- Analogía
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Analogía
Analogía significa comparación o relación entre varias razones o conceptos; comparar o relacionar dos o más objetos o experiencias, apreciando y señalando características generales y particulares, generando razonamientos y conductas basándose en la existencia de las semejanzas entre unos y otros.
En el aspecto lógico apunta a la representación que logramos formarnos de la realidad de las cosas. Partiendo de que las cosas son reales pero la representación cognoscitiva es una interpretación subjetiva.
La representación es algo ideal o lógico pero como objeto real del sujeto que conoce, piensa y experimenta, recibe de éste ciertas propiedades como la abstracción, la universalidad, etc. que permite comparar un objeto con otros, en sus semejanzas y en sus diferencias.
La analogía permite una forma inductiva de argumentar fundada en que si dos o más entidades son semejantes en uno o más aspectos, entonces es probable que existan entre ellos más semejanzas en otras facetas.
En lingüística se plantea el problema de la univocidad, equivocidad y analogía respecto al uso de las palabras o el sentido del discurso. Las figuras retóricas de la comparación, la alegoría y la metáfora son las figuras a las que la analogía presta su sentido. Asimismo por analogía se introducen variaciones semánticas y etimológicas.
En cuanto al comportamiento, el aprendizaje por la experiencia convertido en reglas de conducta supone la confianza inductiva de que actuando de la misma forma que en situaciones parecidas se obtendrá el mismo resultado, si éste es satisfactorio. El comienzo de la artesanía y de la técnica encuentran aquí su fundamento.
La capacidad de imitación del niño como técnica de aprendizaje no es más que la analogía de que el comportamiento de los padres o de los seres «a los que hay que imitar» es garantía del éxito de la propia conducta, al menos socialmente.
En Derecho constituye el fundamento de poder considerar casos semejantes mediante una cuidadosa comparación. Tal es el fundamento de la jurisprudencia. Véase Analogía (Derecho).
En cuanto a la reflexión sobre la analogía como argumentación la «filosofía tradicional» distingue dos modos de analogía: de atribución y de proporcionalidad, siendo utilizada fundamentalmente en la demostración de la existencia de Dios.
La filosofía actual considera el problema de la analogía ligado a lo lógico y lingüístico.
El sentido de la analogía a lo largo de la Historia
Fueron los primeros matemáticos griegos quienes utilizaron el término de analogía, haciendo referencia a la proporcionalidad entre medidas y cantidades. Véase Semejanza.
Pero fue Platón quien dio a esta noción un carácter de trascendencia que ha llenado páginas en la filosofía y el lenguaje.
Si bien Platón introdujo esta noción de analogía comparando la «Idea del Bien» con el Sol,[1] el estudio más detallado de la noción lógica lo hizo Aristóteles al considerar la analogía del ente.[2]
Los escolásticos, ya en la Edad Media, integraron y completaron la analogía aristotélica en su doctrina argumentando la existencia de Dios como Causa Primera, (ESSE SUBSISTENS) y la trascendencia de Dios entendido como Ser-de-esencia (ESSE) ´según la tradición platónica, concibiendo a Dios como IPSUM ESSE SUBSISTENS, cuyo contenido se predica analógicamente de los demás entes por participación, entendidos éstos como criaturas.
En la medida en que el pensamiento y el lenguaje han ido encontrando la fuente de su propia fundamentación al margen de la metafísica, a partir de la Edad Moderna, la analogía ha ido perdiendo sentido ontológico, acentuándose su sentido e importancia en cuanto al uso del lenguaje y su aplicación lógica en los razonamientos.
La analogía en la creación y modificación del lenguaje
Analogía semántica
La analogía semántica es un fenómeno que se produce por la tendencia a asociar una palabra a un significado análogo. Un ejemplo lo constituye el término artístico "miniatura", que proviene del italiano miniatura y significa literalmente 'pintura de pequeñas dimensiones, realizada generalmente sobre vitela u otra superficie delicada', aunque, por etimología popular, ha generalizado su significado, y hoy día designa cualquier objeto de reducidas dimensiones.[3]
Analogía léxica
La analogía léxica es el fenómeno que se produce por la tendencia a asociar a cada palabra un sentido determinado. Se denomina también paretimología o atracción paronímica.[4] Esta creación de significado manifiesta, en general, o bien por trastrueque semántico o bien por adaptación fonética de la palabra.[5] Es el recurso más común en la etimología popular.
La analogía en el uso del lenguaje
El uso concreto del lenguaje produce en el significado de las palabras o en el sentido del discurso en su referencia a la realidad, problemas de muy diversa índole. En el tema que nos ocupa ponemos la atención en que la misma palabra o discurso puede adquirir diversos significados o sentidos según un uso determinado.
Se hacen necesarias varias distinciones:
Univocidad
Hay univocidad cuando la palabra o el discurso tienen un significado determinado en su referencia a la realidad y el uso concreto que se hace del lenguaje, responde a dicho significado.
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- La palabra mesa, usada unívocamente, viene a significar lo que todos entendemos como tal..
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- El discurso de la ciencia pretende tener una referencia unívoca mediante un proceso de formalización del lenguaje, para evitar toda equivocidad.
Equivocidad
Se produce cuando en el uso de la palabra o del discurso el significado no está en sí mismo sino en el contexto del uso que se haga de ella.
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- La palabra “presa” por sí misma no nos permite saber qué significado tiene. Es el contexto el que nos hará saber si se trata de una persona que está presa en la cárcel; o si es una construcción que contiene el agua de un río; o si se trata de un objeto de caza por parte de un depredador.
Cuando alguien está sujeto “apresado” o condicionado por determinadas cosas o circunstancias hace un uso del lenguaje cuyo sentido depende de dichas condiciones o circunstancias. Se juega con la equivocidad que ofrece la retórica, sin necesidad de mentir o decir falsedad plena.
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- El discurso de un político en vísperas de elecciones adquiere un sentido “electoralista” y fuera de ese contexto no tiene el mismo sentido. Ocurre lo mismo con el uso del lenguaje en la propaganda.
La equivocidad es el recurso retórico de la ironía y el “doble sentido”, así como del chiste.
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- ¿Cómo quieres que vaya de noche a verte, si el perro de tu padre sale a morderme?.
Analogía
Es cuando la palabra o el discurso en sí es unívoco pero es usado de manera que, conservando el significado propio, en el uso análogo adquiere un significado o sentido figurado en relación con el significado propio como término de comparación. En las analogías se conserva el sentido, la relación de significantes, no los significados. Así mediante una analogía queremos enseñar el sentido de una relación concreta de significantes.
Homología
Se produce homología cuando dos cosas o casos diferentes, aun siendo estructuralmente semejantes poseen funciones diferentes.
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- Por ejemplo los brazos de una persona son homólogos a las aletas de una ballena, la estructura (significante) es esencialmente la misma pero la función (significado) cambia. En geometría las figuras “semejantes” son homólogas, porque poseen una forma o estructura semejante. En las homologías la forma o estructura es lo que permanece semejante mientras que cambia el sentido, o sea, la relación entre los significantes. La esfera y el balón de fútbol, que algunos llegan a denominar "el esférico".
Comparación
Cuando el lenguaje expresa directamente una comparación entre dos objetos o situaciones reales.
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- El narrador resalta retóricamente la fuerza de una hormiga llevando una hojita al hormiguero diciendo: “es como si arrastrara hacia su casa un objeto de 150 kg”.
Dando a entender que sería similar al esfuerzo que tendría que hacer un hombre moviendo ese peso.
Alegoría
Cuando la comparación se prolonga a lo largo del discurso hablando del término comparado en vez de hablar del propio objeto de referencia real, entonces el recurso lingüístico recibe el nombre de alegoría.
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- Las parábolas del Evangelio o las fábulas son el ejemplo más propio de lo que es una alegoría. El cuento de Pinocho es una alegoría de lo que no debe hacer un niño, "mentir". Los niños tienen que “decir siempre la verdad”, so pena de recibir un castigo. El mensaje es más plausible para el niño a través del cuento que la mera transmisión del mensaje.
La metáfora
Es la aplicación propiamente dicha de la analogía. Un recurso poético que responde a la figura de la metáfora. Responde al mismo planteamiento que la comparación pero suprimiendo la referencia a lo comparado, hablando directamente de lo comparado como si fuera el objeto directo del discurso.
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- Si el amante le dice a la amada: “eres la luz de mi vida”, es evidente que no le está comparando con una “linterna”; en todo caso sería con el “sol” en un “sentido figurado”; lo que está diciendo en realidad es que: “así como la luz (del sol) es esencial para mi vida sin la cual no puedo vivir, tú eres tan esencial como la luz (del sol) y sin ti no puedo vivir”. Lo que ocurre es que dicho de la primera manera es más “poético”.
La analogía en el aprendizaje de la conducta y la técnica
La analogía en la argumentación lógica
La analogía no pasaría de ser un figura literaria o expresiva, retórica, si no fuera porque a la sombra de esta capacidad de comparación del entendimiento se han forjado los argumentos analógicos.
No cabe duda de que en la literatura y el arte tales argumentos ofrecen una riqueza expresiva enorme.
En la vida diaria continuamente practicamos tales razonamientos. Tales argumentos, como argumentos inductivos de conclusión probable y retórica no tienen inconveniente alguno. Nos acercan al posible conocimiento de la verdad lo mismo que cualquier razonamiento científico.[6] Tales argumentaciones pueden tener diversas formas:
Interpolación
Extrapolación
La modelización
De especial relevancia para la ciencia y la técnica es la construcción de modelos.
En la técnica se usa el modelo a escala como representación reducida de una realidad a fin de poder estudiar su comportamiento, considerando que la realidad conservará análogamente las mismas propiedades que el modelo.
Más importancia para la ciencia tienen los modelos teóricos, en especial los modelos matemáticos, sobre todo a partir de la informática que hace posible el cálculo numérico.
De especial trascendencia constituyen el modelo político y el modelo económico que adopta una sociedad.
La reflexión filosófica sobre la analogía
La filosofía tradicional
La llamada filosofía tradicional en occidente,[7] ha concebido la analogía sobre todo en orden a justificar el conocimiento de la realidad que está más allá de la experiencia del mundo, la Metafísica, y de manera especial en el cristianismo, para la demostración de la existencia de Dios.
Para ello consideraban el argumento basado en la analogía concebida de dos formas:
- Como analogía de proporción
- Como analogía de atribución
Analogía de proporcionalidad
Las cosas materiales, sensibles, mudables e imperfectas[8] son lo que son en tanto que participan del verdadero ser real de una idea, eterna, inmutable, necesaria y, sobre todo, perfecta.
Las ideas son el modelo sobre el que el Demiurgo ha dado una forma a la materia[9] plasmando en ella, de modo imperfecto, el mundo material cambiante, sensible, y transitorio en el que vivimos temporalmente.
El orden de este mundo material se explica en función del otro mundo, el «Mundo de las Ideas» que no es material. Un mundo ideal ordenado y jerarquizado según la participación de unas ideas como formas o esencias inferiores en otras ideas, formas superiores, según un grado de menor a mayor universalidad: de la especie al género inferior y de éste al genero superior en una escala ascendente, llegando así a la Idea de las Ideas, la «Idea del Bien», fuente de toda perfección y origen de todo.[10]
Todo lo que vemos de perfección en el mundo es debido a la forma que es la esencia o modo de participación en las ideas. La forma tiene que buscar y realizar la perfección que le corresponde como alma, principio de vida y movimiento e inmortal, siendo juzgada después de la muerte al separarse de la materia reencarnándose sucesivamente en diversos cuerpos materiales.
En la famosa «Alegoría de la Caverna»[11] Platón compara el mundo material a un mundo de sombras que surge a partir de la luz del Sol, fuente de todo, que da realidad a las ideas a las que ilumina produciendo las sombras que los hombres, prisioneros en el mundo material, solamente pueden contemplar como sombras en la pared de la caverna.
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- El ver es al cuerpo como el pensar es al alma
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- Este mundo en su imperfección nos remite al mundo de las ideas en su perfección
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- El ser mudable y material nos remite al Ser inmutable, Eterno y Perfecto que es la Idea del Bien
Tal es la analogía que se desprende de esta forma de ver la realidad y el mundo, entendida como analogía de proporcionalidad.
El conocimiento consiste en reconocer, recordar y contemplar en las cosas sensibles de este mundo las ideas como verdadera realidad. El alma pertenece al mundo de las ideas, las ha contemplado en una vida anterior; la vida en este mundo material no es más que un proceso de purificación necesaria para que, a través de la Filosofía el alma racional a través del hombre, pueda liberarse definitivamente de lo material volviendo a su lugar natural en el mundo de las ideas. Mientras eso no se cumpla será juzgada y tendrá que ir reencarnándose sucesivamente en diversos seres del mundo.
Los cristianos encontraron en esta filosofía platónica la principal fuente de inspiración en la justificación filosófica de su Religión: un concepto de Dios Único, frente al politeísmo. Un mundo que está hecho según unas ideas, una Providencia de Dios, un plan Creador. Un juicio que premia a los buenos y castiga a los malos. Y un mundo material que impide o dificulta al alma, encarnada en la materia del cuerpo elevarse al mundo de las ideas y en definitiva a Dios. Si bien los cristianos sólo aceptan la existencia del alma humana como espíritu que trasciende la materia.[12]
En definitiva, la analogía se convierte en la forma en la que el entendimiento humano, la razón o el alma humana, comprende la verdadera realidad y asciende por medio de las ideas, la fe en el caso de los cristianos, al conocimiento de la Verdad, y el conocimiento del Dios Verdadero, del que por analogía de las imperfecciones del mundo podemos predicar sus atributos.
Analogía de Atribución
Hasta la reintroducción del pensamiento aristotélico por los árabes,[13] el platonismo fue la filosofía que inspiró al cristianismo.
Aristóteles habla del uso de los términos y aplica al ente un uso analógico.[14]
El ejemplo de Aristóteles: Cuerpo sano, orina sana, alimento sano y medicina sana.
La salud propiamente dicha únicamente se predica de un cuerpo sano. Y por comparación con un cuerpo sano decimos que:
- La orina es sana en tanto que manifiesta la salud del cuerpo
- La medicina es sana en tanto que recupera la salud del cuerpo
- El alimento es sano en tanto que mantiene la salud del cuerpo.
En todos estos casos la predicación se hace con referencia a una realidad y con referencia a ella se aplica a todas las demás.
No tiene el mismo sentido el verbo Ser en cada una de las siguientes expresiones:
- Este es Pedro
- Pedro es un hombre
- Pedro es simpático
- Pedro es (está) sentado
referidas todas a un mismo sujeto.
En el primer caso hablamos del ser de Pedro directamente, en su existencia que se nos manifiesta aquí y ahora, en el mundo de mi propia existencia, designándole como realidad. En el segundo explicamos cómo entendemos lo que es Pedro. En el tercero afirmamos una cualidad propia del Pedro que conocemos. En el cuarto indicamos un modo de ser en un momento dado del Pedro que conocemos.
Ser también lo usamos con referencia a los objetos posibles, aun cuando no existiera ninguno. Así por ejemplo cuando decimos: "Un nieto es el hijo de un hijo con respecto al padre del primero". Hemos definido un ser posible lo mismo que “Pegaso es un caballo con alas”.[15]
Ser también tiene sentido de pasado o futuro: Napoleón fue emperador de Francia. - Si actuamos correctamente el mundo será mejor.
En el caso de la orina, la medicina o el alimento, la atribución del predicado es meramente una relación extrínseca a partir de la relación accidental con el cuerpo.
En el caso de Pedro la atribución de esos predicados es intrínseca puesto que atañe a las notas propias que constituyen a Pedro como tal.
¿Cuál es el sentido propio del verbo ser?
Para Aristóteles no cabe la menor duda: Pedro y el cuerpo concreto que existe y que está sano aquí y ahora. Es lo que Aristóteles llama la sustancia primera.
La sustancia primera es lo que verdaderamente existe, (es) y todo lo demás existe (es) en función de y para la sustancia.
La sustancia es aquello que únicamente puede realizar la función de sujeto de la oración y nunca de predicado o atributo de otra cosa. Es decir: Pedro, Juan, este gato, esta piedra, etc. la única determinación posible en el lenguaje es nombrar por medio de un Nombre Propio. A falta de nombre propio, que solo concedemos a algunos seres, la única posibilidad es señalar con el dedo: “Esto”.[16]
La comprensión lógica de lo que es “Esto”, se hace necesariamente a través de los sucesivos predicados que se expresan mediante conceptos universales. Pedro es un hombre – Esto es un gato – Esto es una piedra.
Sobre los diversos predicados y modos de predicación que puede tener la sustancia véase: categorías y predicables.
Para Aristóteles (para la «filosofía tradicional» solamente en cuanto al conocimiento), el ser se manifiesta como tal en la existencia de sustancias primeras, es decir, los entes propiamente dichos. Todo lo demás, cualidades, tiempos, modos, y relaciones, los llamados accidentes, existen como formas referidas a una sustancia real, y se expresan como predicados de la sustancia primera mediante conceptos universales.
Los conceptos universales surgen a partir del conocimiento de la experiencia mediante un proceso de abstracción que permite al «entendimiento agente» intuir la esencia de las cosas. Por eso la atribución analógica de los predicados tiene en este modo de pensamiento pleno sentido de ser, de realidad, aunque sea en sentido analógico.
La filosofía llamada tradicional en occidente, da por supuesto el conocimiento de la sustancia como tal, y por tanto la realidad de las atribuciones. Lo que permite razonar por vía de la necesidad lógica, de modo “análogo” a lo que es la realidad tal cual es, a partir del conocimiento de la sustancia sensible en la experiencia.
Es posible el conocimiento de una ciencia, la Metafísica, entendida como “Filosofía Primera” o del “Ser en cuanto tal”.
Aristóteles, en su razonamiento científico que pretende ir de “lo necesario a lo necesario, pasando por lo necesario”, puede pasar así de la necesidad de la causa en el mundo de los seres, «Principio de Causalidad», (según el principio de que “Todo lo que se mueve, se mueve por otro”), a concluir la existencia necesaria de un Primer Motor, que mueve sin ser movido, como una entidad Metafísica, que mueve eternamente el mundo por medio de la causa final según el desenvolvimiento de las formas en el acaecer de un mundo que es eterno.
El Primer Motor de Aristóteles no tiene nada que ver con la «Sustancia Divina», pero es fácil comprender que los escolásticos lo acabaran entendiendo como «Causa Primera» que, unida a la Idea del Bien platónico, se identificara con el Dios Creador que postula su fe religiosa.
Esto es lo que hizo genialmente Santo Tomás distinguiendo dos modos de realidad:
- La realidad esencial del ser-posible como ente inteligible: una esencia como potencia de existir[17]
- La existencia del ente como realidad concreta de dicha esencia: realidad existente en el mundo, como sustancia, cuya existencia depende de la sucesión de las causas del movimiento que individualiza en la materia la esencia que, como idea y concepto intuido por el entendimiento, es universal.
Santo Tomás unió las dos analogías, de proporcionalidad y de atribución, en un IPSUM ESSE SUBSISTENS, Dios creador, Causa Primera, Ser Perfecto, fuente de todo ser, que ha sido la base de la filosofía cristiana y escolástica a partir de entonces, en la llamada filosofía «aristotélico-tomista», representada hoy por el Neoescolasticismo.
El Padre Suárez y los escolásticos modernos, así como los racionalistas supieron ver que el principio de causalidad no era suficiente para la afirmación de una Causa primera; pero el Principio de razón suficiente, según su interpretación, permite llegar a la misma conclusión metafísica.
El problema surge cuando en la Edad Moderna el punto de partida del conocimiento no es ya el mundo como realidad dada, sino que el punto de partida, a partir de Descartes es la propia conciencia y el sujeto que conoce.
El concepto mismo de sustancia se pone en cuestión, lo mismo que el proceso cognitivo por el que llegamos a la elaboración de los conceptos universales, como veremos más adelante.
La filosofía moderna
La reflexión filosófica sobre el conocimiento cambia completamente de sentido cuando Descartes enuncia su principio indubitable de “pienso, luego existo”. Ahora el objeto de reflexión sobre el conocimiento ya no es el ser de un objeto que se nos da en la experiencia del mundo sino el ser que nos aparece en nuestra conciencia, que él llamó idea en un sentido completamente diferente a como hasta entonces se había entendido dicho concepto, el sentido platónico. Ahora la idea es un contenido de conciencia y por tanto es algo cuyo ser se manifiesta en el pensamiento subjetivo del sujeto que piensa.
El mundo deja de manifestar el ser y se convierte en un fenómeno que aparece en la conciencia.[18]
Los conceptos dejan de ser una intuición objetiva del entendimiento y son meros contenidos de conciencia. El mundo exterior se convierte en problemático en el solipsismo.
Los racionalistas, como Descartes, Malebranche, Leibniz restauran la existencia de Dios y la metafísica mediante las ideas innatas; Spinoza, llevando la noción de sustancia y necesidad lógica al límite de su contenido, establece un monismo panteísta.
Los empiristas en cambio no admiten más fuente de conocimiento que la experiencia y por tanto los conceptos, las ideas, no son más que elaboraciones del entendimiento para ajustar la conducta a la propia experiencia. La sustancia no es más que una idea compleja que no representa una realidad en sí, sino un “ramillete de percepciones” dirá Berkeley.
No es posible la metafísica, y la ciencia no es más que una expectativa hipotética y analógica basada en la experiencia pasada, concluirá Hume.
La analogía de la experiencia
Kant, ante la postura del empirismo extremo de Hume que niega la posibilidad de una ciencia necesaria, pretenderá justificar la ciencia que se muestra en la Física de Newton como un éxito incuestionable.[19]Kant encuentra el fundamento de la ciencia en las llamadas Analogías de la experiencia y los postulados del pensar empírico:
Las analogías de la experiencia
- Permanencia de la sustancia a través del cambio,
- Ley de causa-efecto como reguladora del cambio.
- La simultaneidad implica acción recíproca (en las sustancias).
Los postulados del pensar empírico
- Lo que concuerda con las condiciones formales de la experiencia es posible.
- Lo que está en interdependencia con las condiciones materiales de la experiencia es real.
- Lo determinado por las condiciones universales de la experiencia es necesario.
Ahora bien, todo esto es referente al mundo fenoménico, lo que constituye el Mundo de las percepciones que se dan en la conciencia, pero el acceso a la realidad en sí como noúmeno no es posible mediante el conocimiento y por tanto la Metafísica no es posible como ciencia.
Sólo podemos llegar a la representación de Dios mediante un postulado de la Razón Práctica.
La analogía en la filosofía actual
John Stuart Mill[20] considera que la analogía es como un argumento inductivo pero sin ser inducción completa, y añade “pero no hay palabra que se use más vagamente, o con una gran variedad de acepciones”.
No obstante acepta el argumento analógico, siempre y cuando se den ciertas condiciones; no solamente tener en cuenta las semejanzas, sino también las diferencias considerando las relaciones entre ambas en un conocimiento suficientemente extenso.
Solo se puede admitir el argumento analógico en la medida en que las semejanzas son grandes y las diferencias muy pequeñas, lo que, en realidad, convierte a dicho argumento analógico en un argumento inductivo.
Ernst Mach considera la analogía como una relación entre sistemas de elementos homólogos que pueden dar lugar a diferencias y semejanzas, en la medida en que dichas relaciones pueden establecerse y medirse.
En cualquier caso tanto para Stuart Mill como para Mach el argumento analógico como inducción siempre va de lo particular a lo particular y no puede pasar de ser un argumento probable.
Por tanto la problemática del argumento analógico reside en que podamos inferir algo no perceptible, partiendo de lo mundano y perceptible en la experiencia, y a partir de un sistema formal lógico.
Tal ha sido la preocupación de Bochenski que interpreta la analogía tomista de la forma siguiente:
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- La expresión a significa en el lenguaje l el contenido f del objeto x
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- Simbólicamente: S(a,l,f,x) llamado complejo semántico, siendo el contenido f lo equivalente a la ratio o proporcionalidad tomista y x una cosa individual.
Bochenski establece la tabla de relaciones posibles entre dos complejos semánticos (16 relaciones) y lo compara con lo que Russell y Whitehead en sus Principia Mathematica llamaron ambigüedad sistemática, considerando que ambas situaciones venían a ser el equivalente de la analogía tradicional.
La analogía para Bochenski es pues: “Una relación entre: dos expresiones (nombres o términos), un lenguaje, dos contenidos (sentidos) y dos cosas (objetos), teniendo los nombres la misma forma y siendo las cosas diferentes.
La dificultad que representa la formalización es que, frente a la lógica tradicional, ahora hay que usar expresiones de expresiones, o símbolos de símbolos, lo que definitivamente conlleva que la analogía es un género de expresiones equívocas.
En definitiva: la analogía es analógica.
Considerar que la idea de padre pueda ser aplicada como argumento lógico a la idea de principio solo sería posible en la medida en que pudiéramos encontrar una formalización que superara el hecho de que, mientras el concepto de principio es transitivo, (un principio puede generar otro principio), el padre es intransitivo, (un padre engendra a un hijo) no otro padre.
Para Bochenski las lógicas trascendentales, históricas, etc. no tienen sentido. Por el contrario la lógica formal, con todas sus sutilezas, proporcionan más enseñanzas que las construcciones metafísicas grandiosas.
García Bacca, sin embargo, considera la analogía entre un ser que tiende hacia la "entificación" y un ser que tiende hacia la Nada "Aniquilación". El hombre es una potencia de trascendentalidad como Metafísica Natural o espontánea en la medida en que tiende hacia la trascendentalización pero ésta no es una teorízación especulativa sino una acción transformadora del mundo.
Notas
- ↑ La República. Libro VII
- ↑ Metafísica, Γ,2; 1003d 33)
- ↑ Enciclopedia Universal DVD, Micronet S.A. 1995-2006.
- ↑ Lázaro Carreter, F.: Dicc. de térm. filológ., p. 175-176
- ↑ Walter von Wartburg, Dictionnaire étymologique de la langue française (Diccionario etimológico de la lengua francesa), 2004. ISBN 978-2-13-054426-5
- ↑ La ciencia también utiliza la analogía pero sometida a las exigencias y condiciones de un método específico, y siempre es un camino de iniciación heurística
- ↑ de herencia griega sobre todo de Platón y Aristóteles, completada por los árabes y la Escolástica en la Edad Media
- ↑ Si fueran perfectas no podrían tener cambios
- ↑ Considerada un no-ser por no tener forma y por tanto un caos, un desorden que constituye el mal que se explica como carencia de ser, un no-ser, desorden y fuente del pecado pues arrastra a la forma, como alma, hacia lo sensible, material y mudable impidiendo el conocimiento de las ideas
- ↑ Aristóteles al rechazar el mundo de las ideas lo que rechaza es que la Idea de las Ideas, el Ser, sea un género, pues el género, dice él, se predica unívocamente, pero el ser se predica por analogía
- ↑ La República, Libro VII
- ↑ San Agustín considera que el conocimiento verdadero ya en sí mismo es una iluminación divina, y la fe es una gracia divina
- ↑ Avicena introduce, a partir de la filosofía aristotélica, una distinción muy importante entre el ser-de-esencia y el ser-de-existencia
- ↑ Categorías,I, 1a; Metafísica,Γ, 1048 a 37; Θ, 6, 1093 b 19
- ↑ Un ser-de-esencia en el sentido de Avicena, o ente en potencia como dice Sto. Tomás
- ↑ Esta es la manifestación primaria del ser al ser interpretada lógicamente mediante el lenguaje: “Esto”, sujeto de todos los posibles predicados y la designación por un nombre propio. “Esto” es lo que percibimos como ser, como existente; lo que nos aparece en nuestra propia existencia, como algo que existe en la misma medida que existo yo que lo percibo y conozco, aquí y ahora, en el mundo. Es lo que señala con el dedito el niño que quiere algo pero no tiene lenguaje para designarlo
- ↑ Cuyo antecedente es la distinción de Avicena entre el ser-de-esencia y el ser-de-existencia
- ↑ Interesante y curioso libro que pretende expresar este problema a modo de novela didáctica: Gaarder, J. El mundo de Sofía…..
- ↑ Newton sin embargo presenta su Física como una “Philosophia naturalis” en la que el espacio-tiempo absoluto es el “sensorium Dei”
- ↑ A system of Logic, III, xx, 1-3
Bibliografía
- García Bacca, J.D. (1959). La analogía del ser y sus relaciones con la metafísica. Episteme. Caracas.
- Ferrater Mora J. (1979). Diccionario de Filosofía. Madrid. Alianza Editorial.
- Bochenski, J.M. (1977). Lógica y ontología. Valencia. Teorema.
- Hellín,J. (1947). La analogía del ser y el conocimiento de Dios en Suárez. Madrid. Editora Nacional.
- Gaarder, J. (1997). El Mundo de Sofía: novela sobre la Historia de la Filosofía. Madrid. Siruela.
- García Bacca, J.D. (1991). Curso sistemático de filosofía actual: (filosofía, ciencia, historia, dialéctica y sus aplicaciones.. Caracas. Universidad Central de Venezuela. Dirección de Cultura..
- Alegre Gorri, A. (1983). Platón, el Demiurgo del Ser y de bellas palabras. Los filósofos y sus filosofías. Vol.I. Barcelona. Vicens Vives.
- Gómez Pin, V. (1983). Aristóteles, el lugar de la diferencia. Los filósofos y sus filosofías. Vol. I. Barcelona. Vicens Vives..
- Robles, L. (1983). Tomás de Aquino, teólogo antes que filósofo. Los filósofos y sus filosofías. Vol. I. Barcelona. Vicens Vives..
- González A. (1983). Kant, la filosofía crítica. Los filósofos y sus filosofías. Vol. II. Barcelona. Vicens Vives..
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