Ramsés II

Ramsés II
Para otros usos de este término, véase Ramsés.
Ramsés II
Faraón de la Dinastía XIX de Egipto
Egypt-statue.jpg
Reinado c. 1290-1224 a.C
Nacimiento 1290 a.C.
Entierro Tumba KV7 del Valle de los Reyes, Egipto
Predecesor Seti I
Sucesor Merenptah
Consorte Nefertari, Isis-Nefert, Maathornefrura entre otras.
Descendencia Véase sección "Los hijos de Ramsés II"
Padre Seti I
Madre Tuya

Usermaatra Setepenra - Ramsés Meriamón,[1] o Ramsés II[2] es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto, quien gobernó unos 66 años, del c. 1279 al 1213 a. C.[3] Ramsés II es uno de los faraones más célebres, debido a la gran cantidad de vestigios que perduran de su activo reinado. Algunos escritores creen que es el faraón mencionado en el Éxodo bíblico, pero no hay pruebas ni documentos egipcios que lo confirmen.

Contenido

Antecedentes

Ramsés II era hijo del faraón Seti I y de su Gran Esposa Real, Tuya. No fue, como a veces se asume, hijo único; se sabe que tuvo al menos dos hermanas y, al parecer, un hermano llamado Nebchasetnebet, quien murió antes de alcanzar la edad adulta, por lo que Ramsés pasó automáticamente a ser el heredero.

Desde niño vivió la actividad castrense, como miembro de una familia de militares.[4] Seti I nombró corregente a Ramsés cuando este tendría unos catorce años, y recibió entrenamiento intensivo de parte del mismo faraón y de múltiples maestros de artes y ciencias.[5] La corregencia duró entre tres y siete años, no hay fuentes fiables sobre este tema. A los quince o dieciséis años Ramsés ya tenía autoridad sobre parte del ejército y, una y otra vez, inscripciones de esa época lo describen como un "astuto joven líder". Por aquel entonces ya estaba casado y era padre de cuatro hijos.

Durante el periodo de corregencia hubo pocos problemas militares y Ramsés desempeñó tareas civiles como delegado de su padre, como eran supervisar los trabajos de construcción de los templos y la extracción de material de construcción en las canteras del sur del imperio

El rey guerrero

Rostro de Ramsés II.
Prisioneros nubios.
Templo de Abu Simbel.

Ramsés acompañó a su padre en campañas militares para sofocar rebeliones en Canaán. También lo secundó en la guerra contra los hititas que habían ocupado los territorios de Siria, tradicionalmente pertenecientes al imperio egipcio, pero perdidos hacía varios años debido a la debilidad del rey Akenatón. Ya como comandante, llevó a cabo una campaña contra Kush (Nubia), en el año 8 del reinado de Seti.

Se cuenta que Ramsés se encontraba en Kush cuando Seti murió. Volvió a Egipto donde, junto con su madre, Tuya, llevó a cabo las ceremonias fúnebres de su padre en la necrópolis tebana.

Durante los cinco primeros años de su reinado llevó a cabo tres acciones militares:

Batalla naval

Relatada en la Estela de Tanis, se produjo en el Delta, ante el ataque de piratas shardana. Ramsés los venció y reclutó a los prisioneros como soldados para su ejército. Estos shardana son mencionados en el Poema de Pentaur como miembros del ejército egipcio.[6]

Expediciones a Asia

Poco después de comenzar su reinado en solitario, Ramsés hubo de reaccionar ante la amenaza de los hititas. Quizás consideraban al nuevo rey más débil que su poderoso padre, pues iniciaron numerosas escaramuzas en las fronteras incadiendo la tierra de Retenu hasta que el ejército egipcio se vio obligado a reaccionar. La primera expedición fue para pacificar Canaán, como paso previo a la conquista de Siria. Fue comandada por el propio rey en el cuarto año, y está relatada en dos estelas, una en Eleuteros y otra en Biblos. Se puede considerar como la precampaña de la batalla de Qadesh.

Ramsés en Qadesh.

La Batalla de Qadesh

Artículo principal: Batalla de Qadesh

En el quinto año de su reinado el faraón decidió cortar con los ataques hititas, muestra de ello es la célebre Batalla de Qadesh, al norte de Siria, donde por fin se encontraron los ejércitos egipcios de Ramsés II con la alianza sirio-hitita del rey Muwatallis II.

Según se cuenta, Ramsés hizo caso omiso de los consejos de sus generales y visir, lo cual causó que cayera en una emboscada de sus enemigos hititas y su ejército se viera gravemente diezmado en territorio desconocido. Las tropas egipcias huyeron del ejército hitita, y Ramsés tuvo que luchar prácticamente solo contra los enemigos guiado por el dios Amón, o eso es lo que él mismo nos dice en los monumentos donde dejó escrita su hazaña (Poema de Pentaur). Los historiadores actuales son más críticos y prefieren pensar que la batalla acabó en tablas (por no decir derrota, ya que no consiguió conquistar la ciudad), y no en una aplastante victoria de Ramsés.

Finalmente, Ramsés y Muwatallis II se dieron un respiro y el faraón regresó a las Dos Tierras, donde prosiguió con sus numerosos trabajos de construcción.

Tras la muerte de Muwatallis, se desató una lucha por el poder entre su hijo Mursil y su hermano Hattusil, que Ramsés aprovechó para reafirmar el control en la zona, destacando guarniciones en distintas ciudades. No obstante, la guerra no acabaría hasta la llegada al trono hitita de Hattusil III, el ambicioso sucesor de Muwatallis II, que acabaría con el Tratado de Qadesh firmando la paz con Ramsés II cuando éste llevaba unos 25 años en el trono.

Conquistas en Libia

Ramsés también hizo incursiones en Libia, donde estableció varias colonias y construyó diversas fortalezas para vigilarlas, formando una línea defensiva desde Racotis hasta El Alamein.

Reforma del ejército

Artículo principal: Ejército en el Antiguo Egipto

Ramsés II aprovechó el mal resultado de la batalla de Qadesh para cambiar a los militares de alto rango, colocando a sus hijos al frente de los distintos cuerpos. Su primogénito Amenhirjopshef fue «generalísimo del ejército» y «supervisor de todas las tierras del norte»; Ramsés era «primer general de Su Majestad»; Paraheruenemef y Mentuherhepeshef tenían el rango de «general de carros» y el título honorífico de «primer conductor de Su Majestad».[7] A partir de entonces, nadie ajeno a la familia real tuvo mando. No tuvo problemas con esta reforma, ya que Seti I había dejado de lado a los aristócratas egipcios y promovido a oficiales a un gran número de soldados extranjeros, como el general Urhiya, hurrita de origen, que llegó a ser intendente del Ramesseum, su hijo Yupa que heredó el cargo, o el general Ramsés-Najt.[7]

También creó cuerpos de élite con extranjeros, guerreros nubios, libios, asiáticos y shardanas, cuerpos que eran leales a la persona del faraón. Estos mercenarios extranjeros formaron el ejército egipcio hasta el tercer periodo intermedio.[8]

Política interior

Durante su reinado Egipto conoció su época de mayor esplendor, gracias a la prosperidad económica que favoreció el desarrollo de la literatura y las ciencias, y que le permitió erigir grandes construcciones.

Ramsés trasladó primero la corte a Menfis antes del traslado definitivo a Pi-Ramsés, en el Delta. Se desconocen los motivos por los que el faraón se arriesgó a alejarse de Tebas y de su poderoso clero viendo lo que había sucedido con Akenatón años atrás, pero lo cierto es que este monarca era un hábil político y comprendía la importancia de estar próximo al norte, lo más cerca posible a la convulsa zona del Levante mediterráneo. El alejarse de la antigua capital tuvo otra consecuencia política: hizo que la aristocracia tebana perdiese influencia en favor del ejército y los escribas reales, pero no consiguió rebajar el creciente poderío del sumo sacerdote de Amón.

El rey constructor

Durante el resto de su reinado Ramsés desarrolló una especie de obsesión por construir templos enormes y espectaculares. No sólo se dedicó a llenar las riberas del Nilo de hermosas y enormes construcciones, sino que también usurpó muchas de ellas a sus predecesores, incluido su padre Seti I. En sus muchos años de reinado, superó con creces en labor constructora a Amenhotep III, y prueba de ello son algunas grandes obras:

  • la ampliación del templo de Abidos, el Osireion.
  • La ampliación del templo de Amón en Tebas, añadiendo un nuevo patio, los pilonos de la entrada y dos obeliscos de granito rosa.
  • En Karnak terminó la gran sala hipóstila del templo de Amón.
  • El templo funerario del Ramesseum, en el Valle de los Reyes, destinado a ser su tumba.

Los templos en Nubia, entre los cuales los más célebres son sin duda los de Abu Simbel, dedicados a Ra, Ptah, Amón, e incluso al propio Ramsés como divinidad; el menor está dedicado a la diosa Hathor.

Templo de Ramsés II.
Abu Simbel.

Aunque no fue el primer faraón en hacerse adorar como un dios, sí lo fue en dedicarse templos y estatuas de forma sistemática. Ramsés fue, junto con Hatshepsut o Amenhotep III, uno de los pocos faraones que realmente creían, o pretendían hacer creer, que habían sido engendrados por la cabeza del panteón, el todopoderoso Amón-Ra.

No obstante, la construcción quizás más importante de todo el reinado de Ramsés II, y que sentaría las bases de la política egipcia durante cientos de años, fue la edificación de una nueva capital en el norte, que recibió el nombre de Pi-Ramsés Aa-najtu (La Ciudad de Ramsés), construida sobre la que había sido la ciudad de los hicsos, Avaris.

Es posible que en la construcción de Pi-Ramsés se contratasen obreros hebreos tal y como relata la Biblia (pues ésta menciona que fueron esclavizados para construir las ciudades de Pithom y Ramsés), ya que, aunque por entonces no existía en Egipto la esclavitud salvo para los prisioneros de guerra, las campañas militares en Canaán podrían haber suministrado esa mano de obra.

El lado humano del rey

Ramsés en el templo de Tebas.

Sobre la descripción física de Ramsés II se tienen varias referencias a partir de distintas estatuas que –al contrario de lo que ocurre con otros faraones, a quienes los escultores idealizaban– se parecen mucho entre sí. Ramsés, probablemente, prefería que los retratos se hicieran fieles a su propia imagen.

A pesar de su larga vida, todas las imágenes de Ramsés II están ideadas como en sus años de juventud, no hay estatuas suyas como un hombre maduro. Así, para muchos, es un espectáculo sobrecogedor contemplar su momia, tan bien conservada, que muestra la implacabilidad del tiempo, que ha conseguido vencer al más famoso de todos los faraones.

Se suele describir a Ramsés como un emperador indiferente al pueblo, el cual se mantuvo en la pobreza durante su reinado mientras la clase alta se enriquecía cada vez más, pero era una pobreza relativa, ya que en Egipto siempre reinó la abundancia. También se le tacha de mujeriego, déspota, tirano, y sobre todo, de megalómano.[9] Alguien ha dicho que la distancia que separaba a Ramsés II de su pueblo era incluso mayor que la de Keops, considerado el faraón absolutista por antonomasia, lo que era debido a su asunción del papel de hijo de Amón-Ra.

Otros, sin embargo, han dicho que más que indiferente, Ramsés era cruel. Hay ciertos relatos que apoyan esta idea, en especial las trampas que puso alrededor de los lugares donde guardaba sus tesoros, su costumbre de colgar los cadáveres de sus enemigos en las paredes de los palacios o las murallas, y un hallazgo reciente de decenas de cuerpos decapitados frente a uno de sus templos, a pesar de que el sacrificio humano no era una costumbre egipcia desde tiempos prehistóricos.

Momia de Ramsés II.

Sin embargo, sobre el carácter de Ramsés II se sabe poco en realidad; a partir de cartas que escribió a su colega, el rey hitita, sabemos que le disgustaba sobremanera que le dieran órdenes. «¿Por qué me hablas como si fuera tu esclavo?» escribió al rey hitita en alguna ocasión, cuando este le exigía que le devolviera a un fugitivo que había tomado asilo en Egipto.

Él mismo relató en el Poema de Pentaur que, durante la batalla contra los hititas, cuando sus tropas lo abandonaron a su suerte, Ramsés se libró solo de sus enemigos y cuando se reunió de nuevo con su ejército diezmó a los soldados, enfurecido por haber sido traicionado: «Mi Majestad se puso ante ellos, los conté y los maté uno a uno, frente a mis caballos se derrumbaron y quedaron cada uno donde había caído, ahogándose en su propia sangre...»
Textos de la época de Ramsés, cuando todavía no era faraón, lo describen como un "joven y astuto jefe" en asuntos militares. En el Corán se menciona a un faraón que bien pudo ser Ramsés II; según estas escrituras, el faraón era temperamental, y cuando sus magos y sacerdotes admitieron que no podían enfrentarse a la magia del dios de los hebreos, el faraón los increpó: «¡Vosotros no tenéis mi autorización para decir tal cosa!», tras lo cual amenazó con clavar a los magos, de pies y manos, en una palmera.

Sea como fuere, el carácter de Ramsés II se fue templando con el paso del tiempo. Así, ya a las pocas décadas de subir al trono comenzó a delegar los asuntos del país en manos de sus numerosos hijos y subordinados. Sus intentos de favorecer a otros sacerdotes, como los de Ra, Ptah o Seth no surtieron efecto en tanto que los de Amón siguieron siendo omnipotentes e incluso hacían peligrar la posición del faraón. Esto no lo supo ver el rey, y dejó seguir las cosas mientras iba envejeciendo y las sombras comenzaban a asolar Egipto.

Las mujeres de Ramsés II

Quizás por ser el más conocido de los faraones, hay datos de decenas de reinas, esposas y concubinas y de cientos de hijos e hijas de este rey, lo que le ha labrado la fama de lascivo y mujeriego. También es cierto que el rey no hizo nada para ocultar este hecho, sino que incluso llegó a confeccionar una lista con los nombres de todos sus hijos y diseñar una enorme tumba en el Valle de los Reyes para varios de ellos. Este hipogeo, conocido hoy como KV5 no deja de sorprender y sigue siendo estudiado en el 2007. Se ignora qué secretos puede guardar.

Nefertari.

Sin temor a equivocarse, es indudable que la mujer de la vida del faraón fue su primera «Gran Esposa Real», la bella Nefertari "por la que brilla el Sol". Se desconoce su linaje, aunque se piensa que quizás estaba emparentada con la anterior dinastía por el faraón Ay: Ramsés se ocupó mucho de ocultar su parentesco. Nefertari no fue sólo una esposa y la madre de los hijos del faraón, sino que tomó un papel muy activo en las conversaciones con los hititas, y sus cartas con la emperatriz Putuhepa sentaron las bases del proceso de paz.

Era tal el amor que profesaba el rey a Nefertari que le llegó a dedicar el segundo templo de Abu Simbel, bajo la imagen de la diosa Hathor, en el cual la imagen de la reina tiene el mismo tamaño que la del rey, algo inusual en Egipto. Desgraciadamente, es muy posible que Nefertari no llegase a ver el templo acabado, pues murió en el año 26º del reinado, antes de su inauguración. Su tumba, la QV66 tiene las pinturas mejor conservadas del Valle de las Reinas.

La desaparición de Nefertari encumbró aún más la posición de la segunda «Gran Esposa Real» de Ramsés, con la que también estaba casado desde la adolescencia, Isis-Nefert o Iset la Bella. Al contrario que su rival, esta mujer permaneció siempre en la sombra, pero se piensa que era muy inteligente, pues logró situar a todos sus hijos en los puestos más importantes del Estado. Se ha llegado incluso a pensar que hubo rivalidad entre la familia de Nefertari y la de Isis-Nefert, y que la muerte de la primera y de su primogénito se debieron a las intrigas de la segunda. Ante la ausencia de datos, sólo caben las conjeturas.

No se conoce la fecha de muerte de Isis-Nefert, pero se sabe que compartió el cargo de «Gran Esposa Real» con otras mujeres. Ramsés tuvo, aparte de sus dos primeras esposas, otras cinco reinas. Al parecer éstas fueron su hermana (o hija) Henutmira, la princesa hitita Maathornefrura (que fue la prenda de la paz con Hattusil III), la dama Nebettauy (tal vez hija de Isis-Nefert), así como dos hijas más. El incesto real era frecuente en la historia egipcia, y Ramsés II no tuvo el menor reparo en convertir en dos de las más importantes Grandes Esposas Reales a sus hijas, una de Nefertari (Meritamón) y otra de Isis-Nefert (Bintanat), que acabarían sustituyendo a sus madres tanto en su puesto político y ritual como en el corazón de su marido cuando éstas desaparecieron.

Los hijos de Ramsés II

En cuanto a los hijos de Ramsés II, se conocen al menos 152 vástagos. De ellos, los más importantes fueron éstos:

Jaemuaset.
Museo Británico.
  • Nacidos de Nefertari:
    • Amenhirjopshef. El primogénito. Murió en extrañas circunstancias, pocos años después de la muerte de su propia madre.
    • Meritamón, la cuarta de sus hijas y la primera nacida de Nefertari. Acabó siendo ella misma Gran Esposa Real y la sustituta de Nefertari en numerosas ceremonias, incluida la fundación de Abu Simbel.
    • Paraheruenemef (el tercer hijo), Meriatum (el sexto) y Merira (el undécimo). También fue padre de la princesa Henuttauy, con la que se casó pero a la que nunca ascendió al rango de Gran Esposa Real.
  • Nacidos de Isis-Nefert:
    • Ramsés. El segundo hijo del faraón, y uno de los hombres fuertes de la primera mitad del reinado. Murió por la misma fecha que su medio-hermano Amenhirjopshef.
    • Bintanat, la mayor de las hijas del rey. Como hizo con Meritamón, Ramsés se casó con Bintanat, supliendo ésta a su madre Isis-Nefert. Se cree que fue madre de al menos una niña, de nombre Bintanat II, que llegaría a Gran Esposa Real del siguiente monarca.
    • Jaemuaset, el cuarto hijo. Es el hijo más conocido de Ramsés II. Ostentó el cargo de Sumo Sacerdote de Ptah y era tenido como el hombre más sabio del país e incluso se rumoreaba que era un poderoso mago. Murió, a una edad avanzada, unos pocos años antes que su padre.
    • Merenptah. Era el decimotercer hijo, pero debido a la longevidad de su padre fue el destinado a sucederle el trono. Estaba casado con su hermana Isis-Nefert II.

La muerte de un dios

Ramsés tuvo un destino extraño: su existencia fue tan larga que sobrevivió a muchos de sus descendientes. Murió casi centenario tras unos 66 años de reinado y celebrar once festivales Heb Sed, y fue enterrado en el Valle de los Reyes, en la tumba KV7. Su momia, descubierta en 1881, es la de un hombre viejo, de cara alargada y nariz prominente. Fue sin duda el último gran faraón, ya que sus sucesores más importantes, Merenptah y Ramsés III, se vieron obligados a llevar una política defensiva para mantener la soberanía en Canaán. Posteriormente, la decadencia de sus descendientes habría de terminar con el poder de Egipto más allá de sus fronteras.

En realidad, el largo reinado, unido a la dejadez del rey tras los primeros veinte años y el inmenso esfuerzo constructor, fueron letales para Egipto, y el próspero Imperio Nuevo tenía los días contados.

Testimonios de su época

Edificaciones

Ramesseum.
Abu Simbel.

El rey trasladó la capital a Pi-Ramsés (Qantir, al este del delta).[10]

Los monumentos más importantes están en:

Otros templos del rey en Nubia:

Inscripciones

Se menciona al rey en muchas inscripciones:

  • Estelas en el Líbano.[10]
  • Estela en la sede de Thutmose I en Karnak.[13]
  • Bloques y fragmentos en Heliópolis.[14]
  • Bloques encontrados en Elefantina.[15]
  • Inscripciones de entierro de un toro Mnevis.[10]
  • Inscripciones en un templo en Faras (Nubia).[16]
  • Inscripciones grabadas en roca en Asuán, Sehel y Konossos.[17]

Titulatura

Estos son algunos de los cinco títulos de Ramsés II, pues sólo del Nombre de Horus se conocen más de veinticinco variantes:

Aanesyt, Aasefyt, Ayhorjepesf, Enrasedjsetjetiu, Jahormaat, Juitaneb, Kahedyet, Kaenheqau, Kanajt, Menibsejempejti, Merimaat, Merimaatnebjabusedmiitefptahtatenen, Merira, Merirapetpetkasetnebethortjebuif, Saitem, Sedjsettauy, Sejempejti, Sepedabuy, Seqaiuaset, Tjestauy, Userjebusedmeritauy, Userjebusedmitaten, Usernejetuajahorjepesf, Userjepesh, Userpejti, Utyesmaat.

Titulatura Jeroglífico Transliteración (transcripción) - traducción - (referencias)
Nombre de Horus:
G5
E2
D40
C10 mr
Srxtail2.svg
kȝ nḫt mr mȝˁt (Kanajt Merimaat)
Toro potente, amante de la Justicia (Maat)
Nombre de Nebty:
G16
G20 V31
I6
t
O49
G45 f
Z7
D44
N25
t
Z2ss
mk kmt wˁf ḫȝswt (Mekemet uafjasut)
Defensor de Kemet (Egipto), vencedor sobre los extranjeros
Nombre de Hor-Nub:
G8
wsr s M4 M4 M4 O29
D44
Z3
wsr rnpwt ˁȝ nḫtw (Userenput aanejetu)
Potente y duradero, grande en el triunfo
Nombre de Nesut-Bity:
nswt&bity
Hiero Ca1.svg
ra wsr mAat ra
stp
n
Hiero Ca2.svg
wsr mȝˁt rˁ stp n rˁ (Usermaatra Setepenra)
La Justicia (Maat) de Ra es poderosa, elegido de Ra
Nombre de Sa-Ra:
Egyptian-Sa-Ra.PNG
Hiero Ca1.svg
C12 C2
N36
F31 S29 M23
Hiero Ca2.svg
rˁ ms sw mry ỉmn (Ramsés Meriamón)
Engendrado por Ra, amado de Amón


Popularidad

Su figura ha sido utilizada en distintas obras:

  • Literarias:
    • El poema Ozymandias de Percy Bysshe Shelley.
    • Las obras de Christian Jacq, como Ramsés II. El templo de millones de años, La dama de Abu-Simbel, La batalla de Qadesh, o El hijo de la luz.
    • Noches de la antigüedad, de Norman Mailer.
    • Cuando nació Moisés, de Joan Grant.
    • La Momia, o Ramsés el Maldito de Anne Rice.
  • Cinematográficas:
  • Historieta:
    • El serial de cómics En tierras de Horus, de Isabelle Dethan, está ambientado en su reinado, apareciendo el propio faraón. Sin embargo tiene más protagonismo su hijo Jaemuaset.
  • Personajes denominados Ramsés II integran algunos juegos modernos, tanto de vídeo como de mesa:
    • En Mitos y leyendas la carta de Ramsés II es una de las existentes, formando parte de la serie Dominios de Ra, en la llamada Segunda Era.
    • En la serie de juegos didácticos de historia y estrategia Nabuko Generales y Conquistadores, Ramsés II se puede "enfrentar" a otros 47 grandes personajes de todas las épocas como Napoleón, Escipión el Africano, Simón Bolívar, Washington, Patton o Zhúkov, entre muchos otros.
    • En el cómic y la película Watchmen, el personaje de Ozymandias (Adrian Veidt), es un admirador de la obra de este.

Notas

  1. En el Poema de Pentaur se lee su nombre: «Rey del Alto y Bajo Egipto, Usermaatra-Setepenra, el Hijo de Ra, Ramsés-Meriamón...
  2. Nombre del faraón en los epítomes de Manetón:
    Harmeses Miammun (Flavio Josefo, Contra Apión)
    Rameses Miammun (Flavio Josefo, de Teófilo)
    Rampses (Julio Africano, versión de Sincelo)
    Rampses (Eusebio de Cesarea, versión de Sincelo). Repetido en la dinastía XVIII como Rameses, llamado Egipto.
    Rampses (Eusebio de Cesarea, versión armenia). Repetido en la dinastía XVIII como Rameses, llamado Egipto.
    • Su nombre según otros escritores griegos: Osimandias, Rapsakes.
    • Otras grafías de su nombre: Harmeses, Kaedyet, Kanakht, Kanakhtmerymaat, Khahormaat, Mereramon, Meriamon, Merire, Miamun, Nebkhepesh, Ousirmaatre, Ozymandias, Raamonmerimesu, Rames, Ramesses, Ramose, Ramosis, Ramsete, Rapsaces, Setepenre, Setpenre, Usermaatre, Usermaatsetepenra, Usermaatsetepenre, Userpehti, Usimara, Usimare.
  3. Cronología según Helck, von Beckerath, Shaw, Kitchen, Krauss y Málek.
  4. En la estela de Qubban, levantada el año 3 de su reinado, se le elogia cuando niño con expresiones como: «Tú deviniste en jefe del ejército cuando eras un niño de diez años».
  5. La inscripción de Abidos, datada en el año 1 del reinado de Ramsés II, habla sobre un período de corregencia entre Seti I y Ramsés, y da al todavía príncipe los rangos de «primogénito», «regente» y «comandante de infantería y carros».
  6. J. Yoyotte, Les steles de Ramsès II à Tanis, Première Partie. Kêmi 10-11 (1949)
  7. a b Gnirs, A. M. (1996). Militär und Gesellschaft. Ein Beitrag zur Sozialgeschichte des Neuen Reiches. Heidelberg Orientverlag. ISBN 3-927552-30-5. 
  8. Chevereau, Pierre-Marie (1985). Prosopographie des cadres militaires égyptiens de la Basse Époque. Universidad de Michigan. ISBN 2-9501046-0-6. 
  9. Prueba de su vanidad es el nombre dado a su templo funerario, el Ramesseum: Casa del millón de años.
  10. a b c d e f g h i j k l K. A. Kitchen, Ramesside Inscriptions: Historical and Biographical. Oxford, 1979.
  11. A. J. Spencer, Excavations at El-Ashmunein II. The Temple Area. London, 1989.
  12. H. Ricke, G.R. Hughes. E.F. Wente. The Beir el-Wali Temple of Ramesses II. Chicago, 1967.
  13. Helen Jacquet-Gordon. Karnak-Nord VIII. Le trésor de Thoutmosis Ier. Statues, stèles, et blocs réutilisés. FIFAO 39. Cairo, 1999.
  14. Abdel-Aziz Saleh. Excavations at Heliopolis II. Cairo, 1983.
  15. Friedrich Junge. Elephantine XI. Funde und Bauteile. 1.-7. Kampagne, 1969-76. Archäologische Veröffentlichungen 49. Mainz. 1987
  16. Janusz Karkowski. Faras V. The Pharaonic Inscriptions from Faras. Warsaw, 1981.
  17. J. de Morgan. Catalogue des monuments et inscriptions de l'Égypte antique. 1. De la frontière de Nubie à Kom Ombos. Vienne, 1894.

Bibliografía

  • James, T.G. (2002). Ramesses II. White Star Publishers. ISBN 88-8095-826-7. 
  • Freed, Rita E. (1987). Ramses II, The Great Pharaon and his Time (Catálogo de la exposición en Denver Museum of Natural History. Natl Book Network. ISBN 0-911797-81-5. 
  • Lalouette, Claire (1985). L´empire des Ramsés. Fayard. 
  • Lalouette, Claire (1994). Memorias de Ramses el grande. Critica Editorial. ISBN 84-7423-680-0. 
  • Desroches Noblecourt, Christiane (1998). Ramsés II. La verdadera Historia. Ediciones Destino, S.A. ISBN 84-233-3032-X. 
  • Kitchen, K.A. (1997). Pharaoh Triumphant, The Life and Times of Ramesses II. The American University in Cairo Press. ISBN 977-424-226-2. 
  • Menu, Bernardette (1988). Ramses II: Soberano de soberanos. Ediciones B. Grupo Zeta. ISBN 84-406-8828-8. 
  • Gardiner, Alan (1976). Kadesh Inscriptions of Ramesses II. Griffith Institute. ISBN 0-900416-03-3. 

Véase también

Enlaces externos

  • Colabora en Commons. Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Ramsés II. Commons
  • Pérez Armiño, Luis (2000). «Ramsés II» (en español). Consultado el 08, 06 de 2006.
  • «Ramsés II» (en español). arteHistoria. Consultado el 18 09 de 2007.
  • Dupontiere, Claudia B. «Ramsés II» (en español). Consultado el 18 09 de 2007.
  • «Ramsés II» (en español). Egiptomanía. Consultado el 19, 09 de 2007.
  • «Ramsés II» (en español). Biografías y vidas (2004). Consultado el 19, 09 de 2007.


Predecesor:
Seti I
Faraón
Dinastía XIX
Sucesor:
Merenptah


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