- Doctores de la Iglesia
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Doctores de la Iglesia
Doctor de la Iglesia es el título que la Iglesia (el Papa o un Concilio Ecuménico) otorga oficialmente a ciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos.
Los doctores de la Iglesia han ejercido una influencia especial sobre el desarrollo del cristianismo, sentando las bases de la doctrina sucesiva. En el cristianismo primitivo el título se adjudicó espontáneamente a ocho de los Padres de la Iglesia, cuatro de ellos de rito latino:
- Ambrosio (340-397)
- Jerónimo de Estridón (346-420), filólogo trilingüe y autor de la traducción de la Biblia al latín conocida como Vulgata.
- Agustín de Hipona (354-430), gran escritor y teólogo, autor de La ciudad de Dios, de Comentarios a las Sagradas Escrituras y de su propia biografía, intitulada Confesiones.
- Gregorio Magno (540-604), quien evangelizó a los bárbaros, especialmente en Inglaterra; reformó las costumbres y renovó el canto eclesiástico.
y cuatro de rito griego:
- Atanasio (296-373), quien combatió el arrianismo.
- Juan Crisóstomo (347-407), patriarca de Constantinopla y el mayor de los oradores cristianos.
- Basilio de Cesarea (329-379), quien se distinguió por su elocuencia, por su caridad hacia los pobres y su amor al monacato.
- Gregorio Nacianceno (328-389), orador elocuentísimo, teólogo profundo y campeón de la unión de las dos iglesias.
El Papa Pío V, en el siglo XVI, definió formalmente los criterios para la declaración de la dignidad, y desde entonces otros 25 santos antiguos y modernos han sido reconocidos como doctores de la Iglesia.
Contenido
Doctores orientales
La tradición bizantina recordaba como Padres de la Iglesia, en sentido amplio, a todos los teólogos previos al siglo VI, la época de la primera estabilización de la doctrina cristiana. De entre éstos, pronto se generalizó una especial veneración hacia Juan Crisóstomo, hacia Basilio Magno y hacia Gregorio Nacianceno, y ya el emperador León VI el Sabio instituyó un festival común para los tres el día 30 de enero con el nombre de festival de los tres jerarcas. Los sermones leídos tradicionalmente en el festival son obra de Cosme Vestítor, renombrado orador del siglo X, y las representaciones iconográficas de los tres jerarcas son frecuentes en la arquitectura eclesiástica bizantina.
La Menaea del 30 de enero narra la leyenda de la aparición de los tres doctores al obispo Juan Euquites en sueños, ordenándole conmemorarlos conjuntamente para evitar rivalidades entre sus fieles y seguidores. La inclusión de Atanasio parece posterior, probablemente motivada por la analogía con los cuatro doctores occidentales y los cuatro evangelistas, y siguiendo a Ireneo de Lyon, quien había buscado mostrar en varios ámbitos la existencia de cuatro pilares de la Iglesia.
Doctores occidentales
La tradición escolástica elaboró por su parte la noción de los cuatro doctores, y ésta se vio confirmada ya en 1298 por Bonifacio VIII, quien publicó una decretal que ordenaba honrarlos especialmente. El 11 de abril de 1567 el papa Pío V sumó al primer doctor moderno, Santo Tomás de Aquino, dominico como él y al año siguiente su número se incrementó al reconocer también las fiestas de los doctores griegos. En 1588 el papa franciscano Sixto V añadió al también franciscano San Buenaventura de Fidanza.
Doctrinas católica y ortodoxa
Mientras en Oriente la dignidad de doctor no ha estado asociada a ninguna definición formal, y otros teólogos además de los arriba mencionados se honran ocasionalmente con ese título —en especial San Gregorio Niseno, San León I Magno, San Máximo el Confesor, San Juan Damasceno, Simeón, el nuevo teólogo, Gregorio Palamás y Marcos de Éfeso—, la Iglesia católica vincula el título a tres condiciones: la eminens doctrina, es decir, la eminencia doctrinal en materia de teología y culto; la insignis vitae sanctitas, es decir, un elevado grado de santidad, y la Ecclesiae declaratio, es decir, una proclamación formal por parte de la Iglesia, que Benedicto XIV precisó como afirmada por el Sumo Pontífice o por un Concilio Ecuménico. Ningún Concilio ha ejercido esta facultad, sin embargo.
La concesión de la dignidad de doctor de la Iglesia no implica necesariamente la convalidación de la totalidad de la doctrina que el doctor ha sostenido. Aunque la Congregación de los Sagrados Ritos, la encargada de la proclamación, realiza un examen de la obra del prospectivo doctor, ésta no se integra necesariamente al dogma proclamado ex cathedra por la Iglesia, y aun en el caso de los doctores más reputados muchas de sus doctrinas han sido declaradas erróneas tras su muerte. Los temas sobre los que los doctores han escrito varían marcadamente; además de teólogos sistemáticos, como Santo Tomás de Aquino, San Anselmo de Canterbury o San Alberto Magno, se cuentan entre ellos epígrafos y predicadores, místicos, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, y aun historiadores y eruditos como San Beda el Venerable, cuya Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum es una extraordinaria fuente de información sobre la Inglaterra medieval.
La tradición escolástica llama convencionalmente con epítetos que recuerdan al de doctor de la Iglesia a ciertos teólogos; así, Duns Scoto es conocido como doctor subtilis (el "doctor sutil") y Roger Bacon como doctor mirabilis (el "doctor en maravillas"), aunque ninguno de ellos es formalmente doctor de la Iglesia y, de hecho, la teología de Scoto ha gozado de poca popularidad fuera de su propio tiempo. Sí son, en cambio, realmente doctores el doctor seraphicus San Buenaventura, el doctor universalis San Alberto Magno, y el doctor angelicus Santo Tomás de Aquino.
Liturgia
Los doctores de la Iglesia son honrados con una liturgia especial en la misa dicha en su honor. Esto excluye del nombramiento como doctor a los mártires, puesto que el oficio de la misa se reserva tradicionalmente para honrar a los confesores. El introito de la misa se adopta del de Juan el Evangelista; adicionalmente, el oficio incluye la lectura del Credo, y la antífona del Magnificat reza o doctor optime ("oh, excelentísimo doctor"). Estos dos últimos son los rasgos característicos del oficio doctoral, pues en la fiesta de algunos santos —en particular Juan Damasceno, pero también Atanasio, Basilio y Cirilo de Jerusalén— se dicen misas especiales.
Adiciones
La lista completa de doctores ha recibido añadidos hasta la actualidad, en la que cuenta con treinta y tres nombres:
- En 1720 Clemente XI incorporó a San Anselmo de Canterbury;
- en 1722 Inocencio XIII, a San Isidoro de Sevilla;
- en 1729 Benedicto XIII, a San Pedro Crisólogo;
- en 1754 Benedicto XIV, a San León I Magno;
- en 1828 León XII, a San Pedro Damián,
- y en 1830 Pío IX, a San Bernardo de Claraval.
- A lo largo de su papado, este último incluyó también a San Hilario de Poitiers (1851), a San Alfonso María de Ligorio (1871) y a San Francisco de Sales (1877).
- En 1883 León XIII añadiría a San Cirilo de Alejandría, a San Cirilo de Jerusalén y al Damasceno, y en 1899, a San Beda el Venerable.
- Benedicto XV proclamaría a San Efrén de Siria en 1920;
- Pío XI, a San Pedro Canisio (1925), a San Juan de la Cruz (1926), a San Roberto Belarmino y a San Alberto Magno (ambos en 1931);
- Pío XII, a San Antonio de Padua (1946), y
- Juan XXIII, a San Lorenzo de Brindisi (1959).
- Juan Pablo II añadiría a Santa Teresa de Lisieux en 1997.
Los treinta y tres doctores de la Iglesia Católica
En la siguiente lista aparece la totalidad de los doctores de la Iglesia católica, ordenados según la fecha de su proclamación.
Referencias
- Mayeur, Jean-Marie; Pietri, Charles; Pietri, Luce; Vauchez, André; Venard, Marc (1993). Die Geschichte des Christentums. Religion, Politik, Kultur. Freiburg, Baseil, Wien: Herder. 14 vols.
Enlaces
- ¿Quiénes son los Doctores de la Iglesia?
- Los Doctores de la Iglesia en la Enciclopedia Católica
- Los Doctores de la Iglesia en Corazones.org
- Doctores, Santos y venerables de la Iglesia en Vidas Ejemplares.org
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