- Miguel Ángel Juárez Celman
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Miguel Ángel Juárez Celman
Juárez Celman con la banda presidencial
12 de octubre de 1886 – 6 de agosto de 1890 Vicepresidente Carlos Pellegrini Predecesor Julio Argentino Roca Sucesor Carlos Pellegrini
17 de mayo de 1883 – 17 de mayo de 1886
17 de mayo de 1880 – 17 de mayo de 1883 Vicegobernador Tristán A. Malbrám Predecesor Antonio del Viso Sucesor Gregorio Gavier
Datos personalesNacimiento 29 de septiembre de 1844
Córdoba, Córdoba ArgentinaFallecimiento 14 de abril de 1909 (64 años)
Arrecifes, Buenos Aires, ArgentinaPartido Partido Nacional
Partido Autonomista NacionalCónyuge Elisa Funes de Juárez (Casado en 1872) Profesión Abogado Miguel Ángel Juárez Celman (Córdoba, 29 de septiembre de 1844 — Arrecifes, 14 de abril de 1909) fue un abogado y político argentino. Su carrera estuvo marcada por la influencia de su concuñado Julio Argentino Roca, que lo impulsó a la carrera legislativa. Fue un destacado impulsor de la separación de la Iglesia y el Estado, y un liberal de corte aristocrático, fomentando la educación pública y la inmigración para corregir lo que consideraba el "turbio entendimiento" del pueblo argentino.
Presidente de la Nación desde el 12 de octubre de 1886, impulsó generosamente la obra pública, pero fue incapaz de mantener la estabilidad económica y debió hacer frente a la formación de un poderoso frente opositor bajo el liderazgo de Leandro N. Alem, que daría origen a la Unión Cívica. Luego de la llamada Revolución del Parque y pese a su éxito en las armas contra los sublevados, debió dimitir y se retiró definitivamente de la vida política.
Contenido
Juventud
Juárez Celman nació y creció en Córdoba, donde estudió bajo los jesuitas en el Colegio Monserrat. Cursó estudios de leyes y se recibió de Abogado en 1869. El 24 de marzo de 1874 obtuvo su doctorado.
Pertenecía a una familia aristocrática e ingresó tempranamente a la actividad política. Fue electo diputado al apenas doctorarse, y desde el parlamente provincial encabezó el movimiento para la secularización de las instituciones educativas. Dos años más tarde fue electo al Senado, y en 1877 designado presidente del cuerpo. Ejerció sólo brevemente la función, pues la muerte del gobernador Clímaco de la Peña llevó al gobierno a Antonio del Viso, quien lo nombró Ministro secretario de Gobierno. Ocuparía el cargo hasta el final del mandato de del Viso. Su actuación enérgica e informada le valió la postulación a la gobernación ese mismo año, y fue electo por el Partido Nacional, asumiendo el 17 de mayo de 1880.
Gobernación
Era ya gobernador electo cuando los insurrectos porteños dirigidos por Carlos Tejedor y Lisandro Olmos, opuestos a la federalización de Buenos Aires, lo capturaron junto con del Viso. Logró salvarse, y una vez en posesión del cargo envió tropas en apoyo del recientemente electo presidente Julio A. Roca; junto con éste y los demás integrantes de la Liga de los Gobernadores, fundaría en los años siguientes el Partido Autonomista Nacional (PAN).
El autonomismo nacional hizo suya una concepción del progreso industrial y civil de corte comtiano, que casaba perfectamente con el ya entonces célebre anticlericalismo de Juárez Celman. Entre sus obras de gobierno en Córdoba se contaron el establecimiento del Registro Civil, la reglamentación de los entierros y del trazado urbano, la creación de escuelas y hospitales y la creación de colonias agrícolas en el interior de la provincia.
Su temperamento y estilo de gobierno destacaban a la par de sus realizaciones. La desconfianza por las iniciativas populares y el manejo privatista de la política se hicieron manifiestos en las constantes intervenciones directas del gobernador, su injerencia en la distribución del crédito y el recurso a la presencia del ejército en caso de toparse con obstáculos.
La Reforma constitucional de 1883: Los municipios
El régimen municipal establecido en la Constitución provincial de Córdoba de 1855 no abandonó la estructura municipal vigente en los tiempos de la colonia. Por cada Departamento existía una administración municipal que, de esa manera, incluía en su jurisdicción más de un centro poblado. Años más tarde, en 1870 se introdujeron reformas en la Constitución ampliando las facultades de los municipios pero sin modificar las arcaicas estructuras vigentes. Fue recién en 1883 cuando, por encargo de Juárez Celman, el entonces rector del Colegio Montserrat, doctor Filemón Posse, introdujo en el proyecto de reforma constitucional la supresión de los “Municipios departamentales” o “Corporaciones municipales”. Desde entonces las jurisdicciones municipales se vieron reducidas a los límites de su ciudad, villa o aldea.
Mediante la misma reforma constitucional, los poderes ejecutivos de los municipios cordobeses dejaron de ser organismos colegiados y fueron sustituidos por el cargo de intendente: función administrativa, unipersonal, electiva, cuyo mandato se fijó en tres años de duración. También para el mandato de los concejales, entonces llamados municipales, se estableció un período de tres años. El 11 de enero de 1883 se sancionaron las reformas constitucionales, siendo promulgadas mediante un decreto del gobernador Juárez Celman catorce días después. En octubre del mismo año se promulgó y reglamentó una nueva Ley de Municipalidades (Nº 924) autorizando la creación de nuevas municipalidades locales en todo aquel lugar donde un mínimo de treinta “vecinos contribuyentes” realizaran la pertinente solicitud.
El presidencialismo
Bajo la presidencia de Julio A. Roca, concuñado de Juárez Celman, se había consolidado el tiempo de un nuevo método político en la República Argentina: el presidencialismo. Al sistema del acuerdo de ministros y las juntas de notables de la época de Mitre, Sarmiento y Avellaneda, le siguió el manejo político de uno solo: el presidente. El presidencialismo surgió con el asentimiento general. Los partidos provinciales, que bien o mal disputaban los gobiernos de provincia, acabaron por someterse a los designios e influencia de un poder presidencial unipersonal, fuerte, dotado de atribuciones máximas, capaz de garantizar la estabilidad de los gobernadores contra las revoluciones locales. A la estabilidad de los partidos provinciales seguiría la estabilidad de los gobernadores, que ya no deben su cargo a juntas de notables locales sino solo al presidente.
La unificación y la centralización serán el método de gobierno dominante en los próximas décadas. Como expresara Lucio V. Mansilla, Diputado por Buenos Aires, al votar por la intervención de la Provincia de Tucumán el 1 de junio de 1887: "La bandera autonomista no es más que una invención... no es sino una especie de espantapájaros aquello que se llama autonomía de las provincias... la Nación es lo primero, las provincias, los Estados como se dice, no son sino poquísima cosa".
De los tres poderes de la República, el menos poderoso en ese esquema institucional, era el Congreso. El Senado de la Nación Argentina constituía un refugio de ex presidentes, ex ministros y ex gobernadores que discutían con brillo, aunque sin eficacia, el alcance los artículos Quinto y Sexto de la Constitución de 1853, o las atribuciones del Poder Ejecutivo para declarar por sí solo un Estado de Sitio que éste no habría de levantar. La Cámara de Diputados de la Nación Argentina era una tribuna de entretenimiento, donde los "doctores de la ley", jóvenes abogados egresados en su mayoría de la Universidad Nacional de Córdoba, ensayaban teorías y ejecutaban sus dones oratorios sin mayores resultados prácticos.
La función de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, integrada por políticos retirados, se asemejaba bastante a la judicatura romana. Su tarea principal era la aplicación de las reglas de juego del sistema político, el respeto por los poderes presidenciales y el cumplimiento estricto del Pacta sunt servanda en las relaciones civiles.
La única garantía constitucional válida y sólida era la libertad de prensa, la más valiosa de las libertades civiles, y órgano de expresión de la clase gobernante. En cada provincia y en la Capital misma de la Nación Argentina, cada partido o notable contaba con un medio periodístico a su alcance para promover su filosofía política dotada de verdad.[1]
Designación de senador nacional: La sucesión de Roca
Desde su posición como gobernador de Córdoba, y motivado por su proximidad a Roca, Juárez Celman vislumbró la posibilidad de ser el candidato presidencial del Partido Autonomista Nacional en 1886 informándose a través de los diputados y senadores por Córdoba de los acontecimientos políticos, e intercambiando correspondencia privada con el presidente. Había serias dudas en torno a una candidatura de Juárez: su juventud, pues al dejar el cargo de gobernador contaba con 34 años; el desplazamiento político de su hombre de confianza, el ex gobernador Antonio del Viso, reemplazado en el Ministerio del Interior por Bernardo de Irigoyen en febrero de 1882; y la decisión de Roca de impedir que un aliado político del gobernador cordobés, Luis G. Pinto, alcanzara la gobernación de Santiago del Estero.
Sin mayores expectativas, el 17 de mayo de 1883 Juárez Celman entregó el mando provincial a su sucesor Gregorio Gavier, también autonomista, y rápidamente la Asamblea Legislativa lo designó senador de conformidad al Artículo 46 de la Constitución de 1853. El 31 de julio se incorporó a la Cámara de Senadores de la Nación Argentina, donde continuó adoptando posiciones anticlericales, ya exhibidas durante su etapa de gobernador. Desde allí, en defensa de procedimientos electorales discutibles llegaría a opinar que "consultar al pueblo siempre es errar, pues éste únicamente tiene opiniones turbias".
Sin embargo, Julio A. Roca, que no se interesaba por las ideas de los demás sino solo por las propias, impulsado por el deseo de volver a ocupar el sillón de Rivadavia y creído en la amistad y lealtad probadas de Juárez, favoreció la candidatura del cordobés para la sucesión presidencial. Juárez Celman se presentó a las elecciones presidenciales del 11 de abril de 1886, en las que obtuvo el triunfo, no sin acusaciones de fraude electoral (una práctica por lo demás frecuente por parte del PAN). Lo acompañó en la fórmula Carlos Pellegrini, ex ministro de Guerra de Roca, que había abogado por su candidatura desde las páginas del diario Sud América.
Presidencia: El Unicato
El 12 de octubre asumió la presidencia; en su discurso inaugural anunció su ideario liberal, que incluía la promoción de la educación, de la inmigración europea —con la que pretendía revertir la "inferioridad" de la sangre nativa— y de la empresa privada. Su énfasis en el papel de los individuos contrastaba sin embargo marcadamente con su estilo de gobierno; habituado a la dirección autocrática de los asuntos públicos, rápidamente entró en conflicto con Roca, quien aspiraba a mantener su influencia sobre el gobierno y el Partido Autonomista Nacional.
Su administración, desde el primer minuto, se caracterizó por una exacerbación del presidencialismo. No dudó en acudir a la intervención federal para manipular la situación de las provincias en las que la línea roquista era dominante, con lo que se ganaría la enemistad de éste y palabras públicamente injuriosas. La enorme concentración del poder político en su persona y en funcionarios directamente designados desde la presidencia, le valieron a su gobierno el mote de Unicato.
Juárez Celman promovió la obra pública, en especial en Buenos Aires, con la intención de asemejarla a las capitales europeas que tomaba como referencia. Ordenó la construcción de edificios de gobierno, del Teatro Colón, de numerosas escuelas y de infraestructura sanitaria y la reforma del puerto de Buenos Aires de acuerdo al proyecto de Eduardo Madero; a la vez, impulsó la privatización de la red ferroviaria, juzgando inconveniente que un servicio tal quedara en manos del Estado. Esta acción le valió acerbas críticas del senador Aristóbulo del Valle, que señalaba que de ese modo se sometían los recursos públicos al interés del capital privado, y lamentaba que se hubiera garantizado las ganancias de las empresas compradoras con fondos estatales.
El 10 de abril de 1888, el presidente Miguel Juárez Celman creo una unidad de telegrafistas en el Ejército. En 1897 fueron movilizadas unidades de la Guardia Nacional en previsión de un conflicto con Chile y para ese entonces esa milicia contaba con un regimiento de ingenieros que recibió instrucción específica en telegrafía de campaña.
El estímulo a la inmigración fue también importante, incluyendo la gratuidad de los pasajes y la entrega de tierras a los colonos, muchas de ellas arrebatadas a los nativos en la Campaña del Desierto de su antecesor Roca. Se impulsó también una gran reforma jurídica, incluyendo la organización procesal de los Tribunales, el establecimiento de un Registro de la Propiedad, la sanción de la Ley de Matrimonio Civil y de códigos de Minería, Penal y de Comercio. El impulso aparente hacia un régimen legalista se vio contrastado con las acusaciones de corrupción que cundieron contra su gobierno, basadas sobre todo en la concesión de obras a personas de su círculo íntimo, la especulación inmobiliaria y financiera de los miembros del gobierno y el exceso del gasto público.
El resultado inmediato de la enajenación de los medios públicos de producción y el ruinoso gasto fue una marcada inestabilidad financiera. Al entrar en crisis la economía británica a fines de los años 1880 la situación se hizo insostenible; la principal acreedora del Estado, exigió pagos que implicaron una merma constante en las reservas de oro y que llevaron a la inconvertibilidad de la moneda (a partir de 1885) y una profunda inflación, triplicándose la emisión de moneda entre 1888 y 1889. Hacia 1890 se convocaron numerosas huelgas exigiendo mejoras salariales para mantener el nivel de vida, y la oposición se fortaleció; poco antes, el propio Roca lo había llamado públicamente "vil y ruin".
La Revolución de 1890 y sus consecuencias
La Unión Cívica de la Juventud, un movimiento civil que había encauzado parte de la oposición a Juárez Celman, se convirtió en 1890 en un partido político. la Unión Cívica. El 13 de abril de 1890 la denuncia formulada por del Valle en el Senado acerca de la circulación de emisiones clandestinas de moneda a la par de las legales provocó una enorme agitación; los activistas católicos, la clase popular empobrecida, y los opositores políticos comenzaron a realizar manifestaciones en Buenos Aires y Rosario. Leandro N. Alem, apadrinado por Bartolomé Mitre, convocó a un gran mitin de los miembros de la UC, en el que comenzaría a gestarse el movimiento que el 26 de julio de ese año daría lugar a la revolución del Parque. Hablaron Aristóbulo del Valle, Bartolomé Mitre, José Manuel Estrada, Pedro Goyena y Leandro Alem, incitando a la rebelión contra la autocracia.
La revolución de 1890 fue cruenta, y durante los días de lucha las tropas al mando de Roca, Pellegrini y Levalle reprimieron duramente a los insurrectos, que capitularon pocos días más tarde. Juárez Celman, que había abandonado Buenos Aires temiendo por su vida, no fue capaz de negociar con su propio partido las condiciones de su continuidad tras la victoria militar, y el 6 de agosto de 1890 presentó su renuncia al Congreso a instancias de Roca.
Fue así el primer presidente en 30 años en no completar su mandato, que quedó en manos de Pellegrini; éste tuvo que afrontar una penosísima situación económica, en que las utilidades de la deuda externa representaban el 60% del PBI y la mayoría de las casas bancarias habían cerrado sus puertas.
Juárez Celman abandonó la vida política y se retiró a su estancia "La Elisa", en Arrecifes, donde moriría — sin haberse reconciliado con Roca — el 14 de abril de 1909.
Referencia
- ↑ Rosa, José María: "Historia Argentina: La Argentina del Ochenta". Vol. VIII. Buenos Aires, 1974.
Véase también
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Miguel Ángel Juárez Celman. Commons
- Miguel Ángel Juárez Celman en Diario Clarín
Cargos públicos electivos
Predecesor:
Julio Argentino Roca
Presidente de la Nación Argentina
12 de octubre de 1886 - 6 de agosto de 1890Sucesor:
Carlos PellegriniPredecesor:
Antonio del VisoGobernador de la Provincia de Córdoba
17 de mayo de 1880 – 17 de mayo de 1883Sucesor:
Gregorio GavierCategorías:- Nacidos en 1844
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