Batalla de Arica

Batalla de Arica
Batalla de Arica
Parte de Guerra del Pacífico
Arica battle.jpg
Fecha 7 de junio de 1880
Lugar Arica, antigua provincia de Arica (actual Región de Arica y Parinacota, Chile)
Resultado Victoria chilena
Beligerantes
Flag of Peru (1825 - 1950).svg República del Perú Bandera de Chile. República de Chile
Comandantes
Coronel Francisco Bolognesi Cervantes Coronel Pedro Lagos Marchant
Fuerzas en combate
1.901[1] 5.379[2]
Bajas
900 muertos
200 heridos
700 prisioneros[3] [4]
1 monitor hundido
475 muertos y heridos[5]

La Batalla de Arica, también conocida como el Asalto y Toma del Morro de Arica, enfrentó a la República Peruana contra la República de Chile en el sur del Perú y se llevó a cabo en la ciudad de Arica en junio de 1880.

La historiografía peruana considera la batalla a todos los enfrentamientos ocurridos desde el 27 de mayo hasta el 7 de junio de 1880.

Posteriormente a este suceso, se desarrollan las Conferencias de Arica para buscar un tratado que ponga fin a la guerra, simultáneamente parte desde Arica la expedición Lynch al norte del Perú con el fin de destruir las haciendas azucareras, que tras la pérdida del salitre de Tarapacá constituían la principal fuente de ingresos del Perú, y pedir contribuciones de guerra a los hacendados peruanos.[6] Las conferencias de paz se realizan a bordo de la fragata estadounidense «Lackawann»a bajo los auspicios del gobierno estadounidense, el 22 de octubre de 1880. El fracaso de estas negociaciones dio paso a la continuación de la guerra.

Contenido

La Batalla

El responsable de la plaza era el comandante naval Camilo Carrillo, quien había convocado a ariqueños y tacneños a defender Arica, pero al caer enfermo, viajó a Lima, nombrándose a Francisco Bolognesi Cervantes como defensor de la plaza. [7]

Después de la Batalla del Alto de la Alianza o de Tacna, la División de Reserva del ejército chileno que no había participado en esta batalla, con un efectivo de 6500 hombres, se movilizó hacia el sur de Tacna y flanqueó el acceso norte de la ciudad de Arica. La defensa de Arica contaba con poco más de 1600 hombres al mando del coronel Bolognesi. La ciudad era defendida en el mar por el monitor Manco Cápac.

El 30 de mayo la caballería de reconocimiento chilena llegó al río Lluta. Con ello el jefe militar de Arica ordenó colocar minas en las cercanías y fortificar las posiciones que miraban al norte de la ciudad.

Ese mismo día Bolognesi envió un telegrama al prefecto de Arequipa pidiendo los refuerzos de coronel Segundo Leiva. «Arica. 30 de mayo de 1880. Esfuerzo inútil. Tacna ocupada por el enemigo. Nada oficial. Arica se sostendrá muchos días y se salvará si Leiva jaquea al enemigo aproximándose a Sama y se une con nosotros»

El 1 de junio el escuadrón Carabineros de Yungay se aproxima a Chacalluta, siendo capturados los ingenieros Teodoro Elmore y Pedro Ureta. Ese mismo día desertó en las fuerzas peruanas, el coronel Agustín Belaunde, jefe del batallón Cazadores de Piérola, que fue declarado traidor a la patria.

El 2 de junio comenzaron a llegar las fuerzas chilenas por ferrocarril, ocupando Chacalluta y el valle de Azapa.

Bolognesi informó de la siguiente manera al prefecto de Arequipa «Arica. 2 de junio de 1880. Enemigo todas armas trasladadas trenes. Encuéntranse acampados dos leguas esta plaza. Esperamos mañana ataque. Resistiremos»

Para el 4 de junio se habían concentrado en el puente del ferrocarril Tacna-Arica el regimiento Buin, 3º de Línea, 4º de línea, Lautaro, batallón Bulnes, Carabineros de Yungay, Cazadores a Caballo, 4 Baterías de Artillería sumando 5300 hombres.

La noche del 4 de junio se instalaronn las baterías chilenas en los cerros al este del morro de Arica. La división chilena estaba al mando del coronel Pedro Lagos.

El 5 de junio, el general Baquedano envió al sargento mayor José de la Cruz Salvo como parlamentario frente a las tropas que defendían Arica para intimar la rendición de la plaza, realizándose el siguiente diálogo:

  • Bolognesi: Le oigo a usted.
  • Salvo: Señor, el General en Jefe del Ejército de Chile, deseoso de evitar un derramamiento inútil de sangre, después de haber vencido en Tacna al grueso del Ejército aliado, me envía a pedir la rendición de esta plaza, cuyos recursos en hombres, víveres y municiones conocemos.
  • Bolognesi: Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho.
  • Salvo: Entonces está cumplida mi misión.[8]

Bolognesi consultó a sus oficiales su decisión frente a Salvo; la respuesta fue apoyada por los subalternos. Este suceso ocurrió en la llamada Casa de la Respuesta en Arica. Los quince oficiales que acompañaron al Coronel Francisco Bolognesi el 5 de junio de 1880 fueron:

  • Coronel José Joaquín Inclán.
  • Coronel Justo Arias y Aragüez.
  • Coronel Marcelino Valera.
  • Coronel Alfonso Ugarte.
  • Comandante Juan Guillermo Moore.
  • Comandante Manuel J. La Torre.
  • Comandante Ramón Zavala.
  • Comandante Francisco Cornejo.
  • Comandante Benigno Cornejo.
  • Comandante Francisco Chocano.
  • Comandante Mariano E. Bustamante.
  • Comandante Juan Pablo Ayllón.
  • Teniente Coronel Roque Sáenz Peña -de nacionalidad argentina.
  • Capitán de Fragata José Sánchez Lagomarsino (Capitán del monitor Manco Cápac).

Fuerzas en combate

Fuerzas Chilenas[2] Fuerzas Peruanas.[9]
  • Regimiento "Buin" 1º de Línea, 885 hombres
  • Regimiento 3º de Línea, 1.053 hombres
  • Regimiento 4º de Línea, 941 hombres
  • Regimiento Lautaro, 1.000 hombres
  • Batallón Bulnes, 400 hombres
  • Carabineros de Yungay, 300 hombres
  • Cazadores a Caballo, 300 hombres
  • 4 Baterías de Artillería, 600 hombres
  • Jefatura de la Plaza y del Detall, 15 hombres
  • Comandancia General de la 7° División, 4 hombres
  • Batallón Artesanos de Tacna N°29, 426 hombres
  • Batallón Granaderos de Tacna N°31, 249 hombres
  • Batallón Cazadores de Piérola, 221 hombres
  • Comandancia General de la 8° División, 4 hombres
  • Batallón Tarapacá N°23, 247 hombres.
  • Batallón Iquique N°33, 337 hombres.
  • Baterías del Morro, Este y Norte, 400 hombres.

La infantería chilena estaba armada con fusiles Comblain y Gras repotenciado a bala Comblain, de tal manera que utilizaban el mismo cartucho. La caballería y artillería chilena utilizaba carabinas Winchester modelo 1866, carabinas Remington y sables.

La artillería chilena estaba compuesta de 3 brigadas que agrupaban 22 cañones Krupp de campaña de calibres de 78,5 mm y 75 mm, además de 2 ametralladoras.

Todas las fuerzas peruanas estaban armadas con rifles Chassepot, que utilizaban cartuchos de papel y se trababan después de 50 a 100 tiros. La excepción era el Artesanos de Tacna N°29 armado con fusiles Peabody Martini y el Granaderos de Tacna N°31, armado con fusiles Remington.

Las baterías peruanas de Arica tenían la siguiente distribución:

  • Baterías del Morro, al mando del capitán de navío Juan Guillermo Moore, divididas en: batería Alta, que apuntaba al mar, con un cañón Vavasseur de a 250 pdr, dos Parrott de a 100 pdr y dos Voruz de a 68 pdr, y la batería Baja, que apuntaba al mar y a tierra, con 3 Voruz de a 68 pdr.
  • Baterías del Este, que apuntaban a tierra hacia el este, al mando del teniente coronel Medardo Cornejo, divididas en: batería Ciudadela, en el cerro Chuño, con un Voruz de a 68 pdr y dos Parrott de a 30 pdr, y la batería Este, en el cerro Aniani, con tres Voruz de a 68 pdr.
  • Baterías del Norte, que apuntaban todas al mar, al mando del teniente coronel Juan P. Ayllón, divididas en: batería San José, al norte de la desembocadura del río San José, con dos Parrot de a 150 pdr; batería Santa Rosa, con un Vavasseur de a 250 pdr, y la batería Dos de Mayo, con un Vavasseur de a 250 pdr.

También los peruanos, desde abril de 1880, habían empezado los trabajos para colocar minas en las línea de defensa dirigidos por Teodoro Elmore, pero estas resultaron ineficaces en su mayor parte. Para la red de minas existía un aparato generador de electricidad en el morro, además de un aparato eléctrico cercano al hospital.

Los enfrentamientos

Fotografía de la cima del morro de Arica luego de la batalla

5 de junio

Durante todo el día y noche del 4 de junio los chilenos ubicaron la artillería de campaña a cargo de los mayores Salvo, Frías y Montoya.

El 5 de junio, después de que el mayor Salvo regresará de parlamentar con Bolognesi, la artillería chilena ubicada en Chacalluta y Azapa inició el fuego a las 9 am con las defensas peruanas Baterías Norte y Batería Este. El enfrentamiento se prolongó hasta las 4:30 pm.

6 de junio

El 6 de junio a las12 pm, se inició el bombardeo chileno desde las baterías de tierra así como por el mar por los buques Loa, Covadonga, Magallanes y Cochrane. Las defensas peruanas utilizaron la Batería Norte, Batería del Morro, Batería del Este y los cañones del monitor BAP Manco Cápac.

El Cochrane recibió un impacto de un cañón Voruz de las baterías del morro, justo en el momento que se cargaba un cañón de avancarga con un saquete de pólvora, que lo hizo explotar provocnado 27 heridos, de los cuales murieron 7 después. La Covadonga recibió dos impactos y fue retirada a remolque por la Magallanes.

Es importante resaltar la figura del Comandante Juan Guillermo Moore (ex-capitán de la Fragata Independencia") como encargado de la baterías del morro.

La batería peruana San José ataca al regimiento Lautaro y a una compañía del regimiento Buín 1° de Línea que había llegado a los restos del naufragado buque Wateree por el Norte.

Los disparos peruanos fueron: baterías del Morro, 40; baterías del Norte, 21; baterías del Este, 5, y monitor Manco Cápac, 5, un total de 71. Los disparos chilenos fueron: artillería de tierra, 186; Cochrane, 19: Magallanes, 28; Covadonga, 27, y Loa, 12, un total de 272.

"(...)el buque de mi mando fue alcanzado por una granada que chocó con el canto alto de una de las portas, ya al estallar prendió fuego a un cartucho con que en ese momento se cargaba el cañon, hiriendo y quemando a 27 individuos, de los cuales hay 25 graves. La Covandonga no tuvo bajas pero ha recibido dos proyectiles a flor de agua, que la obligaban a mantener sus máquinas en ejercicio para achicar el buque. La envío a Pisagua para que se repare con tranquilidad. La Magallanes, que salió ilesa del combate, marcha también a Pisagua con el objeto de convoyar a la Covandonga y para que rellene sus carboneras(...)"
Parte de Juan José Latorre, comandante del acorazado Cochrane[10]

En la tarde del 6 de junio, el coronel chileno Pedro Lagos envió al ingeniero peruano Teodoro Elmore, quien estaba prisionero, para que hablara con el coronel Bolognesi y pedirle la rendición. Bolognesi descalificó a Elmore como parlamentario por su informalidad. Elmore explicó al coronel peruano Marcelino Varela que el ataque chileno sería por el este. En los mismos momentos, Lagos alistaba su tropa para el ataque. Elmore regresó al campamento chileno a las 11 pm.

Las fuerzas chilenas se dispusieron de la siguiente manera: el regimiento 4º de Línea atacaría la batería Este, el regimiento 3º de Línea haría lo propio con la batería Ciudadela, ambos baterías del frente Este, con el regimiento Buín 1° de Línea como reserva,. Los regimientos Bulnes y Lautaro atacarían los fuertes San José, Santa Rosa y Dos de Mayo, en el frente norte. Los movimientos de las fuerzas chilenas por ese sector empezaron a las 5:00 am.

Combate en la Ciudadela y el Este

El comandante Castro a las 4:30 A.M.; comienza los movimientos para organizar el ataque como el mayor sigilo posible, cuando los relojes marcaban las 5:00 a.m. se puso en marcha el regimiento, la noche era oscura y la pampa por donde cruzaba el regimiento estaba cubierta por una suave camanchaca (neblina) que hacia más difícil la orientación de los batallones, el desplazamiento se hizo en dos grandes bloques formados en guerrilla, el más pequeño compuesto por 2 compañías avanzaba por el flanco más al norte del fuerte algo adelantado, la intención de este movimiento era atraer los fuegos hacia ese sector mientras el grueso de regimiento atacaba más a la izquierda, el ataque por ese flanco lo efectuaron cuatro compañías al mando del segundo comandante, sargento mayor José A. Gutiérrez, quedando algo mas rezagadas dos compañías como reserva protegida por un pequeño otero que quedaba frente al fuerte; la distancia entre las compañías de ambos bloque se mantuvo aproximadamente en 50 metros, en constante avance.

Cuando el 3º de Línea remontaba las pequeñas lomas próximas a los primeros parapetos, más o menos, a unos 1.200 m comenzó a despejar la suave neblina que mojaba los rostros de los infantes, la concentración de siluetas desplazándose fue percibida por los centinelas del fuerte, los nerviosos custodios del “Ciudadela” dieron la alarma y de inmediato los peruanos hicieron fuego de artillería sobre la masa móvil que algo lograban distinguir entre las últimas tinieblas de la noche, el resplandor de las explosiones puso a ojos vistas de los defensores que el ataque era masivo; el comandante Arias Aragüez ordenó inmediatamente los movimientos de los dispositivos para la defensa del fuerte; el 3º de Línea sigueió sin detener el avance, cuando faltaban unos 1.000 m. Se sintió el sonar del clarín dando la orden a los defensores de los parapetos hacer fuego de fusilería sobre los atacantes, un nutrido fuego cayó sobre los infantes del 3º de Línea, estos no detuvieron su avance, siguiron disciplinadamente las instrucciones de sus oficiales sin disparar. Los primeros disparos de artillería atrajeron la atención de los fuertes del norte y del Morro, que también hicieron fuego sobre los atacantes, los tiros de la artillería costera no fueron muy certeros por la escasa visibilidad que a esa hora había, además de las débiles luces de la madrugada había algo de “camanchaca” típica del amanecer de invierno en la zona, esas condiciones ambientales hacían más difícil los disparos sin correr el riesgo de dañar a los propios defensores. Rápidamente los soldados del 3º de Línea bajo una lluvia de fuego graneado llegaron en forma escalonada hasta los parapetos, comenzaron a disparar en avance cuando hubo una distancia conveniente, los primeros soldados tercerinos haciendo uso de sus corvos rompieron los sacos de arena de la base de los parapetos, con esta acción derrumbaban con facilidad los sacos de mas arriba que formaban los parapetos y con eso abrían brechas que les permitían ingresar a los recintos del fuerte; una vez dentro de los patios de éste se trabó una cruenta lucha cuerpo a cuerpo, en la aproximación de los atacantes, los defensores del fuerte habían hecho estallar unas minas, que provocaron algunas bajas en las filas chilenas, acción que enardeció a los infantes chilenos declarando a partir de ese momento un combate sin cuartel, juramentándose que esa mañana no habrían prisioneros.

Los primeros soldados chilenos en llegar a la cúspide del promontorio fortificado fueron los soldados de la compañía del capitán Tristán Chacón, este oficial había sido herido en la ascensión de la empinada ladera del cerro “Chuño” donde estaba emplazado el fuerte “Ciudadela”, a pesar de ello siguió a sus hombres en el empeño por conquistar el corazón del fuerte, el subteniente José Miguel Poblete en medio de una granizada de balas llegó hasta el lugar donde flameaba la bandera peruana, hizo intento de arriarla cuando el comandante del fuerte coronel Justo Arias y Aragüez, lo derribó de un certero balazo en la cabeza, el capitán Chacón con algunos oficiales que habían llegado al corazón del “Ciudadela”, entre ellos el teniente Ramón Arriagada y el teniente Lorenzo 2º Yoffroy, conminó a la rendición del veterano coronel y a algunos de sus ayudantes que le acompañaban entre ellos los mayores Zela y Tomás Chocano, pero este se negó persistentemente a rendir su espada: "no me rindo so carajos, viva El Perú" fue su última frase, uno de los soldados terminó por derribarlo de un balazo cuando el coronel tacneño iba a dispara contra el capitán Chacón; a continuación de este incidente se escuchó una horrenda explosión que haizo volar por los aires una mezcla de piedras, hierros, fragmentos humanos, era la tan temida forma de hacer la guerra y que de tanto se hablaba en el campamento chileno antes de iniciar el asalto, la explosión fue provocada por el niño soldado Alfredo Maldonado que ostentaba el grado de cabo, al hacer estallar las minas dispuestas, el niño héroe también inmoló su vida, la reacción de los chilenos fue tremenda al ver destrozado al valiente capitán y sus más cercanos soldados, en forma milagrosa se salvaron los tenientes Yoffroy que resulto con algunas heridas y contusiones en la cabeza y parte del cuerpo y Arriagada que voló por los aires cayendo aturdido entre un montón de cadáveres, donde fue encontrado más tarde semidesnudo a causa de la onda expansiva de la explosión, milagrosamente sólo estaba contuso; se salvaron con algunas heridas 4 soldados y se dieron por desaparecidos a tres. Desde ese momento la batalla se haizo cruenta en todos los rincones del fuerte, el teniente José Ignacio López fue el oficial que en definitiva arrió la bandera peruana e izó la bandera chilena, seguido por los tenientes Francisco Cotapos y Lorenzo Yoffroy, el capitán ayudante señor Gregorio Silva se encargó de inutilizar provisionalmente los cañones y desactivar las minas desconectándolas de las pilas eléctricas.

El asalto al fuerte “Ciudadela” duró una hora aproximadamente, desde que sonó el primer disparo hasta que se apagaron los últimos fuegos, los peruanos perecieron prácticamente todos, salvaron prisioneros sólo un oficial y nueve soldados, por parte del regimiento 3º de Línea hubo 2 oficiales muertos y 51 muertos de tropa además de 6 desaparecidos. Una vez reorganizado el regimiento se ordenó al primer batallón al mando del sargento mayo don Federico Castro continuar el ataque al Morro por el flanco de la ciudad para tomar entre dos fuegos a los defensores de ese reducto.

A la misma hora de la madrugada del 7 de junio en que se ponía en marcha el 3º de Línea, el comandante Juan José San Martín dispuso que el primer batallón del 4º de Línea avanzase sobre el objetivo fijado para el asalto, este batallón iba al mando del teniente coronel don Luis Solo de Zaldívar, eran las 4:00 a.m. cuando comenzó a la marcha, el avance del regimiento se ralentizó por la oscuridad de la noche y la neblina (camanchaca) que cubría la pampa, el regimiento avanzaba lentamente en espera del capitán ayudante don Enrique Munizaga, oficial enviado por el coronel Pedro Lagos con el fin de indicar el lugar preciso donde se iniciaría el ataque, este oficial tenía órdenes de acompañar a este regimiento durante todo el asalto. El capitán Munizaga se incorporó al regimiento a las 5:00 a.m., el segundo batallón comandado por el propio comandante San Martín siguió la marcha por la pampa salitrosa, separándose un poco mas a la izquierda de la ruta seguida por el primer batallón, algo mas rezagado. Cuando aun faltaba unos 1.500 m. para alcanzar los primeros parapetos del fuerte del “Este” vino la claridad del día, poco antes ya se habían escuchado los disparos que comprometían la batalla en el fuerte “Ciudadela”. Los defensores del fuerte del “Este” comenzaron a hacer un recio fuego de artillería y de fusilería sobre los atacantes, los infantes del primer batallón del 4º de Línea apuraron el paso por orden del comandante Solo de Zaldívar, no detuvieon su marcha a pesar de las explosiones de minas, de bombas de artillería y del fuego de fusil hecho por los soldados peruanos protegidos en los parapetos del fuerte. Los infantes chilenos a distancia conveniente comenzaron a hacer fuego sobre la marcha, a pesar de la protección en parapetos de sacos de arena que tenían sus adversarios, cuando faltaba una cuadra para alcanzar las primeras defensas se ordenó mediante toque de trompeta, calacuerda, iniciando los soldados cuartinos el asalto al fuerte a la carrera, se enfrentaron a una fuerte descarga de metralla sobre sus cabezas, más nutrida que la que habían soportado en la larga caminata a pecho descubierto que habían hecho desde que fueron vistos al clarear la mañana. El batallón cargaba con sus oficiales a la cabeza, el fuerte cayó en diez minutos, los peruanos dejaron en el reducto unos 70 muertos, aquí cayó muerto el coronel José Joaquín Inclán, el resto unos 300 individuos huyeron a refugiarse en los parapetos y trincheras que se habían construido en forma escalonada hasta el “Morro Gordo”. En tanto el segundo batallón que iba de protección del primero, al percatarse de la fuga de los defensores del “Este”, su comandante ordenó cargar sobre ellos, al ejecutar este movimiento alguien gritó “¡Al Morro muchachos!”, grito de guerra que se repitió a viva voz por todos los protagonistas de la gloriosa acción. El empuje se hizo incontenible, ante el ímpetu de San Martín y su gente el primer batallón lo siguió; unidos ambos batallones no se detuvieron hasta conquistar la plaza de los fuertes del Morro, no hubo tiempo de esperar al 3º de Línea o al “Buín” tal como había sido planificado por el coronel Lagos, los soldados del 4º de Línea avanzaban desalojando de cada trinchera, de cada reducto, de cada parapeto, a los soldados peruanos que se batían heroicamente en retirada en este sector del Morro cae herido el comandante peruano Marcelino Várela.

En las defensas del “Morro Gordo” se hizo alguna resistencia algo más recia por parte de las tropas peruanas, en ese lugar muere el jefe del batallón “Cazadores de Piérola” teniente coronel Francisco Cornejo y el capitán Adolfo King. Al iniciarse la batalla el capitán Moore había ordenado que concurriera la primera compañía de las baterías del Morro al mando del capitán de fragata don Cleto Martínez a proteger ese frente, este jefe también muere en ese lugar, que se encontraba totalmente desguarnecido al comienzo de las acciones, el resto de la gente de esa unidad táctica a cargo de los fuertes del Morro fue distribuida en las tres piezas de artillería que permitía hacer fuegos a retaguardia, es decir por el área que era amagada, el resto de la gente se distribuyó en las trincheras del sector que iba desde la explanada al Morro Gordo. En las baterías que daban a la bahía sólo se dejó un cabo de cañón por pieza por estimar los mandos del reducto que la escuadra chilena estaba fuera de tiro de cañón lo que hacia en esos momentos inoficioso ocupar gente en esas posiciones. Al alba, después de sentir las primeras explosiones en los fuertes del “Este”, las baterías del Morro rompieron fuego contra los atacantes que se abalanzaban sobre esos reductos utilizando bombas sobre las tropas que se percibían más lejanas, cuando los chilenos ya desalojaban a los peruanos de las trincheras de “Morro Gordo” se hizo fuego de ametralladora desde las trincheras del Morro.

En el frente norte, al sentirse las detonaciones de los fuertes del Este y los disparos de fusil, sus defensores se dispusieron para enfrentarse a un ataque por ese flanco, sin embargo llegó a “matacaballo” un ayudante del coronel Bolognesi con la orden para el coronel Ugarte de concurrir con toda la 8ª División al Morro con el fin de cortar el avance de los chilenos. Comenzó una frenética marcha de los batallones “Tarapacá” e “Iquique” por los arenales de la pampa que separaba esos reductos de la ciudad, las tropas de Ugarte cruzaron el pueblo por la calle “de la Matriz” y “del Colegio” en busca del ascenso al Morro. El coronel Bolognesi había caído engañado por la estrategia del coronel Lagos, el jefe peruano cometió el error táctico de desguarnecer el frente norte en los momentos que el regimiento “Lautaro” avanzaba al asalto de esas defensas. Los tiempos calculados por el Estado Mayor chileno se cumplían con gran precisión siendo un factor importante dentro de la estrategia diseñada. Bolognesi dejó confiada esa ala norte sólo al sistema de minas y a lo que pudiese hacer la artillería de los fuertes del sector y la del “Manco Cápac”. Al momento de iniciarse las acciones, Bolognesi se da cuenta del error de haber creído que el ataque principal vendría por el norte, pero eso mismo lo llevó a cometer el segundo error de apreciación, al confiar en demasía en el sistema de minas instalado, creyendo que con ello detendría el asalto de las tropas chilenas por ese sector, desalojando totalmente de fuerzas de infantería el sector norte. Quizás no vio desde su Cuartel General el avance en guerrilla del “Lautaro” que a esa hora ya estaba a unos 600 metros de su objetivo.

Combate en el Morro

Cuando se inició el asalto en las baterías del Este, se ordenó que la 8° División peruana se dirigiera al Morro. En cerro Gordo se reagruparon con parte del batallón Artesanos de Tacna y resistieron el ataque chileno, principalmente del 4º de Línea. Los artilleros de la batería baja del morro dispararon sobre las fuerzas chilenas que estaban en las baterías del Este, bombas y tarros de metralla. Medio batallón del Iquique Nº 33 y otro medio batallón del Tarapacá Nº 23 quedaron en Cerro Gordo deteniendo el ataque chileno mientras el resto subió al Morro. La lucha se hacía imposible porque los rifles Chassepot habían quedado inutilizados a consecuencia de la debilidad del percutor y porque la artillería era ineficaz por la corta distancia y el terreno que ocupaban las fuerzas chilenas.[11]

Entre tanto, el Lautaro, comandado por el teniente coronel Eulogio Robles Pinochet, avanzaba sobre las baterías del norte defendidas por 96 artilleros al mando del teniente coronel Ayllón, quienes antes de retirarse al morro volaron las baterías San José, 2 de Mayo y Santa Rosa. El Lautaro recibí en el camino cuatro tiros del monitor Manco Cápac.

El capitán de fragata José Luis Sanchéz Lagomarsino, comandante del monitor Manco Capac, para evitar que su buque cayera en manos chilenas, la echó a pique cerca de la isla del Alacrán, terminando de hundirse a las 8:42 a.m. La tripulación peruana fue capturada por la escuadra chilena.

En el morro, el coronel Bolognesi intenta hacer volar las minas, pero el mecanismo no funcionó. Los artilleros de la batería baja del morro se retiraron a la cima, haciendo volar uno de sus cañones. Fue en ese momento de la lucha en el morro que murieron el teniente coronel Ramón Zavala, jefe del batallón Tarapacá Nº 23, y el teniente coronel Benigno Cornejo, segundo jefe de ese batallón, quedando herido en un brazo el teniente coronel Roque Sáenz Peña. Luego murieron, cuando estaban reunidos los oficiales y jefes peruanos, el coronel Bolognesi, comandante general de Arica y el capitán de navío Juan Guillermo Moore, jefe de las baterías del Morro. El coronel Alfonso Ugarte, comandante general de la 8° División peruana, tomó una bandera peruana y se lanzó sobre el precipicio.[12] Los peruanos lograron hacer volar dos cañones Parrott de las baterías del Morro y en el asta murió el sargento mayor Armando Blondel.

El 4º de línea finalmente tomó el morro, donde murió su comandante el teniente coronel Juan José San Martín, a las 8:59 am y se mandó arriar la bandera peruana del asta e izar la chilena, por el capitan del 4º de línea Don Ricardo Silva Arriagada, quien además dio la orden de detener la matanza hacia los rendidos.

La plaza fuerte de Arica, último baluarte peruano, con su morro colosal y sus minas de dinamita, sus baterías flotantes y todo el material del ferrocarril cayeron, como Tacna, en nuestro poder, después de una reñidísima refriega en que la guarnición, compuesta de más de dos mil hombres...la división del coronel Bolognesi se decidió a sucumbir antes que rendirse.
soldado chileno Alberto del Solar. Diario de campaña. 1886. [1]

Tras el combate, las fuerzas chilenas ocuparon la plaza. En medio del caos inicial, soldados chilenos dispersos asesinaron a numerosos prisioneros peruanos a las puertas de la iglesia de la ciudad[13] y cometieron destrozos y saqueos, hasta que los comandantes chilenos lograron restablecer el orden. Entre las víctimas civiles estuvo el comerciante italiano Santiago Carniglia asesinado en su tienda.[14] Asimismo, más de 300 cadáveres de combatientes peruanos fueron arrojados al mar desde la cima del morro.

En la noche del combate, la ciudad comenzó a arder por varios puntos, contrayéndose entonces los esfuerzos de los oficiales del Buin, 4to y Bulnes,acompañados de la tropa correspondiente a cortar el incendio que podía hacer estallar las minas .
Boletín de la Guerra del Pacífico Nro 37. Diario "El Ferrocarril". Arica 10 de Junio de 1880.

Los chilenos tomaron 1.200 fusiles y 13 cañones: un Vavasseur de a 250 pdr, dos Parrott de a 100 pdr, siete Voruz de a 68 pdr y un cañón de bronce de a 12 lb que no fue utilizado en las acciones bélicas.

La lancha torpedera Alianza logró escapar al norte. La lancha fue perseguida por los buques chilenos Cochrane y Loa, hasta que la tripulación de la lancha varó su embarcación y la hizo volar en cabo Picata por la tarde, y al día siguiente fueron capturados cerca de Moquegua.

Bajas

Las bajas chilenas en la batalla fueron, según parte del general Baquedano, 475 muertos y heridos; mientras que las peruanas según esta misma fuente ascendieron a 700 muertos y 1328 prisioneros (entre estos últimos los heridos),[5] sin embargo la relacion nominal de prisioneros peruanos tras la batalla ascendió a 766 hombres[15] entre los cuales se incluye a los 127 tripulantes del monitor Manco Capac, siendo que los prisioneros de la guarnición serían tan solo 639 sobre un total de 1.901. Basándose en otras publicaciones chilenas de la época, el historiador Sergio Villalobos señala que los prisioneros peruanos en Arica fueron aproximadamente 700 individuos,[16] cifra que se aproxima a la relación nominal de estos y que contradice lo expresado por Baquedano.

Según el corresponsal del diario chileno "El Ferrocarril" los peruanos tuvieron 900 muertos y 200 heridos, siendo la proporción entre estos mucho mayor a la de las bajas chilenas.[17] Finalmente, según publicación del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, las bajas peruanas pueden considerarse aproximadamente en 900 muertos, 200 heridos y 700 prisioneros.[18]

Datos adicionales

  • En Arica se encontraba el navío italiano "Garibaldi" con el fin de salvaguardar las propiedades de los inmigrantes italianos en Arica y Tacna.
  • El 7 de junio se celebra el "Día de las Glorias de la Infantería" en Chile y el "Día de la Bandera" en el Perú.
  • Roque Sáenz Peña, argentino que sirvió en el ejército peruano, participó en la batalla y fue herido en ella, sería después presidente de Argentina en 1910.

Véase también

Referencias

  1. Ejército del Perú (2007). «Museo "De los combatientes del Morro de Arica"». Consultado el 2008.
  2. a b Instituto Geográfico Militar de Chile
  3. Revista del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, Números 2-5, pág. 15, Lima 1979
  4. Véase el artículo en el "Boletín de la Guerra del Pacífico", Nro 37, publicado en Santiago de Chile el 14 de agosto de 1880
  5. a b Ejército de Chile
  6. Emilio Rojas, Luis (1991). Nueva Historia de Chile. Santiago, Gong Ediciones. 
  7. Del Campo, Juan (2007). «Notas sobre Arica». Consultado el 2007.
  8. Vicuña Mackenna, Benjamín (1881). Historia de la Campaña de Tacna y Arica. cap XXXI
  9. Vicuña Mackenna, Benjamín. 1881. Historia de la Campaña de Tacna y Arica. Cap XXXI. Estado oficial de Fuerzas del 5 de junio de 1880
  10. Congrains Martin, Eduardo (1974). «Batalla de Arica Segunda parte». Serie Reivindicación. p 24 - 25. 
  11. Espinosa, Manuel I. (1980). «Parte oficial de la Comandancia de la batería del Morro». Recopilación de Partes y Documentos de la Guerra del Pacífico. p 212-214. 
  12. Testimonio del sargento peruano Dionisio Vildoso sobre la toma de Arica
  13. Ekdahl, Wilhelm. 1919. Historia Militar de la Guerra del Pacífico entre Chile, Perú i Bolivia (1879-1883). Tomo II, cap XXII
  14. http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/tacna1880_esp.htm Dopo la battaglia di Tacna
  15. Vease la "Relación de Prisioneros de Guerra después de la Batalla de Arica" publicada en "La Epopeya del Morro de Arica" publicada por la Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú (CPEHEP) págs. 217-226, no se ha tomado en cuenta la tripulación de la torpedera alianza capturada en Moquegua
  16. Sergio Villalobos R. "Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883" pág. 170
  17. Véase el artículo en el "Boletín de la Guerra del Pacífico", Nro 37, publicado en Santiago de Chile el 14 de agosto de 1880
  18. Revista del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, Números 2-5, pág. 15, Lima 1979

Bibliografía

  • Ahumada Moreno, Pascual (1886). Guerra del Pacífico, recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referente a la guerra que han dado a la luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia por ..., Tomo III. Valparaíso: Imprenta i Lib Americana. 
  • Ekdhal, Wilhelm (1919). Historia Militar de la Guerra del Pacífico entre Chile, Perú i Bolivia (1879-1883). Tomo II. La campaña de Tacna i Arica. Santiago de Chile: Imprenta del Ministerio de Guerra. 
  • Mellafe Maturana, Rafael (2007). La Guerra del Pacífico en imágenes, relatos... testimonios. Centro de Estudios Bicentenario. 
  • Milla Batres, Carlos (1980). Recopilación de Partes y Documentos de la Guerra del Pacífico. Lima: Editorial Milla Batres S.A.. 
  • Molinare, Nicanor (1911). Asalto y Toma del Morro de Arica. Santiago. 
  • Vargas Hurtado, Gerardo (1921). La Batalla de Arica, 7 de junio de 1880. Lima: Imprenta Americana. 
  • Vicuña Mackenna, Benjamín (1881). Historia de la Campaña de Tacna y Arica. [Santiago de Chile]: Rafael Jover. 

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