Historia de Costa Rica

Historia de Costa Rica

Contenido

Época precolombina

La cerámica precolombina de Nicoya, Costa Rica.
La vasija de nardo, 500 - 1350, Costa Rica.
Cerámica de Guanacaste, periodo Policromo Medio (800-1200 de nuestra era).
A la izquierda, vasija nicoyana de jaguar deificado. A la derecha, jarra bicolor con motivo de mono (1200-1500 de nuestra era), encontrada en el Valle del Tempisque.
Piezas de oro precolombinas, encontradas en el Valle del General. Museo del Oro, San José de Costa Rica.
Esfera de piedra (periodo Chiriquí 800 - 1500 de nuestra era). Museo Nacional de Costa Rica

Cazadores-recolectores (10 000 - 2000 antes de nuestra era)

La evidencia más antigua de ocupaciones humanas en Costa Rica se asocia a la llegada de grupos de cazadores-recolectores alrededor de 10 000 - 7 000 años antes de nuestra era, con antiguas evidencias arqueológicas (fabricación de herramientas de piedra) localizadas en el Valle de Turrialba, en los sitios llamados Guardiria y Florencia-1, donde se han encontrado áreas de cantera y taller, con presencia de puntas de lanza tipo clovis (norteamericana) y cola de pez (sudamericana), lo cual abre la posibilidad de que en esta zona convergieran dos tradiciones diferentes de cazadores especializados.[1] Los pobladores de esta época eran bandas nómadas, de unos 20 a 30 miembros. Además de las especies que hoy siguen existiendo, entre sus presas habituales se hallaban animales de la llamada megafauna, tales como armadillos y perezosos gigantes, mastodontes, etc, los cuales se extinguieron alrededor de 8 000 años antes de nuestra era, por lo que los primeros pobladores tuvieron que adaptarse a la caza de especies menores y desarrollaron estrategias más apropiadas a las nuevas condiciones.[2]

Agricultores tempranos (2 000 - 300 antes de nuestra era)

La agricultura incipiente aparece hacia 5 000 antes de nuestra era, principalmente dada por tubérculos y raíces. Para el primer y segundo milenios antes de nuestra era ya existían comunidades agrícolas sedentarias, pequeñas y dispersas, aunque la transición de la caza y recolección a la agricultura como principal medio de subsistencia en el territorio es aún desconocido.[3] Entre 7 000 y 2 000 antes de nuestra era, se dio la manufactura de instrumentos de piedra, madera y hueso, como raspadores, cuchillo y puntas de lanza para la caza y el procesamiento de alimentos.[2] La adopción de la agricultura fue un proceso gradual, como una alternativa a la caza y recolección.[3]

Hacia 2000-300 antes de nuestra era, ya existían comunidades agrícolas sedentarias, pequeñas y dispersas, de organización tribal con relaciones igualitarias entre los individuos y organizada por parentesco, que contaban con utensilios cerámicos y herramientas de piedra para labores agrícolas. Aparece el uso más antiguo que se conoce de la cerámica, con fragmentos de ollas, vasijas cilíndricas, platones, tecomates (de predominio en Guanacaste) y otras formas de vasijas, decoradas con técnicas como incisos o acanaladuras, estampados y modelados.[4]

De la sociedad tribal a la sociedad cacical (300 antes de nuestra era a 300 de nuestra era)

Entre 300 antes de nuestra era y 500 de nuestra era, dependiendo de la región, se da el cambio de una organización tribal a una sociedad cacical, motivada por factores como el crecimiento poblacional y las relaciones de intercambio. Se da la construcción de basamentos con cantos rodados, montículos, hornos, pozos de almacenamiento, y estatuaria. El maíz llega a consolidarse como el cultivo principal en algunas regiones, mientras que en otras se da un sistema mixto, además del uso de recursos costeros (pesca) y cacería.[5] En este periodo aparece la producción y uso de artefactos de jade y otras piedras verdes, metates ceremoniales, remates de piedra para bastones y cerámicas especiales, se inicia el uso de objetos de metal (cobre y oro) en especial en el Valle Central, el Caribe Central y Norte.[6] En este periodo también se registran los objetos de metal más tempranos (cobre y oro), encontrados sobre todo en el Valle Central en los primeros siglos de nuestra era.

La alfarería guanacasteca, en este periodo, se caracteriza por la decoración en zonas, que consiste en el uso de dos colores alternados, con representaciones antropomorfas o zooformas tanto realistas como estilizadas.[7]

Los llamados metates trípodes de panel colgante son una manifestación sobresaliente y única del arte precolombino costarricense, decorados con elementos animales y humanos, algunos de ellos representando sacrificios. Su manufactura se inicia en la parte tardía de este periodo (0-500 de nuestra era) en la región central del país.[6]

Cacicazgos complejos y tardíos (300 a 1500 de nuestra era)

Entre 300 y 800 de nuestra era aparecen los primeros cacicazgos complejos, con presencia de aldeas grandes y obras de infraestructura (basamentos, calzadas y montículos funerarios). Se da la jerarquización de asentamientos, con aldeas principales y poblados secundarios, con linajes de poder hereditario y especialización de labores, con aparición de un cacique en la aldea principal y caciques secundarios en aldeas subordinadas.[7]

A partir de 800 de nuestra era y hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI, se presentó un incremento en el tamaño y complejidad del diseño interno de las aldeas, y las diferencias regionales se asentuaron. La presencia de numerosos cementerios, simples y complejos, obras de infraestructura masivas, diversidad de bienes domésticos y suntuarios, desarrollo de orfebrería, intercambio regional y conflictos entre cacicazgos por territorios y recursos son elementos característicos de esta época. La jerarquización social incluye individuos principales como el cacique y el chamán (como por ejemplo, el sukia o awápa, entre los bribris), y el pueblo común formado por artesanos y agricultores. Se inicia el uso del oro como símbolo de rango, en especial en las regiones central y Gran Chiriquí (frontera con Panamá), aunque también se utilizó en Guanacaste.[8] En la región del Valle del Díquis, se inicia la fabricación de esferas de piedra típicas de la región, en el delta de los ríos Térraba y Sierpe, las cuales se postula que fueron utilizadas como símbolo de rango y marcadores territoriales. Otras obras de piedra incluyen figuras de bulto de formas humanas y animales, metates en forma de jaguar y estatuas antropomorfas.[9]

A partir del desarrollo de las culturas mesoamericanas, la parte noroeste del país cayó poco a poco bajo la influencia de aquellas, mientras que el resto pasó a formar parte, gradualmente, de lo que se llama Área Intermedia. Durante el Clásico mesoamericano, los pueblos nicoyanos dejaron de recibir influencia mesoamericana, pero a partir del siglo XIII la región nuevamente fue el destino de grupos nahuas y chorotegas que provenían del centro y norte de Mesoamérica. Bajo su influencia, Nicoya se constituyó nuevamente en parte de la región mesoamericana. Algunos historiadores han incluido el área conformada actualmente por las zonas sur y atlántica del país como de influencia sudamericana, debido a la presencia de grupos que hablan lenguas chibchas. La actual provincia de Guanacaste se convirtió en la frontera sur de Mesoamérica con la llegada de los chorotegas para el periodo comprendido entre los años 900 al 1000 de nuestra era.[10] Los pueblos del Área Intermedia (que comprendía casi todo el territorio costarricense, la mitad oriental de Nicaragua, Panamá, Colombia y el Pacífico ecuatoriano), fungieron como un puente entre las culturas mesoamericanas y las del Área Andina. A través de ellos se hizo posible el intercambio tecnológico entre ambas zonas, que tuvo como consecuencia, entre otras cosas, el desarrollo de la metalurgia en México y América Central.

Por lo general los asentamientos humanos en este territorio no contaron con la magnificencia en edificaciones e infraestructura de las poblaciones aztecas, mayas o incas; sin embargo, sirvió de puente cultural entre el Sur y el Norte del continente, y la orfebrería y la artesanía policromada en barro, tuvieron un amplio desarrollo y bellísimos resultados.[11]

Descubrimiento y conquista de Costa Rica (1502-1575)

Artículo principal: Conquista de Costa Rica

Las sociedades autóctonas en el siglo XVI

Monumento al rey Garabito en San José.

A la llegada de los españoles a América, los habitantes originales de Costa Rica sumarían unas 400 000 personas diseminadas por todo el país,[12] [13] [14] los cuales se encontraban organizados en cacicazgos, que tenían divisiones sociales jerárquicas con linajes de carácter hereditario, pero que también cambiaban pasando del poder de un linaje a otro.[12]

Los cacicazgos más pequeños agrupaban unas pocas aldeas bajo la dirección de un cacique, asistido por un concejo de principales. Los más grandes se componían de un conjunto de diversos cacicazgos reunidos bajo la dirección de un cacique principal, cuya lealtad se garantizaba mediante relaciones de parentesco, establecimiento de pactos políticos y enlaces matrimoniales.[12]

Las sociedades cacicales se encontraban divididas en "principales", formados por las familias que detentaban el poder, y "comunes", constituidos por artesanos y agricultores. De importancia también eran los chamanes, los líderes religiosos y médicos de las poblaciones.[15]

Los cultivos se realizaban utilizando el sistema de roza de tala y quema de parte del bosque, donde las cenizas garantizaban la fertilidad del suelo.[15]

Mapa de las sociedades autóctonas costarricenses del siglo XVI a la llegada de los españoles (1502).

Los cacicazgos pueden ser agrupados de acuerdo a su posición geográfica. En la región del Pacífico Norte, el más importante fue el de Nicoya. Otros cacicazgos existentes en la zona fueron Nicopasaya, Nandayure, Cangel, Paro, Churuteca, Zapandí, Corobicí, Abangares, Orotiña y Chomes, todos bajo el dominio del rey de Nicoya.[16] [17]

En el interior del Valle Central, existían dos importantes cacicazgos que conglomeraban la mayoría de los cacicazgos menores de ese territorio. El Cacicazgo de Garabito o Reino Huetar de Occidente, que unificaba los pueblos del Pacífico central hasta el río Virilla. Los territorios de los botos y tises, ubicados en las llanuras del norte del país, estaban también supeditados a la hegemonía de Garabito.[18]

El otro gran cacicazgo del Valle Central era el Reino Huetar de Oriente, bajo el dominio de El Guarco, que dominaba el valle del mismo nombre hasta la región del Caribe central. Entre las poblaciones bajo el gobierno de El Guarco se encontraban Cot, Corrocí, Tucurrique, Turrialba, Ujarrás, Tayutic y Atirro, y sus límites se extenderían hasta Suerre, Pococí y Chirripó, muy cerca de Talamanca. Otros cacicazgos menores bajo el dominio del Señor del Guarco eran Aserrí y Curridabat.[19]

Entre los ríos San Carlos y Sarapiquí se encontraba el cacicazgo de los botos, que dominaban las llanuras de los Guatusos, las llanuras de San Carlos y las llanuras de Tortuguero. Esta zona fue, durante la Conquista, zona de refugio debido al escaso interés de los españoles por dominarla.[19]

En el Caribe central y sur se localizaban los cacicazgos de Suerre, Pococí, Tariaca y Talamanca. Suerre y Pococí pertenecían al Guarco, mientras que Tariaca dominaba los pueblos de Minon, Turecaca, Duqueiba, Abaçara y Citará. Esta zona estaba poblada por los cabécares, los auyaques y urinamas, y los térrabas.[20]

Los siguas (de etnia mesoamericana) ocupaban un sitio de la costa llamado el Valle del Duy o Coaza, entre los ríos Sixaola y Changuinola, y eran una colonia comercial marítima proveniente de Yucatán. Los changuinola ocupaban los ríos Puan y Changuinola, y los doraces vivían en la bahía del Almirante (actual Panamá). Los guaymíes se asentaban en la Cordillera de Talamanca y la región de Chiriquí, hasta el Pacífico. De todos estos grupos provienen las tradiciones de los cabécares, térrabas y bribris. En la región del Pacífico Sur, se encontraban los quepos, los turucaca, los cotos y los brunca (o boruca).[21]

Descubrimiento por Cristóbal Colón (1502)

Cuarto viaje de Cristóbal Colón.
La Isla Uvita, frente a las costas de Limón, a dónde arribó Colón el 25 de setiembre de 1502, marca el sitio del descubrimiento de Costa Rica por el Almirante genovés.

Costa Rica fue descubierta por Cristóbal Colón el 25 de setiembre de 1502,[22] en su cuarto viaje.[23] La llamó "Veragua" en su "Carta de Jamaica",[24] y dado que logró recoger algunos pocos objetos de oro que obtuvo de los indígenas, le sirvió para difundir la idea de que esa región era una "costa rica",[25] lo que impulsó a los aventureros a emprender otras exploraciones y sirvió de polo de atracción para los colonizadores por la existencia de esta supuesta riqueza aurífera.

...yo vide en esta tierra de Veragua mayor señal de oro en dos días primeros que en La Española en cuatro años...
Cristóbal Colón (Carta de Jamaica).[26]

Tras un penoso viaje por el litoral centroamericano, que incluso significó la pérdida de una de sus naves, Colón arribó a una isleta llamada Quiribrí, que Colón llamó La Huerta, por ser muy frondosa, y luego, a un pueblo de tierra firme llamado Cariay (o Cariarí), que son hoy, respectivamente, la Isla Uvita y el Puerto de Limón.[27] Colón no se adentró en el territorio, sino que continuó hacia Panamá, pues su objetivo era encontrar el llamado "estrecho dudoso", un supuesto estrecho marítimo que garantizaría el acceso hacia el Océano Índico para alcanzar así el Lejano Oriente.

Primera fase de la Conquista (1502-1560)

La primera fase de la Conquista de Costa Rica se enmarca en las exploraciones iniciales de los españoles en el Atlántico costarricense, desde el arribo de Cristóbal Colón en 1502, pasando por la fracasa expedición de Diego de Nicuesa, hasta que el descubrimiento del Océano Pacífico por parte de Vasco Núñez de Balboa motivaría las posteriores expediciones de Juan de Castañeda y sobre todo, de Gil González Dávila, en el litoral pacífico, que permitirían la fundación de la efímera primera ciudad en suelo costarricense, lo cual sería vital para la exitosa conquista de Nicoya, seguida luego de las fallidas expediciones de Hernán Sánchez de Badajoz y de Diego Gutiérrez y Toledo entre 1540 y 1544, nuevamente en el litoral atlántico. Durante esta fase y en general, las expediciones que fueron organizadas desde la ciudad de Granada (Nicaragua) y Nombre de Dios (Panamá) ingresaron al país por la costa caribeña, mientras que las venidas de la ciudad de Panamá recorrieron el litoral pacífico hasta Nicoya y Nicaragua.

Exploraciones en el Caribe (1510-1544)

Luego de que Américo Vespucio estableciera el descubrimiento intelectual de América (de que las tierras a las que había llegado Colón no correspondían a Asia, como se creía), la política española en las Indias estableció un nuevo rumbo. La Junta de Navegantes de Burgos creó en 1508 en la Tierra Firme las gobernaciones de Veragua (litoral de Nicaragua, Costa Rica y parte de Panamá, desde punta Caxinas hasta cabo Mármol) y Urabá (corresponde actualmente a Panamá y la costa caribeña colombiana), dando la primera de estas a Diego de Nicuesa.[28] En 1510, Diego de Nicuesa realizó una exploración del territorio que finalmente terminó en desastre, tras lo cual la región quedó envuelta dentro de los pleitos colombinos.[29]

En 1529 fue organizada en Granada (Nicaragua) la primera expedición española que ingresó en el territorio de lo que es hoy día la región del Caribe norte costarricense. Marín de Estete partió desde esa ciudad siguiendo antiguas rutas prehispánicas hasta llegar a las llanuras del norte de Costa Rica, en el Cacicazgo de Suerre. Otra expedición fue la de Alonso Calero, en 1539, la cual sentó las bases de la "ruta del San Juan", que comunicó Granada con el Mar Caribe a través de este río, y recorrió las llanuras de los ríos San Carlos y Sarapiquí.[30]

En 1534 Felipe Gutiérrez obtuvo permiso para conquistar la Gobernación de Veragua, expedición que fracasó por la tenaz resistencia indígena y la ausencia de víveres que provocó la muerte de la mayor parte de sus hombres. En 1540, Hernán Sánchez de Badajoz se convirtió en adelantado y mariscal de Costa Rica tras un contrato que firmó con el recién nombrado presidente de la Audiencia de Panamá, Francisco Pérez de Robles. Sánchez de Badajoz salió de la ciudad de Nombre de Dios (fundada por Diego de Nicuesa en Panamá en 1510), e ingresando por el río Sixaola, fundó la ciudad de Badajoz (igual a la ciudad española del mismo nombre) en Talamanca y el puerto de San Marcos. Sánchez de Badajoz tuvo que enfrentarse a una numerosa tropa enviada por el Gobernador de Nicaragua (que no toleró la presencia de estos españoles venidos de Panamá en el territorio), la cual, procedente de Granada vía el río San Juan y siguiendo el litoral caribeño costarricense, obligó a la rendición y sumisión a los expedicionarios. La ciudad-campamento de Badajoz fue finalmente abandonada por la escasez de alimentos y una sublevación de los indígenas.[31]

El Ducado de Veragua y la creación de Nueva Cartago y Costa Rica (1540)

Mapa de Centroamérica en 1540, tras la creación del Ducado de Veragua. A consecuencia de la creación del Ducado en favor de los nietos de Cristóbal Colón, los territorios restantes de la Veragua real, separados de Castilla del Oro por el Ducado, formaron la Provincia de Nueva Cartago y Costa Rica, que se extendía desde la frontera del Ducado, en la isla de Escudo de Veraguas (actual Panamá) hasta el río Aguán (actual Honduras). Diego Gutiérrez y Toledo intentaría conquistar infructuosamente el territorio de Nueva Cartago y Costa Rica entre 1540 y 1544, cuando murió en un ataque indígena. El territorio de Nicoya formó parte de la Provincia de Nicaragua desde 1520 y hasta 1554, cuando se creó el Corregimiento de Nicoya.

En 1540, un territorio de veinticinco leguas cuadradas al oeste y sur del río Belén se denominó Ducado de Veragua, y fue asignados a los herederos de Cristóbal Colón. En 1546, don Luis Colón, Duque de Veragua, y su hermano Francisco, nietos de Colón, organizaron en España una expedición de ciento treinta hombres. Su intención era someter a las poblaciones de Veragua y tomar posesión del Ducado. Al final, don Luis no viajó, pero don Francisco terminó sus días en dicho territorio, al ser sorprendido y muerto en el curso de un exitoso ataque lanzado por los indígenas al campamento español. La expedición terminó en desastre y solo sobrevivieron entre quince y veinte españoles.[32] A causa de la creación del Ducado de Veragua, el territorio hasta entonces perteneciente a Castilla de Oro quedó dividido en dos secciones sin continuidad terrestre, por lo cual la parte occidental (desde el golfo de Nicoya hasta la frontera del Ducado) fue segregada de Castilla del Oro en 1540 y unida al territorio de la Veragua real para crear la Provincia de Nuevo Cartago y Costa Rica.

La expedición de Diego Gutiérrez (1540-1544)

En 1540, el rey de España nombró a Diego Gutiérrez y Toledo gobernador de la recién creada Gobernación de Nueva Cartago y Costa Rica, cuyo límite sur se situaba a partir de donde terminaba el Ducado de Veragua y su límite norte en el río Aguán (actual Honduras), con excepción de los territorios encomendados a otros gobernadores.[33]

Diego Gutiérrez y Toledo, llegó a Granada procedente de España y enfrentó la oposición del Gobernador de Nicaragua Rodrigo Contreras, pese a lo cual organizó su expedición. Navegó el Lago de Nicaragua y el río San Juan hasta la desembocadura, luego recorrió el litoral caribeño hasta penetrar en territorio costarricense por el río Suerre (hoy río Parismina). Allí fundó las poblaciones de Villa Santiago y San Francisco en el territorio de Cartago. Avanzó luego río arriba hasta dar con una gran ranchería, en donde apresó luego a los caciques Camaquire y Cocorí con el propósito de que le suministraran alimentos[34] (a pesar de que fue bien recibido por los aborígenes),[35] por lo que los indígenas se rebelaron, quemaron sus propios pueblos, cortaron los árboles frutales y se internaron en las montañas, llevándose las cosechas, para quitar todo medio de subsistencia a los españoles. Gutiérrez decidió perseguirles y logró internarse en las llanuras de Santa Clara para salir a la Cordillera Central, en las faldas orientales del Volcán Turrialba, donde fue emboscado y murió (1544), supuestamente, en Tayutic o Teotique, en el Valle de Tayut, entre los pueblos de Tuis y Chirripó. Tras su muerte, no hubo más expediciones españolas a partir de la costa caribeña.[36]

Razones del fracaso español en el Caribe costarricense.

En general, se suele razonar que las expediciones españolas en el Caribe costarricense terminaron en fracaso,[37] por el alto costo en barcos, armas, provisiones y hombres que significaron para los pobres réditos obtenidos. Tres fueron los factores que provocaron este escaso éxito:

  • el duro medio geográfico de la costa caribeña, influenciado por un clima lluvioso adverso;
  • el escaso apoyo logístico por parte de las ciudades de Granada y Nombre de Dios (de dónde salían las expediciones) que imposibilitaba un adecuado abastecimiento de los exploradores, lo que les forzó, aguijoneados por el hambre, a saquear el territorio indígena;
  • a consecuencia de lo anterior, la población indígena ofreció una alta resistencia militar que impidió su reclutamiento por parte de los conquistadores.

La conquista de Nicoya y el Pacífico norte (1519-1560)

En la costa del Pacífico, las expediciones de conquista española se iniciaron luego de la fundación de la ciudad de Panamá (1519), y en general, tuvieron mejores resultados que su contraparte caribeña, pues inclusive algunos jefes indígenas prestaron su colaboración a los españoles para su desplazamiento por este territorio costero. Así, el primer contacto entre españoles e indígenas en la zona litoral del Pacífico transcurrió sin mayores incidencias. A pesar de esto, durante el resto de la primera mitad del siglo XVI, los españoles centraron su interés en la conquista de Nicaragua y obviaron el territorio de Costa Rica, salvo la península de Nicoya.[38]

A las expediciones iniciales de Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda sobre el litoral atlántico, siguió la de Vasco Nuñez de Balboa, quien descubrió el Océano Pacífico en el 25 de setiembre de 1513 luego de atravesar el Istmo de Panamá,[39] hecho importante para la conformación del territorio costarricense, pues ésta dependerá de la integración de la vertiente atlántica (descubierta por Colón y explorada por Diego de Nicuesa) con la vertiente del llamado Mar del Sur.[40]

En 1519, una expedición organizada por Gaspar de Espinosa y pilotada por Juan de Castañeda descubrió la Punta Burica, el Golfo Dulce y la entrada del Golfo de Nicoya (al que llamaron "estrecho dudoso", pues se creía que comunicaba el Mar del Norte con el Mar del Sur), es decir, la mayoría del litoral pacífico costarricense.[41]

En 1522, Gil González Dávila, al mando de más de cien hombres, recorrió el litoral pacífico costarricense por sus tres sectores: la banda oriental, la insular y la peninsular, desde la punta Burica hasta la península de Nicoya. La de González Dávila fue la primera expedición por tierra donde los conquistadores españoles tuvieron contacto directo con los indígenas que habitaban la costa del Pacífico, quienes entregaron parte de su tesoro y permitieron el bautizo de algunos miembros.[42] Tras esto, la expedición se adentró en la Provincia de Chorotega, donde recorrieron varios cacicazgos que les tributaron oro, hasta que finalmente llegaron al Reino de Nicoya donde, constatando el poder del cacique de esta población sobre el resto, permaneció allí diez días, para luego recorrer los cacicazgos de Zapandí, Corobicí, Diriá, Namiapí, Orosí y Papagayo, y logró llegar hasta Quehuacapolca, donde fue obsequiado ricamente por el cacique Nicarao, descubriendo, de paso, el lago Ayagualo o Cocibolca, al que bautizaron como Mar Dulce.[43]

Fundación de Villa de Bruselas (1524)

Las riquezas encontradas por González Dávila hicieron que el gobernador de Castilla del Oro, Pedrarias Dávila, enviara una misión al mando de Francisco Hernández de Córdoba, quien bordeando el litoral pacífico desembarcó en el río Grande de Tárcoles y logró fundar Villa de Bruselas en 1524, cerca de la actual ciudad de Puntarenas, siendo esta la primera población colonial en territorio costarricense,[44] cuya importancia radicó en ser la sede española que permitiese controlar la región de Nicoya. En efecto, después de 1524, Nicoya surgió como entidad política, administrativa y jurídica supeditada a la ciudad de Villa de Bruselas, configurando la región de la península de Nicoya, las islas y la banda costera del golfo como un espacio socieconómico, institucionalizándose la encomienda sobre los chorotegas de Nicoya y la isla de Chira, y los huetares occidentales del litoral oriental. Villa Bruselas funcionó hasta su despoblación por orden de Pedrarias Dávila en 1527 una vez consolidada la Provincia de Nicaragua, que pasó a controlar Nicoya hasta 1554,[45] cuando se creó el llamado Corregimiento de la provincia de Nicoya, puertos de Chira y Paro.[46]

Tras la emisión de las Leyes Nuevas en 1542 por parte de la Corona Española y la creación de la Audiencia de Guatemala en 1545, la Corona prohibió en 1549 la realización de nuevas conquistas en sus tierras de ultramar, prohibición que se mantuvo hasta 1556.[47]

Segunda fase de la conquista (1560-1573)

Para el año 1556, la Corona española autorizó nuevamente la realización de campañas de conquista en América. Para ese momento, se habían fundado las principales ciudades hispánicas en Guatemala, Nicaragua y Panamá, y el dominio español se había implantado en México y gran parte de Sudamérica. El territorio costarricense no obstante, a excepción de Nicoya, se encontraba en su mayor parte ajeno a la conquista española.

La mayoría de los líderes expedicionarios en esta fase provenían del norte de Hispanoamérica (Santiago de Guatemala, León, Granada, San Salvador, México). Algunos como Juan de Cavallón, Juan de Estrada Rávago y Añez, Juan Vázquez de Coronado, Alonso Anguciana de Gamboa y Perafán de Rivera, descendían de poderosas familias o habían desempeñado cargos importantes en estas ciudades. La conquista de Costa Rica fue una continuación de la conquista y ocupación de Mesoamérica.

Las expediciones de Juan de Cavallón y Juan Estrada Rávago (1560-1562)

En 1560, una primera expedición de Juan de Estrada Rávago y Añez navegó la ruta del Lago de Nicaragua y el río San Juan para recorrer el litoral costarricense hasta Panamá, donde fundó, en Bocas del Toro, la ciudad de Castillo de Austria, que finalmente tuvo un destino parecido a otros intentos de fundación realizados años antes.[48]

En enero de 1561, Juan de Cavallón salió de Granada (Nicaragua) por tierra, rumbo a Nicoya, recorrió la provincia de Guanacaste, hasta Chomes, donde dejó una columna que en lo sucesivo sería la vanguardia española para el ingreso de tropas al país, y estableció un campamento llamado "Real de la Ceniza" en la confluencia de los ríos Machuca y Jesús María. Una primera columna de soldados españoles se adentró en el territorio de las llanuras de San Mateo, en el llamado "Valle de Garabito", donde por primera vez encontraron resistencia por parte de los huetares súbditos de este cacique, por lo que tuvieron que replegarse. Otra columna entró en Orotina, donde fue capturado el cacique Coyoche. Posteriormente, Cavallón, siguiendo el río Grande de Tárcoles, entró en el Valle Central, donde, en marzo de ese año, fundó Castillo de Garcimuñoz (llamada así en honor a su ciudad natal), la primera población del Valle Central.[49] A Juan de Cavallón se le considera como el primer conquistador de Costa Rica,[50] dado que fue el primero en traer cultivos europeos y ganado vacuno, porcino y caballar, si bien no pudo ejercer un control absoluto de la población indígena y se vio envuelto en una lucha contra el cacique Garabito, rey de los huetares, para poder adquirir víveres.[51] El reino de Garabito se extendía desde el río Virilla hasta las costas del Pacífico (Jacó y Tilarán) y desde la cordillera Volcánica Central hasta el río San Juan, y su influencia en el país era enorme, aún entre sus enemigos los chorotegas, que controlaban Guanacaste. Garabito, símbolo de la resistencia huetar, no se enfrentó abiertamente a los españoles, sino que usó tácticas de guerrilla, con emboscadas e incursiones rápidas en los campamentos y las poblaciones españolas.[52] Cavallón abandonó Costa Rica poco después, dejando Garcimuñoz al mando de Juan Estrada Rávago (que había ingresado posteriormente por el lado del Pacífico), el cual gobernó la provincia por diez meses mientras se nombraba un nuevo gobernador.[53]

Primera expedición de Juan Vázquez de Coronado (1562)

En 1562, Juan Vázquez de Coronado, alcalde mayor de Nicaragua, recorrió los cuatro costados del territorio costarricense y participó en dos expediciones, la primera, penetrando en Guanacaste desde Nicaragua, hasta Garcimuñoz, luego Quepos y Coto, en el Pacífico Central. Terminó siendo alcalde mayor de Costa Rica y Nueva Cartago ese año.[54]

El 18 de agosto de 1562, Vázquez de Coronado partió de León (Nicaragua), llegando a Nicoya el 6 de setiembre, donde sostuvo una reunión con los caciques de los bagaces, cotanes y zapandíes, sujetos a la autoridad del Corregidor de Nicoya, para asegurarse provisiones para el ingreso al Valle Central. Desembarcó luego en la desembocadura del río Tivives, desde donde se dirigió a la villa de Los Reyes, un campamento dejado por Cavallón, para luego marchar por tierra hasta Garcimuñoz. Su primera tarea una vez allí fue intentar sofocar la rebelión del cacique Garabito (señor de los huetares occidentales, refugiado en el Cacicazgo de los Botos), pero no pudo dar con su paradero. Tras esto, convocó a los otros caciques del valle, de los cuales el primero en presentarse fue Accerrí, cacique de Aserrí, vasallo del Señor del Guarco, de los huetares orientales, quien fue bien recibido por Vázquez de Coronado. Aliándose con Accerrí y con los caciques de Yurustí y Turrubara, marchó sobre los quepoa y turucacas, enemigos de aquellos, pero al llegar a Quepos fue bien recibido por su cacique, quien le obsequió objetos de oro. En Quepos, los españoles quedaron impresionados por la riqueza agrícola de la zona, por lo que se instalaron y se lanzaron a la exploración del Pacífico sur del país. Allí enfrentaron la oposición de los cotos, que finalmente acabó en una tregua. En todas estas empresas, Vázquez de Coronado prohibió a sus hombres el saqueo de los poblados indígenas, lo que le valió el apoyo de los jefes aborígenes. Tras esto, Vázquez de Coronado regresó a Garcimuñoz.[55]

Mientras organizaba una segunda expedición, tuvo que enfrentar una rebelión de los huetares del Valle del Guarco, pero mientras iba al encuentro de los rebeldes, se concertó una reunión con el cacique Quitao, enviado por Correque (heredero de El Guarco) para celebrar la paz. Diversos jefes indígenas se presentaron en Garcimuñoz (entre ellos, los caciques de Atirro, Turrialba, Orosi, Puririsí, Quircó, Abux y el mismo Correque, Señor del Guarco), con el cacique Quitao a la cabeza, quien manifestó encontrarse harto de huir por los montes,[56] tras lo cual los jefes indígenas decidieron someterse al dominio español. Fue de esta manera que Vázquez de Coronado logró tomar posesión del reino oriental de los huetares (el Valle del Guarco), aunque aún tuvo que enfrentar a los rebeldes huetares occidentales bajo la dirección de Garabito, y del jefe Quizarco, hermano de Coquiba, cacique de Pacacua.[57]

Fundación de Cartago (1563) y segunda expedición de Vázquez de Coronado (1564-1565)

Monumento a Juan Vázquez de Coronado en el Parque España, San José de Costa Rica.
"Tracé una ciudad en el valle, en un asiento junto a dos ríos. Tiene el valle tres leguas y media en largo y legua y media en ancho; tiene muchas tierras para trigo y maíz; tiene el temple de Valladolid, buen suelo y cielo. Nombré a esta ciudad Cartago, por llamarse esta provincia deste nombre."
Juan Vázquez de Coronado (1563).[58]

Tras la sumisión de los huetares orientales, el centro de dominio español se trasladó al Valle del Guarco, de mejor clima y gran belleza natural.[59] Allí, Vázquez de Coronado decidió fundar una ciudad entre los ríos Coris y Purires, a la cual llamó Cartago, la cual poco después trasladó a otro sitio del valle ya que su primer asentamiento era una zona de frecuentes inundaciones.

Afianzado en Cartago, Vázquez de Coronado envió una segunda expedición al Pacífico Sur (que enfrentó una nueva resistencia de los cotos), para luego regresar a Nicaragua, de donde volvió con más hombres y provisiones, con los que partió desde Cartago hacia la Cordillera de Talamanca, en busca de la reputada Provincia de Ara, en la cuenca del río Tarire, famosa por ser la más rica en yacimientos auríferos del país. Una vez en Ara, en la región del Caribe, pactó con los indígenas locales para que no le atacaran, luego de lo cual regresó siguiendo la ruta del río Reventazón, hasta Cartago, donde enfrentó una nueva rebelión indígena, tras lo cual decidió que necesitaba el apoyo de la Corona y viajó entonces a España, donde obtuvo el título de gobernador, adelantado, capitán general y alguacil mayor de la Provincia de Costa Rica, cosa que no disfrutó al morir en el naufragio de su nave en 1565 en la barra de Guadalquivir, a la salida de San Lúcar de Barrameda, Océano Atlántico.[60]

A Vázquez de Coronado se le conoce como el verdadero conquistador de Costa Rica por el papel pacificador que desempeñó al lado de los indígenas, ganándose su confianza y adhesión, empleando el diálogo en lugar de la violencia y entablando amistad entre españoles y aborígenes, además de que fue el que tuvo un mayor conocimiento del territorio costarricense.[61] Con su ausencia, los soldados españoles iniciaron la represión de los indígenas,[62] [63] que se alzaron bajo el mando del cacique Turichiquí de Ujarrás,[64] y sitiaron Cartago en 1566.[65]

Perafán de Rivera y el reparto de encomiendas (1565-1573)

Con la trágica muerte de Vázquez de Coronado, muchos españoles optaron por abandonar el territorio costarricense, por lo que se nombró a un nuevo gobernador en 1566, Perafán de Rivera, cargó que asumió hasta 1568.[66] Una de sus primeras decisiones fue la de fundar un asentamiento en la costa oriental del golfo de Nicoya, al que llamó Aranjuez, y un puerto, La Ribera, cerca de la desembocadura del río Barranca, con el propósito de controlar a los huetares occidentales de ese litoral que aún eran leales al indómito Garabito. Perafán de Rivera también introdujo el primer hato de ganado vacuno (traído desde Honduras) que dio origen a la producción ganadera del país en el siglo XVI.[67] En 1569, Perafán de Rivera sometió a encomienda a los indígenas y repartió la tierra entre los colonos españoles de Cartago y Aranjuez, iniciando de este modo el periodo colonial.[68]

El reparto hecho por Perafán de Rivera fue, de hecho, ilegal según las Leyes Nuevas promulgadas en 1542 (no podían entregarse encomiendas a particulares, sino solo a la Corona en la forma de su Tesorería Real, y ésta era la encargada de distribuir los tributos a cada poblador),[69] sin embargo, fue la única forma de resolver el problema de la inestabilidad de los colonos, que entraban y salían del país con cada nuevo conquistador,[70] lo que finalmente abrió el camino para el desarrollo de la colonización española en el Valle Central. Sin embargo, al ser la expedición de Perafán la más reciente en ingresar al país, le fue otorgada la tierra que pertenecía aún a indígenas sin someter, por lo que su hueste se vio obligada a partir rumbo al Valle de la Estrella en busca de un nuevo territorio para fundar nuevas poblaciones. La expedición al Valle de la Estrella fue un fracaso por la gran oposición indígena (de todos los conquistadores, solo Vázquez de Coronado había logrado evitar ser atacado por los naturales de la costa atlántica), por lo que decidió atravesar la Cordillera de Talamanca y buscar la costa del Pacífico, adentrándose en el territorio de los buricas, donde fundó la ciudad de Nombre de Jesús a orillas del río Grande de Térraba. Esta fundación fue efímera debido a la larga peregrinación por selvas vírgenes, la lucha incesante contra el hambre, los obstáculos de una naturaleza terrible y la tenaz resistencia de los indígenas, además de que no existía voluntad de la Corona ni de los conquistadores para sufragar los requerimientos mínimos de una tercera ciudad. Tras la muerte de su esposa e hijo, más trece soldados, en Nombre de Jesús, Perafán de Rivera regresó a Cartago en 1572, y ese mismo año, trasladó la ciudad al sitio de Mata Redonda, en el oeste del actual San José. Nombre de Jesús fue abandonada y, finalmente, Perafán se fue del país en 1573.[71]

Balance de la conquista en la década de 1570

Para mediados de la década de 1570, los españoles habían logrado, por un lado, la colonización efectiva del Valle Central al repartir a los indígenas del Valle del Guarco en buenas encomiendas (aunque la misma ciudad de Cartago no era más que un campamento con cuarenta soldados),[72] y por el otro, la fundación de un poblado más o menos permanente en Aranjuez, cerca del actual puerto de Caldera. Nicoya, no obstante, estaba en su poder desde 1520, durante la primera etapa de la conquista.[73]

Al final del periodo de la conquista, por otro lado, en el sur y en las llanuras del norte del país, los pobladores autóctonos lograron evitar la dominación española y conservar su modo de vida apegado a sus tradiciones y creencias, por lo que tales zonas se constituyeron en zonas de refugio y resistencia para los indígenas que lograron sustraerse al dominio hispano.[74]

La sociedad colonial (1575-1821)

El gobierno colonial

La llegada del gobernador interino Alonso Anguciana de Gamboa en 1573 marca el inicio de una serie de cambios que permitieron la transición de la conquista hacia la colonización del territorio costarricense. Al reparte de encomienda hecho por Perafán de Rivera, se sumó la sumisión de Garabito, lo que permitió a los españoles controlar el vasto territorio que abarcaba su reino. Las ciudades más importantes de la época (Cartago y Espíritu Santo, luego llamada Esparza por el gobernador Diego Artieda Chirinos), fueron reasentadas en los lugares que ahora ocupan. Nuevos colonos (familias de campesinos labradores) se empezaron a asentar en los alrededores de Cartago, la capital colonial. Por último, se consolidó el sistema de comercio español teniendo su principal puerto en la ciudad de Panamá, lo que permitió a los colonos realizar intercambios mediante el puerto de Caldera. Los encomenderos se constituyeron en el grupo social dominante gracias al monopolio de las producciones indígenas por medio del tributo.[75]

El cabildo, especie de concejo municipal, fue la primera unidad de administración local implantada por los españoles en los lugares donde se asentaban, y sirvió como una especie de autoridad general para totalidad del territorio recién ocupado mientras el rey no nombrara funcionarios.[76]

Los primeros gobernadores debieron sus posiciones a su participación en la conquista, y tenían poderes prácticamente ilimitados sobre los territorios a su cargo, mientras la Corona Española no lograse tener control efectivo sobre ellos. Esto se logró a través del nombramiento de funcionarios reales, restándole poder a los primeros gobernadores y a los cabildos, y consolidando el dominio real sobre los nuevos territorios.[77]

En la ciudad de Cartago, se asentó el gobernador, la máxima autoridad española en tiempos de la colonia. Tras Juan Vásquez de Coronado, los siguientes gobernadores eran nombrados por el rey, que podía removerlos a voluntad. El gobernador poseía autoridad política y judicial sobre el territorio, que en esa época consistía en la llamada Gobernación de Costa Rica (también llamada Provincia de Costa Rica), creada a partir de la Gobernación de Nuevo Cartago y Costa Rica (conocida también como Provincia de Cartago, creada en 1540 con los territorios de la Veragua Real), que se extendía entre el río Tempisque en el Pacífico seco y el río San Juan en la zona del Caribe norte, hasta la isla del Escudo de Veragua en Bocas del Toro por el lado del Caribe, y hasta el río Chiriquí en el Pacífico. A pesar de esto, el dominio de los asentamientos españoles de Cartago y Esparza era muy reducido: se circunscribía principalmente al Valle Central y el Pacífico seco.[78]

La Gobernación de Costa Rica formó parte de una división administrativa mayor: la Audiencia de Guatemala (Reino de Guatemala), cuya capital era Santiago de Guatemala, que comprendía los territorios de Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Nicoya y Costa Rica. El Reino de Guatemala estaba integrado, a su vez, al Virreinato de la Nueva España, aunque la Audiencia tenía el estatuto de Audiencia Mayor, lo que la hacía prácticamente independiente del reino mexicano, lo que hacía que la audiencia respondiese directamente ante el rey y el Consejo de Indias, por lo que también se le llamaba Capitanía General de Guatemala.[79]

Durante cerca de trescientos años, España administró la región como parte de la Capitanía General de Guatemala, bajo un gobernador militar. Con optimismo, los españoles habían llamado a la zona "Costa Rica" ya que habían encontrado yacimientos de oro y otros minerales de valor en el territorio, sin embargo, viendo que los lugares no eran tan ricos como se pensaba, en comparación a las otras provincias, dicho territorio se dedicó exclusivamente a la agricultura.

Los pequeños terratenientes, muchos de estos españoles y judíos sefardí relativamente pobres, la falta de mano de obra indígena, la homogeneidad étnica de la población, aunado al aislamiento que tenía con relación a las colonias españolas en Mexico y los Andes, contribuyeron en gran manera en el desarrollo de una sociedad igualitaria. A finales del Siglo XVIII, debido al desarrollo agrícola, las autoridades de la Capitanía pusieron atención a la zona, y comenzaron el cultivo del tabaco, el cual se convirtió en un importante producto de exportación. Las exportaciones de tabaco favorecieron la creación de una sociedad más próspera. Durante este tiempo también fue marcado el cultivo del café que se volvió entonces un importante producto de exportación.

Independencia

En 1821, Costa Rica se unió a las otras provincias centroamericanas en la declaración de independencia de España, el 15 de septiembre. Después de un breve período, durante el cual se unió al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide (ver: Historia de México) Costa Rica llegó a ser un estado de las Provincias Unidas de América Central (ver: Historia de América Central) entre 1823 y 1839. En 1824 la capital del país fue cambiada a San José, pero siguió un período de rivalidad con Cartago.

Aunque las provincias recientemente independientes formaron una Federación, desacuerdos de fronteras generaron disputas entre ellas, añadiendo a la región condiciones turbulentas. La región de Nicoya se anexó libremente al país el 25 de julio de 1824 y ahora forma parte de la actual provincia de Guanacaste.

Tiempo después de que la Federación Centroamericana cesó sus funciones en la práctica (1838), Costa Rica formalmente se autoproclamó, el 31 de agosto de 1848, como República Soberana e Independiente, bajo el mando de José María Castro Madriz.

En 1856, bajo el mando de Juan Rafael Mora Porras, el país fue amenazado por un aventurero estadounidense William Walker, quien quería hacer del país y del resto de Centroamérica una colonia estadounidense, además de una fuente de mano de obra esclava. Sin embargo, el país se rebeló y venció a los filibusteros en una serie de batallas, entre ellas la de Santa Rosa el 20 de marzo de 1856 y la de Rivas el 11 de abril de 1856, en la cual el soldado Juan Santamaría, hoy héroe nacional, logró incendiar el Mesón de Guerra (recibe este nombre porque era propiedad de una familia de apellido Guerra), donde el enemigo tenía ventaja militar. Sin embargo, el principal episodio de la guerra, que representó la victoria decisiva de Costa Rica, fue la campaña del río San Juan, dirigida por el heroico y experto militar Máximo Blanco.

Bajo el mandato de Tomás Guardia Gutiérrez (1870-1882), Costa Rica se benefició de grandes inversiones extranjeras en las vías férreas y otros equipamientos públicos. La implantación en el país de la United Fruit Company, permitió la explotación de las llanuras costeras en la zona sur del país, pero también el desarrollo de vías férreas, así como de otras infraestructuras. A la vez dicho desarrollo convirtió al país en un estado más dependiente de los mercados y los capitales extranjeros.

Años más tarde, el país vivió una era de democracia en paz, que comenzó en 1889, cuando las elecciones fueron consideradas las primeras en ser honestas y realmente libres en la historia.

Siglo XX

Costa Rica ha evitado en lo posible, mucha de la violencia que ha plagado a América Central. Desde los últimos años del Siglo XIX, sólo dos periodos de relativa violencia han marcado su desarrollo democrático. En 1917, Federico Tinoco Granados gobernó como dictador dos años, después de un golpe de estado. En 1948 José Figueres Ferrer lideró un levantamiento armado conocido como la guerra del 48, a raíz de una elección presidencial acusada por la oposición de nulidad y fraude. Después de la guerra, se creó la Junta Fundadora de la Segunda República. El año siguiente, el mismo Figueres abolió el ejército, y desde entonces, Costa Rica ha sido uno de los pocos países en operar bajo el sistema democrático sin la ayuda de un ejército armado.

Una baja de aproximadamente 2000 personas en los 44 días que duró la guerra civil resultaron de este levantamiento, el hecho más sangriento en la historia del país en el Siglo XX, pero la Junta creó una constitución (ver: Constitución Política de Costa Rica (1949)), garantizando las libres elecciones con sufragio universal y el fin del ejército armado. Figueres llegó a ser benemérito de la patria, ganando la primera elección bajo la nueva constitución en 1953. Desde entonces, el país ha llevado a cabo trece elecciones, la última de ellas en el 2010.

Costa Rica ha alcanzado un relativo alto estándar de vida. Se sitúa en el cuarto lugar en el Índice de Desarrollo Humano de entre las naciones latinoamericanas.

Actualmente, los servicios, componentes electrónicos y el turismo superan a la agricultura como las industrias de más rápida expansión, y las principales fuentes de divisas.

Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

Véase también

Historiadores de Costa Rica

Véase también

  • Lista de Presidentes de Costa Rica


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