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Puerto de Isla Cristina
Puerto de Isla Cristina
Zona portuaria con los astilleros en la margen norte.País España Situación Isla Cristina Inauguración 1755 Tipo marítimo Actividades pesquera, industrial y deportiva Operado por Agencia Pública de Puertos de Andalucía Ámbito nacional Coordenadas Longitud de muelles 2.000 m Superficie 640.000 m2 Sitio oficial Puerto de Isla Cristina pesca desembarcada 7.693 Tm valor de capturas 21 millones de euros Notas Fuente: EPPA El puerto de Isla Cristina, perteneciente a la provincia marítima de Huelva en la costa de la Luz española, es el puerto con mayor facturación en fresco de Andalucía y uno de los primeros en tonelaje e importancia de capturas a nivel nacional.[1] Exporta sus productos a toda España y a gran parte de Europa. Se desarrolló como forma de apoyar, en origen, la actividad pesquera de los primeros colonos de la zona del siglo XVIII. Su crecimiento ha sido constante en extensión, llegando a superar los 640.000 m2 (64 Ha.) en 2009 tras su última ampliación, aunque no en lo referente al desembarco de capturas. La década de 1920 marcó la cifra máxima de pescado desembarcado con casi 16.000 toneladas en un solo año, destacando la almadraba de atún. Como puerto sardinero ha sido desde hace décadas uno de los primeros de España y la especie tradicional del puerto.
Isla Cristina es en la actualidad uno de nuestros puertos pesqueros más importantes de España, que sólo encuentra rival en algunos de las costas noroeste; es desde luego, el más exclusivamente pesquero de todos
BELLÓN (1926), pág. 49.La modernización de la flota y la búsqueda de nuevas técnicas de pesca ha sido una constante durante su desarrollo, introduciendo innovaciones a nivel nacional en las artes de pesca como la tarrafa, a finales del siglo XIX. Ya en el XX, la reconversión del sector restó importancia al puerto para darsela a las piscifactorías, a la vez que se añadía actividad de I+D al sector con centros de innovación como el CIT-Garum.
Historia a través de la pesca
Antecedentes y comienzos
Inicialmente, hacia 1724, un puerto rudimentario en la zona de la barra de la Tuta para amarre y desembarco de mercancías, fue la consecuencia lógica y necesaria de la llegada, desde los primeros años del siglo XVIII, quizá antes, de artesanos pesqueros desde el levante e incluso Francia. Estos pescadores venían atraidos por la pesca de la sardina y el atún principalmente, y de otras especies de interés comercial, volviendo tras la temporada a sus puertos de origen.[2]
Este trasiego periódico de temporeros marca el momento en que se inicia la actividad pesquera en la barra de la Tuta. Hasta la década de 1750, las pesquerías se desarrollaron en la zona en la forma de colonias con frecuencia de actividad estival, dependientes de los puertos de origen en el levante español. Con el tiempo y gracias a la abundancia de recursos y la necesidad de establecerse un puerto con más seguridad, estas colonias llegaron a convertirse en puertos estables y con población permanente. Este fue el origen de localidades como Punta del Moral, La Higuerita (renombrada en 1834 como Isla Cristina) o Punta del Caimán (actualmente una barriada de Isla Cristina). El terremoto de Lisboa de 1755 es el hito que suscita la necesidad de establecerse en un punto convenientemente protegido de los envites naturales y, de paso, buscar un lugar donde obtener mejores condiciones tributarias. El lugar elegido es la isla de la Higuerita, protegida por un cordón litoral arenoso, la Barra, a algunos cientos de metros de la Tuta hacia el nordeste, en la zona de marismas y esteros existentes entre Ayamonte y La Redondela, y libre, al menos en principio, de las administraciones tributarias aledañas mencionadas. Estas condiciones hicieron de esta isla el lugar idóneo al que se trasladará el grueso de los asentamientos.[3] [2]
Independencia comercial y pesca entre los s. XVIII y XIX
Su situación estratégica protegida, a la par que algunos acontecimientos políticos fomentados por el Marqués de Pombal en Portugal (véase historia de Vila Real de Santo Antonio) y gracias a concesiones jurisdiccionales de Carlos III (véase creación del ayuntamiento de La Real Isla de la Higuerita), primaron un fuerte desarrollo de la actividad pesquera en este puerto desde los primeros años de su formación.
A finales del siglo XVIII el número de embarcaciones tradicionales aún era importante, con más de 60 jábegas (la mayor embarcación de pesca tradicional de la zona). Sin embargo, 30 años después, en 1824, existían en la provincia de Huelva sólo entre 24 y 26 jábegas, de las que entre 18 y 20 pertenecían al puerto de Isla Cristina.[4] Las jábegas eran el principal medio para la captura de la sardina, especie que en este puerto sobresale especialmente. Las artes de bous traidas por pescadores valencianos al golfo de Cádiz, poco selectivas debido al arrastre, arruinaron las actividades tradicionales (entre ellas, las mencionadas jábegas) aunque éstas se siguieron usando (como el trasmallo, aún en uso) y produjeron el abandono de gran cantidad de pescadores tradicionales en esta época.
Existía una o a lo sumo dos almadrabas en las costas de Huelva, que de forma alternada o coetánea, eran la almadraba de la Tuta y la de la Mojarra. Aún en esta época no existía una demanda para avanzar más en estos modernos métodos de extracción, ya que eran costosos técnicamente y caros, convirtiendo aún el arte de la almadraba en poco rentable para una sociedad que no estaba preparada para ello por lo intrincado de los gremios y la inadecuada reglamentación. Las capturas de estas almadrabas daban más oferta de la que la población necesitaba consumir y en algunas ocasiones resultaban deficitarias.[3] [5]
Industrialización
Con la llegada de la industria conservera, la demanda aumenta enormemente, ya que el pescado no requiere ser consumido de inmediato, sino que puede ser conservado, almacenado y transportado grandes distancias para su posterior consumo. Poco a poco, la situación cambia y en 1861 se triplicarían las capturas conseguidas en 1831.
Hacia 1865 llega desde Galicia el galeón[A] (también llamado cerco real, conocido en Galicia como traiña), que acabaría por sustituir a las jábegas, aún con resistencia de sus antiguos usuarios, gracias a una concepción más empresarial del sector, al desestanco de la sal como monopolio estatal y a una bonanza de la pesca de aquellos años. Esta concepción empresarial iría aumentando en complejidad, explotaría cada vez más la pesca intensiva y desencadenaría un conflicto de intereses con Portugal (ya que los galeones con su libertad de movimiento les permitía alejarse de la costa) que no se superaría hasta bien entrado en vigor el marco europeo de pesca.[5]
Es un empresario salazonero de Isla Cristina, Martín Cabet, el impulsor de un nuevo arte que adapta al galeón y trae a España desde Boston, la tarrafa (arte de cerco dedicado a la captura de la sardina).[3] Martín Cabet lo adaptará perfectamente al barco, impulsado mediante remos (y posteriormente lo adaptaría a la propulsión a vapor) y con sus mayores dimensiones, mejor maniobrabilidad y permitir realizar lances en aguas más profundas permitirá superar las restricciones que Portugal imponía en sus aguas jurisdiccionales sin infringir el tratado de 1883, pescando en sus propias aguas sin navegarlas. En otros lugares de la provincia se prefería comerciar con sardina portuguesa, en lugar de pescarla, lo que restará dinamismo y evitará la modernización de esos puertos, además de los riesgos que implicaba, ya que Portugal también manejaba una importante industria conservera.[3]
Relanzamiento de la almadraba
De las primeras almadrabas,[B] concedidas en monopolio en el siglo XIII al Duque de Medina-Sidonia, la almadraba de la Tuta, que databa de 1812, fue la más constante. Hacia 1888 existían al menos dos en Isla Cristina, la citada y la de Las Cabezas, calada ese mismo año, además de la almadraba de la Mojarra que dejó de calarse. A finales de siglo la sardina rinde importancia al atún, sin embargo, Isla Cristina aporta aún más del 91% de las capturas totales de la provincia de Huelva en 1892 (5.598.075 kilos sin contabilizar el atún).[5]
En los años 1880 despegaría la mayor actividad relacionada con la pesca, la almadraba de atún y la industria conservera ligada a ella, que llegaría a su esplendor en los años 1920. En ese momento, el puerto de Isla Cristina había conseguido aglutinar ante sí una población estable de 10.000 habitantes (comparable en la época con ciudades como Avilés o Irún) y había experimentado una fuerte industrialización de la actividades pesqueras asociadas, produciendo, sólo de atún, varios miles de kilos diarios y generando miles de puestos de trabajo directa o indirectamente, además de poseer verdaderas colonias industriales en varios puntos de la costa del golfo de Cádiz (concentradas en unas pocas familias), como era el caso de Rota, con fábricas de hasta 600 personas de las familias Zamorano y Romeu. La empresa de las almadrabas comienzan a trascender el ámbito de influencia local o regional, pasando la mayor parte de las almadrabas del golfo y varias marroquíes a manos de industriales isleños (y también ayamontinos).[5] [6]
El oro azúl, el atún como principal fuente de riqueza
El desarrollo tecnológico del momento permitió en buena medida este florecimiento económico basado en el atún, como lo describe Bellón en 1926:[7]
...el gran desarrollo adquirido en nuestro país por la industria del atún al perfeccionarse los procedimientos de conserva y mejorar los medios de comunicación, que abren nuevos mercados al consumo, se ha reflejado en las fábricas, que de sencillas chancas para la salazón, con un material rudimentario, se han convertido en magníficas instalaciones, donde se ponen a contribución las modernas fuentes de energía y maravillas de la mecánica.
Este desarrollo se refiere fundamentalmente a la industrialización conservera (fundamentalmente conserva de atún aunque también de sardina) y se dio principalmente en las fábricas de Serafín Romeu y de Pérez y Feu de Isla Cristina y de este último también en Ayamonte. El precio de la tecnología en el momento era algo desdeñable, si lo comparamos con los costes del canon o de la reposición de material de las almadrabas. En los años 1910 se redujo la mano de obra debido a la mecanización de los barcos almadraberos, con lo que bajaron los costes de producción. Teniendo en cuenta que los años de la Primera Guerra Mundial y la posguerra fueron años de un fuerte incremento de las exportaciones y en que los precios de la conserva de atún sufrieron fuertes subidas, la inversión en infraestructuras y la mejora de las instalaciones eran necesarias y convenientes.
De las cuatro grandes empresas conserveras del golfo de Cádiz que acumulaban la practica totalidad del sector nacional; Viuda de Zamorano, Serafín Romeu, José Ramón Curbera y Compañía Almadrabera Española, las dos primeras eran islañas.[C][7] Estas empresas constituían un claro ejemplo de concentración de la actividad, controlando todo el proceso desde la extracción. La capacidad media de producción diaria de las empresas almadraberoconserveras gaditanas, esto es, conservas de atún (por lo general en manos de empresarios procedentes de Isla Cristina o Ayamonte) sobrepasaba los 50.000 kg. además de una cantidad análoga de salazón. En una sola campaña podían producir hasta 15.000 atunes (aproximadamente 1.200.000 kilogramos de conserva). Además, las colonias industriales propiedad de Viuda de Zamorano, Romeu Y Cª poseía escuelas, un pequeño hospital, economato, alojamientos, ... toda una ciudad para albergar a veces a más de 600 trabajadores y sus familias en el Real de las almadrabas.
En la siguiente tabla se ilustran los años de más actividad pesquera y el inicio de su caída. En comparación, en 2008 se capturaron casi 7.700.000 kilos de pescado.
La época del oro azúl Año Captura de pescado en kilos 1919 12.204.500 1920 10.826.000 1921 13.644.000 1922 11.750.000 1923 15.621.500 1924 9.194.500 Fuente: Orígenes de la Pesca Industrial en la provincia de Huelva. Segundo Ríos[5] El trabajo seguía siendo muy estacional (pesca intensiva), debiendose desplazar cada trabajador con su familia en verano para el trabajo conservero. Sin embargo, Isla Cristina, y Huelva en general (lugares de producción tradicionales) perdían paulatinametne importancia desplazandose la producción a Cádiz. Esto se debió a la guerra de 1914, al cerrarse el mercado de importación de atún de Portugal, al aumento de capacidad de las factorias gaditanas y a la disminución de la productividad de las almadrabas isleñas (en la provincia de Huelva se pasó, entre 1922 y 1923, de capturar más de 30.000 atunes de más de 100 kg a solo 10.000). En Huelva no se alcanzaba el grado de concentración que tenía Cádiz.
Alteración de los caladeros
El atún andalúz era cada vez más demandado, exportandose casi 5.000 toneladas de atún debido al agotamiento de las almadrabas de Portugal e Italia y la poca producción en otros países con los que se pudiera competir, con lo que las políticas arancelarias proteccionistas de esos países demandantes empezaron a cambiar. A principios de los años 1920 se enviaba casi toda la producción de atún del golfo de Cádiz a Italia, cubriendo sólo el 15% de su demanda de 40.000 Tm anuales.[6]
A mediados de la década de 1920, las industrias almadraberas del golfo, para no resentirse debido a la disminución de las capturas, tuvieron que reducirse. Previamente había afectado a los centros de producción de los países vecinos, con lo que quedaba claro que era una situación estructural y no coyuntural. Los empresarios de Isla Cristina tomaron la decisión de conservar las factorías de la provincia de Cádiz debido a su mayor rendimiento, favorecidas por las menores costas y bajo canon (la rentabilidad estaba, para el atún fresco, en 6.000 capturas en Isla Cristina, frente a solo 3.000 para el puerto de Rota). El negocio se fue haciendo más complicado en estos años, viendose la Cámara de Comercio de Huelva obligada a establecer medidas contra el canon excesivo que se llegaba a pagar por algunos barcos almadraberos en Isla Cristina, de forma que se regulara pagar por capturas, en lugar del pago, como se venía haciendo, de una cantidad fija, a la vez que se suprimiera la contribución industrial. Sin embargo, el estado se negaba a perder su participación y los arriendos seguían subiendo. Con ello, se redujo el aporte de la costa onubense a sólo un 30% de la producción andaluza frente al 70% restante concentrado en la provincia de Cádiz.[6]
Fin de la almadraba
Tras la desaparición de las almadrabas que pertenecieron al Duque de Medina-Sidonia, éstas fueron explotadas por el Consorcio Nacional Almadrabero, con sede primero en Tarifa y posteriormente en Isla Cristina, de la que Juan Martín Cabet fue su presidente. El 18 de enero de 1973, el Consorcio Nacional Almadrabero toma la decisión de liquidar la sociedad, con lo que se procede al cierre de las almadrabas de Huelva (Isla Cristina) y Almería.[8] Recientemente y gracias a la recuperación de la especie en el golfo de Cádiz, se especula con la vuelta en unos diez años al calado de una almadraba en Isla Cristina.[9]
La flota en la segunda mitad del siglo XX
Tras la Guerra Civil y como consecuencia de la decadencia del sector atunero, los armadores mirán más allá de las costas del golfo. Gracias a la mejora tecnológica que supuso nuevos barcos con más autonomía, Isla Cristina construyó la flota denominada de Agadir, con más de 250 TRB, cuyo fin era precisamente faenar en las aguas de ese caladero africano, abandonándose la propulsión a vapor de los antiguos . Desde entonces la pesca de altura ha sido la principal empresa del puerto, desarrollandose la actividad en caladeros como los de Mauritania o Senegal. A finales del siglo XX llegan los grandes buques frigorífico de más de mil toneladas de empuje que preparan in situ la pesca para su llegada a puerto con semanas de antelación. El modelo de negocio de los armadores varía debido a los periodos de pesca, muchísimo más largos que la tradicional navegación de cabotaje. Por otra parte, gracias al despunte de Isla Cristina en el pasado, la cotización en el mercado de su lonja sigue reportando beneficios, registrándose valores de mercado superiores a los de puertos vecinos. Sin embargo no siempre el número de capturas se ve incrementado con los avances tecnológicos, ya que actualmente las ventas provenientes de piscifactorias van en alza, estableciendose a principios del año 2009 un grupo de pantalanes para la cría de mejillones.[10]
Desarrollo urbano del puerto
Remontándonos a los albores del siglo XVIII, se comprueba que existieron varios puntos donde se producía la recogida del pescado fresco y los tratamientos iniciales de salazón para su transporte a los puertos principales de origen (principalmente el Levante español) de las embarcaciones que en esta costa faenaban.[3]
Tras el terremoto de Lisboa de 1755 se inicia el poblamiento estable de la isla de La Higuerita donde se localiza el puerto (actualmente la isla está unida al continente por un estrecho margen de tierra) para dar mejor servicio a las embarcaciones en el puerto y cuidando sus instalaciones todo el año.
Inicialmente (mitad del siglo XVIII) el muelle se reducía a la vertiente oeste, conocido como muelle Martínez Catena, donde se disponía un pequeño embarcadero de madera para el atraque de unos pocos barcos. Éste era el primer muelle que se hizo en la isla. Posteriormente se fue ampliando hasta hacerlo lineal a la línea de casas de la ribera. Posteriormente, ya en el siglo XIX, se hace lo mismo en la zona norte, llamándose muelle Marina a éste.
Sobre el muelle Martínez Catena, ya en el siglo XX, se construye la caseta de la autoridad portuaria en una zona de unos 50 m2 ganados al mar. Con posterioridad, en la zona norte del muelle Martínez Catena se construye la lonja (lota, como en el término derivado del catalán se sigue conociendo a este edificio) en terrenos ganados al mar. El muelle Marina se amplía unos 40 metros hacia la ría. Se hace lo mismo en la zona sur del muelle Catena. Ya a finales del siglo XX se amplía la lonja, construyéndose una provisional en la zona sur del muelle Catena y reedificando la antigua lonja de la zona norte. La parte del muelle Marina que aún no había sido ampliada, desde su extremo este hasta el puente Infanta Cristina, es construido. A mediados de los años 1990 se cerca todo el recinto portuario. La EPPA (Empresa Pública de Puertos de Andalucía) se hace cargo de la administración del puerto de Isla Cristina.[3] [11]
Tras la aprobación del PGOU de 1987, se construye en la barriada de la Punta del Caimán un puerto deportivo con capacidad para 204 atraques y más de 50.000 m2 de superficie. En 2007 se decide su ampliación debido a la enorme demanda de amarres que hay en este puerto, con más 6 años de espera en su adjudicación.[12]
Finalmente, en 2007-2008 se amplía nuevamente el tramo en codo que separa ambos muelles. La superficie total del puerto pesquero de Isla Cristina superaba en abril de 2009 los 640.000 m2
El puerto pesquero en la actualidad
La industria extractiva de la pesca, como sector primario, ha movido la mayor parte de la vida económica isleña. Directamente da empleo con más de 250 embarcaciones e indirectamente acoge un importante sector secundario o de transformación que engloba varios miles de puestos de trabajo. El puerto industrial es el de mayor facturación de pesca fresco de Andalucía, alcanzando nuevamente en el primer semestre del año 2009 el segundo puesto como productor andaluz y representando el 54'4% de las operaciones en las lonjas de Andalucía junto a Cádiz, Punta Umbría, Barbate y Caleta de Vélez.[13]
Eventos
En los primeros años del siglo XXI se realizan grandes eventos internacionales y ferias de la industria pesquera-piscícola. Se consolidan ferias internacionales con carácter bianual como FAMAR (Feria Andaluza del Mar), heredera de FIMAR (Feria Internacional del Mar), con más implicación de las administraciones que su antecesora. En 2008 se celebra el segundo encuentro "Cluster de Empresas Pesqueras en Terceros Países", habiéndose celebrado el primero en Bayona y aglutinando en su segunda edición a más de 30 ponentes, entre ministros de pesca y representantes del sector de otros tantos países.[14]
Centro de Innovación de la Pesca y traslado de fábricas
Las fábricas de conserva se trasladaron a polígonos industriales de las afueras en los primeros años del siglo XXI, resultado de la ejecución de planes especiales fuera del plan de ordenación vigente, por la necesidad de rehabilitar la zona pesquera del casco histórico para la ciudadanía.[15] Algunas fábricas que aún permanecen en pie se reconvierten para usos terciarios, como la antigua de Mirabent, donde se ejecuta el Centro de Innovación Tecnológica de la Pesca (CIT Garum) que ofrecerá servicios avanzados en tecnologías de alimentos del mar, tecnologías de procesos y tecnologías de sostenibilidad, al conjunto de operadores de pesca. Este centro igualmente prestará servicios avanzados en prospectiva, desarrollo de negocio, internacionalización, incubación empresarial, desarrollando capacidades para interactuar a escala internacional y estructurar todo tipo de proyectos. CIT Garum forma parte de la red de espacios tecnológicos de Andalucía RETA.[16]
Capturas
Siendo uno de los principales puertos a nivel nacional en producción, número de embarcaciones y valor de las capturas –por encima de los 20 millones de euros- es necesaria una gestión empresarial de la lonja (lota), encargada de ello es la empresa Lonja de Isla Cristina S.L. En términos de producción, Cádiz es el único puerto que supera en capturas al de Isla Cristina, aunque sigue siendo el primero en ventas.[17]
Aunque en este puerto, ubicado en la desembocadura de la ría Carreras, desembarquen a diario decenas de especies como acedías, caballas, calamares, chocos, bogavantes, cigalas, gambas blancas, langostinos, rayas, pargos, corvinas, rubios, salmonetes, besugos, doradas, lenguados o brecas, sus reyes son dos: la sardina (Sardina sp.) y el gran atún rojo (Thunnus thynnus). El atún, llamado por Estrabón "cerdo de mar" por apenas tener desperdicio, puede superar los 200 kilogramos, y es que de cada 100 kilogramos de peso bruto se obtienen 61 de carne destinada a la salazón y conserva, 8 de otra carne inferior que no se sala y 4 de buches e intestinos que sí son salados. Los 27 kilogramos de despojos restantes - cabeza, espinas y aletas - se usan para producir el guano, un tipo de abono, del que existen numerosas factorías en la misma Isla Cristina y que en otra época incluso se usó para producir electricidad.[2] Tanto el atún como la sardina fueron las primeras especies del puerto en producirse en conserva. De hecho, el puerto sigue siendo uno de los primeros en capturas de sardina del país.
En 2008 la flota pesquera de Isla Cristina desembarcó un total de 7.693 toneladas de pescados y mariscos, con un valor de primera venta de 21 millones de euros. Por el volumen de capturas y su valor destacan los desembarcos de la flota de cerco, con la mitad del total de las capturas y el 16 por ciento del valor comercializado; y de arrastre, con el 29% del volumen y el 65% del valor. Por otro lado, el desembarco de chirla supuso el 15 por ciento del volumen de capturas y el 11 por ciento del valor comercializado. Estos valores dejan a la lonja de Vigo, otra de las más importantes de España, a cierta distancia.[18]
Consorcios y empresas
- Lonja de Isla Cristina S.L.: Se constituye como empresa privada en marzo de 1999 con el objetivo de abastecer de productos del mar no sólo a la provincia de Huelva, sino al mercado nacional en su totalidad. Gestionada a partes iguales por la Asociación de Armadores de Isla Cristina y por la Cofradía de Pescadores, antes era gestionada públicamente. En sus instalaciones se descargan anualmente para la subasta en torno a 18 millones de kilos de productos del mar, el 1'5 % de la producción nacional, lo que genera a la lonja un volumen de ventas al año que supera los 20 millones de euros.[19]
- USISA: Unión Salazonera Isleña S.A. Desde 1850 ha ido creciendo y actualmente es la primera empresa isleña en todos los campos y la primera empresa andaluza de su sector, datando de 1973 su actual constitución empresarial. Mueve unos 12 millones de euros anuales en pesca con un volúmen de 6.000 toneladas de pescado, siendo su volumen de facturación total de 23 millones de euros.[20] [21] Tiene una plantilla de unos 300 trabajadores. Entre sus reconocimientos figuran 29 galardones de Oro otorgados por la Federación Onubense de Empresarios y finalista a la "Mejor PYME" otorgado por Carrefour. Su distribución llega a toda España y el 20% de su actividad la lleva a cabo en Alemania, Austria, Eslovenia, Hungría, Italia, Polonia y Suiza. Posee oficinas en Isla Cristina (central), Valencia y Barcelona. Los puertos de abastecimiento de sus factorías son los de Ayamonte, Isla Cristina, Huelva y algunos del Algarve portugués.[22]
- Los productos principales de esta empresa son las conservas, comercializadas bajo las marcas de El Decano, Etiqueta Negra y Tejero, y las salazones Etiqueta Negra, El Alba y Mojama de Atún.
- La Higuerita: También conocida por Selectos del Mar, es una empresa que data de la década de 1950 y ofrece una importante variedad de productos frescos y en conserva. Sus proveedores son tanto locales con especies autóctonas como de Islandia con especies como el bacalao.
- IPESSA: Isleña de Pesca y Salazón. Nace en 1973 con el propósito de crear conservas de calidad al estilo artesanal. Es la más joven en su creación. Está especializada en salazones y congelados.
- Pescatun Isleña S.L.: Esta empresa se dedica a comercializar tanto productos del mar como de la acuicultura local.
Puerto deportivo
El puerto deportivo está administrado por la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (EPPA) y cuenta con 204 amarres. En el PGOU de 2007 se recoge una ampliación que aumenta el número de pantalanes y amarres.[15] El 10 de noviembre de 2009 se inicia la declaración de impacto ambiental de su construcción, especificándose que contará con 760 puntos de amarre y otros 160 de fondeo en la Gola, en la margen izquierda de la ría Carreras, aprovechando el dique de levante como protección.[23]
El actual, construido en torno a 1994, posee varadero, rampa con capacidad de arrastre de 32 Tm, grúa de 5 Tm de capacidad, zona comercial y otras instalaciones. El puerto cuenta con bandera azul durante el periodo 2001-2009. La gestión del puerto vecino de El Terrón se lleva a cabo desde la capitanía de este puerto deportivo.[24]
Transporte
Desde uno de los pantalanes de este puerto se realiza el transporte marítimo de pasajeros hasta el puerto cercano de Punta del Moral, con una frecuencia horaria en las horas de mayor tránsito y cada dos horas en el resto. Si bien es el único enlace permanente que existe, a principios del siglo XX hubo otro servicio de trasbordador que unía Isla Cristina con Ayamonte y posiblemente también con Vila Real de Santo Antonio.[3]
Bibliografía
- López Márquez, Vicente (14 de mayo de 2008). Regreso a Isla Cristina. Biografía breve de D. Román Pérez Romeu. isleña.
- (octubre de 2007) Revisión Adaptación del Plan Gral. de Ordenación Urbanística de I. Cristina. Estudio de Impacto Ambiental. Ayuntamiento de Isla Cristina.
- Sosa Rodríguez, José (1970). Historia de Isla Cristina (Biografía sentimental). Sevilla: Esc. Gráfica Salesiana. SE-356-1970.
- Bogarín Díaz, Jesús (2007). 150 Linajes Isleños. Universidad de Huelva, publicaciones. ISBN 978-84-96826-09-0.
Notas
A↑ - El primer galeón lo trajo el industrial salazonero de Isla Cristina, Sebastián Romeu Casañes, el cual creará una de las casas conserveras más importantes de todo el litoral Suratlántico, especialmente fortalecida con su hijo y heredero, Serafín Romeu Portas, primer conde de Barbate y Gerente del Consorcio Nacional Almadrabero tras su constitución en 1928.
B↑ - Existen documentos que reconocen la instalación de almadrabas en la costa de Onuba durante la administración romana. Posteriormente el arte se pierde y no se recupera hasta la Edad Media, cuando se otorga al Duque de Medina-Sidonia el monopolio en el golfo de Cádiz para la creación de 8 almadrabas, dos de las cuales recaerán a la postre en la costa competencia de La Higuerita. Tras el fin del monopolio, las almadrabas son gestionadas por los gremios almadraberos del siglo XIX, que finalmente forman el Consorcio Nacional Almadrabero, cuyo primer presidente fue el isleño Serafín Romeu, y cuya disolución se produce en 1973.
C↑ - Las fábricas de Tarifa y Barbate enlataban cantidades anecdóticas de atún capturados con cordel en el estrecho.Referencias
- ↑ «Instituto de Alimentación Mediterránea» (en español) (2008). Consultado el 4/05/2008 de 2008. «Consejería de Agricultura y Pesca»
- ↑ a b c Sosa Rodríguez, José (1970). Historia de Isla Cristina (Biografía sentimental). Sevilla: Esc. Gráfica Salesiana. SE-356-1970. Historia de Isla Cristina (Biografía sentimental)
- ↑ a b c d e f g Bogarín Díaz, Jesús (2006). Isla Cristina, por los caminos de la historia.. Dip. de Huelva, Ayto. de Isla Cristina.. ISBN 978-84-8163-397-9.
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- ↑ «Las primeras bateas para el mejillón suponen 5,1 millones de euros». Archivado desde el original, el 20 de febrero de 2009.
- ↑ (1802 a 1987) Legajos históricos desde el 311 al 3160 y notas aparte.. Ayuntamiento de Isla Cristina.
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- ↑ Comparandola a nivel andaluz solo Ubago con sede en Málaga y Productos Congelados del Sur en Cádiz la superan en facturación
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- ↑ «Programa bandera azul». Archivado desde el original, el 2009.
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