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Cristina de Dinamarca
Cristina de Dinamarca (n. Nyborg, noviembre de 1521 – m. Tortona, 10 de diciembre de 1590). Segunda hija del rey Cristián II de Dinamarca, Noruega y Suecia, y de la infanta de España, Isabel de Austria, hermana del emperador Carlos V.
En 1523, hartos de su crueldad, los daneses y noruegos deponen al rey Cristián II y entronizan a su tío Federico. Entretanto, los suecos también deciden separase y proclaman rey a Gustavo Vasa. Con ello, la Unión de Kalmar dejaba de existir.
El rey y su familia deben huir y ponerse al amparo del emperador Carlos V. Cristina -de sólo 2 años-, su hermana mayor Dorotea -de 3 años- y su único hermano varón superviviente, Juan -de 5 años-, y sus padres se refugian en la corte de Malinas, al amparo de la tía de su madre, Margarita de Austria, gobernadora de los Países Bajos.
Tres años más tarde, el 19 de enero de 1526, muere su madre Isabel en la ciudad de Zwijnaerde, cerca de Gante, a los 24 años de edad.
Su padre, el depuesto rey, decide regresar a Dinamarca a recuperar lo perdido, dejando a sus hijos al cargo de su cuñado el emperador. Cristina no volvería a ver a su padre.
Derrotado por Federico I, Cristián es encarcelado en el castillo de Sonderborg y finalmente, tras renunciar solemnemente a la corona de Dinamarca para él y su descendientes (1549), se le confiere en el feudo de Kalundborg, pero bajo arresto domiciliario, donde murió el día 25 de enero de 1559. Tenía 77 años de edad.
Tras la muerte de Margarita de Austria en 1530, le sucede en el cargo de gobernadora de los Países Bajos su sobrina, María de Austria, reina viuda de Hungría, hermana de la difunta Isabel y por tanto, tía carnal de Cristina y sus hermanos, la cual continuaría velando por sus sobrinos huérfanos.
El 2 de julio de 1532 muere en Ratisbona, su único hermano, Juan, a los 14 años de edad, luego de intentar infructuosamente recuperar el trono danés.
Con una esmerada educación, bella e inteligente, pronto Cristina se convertiría en una pieza importante en la política de la época. Además, tanto ella como su hermana Dorotea, luego de la muerte de su hermano, nunca reconocieron la renuncia de su padre y reafirmaron sus legítimas pretensiones al trono de Dinamarca, sobre todo Cristina, que fue la única de sus hermanos que dejó descendencia.
Tras la coronación de Carlos V como emperador en Bolonia (1530), éste vio que necesitaba colocar bajo su mando a príncipes italianos dóciles y serviles, y de esta forma contraarrestar el poderío de Francisco I de Francia, con amplios intereses en Italia -el ducado de Milán y el reino de Nápoles-.
Así, decide reponer a la familia Sforza en el ducado de Milán, y unirlos con su familia por matrimonio: por ello decide casar al duque Francesco Sforza -con 39 años- con su sobrina Cristina, de 13 años de edad.
Celebrada la boda en Milán, el día 4 de mayo de 1534, el matrimonio no duró mucho tiempo: el duque Francesco muere el 1 de noviembre de 1535. Cristina, viuda con 15 años, regresa a Gante.
Poco después, su hermana Dorotea se casaba en Heiligenberg, con Federico II, elector palatino. Su atractivo y encanto la hicieron motivo de varios intentos matrimoniales, pero sin éxito.
El 10 de julio de 1541, en Bruselas, se casaba de nuevo, esta vez con el duque Francisco I de Lorena. El novio era esta vez más joven -tenía 24 años- y seguramente más agradable que el maduro duque de Milán.
Esta vez, el matrimonio sí fue exitoso, al menos en lo principal, que era el tener descendencia. Tuvieron tres hijos:
- Carlos III (n. Nancy, 15 de febrero de 1543 - m. Nancy, 14 de mayo de 1608), sucesor de su padre como duque de Lorena.
- Renata (n. Nancy, 20 de abril de 1544 - m. Munich, 22 de mayo de 1602), casada con el duque Guillermo V de Baviera, de la casa de Wittelsbach.
- Dorotea (n. Château de Debeuvre, 24 de mayo de 1545 - m. Nancy, 2 de junio de 1621), casada primero con Erik II, duque de Brunswick-Kalenberg, y en segundas nupcias con Marc de Rye de la Palud, marqués de Varambon y conde de la Roche y Villersexel.
Apenas unos días después del nacimiento de su hija menor (12 de junio de 1545) fallece su esposo en Remiremont, víctima de un trágico accidente de caza. Cristina, viuda nuevamente, deberá encargarse de la regencia del ducado de Lorena, pues su único hijo varón y ahora nuevo duque, Carlos III, tenía apenas 2 años de edad.
Bella, con excelente educación y rica gracias a sus rentas de duquesa viuda de Lorena, Cristina se volvía nuevamente una presa apetecible en la política europea. El tristemente célebre rey Enrique VIII de Inglaterra llegó a pedir su mano en matrimonio, pues vio que no era sólo bella y culta, sino que podía concebir -lo que el rey necesitaba era herederos, como se sabe bien-, pero la prudente duquesa rechaza la propuesta nupcial con una frase que pasaría la historia como modelo de astucia y fino sarcasmo: "Decid a su Majestad que si tuviera una cabeza más en mi cuerpo, con todo gusto la pondría a su servicio".
Los dos reyes de Francia que se sucedieron durante su regencia, Francisco I (1515-47) y Enrique II (1547-59), vieron amenazados sus dominios desde el mismo interior, pues el ducado de Lorena pertenecía al reino de Francia, aunque como feudo independiente. Por ello, temieron que el emperador Carlos V tuviera alguna injerencia en los asuntos franceses, pretextándose en la protección de los intereses de su sobrina, la duquesa regente.
En 1552, luego de resistir durante 7 años, ocurre lo inevitable: el rey Enrique II invade el ducado de Lorena. Cristina tiene que huir, refugiándose al lado de su tío Carlos V; el rey francés toma el ducado como tutor del pequeño Carlos III.
El día 22 de enero de 1559, en París, se celebra la boda de su hijo Carlos III con la princesa Claudia, hija de Enrique II, con lo que el rey cerraba su proyecto de apoderarse de Lorena.
Siete meses más tarde (10 de julio de 1559), Enrique II muere en un accidente durante un torneo, para celebrar la paz que firmó con España. Cristina puede volver entonces a reencontrarse con sus hijos.
El 20 de septiembre de 1580 fallece, en Heiligenberg, su hermana Dorotea, viuda del elector Federico II del Palatinado desde 1556. Tenía 59 años de edad.
Ya en su madurez, ve como el matrimonio de su hijo Carlos III y Claudia de Francia era fecundo en hijos -llegaron a tener 9-. Entre los descendientes de este enlace se encuentra Francisco Esteban, duque de Lorena, el cual, casado con la emperatriz María Teresa de Austria, serían padres de 16 hijos, entre ellos la célebre reina de Francia, Maria Antonieta.
Su hija Renata -a la que intentara casar infructuosamente con los reyes de Dinamarca y Suecia en pos de recuperar algunos de los tronos que fueron de su padre Cristián II-, también fue prolífica en su matrimonio con el duque Guillermo V de Baviera: tuvieron en total 10 hijos, entre ellos el elector Maximiliano I de Baviera y María Ana, primera esposa del futuro emperador Fernando II y madre de su sucesor, el que sería el emperador Fernando III. Su segunda hija, Dorotea, no tuvo hijos.
Cristina en su vejez decide retirarse de la vida pública. Fallece en la ciudad italiana de Tortona, el día 10 de diciembre de 1590, a los 69 años de edad, siendo sepultada en el convento de Cordeliers de Nancy, al lado de su esposo Francisco.
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