Tutankamon

Tutankamon
Tutankhamón
Faraón de la Dinastía XVIII de Egipto
Tutmask.jpg
Máscara funeraria de Tutankamon en el Museo Egipcio de El Cairo. Realizada en oro batido con incrustaciones de pasta de vidrio y turquesas, es la imagen más conocida del arte del Antiguo Egipto.
Reinado c. 1336 a 1327 a. C.
Fallecimiento 1327 a. C.
Entierro Tumba KV62 del Valle de los Reyes, Egipto
Predecesor Semenejkara
Sucesor Ay
Consorte Anjesenamón
Padre Akenatón
Madre hermana de Ajenatón

Nebjeperura Tutanjatón,[1] más conocido como Tutankhamon o Tutankamón,[2] fue un faraón perteneciente a la dinastía XVIII de Egipto, que reinó de 1336/5 a 1327/5 a. C.[3]

Su nombre original, Tut-anj-Atón, significa «imagen viva de Atón», mientras que Tut-anj-Amón significa «imagen viva de Amón». Es posible que Tutankamón sea el rey Nibhurrereya de las cartas de Amarna, y probablemente el monarca denominado Ratotis, Ratos o Atoris, que reinó nueve años, según los posteriores epítomes de la obra de Manetón.[4]

Tutankamón no fue un faraón notable ni conocido en épocas antiguas; el tamaño relativamente pequeño de su tumba (KV62) fue la razón de que no fuera descubierta hasta el siglo XX.[5] Howard Carter la encontró intacta en 1922. Su descubrimiento y los tesoros encontrados en ella tuvieron cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto, convirtiéndose la máscara funeraria del faraón en la imagen más popular.

Si bien formalmente se define que la Dinastía XVIII finaliza con el reinado de Horemheb, se puede afirmar con un alto grado de certeza que el joven Tutankamón fue el último faraón de sangre real de la dinastía. Ascendió al trono después del periodo de Amarna y devolvió a los sacerdotes de Amón la influencia y el poder que habían poseído antes de la revolución religiosa y política de Ajenatón. Durante su corto reinado estuvo en manos de Ay y Horemheb, que se repartieron el poder: Ay administró Egipto y Horemheb manejó el ejército.

Su reinado se caracterizó por un retorno a la normalidad en el plano socio-religioso después del interludio protagonizado por Ajenatón. Dicho retorno fue paulatino, restaurando el culto en los templos abandonados de dioses como Amón, Osiris o Ptah, y permitiendo la celebración de los ritos pertinentes.

En el plano artístico, los cánones inaugurados bajo la égida de Amarna seguirían fluyendo hasta fundirse con los patrones tradicionales del arte egipcio. En las imágenes oficiales, la imagen del joven rey sería enfatizada constantemente junto a su Gran Esposa Real conjugando la herencia visual de Amarna (las imágenes de intimidad familiar de la pareja real visibles en tronos, sillas, cofres, etc., encontrados en la tumba real) con el mensaje político oficial de continuidad de la dinastía, claramente visible por la profusión de imágenes de Anjesenamón.

El hallazgo de su tumba, casi intacta, supuso una aportación fundamental para la comprensión de la historia y cultura egipcia. Posibilitó sacar a la luz una cantidad apreciable de joyas, muebles, armas y variados utensilios, aportando una información fundamental que permitió ampliar el conocimiento de la civilización egipcia.

Contenido

Nombres

Al nacer, c. 1345 a. C., se le asignó el nombre de Tut-anj-Atón, que posteriormente cambió a Tut-anj-Amón, cuando en el ocaso de la revolución teológica de Amarna se abandonó el culto al dios Atón volviendo al viejo panteón egipcio, beneficiando primordialmente al dios Amón.

Anillo portando el Nombre de Trono: Neb-Jeperu-Ra.

Bajo la ideología del Atonismo: nombre de Nacimiento, Tut-anj-Atón Heka-hiunu-shema «imagen viviente de Atón, gobernante de Heliópolis» o «el que vive en Atón, gobernante de Heliópolis». El trono chapado en oro, descubierto por Howard Carter en la tumba KV62, contiene en su respaldo el cartucho con el nombre original en la forma del periodo denominado Atonismo.

Bajo la ideología de Amón de Tebas: nombre de Nacimiento, Tut-anj-Amón «el que vive en Amón» o «imagen viviente de Amón»; nombre de Trono, Neb-jeperu-Ra «el Señor de las manifestaciones es Ra».

Su nombre fue escrito como Amón-tut-anj, debido a la costumbre de los escribas de poner el nombre del dios al principio de la frase para honrarle.[6]

En los epítomes de Manetón es denominado Ratotis, Ratos y Atoris.[4]

Origen

Sus orígenes eran inciertos, ya que el final de la revolución religiosa conocida como Período de Amarna, implicó una suerte de maldición de la memoria sobre todo lo relacionado con el '"Rey Hereje Ajenatón". Se formularon varias hipótesis acerca de sus progenitores, algunas inducidas deliberadamente para legitimar su acceso al trono.

El joven rey Tutanjamón ofrendando a la divina pareja: el dios Ptah y a su izquierda su consorte Sejmet. El retorno a los ritos tradicionales después del interludio de Amarna.

Hay razones de peso para creer que era hijo de Ajenatón, el Faraón hereje (teoría defendida por Zahi Hawass y respaldada por las pruebas de ADN de 2010) y de una de sus hermanas, aunque de hecho la identidad de la madre seguía siendo un misterio. Durante muchos años algunos sugirieron que era hijo de Ay, aunque las evidencias eran escasas (solo un bloque de piedra proveniente de la ciudad de Hermópolis).[7]

Se han considerado tres hipótesis respecto a sus orígenes:

Tutankamón como hijo de Amenhotep III

Esta hipótesis se sustentaba en el hallazgo de diversos artículos en la tumba KV62 del rey niño con los cartuchos de Amenhotep III, de su Gran Esposa Real, la famosa reina Tiya, del príncipe Tumose, el primogénito de Amenhotep III muerto prematuramente, y de la princesa Sitamón, quien a finales del reinado de Amenhotep III ascendería como Gran Esposa Real. No existe en la tumba ningún elemento o artículo que mencione remotamente al faraón hereje Ajenatón ni a ninguna de sus reinas.

En contra de esta hipótesis se yerguen dos factores:

  1. El primero hace referencia a los intervalos de tiempo. Se puede asegurar con bastante certeza que la muerte de Tut-anj-atón (posteriormente cambiado bajo la ideología tebana a Tutanjamón Hekaiunushema), se produjo entre los 17 y los 19 años de edad. Estas evidencias provienen de la momia, más precisamente del desarrollo óseo del esqueleto del rey-niño. En consecuencia, Tutanjamón fue engendrado por Amenhotep III, o su hijo Amenhotep IV (Ajenatón o "El faraón hereje"). Si se considera que el reinado de Ajenatón tuvo un lapso de duración de unos 17 años, es menos probable la posibilidad de ser hermano del hereje (o sea, hijo del faraón Amenhotep III) en vez de ser un hijo directo de un rey más joven, sea Ajenatón o el enigmático Semenejkara. Si bien se sabe que Amenhotep III fue un rey longevo, los intervalos de tiempo alejan decididamente la hipótesis de que fuera el padre de Tutanjamón.[8]
  2. El otro factor a considerar es el contexto político-religioso existente en el momento de la muerte del rey niño. La variedad de utensilios y pertenencias que hacían referencia a Amenhotep III, Tiya, etc., muestra con claridad la intención de dar continuidad y legitimidad a la dinastía reinante y olvidar el descalabro de la aventura religiosa del período de Amarna.

Tutankamón como hijo de Semenejkara

La hipótesis que sostiene que el faraón niño es un vástago del sucesor de Ajenatón, el enigmático faraón Semenejkara, carece de evidencias objetivas que la sostengan:

El joven rey Tutankamón. Talla en madera policromada.
  1. El punto a favor de esta hipótesis es la carencia absoluta de referencia alguna a Tutanjatón en los restos encontrados del período de Amarna, en donde los rastros encontrados no mencionan prácticamente al príncipe Tutanjatón. El único rastro existente hasta el momento proviene de un relieve de una piedra de arenisca, hallado en la ciudad de Hermópolis donde fue evidentemente reutilizada al abandono de la ciudad Amarna por los reyes de la Dinastía XIX, quienes utilizaron los materiales de la ciudad abandonada como cantera para la provisión de materiales destinados a obras en otras localizaciones. En dicho relieve, se menciona al hijo corporal (o físico) del rey, su amado Tutankamon".[9] Es la única mención que existe, no aclarando quién podría ser su progenitor, quién indudablemente tendría un parentesco con el rey, sea Ajenatón, Amenhotep III o Semenejkara. Lo más probable es que la mención de ser de sangre real, haga seguramente referencia a su pertenencia a una línea colateral. La no inclusión de cartucho en el nombre del hasta entonces príncipe hace inferir que la inscripción fue realizada cuando Tutankamon no era faraón. Además, las pruebas efectuadas a la momia encontrada en KV55, sin identificar fehacientemente hasta ahora, muestran muchos rastros de similitud tanto en su aspecto físico como en el grupo sanguíneo del faraón niño.[10]
  2. En contra de dicha hipótesis, se suma la carencia de evidencias que vinculen a Tutankamon con su antecesor en el trono Semenejkara así como también la ambigüedad en la identificación de la momia encontrada en KV55, que podría ser de Ajenatón o de Semenejkara.

Tutankamón como hijo de Ajenatón y Kiya

Ha sido hasta 2010 la hipótesis más aceptada en el mundo académico, fundamentada no sólo en las evidencias encontradas en los yacimientos arqueológicos de Amarna, Tebas y el Valle de los Reyes, sino que además, en la investigación realizada por Hawas et al. (2010)[11] quienes realizaron diversos estudios antropológicos, radiológicos y genéticos a 11 momias reales entre septiembre de 2007 y octubre de 2009, y entre las cuales se encontraba la de Tutankamón y ascendencia.

El joven rey Tutanjamón, cazando con arco, portando la corona Jepresh junto a su esposa Anjesenamón, la hija de Ajenatón y Nefertiti.

Se define a la madre del faraón niño como la enigmática Kiya, quien, aparte de Nefertiti y sus hijas, es la única mujer del harén real que es mencionada y de la que existen rastros. Fue nombrada como hemet mererty aat o "La amada Gran Esposa". Tal relevancia llevó al gran egiptólogo Cyril Aldred a afirmar que se debía a que Kiya fue quien dotó de un vástago masculino al rey Ajenatón,[8] dándole la posibilidad de continuar el linaje de la gloriosa Dinastía XVIII. La prematura muerte de Kiya, quien se piensa que no sobrevivió al faraón Ajenatón, dio lugar a la ocupación de su espacio en la corte y posterior usurpación de títulos por parte de Nefertiti y alguna de sus hijas.[12] [13]

Esta hipótesis también sostiene la necesidad de legitimar el ascenso al trono de Tutankamón, ya que es desposado con la hija de Ajenatón y Nefertiti, la princesa Anjesenpaatón, quien posteriormente sufriría el cambio de nombre a Anjesenamón al igual que su esposo.

Cabe recordar que la costumbre de desposar a un príncipe de una esposa secundaria con una princesa de la Gran Esposa Real, siendo hermanastros, había sido ya practicada antes en el Antiguo Egipto y recientemente en la misma Dinastía XVIII; la princesa Hatshepsut fue desposada con su medio hermano Tutmosis II, quién era vástago del rey Tutmosis I, pero de una esposa de menor linaje del harén real.

En contra de esta hipótesis, sobre el linaje de Tutanjamón se argumenta la carencia total de alguna referencia a Ajenatón, pero sí a sus abuelos, tanto Amenhotep III como Tiya. Pero este argumento suele ser rebatido considerando el contexto político - religioso en el momento del deceso del faraón niño. Egipto se encontraba en un momento de restauración de los cambios operados durante el período de Amarna, intentando borrar toda referencia hacia el Rey Hereje; siendo por lo tanto explicable la total omisión de referencias y, como proceso de restauración, se estableció conexión entre Tutanjamón y sus abuelos, dándole sentido de continuidad a la dinastía real. Esto explicaría la carencia total de referencia hacia algo que conecte con el período de Amarna en los utensilios y enseres encontrados en la tumba de Tutanjamón.

Pruebas de ADN

El 17 de febrero de 2010, el Consejo Supremo de Antigüedades, en El Cairo (Egipto), informó de una serie de estudios genéticos, publicados en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) y llevados a cabo a lo largo de más de dos años, en los que se evidenciaba que Tutankamón murió a causa del Mal de Kohler (una necrosis avascular ósea) agravado por malaria. Esta teoría estaría corroborada por los 103 bastones y la gran cantidad de medicinas que encontraron en su tumba. Por ello, se deduce que, a pesar de haber muerto con tan sólo 19 años, sufría grandes dolores de huesos.

También afirmaron que el faraón era hijo de Ajenatón o, al menos, del monarca enterrado en la tumba KV55 y que su abuela fue la reina Tiye o Tiya. Los estudios de ADN realizados en la momia del faraón Tutanjamón han permitido averiguar que la momia de KV55 era el padre del faraón-niño e hijo del faraón Amenhotep III. Tal patrón genético hace concluir que el morador de KV55 no sería otro que Ajenatón.[14]

Los mismos estudios de ADN revelaron, además, que la momia KV35YL, descubierta al lado de la momia de Tiya (KV35EL) y conocida como Dama Joven, es la de la auténtica madre de Tutanjamón, revelada además como hermana plena de la momia KV55. Este descubrimiento hace del joven faraón, como mínimo, fruto de un incesto regio (nada infrecuente en la época), y supondría (asumiendo que KV55 es Ajenatón) que el rey "hereje" concibió a su hijo con una de sus hermanas, siendo imposible especificar si fue alguna de las cinco hijas conocidas de Amenhotep III y Tiye. Pero quedaría así descartada la hipótesis de Kiya.[15]

La consanguinidad, según el mismo estudio, explicaría la acumulación de taras en el joven rey, como tantas veces ha sucedido en la historia de las dinastías reales.

Recientes estudios de ADN, realizados por el instituto IGENEA, de Zurich, ha reconstruido el perfil genético de Tutankamón. Según estos investigadores "Tutankamón pertenecía a un perfil genético conocido como haplogrupo R1b1a2, al que pertenecen más de un 50% de los varones de Europa occidental, lo que indica que comparten un ancestro común. Curiosamente este haplogrupo constituye menos de un 1% los egipcios actuales". La proporción aumenta al 70% entre españoles y británicos.[16]

Reinado

El descubrimiento de su tumba casi intacta ha permitido conocer la sofisticación de la vida de los faraones en el 1300aC. Esta silla de cedro con el respaldo tallado con el dios de la eternidad Heh pertenecía a su ajuar funerario.

Los datos de su reinado son breves. Se sabe que fue coronado rey a la edad de ocho a diez años aproximadamente. De acuerdo con el egiptólogo James Allen, hacia el año 14 ó 15 del reinado de Ajenatón, éste elevó al cargo de corregente a Nefernefruatón, de quién sabemos por los determinativos femeninos de los jeroglíficos inscritos en su cartucho, que era una mujer. Primeramente se pensó que era Nefertiti, pero el hallazgo en 1973 de un ushebti para Nefertiti del año 12 aproximadamente del reinado de Ajenatón, hace suponer que Nefertiti falleció antes del ascenso de Nefernefruatón coincidiendo con la ausencia de imágenes de Nefertiti en eventos posteriores al año 12 del reinado de Ajenatón; por lo tanto, la enigmática persona nombrada Nefernefruatón muy probablemente una de sus hijas sobrevivientes: Meritatón.

De Ajenatón no se tienen rastros pasado el año 17 ó 18 de su reinado, suponiendo entonces que murió para esa época, donde asciende al trono el o mejor dicho la corregente Nefernefruatón junto a un consorte, ignoto hasta el momento denominado Semenejkara. Dicho consorte reinaría por un lapso de tiempo no mayor a un año, dando lugar al ascenso posterior del joven príncipe Tutanjamón quien luego cambiaría su nombre a Tutankamón. La unión matrimonial de Tutanjamón y Anjesenamón hacen suponer que la hija mayor sobreviviente de Ajenatón, Meritatón, con mucha probabilidad murió al mismo tiempo que su esposo, Semenejkara. De cualquier forma, el lapso de tiempo que va desde el deceso de Ajenatón y la entronización del príncipe Tutanjatón sea de solamente un año.

Heredó prácticamente la misma corte que el faraón herético, así podemos ver que en el cargo de Gran Visir se mantuvo Ay, padre de la La Gran Esposa Real de Ajenatón y abuelo de la esposa del nuevo faraón, la comandancia de los ejércitos estaba a cargo de Horemheb y el tesoro se encontraba bajo la supervisión de Maya (siglo XIII a. C.).[17]

El ascenso al trono fue legitimado, —de acuerdo con la costumbre de los antecesores de la Dinastía XVIII— desposando a la princesa Anjesenpaatón, única hija superviviente de Ajenatón y Nefertiti y portadora por tanto de la legitimidad real, que también cambió su nombre cuando se restauró el culto a Amón, pasando a llamarse Anjesenamón.

Mapa del antiguo Cercano Oriente durante el periodo de Amarna, mostrando las grandes potencias del periodo: Egipto (verde), Hatti (amarillo), el reino Kasita de Babilonia (púrpura), Asiria (gris), y Mittani (rojo). Las áreas más claras muestran control directo, las áreas más oscuras representan esferas de influencia. La extensión de la civilización Aquea-Micénica se muestra en naranja.

La imagen de la pareja fue exaltada repetidas veces, ya que en los hallazgos de su tumba aparecen múltiples imágenes de ambos según el estilo artístico de Amarna. Faltan referencias a su posible descendencia, aunque pudieron ser hijas suyas dos bebés cuyas momias se encontraron en la KV62.[18]

Cuando ascendió al trono, se produjo la restauración de los antiguos cultos, intentando olvidar el interludio que significó la experiencia religiosa de Ajenatón. Por las fechas en que ocurrió esto y la escasa edad que tenía Tutanjamón, muchos estudiosos creen que el abandono del culto a Atón fue debido más a sus consejeros, sobre todo a Ay y Horemheb, que a una propia decisión del faraón.

Asimismo, se especula que el abandono de la capital de Ajenatón, Amarna, comenzó apenas Tutanjamón fue coronado. El arqueólogo Barry Kemp sostiene que el abandono de la ciudad no fue repentino, sino que paulatinamente fueron trasladándose las distintas dependencias estatales (como el tesoro, las residencias reales, los archivos reales, etc.). Posteriormente, durante la época del faraón Horemheb, la ciudad quedaría despoblada, y el golpe final sería dado por los reyes de la Dinastía XIX, quienes utilizarían las construcciones abandonadas como canteras para sus obras faraónicas.

No se conocen textos de campañas militares durante el reinado de Tutanjamón, lo que lleva a suponer que la situación interna de Egipto era tan delicada que impedía emprender campañas contra las potencias rivales, fuesen hititas o mitanios.

Su papel resultó ser mucho más importante de lo que en un principio pareció, y fue un gran constructor que se encargó de reparar los daños cometidos por Ajenatón sobre los templos egipcios. Así, no cabe sorprenderse ante el hecho de que la mayoría de los rostros de las estatuas de Amón de esta época sean los del propio Tutanjamón; esto es explicable desde el enfoque religioso, ya que se creía que el faraón tenía un origen divino y que era engendrado por el mismo dios. El rostro del faraón era la imagen viviente de Dios en la faz de la tierra. Precisamente, su nombre de nacimiento tiene una traducción cercana a ese significado.

Restauración religiosa

Durante el cuarto año de su reinado el faraón trasladó la corte a Tebas y restableció no solo el culto a Amón sino también al resto del panteón egipcio, adoptando su nombre definitivo, Tut-anj-Amón, y publicó el Edicto de la restauración, proclamando sus acciones:

Él ha hecho que todo lo que estaba arruinado floreciese como un monumento de eternidad; él ha expulsado el engaño de las Dos Tierras. Cuando su majestad se elevó como un rey los templos de los dioses y las diosas desde Elefantina al Delta habían caído en el abandono, sus tabernáculos estaban deteriorados, se habían convertido en campos llenos de hierba; sus patios eran como caminos trillados. El país estaba en desorden, los dioses se olvidaban de este país, sus corazones estaban airados.[19]

Este edicto fue grabado en una estela en el templo de Amón en Karnak, estela que actualmente se conserva en el museo de El Cairo. El texto fue luego usurpado por Horemheb, que eliminó el nombre de Tuntanjamón colocando el suyo, en una revancha iconoclasta para eliminar toda referencia a Amarna al colocarse él como directo sucesor de Amenhotep III: las listas reales de Abidos y Saqqara ignoran a Ajenatón, Semenejkara, Tutanjamón y Ay.

La restauración tenía una gran carga política. No sólo consistía en la vuelta al politeísmo, sino en la devolución del poder al Sumo sacerdote de Amón, contra el que se habían enfrentado Amenhotep III y Ajenatón (Amenhotep IV), ya que el templo de Amón había acaparado grandes riquezas y el control de extensas propiedades que antes eran de la corona.

Durante el reinado de Horembeb y sobre todo durante la siguiente dinastía, la XIX, se silenció sistemáticamente todo lo relacionado con Ajenatón y el periodo herético de Atón. Desde entonces en las listas reales de soberanos se pasaba de Amenhotep III a Horemheb, olvidando tanto a Ajenatón como a Tutanjamón y Ay.[20]

Escena íntima entre el rey y su Gran Esposa Real. La herencia artística de Amarna siguió vigente durante su reinado. Incluso el dios caído Atón brinda sus rayos protectores dando vida al igual como lo hacía con Ajenatón y Nefertiti. Detalle del respaldo del Trono ceremonial de Tutankamon.

Obras

No tuvo tiempo de construir grandes obras que permaneciesen para la posteridad, solo quedan la reconstrucción de los templos abandonados durante el reinado anterior, un nuevo templo a Amón construido al oeste de Tebas y algunas pinturas y relieves, así como el ajuar funerario. En lo referente al enfoque artístico, es aquí donde se visualiza claramente el cambio de tendencia política y su efecto sobre los cánones artísticos.

Primera fase: La herencia de Amarna

Gracias a los muebles y utensilios hallados en KV62, sean tronos, sillas, cofres, etc. se ha podido reconstruir el desarrollo artístico. En la primera fase, es fácilmente identificable la continuidad del arte de Amarna: trazos gruesos, en la familia real se distingue un cráneo alargado, cuello estirado y vientre protuberante.[21] Los motivos artísticos siguen la línea de los retratos de la época de Ajenatón: el rey y su esposa, en escenas familiares, íntimas, en algunos casos bajo los rayos del dios único caído.

La representación de la pareja real es idéntica a las que se conocen de Ajenatón y Nefertiti, y el bajorrelieve que se ve en el reverso del trono ceremonial incluso representa sobre ellos el disco solar cuyos rayos acaban en manos dadoras de vida. Este trono es uno de los mejores ejemplos de la maestría de los artesanos egipcios, con una mezcla de tallas, bajorrelieve e incrustación, combinando distintos materiales. También la máscara funeraria combina distintas técnicas: de 54 cm, está construida con oro, cuarzo, obsidiana, lapislázuli y vidrio; en el reverso está inscrito el capítulo 151 del Libro de los Muertos, con la descripción de las distintas partes del cuerpo humano.[22]

Monumental estatua de Tutanjamón al modo tradicional del arte egipcio.

Segunda fase: El retorno a la tradición

Las monumentales estatuas del dios Amón en Karnak, personificadas con el rostro del Rey, muestran al faraón totalmente alejado de los cánones artísticos de Amarna. El retorno a la tradición es evidente no solo en el carácter monumental de las estatuas, sino también en el énfasis en la imagen tradicional del faraón: vestido con faldellín, corona, barba real y uraeus.

Asimismo, si bien no se conocen documentos que atestigüen campañas militares efectuadas por Tutanjamón, en su tumba se ha encontrado un cofre con imágenes del rey batallando en su carro y matando enemigos. Este es el mejor indicio del cambio de temas, el abandono de los motivos artísticos de Amarna, el faraón en imágenes familiares, por los tradicionales, con el faraón venciendo a sus enemigos.

Desde el punto de vista artístico, se observa que el viraje de la realeza, después de la aventura del faraón Ajenatón, hacia el retorno a la tradición, no fue efectuada de forma brusca, sino paulatina. A favor de esta posición se encuentra la necesidad no solo de gobernar un Estado, que al final del reinado de Ajenatón pudo haber sufrido una desestabilización, de acuerdo a lo atestiguado, por ejemplo en las cartas de Amarna, sino también de otorgarle un marco de legitimidad al nuevo rey dando muestras de continuidad con el estatus cuo vigente. El golpe de timón brusco lo daría Horemheb y el tiro de gracia los primeros reyes de la Dinastía XIX.

Todos los hombres del Rey

Del conjunto de evidencias rastreadas (ushebtis, pinturas, estatuas, etc.) en KV62 y en otros templos y tumbas de la nobleza, se ha podido reconstruir el universo de funcionarios de primera línea que rodeaban al faraón. Dada la precocidad del rey, seguramente eran quienes llevaban los destinos de Egipto bajo sus riendas en forma verdadera y efectiva.

Entre las joyas de su tumba, se encontraba este pectoral del rey. Era común utilizar imágenes de los jeroglíficos para construir joyas con el nombre del rey. En ésta es identificable, Neb Jeperu Ra, el nombre del trono de Tutanjamón: la barca solar define el jeroglífico Neb, el escarabajo en el centro la palabra Jeper que, junto con las tres flores de loto de la base del pectoral se transforma en el plural Jeperu y el disco solar de la parte superior es Ra.

Ay

Bajo el título de “Padre del Dios”, ostentado ya durante el reinado del Faraón hereje, Ay gozaba de un poder sin igual, con plena autonomía, incrementada ya desde los tiempos que era el padre de Nefertiti, y después, con el faraón niño, la discrecionalidad y libertad de movimiento le brindaba la posibilidad de obtener un verdadero poder: el poder detrás del trono.

El hecho de tener vínculos con la realeza, considerando que fue el padre de la Gran Esposa Real Nefertiti y el abuelo de la siguiente reina en poseer tal título, su nieta Anjesenamón, provee elementos para no sorprenderse de sus habilidades para los cargos políticos de alto nivel una vez fallecido Tutanjamón. Siendo el principal consejero del rey. Si bien, fue un actor de primer nivel durante el reinado de Ajenatón, sus orígenes pueden remontarse más allá de dicho reinado. Tanto Ay como la Gran Esposa Real de Amenhotep III y madre de Ajenatón, la famosa reina Tiya eran originarios de la ciudad de Ajmin.[23] Esto posibilitó la elaboración de hipótesis donde se afirmaba un grado de parentesco consanguíneo, enlazando a los principales personajes de finales de la Dinastía XVIII, o sea: Ay, Tiya, Nefertiti, Ajenatón, Tutanjamón y Anjesenamón. Si bien los nombres Ay, Tiya, Yuya y Tiyu (los padres de la reina Tiya, quienes proveyeron el mejor yacimiento arqueológico hasta el descubrimiento de la tumba de Tutanjamón) denotan una cierta característica familiar, no existe evidencia en concreto que relacione directamente en un lazo familiar a Ay y Tiya

Horemheb

Si Ay basaba su posición en sus vínculos con la realeza, Horemheb balanceaba el poder desde el lado del mando del poder militar. Era el delegado real en el ejército y fue quién llevó a cabo la recuperación de los territorios bajo la influencia egipcia tanto en el sur de Nubia como en el norte de Gaza y Siria. El egiptólogo Jacobus Van Dijk[24] afirma que Horemheb al mando del ejercitó procuró restablecer la presencia egipcia en Siria que se encontraba muy deteriorada por el avance de los hititas, quienes habían ya sometido al pueblo de Mitani quienes eran aliados de los egipcios desde los tiempos del faraón Amenhotep III como bien lo demuestran no solos los casamientos reales con las princesas mitanias Taduhepa y Giluhepa si no también las distintas misivas diplomáticas que salieron a la luz, las llamadas Cartas de Amarna.

Tal sometimiento provocó la ruptura del estatus quo en el fértil creciente y el avance de los hititas ya sobre las posiciones egipcias en Siria y Canaán.

Las campañas de Horemheb bajo el reinado de Tutanjamón posiblemente hayan sido infructuosas en cuanto a la recuperación de posesiones territoriales en Siria, y muy probablemente, la muerte repentina de Tutanjamón encontró a Horemheb lejos de la corte, en campaña. Esta oportunidad fue aprovechada por Ay para hacerse con el trono.

Najtmin o Minajt

Ocupaba un cargo dentro de la jerarquía militar, siendo conocido por el hecho de ofrendar una serie de ushebti con su nombre en KV62 en el momento de sepultar a Tutanjamón. Se supone que algún vínculo sanguíneo debiera existir con Ay, lo que daría la posibilidad de un cuadro de intriga política complejo,[25] ya que resultaría evidente que, si tal vínculo fuera cierto, el tal oficial Najtmin sería un contrapeso de Horemheb dentro del jerarquía militar. Finalmente, se ha encontrado una estatua de Najtmin con una leyenda inscrita en la que se lee “Hijo del Rey”, siendo del período de reinado de Ay, seria una muestra consistente de la intención de Ay de entronizar a una persona distinta de Horemheb, haciendo que el conflicto de intereses a la muerte de Ay fuera imparable. No se ha encontrado rastro alguno del oficial Najtmin, y la ascensión al poder de Horemheb hace suponer que su destino no fue de larga vida.

Maya o May

Se conoce de él por similar vía que Najtmin, o sea, por su ofrenda de ushebti en KV62 magistralmente desvelado por Howard Carter. Las inscripciones de la figurilla de madera designan a Maya como “Supervisor de los trabajos en el lugar de Eternidad”, es decir, los trabajos en el cementerio real.[26] Además, existe también mención a la posición de “Supervisor del Tesoro”. Resulta concluyente que, la posibilidad de ofrendar una estatuilla en el entierro del rey, implicaba que ostentaban una posición de mucha cercanía con Tutanjamón, ya que era considerado como un gran favor la oportunidad de dejar una ofrenda al rey en su tumba. Se sabe que Maya continuó en cargos gubernamentales, ya que existen rastros de su participación en trabajos del cementerio real, aún durante el reinado de Horemheb.

Usermont

El cargo de Visir, en egipcio Chaty –con funciones y responsabilidades cercanas a la posición de un primer ministro en una nación moderna actual–, estaba dividido en dos grandes áreas geográficas: el norte o Bajo Egipto y el sur o Alto Egipto. Usermont ejercía el cargo de Visir del Alto Egipto.

Pentu

Al igual que Usermont, su cargo implicaba responsabilidades en el Bajo Egipto.

Huy

Ejercía el cargo de Virrey de Kush, responsable de las explotaciones de las minas de oro nubias, así como también del control del tráfico comercial de productos desde la lejana tierra del Punt. Era una posición que implicaba un grado alto de responsabilidad, ya que la provisión de oro dependía mayormente de las minas nubias, y dicho oro era la moneda de cambio que los faraones egipcios tenían por ejemplo para pagar mercenarios como vasallaje de los principados y reyezuelos de Gaza, Siria y Fenicia. Esto quedó demostrado cuando salieron a la luz las Cartas de Amarna, donde en la correspondencia diplomática entre los faraones y los gobernantes cercanos se hacían menciones a demandas de entrega de oro por parte del faraón. Así la influencia egipcia dependía del flujo de oro con que podían contar los faraones.

Muerte

Murió c. 1327 a. C., hacia los 19 años de edad, tras reinar unos nueve años y sin haber podido consolidar su poder. Su prematura muerte dejó una cierta inestabilidad en Egipto, ya que era el último miembro varón de la dinastía XVIII.

Durante el reinado de Tutankamon hubo en el país una epidemia de malaria que causó la muerte de muchas personas. En la tumba del faraón se encontraron medicamentos contra la fiebre, lo que puede indicar que murió víctima de esa enfermedad.

Un estudio de ADN publicado en 2010, reveló a un faraón con el sistema óseo debilitado, lo cual, al ser víctima de una malaria severa, le habría provocado la muerte.[27]

A Tutankamón le sucedió su consejero y Gran Visir (Chaty) Jeperjeperura Ay, el padre de Nefertiti, desposando a la reina viuda Anjesenamón en un intento de darle legitimidad a su ascensión al trono. En términos familiares, Anjesenamón, al ser hija de Nefertiti, era nieta de su nuevo consorte quién acabaría reinando durante cuatro años. Durante este periodo Ay se ocupó del gobierno interior, mientras el general Horemheb se ocupaba de recuperar el prestigio exterior, bastante dañado durante los dos reinados anteriores, y fue posiblemente asociado al trono. Ambos nombramientos fueron apoyados por el clero de Amón, agradecido por los favores políticos recibidos.

Renacimiento: descubrimiento de su tumba

Howard Carter analizando el tercer y último ataúd antropomorfo de oro macizo, en cuyo interior se encontraba la momia de Tutankamon. Se aprecia que este ataúd todavía no se había extraído de la parte inferior del segundo sarcófago, considerado el más bello.
Artículo principal: KV62

Su tumba, KV62, fue encontrada en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922 por el británico Howard Carter, constituyendo uno de los descubrimientos arqueológicos con más publicidad de la historia de la egiptología, debido a la gran riqueza arqueológica encontrada.

El relieve que posee Tutankamon no se debe a los acontecimientos de su reinado, que fue breve e intrascendente comparado con el de otros grandes reyes como Tutmosis III o Ramsés II. La relevancia de Tutankamón en nuestro tiempo se produce con el tardío descubrimiento de su tumba, que es hasta el momento la única tumba real encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y prácticamente intacto.

Si bien dicha tumba fue violada por saqueadores en la antigüedad, el contenido de la tumba fue restituido y se volvió a sellar. Tres mil años después, en 1922, la tumba fue encontrada por Howard Carter, en una expedición sufragada por Lord Carnavon. A su descubridor le llevó casi una década despejar e inventariar todo el material encontrado.

La riqueza arqueológica encontrada, junto con el excelente trabajo llevado a cabo por Howard Carter y su equipo, permitieron conocer muchos aspectos de la vida del Antiguo Egipto, desde los avances científicos y tecnológicos o los aspectos artísticos, plasmados en vasijas, cofres, juegos, armas, etc.[28]

Descubrimiento y excavación

Plano de la tumba
Map of the Tomb of Tutankhamun.svg
Código Estancia Dimensiones
m
Área
A Escalera 4,7 x 1,6 7,5
B Corredor 7,6 x 1,7 12,9
C Antecámara 3,6 x 8,0 28,8
D Anexo 2,6 x 4,3 11,2
E Cámara funeraria 6,4 x 4,0 25,6
F Cámara Tesoro 3,8 x 4,7 17,9
Superficie Total = algo más de 100 m²

Veintiocho faraones fueron enterrados durante 420 años en el Valle de los Reyes y del orden de cincuenta equipos de arqueólogos fueron encontrando la mayoría de los enterramientos que se sabía que existían en el Valle a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX. Theodore Davis, que peinando el valle había encontrado unas treinta tumbas entre 1902 y 1914, declaró que consideraba agotado el yacimiento del Valle. Sin embargo, desde que Davis descubriera en 1907 fragmentos de objetos con el sello de Tutankamon, Howard Carter estaba convencido de que todavía no se había encontrado la tumba del rey niño y que debía hallarse cerca de la excavación de Davis, en un triángulo de una hectárea entre las tumbas de Ramsés II, Merenpath y Ramsés VI. Durante seis temporadas buscó la tumba en el mencionado triángulo, con resultados negativos, contando con el patrocinio de Lord Carnavon que gastó 25.000 libras. Carnavon dudó en interrumpir las excavaciones pero finalmente acordaron realizar una última campaña.[29]

Comenzada la última campaña, bajo los cimientos de unas cabañas de obreros que habían construido la tumba de Ramsés VI, el 4 de noviembre de 1922 apareció el primero de los escalones de la tumba prácticamente intacta. Recibió el nombre de KV62, por ser la número 62 descubierta en este Valle de los Reyes (King Valley en inglés).[30] Carter contrató para que le ayudasen en la excavación varios expertos de reconocido prestigio, entre los que se encontraban conservadores de antigüedades, especialistas en textos antiguos, catalogadores y dibujantes. El Museo Metropolitano de Nueva York le prestó al fotógrafo arqueológico Harry Burton que fotografió todos los objetos encontrados tal como se encontraron en la tumba y también después de retirarlos.[31]

Se trataba de una pequeña sepultura destinada a un personaje no real que debió ser transformada para acoger al rey ante su prematura muerte.[32] Carter y su equipo, supervisados por el gobierno egipcio, fueron retirando y catalogando en un lento proceso los 5.000 objetos que encontraron en las cuatro pequeñas cámaras concluyendo en febrero de 1932. Este material está en la actualidad en el Museo de El Cairo[29]

Protección de la momia del rey
Capillas doradas: 1, 2, 3 y 4
Sarcófago de cuarcita: a
Ataúdes antropomorfos: b, c, y d

En la estancia que Carter llamó Antecámara estaba apilado mobiliario, carros desmontados, armas, vestidos y comida. La que llamó Anexo estaba llena de objetos, preferentemente vasijas, muebles, armas, ungüentos y comida. En la cámara funeraria, la única decorada con pinturas, se encontraron cuatro capillas de madera recubiertas de oro, encajadas cada una dentro de la anterior, que cubrían a su vez un sarcófago de cuarcita roja que contenía tres ataúdes antropomorfos, también encajados uno dentro de otro, de madera chapada en oro, los dos más exteriores,y de oro macizo el más interior. Dentro del último estaba la momia del joven faraón, con la cabeza y los hombros cubiertos por la célebre máscara. En la cuarta sala, que recibió el nombre de Cámara del Tesoro, se encontraron las vísceras momificadas del rey y objetos empleados en el rito funerario.[33]

Sus restos y objetos en la tumba

En su tumba se encontraron sus restos y sus posesiones que han ayudado a comprender la sofisticación de la vida del Antiguo Egipto. Sin embargo poca información ha aportado sobre su biografía pues no había inscripciones importantes ni documentos sobre él.[34]

Los alimentos que contenía la tumba eran panes, pasteles de trigo y cebada, espalda de buey y costillas de cordero condimentadas con especias y miel, treinta grandes jarras de vino, así como dátiles, higos, uvas y almendras. Entre las armas había 46 arcos, desde uno infantil de 30 cm hasta otro de 1,8 m de largo, mazas, bumeranes y cuchillos. También se encontraron seis carruajes, cuatro de ellos de ceremonia de madera revestida con oro e incrustaciones de cristal y los otros dos más ligeros debían ser para cazar. Debió coleccionar bastones, pues aparecieron 130, todos diferentes de ébano, marfil, plata y oro, entre ellos uno sencillo de una simple caña con bandas de oro con la inscripción una caña que su majestad cortó con sus propias manos. Entre la ropa se hallaron más de cien taparrabos triangulares de lino que se ataban a la cintura y 27 pares de guantes.[35]

Tutankamon y su esposa Anjesenamón debieron tener dos hijas que nacieron muertas, pues en la tumba del rey se encontraron dos pequeños féretros que contenían dos fetos femeninos, uno de cinco meses de gestación y el otro debió morir al nacer.[36]

Trece capas de lino envolvían la momia del rey; hasta 143 joyas y amuletos se encontraron entre los pliegues de las telas cuyo fin era proteger la transformación del faraón de la muerte a la inmortalidad, entre ellos, la máscara que cubría su cabeza, un pectoral de oro con el dios Horus que le protegía colgado al cuello y, en la cadera derecha, un cuchillo de oro con la hoja de hierro.[37] El estudio de su momia reveló que el rey medía 1,63 metros de altura.[38]

Retratos de Tutankamon en su tumba
Tutankhamun emerging from lotus flower.jpg Mannequin of Tutankhamun.jpg Tutanhkamun innermost coffin.jpg Tutanhkamun tomb statue edit 1.jpg
Retrato infantil del rey en madera como dios sol Ra naciendo de una flor de loto azul.[38]
Maniquí de Tutankamon Hecho de madera policromada con el rostro del rey, cortado en caderas y hombros, para exhibir vestidos.
El rostro idealizado del faraón en el ataúd más interior. Porta un pequeño cayado y un látigo, símbolos del gobierno divino.
Una de las dos estatuas del Ka de Tutankhamon que guardaban la cámara funeraria.[39]

La maldición de Tutankamón

Artículo principal: Maldición del faraón

El hecho de que varios exploradores que participaron en el descubrimiento de la tumba de Tutankamón murieron poco después, algunos en circunstancias extrañas, ha dado pie a muchas historias fantásticas y leyendas.[40]

La ciencia tiene varias hipótesis, normalmente aceptadas; una es que en el aire viciado de la tumba de Tutankamón habría esporas de hongos microscópicos, conservadas durante varios milenios, que aún fueron capaces de infectar a varios de estos exploradores al inhalar el aire viciado.[41]

El descubridor de la tumba, Howard Carter, murió por causas naturales muchos años después.

Titulatura

Primer nombre de nacimiento

Bajo influencia de la teología de Amarna

Titulatura Jeroglífico Transliteración (transcripción) - traducción - (referencias)
Nombre de Sa-Ra:
Egyptian-Sa-Ra.PNG
Hiero Ca1.svg
i t
n
N5
t G43 t
 
S34 n
Aa1
Hiero Ca2.svg
twt ˁnḫ ỉtn (Tutanjatón)
Imagen viviente de Atón

Cambio de titulatura

Titulatura Jeroglífico Transliteración (transcripción) - traducción - (referencias)
Nombre de Horus:
G5
E2
D40
t G43 t
 
F31 s t G43 Z3
Srxtail2.svg
kȝ nḫt twt mswt (Kanaj Tutmesut)
Toro potente, nacido perfecto
Nombre de Nebty:
G16
nfr O4
p
G43 M40 Z2ss s W11
r
V28 D36
N17
N17
N21
N21
nfr hpw sgrḥ tȝ.wy (Neferhepusegeregtauy)
Quien con perfecta justicia pacifíca las Dos Tierras
Nombre de Hor-Nub:
G8
U39 N28
Z2s
O34
R4
t p
R8A
wṯs ḫˁw s ḥtp nṯrw (Udyesjau sehotepnecheru)
Aquél que lleva las coronas, quien alegra a los dioses
Nombre de Nesut-Bity:
nswt&bity
Hiero Ca1.svg
N5 L1 Z3 nb
Hiero Ca2.svg
nb ḫprw rˁ (Nebjeperura)
El Señor de las manifestaciones es Ra
Nombre de Sa-Ra:
Egyptian-Sa-Ra.PNG
Hiero Ca1.svg
i mn
n
t G43 t
 
S34
Hiero Ca2.svg
twt ˁnḫ ỉmn (Tutanjamón)
Imagen viviente de Amón
Nombre de Sa-Ra:
Egyptian-Sa-Ra.PNG
Hiero Ca1.svg
i mn
n
t G43 t
 
S34 S38 O28 M26
Hiero Ca2.svg
twt ˁnḫ ỉmn ḥḳȝ iwnw šmˁ (Tutanjamón Heqaiunushema)
Imagen viviente de Amón, gobernante de Heliópolis del sur
(Museo Egipcio de El Cairo)

Véase también

Notas

  1. Nebjeperura Tutanjamón es la transcripción al castellano de los jeroglíficos de los nombres de trono y nacimiento del faraón, según las convenciones académicas.
  2. También copiado de otros idiomas como Tutankhamun (inglés), Tutankhamon (francés), o Tutanchamun (alemán).
    Otras grafías de su nombre: Bibhurria, Heqaiunushema, Kanakhtutmesut, Kheperunebre, Nebkheperure, Nebkheprura, Nebkheprure, Nibkhururia, Pifururiya, Touatankhamanou, Tutankhaton, Tutankhuaten, Tutenchamun, Uerakhamon, Utkheskhauitefre.
  3. Cronología según von Beckerath, Grimal, Shaw, y Málek.
  4. a b Nombre del faraón en los epítomes de Manetón:
    Ratotis (Flavio Josefo, Contra Apión)
    Ratotis (Flavio Josefo, de Teófilo)
    Ratos (Julio Africano, versión de Sincelo)
    Atoris (Eusebio de Cesarea)
  5. Carter, Howard (1995). La tumba de Tutankhamon. Ed. Destino. ISBN 84-233-2538-5. 
  6. Zauzich, Karl (1992). Hieroglyphs Without Mystery, p.p. 30 y 31. University of Texas Press. http://www.utexas.edu/utpress/books/zauhie.html. 
  7. James P. Allen lo detalla específicamente al reproducir el bloque de caliza en Amarna Succession. Pag. 7 y 8.
  8. a b Cyril Aldred. Obra citada
  9. Rita E. Freed, Yvonne J. Markowitz, and Sue H. D'Auria. Obra citada; extraído de Murnane.
  10. Allen, James P. (2006). Causing His Name to Live: Studies in Egyptian Epigraphy and History in Memory of William J. Murnane. University of Memphis. http://history.memphis.edu/murnane/Allen%20-%20Amarna%20Succession.pdf. 
  11. Hawass, Z., Gad, Y., Ismail, S., Khairat, R., Fathalla, D., Hasan, N., Ahmed, A., Elleithy, H., Ball, M., Gaballah, F., Wasef, S., Fateen, M., Amer, H., Gostner, P., Selim, A., Zink, A., y Pusch, C. (2010). Ancestry and Pathology in King Tutankhamun's Family. JAMA, 303(7): 638-647
  12. Herrero Pardo, Alexandre (2005). «Kiya, la muy amada». Egipto a través de sus nobles. Consultado el 30. 04 de 2008.
  13. [1]
  14. Cf. «Mummy of Egypt's Monotheist Pharaoh to Return Home», en nytimes.com, 11-3-2010, consultado el 12-3-2010.
  15. Artículo del Dr. Zahi Hawass en la revista National Geographic de septiembre de 2010.
  16. [2]
  17. el Mahdy, Christine (2002). Tutankhamón: Vida y muerte de un rey niño. Editorial Península. ISBN 84-8307-516-4. 
  18. Bart, Anneke. «Queen Ankhesenamen» (en inglés). Saint Louis University. Consultado el 14, 05 de 2008.
  19. Lara Peinado, Federico (1991). El Egipto faraónico. Ed. Istmo. ISBN 84-7090-254-7. 
  20. Parra Órtiz, José Miguel, El Faraón Maldito Akhenatón en La revista Historia National Geographic, número 39, ISSN 1696-7755
  21. Rita E. Freed, Yvonne J. Markowitz, and Sue H. D'Auria (ed.) (1999). Pharaohs of the Sun: Akhenaten - Nefertiti - Tutankhamen. Bulfinch Press
  22. Fassone, Alexia; Ferraris, Enrico (2007). Egipto. Mondadori. ISBN 88-370-4414-3. 
  23. Cyril Aldred Akhenaten: King of Egypt, Thames & Hudson; Rep edition, 1991
  24. Ian Shaw y otros. Historia Del Antiguo Egipto, La Esfera De Los Libros, S.L., 2007.
  25. Reeves, Nicholas. Todo Tutankamón. El rey. La tumba. El tesoro real. Barcelona, 1991
  26. Reeves, Nicholas. Obra citada
  27. Tutankamón murió de malaria.
  28. Alegre, Susana (2004). Tutankhamón: : imágenes de un tesoro bajo el desierto egipcio. Fundació Arqueològica Clos. ISBN 84-932007-5-1. 
  29. a b Oconnor y otros, obra citada, pág. 117-132
  30. Mascort Roca, obra citada, pág. 34
  31. Oconnor y otros, obra citada, pág. 128
  32. Mascort Roca, obra citada, pág. 35
  33. Mascort Roca, obra citada, pág. 37
  34. Oconnor y otros, obra citada, pág.132
  35. Oconnor y otros, obra citada, pág.149-154
  36. Oconnor y otros, obra citada, pág.156
  37. Oconnor y otros, obra citada,pág.131
  38. a b Oconnor y otros, obra citada, pág. 149
  39. Oconnor y otros, obra citada, pág. 124
  40. Sentinella, David obra citada, pág. 211
  41. Sentinella, David obra citada, p.p. 211-216

Referencias

Bibliografía

Para conocer más de la vida de este faraón y su periodo histórico, véase:

  • Carter, Howard; tr Portell, Rosa (1976). La Tumba de Tutankhamón. Editorial Destino. ISBN 84-233-1684-X. 
  • Desroches Noblecourt, Ch., tr Cela, Ana (1989). Vida y muerte de un faraón. Tutankhamen. Barcelona. 
  • Reeves, Nicholas (2001). Todo Tutankamón. El rey. La tumba. El tesoro real. Barcelona, edit. Crítica. 
  • Barry J. Kemp; tr. Tusell, Mónica (1989). 'El Antiguo Egipto. Barcelona, edit. Crítica. ISBN = 84-8432-485-0. 
  • Ian Shaw y otros (2007). Historia Del Antiguo Egipto. La Esfera De Los Libros, S.L. 
  • Manetón (2008). Historia de Egipto. Madrid: Akal Ediciones. ISBN 978-84-460-2551-1. 
  • Oconnor, Forbes, Lehner y otros (1996). Egipto: Tierra de los Faraones, Segunda parte. Barcelona: Ediciones Folio, S.A.. ISBN 84-413-0155-7. 
  • Mascort Roca, Maite (2006). «El tesoro de un faraón Tutankhamón». la revista Historia National Geographic, número 24. ISSN 1696-7755. 

En inglés:

  • Hawass, Z., Gad, Y., Ismail, S., Khairat, R., Fathalla, D., Hasan, N., Ahmed, A., Elleithy, H., Ball, M., Gaballah, F., Wasef, S., Fateen, M., Amer, H., Gostner, P., Selim, A., Zink, A., y Pusch, C. (2010). Ancestry and Pathology in King Tutankhamun's Family. JAMA, 303(7): 638-647.
  • The Griffith Institute. Tut’ankhamun’s tomb series. Oxford, 1963-1990.
  • Cyril Aldred: Akhenaten: King of Egypt, Thames & Hudson; Rep edition, 1991, ISBN 0-500-27621-8
  • Peter Clayton. Chronicle of the Pharaohs.
  • Rita E. Freed, Yvonne J. Markowitz, and Sue H. D'Auria (ed.) (1999). Pharaohs of the Sun: Akhenaten - Nefertiti - Tutankhamen. Bulfinch Press. ISBN 0-8212-2620-7.

Enlaces externos

Predecesor:
Semenejkara
Faraón
Dinastía XVIII
Sucesor:
Ay


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