- Ostsiedlung
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Ostsiedlung es el término alemán para designar la colonización alemana en la Europa Central y Oriental que comenzó en el siglo XII y concluyó en el siglo XV, aunque con eventuales episodios en los siglos XVI y XVIII.
Contenido
Inicios
Desde que el Imperio Carolingio se fraccionó en el siglo IX, durante la Baja Edad Media, sus sucesores en la zona más oriental del Imperio, iniciado por Luis el Germánico, dirigieron sus afanes de conquista hacia las tierras situadas al este del río Elba, pobladas por pueblos indoeuropeos de carácter tribal, como wendos y sorabos. La expansión de los monarcas alemanes hacia estos pueblos y sus vecinos eslavos tuvo éxito al principio, ganando para la colonización alemana a Mecklemburgo y Brandeburgo. Poco después era conquistado (y germanizado) el reino de Sajonia, pero la mala situación económica de la Baja Edad Media impidió una colonización alemana rápida y adecuadamente desarrollada, limitándose ésta a la simple migración de clanes y a la germanización de los territorios entre los ríos Elba y Oder.
No obstante, la población alemana creció durante la Alta Edad Media, cuando el fraccionamiento del Sacro Imperio Romano Germánico generó un incremento de la actividad económica en territorio alemán y mejores condiciones de vida para la población. Sin embargo, ello trajo también un importante crecimiento poblacional en los límites tradicionales del antiguo Imperio Carolingio al cual se circunscribía el área de población alemana, causando que la colonización alemana de territorios orientales apareciera como una solución a la presión demográfica sobre las tierras cultivables.
Esta nueva situación estimuló movimientos poblacionales desde Renania, Flandes y Sajonia, territorios del Sacro Imperio Romano Germánico, hacia asentamientos entre los ríos Elba y Saale, así como las regiones bálticas y de Polonia, entonces pobladas por eslavos y - en la región báltica - baltos.[1] Dichos movimientos fueron apoyados por la nobleza alemana, los reyes polacos, los duques y la iglesia medieval, y fueron realizados a costas de grupos étnicos bálticos. Los territorios al este del río Oder estaban habitados por diveros grupos étnicos ,como wendos y prusianos, étnicamente eslavos pero con una organización política menos evolucionada que la de los reinos alemanes. La monarquía polaca de los Piast apreció que esta colonización germana permitía revalorizar tierras poco explotadas e incrementar las rentas de los gobernantes al establecerse un vasallaje feudal de los colonos alemanes. La poca densidad poblacional de estas tierras estimulaba a los señores locales a convocar la emigración de alemanes como una posibilidad de explotar tierras cultivables y dinamizar la economía de zonas poco atractivas.
En Polonia y el Báltico
Véase Alemanes del Báltico
El futuro Reino de Prusia tenía sus raíces en estos movimientos de población y en la colonización de campesinos alemanes a lo largo de la costa sur del Mar Báltico. A finales de la Edad Media, los caballeros teutónicos, quienes habían sido invitados al norte de Polonia por Konrad de Masovia, habían integrado gran parte de las costas bálticas en un solo Estado, poblado predominantemente por colonos alemanes y organizado según los modelos feudales de Alemania. Los caballeros de la Orden Teutónica fueron derrotados por soldados polacos y lituanos en 1410 en la Batalla de Tannenberg, poniendo fin a sus posibilidades de expansión a costa de Polonia, y luego los territorios de la Orden se convirtieron en un feudo polaco en 1466.[2] A pesar de este decisivo triunfo militar, los territorios de la costa sur del Báltico siguieron siendo habitados mayoritariamente por alemanes, con lo que los reyes polacos establecieron su dominio político pero sin ejecutar planes de colonización propios.
Ciudades como Danzig (hoy Gdánsk), Kolberg (actual Kolobrzeg), Allenstein (hoy Olsztyn), Ratibor (hoy Raciborz), Elbing (actual Elblag), Marienwerder (hoy Kwidzyn), Stettin (actual Szczecin), y Königsberg (actual Kaliningrado) tuvieron su origen en el asentamiento de colonos alemanes, que conservaban su cultura a cambio de lealtad feudal a la corona polaca primero y al reino de Prusia después, creando centros urbanos completamente germánicos. La llegada de colonos alemanes se extendió más al norte de Prusia y abarcó las regiones de Curlandia y Livonia, dando origen así a la importante comunidad de los alemanes del Báltico, que fueron sucesivamente súbditos de Suecia y Rusia, manteniendo su identidad cultural hasta el siglo XX.
A mediados del siglo XIV, el proceso de colonización se ralentizó por causa de la peste negra y terminó después de la derrota de los caballeros teutónicos en el siglo XV. Además, casi todas las tierras arables ya habían sido ocupadas por colonos alemanes, quienes a su vez ya habían inclusive formado ciudades portuarias importantes en el Báltico meridional, como Danzig (la actual Gdansk) y Königsberg (actualmente Kaliningrado), además de constituir una sólida red de centros urbanos con ramificaciones comerciales que no sólo abarcaban a la República de las Dos Naciones, sino que extendían su influencia a los principados de Moscovia y Kiev, integrándose inclusive varios puertos en la Liga Hanseática como sucedió con las ciudades bálticas de Riga y Reval (la actual Tallinn).
En República Checa
La saturación de tierras en el sur del Báltico, en Pomerania, y en Silesia motivó que los colonos alemanes dejaran de afluir a esas tierras y se dirigieran a otros puntos más al sur: los territorios de Bohemia y Moravia, regidos por la monarquía austriaca de los Habsburgo.
Inicialmente el territorio al sur de los Sudetes había sido ocupado por el reino checo de la Gran Moravia, dirigido por una importante dinastía local, pero su debilidad militar condujo a que a mediados del siglo XI los territorios de Bohemia y Moravia (la actual República Checa) quedaran bajo el dominio de los reyes de Austria durante toda la Alta Edad Media. Al agotarse las opciones de colonización alemana en el Reino de Polonia, la monarquía austriaca estimuló de inmediato la instalación de colonos germanos en los antiguos territorios de la Gran Moravia, siguiendo un esquema parecido al de la orilla sur del Báltico.
No obstante, en Bohemia y Moravia la colonización germana se dirigió también desde un inicio a la creación de centros urbanos y no sólo a fundar asentamientos de campesinos, pues ya existía una fuerte cantidad de población checa dotada de una orgnaización político-social igualmente avanzada que la de los colonos germanos. No obstante, los checos eran ya súbditos de Austria y lo fueron hasta 1918 (a diferencia de lo ocurrido con los reyes polacos, que podían evitar ser dominados por los colonos germanos hasta 1795) y esto hizo inevitable la colonización masiva de tierras checas. Pronto la burocracia, la instrucción superior, la administración y las actividades de comercio en Bohemia y Moravia quedaron dominadas por colonos alemanes, favorecidos por el predominio político de Austria sobre el territorio checo.
Cabe advertir igualmente que la influencia germana en Bohemia fue tan visible que la propia Universidad de Praga era exclusivamente de lengua alemana hasta mediados del siglo XIX, aunque el gobierno imperial de Viena reconociera al idioma checo como idioma válido en la administración. De hecho, en los últimos años del Imperio Austrohúngaro los alemanes étnicos representaban cerca del 75% de la población total de los Sudetes, siendo que las principales ciudades sudetas como Carlsbad (Karlovy Vary), Aussig an der Labe (Ústí nad Labem), y Reichenberg (Liberec) estaban casi totalmente pobladas por alemanes étnicos antes de 1918. Tras la independencia de Checoslovaquia en 1919, los alemanes étnicos eran casi el 20% de la población del nuevo Estado, siendo que las comarcas de los Sudetes, en el extremo occidental del territorio checoslovaco, estaban pobladas casi exclusivamente por alemanes étnicos.
En los Balcanes
Otros muchos territorios de la Europa Oriental acogieron poblaciones alemanas, como sucedió desde el siglo XIV con Hungría y Transilvania, donde emigrantes germanos provenientes de Sajonia se instalaron en comarcas poco pobladas, con permiso de los monarcas de dichos territorios, con el fin de colonizar y revalorizar extensiones agrícolas poco productivas. Cuando la Casa de Habsburgo se expandió por los Balcanes a inicios del siglo XVIII, la colonización alemana alcanzó un nuevo impulso en tanto las nuevas tierras ganadas por Austria recibieron gran cantidad de colonos alemanes bajo la protección de los Habsburgo. Transilvania y Voivodina fueron las regiones que recibieron mayor cantidad de colonos alemanes, quienes se instalaron tanto en núcleos urbanos como en zonas rurales, preservando sus características culturales peculiares.
El surgimiento del Imperio austrohúngaro aceleró la llegada de funcionarios y comerciantes alemanes a las principales ciudades de los territorios balcánicos que poseía Austria, instalándose en ellos con intención de permanencia; así, ciudades como Zagreb o Trieste contaban también con importantes núcleos de alemanes étnicos desempeñando cargos oficiales o actividades comerciales por cuenta de la monarquía de los Habsburgo.
En Rusia
Véase Alemanes de Rusia
Asimismo la colonización alemana fue favorecida en Rusia, cuando la zarina Catalina la Grande impulsó a fines del siglo XVIII el establecimiento en territorio ruso de una nutrida comunidad de campesinos germanos destinada a colonizar y explotar zonas agrícolas potencialmente muy ricas en la cuenca del río Volga, siendo éste el origen de los alemanes del Volga que subsistieron hasta mediados del siglo XX.
Otros grupos de colonos alemanes se asentaron también en diversos territorios rusos (Crimea, Ucrania), tanto en campos como en ciudades, formando la colectividad muy característica de los alemanes de Rusia, aunque la superioridad numérica de la población étnicamente rusa y el estrecho control del zarismo les impidió a estos colonos germanos el grado de influencia que tenían las minorías germanas en territorios bajo dominio de Prusia o Austria.
Decadencia de la colonización alemana
A consecuencia de las Particiones de Polonia por Prusia, Austria y Rusia en los años 1772, 1793 y 1795, Prusia había obtenido gran parte del occidente polaco. En esta situación comenzó un nuevo período de colonización, aun cuando no lograron germanizar estos territorios nuevos, que ya estaban densamente poblados. La Revolución Industrial y la mejora en la economía de la Europa Occidental causó que la emigración de alemanes hacia el Este disminuyera hasta casi desaparecer; la superpoblación campesina de Alemania se dirigió a los nuevos centros industriales de la Cuenca del Ruhr, las grandes ciudades, como Berlín, Hamburgo, Múnich, Dresde y Colonia, o hacia Estados Unidos, buscando un nivel de vida mejor que el ofrecido en las tierras orientales, sin olvidar además que éstas ya se hallaban casi dominadas por completo por la aristocracia terrateniente prusiana (eliminando la esperanza de convertirse en pequeño propietario) y esto hacía poco atractiva la migración al este.
En los últimos años del siglo XIX se dio el fenómeno de la Ostflucht (huida del Este), cuando los campesinos alemanes más pobres dejaban sus tierras a polacos con el fin de emigrar hacia el oeste de Alemania o hacia Estados Unidos. Aunque esta situación aumentó la presencia polaca en las zonas de colonización germana, los alemanes mantuvieron su predominio económico y demográfico, protegidos por la existencia misma del Imperio Alemán desde 1871.
El surgimiento del nacionalismo dentro del Imperio Austrohúngaro causó que desde mediados del siglo XIX las poblaciones de origen checo, húngaro, o rumano, resistieran la preeminencia de los colonos alemanes y su influencia política en territorios donde los alemanes étnicos eran una minoría. Asimismo, los cambios económicos de la Revolución Industrial desalentaron la migración alemana hacia los Balcanes y por ello la población germana instalada en esas zonas desde 1850 bajo la protección de los Habsburgo estaba constituida casi exclusivamente por funcionarios y comerciantes, numéricamente escasos.
Después de la Primera Guerra Mundial, Polonia, en el período de expansionismo nacionalista bajo el régimen de Józef Piłsudski, hizo emigrar a una población alemana bastante amplia de su territorio ejecutando una política asimiladora; no obstante, dentro de la Segunda República Polaca aún existía una minoría étnica de alemanes que desempeñó un importante papel de colaboración con el Tercer Reich durante la ocupación alemana de Polonia. Asimismo, vastas y ricas regiones, como Silesia, Pomerania y Prusia Oriental, siguieron siendo territorios alemanes regidos por la República de Weimar.
La situación de la población alemana étnica del Imperio austrohúngaro también cambió tras la disolución de este. Aproximadamente la mitad de la población germana quedó fuera de las fronteras de la nueva Austria, estando los grupos más numerosos en la región de los Sudetes, Checoslovaquia y Transilvania, ahora en Rumanía. Tanto Checoslovaquia como Rumania aceptaron los derechos de sus propias minorías de alemanes étnicos pero impidieron toda opción que estos recuperasen la influencia política que poseían en la época de los Habsburgo. De igual manera el triunfo de la Revolución Rusa de 1917 hizo que gran parte de la élite del Imperio Ruso, compuesta por alemanes étnicos, debiera emigrar forzosoamente, mientras que las comunidades de alemanes de Rusia perdían su autonomía política, aunque conservando su identidad cultural dentro de la URSS.
El advenimiento del III Reich en 1933 implicó otra situación nueva para los alemanes instalados en Europa Oriental. El nazismo insistía en que los alemanes étnicos residentes fuera de Alemania debían "reunirse" en "un solo Reich bajo un solo Führer" pero esto no implicaba una repatriación de alemanes étnicos sino un presunto "derecho" del III Reich a expandir su soberanía prácticamente sobre todo territorio donde residieran alemanes étnicos, siendo la presencia de éstos un pretexto para el agresivo expansionismo nazi. Así, en 1938 la minoría alemana de los Sudetes sirvió de justificación de la propaganda nazi para legitimar sus ambiciones sobre Checoslovaquia, mientras la población germana de Austria serviría como pretexto para la Anschluss de 1938. Los alemanes étnicos de Danzig y las zonas fronterizas germano-polacas cumplirían el mismo rol en la invasión de Polonia en septiembre de 1939.
Extinción de la presencia alemana
Al acercarse el fin de la Segunda Guerra Mundial a principios de 1945, la población alemana de Prusia Oriental, Pomerania y Silesia emigró masivamente por miedo al avance del Ejército Rojo, abandonando en cuestión de semanas los territorios que habían poblado durante generaciones. Los vencedores de la guerra determinaron la expulsión masiva de las poblaciones alemanas del este europeo entre 1945 y 1948, la cual se basó en las decisiones de la conferencia de Potsdam para fijar la línea de los ríos Oder y Neisse como frontera oriental de Alemania, según lo acordado por el bando aliado en la Conferencia de Yalta.
Esta expulsión masiva de población alemana fue sostenida enérgicamente por la Unión Soviética como un medio de evitar toda posible reivindicación germana de territorios en la Europa Oriental, alegando que la supresión de las comunidades alemanas eliminaba todo pretexto para reclamaciones expansionistas germanas en el futuro (habiendo sido la presencia de minorías alemanas un argumento favorito de los nazis para justificar sus ambiciones). Gran Bretaña, y EEUU aceptaron el proyecto de Stalin aunque requiriendo en vano que dicha expulsión fuese lo menos dolorosa posible para los civiles.
Como resultado de los esfuerzos conjuntos de la URSS y Polonia (ahora reestructurada como régimen comunista), se restableció la frontera alemana oriental aproximadamente en su situación del año 1181, mientras que algunos territorios eslavos históricos entre la línea Oder-Neisse y el río Elba permanecieron dentro del territorio alemán. En Checoslovaquia el recuerdo de la Crisis de los Sudetes impulsó al nuevo gobierno a efectuar la Expulsión de alemanes de Checoslovaquia para eliminar una minoría étnica tachada de deslealtad, y similar ejemplo fue seguido en todos los países de la Europa Oriental bajo influencia soviética.
Alrededor de 15 millones de alemanes de las provincias orientales históricas fueron expulsados de sus hogares y enviados a la RDA o a la RFA, revirtiendo en poco más de cinco años casi completamente los resultados de varios siglos de colonización alemana. Se calcula que un millón de civiles alemanes de la Europa Oriental perecieron durante la guerra, sea por combate directo o por los rigores de su huida a Occidente en los primeros meses de 1945. En 1950, la cantidad de alemanes étnicos residentes en Europa Oriental era sólo el 15% de la existente en 1939, resultando en una minoría étnica más reducida aún de lo que era antes.
Véase también
Referencias
- ↑ Wallbank and Schrier, Living World History, pp. 193
- ↑ Sebastian Haffner, Preußen ohne Legende. Goldmann Stern-Bücher, München 1981, pp. 6–10 (en alemán).
- John Hiden, Martyn Housden (2008). Neighbours or enemies? Germans, the Baltic, and beyond. Amsterdam: Editions Rodopi. ISBN 9789042023499.
- Liulevicius, Vejas Gabriel (2009). The German Myth of the East: 1800 to the Present. New York: Oxford University Press. ISBN 9780199546312.
- Robert Bideleux, Ian Jeffries (2007). A History of Eastern Europe. New York: Routledge. ISBN 9780415366267.
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