- Libertad económica
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La libertad económica es un concepto ideológico, aplicado al campo de la economía de mercado, que proviene del liberalismo económico. En su formulación clásica, por Adam Smith (1776, La riqueza de las naciones), se justifica por la concepción del ser humano como un individuo cuya única motivación es huir del dolor y buscar el placer (hedonismo), lo que le hace conducirse como empujado por una mano invisible hacia el bien común cuando se le deja libertad.
La teoría supone que su actividad económica se decidirá por la producción o el consumo de aquello que el precio haga más atractivo, guiado por su simple egoísmo sin interferencias del Estado o de coaliciones de grandes intereses que impidan el funcionamiento del mercado libre. De esta manera, la abundancia o escasez de un producto o servicio estimula o retrae su consumo o producción, obteniéndose de forma espontánea la autoregulación del mercado. Esta institución del mercado se presume de existencia natural, y respondería al libre juego de la oferta y demanda en libre competencia o competencia perfecta.
La crítica a este concepto se produce desde ópticas contrarias al liberalismo, sobre todo al constatar que sólo los agentes económicos que se adapten a las condiciones del mercado sobreviven a la competencia, y que los más débiles, los trabajadores que sólo disponen de su fuerza de trabajo al no disponer de capital ni tierra, se ven abocados al límite de la subsistencia (como estipula la misma teoría liberal en la denominada ley de bronce de los salarios). Rosa Luxemburgo definió irónicamente al liberalismo económico como "la zorra libre en el gallinero libre".[1]
Sin embargo sus defensores sostienen que la libertad económica es parte de los derechos individuales innalienables a los seres humanos, y que regularla o prohibirla supone entregar más poder al Estado, cómo sentenció Ludwig von Mises "O la demanda de los consumidores al manifestarse en el mercado decide para qué propósitos y cómo deben ser empleados los factores de la producción, o el gobierno se encarga de estos asuntos".[2]
Contenido
Conceptos derivados
De esta libertad económica, se derivan:
- El librecambismo en las relaciones comerciales internacionales.
- La libertad de empresa en el interior de cada país, sin que deba ser regulada por la actividad de gremios, sindicatos que fuercen a una negociación colectiva o corporaciones empresariales que eviten la competencia.
- Cada empresa debería surgir de la iniciativa privada de un empresario individual (libre empresa), y no del intervencionismo del Estado ni de una economía planificada.
- Se postulan como exigencias de la libertad económica:
- la propiedad privada (sin obstáculos a su adquisición, uso irrestricto y libre transmisión, como pueden ser las formas de propiedad feudal: vinculaciones, los mayorazgos, las manos muertas, los bienes comunales, cercamientos, formas de explotación colectiva...)
- y el contrato libre (lo que va en contra de la negociación colectiva y los sindicatos)
Las Revoluciones liberales tendieron a suprimir todos los obstáculos que el Antiguo Régimen oponía a la libertad económica, no sin grandes resistencias de distintas fuerzas sociales y de las estructuras tradicionales.[3]
La libre empresa y el empresario
La determinación del papel de ese empresario: si arriesga su propio capital (y por tanto coincide con el capitalista); o si su función consiste en reunir los medios de producción (tierra, capital y trabajo); o si su papel es el de la gestión, ha sido desarrollada por economistas posteriores.
El tamaño de las empresas individuales o familiares incompatibles con la Revolución industrial, hizo enseguida que la empresa privada se convirtiera en sociedad anónima y luego en grandes multinacionales o holdings, que convertían la situación de mercado en una competencia imperfecta, a veces oligopolio o monopolio.
Las crisis, las teorías económicas y la libertad económica
El fenómeno de las crisis cíclicas, que aparentemente contradecían el modelo de Smith y que para Karl Marx eran una de las contradicciones internas inherentes al modo de producción capitalista, pasó a ser uno de los más estudiados, y llevó a economistas como John Maynard Keynes a proponer la intervención del estado para su superación mediante políticas anticíclicas (en Estados Unidos, el New Deal del presidente Roosevelt tras la crisis de 1929 y la Gran Depresión, y en Europa Occidental, las políticas socialdemócratas y la creación del Mercado Común Europeo). El enfrentamiento geopolítico entre la Unión Soviética y los Estados Unidos (Guerra Fría) dividió el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial en economías planificadas desde una orientación marxista y economías libres; e incluso éstas, a pesar de ser capitalistas y fomentar la iniciativa privada, estaban sometidas a una fuerte intervención de los estados, con grandes empresas públicas y, en algunos casos (Francia, España) con la denominada planificación indicativa. Durante tres décadas, el keynesianismo fue la teoría más cercana a constituirse en paradigma dominante, con autores como Joseph Alois Schumpeter o John Kenneth Galbraith (introducidos en España por Fabián Estapé, comisario del Plan de Desarrollo).
La crisis de 1973, con un fenómeno de stagflación (stagflaction: inflación con estancamiento, es decir sin crecimiento de la producción) puso en cuestión las políticas keynesianas y produjo el neoliberalismo pujante desde los años 1980 con las aportaciones teóricas de Friedrich Hayek, Milton Friedman, la escuela de Chicago y el monetarismo. Su traslado a la política fue a cargo de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en el Reino Unido, y se expandió de forma triunfante desde la caída del muro de Berlín, en lo que también se ha denominado revolución conservadora o neoconservadurismo (neocons). Tras la crisis, la reconversión y reestructuración industrial, se sucedieron las privatizaciones de empresas públicas en los países europeos. Como fenómeno a escala mundial, se ha extendido mediante la globalización, con mayor o menor pureza conceptual, en el crecimiento acelerado de los NIC (países recientemente industrializados), los cuatro conocidos como BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y las llamadas economías en transición (los antiguos países comunistas).
El crecimiento ha venido acompañado de sucesivas crisis iniciadas en alguno de esos países, y extendidas mediante movimientos especulativos de capital garantizados en parte importante por el intervencionismo estatal debido a la expansión monetaria de los bancos centrales del mundo (incontrolables como consecuencia de la misma globalización y acelerados por las mejoras tecnológicas de la revolución de las comunicaciones) como crisis financieras internacionales: crisis económica de México de 1994 (llamada Efecto Tequila); crisis de los países del Sureste Asiático en 1997; y la reciente crisis hipotecaria de 2007 en Estados Unidos, posiblemente conectada con la crisis bursátil de enero de 2008.
Índice de libertad económica
Los informes anuales Economic Freedom of the World (Libertad Económica del Mundo) e Index of Economic Freedom (Índice de Libertad Económica) son dos índices que intentan medir el grado de libertad económica, usando una definición próxima al capitalismo de laissez-faire. Es obvio, y no ocultado por sus autores, el sesgo ideológico que subyace tras estos índices, que suelen recibir la crítica de estar orientados por intereses económicos, sociales y políticos.
En apoyo de la validez del método empleado para la clasificación (que asimismo demostraría la presunta bondad de la libertad económica para el desarrollo económico), se aduce que la posición de los países en este índice muestra una fuerte correlación con el ingreso medio per cápita, mayor renta de la decila más pobre (el 10% más pobre de una población), mayor esperanza de vida, mayor tasa de alfabetización, menor mortalidad infantil, mayor acceso al agua y menor corrupción.[4] La población de los quince primeros países en la lista de mayor libertad económica obiente una renta media de 23,450 dólares USA (más de 7,000 la decila más pobre). Su tasa de crecimiento en la década de 1990 era del 2.56 % anual; en contraste, en el mismo periodo los quince últimos de la lista tuvieron una renta media anual de 2,556 (728 la decila más pobre) y una tasa negativa: -0.85 %. La esperanza de vida en las naciones con mayor libertad económica es 20 años mayor que en las de menor libertad económica.[5] Según el Economic Freedom of the World 2005, la libertad económica mundial ha crecido considerablemente en las últimas décadas, desde un 5.17 en 1985 a un 6.4 en 2005. Noventa y cinco países han aumentado su puntuación, siete han bajado y seis no han variado.
Índice de libertad económica 2007 - las 15 primeras y últimas posiciones
publicado por The Wall Street Journal y Heritage Foundation[6]Posición País % de libertad económica 1 Hong Kong 89.3 2 Singapur 85.7 3 Australia 82.7 4 Estados Unidos 82.0 5 Nueva Zelanda 81.6 6 Reino Unido 81.6 7 Irlanda 81.3 8 Luxemburgo 79.3 9 Suiza 79.1 10 Canadá 78.7 11 Chile 78.3 12 Estonia 78.1 13 Dinamarca 77.6 14 Países Bajos 77.1 15 Islandia 77.1 Posición País % de libertad económica 143 Bangladés 47.8 144 Venezuela 47.7 145 Bielorrusia 47.4 146 Burundi 46.8 147 Chad 46.4 148 Guinea-Bissau 45.7 149 Angola 43.5 150 Irán 43.1 151 República del Congo 43.0 152 Turkmenistán 42.5 153 Birmania 40.1 154 Zimbabue 35.8 155 Libia 34.5 156 Cuba 29.7 157 Corea del Norte 3.0 Referencias
- ↑ Citado por Francisco Umbral: Los liberales, en conversación con Antonio Garrigues Walker, El País, 13/09/1982.
- ↑ ¡No se olviden de Mises; y desháganse de la Tercera Vía!, por Michael Chapman
- ↑ Karl Polanyi La gran transformación, con una visión muy crítica del proceso.
- ↑ Economic Freedom of the World: 2004 Annual Report (pdf)
- ↑ Economic Freedom Needed To Alleviate Poverty
- ↑ Index of Economic Freedom
Véase también
Enlaces externos
- El comercio y el ascenso de la libertad, por Thomas J. DiLorenzo
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