- Raúl Silva Henríquez
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Raúl Silva Henríquez
Raúl Silva Henríquez SDB Cardenal presbítero de
San Bernardo Alle TermeOrdenación 3 de julio de 1938 por
Maurilio FossattiConsagración episcopal 24 de octubre de 1959 por
Opilio RossiOtros títulos Obispo de Valparaíso
Arzobispo de Santiago de ChileNacimiento Talca, 27 de septiembre de 1907 Fallecimiento Santiago de Chile, 9 de abril de 1999 Caritas Christi urget nos Raúl Silva Henríquez SDB ( Talca, Chile, 27 de septiembre de 1907 - Santiago de Chile, 9 de abril de 1999) fue un destacado sacerdote salesiano y abogado chileno, Obispo de Valparaíso entre 1959 y 1961, Arzobispo de Santiago entre 1961 y 1983 y acérrimo defensor de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Contenido
Infancia y juventud
Primeros años
Raúl Silva Henríquez nació el 27 de septiembre de 1907 en la ciudad chilena de Talca. Fue el 16° de los 19 hijos del matrimonio conformado por don Raúl Silva Silva y Mercedes Henríquez Encina. Su padre fue un acaudalado agricultor de la zona central de Chile, razón por la cual, la familia Silva Henríquez gozó de un gran bienestar económico. De ésta manera, y debido a que su padre era un ferviente católico y político conservador de la época, el pequeño Raúl ingresó, en 1918, al Liceo Blanco Encalada de Talca, (actual Colegio De La Salle) el cual estaba a cargo de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Fue ahí donde el joven, que después sería sacerdote, sintió el primer llamado al sacerdocio.[1]
Después de terminar la Preparatoria, el joven Silva Henríquez hizo dos cursos de Humanidades. En 1920 llegó el momento de emigrar desde Talca, razón por la cual, su padre lo matriculó en el Liceo Alemán, de los Padres del Verbo Divino, en la capital, Santiago.
Estudios universitarios y vida espiritual
En 1922, cuando egresó del Liceo Alemán sintió la tentación de estudiar Arquitectura, pero finalmente se decidió a estudiar Derecho debido a su escaso talento para las artes plásticas. Es así como ingresó a la Pontificia Universidad Católica de Chile con solo 16 años, siendo todavía un adolescente tímido e inseguro.[2]
Cursando tercer año de Derecho decidió consagrar su futuro a la vida sacerdotal. Inicialmente su consejero espiritual fue el Rector de la Universidad Católica de Chile, Monseñor Carlos Casanueva quien le aconsejó ingresar al Seminario diocesano y ser parte del clero secular. Sin embargo, al joven estudiante de Derecho no le convenció totalmente la idea y decidió que lo idóneo era ingresar a la Compañía de Jesús, para así convertirse en sacerdote jesuita.[3]
Debido a los múltiples obstáculos que encontró para ingresar a dicha orden, su compañero y amigo de universidad Luís Felipe Letelier le recomendó ir donde el sacerdote salesiano Valentín Panzarasa. En diciembre de 1926 los dos jóvenes fueron juntos al colegio Patrocinio San José, situado a los pies del Cerro San Cristóbal, para así hablar con el sacerdote salesiano sobre la vocación sacerdotal de Silva Henríquez. Desde aquél momento, el Padre Panzarasa sería el mentor del joven estudiante de Derecho que quería ser sacerdote. En primera instancia, el Padre le recomendó terminar sus estudios de abogacía, los cuales terminó en 1929 cuando se tituló de abogado con la tesis llamada Asignaciones modales.Sacerdocio y docencia
Formación sacerdotal
Después de titularse como abogado, ingresó al Noviciado salesiano el día 28 de enero de 1930. El noviciado se realizaba en el Seminario Mayor salesiano ubicado en Macul, en ese entonces a las afueras de la ciudad de Santiago. Ahí realizó sus primeros estudios que lo encaminarían al sacerdocio.
Después de haber estado 4 años realizando el Noviciado, estudios en Filosofía y el Tirocinio Práctico, en 1934 Silva Henríquez viajó al Instituto Teológico Salesiano ubicado en Turín, Italia, para completar sus estudios en Teología. Es en Turín donde, en octubre de 1934, a tan sólo un mes de haber llegado, recibió la triste noticia del fallecimiento de su padre, el hombre que le había enseñado lo fundamental de su vida: la fe. Fue uno de los golpes más duros de su vida.[4]
Después de haber sido ordenado diácono, el 3 de julio de 1938, a la edad de 30 años, Raúl Silva Henríquez fue ordenado sacerdote en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, por Monseñor Maurilio Fossatti, quien años después sería su compañero en el Colegio Cardenalicio.
Primeros años de sacerdocio
Al volver a Chile, ofició su primera Misa en el Iglesia del Salvador, el templo de los salesianos en Talca. Cuando regresó a Santiago de Chile, los superiores de la congregación lo designaron como profesor de los ramos de Derecho Canónico e Historia de la Iglesia en el Instituto Teológico Salesiano de La Cisterna.
Después de iniciada su labor como docente, el Padre Raúl se percató que hacía falta un establecimiento salesiano de enseñanza primaria y secundaria en el lugar donde se emplazaba el Instituto Teológico. De ésta manera, fue el promotor de la construcción del Liceo Manuel Arriarán Barros, el cual tendría como su primer rector a él mismo. De la misma forma, en 1941, fue el principal gestor de la construcción del Templo Nacional San Juan Bosco, ubicado en la Gran Avenida.
En 1948 es designado como Director del colegio salesiano Patrocinio San José. Desde aquel cargo promovió la fundación del FIDE (Federación de Establecimientos Educacionales dependientes de la Autoridad Eclesiástica), órgano que reuniría a todos los establecimientos educacionales católicos y del cual él sería uno de sus principales directivos.
En diciembre de 1950 es designado como director del Instituto Teológico Salesiano de La Cisterna debido a las dificultades que sufría dicho establecimiento. Permaneció en aquel puesto 6 años, lo máximo posible según las normas de la Santa Sede.[5]
El rápido ascenso en la vida eclesiástica
Trabajo en la Congregación Salesiana y labor social
A comienzos de 1953, la Sagrada Congregación de Religiosos de la Santa Sede distribuyó una instrucción para que se realizaran en todo el mundo congresos locales de órdenes religiosas. De ésta manera, la Nunciatura apostólica solicitó a la Congregación Salesiana organizar aquel congreso en Chile. Como no había provincial salesiano en Chile y el viceprovincial estaba impedido de organizar el encuentro, éste último designo a Silva Henríquez organizador del evento. Es ahí donde el Nuncio Apostólico en Chile de aquél entonces Sebastiano Baggio lo conoce, y comienza a promover su rápido ascenso en la jerarquía eclesiástica.[6]
Como resultado de la Segunda Guerra Mundial y de las tremendas convulsiones políticas que la siguieron en Europa, un gran número de refugiados se desplazó hacia América en búsqueda de mejores condiciones de vida. Es por eso que la Santa Sede comenzó a sugerir con insistencia la creación de órganos encargados de canalizar éste fenómeno. Así, el Nuncio Apostólico Baggio le encomendó a Silva Henríquez que realizara aquella misión en Chile. De ésta forma, en febrero de 1955, nació el Instituto Católico de Migraciones (INCAMI), órgano que brindaría una gran asistencia a los miles de emigrantes que llegaron a Chile durante la década de los cincuenta.
El 9 de julio de 1955 tuvo lugar en la Nunciatura apostólica en Chile, una reunión entre Monseñor Carlo Bayer, secretario general de Caritas Internationalis y varios prelados chilenos. Aparte del alto directivo de Caritas, asistieron al encuentro el obispo Manuel Larraín, los entonces padres Bernardino Piñera, Alfredo Ruiz Tagle y Raúl Silva Henríquez y el abogado Julio Philippi Izquierdo. En aquel encuentro se acordó que Cáritas se haría cargo de INCAMI así su accionar en Chile. De ésta forma, el Nuncio Baggio promovió ante el Episcopado chileno que fuera precisamente el padre Silva Henríquez el primer presidente de la Junta ejecutiva de Caritas Chile.
Conjuntamente desarrollaba su labor como directivo de Cáritas, en 1956 la Congregación Salesiana decidió ponerlo a cargo de la Escuela Industrial La Gratitud Nacional y del Liceo Juan Bosco. Desde su cargo de Director promovió la modernización del Liceo y de la escuela industrial, que funcionaban en la misma esquina de Alameda con Ricardo Cumming, la ciudad de Santiago de Chile.[7]
En 1957, año en que fallece su madre, es elegido como uno de los delegados chilenos para el XVIII Capítulo General de los Salesianos, encuentro que se desarrolló entre el 27 de julio y el 9 de agosto de 1958 en Turín. Sin embargo, antes de emprender viaje a Italia, el nuncio Baggio le propuso que aceptase que él recomendase su nombre a la Santa Sede para asumir como Obispo de la Diócesis de Antofagasta. Silva Henríquez rechazó la oferta ya que pretendía ser nombrado provincial de los Salesianos en Chile, cuestión que no prosperó debido a las múltiples diferencias que mantuvo con los superiores salesianos en el Capítulo General de la congregación.[8]
Obispo de Valparaíso
Nombramiento episcopal
El 26 de octubre de 1958 falleció el entonces obispo de Valparaíso Monseñor Rafael Lira Infante. Como la diócesis no tenía un Cabildo de canónigos, y tampoco el obispo había renovado las designaciones de los consultores diocesanos, fue el Cardenal José María Caro, en su rol de Arzobispo metropolita, el encargado de nombrar como Vicario capitular al sacerdote Nemesio Marambio hasta que la Santa Sede hiciera el nombramiento respectivo. Sin embargo, la muerte del Cardenal Caro, acaecida sólo unos días después, provocó la vacancia en la Arquidiócesis de Santiago, razón por la cual la atención se desvió hacía la designación del Arzobispo capitalino.
No obstante antes que muriera el Cardenal, el nuncio Baggio ya había comenzado a realizar las gestiones para que éste solicitara al Vaticano que nombrase como su Obispo auxiliar al sacerdote Raúl Silva Henríquez. Por razones que se desconocen, aquellas gestiones no prosperaron, no obstante demostrarían el constante afán del nuncio de Su Santidad para que Silva Henríquez fuera promovido al orden episcopal.[9]
El 12 de marzo de 1959 la Santa Sede publicó conjuntamente la designación de Emilio Tagle Covarrubias como Administrador apostólico de la arquidiócesis capitalina y el nombramiento de Baggio como delegado apostólico en Canadá. Con la designación de Tagle y la ida del nuncio quedaba pendiente hasta 1961 quién dirigiría la Iglesia de Santiago.
En junio de 1959 llegó a Chile el nuevo nuncio apostólico Monseñor Opilio Rossi, el cual de inmediato se abocó a la tarea de determinar quien sería el nuevo obispo de Valparaíso y el nuevo Arzobispo de Santiago. De ésta manera, Rossi sólo retomó el trabajo hecho previamente por el nuncio Baggio, por lo cual el 29 de septiembre de 1959 le informó a Silva Henríquez que deseaba proponer su nombre a Roma para que fuera designado a la cabeza de la diócesis porteña. Así, el 24 de octubre de 1959 L'Osservatore Romano informa de su designación como obispo.
Su consagración episcopal tuvo lugar en la Catedral de Valparaíso, el día 29 de noviembre de 1959. Su consagrante fue el nuncio Opilio Rossi y co-consagrantes los obispos Vladimiro Boric, obispo salesiano de Punta Arenas y Emilio Tagle Covarrubias, Administrador apostólico de Santiago. Poco después, Monseñor Marambio le entregaría formalmente el mando de la diócesis.
Misión al frente de la diócesis porteña
Cuando se hizo cargo de la diócesis porteña, ésta ofrecía un panorama muy desalentador. Había una carencia de vocaciones y los pocos que habían eran ancianos, por tanto no podían cumplir su ministerio sacerdotal adecuadamente debido a sus condiciones de edad y salud. De igual manera hubo de afrontar la oposición inicial de los sacerdotes porteños a su nombramiento, ya que a éstos no le agradó el hecho que nombrasen obispo a un sacerdote de congregación.
Con todo, inició una reestructuración de la Curia que comenzó con el nombramiento de los consultores diocesanos y la confirmación del padre Angel Custodio Rodríguez como Vicario General. A pesar de reformar muchos aspectos, aquello fue insuficiente para solucionar los múltiples problemas que enfrentaba la diócesis. Así se decidió a crear departamentos especializados, tal cual ocurría en otras diócesis modernas de la época. Este hecho sumado a su trabajo previo en Cáritas le valió ser reconocido como un sacerdote dedicado a las "empresas" de la Iglesia, vale decir un "gerente".[10]
En 1960 ya eran visibles los múltiples problemas que afrontaba la labor de la Iglesia Católica de una ciudad como Valparaíso, que crecía a pasos agigantados. Para contrarrestar aquello, desde príncipios de 1960 a enero de 1961, erigió 12 nuevas parróquias, que se sumaron a las 40 ya existentes.
Cuando en mayo de 1960 un terremoto de 9,6º en la escala de Richter devastó casi la totalidad del sur de Chile, en especial la zona de Concepción y Valdivia, se incorporó a una comisión de obispos que visitó las ciudades destruidas y evaluó las pérdidas de la Iglesia, que llegaron a 20 millones de dólares. Posteriormente el Episcopado chileno le encomendó la misión de obtener ayuda en el exterior. De ésta forma, al mismo tiempo que recorría el mundo en búsqueda de ayuda, pudo visitar a Roma donde se reunió y conoció al S.S.Juan XXIII y participó del Congreso Mundial de Caritas Internationalis, en el cual los asistentes lo eligieron como vicepresidente mundial y vicepresidente americano de Cáritas.[11]
Arzobispo de Santiago
Nombramiento
Tras la muerte del Cardenal José María Caro en diciembre de 1958, la arquidiócesis capitalina quedó como Sede vacante por casi 3 años. El Obispo auxiliar de Santiago de aquél entonces, Monseñor Emilio Tagle Covarrubias fue designado por la Santa Sede como Administrador apostólico mientras se designaba al prelado que ocuparía el cargo de Arzobispo de Santiago. Mientras Tagle ejercía el gobierno provisional de la arquidiócesis, su nombre, junto al del Obispo de Talca Monseñor Manuel Larraín Errázuriz y al del Arzobispo de Concepción y Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Monseñor Alfredo Silva Santiago, surgieron como posibles candidatos a ocupar el puesto dejado por el Cardenal Caro. La candidatura de Monseñor Manuel Larraín representaba al sector más progresista de la Iglesia y era apoyada por el Partido Demócrata Cristiano, que en esos años iba en franco aumento, mientras que la de Monseñor Silva Santiago era sustentada por el sector conservador y el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. En el intertanto, la tercera posibilidad, Monseñor Emilio Tagle, había sido descartada por el nuncio Monseñor Opilio Rossi.[12]
Debido a que la designación del Arzobispo se había politizado, la Santa Sede decidió no designar a ninguno de los tres candidatos en cuestión, prefiriendo un prelado que no tuviera ninguna vinculación política. De ésta forma en marzo de 1961, el nuncio Rossi llama al Obispo de Valparaíso, Monseñor Raúl Silva Henríquez para consultarle si estaba dispuesto a ser el nuevo Arzobispo de Santiago, a lo cual éste respondió positivamente. Así, el 24 de mayo de 1961 se publicó en L' Osservattore Romano su nombramiento como Arzobispo de Santiago y el de Monseñor Emilio Tagle Covarrubias como nuevo Obispo de Valparaíso, al cual se le otorgó la dignidad de Arzobispo.
Igual que en Valparaíso, algunos presbíteros consideraron inadecuado que un prelado proveniente de una Congregación ocupara un puesto que normalmente estaba reservado para el clero secular.
Tomó posesión del gobierno de la Arquidiócesis el día 24 de junio de 1961.
Gobierno en la arquidiócesis
Participó de forma destacada en el concilio ecuménico Vaticano II, entre 1962 y 1965. Fue nombrado cardenal de la Iglesia Católica el 19 de marzo de 1962 y ejerció con fuerza su apostolado. De talante reformador, impulsó la distribución de las tierras de la Iglesia católica chilena entre sus trabajadores organizados en cooperativas, con el fin de crear conciencia sobre la situación de los trabajadores agrícolas. Estos hechos influenciaron a los gobiernos de la época para dictar una reforma agraria.
Durante los turbulentos años 60 y 70, intentó mediar entre las diferentes facciones políticas. Es un ejemplo de ello la reunión secreta auspiciada por él en 1973 entre Patricio Aylwin Azócar (entonces presidente del partido Demócrata Cristiano, principal partido opositor) y el presidente Salvador Allende Gossens, con el fin de alcanzar un consenso que evitara una catástrofe. De igual manera medió en las revueltas estudiantiles que protagonizaron los universitarios chilenos en 1967, en especial los de la Universidad Católica, los cuales exigían una radical reforma y democratización del sistema universitario.
Sin poder evitar el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, se irguió al poco tiempo como uno de los principales defensores de los Derechos Humanos. Producto de su ecumenismo, fundó con la ayuda de varias otras iglesias cristianas el Comité Pro Paz, con el fin de resguardar a los perseguidos por la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte. Después de fuertes presiones por parte del gobierno, dispuso el cierre de este organismo a finales del año 1975. En respuesta a esta situación, creó la Vicaría de la Solidaridad, principal organismo defensor de los derechos humanos durante la dictadura.
Aunque su más destacada faceta pública aparece en la defensa de los derechos humanos, cabe destacar su fuerte influjo en la Iglesia de Chile. Creó la Academia de Humanismo Cristiano, la Vicaría de la Pastoral Obrera, y reorganizó la administración del arzobispado.
Sostuvo agrias disputas con el régimen de Pinochet, lo que significó que este presionara a la curia para su remoción. Hubo de renunciar a su cargo de Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile por sus desaveniencias con el rector-delegado que impuso Pinochet a la casa de estudios, Jorge Sweet. Así lo sucedió en aquel cargo como Pro-Gran Canciller Monseñor Jorge Medina Estévez. En virtud de haber cumplido la edad límite para ejercer el arzobispado, el Cardenal Silva presentó su renuncia la cual fue inmediatamente aceptada. Entregó su cargo a Juan Francisco Fresno Larraín el 10 de junio de 1983. Con posterioridad a este hecho se mantuvo alejado de la vida pública, producto de sufrir la enfermedad de Alzheimer.
Recibió distintos premios, entre ellos el Premio Derechos Humanos 1971 otorgado por el Congreso Judío Latinoamericano y el Premio Derechos Humanos de la Naciones Unidas en 1978. La Vicaría de la Solidaridad, por su parte, recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, en 1986.
Murió el 9 de abril de 1999. Se le rindieron los máximos honores de estado, con un funeral donde fue acompañado por miles de personas. Sus restos yacen en la cripta arzobispal de la Catedral Metropolitana de Santiago.
Su efigie aparece en las monedas de 500 pesos.
Notas
- ↑ Ascanio Cavallo. Memorias del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Ed. Copygraph, Tomo I, 1991. p.23.
- ↑ Cavallo,27
- ↑ Cavallo,30
- ↑ Cavallo,53
- ↑ Cavallo,109
- ↑ Reinaldo Sapag Chain. Mi Amigo el Cardenal, Segunda parte. Ed. Copygraph, 2007. p.86.
- ↑ Cavallo,133
- ↑ Cavallo,158
- ↑ Cavallo,184
- ↑ Cavallo,194
- ↑ Cavallo,199
- ↑ Cavallo,209
Véase también
- Comité Pro Paz
- Vicaría de la Solidaridad
- Universidad Academia de Humanismo Cristiano
- Universidad Católica Silva Henríquez
Enlaces externos
- Catholic Hierarchy
- Página Cardenal Raúl Silva Henríquez
- Universidad Academia de Humanismo Cristiano
- Universidad Cardenal Raúl Silva Henríquez
- Biografía Extensa
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