Vittorio Alfieri

Vittorio Alfieri
Vittorio Alfieri
Ritratto di Alfieri François-Xavier Fabre.jpg
Vittorio Alfieri, retrato de François-Xavier Fabre
Nombre completo Vittorio Amedeo Alfieri
Nacimiento 16 de enero 1749
Asti
Defunción 8 de octubre 1803
Florencia
Ocupación dramaturgo, poeta y escritor
Nacionalidad italiano
Cónyuge Luisa de Stolberg-Gedern

El conde Vittorio Amadeo Alfieri (Asti, 16 de enero 1749 - Florencia, 8 de octubre 1803) fue un dramaturgo, poeta y escritor italiano. «En la ciudad de Asti, en Piamonte, el día 17 de enero[1] del año 1749, yo nací de nobles, ricos y honestos parientes». Así Vittorio Alfieri - el mayor poeta trágico italiano del Setecientos - se presenta a sí mismo en la Vita scritta da esso (Vida escrita por él), autobiografía de alrededor 1790. En el curso de su breve pero intensa existencia el escritor no pasará por alto incluso este género. Por otra parte, su carácter atormentado, además de delinear su vida en sentido de aventura, lo hará precursos de las inquietudes románticas.

Contenido

Biografía

Retrato de Monica Maillard.

Infancia y educación

Quedado entonces solo yo de todos los hijos en la casa materna, fui dado en custodia de un buen cura, llamado don Ivaldi…
de Vita de V. Alfieri, Época primera, 1755, capítulo II
Retrato de Giulia Alfieri.

Vittorio Alfieri nació del conde de Cortemilia Antonio Amedeo Alfieri y de la saboyana Monica Maillard de Tournon (ya viuda del marqués Alessandro Cacherano Crivelli).

El padre murió en el primer año de vida de Vittorio y la madre se volvió a casar en el 1750 con el caballero Carlo Giacinto Alfieri de Magliano

Vivió hasta la edad de nueve años y medio en el Palazzo Alfieri en Asti (la residencia del padre), a cargo de un preceptor, sin ningún tipo de compañía. De los dos hermanos que tenía, Giuseppe María murió a los pocos meses de vida y la hermana Giulia fue enviada al monasterio de San Anastasio Asti.

En 1758, por voluntad de su tutor, el tío Pellegrino Alfieri, gobernador de Cuneo y en 1762 virrey de Cerdeña, fue inscripto en la Academia Real de Turín.

Alfieri asistió a la Academia, donde completó sus estudios de gramática, retórica, filosofía, y derecho. Entró en contacto con muchos estudiantes extranjeros, y sus historias y sus experiencias lo estimularon creándole la pasión por los viajes.
Después de la muerte de su tío, en 1766 dejó la Academia sin terminar los estudios que lo habrían hecho abogado y se unió al Ejército, convirtiéndose en portainsigna en el regimiento provincial de Asti. Permaneció en el Ejército hasta 1774 y se despidió con el rango de teniente.

Los viajes

Viena en el siglo XVIII, Bernardo Bellotto, apodado Il Canaletto (1760), Kunsthistorisches Museum, Viena.
Quería yo absolutamente morir, pero no le dije aquel deseo a nadie; y fingiéndome enfermo para que mi amigo me dejase, hice llamar al cirujano para que me sacase la sangre, vino y me la sacó.
de Vita de V. Alfieri, Época tercera, 1768, capítulo VI

Entre 1766 y 1772, Alfieri comenzó una larga peregrinación en varios estados de Europa. Visitó Italia, desde Milán hasta Nápoles, deteniéndose en Florencia y Roma. En 1767 llegó a París, donde conoció a Luis XV, que le pareció un monarca engreído y despreciativo. Decepcionado también por la ciudad, en enero de 1768 llegó a Londres y, después de una larga gira por las provincias británicas, se fue a Holanda.

En La Haya vivió su primer amor con la esposa del Barón Imhof, Cristina. Obligado a separarse para evitar un escándalo, intento suicidarse, pero falló por la intervención de Elías, su criado de confianza, que lo seguía en todos sus viajes.

Volvió a Turín, donde se alojó en la casa de su hermana Giulia, que mientras tanto se había casado con el conde de Giacinto Canalis de Cumiana. Permaneció allí hasta cumplir los veinte años de edad, cuando, al entrar en posesión de su gran herencia, decidió abandonar Italia otra vez.

Entre 1769 y 1772, en compañía de Elías, hizo su segundo viaje a Europa partiendo de Viena, fue a Berlín y se reunió con fastidio y rabia con Federico II, tocó Suecia y Finlandia, llegando a Rusia, donde no quiso ser presentado a Catalina II, ya que había desarrollado una profunda aversión al despotismo.

Llegó a Londres y, en el invierno de 1771, conoció a Penélope Pitt, esposa del vizconde Edward Ligonier, con la que inició una relación amorosa. El vizconde, descubierto el asunto, desafió a un duelo a Alfieri. El escándalo que siguió y el proceso por adulterio afectaron una posible carrera diplomática de Alfieri, que como resultado de estos eventos se vio obligado a dejar a la mujer y la tierra de Albion.

Retomó entonces el viaje, primero en Holanda, luego en Francia, España y por último Portugal, donde en Lisboa se reunió con el abad Valperga de Caluso, que lo estimuló a proseguir su carrera literaria. En 1772 comenzó el viaje de regreso.

Regreso a Turín

Torino, Bernardo Bellotto llamado el Canaletto (1745), Turín, Galeria Sabauda.
Busto dedicado a Vittorio Alfieri en Turín, en Piazza Carignano.

Con 24 años regresó Alfieri a Turín en 1773 y se dedicó al estudio de la literatura, renegando así, en sus propias palabras, "años de viajes y libertinaje". Tomó una casa en Turín en Piazza San Carlo, la amuebló suntuosamente, y se encontró con sus antiguos compañeros de la academia militar y de la juventud. Con ellos creó una pequeña sociedad que se reunía semanalmente en su casa para "festejar y razonar de cualquier cosa", la "Société des Sansguignon". En este período escribió, "mezclas de filosofía y de impertinencias", sobre todo en francés, entre el que está Esquisse de Jugement Universél, inspirado en los escritos de Voltaire.

Tuvo también un romance con la marquesa Gabriella Falletti de Villafalletto, esposa de Giovanni Antonio Turinetti marqués de Priero. Entre 1774 y 1775 terminó la tragedia Marco Antonio y Cleopatra , representada en junio de ese mismo año en Palazzo Carignano, con éxito.

En 1775 cortó definitivamente el affair con la marquesa Falletti, y estudió y perfeccionó su gramática italiana volviendo a escribir las tragedias Felipe y Polinices, que en un primer momento se habían escritor en francés.

En abril del año siguiente se trasladó a Pisa y Florencia para el primero de sus "viajes literarios", donde comenzó la redacción de Antígona y Don Garzia. Regresó a la Toscana en el 1777, especialmente a Siena, donde conoció al que se convertiría en uno de sus más grandes amigos, el comerciante Francesco Gori Gandellini. Éste influenció notablemente en las elecciones literarias de Alfieri, convenciéndolo de acercarse a las obras de Nicolás Maquiavelo. A partir de estas nuevas inspiraciones nacieron La conjura de los Pazzi, el tratado De la tiranía , Agamenón, Orestes y Virginia (que luego despertará la admiración de Monti).

La condesa de Albany

Un dulce fuego en los ojos negrísimos acoplado (que muy raro se ve) a blanquísima piel y rubios cabellos resaltaban su belleza, de la cual era difícil no quedar golpeado o conquistado.
de Vita de V. Alfieri, Época cuarta, 1777, capítulo V
Alfieri y la condesa de Albany, F. X. Fabre, 1796, Turín, Museo Cívico de arte antigua.

En octubre 1777 mientras terminaba la escritura de Virginia, Alfieri conoció a la mujer que lo mantuvo atado a ella durante el resto de la vida, Luisa de Stolberg-Gedern, condesa de Albany, esposa de Carlos Eduardo Estuardo, pretendiente al trono de Inglaterra. En el mismo período se dedicó a las obras de Virgilio y terminó el tratado Del Príncipe y de las cartas y el poema en octavas La Etruria vengada.

En 1780, con el apoyo del gobierno granducal, la condesa de Albany pudo dejar al marido refugiándose en Roma en el convento de Orsoline con la ayuda de su hermano, Enrique Benedicto Estuardo, cardenal y duque de York.

Después de algún tiempo, Alfieri, que por entonces había donado todos los bienes y propiedades feudales a la hermana Giulia reservándose una renta y una parte del capital,[2] se reunió en Roma con la condesa y luego fue a Nápoles, donde finalizó la escritura de Octavia y pudo unirse a la logia masónica de la "Vittoria".

Roma, Veduta di Santa Maria Maggiore, de Giovanni Paolo Pannini (1744).

Regresó a Roma y se instaló en Villa Strozzi en las Termas de Diocleciano, con la condesa de Albany, en tanto obtuvo una dispensa papal que le permitió abandonar el monasterio. Durante los dos años siguientes el escritor completó las tragedia Merope y Saúl.

En 1783, Alfieri fue recibido en la Academia de Arcadia con el nombre de Filacrio Eratrastico. Ese mismo año también terminó Abel. Entre 1783 y 1785 publicó en tres volúmenes la primera edición de sus tragedias impresas por los topógrafados de Siena Pazzini y Carli.

Pero este período idílico se ve interrumpido bruscamente por el Cardenal de York, quien, al descubrir la relación del escritor con la cuñada, le intimó a abandonar Roma.

Alfieri, con el pretexto de dar a conocer las propias tragedias a los mayores escritores italianos, comenzó una serie de viajes. Conoce así a Ippolito Pindemonte en Venecia, Melchiorre Cesarotti en Padua, Pietro Verri y a Giuseppe Parini en Milán. Pero las tragedias obtuvieron en gran parte comentarios negativos. Solamente el poeta Ranieri de' Calzabigi felicitó al escritor porque con sus obras había puesto al teatro italiano a la altura del teatro transalpino.

En abril de 1784, la condesa de Albany, a través de la intercesión de Gustavo III de Suecia, obtuvo el divorcio de su marido y el permiso para salir de Roma y entonces se reunió en agosto con Alfieri, en el castillo de Martinsbourg en Colmar, en secreto, para guardar las apariencias y la jubilación de la condesa. En Colmar, Alfieri escribió el Agis, Sofonisba y Mirra.

Obligado a abandonar la Alsacia, al final del año, por la obligación de la condesa de residir en el estado pontificio, Alfieri se instaló en Pisa y Stolberg en Bolonia.

La situación ya insostenible, se vio agravada por la muerte repentina del amigo Gori. Son de aquél período algunos poemas entre los que están el Panegírico de Plinio y Trajano y las Notas, que surgieron en respuesta a las críticas negativas que habían recibido sus tragedias.

En 1785 completó las tragedias Bruto primero y Bruto segundo. En diciembre de 1786, Alfieri y Stolberg (que se convertiría en viuda dos años después) se trasladaron a París comprando dos casas separadas. En este período se volvieron a publicar sus tragedias en manos de los famosos impresores Didot. En el salón de Stolberg Alfieri conoció muchos literatos, en particular a André Chénier, que quedó tan impresionado que le dedicó algunos de sus escritos.

La revolución francesa y Napoleón

La Toma de la Bastilla (Charles Thévenin, 1793). Musée Carnavalet, París.
Me siento muy triste, porque veo la sagrada y sublime causa de la libertad traicionada de tal forma, cambiada y puesta en descrédito por estos semifilósofos.
de Vita de V. Alfieri, Época cuarta, 1790, capítulo XIX

En 1789, Alfieri y su compañera fueron testigos presenciales de los movimientos revolucionarios en París. Los acontecimientos en un principio le hicieron componer al poeta la oda A Parigi sbastigliato, pero luego renegó: el entusiasmo se transformó en un odio a la revolución, explicitado en las rimas del Misogallo.

En 1792 el arresto de Luis XVI y las matanzas del 10 de agosto, convencieron a la pareja de abandonar definitivamente la ciudad para volver a la Toscana (en el ínterin se había emitido una orden de arresto por la condesa, en tanto noble y extranjera, pero no para Alfieri), y entre 1792 y 1796 Alfieri se introduce totalmente en el estudio de los clásicos griegos traduciendo a Eurípides, Sófocles, Esquilo, Aristófanes. A partir de estas fuentes de inspiración, nació en 1798 la última tragedia de Alfieri: Alceste segundo. Se apasiona también en recitar personalmente las propias tragedias.

Florencia, Basilica de la Santa Cruz, Monumento fúnebre a Vittorio Alfieri de Antonio Canova.

Entre 1799 y 1801 las victorias francesas en territorio de Italia obligan a Alfieri a huir de Florencia y a refugiarse en una villa en Montughi. Su prejuicio contra los franceses le impidió incluso aceptar el nombramiento como miembro de la Academia de Ciencias de Turín en 1801, dado que Piamonte había entrado en la órbita de Napoleón.

Entre 1801 y 1802, escribió seis comedias: El uno, Los pocos y Los muchos, tres libros sobre la visión satírica de los gobiernos de la época; Tre veleni rimesta, avrai l'antidoto, sobre la solución a los males políticos (casi un testamento político, donde Alfieri, primero republicano, apoya la monarquía constitucional de estilo inglés), La ventana, inspirada en Aristófanes y El divorcio, resultado de reminiscencias juveniles, en donde condena los matrimonios nobles por interés.

Murió en Florencia el 8 de octubre 1803 a la edad de 54 años, probablemente debido a una enfermedad cardiovascular,[3] y fue enterrado en la Basílica de la Santa Cruz. En su memoria se encuentra el espléndido monumento fúnebre de Antonio Canova.

Obras

Las tragedias

Terminada la Academia militar de Turín, y después de un largo viaje juvenil en varios estados de Europa, en 1775 (el año de la conversión) entra en la capital de Piamonte y se dedica al estudio de la literatura, negando de esta manera - de acuerdo a sus propias palabras - años de viaje y el libertinaje. Completa su primera tragedia, Antonio y Cleopatra, que goza de gran éxito, y seguirán después Antígona, Felipe, Orestes, Saúl, María Estuardo, Mirra.

La fama de sus tragedias se vincula a la centralidad de la relación libertad-poder y a la afirmación del individuo por sobre la tiranía. Una reflexión profunda y dolorosa sobre la vida humana enriquece la temática cuando el poeta se detiene sobre los sentimientos más ínitmos y sobre la sociedad que le rodea.

Egisto insta a Clitemnestra vacilante antes de matar a Agamenón, en el cuadro Morte di Agamennone de Pierre-Narcisse Guérin 1818, Louvre, País.

Sus tragedias se representaron cuando el poeta todavía estaba vivo y tuvieron un éxito considerable en el período jacobino.

Las tragedias más representadas en los tres años jacobinos fueron Virginia y los dos Brutos. En el Teatro Patriótico de Milán en 1796, el 22 de septiembre del año mismo, Napoleón asistió a una réplica de Virginia.[4]

El Bruto primero fue replicado también en la La Scala y en Venecia, mientras que en Bolonia fueron representadas entre 1796 y 1798 cuatro tragedias (Bruto II, Saúl, Virginia, Antígona).

Las reacciones en el público solían ser muy llamativas, lo dice también Leopardi en su Zibaldone (1823), que citando la representación de Agamenón en Bolonia cuenta que:

Produjo mucho interés en la audiencia, y además mucho odio hacia Egisto, que cuando Clitenestra sale del cuarto del marido con el puñal con sangre, y encuentra a Egisto, la platea gritada furiosamente a la actriz que lo matase.

También Stendhal escribía desde Nápoles:

27 febrero 1817. Salgo ahora de ver Saul en el Teatro Nuovo. Se diría que esta tragedia toca las cuerdas secretas del sentimiento nacional italiano. El publico siente éxtasis [...]
Stendhal, Roma, Nápoles y Florencia

En los intervalos los espectadores patrióticos bailaban la "Carmagnola" en platea.

En los años siguientes, muchos actores del '800 se especializaron en las obras de Alfieri: desde Antonio Morrocchesi en el Teatro Carignano de Turín, hasta Paolo Belli Blanes, en Florencia o Milán.

Las tragedias son veintidós, comprendida Cleopatra (o Antonio y Cleopatra) después rechazada por él. Alfieri las escribió en endecasílabos libres, siguiendo el concepto aristotélico de la unidad. Aquí está la lista completa:

I littori riportano a Bruto i corpi dei suoi figli, 1789 Jacques-Louis David, Parigi, Louvre

Tragedias griegas:

Tragedias definidas de la libertad:

Tragedias publicadas póstumas

  • Cleopatra (por él mismo rechazada, 1774 - 1775, publicada póstuma)
  • Alceste prima (1798)
  • Alceste segunda (1798)

Tramelogedia

Alfieri quería combinar el drama, muy en boga en ese momento, con los temas más difíciles de la tragedia. Así nació el Abel (1786), una obra que él mismo definió tramelogedia.

Las prosas políticas

El odio por la tiranía y el amor visceral por la libertad fueron desarrollados en dos tratados:

  • De la tiranía (1777-1790), de tema enteramente político, escrito durante su estancia en Siena, donde conoció a su mejor amigo, el comerciante Francesco Gori-Gandellini. Alfieri discute sobre el despotismo, considerándola la representación más monstruosa de todos los tipos de gobierno. La tiranía se basa, según Alfieri, en el rey, el ejército, y en la Iglesia que son los cimientos de este Estado.
  • Del príncipe y de las letras (1778-1786), de tema político-literario, donde Alfieri llega a la conclusión de que la combinación de la monarquía y las letras sea nociva para el desarrollo de esta última. El poeta también examina las obras de Virgilio, Horacio, Ariosto, Racine, nacidas con el consentimiento de los príncipes o reyes y las considera frutos de hombres "mediocres", en contraste a Dante.
  • La Virtud desconocida (1789), el poeta en un diálogo imaginario con el amigo difunto Gori Gandellini, lo considera un ejemplo brillante de virtud ciudadana y de independencia moral.

Las odas políticas

  • La Etruria vengada, poema en cuatro cantos y en octavas proyectado en mayo 1778, inicialmente con el título El Tiranicidio, narra el asesinato de Alejandro de Médicis por obra de Lorenzino que Alfieri celebra como héroe de libertad.
"Washington attraversa il Delaware" de Emanuel Leutze (1851).
  • La América libre, una composición de cinco odas, en donde Alfieri exalta la generosidad desinteresada de La Fayette, que ayudó a los rebeldes y celebra el heroísmo de Washington, que Alfieri compara al de los héroes antiguos.
  • París sbastigliato, oda compuesta por Alfieri después de la destrucción de la Bastilla. Renegada después de la fuga de Francia.

El odio anti revolucionario: el Misogallo

Yo había puesto mi venganza y la de mi Italia; y llevo todavía esta esperanza, que aquel pequeño libro con el tiempo beneficiará a Italia, y dañará a Francia no poco.
de Vita de V. Alfieri, Época cuarta, 1795, capítulo XXIV

El Misogallo (del griego miseìn que significa odiar y gallo che está a indicar a los franceses) es una obra de diversos géneros: prosa, sonetos, epigramas y una oda. Estas composiciones se refieren al periodo comprendido entre el levantamiento de París en julio de 1789 y la ocupación francesa de Roma en febrero de 1798

Es una crítica feroz de Alfieri, de Francia y la Revolución, pero también dirige la invectiva hacia el cuadro político y social europeo, y a los muchos tiranos antiguos y nuevos, que dominaron y dominan Europa. Para Alfieri, "los franceses no pueden ser libre, pero podrán serlo los italianos", mitificando así una hipotética Italia futura, "virtuosa, magnánima, libre y una."

Las sátiras

Pensadas desde 1777 y retomadas varias veces en su vida, son composiciones sobre los "males" que afligieron la época del poeta. Son 17:

  • Prologo: Il cavalier servente veterano, ridicularización de los petimetres.
  • I re, sobre la monarquía absoluta.
  • I grandi, en donde se pone la mira sobre los grandes de corte.
  • La plebe, invectiva contra la plebe voluble, feroz y sanguinaria.
  • La sesquiplebe, de la rica burguesía ciudadana.
  • Le leggi, una crítica sobre el bajo respeto a las leyes en Italia.
  • L'educazione
  • L'antireligioneria, inspirada en las ideas de Maquiavelo, sobre la religión como instrumentum regnii (es decir medio político y no espiritual), es una condena mordaz y dura de Voltaire y sus seguidores, que en haberse burlado y superficializado el cristianismo y la religión en general, han de hecho echado las bases de los desastres de la Revolución Francesa. Según Alfieri es muy peligroso destruir un sistema de pensamiento religioso, sin antes haberlo reemplazado con uno nuevo e igualmente capaz de ser comprendido por el pueblo y que actúe como garante del orden.[5]
  • I pedanti, contra la crítica literaria.
  • Il duello, sobre la mezquinidad de los duelos.
  • I viaggi, sobre la inutilidad de los viajes.
  • La filantropineria, contra los teóricos de la revolución francesa.
  • Il commercio, sobre la bajeza moral de la actividad mercantil.
  • I debiti, sobre el malgobierno de las naciones.
  • La milizia, una crítica a los estados militaristas como la Prussia di Federico II.
  • Le imposture, sobre las sociedades secretas y sobre las "falsas" filosofías nacidas en el siglo XVIII, en particular la ilustración, aduladora de la revolución francesa.
  • Le donne, en donde Alfieri considera al "gentil sesso" sustancialmente mejor que los hombres, pero imitador de sus defectos.

Las comedias

Frontispicio de la "Vita" del 1848

Escritas en la última parte de su vida:

  • L'uno
  • I pochi
  • I troppi
  • L'antidoto, estas cuatro son una especia de tetralogía política
  • La finestrina, en carácter ético universal
  • Il divorzio, trata de las costumbres italianas contemporáneas.

Autobiografía

Alfieri comenzó a escribir su biografía (la "Vida escrita por él") después de la publicación de sus tragedias. La primera parte fue escrita entre el 3 de abril y 27 de mayo 1790 y llega hasta ese año, la segunda fue escrita entre el 4 de mayo y 14 de mayo 1803 (el año de su muerte).
"La vida" es universalmente considerada una obra maestra literaria, si no la más importante, sin duda la más conocida. De hecho, según M. Fubini, Alfieri fue por mucho tiempo el autor de "La vida", que todavía inédita, Madame de Staël leía en casa de la condesa de Albany y escribía con entusiasmo a Monti.
No es casualidad que el trabajo en el inicio del siglo XIX fuese traducida al francés (1809), inglés (1810), alemán (1812), y en parte al sueco (1820).

En esta obra analiza su vida como si analizase la vida del hombre en general, se pone como ejemplo. A diferencia de otras autobiografías (tales como las Mémoires de Goldoni) Alfieri es muy autocrítico. En forma cruda y racional, no escatima en criticar su modo de actuar, su carácter y sobre todo su pasado, pero Alfieri no tiene ningún remordimiento o arrepentimiento por esta última.

Rimas

Alfieri escribió las Rimas entre 1776 y 1799. Imprimió las primeras (las escritas hasta 1789) en Kehl, entre 1788 y 1790.
Preparó en Florencia en 1799 la impresión de la segunda parte, que fue el undécimo volumen de las Obras Póstumas, publicadas por primera vez en Florencia en 1804 para el editor Piatti.[6]

Alfieri consideraba las rimas como ejercicios técnicos y mantuvo muy pocas. La mayoría de los poemas impresos o destinados a imprimirse son composiciones de amor a Albany.

Traducciones

Alfieri pasó mucho tiempo estudiando a los clásicos latinos y griegos. Esto llevó a algunas traducciones publicadas póstumas:

Cartas

La colección más completa de sus cartas es la publicada en el 1890 por Mazzatinti, titulada Cartas editadas e inéditas de Vittorio Alfieri (Lettere edite e inedite di Vittorio Alfieri), considerada por muchos estudiosos como no importante a nivel literario.

El pensamiento literario: Alfieri entre la Ilustración y el Romanticismo

pero no me gusta mi vil siglo nunca:/y oprimido por el pasado yugo de la realeza,/solo en los desiertos callan mis problemas
Tacito orror di solitaria selva, en Rimas

Las influencias literarias de Alfieri proceden de los escritos de Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Helvetius, que el de Asti conoció en sus muchos viajes por Europa, durante el proceso de "spiemontizzazione".
El estudio y el perfeccionamiento de la lengua italiana se llevó a cabo con la lectura los clásicos italianos y latinos (Dante y Petrarca para la poesía, Virgilio para el verso trágico).

Su interés por el estudio del hombre, por la visión mecanicista del mundo, por la libertad absoluta y la aversión hacia el despotismo, lo unen a Alfieri a la doctrina de la Ilustración.
Los temas literarios iluministas, con el fin de aclarar las conciencias y a aportar el progreso social y civil, están afrontados por el poeta no en forma separada, sino con la emoción y las inquietudes del pensamiento Romántico.

Vittorio Alfieri pintado por François-Xavier Fabre, Florencia 1793.

Alfieri es considerado por la crítica literaria como el anillo de conjunción de estas dos corrientes ideológicas, pero el de Asti, en contraste con los escritores ilustres más importantes de la época, como Parini, Verri, Beccaria, Voltaire, que están dispuestos a trabajar con los monarcas "iluminados" (Federico II, Catalina II de Rusia, María Teresa de Austria) y presentar sus ideas en los salones de Europa, se mantiene independiente y considera este tipo de compromiso como humillante.

Por otra parte Alfieri fue un precursor del pensamiento romántico, incluso en su estilo de vida, siempre en busca de autonomía ideológica (de hecho, dejó todos sus bienes a su hermana Giulia para poder renunciar al control de los Saboya) y en no aceptar la clara distinción del siglo XVIII entre la vida y la literatura, en nombre de valores ético-morales superiores.

Libertad ideal, titanismo y catarsis

Desde joven Vittorio Alfieri mostró una fuerte rabia contra la tiranía y todo lo que pueda impedir la libertad ideal. En realidad, parece que este antagonismo estaba dirigido contra toda forma de poder que le parecía injusta y opresiva. Incluso el concepto de libertad que exalta no tiene connotaciones políticas o sociales específicas, sino que es un concepto abstracto.

La libertad alfieriania, de hecho, es expresión de un individualismo heroico y deseo de una realización total de sí. De hecho Alfieri parece presentarnos, en lugar de dos conceptos políticos (tiranía y libertad), dos representaciones míticas: la necesidad de afirmación del yo, ansioso por romper todos los límites y las "fuerzas oscuras" que impiden el accionar. Esta búsqueda de fuertes pasiones, esta ansia de grandeza infinita, de ilimitado es el típico titanismo alfieriano, que caracteriza, más o menos marcado, todas sus obras.

Lo que es tan opuesto por Alfieri es muy probablemente la percepción de un límite que impide la grandeza, tanto que le procura constante inquietud y pesadillas que le obligan a buscar en sus muchos viajes lo que sólo se puede encontrar dentro de sí mismo .

El sueño titánico va acompañado de un constante pesimismo que tiene sus raíces en la conciencia

Retrato de Santorre de Santarosa.

de la efectiva impotencia humana. Además, la voluntad de infinita afirmación del yo trae consigo un sentido de transgresión que le causará un sentimiento de culpa en el fondo, que se proyectará sólo en su trabajo para encontrar un remedio para su malestar; fenónemo, este, que es llamado catarsis.

La herencia espiritual

La semilla que has plantado, oh Alfieri, dio frutos y ahora Italia combate y sarà grande
de una dedicación del libro de firmas en Palazzo Alfieri, 1849

Alfieri ha inspirado fuertemente la literatura italiana y el pensamiento italiano del siglo XIX.
Ugo Foscolo lo ha cantado en Dei Sepolcri, Leopardi lo ha imaginado como su maestro en la canción Ad Angelo Mai, Manzoni se inspiró en sus fuertes principios, Gioberti quien escribió que Alfieri había creado de la nada la tragedia italiana defendiendola de las servidumbre literaria y civíl de sus tiempos,[7] y así Oriani y Carducci.

Los primeros hombres del Risorgimento italiano, desde Santorre de Santarosa a Cesare Balbo, se reconocieron en sus ideales y el lugar de nacimiento de Asti fue meta de muchos hombres que lucharon por la unificación de Italia.
En particular Santorre escribió que:

Alfieri allumera dans votre coeur les héroiques vertus et elevera votre pensée; ses expression rudes, mais plein de force et d'energie sont toutes marquées au coin du génie de Melpomene
"Delle speranze degli italiani" Milán, 1920

Luigi Provana, historiador y senador del Reino de Cerdeña, declaró que él también, al igual que muchos otros patriotas había besado la tumba de Vittorio Alfieri en Santa Cruz y había fijado los ojos fijos en la ventana del poeta que daba sobre el Arno.[8]

Alfieri y la masonería

En el capítulo de la Vida referido al 1775, Alfieri narra como durante un banquete de masones declamó algunas rimas:

Egli ti additi il murator primiero,

Del grande Ordine infin l'origo estrema
E se poi ti svelasse un tanto arcano,
Avresti tu sì nobili concetti
E ad inalzare il vol bastante mano?
Ah, scusatela si, fratei diletti;
Non ragiona l'insana, oppur delira

Quando canta di voi con versi inetti.
Asamblea masónica.
Viena 1791.

Él se disculpa con sus hermanos si su musa sin experiencia osa cantar los secretos de la logia. A continuación, el soneto va a mencionar al Venerable, al primer Vigilante, al Orador, y al Secretario.

A pesar de que el nombre de Alfieri no aparece en las lista de la masonería piamontesa, Roberto Marchetti supone que él se había iniciado en Alemania o Inglaterra, durante uno de sus viajes de juventud.

Se ha comprobado que muchos de sus amigos eran masones y de la lista, que posee el centro de Alfieri de Asti, que menciona a los personajes a los cuales el poeta envió la primera edición de sus tragedias (1783), aparecen los hermanos von Kaunitz, de Turín, Giovanni Pindemonte y Gerolamo Zulian de Venecia, Annibale Beccaria (hermano de Cesare Beccaria), Luigi Visconte Arese y Gioacchino Pallavicini de Milán, Carlo Gastone Rezzonico de Parma, Saveur Grimaldi de Génova, Ludovico Savioli de Bolonia, Kilian Caraccioli Maestro venerable de Nápoles, Giuseppe Guasco de Roma.

Alfieri aparece unos años más tarde, en el número 63 en la lista Tableu des Membres de la Respectable Loge de la Victoire à l'Orient de Naples datado el 27 de agosto 1782, con el nombre "Comte Alfieri, Gentilhombre de Turin".

Su afiliación a la logia de Nápoles se vio seguramente favorecida por las frecuentes estancias en aquella ciudad y especialmente por la importancia de la masonería en Nápoles, dado que los Saboya poco después cerraron todas las actividades masónicas en el Piamonte (1783), lo que obligó al conde Asinari de Bernezzo, jefe de la masonería italiana de rito escocés, de transferir su cargo al príncipe de Nápoles Diego Naselli.

Durante el período de afiliación, Alfieri se oculta por su correspondencia con los hermanos bajo el seudónimo de conde Rifiela.

Con la llegada a Europa de los vientos revolucionarios que conducirán a la Revolución Francesa, Alfieri se distanció de la Masonería, tal vez porque ella hizo hincapié en el compromiso jacobino, anti-monárquico, anticlerical, o tal vez por ese aspecto independiente del carácter. En la sátira Le imposture (1797) se peleará contra sus viejos hermanos apostrofándolos como "fratocci", que engañaban a los adeptos para hacer criaturas propias, ingenuo pedestal para los astutos.

La piamontesidad

Estatua de Vittorio Alfieri obra de G. Dini, 1862. Asti, Piazza Alfieri.

Giosuè Carducci afirmó que Alfieri, junto a Alighieri y a Machiavelli es el

Nume indigete d'Italia[9]

Según Pietro Cazzani, director del Centro studi Alfieriani entre 1939 y 1957, la diferencia de fondo (además de las más evidentes), «es la "toscanidad" del florentino, en donde humores se transforman en agresivas irónicas fantasías, contrapuesta a la "piamontesidad" del astigiano, la cual seria moralidad toma tonos oscuros con impensable celo».

Para Umberto Calosso, en L'Anarchia di Vittorio Alfieri (Bari, 1924), el poeta nunca olvidó sus orígenes, con esa «mezcla de ferocidad y generosidad, que nunca podrá comprender quien no tiene experiencia en las costumbres y sangre piamontesa».

Alfieri también escribió dos sonetos (los único) en lengua piamontesa fechados en abril y junio 1783.[10]
He aquí el texto de la primera:

Son dur, lo seu, son dur, ma i parlo a gent
ch'ha l'ànima tant mola e dëslavà
ch'a l'é pa da stupì se 'd costa nià
i-j piaso apen-a apen-a a l'un për sent.

Tuti s'amparo 'l Metastasio a ment
e a n'han j'orije, 'l cheur e j'euj fodrà:
j'eròj a-j veulo vëdde, ma castrà,
ël tràgich a lo veulo, ma imponent.

Pure im dogn nen për vint fin ch'as decida
s'as dev troné sul palch o solfegé,
strassé 'l cheur o gatié marlàit l'orìa.

Già ch'ant cost mond l'un l'àutr bzògna ch'as rida,
l'è un mè dubiet ch'i veui ben ben rumié:
s'l'é mi ch'son 'd fer o j'italian 'd potìa

Soy duro, lo se, soy duro, pero hablo a gente
que tiene el tan alma débil y sucia
que no es de extrañar si a esta camarilla
solo le gusto al uno por ciento.

Todos se aprenden de memoria a Metastasio
y tienen llenas las orejas, el corazón y los ojos:
los héroes los quieren ver sí, pero castrados
el trágico lo quieren pero imponente.

Sin embargo yo no me doy por vencido hasta que no se decida
si sobre el palco se debe tronar o solfear
agitar los corazones o acariciarse un poco la oreja.

Dado que en este mundo se necesita que uno se ría del otro,
yo tengo una pequeña duda que bien quiero volver a masticar:
si yo soy de hierro o los italianos de fango.

Alfieri y la música

Umberto Calosso combina la obra de Alfieri «iluminista en ferviente movimiento» a la de Beethoven, para el crítico las razones profundas de Alfieri resuenan «en los precipicios del abismo de la sinfonía de Beethoven».

También para Cazzani, en muchas tragedias de Alfieri, nos encontramos con la misma soledad cósmica del maestro de Bonn.

En su autobiografía el poeta cuenta cómo la música despertaba en su alma gran emoción. Alfieri en repetidas ocasiones contó cómo casi todas las tragedias se han ideado o al escuchar música o un par de horas después de oírla.

Algunos manuscritos contienen también las indicaciones de la música que se debe seguir durante las representaciones teatrales (por ejemplo, en el Bruto segundo).

Cazzani también hipotiza que entre los músicos predilectos de Alfieri está el piamontés Giovanni Battista Viotti, que estuvo presente en Turín, París y Londres durante el mismo período de las estancias de Alfieri.

Alfieri y el arte

Perseo y Andrómeda, de Anton Raphael Mengs, 1776, Museo del Hermitage.

El poeta que más de una vez confesó ser sensible a las bellezas naturales, delante a las obras artísticas mostraba una cierta «torpeza de intelecto».

En Florencia, por primera vez en 1766, dijo que las visitas a la Galería y al Palacio Pitti, se llevaban a cabo por la fuerza, con mucha náusea, sin ningún sentido de lo bello.

De Bolonia escribió: «...de sus cuadros no supe nada».[11]

Cuando vivió en Roma nacían los primeros fermentos del movimiento arqueológico que precedió al Neoclasicismo, no hizo ninguna mención de los artistas que participaron, y también el salón de la condesa de Albany, en París frecuentado por los artistas más famosos de la época (incluyendo Jacques-Louis David) no tenía ningún interés para él, y del Louvre le interesó «solo la fachada».[12]

Esto explica por qué, con la excepción de los retratos de François-Xavier Fabre, ninguna tela de un cierto valor adornaban las paredes de los apartamentos habitado por Alfieri en el curso de su vida.

Alfieri y la condesa de Albany, en agosto de 1792, tuvieron que abandonar precipitadamente París por la insurrección republicana. Del inventario de los objetos de arte de la casa de París (Maison de Thélusson, rue de Provence n°18), elaborado por el gobierno revolucionario después de la toma de la propiedad y contenido en los Archives nationales de París fue posible conocer los cuadros presentes en sus apartamentos.

También en este caso la lista es decepcionante: se trata sobre todo de reproducciones de los Carracci de la Capilla Sixtina, de La escuela de Atenas, del Palacio Farnesio, con algunos grabados que representaban las obras de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun , Angelica Kauffmann, y Anton Raphael Mengs

Notas

  1. Si bien puede parecer extraño el dato es correcto. Vittorio Alfieri nació el 16 de enero, pero en su biografía escribe 17 de enero.
  2. En el acto de donación del 1778, en donde Vittorio le dio a su hermana Giulia todas las propiedades a cambio de una renta vitalicia, junto a los campos, prados, huertos, viñedos, bosques, y a los cultivos que habían crecido en Asti, Vigliano d'Asti, Costigliole d'Asti, Montegrosso d'Asti Cavan, Ruffia, también hay molinos en esa zona de la ciudad que es ahora llamada camino de los molinos (via dei mulini). Por otra parte, Alfieri también dio el palacio donde nació (Palacio Alfieri), que se puso en alquiler: a la condesa Julia le rendía 910 liras piamontesas al año, y el palacio de la Plaza de San Secondo en Asti incluyendo cinco tiendas bajo las arcadas, y cuatro en madera fuera de las mismas, que rendían 1000 liras piamontesas al año
  3. Aris D'Anelli, cardiólogo astigiano, en el libro La malinconia del signor Conte, editado por Daniela Piazza, da tres hipótesis, basadas sobre algunos síntomas descritos por el poeta en la autobiografía, como causa de la muerte: la más probable es un infarto del miocardio debido a la hipertensión, un problema crónico del autor, otras son un insuficiencia renal o un tumor del aparato digestivo
  4. Il Risorgimento nell'Astigiano nel Monferrato e nelle Lange, (a cargo de Silvano Montaldo), Carla Forno, Il mito risorgimentale di Alfieri, Asti Fondazione Cassa di Risparmio di Asti, 2010, pg. 186
  5. Mario Rapisardi, La religione di Vittorio Alfieri
  6. Las Obras Postumas salieron con la falsa indicacion de la publicación en Londres
  7. Domenico Fava catalogo della Mostra storica Astese AlfierianaAsti, Casa Alfieri, 10 abril-29 mayo 1949, Bolonia 1949
  8. Domenico Fava catalogo della Mostra storica Astese AlfierianaAsti, Casa Alfieri, 10 abril-29 mayo 1949, Bolonia 1949
  9. Opere di Vittorio Alfieri ristampate nel primo centenario della sua morte, Paravia, 1903, vol. 1, p. X della Prefazione.
  10. .
  11. R. Marchetti Alfieri e l'arte in Il Platano, anno I, numero 2, Asti, 1976.
  12. R. Marchetti Alfieri e l'arte in Il Platano, anno I, numero 2, Asti, 1976.

Bibliografía

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  • Autori vari. I classici del pensiero italiano. Biblioteca Treccani edizione 2006.
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  • F. Biliorsi, Sulla composizione degli epigrammi alfieriani, in Italianistica, 2 (1973)
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  • U. Bosco, Lirica Alfieriana, Asti 1940.
  • P. Cazzani, Il mio Alfieri in Il Platano, anno XIV, Asti, 1989.
  • P. Cazzani, Vittorio Alfieri, la vita, le opere, l'eredità spirituale, Centro Nazionale di studi *Alfieriani-Casa d'Alfieri, Asti 1942.
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  • P. Luciani, L’autore Temerario. Studi su Vittorio Alfieri, Firenze, Società Editrice Fiorentina, 2005.

Véase también


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