Monasterio de El Escorial

Monasterio de El Escorial
Para otros usos de este término, véase El Escorial (desambiguación).
El Escorial
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
Vista aerea del Monasterio de El Escorial.jpg
El Monasterio de El Escorial, desde el Monte Abantos.
Coordenadas 40°35′21.04″N 4°8′52.62″O / 40.5891778, -4.14795Coordenadas: 40°35′21.04″N 4°8′52.62″O / 40.5891778, -4.14795
País Bandera de España España
Tipo Cultural
Criterios i, ii, vi
N.° identificación 318
Región Europa y América del Norte
Año de inscripción 1984 (VIII Sesión)
Fachada Oeste del Monasterio de El Escorial.
Jardines del Monasterio de El Escorial.

El Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial es un complejo de palacio, basílica y monasterio. Comúnmente conocido como el Monasterio de El Escorial el palacio fue residencia de la Familia Real Española; la basílica es lugar de sepultura de los reyes de España y el monasterio residencia actual de los frailes de la Orden de San Agustín. Está gestionado por el organismo público Patrimonio Nacional. Es una de las más singulares arquitecturas renacentistas de España y de Europa. Situado en San Lorenzo de El Escorial (Comunidad de Madrid), ocupa una superficie de 33.327 m², sobre la ladera meridional del monte Abantos, a 1.028 m de altitud, en la Sierra de Guadarrama.

Conocido también como Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Monasterio de San Lorenzo El Real, o, sencillamente, como El Escorial, fue ideado en la segunda mitad del siglo XVI por el rey Felipe II y su arquitecto Juan Bautista de Toledo, aunque posteriormente intervinieron Juan de Herrera, Juan de Mijares, Giovanni Battista Castello El Bergamasco y Francisco de Mora. El rey concibió un gran complejo multifuncional, monacal y palaciego que, plasmado por Juan Bautista de Toledo según el paradigma de la Traza Universal, dio origen al estilo herreriano.

Fue considerado, desde finales del siglo XVI, la Octava Maravilla del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su enorme valor simbólico. Su arquitectura marcó el paso del plateresco renacentista al clasicismo desornamentado. Obra ingente, de gran monumentalidad, no sólo es un edificio de perfecta traza, sino también un enorme receptáculo de las demás artes.

Sus pinturas, esculturas, cantorales, pergaminos, ornamentos litúrgicos y demás objetos suntuarios, sacros y áulicos hacen que El Escorial sea también un museo. Su compleja iconografía e iconología ha merecido las más variadas interpretaciones de historiadores, admiradores y críticos. El Escorial es la cristalización de las ideas y de la voluntad de su creador, Felipe II, un príncipe renacentista.

Contenido

Cronología del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

Felipe II.
Juan de Herrera.
  • 1558. El emperador Carlos V muere en Yuste, cambiando en su testamento su deseo de ser enterrado en Granada por la petición a su hijo de crear un edificio ex novo para su tumba, en un lugar diferente a sus padres y abuelos. Felipe II designó una comisión multidisciplinar (médicos, arquitectos, canteros, etc.) para buscar el emplazamiento más idóneo en la Sierra de Guadarrama, el centro geográfico de la Península Ibérica.
  • 1560. La comisión busca alternativas para el emplazamiento del monasterio, barajando entre otras localizaciones Guisando, Aranjuez, Manzanares y la Alberquilla y la Fresneda, en las cercanías de El Escorial. En noviembre se elige el emplazamiento actual, a apenas 50 kilómetros de Madrid, en las inmediaciones de la Fuente de Blasco Sancho, próxima a El Escorial —entonces una pequeña aldea de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia— para construir el edificio. El paraje disponía de abundante caza y leña, aire y aguas de buena calidad y canteras de granito y pizarra en las proximidades.
  • 1561. Este año fue clave para la historia de El Escorial:
    • El monarca trasladó la capital de España desde Toledo a Madrid.
    • Encomendó el Monasterio de El Escorial a los monjes jerónimos. Tradicionalmente, la monarquía hispánica había estado muy vinculada a la Orden de San Jerónimo.
    • Juan Bautista empieza el diseño general del monasterio: la conocida como la «Traza Universal».
  • 1562. Felipe II comenzó a adquirir los terrenos colindantes para hacer del entorno del Monasterio un híbrido de territorio de realengo y abadengo, donde se pudieran compatibilizar los usos recreativos, agropecuarios y cinegéticos.
  • 1563. En febrero se sumaron al proyecto, en calidad de adjuntos, Juan de Herrera y Juan de Valencia. El 23 de abril, festividad de San Jorge, se colocó la primera piedra del Monasterio, en los cimientos del refectorio del convento, bajo la silla del Prior, en la fachada meridional.
  • 1567. Felipe II firmó el 22 de abril la Carta de Fundación y Dotación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Pocos días después, el 19 de mayo, tras la finalización de la fachada del Jardín de los Frailes, gran parte de las dependencias del Monasterio y el Patio de los Evangelistas, moría Juan Bautista de Toledo.
  • 1572. Juan de Herrera, con un protagonismo cada vez más creciente, asumió la reorganización del proyecto.
  • 1575. El maestro cantero cántabro Juan de Nates colaboró junto a Diego de Sisniega y Francisco del Río en las obras.
  • 1576. Herrera fue designado aposentador real, trazador principal, matemático e ingeniero de las obras de la Corona, incluidas las del Monasterio. A partir de la Traza Universal diseñada por Juan Bautista de Toledo, planteó soluciones que, como explicó en 1966 el arquitecto Fernando Chueca Goitia, tendían hacia la simplificación y geometrización del edificio. Las principales variaciones sobre la solución original fueron la construcción de una planta más en la fachada principal, que regularizaba la primera solución escalonada, la reducción del número de torres de sus fachadas y el cierre del Patio de Reyes con la "doble fachada" de la iglesia, donde se situó la Biblioteca Real.
  • 1814. Superados los avatares de la Guerra de la Independencia, que supuso para el Monasterio el saqueo y la exclaustración, regresan los monjes de la Orden Jerónima. Con el restablecimiento de la Constitución de 1812 y el arranque del Trienio Liberal, vuelven a abandonar el Monasterio la mayoría de los monjes entre 1820 y 1824. El 1 de diciembre de 1837 parten los 150 monjes jerónimos tras entrar en vigor las leyes desamortizadoras de los bienes eclesiásticos. Posteriormente, tras un fallido intento de restauración, se crea un patronato de capellanes seculares.
  • 1885. Luego de dos intervalos en que lo ocuparon los Padres Escolapios (desde 1869 el Colegio, y entre 1872 y 1875 la custodia completa del Monasterio) y otra vez los capellanes seculares, el rey Alfonso XII hace entrega del Monasterio a la Orden de San Agustín. Los Agustinos viven en el Monasterio hasta la actualidad.
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El Monasterio de El Escorial visto desde el aire y desde el Monte Abantos.

Las causas fundacionales

"...nadie ve El Escorial sin llenarse de gloria, de orgullo nacional (...), él recuerda el poder, la riqueza, la civilización, los vastos conocimientos e influjo de esta gran nación en el siglo XVI (..), él escita la admiración y aun la envidia de las Naciones extranjeras."
(José Quevedo).

El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue promovido por Felipe II, entre otras razones, para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín, el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo. Esta batalla marcó el inicio del proceso de planificación que culminó con la colocación de la primera piedra el 23 de abril de 1563, bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo. Le sucedió tras su muerte, en 1567, el italiano Giovanni Battista Castello El Bergamasco y, posteriormente, su discípulo Juan de Herrera. La última piedra se puso 21 años después, el 13 de septiembre de 1584.

El edificio surge por la necesidad de crear un monasterio que asegurase el culto en torno a un panteón familiar de nueva creación, para así poder dar cumplimiento al último testamento de Carlos V de 1558. El Emperador quiso enterrarse con su esposa Isabel de Portugal y con su nueva dinastía alejado de los habituales lugares de entierro de los Trastamara.

Tampoco podemos desdeñar otras razones para fundar el Monasterio de El Escorial, como la celebración de la primera victoria de Felipe II como rey, la afrenta que la mención a la Batalla de San Quintín -que se libró a apenas quince kilómetros de París- suponía hacia Francia, la veneración al mártir español San Lorenzo, en unos tiempos en los que la Reforma atacaba el culto a los Santos y a las reliquias, o la necesidad de crear un centro unificador de la Nueva Fe que surgía del Concilio de Trento.

Orígenes de su planta

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1) El Monasterio reducido al esquema monacal tradicional. 2) El Monasterio completado, sin cerrar el atrio del templo. 3) Solución definitiva (según F. Chueca).

En julio de 1559 Juan Bautista de Toledo fue llamado a España por Felipe II para realizar toda una serie de obras de gran importancia para la realeza española. Una realeza que tendrá a partir de ahora una nueva concepción del estado moderno y para la que será necesaria la creación de un nuevo edificio que la representara. Juan Bautista será considerado el primer arquitecto del Monasterio de El Escorial y sus trazas sentarán las bases de lo que posteriormente será el lenguaje herreriano.

Las medidas del rectángulo de la planta, según señalaba el padre Sigüenza en 1605, son de 735x580 pies castellanos, es decir, 205x162 metros. La altura total del punto más elevado de la cruz tomada con respecto al pavimento de la iglesia es de 95 metros.


Las primeras trazas

En primera instancia se observa que las primeras trazas que se conservan de Juan Bautista de Toledo proponían un edificio con una imagen muy diferente al que se construyó definitivamente: torres en la mitad de la fachadas laterales (las huellas de la Torre de la Biblioteca aún son visibles en la fachada que da al Jardín, ya que se construyó en vida de Juan Bautista) y dos torres más en la portada principal, donde el Patio de Reyes quedaba abierto y dejaba ver en el fondo la portada de la Basílica. Sabemos por la documentación que se conserva de los priores del convento que al principio se preveían sólo cincuenta monjes en lugar de los cien finales, por lo que el proyecto original tenía una altura menos en la parte delantera.

Felipe II caracterizado como Salomón (Lucas de Heere, 1559), Catedral de San Bavón en Gante.
Fresco de «Salomón y la Reina de Saba» en el centro de la Biblioteca de El Escorial.

En cuanto a la planta de la iglesia, el diseño se resolvía con unas naves de menores dimensiones que las actuales, rematadas con una capilla de ábside semicircular. No estando contento Felipe II con esta solución hará llamar a Francesco Paciotto que le aconsejará al monarca que el templo tenga el ábside plano. Finalmente el artífice de la solución definitiva fue Juan de Herrera, que construyó un templo cuadrado basado en la planta del Vaticano sobrepuesto a una planta basilical tradicional con el altar al final de la nave principal. A Herrera también se debe la imagen unitaria de las fachadas con menos torres y sin escalonamiento, lo que contribuyó a la potente imagen final del edificio.

La planta definitiva del edificio, con sólo cuatro torres en las esquinas y el Palacio Real haciendo de «mango», recuerda la forma de una parrilla, por lo que tradicionalmente se ha afirmado que se escogió esta traza en honor a San Lorenzo, martirizado en Roma en una parrilla, ya que el 10 de agosto de 1557, día de la festividad del santo, tuvo lugar la batalla de San Quintín. De ahí el nombre del conjunto y de la localidad creada a su alrededor.[1]

Antecedentes monásticos

Fernando Chueca Goitia explicó la disposición general del edificio dando gran importancia a la comprobada intervención de la orden jerónima en las primeras trazas de la obra, de la que resultaría el núcleo conventual de la iglesia y el claustro principal. La principal contribución de Juan Bautista de Toledo habría sido añadir los palacios privados y públicos, integrándolos en un esquema simétrico, mucho más propio del Renacimiento. Este primer esquema de palacio real adosado a un monasterio era costumbre entre los monarcas hispanos medievales, y lo utilizaron en los monasterios que usaban para retiros, lutos y descansos. Podemos encontrar muchos antecedentes, como Santo Tomás de Ávila, Guadalupe, Poblet, Santa Creus o Yuste, entre muchos otros.[2]

Modelos bíblicos: el Templo de Salomón

En realidad el origen arquitectónico de su planta es muy controvertido. Dejando a un lado la feliz casualidad de la parrilla, que no apareció hasta que Herrera cerró la fachada principal con la «falsa fachada» de la biblioteca y eliminó seis de las torres, la planta parece estar basada más bien en las descripciones del Templo de Salomón de la Biblia y del historiador judeo-romano Flavio Josefo.[3] Esta idea debió ser modificada por las crecientes necesidades del convento y las funciones que Felipe II quiso que albergara el edificio (panteón, basílica, convento, colegio, biblioteca y palacio), por lo que hubo que duplicar las dimensiones iniciales del proyecto. Las estatuas de David y Salomón flanquean la entrada a la basílica recordando el paralelismo con el guerrero Carlos V y el prudente Felipe II. Del mismo modo, se pintan dos frescos de Salomón en el centro de las bóvedas de la Biblioteca y de la Celda del Prior, mostrando sus imágenes de mayor sabiduría y prudencia en el gobierno: el famoso episodio de la discusión con la Reina de Saba y la pelea de las dos madres por el hijo, al que Salomón propone partir en dos.

Muchos autores, siguiendo un famoso artículo de René Taylor, han buscado connotaciones ocultistas y mágicas en la comparación con el edificio bíblico, lo que parece difícil dado la inflexible religiosidad de Felipe II. Además, las connotaciones esotéricas del Templo de Salomón no aparecieron hasta dos siglos después, con la aparición de la masonería. La teoría más aceptada en la actualidad es la de que la similitud con el Templo de Jerusalén y la presencia de las estatuas de David y Salomón en su fachada buscaban subrayar la presencia real de Dios en la Eucaristía, idea negada por los protestantes y defendida en el Concilio de Trento. Recordemos que para la Reforma dicha presencia es meramente simbólica, ya que niegan que Dios esté presente en las hostias consagradas. También es muy posible que, como hizo Juan Bautista Villalpando a finales del XVI, se buscara dotar de un trasfondo bíblico a las ideas del Humanismo sobre la recuperación de la arquitectura pagana y las ideas sobre la modulación de Vitrubio, ya que el Templo de Jerusalén que describió Flavio Josefo se construyó durante la dominación romana de Judea.[4]

La arquitectura del Monasterio

La elegante Fachada Sur del Monasterio de El Escorial.

El resultado final guarda reminiscencencias de los tres dominios que Felipe II había aprendido a amar en su juventud en Valladolid, Milán y Bruselas: la planta rectangular con sus cuatro torres en las esquinas, típica de los sobrios alcázares castellanos de piedra, la arquitectura clásica italiana en la basílica y las portadas, y los típicos tejados apizarrados flamencos. El edificio destaca por la potencia de su imagen, la sabia composición de su complejo programa funcional, el rigor arquitectónico de cada una de sus partes, la elegancia de la articulación arquitectónica entre las distintas piezas, la cuidada perfección de sus proporciones y sus ricos valores simbólicos. Debe destacarse también su impresionante unidad de estilo y el haberse realizado en el reducido plazo para entonces de 21 años. Los valores del proyecto son el orden, la jerarquización y la perfecta relación entre todas las partes de la composición, integrando monarquía, religión, ciencia y cultura en el eje principal: la Portada Principal con la estatua de San Lorenzo, la Biblioteca, los Reyes de Judá, la Basílica y el Palacio privado del rey. La teatralidad de este recorrido a través de este gran eje central para mostrar finalmente el Sagrario con la Eucaristía anticipa a la llegada del Barroco.

El estilo escogido fue el del Renacimiento, muy depurado y sin la profusa decoración plateresca. El orden arquitectónico predominante es el toscano, el más sencillo del clasicismo, y el dórico en la iglesia. Pese a su austeridad y aparente frialdad, el Monasterio de El Escorial fue un símbolo del salto entre una España medieval y otra moderna. Su arquitectura, el mejor ejemplo del Renacimiento español y modelo del estilo denominado "Herreriano" o "desornamentado", no puede dejarnos indiferente. Felipe II y sus arquitectos, de acuerdo con su gran cultura humanista aprendida en sus viajes por Italia, Alemania y los Países Bajos, contrapusieron el retorno al clasicismo romano al desbordante plateresco de la época. Se trata de una de las principales obras maestras de la arquitectura española, tal vez su página más brillante. Debe destacarse la fina sensibilidad de la Fachada Sur escurialense, tan superior a sus imitaciones del siglo XX en un tema tan difícil como es la repetición de tantas ventanas en un único lienzo.

Le Corbusier visitó el edificio, invitado en 1928 por García Mercadal y alabó su arquitectura, hasta el punto de que se ha señalado su semejanza con el proyecto del Mundaneum de 1929. Tras la celebración del Cuarto Centenario del Monasterio en 1984 se redescubrieron muchos detalles arquitectónicos del edificio, como la compleja geometría de los chapiteles herrerianos, la audaz bóveda plana, las bellas chimeneas siamesas o la ingeniosa solución espacial de la iluminación cenital de la linterna del convento. Pero no debemos olvidar el valor tradicionalmente reconocido a El Escorial: el hermoso Patio de los Evangelistas, con su espléndido ejercicio de bramantismo del templete central, la grandiosa cúpula trasdosada, la primera realizada sobre un tambor en España, la colosal escalera del convento, y los ejemplos del manierismo de la Basílica y de la fachada principal, entre otras muestras de gran arquitectura.[5]

Secciones del edificio

La Biblioteca.
Fachada de la Basílica.
Estatuas de Salomón y David en el centro de la fachada.
Cimborrio y cúpula de la Basílica.
Patio de los Evangelistas.
Frescos en la escalera principal.
Altar mayor.
Una de las Salas Capitulares.
Frescos en la Sala de las Batallas.
Gran Calvario, pintura de Rogier van der Weyden.

Las principales secciones en que se puede dividir el Real sitio son:

Biblioteca

Felipe II cedió a la Biblioteca del Monasterio los ricos códices que poseía y para cuyo enriquecimiento encargó la adquisición de las bibliotecas y obras más ejemplares tanto de España como del extranjero. Fue proyectada por el arquitecto Juan de Herrera cerrando el atrio de la Basílica y unificando la fachada principal, ya que Juan Bautista de Toledo la situaba en la desaparecida torre central de la Fachada Sur. Herrera también se ocupó de diseñar las estanterías que contiene. Se ubica en una gran nave de 54 metros de larga, 9 de ancha y 10 metros de altura con suelo de mármol y estanterías de ricas maderas nobles primorosamente talladas.

Arias Montano elaboró su primer catálogo y seleccionó algunas de las obras más importantes para la misma. Está dotada de una colección de más de 40.000 volúmenes de extraordinario valor. En 1616 se le concede el privilegio de recibir un ejemplar de cada obra publicada aunque nunca se llegó a cumplir de una forma demasiado rigurosa.

La bóveda de cañón del techo de la biblioteca está decorada con frescos representado las siete artes liberales, esto es: Retórica, Dialéctica, Música, Gramática, Aritmética, Geometría y Astrología. Entre los estantes de libros se colgaron retratos de diversos monarcas españoles, entre ellos el famoso Silver Philip (Felipe IV con traje castaño y plata) pintado por Velázquez, y que ahora está en la National Gallery de Londres. Los frescos de las bóvedas fueron pintados por Pellegrino Tibaldi, según el programa iconológico del Padre Sigüenza.

Palacio de Felipe II

Formado por una serie de estancias decoradas con austeridad, fue el lugar de residencia del rey Felipe II. Situada junto al altar mayor de la Basílica, cuenta con una ventana que permitía al rey seguir la misa desde la cama cuando estaba imposibilitado a causa de la gota que padecía.

Basílica

Artículo principal: Basílica de El Escorial

Precedida por el Patio de los Reyes, es el verdadero núcleo de todo el conjunto, en torno al cual se articulan las demás dependencias.

Sala de las Batallas

En esta gran galería de 60 x 6 metros, con 8 metros de altura, se representan en grandes pinturas al fresco algunas batallas ganadas por los ejércitos españoles. Su iconografía ha sido muy debatida, ya que no se representó la Toma de Granada, ni la Batalla de Lepanto, ni ninguna de las famosas victorias de Carlos V, pero sí la olvidada Higueruela (Granada, 1431), San Quintín (Francia, 1557) y Terceira (Azores, 1582). Mientras que algunos creen que la Sala se hizo para afirmar la fuerza y el poder del Imperio Español, para Henry Kamen la elección de San Quintín y de las otras dos batallas tan oscuras puede deberse a la falta de entusiasmo militar del rey y a su presencia dentro de un edificio religioso como agradecimiento a los favores divinos recibidos en las guerras en defensa del Catolicismo.[6]

Cripta

Fue construida por Juan Gómez de Mora según planos de Juan Bautista Crescenzi. Consta de 26 sepulcros de mármol donde reposan los restos de los reyes y reinas de las casas de Austria y Borbón, excepto Felipe V y Fernando VI, que eligieron Palacio Real de La Granja y el Convento de las Salesas Reales respectivamente.

Faltan también, por tanto, los restos de los reyes Amadeo I, de la casa de Saboya, y José I Bonaparte, enterrados en la Basílica de Superga de Turín y en Los Inválidos de París, respectivamente. También reposan los restos de las reinas consortes que son madres de rey. Además del único rey consorte que ha habido en España, Francisco de Asís de Borbón, esposo de Isabel II.

Salas capitulares

Destinadas actualmente a pinturas, eran las salas donde los monjes celebraban sus Capítulos, especie de confesiones mutuas para mantener la pureza de la congregación. Desde tiempos de Velázquez, que intervino en su decoración, albergaron importantes pinturas. A pesar del traslado de muchas al Museo del Prado, actualmente se exhiben varias tan importantes como La Última Cena y un San Jerónimo de Tiziano y La túnica de José de Velázquez. En febrero de 2009, se ha vuelto a colgar en esta zona un Martirio de san Sebastián de Van Dyck, recuperado dos siglos después de su sustracción durante la invasión napoleónica.

Pinacoteca

Formada por obras de las escuelas alemana, flamenca, veneciana, italiana y española, de los siglos XV, XVI y XVII. Incluye diversas obras de Pieter Coecke, pintor predilecto de Felipe II, así como de El Bosco, una Adoración de los pastores de Tintoretto y la famosa Crucifixión (o Gran Calvario) de Rogier van der Weyden. En otra sala, conocida como Iglesia Vieja, se exhibe El Martirio de San Lorenzo, de Tiziano, que Felipe II encargó para el retablo principal de la basílica pero que se descartó por su colorido oscuro, poco visible a cierta distancia.

Museo de Arquitectura

En sus once salas se muestran las herramientas, grúas y demás material empleado en la construcción del monumento, así como reproducciones de planos y documentos relativos a las obras, con datos muy interesantes sobre las mismas.

Jardines de los Frailes

Mandados construir por Felipe II, que era un amante de la naturaleza, constituyen un lugar ideal para el reposo y la meditación. Manuel Azaña, que estudió en el colegio de los frailes agustinos de este monasterio, lo cita en sus Memorias y en su obra El jardín de los frailes. Lugar de entretenimiento y estudio de los alumnos.

Jardines de los Frailes en la Monasterio de El Escorial, España

Relicarios

Siguiendo uno de los preceptos aprobados por el Concilio de Trento referente a la veneración de los santos, Felipe II dotó al Monasterio de una de las mayores colecciones de reliquias del mundo católico. La colección se compone de unas 7.500 reliquias, que se guardan en 507 cajas o relicarios escultóricos trazados por Juan de Herrera y la mayoría construidos, por el platero Juan de Arfe y Villafañe. Estos relicarios adoptan las más variadas formas: cabezas, brazos, estuches piramidales, arquetas etc. Las reliquias fueron distribuidas por todo el Monasterio concentrándose las más importantes en la Basílica. En el lado del Evangelio, bajo la protección del Misterio de la Anunciación de María, se guardan todos los huesos de los santos y mártires. En el lado opuesto, en el Altar de San Jerónimo, se sitúan los restos de los santos y mártires. Los restos sagrados se guardan en dos grandes armarios, decorados por Federico Zúccaro, que se encuentran divididos en dos cuerpos; se pueden abrir por delante, para ser expuestos al culto, y por detrás, para poder acceder a las reliquias.


Patrimonio de la Humanidad

Artículo principal: El Escorial, Patrimonio de la Humanidad

El 2 de noviembre de 1984, en coincidencia con la celebración del cuarto centenario de la colocación de la última piedra, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido en la ciudad argentina de Buenos Aires, inscribió el Monasterio en la Lista del Patrimonio de la Humanidad, como "El Escorial: Monasterio y Sitio". Esta figura incluye el Monasterio y otros enclaves de realengo, la Casita del Príncipe y la Casita del Infante, ambas diseñadas por Juan de Villanueva para Carlos III.

Bibliografía

  • Abellán, José Luis. El Escorial. Iconos, imágenes, mito. Madrid, Ediciones 98, 2009.
  • Bonet Correa, Antonio. El Real Monasterio de El Escorial. Bolonia, FMR, 2005.
  • Chueca Goitia, Fernando. Casas reales en monasterios y conventos españoles (1966), 2ª ed. corr. y aument., Madrid, Xarait, 1982.
  • Documentos para la historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, t. II: Testamento y codicilos de Felipe II - Carta de Fundación de San Lorenzo el Real (orig. 1594 y 1567), Imprenta Helénica, Madrid, 1917.
  • Herrera, Juan de. Svmario y breve declaració de los diseños y estampas de la Fabrica de san Lorencio el Real del Escurial. Sacado a lvz por Iuan de Herrera Arquitecto General de su magestad, y Aposentador de su Real Palacio, Viuda de Alonso Gomez, Madrid, 1589. Ed. facs. en Cervera Vera, Luis. Las estampas y el sumario de El Escorial por Juan de Herrera, Madrid, Tecnos, 1954.
  • Kubler, George Alexander. La obra del Escorial, trad. de Fernando Villaverde, Madrid, Alianza Editorial, 1983.
  • Moya Blanco, Luis. «Caracteres peculiares de la composición arquitectónica de El Escorial», en El Escorial, tomo I, pp. 155-180, Patrimonio Nacional, 1963.
  • Morales Vallejo, Javier, El símbolo hecho piedra: El Escorial, un laberinto descifrado. Madrid, Patrimonio Nacional, 2008.
  • Osten SAacken, Cornelia von der. El Escorial. Estudio iconológico, Xarait, 1984.
  • Rincón, Manuel. Claves para comprender el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2007.
  • Sánchez, Gustavo. El Monasterio del Escorial en la "Cámara de Castilla": cartas y otros documentos (1566-1579). Madrid, Ediciones Escuriales, 2007.
  • Sigüenza, fray José de, O.S.H. La fundación del Monasterio de El Escorial (Tit. org: Historia de la Orden de San Jerónimo, libro tercero: La fundación del monasterio de San Lorenço el Real, Madrid, 1600, y cuarto: Descripción y relación cumplida de todas las partes de la fábrica, Madrid, 1605); Madrid, ed. de Aguilar, 1963.
  • Taylor, René: «Arquitectura y magia. Consideraciones sobre la idea de El Escorial», en Traza y Baza, n. 6, Palma de Mallorca (1976), pp. 5-62. Se ha editado corregido y aumentado en libro, Siruela, Madrid, 1995.
  • Vicuña, Carlos. Anécdotas de El Escorial. San Lorenzo de El Escorial. Ediciones Escurialenses, 2007.

Referencias

  1. Hernández Ferrero, Juan (1987). «Consideración sobre los orígenes históricos del Monasterio de El Escorial», en Real Monasterio-Palacio de El Escorial. Estudios inéditos, pp. 13-26. C.S.I.C., Madrid. ISBN 84-00-06664-2. «La tesis de la muerte de San Lorenzo decapitado y no quemado la sostienen varios autores, entre ellos el especialista Donald Attwater (1892-1977), en su actualización de la obra «Lives of the Saints» escrita por Alban Butler en el XVIII. Existen trazas originales de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera que narran el desarrollo del proyecto original en las que el Monasterio no guardaba ningún parecido con una parrilla. En cuanto a la batalla de San Quintín, dicha batalla fue de consecuencias más bien modestas dentro del teatro europeo del siglo XVI. En una carta a su padre con fecha 11 de agosto el rey escribía: "Mi pesar de estar ausente supera a cuanto Vuestra Majestad pueda suponer".» 
  2. Chueca Goitia, Fernando (1966). Casas reales en monasterios y conventos españoles; 2ª ed. corr. y aum. 1982. Xarait, Madrid. ISBN 84-85434-18-8. «No podían suplantar al arquitecto en lo que se refiere a la ordenación [...] Alquien tenía que decir dónde había de estar el claustro y el coro, la sala capitular y la sacristía, la celda del prior y la del novicio, dónde la cocina y cómo la bodega [...] qué ventajas había en otras casas de la Orden y qué defectos en los que no se debían caer» 
  3. de la Cuadra Blanco, Juan Rafael (2005). «King Philip of Spain as Solomon the Second. The origins of Solomonism of the Escorial in the Netherlands», en The Seventh Window. The King's Window donated by Phillip II and Mary Tudor to Sint Janskerk (1557), p. 169-180. concept & editing Wim de Groot, Verloren Publishers, Hilversum. ISBN 90-6550-822-8.  [1]
  4. de la Cuadra Blanco, Juan Rafael (1997). «El Escorial y la recreación de los modelos históricos», en Arquitectura, nº 311, pp. 47–52, 1er. sem. COAM, Madrid.  [2]
  5. VVAA (1986). Ideas y diseño: la arquitectura. IV Centenario del Monasterio de El Escorial. Centro de Publicaciones del MOPU, Dirección General de Arquitectura y Edificación, Madrid. ISBN 84-7433-389-X. 
  6. Historia y presente. Un libro: El enigma del Escorial

Véase también

Enlaces externos


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