente. El título está tomado de los versos «...la música callada/la soledad sonora...» del Cántico espiritual.[19]
  • Mística, de Carmelo Bernaola en 1991. Es una cantata sobre versos de San Juan de la Cruz que estrenó en la XI edición de Europa Cantat (1991), en Vitoria.
  • The Dark Night of the Soul, de Loreena McKennitt en 1994. Es una adaptación en inglés de La Noche Oscura del Alma dentro del disco The Mask and Mirror.[21]
Upon a darkened night

The flame of love was burning in my breast
And by a lantern bright
I fled my house while all in quiet rest

En una noche oscura

La llama del amor ardía en mi pecho
Y por una linterna brillante
Huí de mi casa mientras todos en silencio descansaban

Primera estrofa de The Dark Night of the Soul, Loreena McKennitt[22]
Mientras iba de tu mano hacia la montaña,

unos días eran fuego y otros eran llamas.
Dentro del espejo donde no me reflejaba,
la promesa que en la cima nos aguardaba.
Pero una vez allí las nubes no nos dejaban ver el suelo

y una sensación que tuve fue miedo.
Fragmento de San Juan De La Cruz, Los Planetas[23]
  • Silencio de Amor, de Jésed Ministerio de Música en 2002. Es un disco publicado en Monterrey, México, cuyas letras están basadas en la obra poética del santo.[24]

Referencias

  1. Méndez Plancarte, Alfonso (1992). San Juan de la Cruz: pensamiento y poesía. Universidad Iberoamericana. México. p. 39. http://books.google.es/books?id=KYN1g-VOfrcC&pg=PA39&dq=patrono+de+los+poetas&hl=es&ei=0mTVTdi6Aoqj8QOYnPHCDA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CDgQ6AEwAw#v=onepage&q=patrono%20de%20los%20poetas&f=false. 
  2. Jean Canavaggio y Bernard Darbord, Historia de la literatura española: El siglo XVI, Barcelona, Ariel, 1994, vol. 2, pág. 164. ISBN 978-84-344-7453-6
  3. Luciano Álvarez (1 de noviembre de 2008). «Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez». El País. Crónicas de luz y sombra. Consultado el 16 de julio de 2011. «Gonzalo es el hijo de una noble familia de judíos conversos de Toledo. Huérfano, fue criado por unos tíos ricos, dueños de un negocio de tejidos de seda, que lo iniciaron desde muy joven en el comercio.».
  4. José Carlos Gómez-Menor Fuentes. «El bachiller Diego de Yepes, cura de Domingo Pérez, morador en Torrijos». Consultado el 16 de julio de 2011.
  5. Moliner 2004:74
  6. Santolaria Sierra, Félix F. (1996). Los colegios de doctrinos o de niños de la doctrina cristiana. 56. Hispania: Revista española de historia.  pp. 267-290. ISSN 0018-2141. http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9525. Consultado el 16 de julio de 2011. «Los llamados Colegios de Doctrinos o de Niños de la Doctrina Cristiana, verdaderas instituciones de asistencia y reeducación social que poblaron la geografía hispana en los siglos XVI y XVII.». 
  7. Vicente Rodríguez, José; Ruiz Salvador, Federico (2008). Obras Completas San Juan de la Cruz (6ª edición). Editorial de Espiritualidad. p. 5. ISBN 9788470683459. http://www.agapea.com/libros/OBRAS-SAN-JUAN-DE-LA-CRUZ-NUEVA-EDIC-ESPIRITUALIDAD-isbn-8470683454-i.htm. 
  8. Orden de Carmelitas Descalzos. «Regla «Primitiva» de la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo». Consultado el 18 de julio de 2011. «Regla «Primitiva» de la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, dada por San Alberto, Patriarca de Jerusalén, y confirmada por Inocencio IV.».
  9. Ayuntamiento de Mancera de Abajo. «Resumen histórico de Mancera de Abajo». Consultado el 17 de julio de 2011. «En el siglo XVI llegan a Mancera dos personajes que habían de ser muy importantes, en la vida espiritual de la España de la época, Santa Teresa de Jesús, y San Juan de la Cruz.».
  10. Centro Virtual Miguel de Cervantes. «Colegio convento de Carmelitas Descalzos de San Cirilo». De paseo por Alcalá. Consultado el 18 de julio de 2011. «vale la pena evocar al primer rector de este colegio, el abulense San Juan de la Cruz (1542-1591), místico y doctor de la Iglesia, cuya festividad se conmemora el 14 de diciembre. A la altura de estas paredes donde tan clara se oyó su voz, queda el visitante en disposición de recordar versos inefables, como aquellos donde el poeta nos habla de una intimidad ferviente, que orienta hacia lo sagrado:».
    La noche sosegada
    en par de los levantes de la aurora.
    La música callada,
    la soledad sonora,
    la cena que recrea y enamora
    San Juan de la Cruz
  11. Una versión literaria de la vida de San Juan de la Cruz y especialmente de este episodio se encuentra en la novela de José Jiménez Lozano El mudejarillo (1992).
  12. Chapman, John. . Enciclopedia Católica. Consultado el 17 de julio de 2011. «San Juan de la Cruz. (1542-1591). Cofundador de los carmelitas descalzos. Doctor de la teología mística. Aclamado doctor el 24 de agosto, 1926 por Pío XI.».
  13. Domingo Ynduráin, "Introducción", en San Juan de la Cruz, Poesía, págs. 20-21.
  14. Domingo Ynduráin, "Introducción", en San Juan de la Cruz, Poesía, págs. 26.
  15. Canavaggio y Darbord (1994:192).
  16. P. Elia y Mª J. Mancho, [1] «El repertorio de las poesías», en la «Introducción» a la edición de las Poesías de San Juan de la Cruz, Clásicos hispánicos del Centro Virtual Cervantes, 2002.
  17. Garrigou-Lagrange, Réginald (1929, París) (en francés). L'amour de Dieux et la croix de Jésus (II edición). Éditions du Cerf. pp. 549. OL20212420M. http://openlibrary.org/books/OL20212420M/L'_amour_de_Dieu_et_la_croix_de_J%C3%A9sus.. Consultado el 17 de julio de 2011. 
  18. Vicente Rodríguez, José; Ruiz Salvador, Federico (2008). Obras Completas San Juan de la Cruz (6ª edición). Editorial de Espiritualidad. p. 436. ISBN 9788470683459. http://www.agapea.com/libros/OBRAS-SAN-JUAN-DE-LA-CRUZ-NUEVA-EDIC-ESPIRITUALIDAD-isbn-8470683454-i.htm. Consultado el 17 de julio de 2011. 
  19. José Prieto Marugán (febrero de 2007). «La música callada». Opus Música. Consultado el 15 de julio de 2011.
  20. Amancio Prada. «Cántico Espiritual». Consultado el 15 de julio de 2011.
  21. Loreena McKennitt. «The Mask and Mirror». Consultado el 15 de julio de 2011. «Las escenas musicales de los poemas de San Juan de la Cruz y Shakespeare son eclécticas y ricas composiciones originales que incluyen las seductoras y dramáticas obras "The Mystic's Dream" y "Marrakesh Night Market".».
  22. Loreena McKennitt. «Letra de la canción The Dark Night of the Soul» (en inglés-español). Traduce letras. Consultado el 15 de julio de 2011.
  23. a b Los Planetas. «Letra de la canción Los Planetas - San Juan de la Cruz». Que de letras. Consultado el 15 de julio de 2011.
  24. Jésed (1 de junio de 2002). «Silencio de Amor». Consultado el 15 de julio de 2011. «Este disco se inspira en los poemas de San Juan de la Cruz. Sus letras transportan al alma orante al encuentro con Dios en el silencio de amor que se da en la oración contemplativa.».

Bibliografía

Enlaces externos


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