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Familia Rothschild
La familia Rothschild, conocidos como los Rothschild, es una dinastía de financieros y banqueros internacionales de origen judeoalemán. Fueron declarados nobles por los gobiernos de Austria e Inglaterra. La familia Rothschild es desde el siglo XIX uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros de Europa.[1]
Están en la mira de quienes afirman que existe un diseño oculto del mundo para instalar un Nuevo Orden Mundial.[2]
Contenido
Mayer Amschel Rothschild
(* 23 de febrero de 1744; F. 19 de septiembre de 1812 en Fráncfort). Fue el fundador de esta dinastía.
Su padre
En la época en que nace Mayer Amschel, a los judíos no se les permitía ser propietarios de tierras ni hacer uso de ellas. El comercio y la banca, actividades despreciadas en los ámbitos católicos, no estaban prohibidas por la religión judía y resultaban el único camino que quedaba para quien deseara prosperar, si éste era judío.[3]
En 1743, su padre Amschel Moisés Bauer, orfebre de profesión, abrió una tienda de monedas en la Judengasse, el guetto de Frankfurt en Alemania, y completaba sus ingresos ejerciendo de cambista.[4] Sobre la entrada de la casa, cuya planta baja alojaba el negocio y la planta alta estaba reservada a la familia, colgó encima de la puerta un cartel que representaba un águila romana en un escudo rojo. La tienda llegó a ser conocida como la tienda del escudo rojo. La palabra alemana para "escudo rojo" es rothschild [red shield en inglés].[2]
Su infancia
Un año después nacía Mayer Amschell, su primer hijo, que, niño aún, recibió de su padre todo lo que éste sabía sobre el negocio de préstamo de dinero y los secretos de las finanzas pues desde muy temprano manifestó para ello una gran capacidad.[2] También desde niño tuvo un talento especial para reconocer monedas antiguas y asesorar a coleccionistas.[4]
Comienzo difícilSu padre muere en 1755, dejándolo encargado de sus hermanos menores (hermanastros) y en 1756 entra como cadete en la casa bancaria Oppenheimer en Hanover. Como empleado de los Oppenheimer, conoce al general von Estorff para quién hace recados. Pronto se revela la capacidad superior de Mayer y asciende rapidamente en la empresa, hasta recibe una pequeña participación, siendo aceptado como socio "junior". Es a través de Von Estorff que Mayer entra al palacio del príncipe William[2] y consigue ganarse la confianza de la corte de Hesse. A la temprana edad de 25 años es nombrado proveedor oficial de la corte.[4]
Los príncipes de Hesse
Éstos habían sentado la base de su fortuna arrendando súbditos como soldados a otros gobernantes. Se cuenta la siguiente y morbosa anécdota sobre el príncipe Federico II, padre de Guillermo I (príncipe Willam). Por acuerdo preestablecido recibía una prima cuando moría alguno de ellos en combate. Parece que Federico se lamentaba con uno de sus generales: «Mueren pocos hombres, no olvides que tengo las arcas vacías».[5]
Cuando Guillermo I heredó a su padre, era dueño de una gran fortuna, mucho mayor que la de otros príncipes dueños de dominios mucho más extensos. Era uno de los prestamistas más importantes del continente para lo cual Mayer Amschel prestaba invaluables servicios. Por su parte, la utilidad que éste sacaba de su servicio de intermediación hizo que su fortuna se incrementase con gran rapidez.[5]
Nace la Casa Rothschild
El 29 de agosto de 1770, Mayer Amschel se casó con Gutele Schnaper (* 23 de agosto de 1753; F. 7 de mayo de 1849) con quien tuvo cinco hijas y cinco hijos: (Amschel, Salomon, Nathan, Kalman y Jakob). Aunque instaló su domicilio familiar en una casa mucho más amplia con un escudo verde en la puerta, mantuvo la casa, en la Judengasse, como sede de sus negocios,[5] la que había vuelto a comprar cuando comenzó a prosperar. El gran escudo rojo todavía se encontraba en la puerta y, dando al escudo rojo su verdadero significado (su padre lo había adoptado como su emblema a partir de la bandera roja que fue el emblema de los revolucionarios judíos en Europa oriental), Mayer cambió su apellido por el de Rothschild (escudo rojo). Con ello, nacía la Casa Rothschild.[2]
Nace la Empresa Rothschild
En enero de 1800, con sus hijos mayores como socios de su empresa, que ahora se llamaba Mayer Amschel Rothschild e Hijos, y ya firmemente instalados en la corte de Hesse ocupando padre e hijos cargos oficiales en la misma, dan el siguiente gran paso al convertirse en agentes de la corte del emperador austriaco en Viena. De 1802 a 1804, la empresa realizó su primer préstamo estatal a la corte de Dinamarca por más de diez millones de florines.[1]
La fuente más importante de sus ingresos era el movimiento de dinero, más en letras de cambio que en sacas (entre Inglaterra y el continente) y también la administración de los bienes del principe de Hesse, para el cual hacían de intermediarios, en sus préstamos a otros estados.[6]
Expansión de la Empresa Rothschild
Su fama crecía aceleradamente -al ritmo que su fortuna- y se basaba en alto grado en la confiabilidad que mostraban en su oficio de administradores y como intermediarios. Frankfurt se había transformado para fines del siglo XVIII, gracias a los Rothschild, en el enlace entre el continente e Inglaterra, eje bancario y punto de tránsito de mercancías entre Inglaterra y Alemania, hasta el punto que Mayer Amschel consideró oportuno enviar a un Rothschild, el joven Nathan de 21 años, como representante de la Casa Rothschild a Inglaterra, llevando consigo una parte de la fortuna familiar. Con ello nacía la rama británica de la empresa.[7]
La última década del siglo XVIII trae también el exilio del príncipe de Hesse (a Dinamarca), ya que Napoleón, quién no le perdona que se hubiera mantenido de parte de los austriacos, ocupa sus tierras y amenaza un embargo sobre sus riquezas. Sin embargo Mayer Amschel termina por hacerse cargo de todos sus negocios, lo que aumenta aún más sus ingresos.[8]
El testamento de Mayer Amschel Rothschild
Para entonces (cambio del siglo) había asociado a todos sus hijos varones. Había dividido el capital de su empresa en 50 acciones, con fines de repartirlas por igual entre sus hijos; aunque en este momento el reparto lo hace atendiendo a la edad entre los que han quedado en Frankfurt. Excluye de este modo a todas sus hijas mujeres; ni entonces ni más tarde las hijas, esposas o descendientes tuvieron participación alguna.[9]
Su testamento, redactado pocos días antes de su muerte, contenía un reglamento estricto de cómo se debían dirigir los negocios familiares:[1]
- Todas las posiciones claves deben ser ocupadas por miembros de la familia.
- En los negocios solamente pueden participar los miembros de la familia varones.
- El hijo mayor del hijo mayor debe ser la cabeza de la familia, siempre y cuando la mayoría de la familia no decida lo contrario.
- La familia debe casarse entre sí con sus primos de primero y segundo grado.
- No debe haber ninguna auditoría jurídica y ninguna publicación de los bienes.
Algunos hechos destacables
Siempre mantuvo un estrecho contacto con el más importante consejero de finanzas del príncipe, Carl Buderus. Éste, durante el gobierno de ocupación napoleónico, sobornó al general francés Lagrange, asegurando valores en papel por más de quince millones de escudos para el príncipe. [1]
Gracias a su relación con Buderus y el príncipe, éste último exiliado en Dinamarca de 1806 a 1813, Mayer Amschel forjó una casa bancaria y obtuvo el control total sobre los valores y canjes de deuda del príncipe. Con ayuda de los banqueros Lennap y Lawatz obtuvo interés en toda Europa y pudo especular con el dinero en su control.[1]
Y a partir de 1807/1808 también pudo invertir en Gran Bretaña, a través de su hijo Nathan.[1]
Una anécdota, el príncipe de Thurn und Taxis
El príncipe de Thurn und Taxis, que tenía el monopolio sobre el correo, fue sobornado por Rothschild para que le informase del contenido de cartas importantes.
Se vislumbra, de la siguiente anécdota, la relación de poder (el poder detrás del trono): Rothschild trabajaba en su escritorio y le dice al príncipe que entra: "Tráigase usted una silla." Tras unos minutos, el visitante recalca: "¡Soy el príncipe de Thurn und Taxis!" A lo que Rothschild replica: "Muy bien, pues tráigase usted dos sillas."[1]
Rothschild aprendió de Thurn und Taxis el gran valor de la información rápida y precisa, estableciendo un servicio de correo propio. Tras la derrota de Napoleón en Waterloo, este servicio le reportó una ganancia millonaria en la bolsa de Londres, al estar Nathan Rothschild informado de los acontecimientos importantes horas antes que los demás. (ver Voluntad de poder/Jugada maestra)
La segunda generación
Mayer Amnschel Rothschild aseguró la expansión de su empresa a través de sus hijos quienes se instalaron en cinco ciudades de Europa, de las más importantes de aquél entonces. Todos ellos se dedicaron al mismo negocio que su padre. Mientras Amschel Mayer permaneció en la casa matriz en Fráncfort, abrieron sucursales en Viena, Londres, París y Nápoles.[10]
Amschel hijo se quedó en Frankfurt, Karl se instaló en Nápoles, Natham en Londres y Salomón marchó a París. Salomón se instaló finalmente en Viena y quién lo reemplazó en París fue el menor de los hijos de Mayer, Jakob que adoptó el nombre de James.[10]
Anselm v. Rothschild se hizo cargo de la casa matriz en Fráncfort tras la muerte de su padre. Fráncfort siguió siendo el principal centro de reunión de la familia.Salomon Rothschild abrió un banco en Viena en 1821. Entre otros, otorgó un crédito al gobierno austriaco de 900.000 florines. El príncipe Metternich y la casa Habsburg le quedaron endeudados. Se convirtió en el más importante financiador del estado austriaco y uno de los más grandes terratenientes. El banco en Viena perduró hasta 1938 cuando Hitler anexionó Austria a la Alemania nazi[cita requerida].
Nathan Mayer Rothschild emigró a Gran Bretaña a los 21 años.[11]
En 1808 fundó el banco N.M. Rothschild & Sons en Londres, que aun sigue operando con éxito. Nathan invirtió el dinero del arriendo de soldados de Guillermo I en oro de la Compañía Británica de las Indias Orientales; posteriormente, este oro fue empleado para financiar la campaña del Duque de Wellington[cita requerida].
La Empresa Rothschild a través de los siglos
En este siglo, los Rothschild, para entonces nobles, financiaron la industria, los ferrocarriles y la construcción del Canal de Suez. Con un sistema especial de préstamos estatales hicieron al gobierno francés independiente de las autorizaciones de impuestos del parlamento,[1] lo que revela la fragilidad de las instituciones democráticas frente al empuje de los financieros.
Con el advenimiento de las grandes industrias y la banca de valores, el imperio de los Rothschild se mantuvo en segundo plano, financiando a familias emergentes en el mundo de las finanzas como los Morgan, los Warburg y los Rockefeller en Estados Unidos. A través de su influencia sobre estas poderosas familias tuvieron un control enorme sobre la política y el desarrollo de los Estados Unidos. También estuvieron involucrados en la realización del proyecto original del "Acta de la Reserva Federal" y su posterior aprobación en el Congreso de los Estados Unidos.[2] +[12]
Actualidad, siglo XX y comienzos del siglo XXI
La Banca Rothschild controla actualmente el mercado mundial de oro.[13] [1]
Sionismo
Los Rothschild fueron colaboradores de la fundación del Estado de Israel, siendo el barón Edmond James de Rothschild patrocinador del primer asentamiento en Palestina en Rishon-LeZion. En 1917, Walter Rothschild, segundo barón Rothschild, fue el destinatario de la declaración de Balfour, que consignó por el gobierno británico el asentamiento en Palestina como patria de los judíos . [cita requerida]
Introducción a los siguientes títulos
Para leer las entrelíneas de los acontecimientos históricos conviene analizar los hechos que afectan a las grandes poblaciones desde una óptica sociológica, y a los individuos, que son en última instancia los protagonistas de todos los hechos humanos, conviene analizarlos en su psique.
Cuando nace Mayer Amschel -y aún hoy desgraciadamente- una enfermedad perversa afecta al Occidente: es el racismo en sus diversas variantes. Que, en el caso que nos ocupa, adopta la forma del antisemitismo.
¿Qué puede suceder en una mente humana sujeta a las tremendas fuerzas negativas del desprecio y de la envidia? ¿Que equilibrio hay que tener para no enloquecer cuando uno está expuesto en su trato diario, como le ocurriría a un judío de la Corte, a las humillaciones y los halagos de los arrogantes miembros de la Nobleza, nacidas las primeras del prejuicio y los segundos de la necesidad?[14]
Si queremos una sociedad donde no sea un castigo vivir, debemos enfrentar los desafíos de nuestro tiempo y afrontar los grandes cambios, comenzando por los personales, examinando nuestras creencias y desterrando los prejuicios que nos enfrentan unos con otros. No olvidemos que muchos de estos prejuicios son sembrados, o al menos incentivados, por quienes conocen y aplican la máxima "divide y vencerás".
El análisis del tema sociedad real, en contraposición a sociedad ideal, es muy complejo, ya que el antisemitismo es apenas un factor en juego. Por otra parte la Plutocracia está conformada por muchos individuos que no son de raza judía.
Demasiadas veces observamos asociar los nombres Rothschild, Rockefeller[15] y otros, a la palabra judío. Correspondería si se desarrollase la historia individual, como parte de la genealogía y como detalle de sus orígenes. Esta asociación se hace por prejuicio racial.
Parafraseando a Mark Weber responsabilizar a la totalidad de una raza por el comportamiento de algunos de sus miembros sería análogo a hacer caer sobre toda la raza blanca el oprobio de la esclavitud de la raza negra o sobre todos los alemanes, los horrores del nazismo.[16]
Voluntad de poder
Permitidme fabricar y controlar el dinero de una nación y ya no me importará quién la gobierne.
Mayer Amschel Rothschild[17][18] En una época en que los gobernantes gozaban de poder absoluto sobre sus súbditos, como era aquella de las monarquías,[19] la solución que encontraron los banqueros para no perder su dinero y su cabeza, cuando los reyes comenzaron a acudir a ellos en busca de dinero para financiar sus guerras, fue la de financiar a ambos rivales; al oponente se le financiaba discretamente. También exigían cierta cuota de poder real inmediato, en forma de títulos de nobleza, tierras o negocios públicos.[17] Esta doble estrategia tenía la ventaja de asegurarse siempre el retorno del dinero y el mantener la cabeza en su puesto.
Fue la marca distintiva de determinadas familias de banqueros, entre ellas la que nos ocupa, quienes en el siglo XIX adoptaron una pose cosmopolita, una proyección social y un interés exagerado en asumir las deudas de los distintos gobiernos, por lo que se los acabó conociendo como «banqueros internacionales».[20]
Simultáneamente a que Mayer Amschel se enriquecía gracias a su gran voluntad, ingenio y falta de escrúpulos, Adam Weishaupt fundaba la orden de "Los Perfectibilistas", mejor conocida como los Illuminati. Mayer Amschel pronto comprendió que ambos deseaban lo mismo, cambiar el statu quo hacia un formato que los favoreciera; sin embargo habría que actuar entre bambalinas, los Illuminati ya habían sido oficialmente destruidos en 1784 y sus miembros destituidos se encontraban en la clandestinidad en la época en la que Mayer Amschel los congregó en su casa de Frankfurt en 1786, siendo el objeto principal de la reunión analizar los nuevos e importantes planteamientos de la Revolución francesa. Algunos años más tarde el diputado y miembro del Comité de Salud Pública de la Asamblea Nacional Joseph Cambron, recordaba que a partir de 1789 «la gran Revolución golpeó a todo el mundo excepto a los financieros».[21]
Jugada maestra
Durante las guerras napoleónicas, los Rothschild apoyaban por igual a Bonaparte y a Wellington, pero la jugada maestra la hicieron a raíz de la batalla de Waterloo. Uno de ellos fue espectador privilegiado de esta batalla y una vez que se aseguró que Marte sonreía a Inglaterra y Prusia, salió al galope reventando sucesivas monturas, pagó un dineral para cruzar el canal de la Mancha y luego continuó su galope hasta Londres donde en la Bolsa de Valores inglesa se puso a vender desesperadamente acciones a cualquier precio. Los demás agentes de bolsa, conociendo el valor de la información que manejaban los Rothschild, interpretaron que Napoleón había ganado la batalla, con lo que el pánico se apoderó del mercado que cayó a mínimos nunca vistos. Un pequeño grupo de agentes compraban anónimamente para Rothschild las acciones de la deuda de guerra británica que se vendían a un precio miserable.
A partir de este punto de inflexión, los Rothschild no hicieron más que incrementar su poder hasta quedar sin rivales en Europa y comenzó para ellos un nuevo desafío, la conquista de América.[22]
El profeta
Un poeta del romanticismo alemán y también miembro secreto de los carbonarios, publicó el 12 de julio de 1842 un extraño texto con aires de profecía en la revista Französische Zustände, de Hamburgo en el que advertía que: «el comunismo, que aún no ha aparecido pero que aparecerá poderoso y será intrépido y desinteresado como el pensamiento [...] se identificará con la dictadura del proletariado» y «aunque de él se hable ahora muy poco [...] será el héroe tenebroso al que se reserva un magno pero pasajero papel en la moderna tragedia. Solo espera la orden para entrar en escena». Vaticinaba además «la guerra entre Francia y Prusia, que será sólo el primer acto del gran drama, el prólogo. El segundo acto será el europeo, la revolución universal, el gran duelo de los desposeídos contra la aristocracia de la propiedad. Entonces no se hablará más de nación ni de religión. Solo existirá una patria, la Tierra. Y una sola fe, la felicidad sobre la Tierra» porque «existirá quizás tan sólo un pastor y un rebaño, un pastor libre con un cayado de hierro, y un rebaño humano esquilado y balando de modo uniforme».
Fue Heinrich Heine, sobrino del banquero Salomón Heine de Hamburgo, quién hacía estas predicciones, en las que preveía el advenimiento del comunismo, la guerra franco-prusiana de 1870 y la globalización, y utilizaba por primera vez la expresión dictadura del proletariado, luego apropiada por Lenin.
Gracias a Heine, Marx consiguió refugiarse en Inglaterra cuando huía de la persecución de las policías prusiana y francesa y también, gracias a Heine, encontró refugio en la casa de los Rothschild de Londres -donde también había encontrado protección con anterioridad un masón británico que ocuparía el asiento de primer ministro del Reino Unido, Benjamin Disraeli.[23]
Para el lector que no está iniciado en el plan para instalar el Nuevo Orden Mundial (y cuyo primer escalón es la globalización) el contenido anterior puede ser de interés puramente anecdótico. Sin embargo es clave para comprender que existe en ejecución un plan, que se diseña entre bambalinas, del cual Heine tenía conocimiento; pues muchos años antes de los acontecimientos pudo describirlos en el artículo mencionado.[23]
Para respetar el punto de vista neutral -una exigencia a los editores de Wikipedia- podemos contemplar la posibilidad de que Heine haya sido efectivamente un profeta.
Heine tuvo amistad con Balzac, que también conoció y trató a James Rothschild en Francia, al que confió su dinero.[24] Penetrante observador de la sociedad humana, nos dejó esta frase "Hay dos historias: la historia oficial, embustera, que se enseña ad usum delphini, y la historia secreta, en la que se encuentran las verdaderas causas de los acontecimientos: una historia vergonzosa".[25]
Voluntad de anonimato
En el oligopolio mundial energético tiene gran influencia la empresa Royal Dutch Shell, en parte propiedad de las coronas británica y holandesa, y financiada en buena medida por la familia Rothschild, antigua financiera europea de varias coronas reales, especialmente a la hora de financiar guerras. Y caracterizada por auxiliar financieramente a la vez, a los dos bandos contendientes.[12]
Los Rothschild han sido financieros de los Rockefeller y de todo el desarrollo petrolífero, ferroviario y bancario en Estados Unidos a través de los Morgan (banca y ferrocarriles), Harriman (ferrocarriles y altas finanzas) y Rockefeller (petróleo y banca). De modo que en el siglo XIX, el control de los ferrocarriles, el petróleo y la banca implicaba controlar gran parte del poder real en los Estados Unidos. Resulta muy llamativo que, en la reciente biografía oficial escrita por Niall Ferguson en Oxford, intenten mostrarse a sí mismos como un poder en decadencia desde mediados del siglo XIX, argumentando que no pudieron instalarse como banca en los Estados Unidos. Resulta contradictorio con el hecho de que a través de la financiación ejercen control sobre los tres principales negocios de Estados Unidos.[12]
Hay en esta familia la voluntad de pasar desapercibida, y esta búsqueda de anonimato está relacionada también con que actualmente el clan Rothschild sólo presta su apellido a bancos de inversión singularmente pequeños.[12]
Notas y referencias
- ↑ a b c d e f g h i por Redacción de Emprendaria (16/2/08). «Biografías: Mayer Amschel Rothschild, el gran financiero» (en español). Emprendaria. Consultado el 25 de febrero de 2009.
- ↑ a b c d e f Johnny Silver Bear, traducido por Donald Rumsfeld. «Los Illuminati y los Rothschild» (en español). Europa Liberal. Consultado el 25 de febrero de 2009.
- ↑ Herbert Lottman (*1927-Nueva York) es autor de celebres biografías entre las que mencionamos Gustave Flaubert y Julio Verne. También es narrador de frescos de época especializandose en periódos de entreguerras, mencionamos La caída de París y El París de Man Ray
- ↑ a b c Lottman, op. cit. 18
- ↑ a b c Lottman, op. cit. 19
- ↑ Lottman, op. cit. 20
- ↑ Lottman, op. cit. 21
- ↑ Lottman, op. cit. 22
- ↑ Lottman, op. cit. 22-23
- ↑ a b Koch, op. cit. 60
- ↑ Lottman, op. cit. 21
- ↑ a b c d Graziano, op. cit. 42
- ↑ «Mercado: Como se determina el precio del oro» (en español). Revista Web Estilo Joyero. Consultado el 25 de febrero de 2009.
- ↑ Lottman, op. cit. 17
- ↑ NOTA: Los Rockefeller, típicos representantes de los WAPS (White Anglo-Saxon Protestants), tienen entre sus ancestros a inmigrantes judío-alemanes llegados a Estados Unidos en 1733. Pero no es este lejano parentesco el que prima cuando se asocia este apellido con "judío" sino el prejuicio de que todo archimillonario tiene que ser judío.
- ↑ Anthony Sutton; Mark Weber. «Anexo», Wall Street y Los Bolcheviques, Primera edición: 1974; Edición Electrónica: 2007 edición (en español), Buenos Aires: La Editorial Virtual. Consultado el 25 de febrero.
- ↑ a b Koch, op. cit. 53
- ↑ Paul H. Koch Nació en Hamburgo. Es doctor en Humanidades, Historia y Ciencias Sociales, así como reputado especialista en dinámica de grupos y organización de sociedades. Ha trabajado como consultor y analista privado en gestiones de crisis para diferentes estamentos de Alemania, Noruega, Suiza, Islandia y Canadá, entre otros países. En la actualidad reside y trabaja en Viena.
- ↑ NOTA: Cuando en el artículo se trata de sintetizar en la frase "como era aquellas de las monarquías" muchos conceptos volcados por este autor en un capítulo de su libro, titulado Los Rothschild, se presupone que el lector viene leyendo el artículo y se está hablando 1) de las monarquías europeas del siglo en que nace Mayer Amschel Rothschild -siglo XVIII. 2) que el término monarquía ha sufrido un cambio drástico a la hora del contenido que este término presupone. Muy distinto era el poder del monarca cuando se aceptaba que su poder provenía de Dios y un simple mandato decidía sobre sus súbditos, con alcances impensables en esta época en que (al menos eso creen los ciudadanos de las democracias modernas) los monarcas constitucionales son parte de un decorado, que se respeta en las naciones como se preservan los monumentos y edificios históricos.
- ↑ Koch, op. cit. 57
- ↑ Koch, op. cit. 59
- ↑ Koch, op. cit. 61
- ↑ a b Koch, op. cit. 103
- ↑ Lottman, op. cit. 34
- ↑ Graziano, op. cit. 195
Bibliografía
- Herbert Lottman, Los Rothschild, Tusquets Editores. 1ª edición en colección Tiempo de Memoria: mayo de 2006. © 1994, by Herbert Lottman. ISBN 84-8310-491-1
- Paul H. Koch, Illuminati, Editorial Planeta, 2004 S.A. Barcelona (España), 1era edición en Argentina: noviembre de 2004, traducido por Isabel Fuentes Garcia. ISBN 84-08-05568-2
- Walter Graziano, Hitler ganó la guerra, Grupo Editorial Planeta S.A., República Argentina, Edición definitiva corregida y aumentada, 1era edición, oct de 2007. 1era edición: marzo de 2004 ISBN 978-950-49-1805-9
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