- Catedral Metropolitana de Medellín
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Catedral Metropolitana de Medellín
Catedral Basílica de la Inmaculada
Concepción de María de MedellínFachada principal Ciudad Medellín, Antioquia. País Colombia Culto Católica Romana Tipo Catedral, Basílica Menor Relacionado a Arquidiócesis de Medellín Arquitecto Charles Émile Carré Comienzo de la
construcción19 de enero de 1890 Consagración
o conclusión12 de agosto de 1931 Estilos
predominantesNeorrománico Catalogación Monumento Nacional
de ColombiaPlano general de la Catedral Catedrales de Colombia Basílicas de Colombia La Catedral Metropolitana de Medellín, oficialmente Catedral Basílica Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María, es una iglesia catedralicia de culto católico romano dedicada a la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Está situada en la zona céntrica de la ciudad de Medellín (Colombia), en el barrio Villanueva, al costado norte del Parque de Bolívar. Además, el templo fue llamado antiguamente y aun se le conoce pero en menor medida, como Catedral de Villanueva, especialmente durante su construcción para distinguirla de la Iglesia de la Candelaria, que por ese entonces era sede episcopal.
La catedral es el principal templo de la Arquidiócesis de Medellín, sede del Arzobispo, así como del Capítulo Metropolitano. Igualmente, es la sede de la "Parroquia de la Catedral".[1] En 1948, el Papa Pío XII le concedió al templo el título litúrgico de Basílica Menor por breve del 12 de junio de ese mismo año.
El edificio fue diseñado por el arquitecto francés Charles Émile Carré (1863-1909), en estilo neorrománico, cuenta con planta en cruz latina, consta de tres naves longitudinales, a su vez atravesadas por el transepto o nave transversal, y sus dos torreones tienen 66 metros de altura hasta la cruz.[2] Además, es una gran estructura de ladrillo macizo, pues para su construcción se utilizaron aproximadamente 1.120.000 ladrillos de 8 decímetros cúbicos cada uno (unidos entre sí con argamasa),[2] los cuales envuelven un volumen de 97.000 metros cúbicos.[2] Por su valor histórico y por ser una de los principales obras arquitectónicas del país, fue declarada Monumento Nacional de Colombia el 12 de marzo de 1982.[3]
También posee un pequeño museo de arte religioso, localizado en una sala contigua a la basílica,[4] y no se encuentra abierto al público. La colección cuenta aproximadamente 40 obras pictóricas (entre los siglos XVII, XVIII, y XIX) y 15 obras escultóricas (entre los siglos XVIII y XIX).[5]
Contenido
Historia
La historia de la catedral está dividida en dos etapas; la primera de ellas comienza en 1868 con la creación de la Diócesis de Medellín y Antioquia y la posterior búsqueda de una edificación adecuada para ser un templo catedralicio; este periodo termina en 1883. La segunda etapa comienza en 1886 cuando Bernardo Herrera Restrepo toma posesión como nuevo obispo y emprende la tarea de edificar la catedral. Además, la política es un factor influyente en la historia de la basílica, dado que se vivía la rivalidad entre las ciudades de Medellín y Santa Fe de Antioquia; ésta última pierde en 1826 su condición de capital de la provincia de Antioquia (hoy Departamento de Antioquia) de manos de la segunda, lo que incidió para que más tarde también fuera trasladado el poder religioso.
Primera etapa, origen y fracaso
Cuando el Papa Pío IX ordenó la traslación de la silla episcopal de la Diócesis de Antioquia donde funcionaba desde 1828 a la ciudad de Medellín, con el nombre de Diócesis de Medellín y Antioquia el 14 de febrero de 1868, nombró ejecutor del decreto al Arzobispo de Bogotá, el antioqueño Vicente Arbeláez Gómez, quien expidió el decreto ejecutorial el 1 de agosto de 1868. En ese decreto determinó que "el Templo de La Candelaria sirviera de catedral, mientras se edificaba un templo bastante cómodo y decente, el que elevaba desde antes de construirlo a la dignidad de catedral con todos los honores, derechos y privilegios consiguientes, dedicando ese mismo templo a la Inmaculada Concepción de la Virgen María".[6]
Valerio Antonio Jiménez fue preconizado Obispo de Medellín y Antioquia en 1868, consagrado en Bogotá el 28 de junio del mismo año, entró a Medellín y tomó posesión de la diócesis el 16 de noviembre de 1868, y después de atender los asuntos organizativos más urgentes, se empeñó en la construcción de la catedral. Con tal fin reunió el 29 de marzo de 1870 a los Canónigos y les manifestó el interés que tenía de empezar lo más pronto la Iglesia que sirviera de catedral y que correspondiera a la dignidad de la nueva diócesis, y en vista de la magnitud de la obra quería, ante todo, contar con la cooperación y apoyo del Capítulo.[6]
En dicha reunión, el Prelado obtuvo el interés y apoyo de los Canónigos, de lo cual se resuelve, consultando la conveniencia pública, que la nueva catedral se construya en la Plaza de Villanueva (hoy Parque de Bolívar). Además, aprobaron una comisión compuesta por los Canónigos José Dolores Jiménez y Sebastián Emigdio Restrepo, y por los laicos Pedro Justo Berrío (Presidente del Estado de Antioquia), Marcelino Restrepo, Gabriel Echeverri, Ramón Martínez B. y Guillermo Restrepo, para que arreglasen los contratos necesarios a fin de obtener los terrenos requeridos para la construcción de la catedral, el Palacio Episcopal y el Colegio Seminario. Esta resolución fue comunicada a dichos personajes por medio de una circular fechada el 3 de abril y firmada por el Pbro. José Joaquín Isaza.[6]
La invitación del obispo fue secundada activamente en la primera reunión el 7 de abril de 1870. En ella se nombró presidente de la Junta a Pedro Justo Berrío, Vicepresidente al Pbro. José Dolores Jiménez y Secretario a Guillermo Restrepo Isaza. Además se distribuyeron las Comisiones para las diferentes tareas, especialmente la encargada de la compra de los terrenos.
En las siguientes reuniones de la Junta se informó de las labores ejecutadas por las distintas comisiones. Entre los logros más destacados, se encuentra la donación de los terrenos por parte del ingeniero y filántropo inglés Tyrrel Moore para la construcción de la catedral, adicionalmente junto a ese lote se encontraba la “Plaza de Villanueva”, terreno que el mismo Moore había trazado y donado para la ciudad, el cual se llamó en un principio “Plaza de Villanueva”, y, por deseo de Moore pasó a llamarse “Plaza de Bolívar” en honor al Libertador, (hoy Parque de Bolívar). La Junta también logró negociar de manera favorable la piedra de cantera que se necesitaría para la construcción de los edificios, además de una corriente de agua potable y la adquisición de otros terrenos aledaños.
Se convocó en la Iglesia de La Candelaria que era la catedral, a los católicos interesados a una reunión el 25 de marzo de 1871, encabezada por el obispo y por los de la junta; se dio a conocer el decreto del 8 de febrero de 1871 que ordena la construcción de la catedral en la Plaza de Bolívar, y en donde también se agradece especialmente al señor Tyrrel Moore por la generosa donación. En la reunión, el obispo declaró la necesidad de construir un templo "más cómodo y capaz" que La Candelaria "más digno de las riquezas, ilustración y progreso de la ciudad de Medellín" y "más apropiado para la más cumplida satisfacción de las necesidades espirituales de toda la Diócesis en general". Invitó a los feligreses a ofrecer mandas y donativos para poder empezar la obra. Todos los allí presentes ofrecieron su ayuda.
El 4 de febrero de 1873 fue restablecida la Diócesis de Antioquia (Santa Fe de Antioquia); desde entonces el obispado comenzó a llamarse simplemente Diócesis de Medellín.
Tiempo después, la Junta de la catedral planteó dos opciones para obtener el diseño: la primera, la consecución de libros de arquitectura religiosa para extraer de allí el boceto, y la segunda, inspirada por el Obispo Coadjutor, José Joaquín Isaza, la de conseguir en el extranjero un arquitecto que elaborara el diseño. Se optó por la segunda.
Consecuentemente Monseñor Isaza, como Deán del Capítulo, hombre formado en Bogotá, inició los primeros contactos orientados a buscar un arquitecto jesuita, pero ante la dificultad de encontrarlo, acudió a los franciscanos, quienes enviaron dos de sus sacerdotes y al arquitecto Felipe Crosti, quien llegó a Medellín el 14 de agosto de 1874, gracias a un arreglo del viaje que hiciera el cónsul de Colombia en Roma. El 5 de octubre del mismo año, anota el Obispo Isaza, que había hablado con los arquitectos, que Crosti le parecía hombre entendido pero pretencioso y que el fraile era bueno, moderado y podía servir de mucho.
Posteriormente, se llegó a un acuerdo, y se firmó con Crosti un contrato el 18 de noviembre con una validez de un año, por medio del cual se le asignaba, a partir del 1 de noviembre, ciento diez pesos fuertes ($ 110) y ciento sesenta pesos fuertes ($ 160) por indemnización, y se designó como director adjunto al R.P. Benjamín Masciantonio, con la asignación mensual de sesenta pesos.
De una nota de Felipe Crosti, leída en la sesión del 3 de febrero de 1875, informa lo siguiente:
"Para el 15 de enero del año próximo (1875) puede darse principio a los trabajos del templo, que va a construirse. Para ese día estará también formada la planímetra de los nuevos planos, de los cuales acompaño a Su Señoría Ilustrísima un proyecto de embrión"."He reducido la extensión de los primeros en longitud, y he sustituido la forma de cruz latina con una de figura semigriega, para darle mayor latitud".
"Juzgo que conviene conseguir lo siguiente:
El Obispo Jiménez expidió decreto el 17 de mayo de 1875, nombrando a Crosti como director, al Padre Benjamín Masciantonio como subdirector y al padre José Dolores Jiménez como Tesorero Pagador. Además, que desde ese día se diera principio formal a los trabajos de construcción del templo Catedral, los cuales no debían interrumpirse a no ser por causas graves. Crosti estuvo al frente de la obra hasta el 18 de noviembre de 1875, cuando terminó su contrato, el cual no fue renovado, además, al año siguiente, la construcción tuvo que suspenderse por causa de la guerra civil de 1876-1877 que tuvo un carácter político-religioso.
Después de cinco años de suspensión de la obra, el nuevo Obispo de Medellín José Ignacio Montoya Peláez, expidió un decreto el 12 de julio de 1882, nombró una nueva junta, con el Pbro. José María Gómez Ángel y el laico Guillermo Restrepo Isaza.[8] El 19 de junio se reanudó la construcción, y la Junta estuvo al frente de los trabajos hasta el mes de octubre de 1883, cuando el Obispo Montoya decretó la suspensión definitiva, a partir de los conceptos negativos de los Padres Gómez Ángel y Masciantonio, quienes resaltaron la monumentalidad del edificio y la incapacidad e incompetencia profesional de Crosti.[8]
A pesar de que los planos habían sido revisados y rectificados, resultaba la obra de tal magnitud que sería imposible acabarla en el transcurso de muchos años, los diseños de Crosti pretendían una catedral de cinco naves que incluía los atrios actuales, además, los materiales de que se disponía no tenían la resistencia necesaria, y fuera de eso, los diseños contenían serios problemas estructurales, es así que el arquitecto no resultó con las capacidades que la obra requería.[8]
Segunda etapa, la definitiva
El 21 de enero de 1886 tomó posesión de la Sede Episcopal de Medellín Bernardo Herrera Restrepo, comenzando lo que pudiera llamarse la segunda época o etapa definitiva de la Catedral. Encontró que la construcción de la catedral había sido suspendida por su antecesor, por lo cual, solicitó otros conceptos. Primero acudió al arquitecto bogotano Mariano Santamaría, quien descalificó los diseños de Crosti y señaló graves errores en los planos.
Como el Obispo Herrera se había educado en Francia, solicitó concepto al Abate L. Douillard, obispo de París y notable arquitecto francés, quien desecha totalmente la obra de Crosti. Además, el obispo galo le recomienda al arquitecto Carlos Carré, de quien dio el más alto concepto. Informó entre otras cosas, que se trataba de uno de sus mejores discípulos, con una experiencia de más de ocho años bajo su dirección, uno de los alumnos más lúcidos de la Escuela de Bellas Artes, además de que trabajaba en ese entonces como inspector de la Iglesia del Sagrado Corazón de Montmartre (París), y quien además "era un magnífico católico, que tenía 25 años y que estaba intacto" (el arquitecto Carré).
Luego, el Obispo Herrera procedió a restablecer la junta, la cual quedó compuesta por los Canónigos José Dolores Jiménez, Juan de Dios Uribe, José María Gómez Ángel, Rafael María González, Sebastián Emigdio Restrepo y los laicos Marceliano Vélez (Gobernador del Departamento de Antioquia), de los hermanos Próspero, Guillermo y Carlos Restrepo Euse. Dicha Junta conoció las gestiones que había estado haciendo el obispo Herrera con el Abate Douillard, y en la reunión del 22 de septiembre de 1888, se aprobó la venida del arquitecto Carré. Mientras en Francia el obispo y su discípulo hacían un diseño preliminar, en Medellín se fabricaban intensamente grandes cantidades de ladrillo a petición de éstos, que ya sabían la disponibilidad de materiales con que contaba la región.[9]
Carré llegó el 30 de julio de 1889, y se ubicó en una celda del seminario, que simultáneamente le sirvió de habitación y de estudio. Concluyó los planos del templo en noviembre del mismo año, basado en los tres tomos de "Eglises de bourgs et villages" traídos de Europa.[9] Lo estipulado con Carré fueron los planos, la dirección de la construcción y la formación de algunas personas para que pudieran terminar la obra, ya que su contrato vencía el 14 de junio de 1894 y no se le renovaría.
En la reunión de la Junta del 19 de enero de 1890, el Obispo presentó los planos que había diseñado para la construcción de la catedral el arquitecto Carré, quien, estando presente, explicó y satisfizo las observaciones que se hicieron. La Junta acordó aceptar dichos planos por estar en todo conformes con las opiniones de cada uno de los miembros e inmediatamente se procedió a la construcción de la catedral, con los planos y bajo la hábil dirección de Carré. Puede decirse que en esta fecha nació verdaderamente la actual catedral de Medellín.[10] Después, en 1891 fue nombrado Mons. Jesús María Marulanda como encargado de la construcción de la catedral, y gracias a su capacidad financiera, su actividad permanente y su sentido práctico se dio un gran empuje a la obra.[2]
Para la construcción se utilizaron diferentes materiales, como varias clases de piedra, la común, la de lujo, la para los plintos, la negra, la de canto. En un comienzo, los ladrillos fueron comprados a varias ladrilleras por miles, entre varios tipos: ladrillos sencillos, ladrillos dobles, ladrillos moldurados, ladrillos de clase. Después, Monseñor Marulanda compró por Belén un tejar donde se fabricaron los ladrillos y las tejas necesarias para el templo y vendía el resto con cuyas ganancias pagaba los demás gastos.[2] Se utilizó la argamasa, mezcla de arena y de cal para pegar los adobes. Las piedras las traían de El Poblado o las sacaban de la quebrada La Loca. La cal procedía de Santa Bárbara. El agua para la mezcla provenía del acueducto de La Ladera y era propia. También fueron utilizados otros materiales, como pólvora y mezcla para pólvora, clavos, maderas para alfardas, bejucos, tablas y trozas para las columnas. Monseñor Marulanda compró una finca en Envigado para la provisión de esas maderas comunes para construcción, pues las maderas finas procedían de San Roque, San Luis y Puerto Berrío. En esta última localidad, Monseñor Marulanda compró una finca para dicho fin, la que a su vez sostenía con la venta de la madera sobrante.[2]
Luego, el Obispo Bernardo Herrera Restrepo partió para Bogotá, con el fin de hacerse cargo de la Arquidiócesis de Bogotá, y el 18 de junio de 1892 tomó posesión de la Diócesis Joaquín Pardo Vergara, quien continuó la construcción de la catedral. Para 1897 se terminó una de las sacristías, la que se encuentra hacia la calle Ecuador y el 17 de octubre del mismo año se bendijo, con el fin de utilizarla como capilla, se consagró a la Inmaculada Concepción y prestó servicio hasta poco antes de la inauguración de la catedral.
Carré continuó su labor hasta junio de 1894, dejando gran parte de las arcadas centrales y de la sacristía (que en el último período le sirvió de estudio), los planos y las suficientes directrices a los constructores empleados para terminar el edificio. Lo reemplazaron los señores Heliodoro Ochoa y Salvador Ortiz, los cuales estuvieron vinculados a la obra hasta que murieron en 1916 y 1919 respectivamente, y quienes dejaron la obra muy adelantada.
Luego, desde la partida de Carré hasta 1898, el templo fue sometido a ciertas contrapropuestas en el diseño original como fueron: los nichos que albergan imágenes en los ábsides que rematan las naves laterales (ya construidos), la arcada ciega sobre las columnatas principales (en proyecto), una cúpula que cubría el crucero, y el bajo relieve que adornaría el tímpano del acceso central (estos dos últimos nunca realizados).
El maestro Francisco Antonio Cano, creyendo desacertadas desde su punto de vista todas estas propuestas reformadoras, manifestó su malestar en un artículo publicado en la revista El Montañés (No.8, de abril de 1898), anotando, ante la inquietud sobre el vacío del tímpano que debía ser completado con una pintura. El destacado pintor opinó, además, que los nichos realizados en los ábsides, reemplazando las repisas dibujadas por Carré para sostener estatuas, serían un “verdadero error estético, porque se ha quitado a esa superficie tan hermosa la unidad que le daba su limpieza, interrumpiendo con un hueco de tan mezquina forma”. Acerca de la idea de cambiar el muro liso diseñado por Carré sobre las arcadas por un triforio (arcada falsa) donde se ubicarían esculturas, comentó que aparte de su difícil apreciación desde abajo sería demasiado costosa, así fueran las esculturas hechas en “groseros barros cocidos”. Afortunadamente fue respetada la autoría intelectual de Carré y el concepto de Francisco Cano sobre la sobria cubierta del crucero: “Torre cuadrada de sencillísima forma, en vez de una cúpula que muchos desearon”
El 24 de febrero de 1902 la Diócesis de Medellín fue elevada por el Papa León XIII a la categoría de Arquidiócesis.[11] El 12 de agosto de 1906 llegó a la ciudad como Arzobispo Manuel José Caycedo, y se vinculó a la construcción de la Catedral, como sus predecesores.
El reloj de la fachada principal fue donado por el ex-presidente del Estado de Antioquia Recaredo de Villa y fue inaugurado a las 12 del mediodía del 20 de julio de 1910, para celebrar el primer centenario del grito de Independencia de Colombia, además, también se inauguro la torre derecha del templo.
El diseño u obra negra de la catedral puede considerarse que fue terminado en 1917, cuando el 24 de mayo de ese mismo año se realizó la primera misa pontifical, celebrada por Caycedo, con motivo de sus bodas de plata episcopales.[12] Este fue el primer acto litúrgico episcopal celebrado antes del traslado de todo el culto de La Candelaria a la nueva catedral.
En 1919 el Arzobispo Caycedo contrató al arquitecto italiano Giovanni Buscaglione, hermano salesiano, nacido en Piamonte el 1 de marzo de 1874, quien había trabajado en importantes obras en Italia, Constantinopla, Esmirna y Alejandría. Buscaglione diseñó el baldaquino, los altares, el púlpito, el Coro y demás obras ornamentales del templo. Al lado del arquitecto y como encargado de los trabajos estuvo Lucas Vásquez quien posteriormente se encargó de la etapa final. Además, a Buscaglione también se le encargó el diseño y construcción del Seminario Mayor (1919-1928), el cual se había postergado para dar prioridad a la catedral (actualmente es un centro comercial y sede de la Curia arquidiocesana).
En 1920, fue construido el atrio del templo por la Sociedad de Mejoras Públicas con la colaboración del Municipio de Medellín. En 1923 el Arzobispo Caycedo, viendo la estrechez de la capilla (que se había habilitado para culto y dedicado a la Inmaculada Concepción), que tenía una capacidad de unas 300 personas, ordenó que el culto se hiciera dentro de la misma Catedral, pues ya estaba terminado el edificio y empezaba su ornamentación.
El 12 de marzo de 1924 con motivo de las bodas de oro sacerdotales de Monseñor Marulanda, fueron inaugurados los altares y en 1925 se celebró la segunda misa pontifical, cuando Medellín celebró los doscientos cincuenta años de su erección como Villa, a la que asistió el entonces Presidente de la República Pedro Nel Ospina.
El 7 de septiembre de 1928 a las cuatro y media de la tarde tuvo lugar un incendio en la parte superior central del crucero provocado por un rayo; el cuerpo de bomberos, la policía y el ejército trabajaron de manera activa y eficaz para extinguirlo.[13]
En 1931 se estimó que ya el edificio podía darse al servicio como catedral. Así lo determinó el Arzobispo Caycedo, mediante decreto el 11 de agosto del mismo año, pasando la catedralidad de La Candelaria, que mantuvo durante 63 años y devolviendo a ella el culto parroquial. Para lo cual, Mons. Caycedo hizo la traslación solemne del Santísimo desde de la antigua catedral (Iglesia de La Candelaria) y acompañado de sus sufragáneos los Obispos Francisco Cristóbal Toro Correa[14] y Miguel Ángel Builes Gómez[15] y del Capítulo Metropolitano, del Clero, de las autoridades civiles y militares, además de la población en general. El 12 de agosto de 1931, el templo fue inaugurado como Catedral, con motivo de las bodas de plata de la posesión de Mons. Manuel José Caycedo en la Arquidiócesis.
El 30 de marzo de 1933, el ingeniero Oskar Binder llevó a Medellín el órgano de marca Walcker para la catedral, y además, se dio a la tarea de su montaje, el cual estuvo listo para su estreno a finales de julio de 1933. Para dicho estreno, y con el fin de adiestrar personal para su manejo, la Arquidiócesis contrató por un año los servicios del organista alemán Alfonso Maerz. El 12 de agosto del mismo año, a las cuatro de la tarde, el Arzobispo Manuel José Caycedo bendijo el órgano, y el señor Maerz dio un concierto con un lleno total.
En 1944 se desvió la quebrada “La Loca” por la Calle La Paz, la cual pasaba debajo del presbiterio y desde 1910 se venía tratando el problema con las entidades oficiales.[16] Al parecer la quebrada fue canalizada antes de los trabajos de Carré y dicha canalización consiste en un arco romano, (formando una bóveda), la cual va más o menos desde la mitad de la Plazuela Pardo Vergara, hasta pasar la calle de Venezuela, en la Plazuela Caicedo. Este lugar no ha tenido ningún uso, aunque se ha pensado en aprovechar el espacio para ubicar osarios.
El Papa Pío XII le concedió a la catedral el título de Basílica Menor por breve del 12 de junio de 1948. Se hizo la consagración el 11 de agosto de 1950 por Monseñor Luis Andrade Valderrama, obispo de Santa Fe de Antioquia, y fue proclamada públicamente Basílica Menor dos días después.
En 1952, el empresario y filántropo Pablo Tobón Uribe donó a la Basílica la suma de doscientos mil pesos ($ 200.000) con destino al embellecimiento e iluminación de la misma, con lo cual se compraron nuevas campanas, confesionarios, 12 altares y mesas de mármol, una custodia y lámparas de alumbrado.
En 1961, varios vecinos de la Basílica pidieron que se estableciera una parroquia en dicho templo, por lo cual el Arzobispo Tulio Botero Salazar crea la “Parroquia de la Catedral”, por decreto del 29 de junio de 1962, quedando a cargo de todo lo referente al culto en la Basílica y la administración del edificio. El 12 de marzo de 1982 la catedral fue declarada Monumento Nacional de Colombia.[16] En la tarde del 5 de julio de 1986 el Papa Juan Pablo II visitó la catedral, y al verla exclamo ¡Magnífica, magnífica!.[17]
Entre 1998 y 1999 se adelantó por cuenta del Consejo de Monumentos Nacionales el diagnóstico para constatar el estado físico del edificio y poder proceder a su restauración. Ganó el concurso para este fin la Fundación Ferrocarril de Antioquia.[16] El trabajo se comenzó en 1998 y se entregó en marzo de 1999; y para lo cual se realizó una investigación histórica, el levantamiento arquitectónico y finalmente se dio un informe detallado de deterioros, grietas, humedades, desprendimientos y otros problemas.[16] La conclusión fue que la Catedral estaba enferma, pero no desahuciada ni en estado terminal. Por lo cual el Instituto Nacional de Vías -INVIAS- había hecho donación al Departamento de Antioquia de un valioso inmueble con destino a la restauración de varios monumentos nacionales en Antioquia, entre los cuales está la Catedral de Medellín, pero hoy en día aún está pendiente la restauración del Templo.[16]
La obra de Felipe Crosti
Actualmente no existen planos ni maquetas de la obra que pretendía construir Crosti, solo están los informes que él mismo dejó, además, también están los datos suministrados por el arquitecto bogotano Mariano Santamaría, consultado por el Obispo Bernardo Herrera Restrepo.[8] Con base en ellos, se sabe que la planta era de cinco naves, comenzaba donde hoy termina la última escala del atrio y acababa cerca a donde está el baldaquino, pues el mismo Crosti dice que construyó un muro para aislar la construcción de la quebrada La Loca y comprendía todo el terreno que hoy ocupan los atrios laterales.[8]
Las alturas eran: la cúpula 90 a 100 m, los muros de la nave central 60 m y las naves laterales 25 m. El ancho de la fachada era de 60 m. La planta era en forma de crux conmissa o cruz de San Antonio, pues el travesaño horizontal tenía la misma medida que el vertical. La nave central era de 20 m de ancho y las cuatro naves laterales, cada una de 16 m.[8] También se sabe que la bóveda de la nave transversal solo tenía apoyos en dos columnas y dos brancas,[18] lo que es insuficiente y de difícil ejecución. Lo mismo sucede con el Coro que era de 30 m de altura y sin bases suficientes.[19]
Era pues de dimensiones monumentales, irrealizable con los materiales que existían en esa época en Medellín.[8] Ya el Obispo Jiménez le había desechado el primer diseño por monumental y costoso. Entre los datos del arquitecto Santamaría, dice: “el plano adolece de muchísimos defectos de estilo y de construcción”,[19] y el Abate L. Douillard a quien también se le solicitó concepto, descalificó los diseños, los cuales reflejaban una gran ignorancia en arquitectura; sería él mismo quien recomendara a Carré.[20] Así pues, la suspensión total del proyecto de Crosti fue lo que se consideró más sensato; y en realidad, lo que se perdió fueron los cimientos, los cuales más adelante no sirvieron para el nuevo diseño de Carré.[8]
Contexto urbano
La catedral se encuentra emplazada en el barrio Villanueva, en plena zona céntrica de Medellín, al costado norte del Parque de Bolívar, nombrado así en honor al libertador Simón Bolívar, pero no fue sino hasta 1923 que se colocó en todo su centro la estatua ecuestre del libertador, obra del escultor italiano Giovanni Anderlini y fundida por el también escultor italiano Eugenio Maccagnani.[21]
Dicho parque es un sitio emblemático de la ciudad, cargado de simbolismos históricos y culturales. A su alrededor convergen varias vías nombradas en honor a sitios y a eventos relacionados con el libertador, como es el caso de las calles Perú y Bolivia, las carreras Venezuela y Ecuador, naciones liberadas por Bolívar, también se hallan las calles Caracas y La Paz, esta última pasa justo por la parte posterior de la catedral. Asimismo, se encuentra la carrera Junín, uno de los pasajes comerciales más tradicionales de la ciudad, el cual remata en el costado sur del parque y es llamada así en memoria de la batalla del mismo nombre.[22]
Las vías que enmarcan al Parque de Bolívar son: por el occidente la carrera 49 (Venezuela), por el oriente la carrera 48 (Ecuador), por el sur la calle 54 (Caracas) y por el norte da con la fachada principal de la catedral.[22]
Anteriormente, el barrio Villanueva junto con el barrio Prado, conformaban el sector residencial más lujoso del Centro, unidos por un corredor que los integraba, sin embargo, con la creación de la Avenida Oriental en la década de los 60 se cortó dicha integración.[23] Muchas casas fueron reemplazadas por enormes edificios que atrajeron a nuevos habitantes.[23] Y a partir de los años 80, Villanueva sufrió el deterioro de su espacio público, inseguridad y proliferación de indigencia y prostitución, además, las pocas casonas que aún quedan se convirtieron en sedes comerciales padeciendo un paulatino deterioro.[23]
No obstante, el sector se ha recuperado, la seguridad ha mejorado notoriamente,[23] en el parque se realizan frecuentemente eventos culturales, como conciertos al aire libre y encuentros artesanales, y en el costado sur-oriental se encuentra el Teatro Lido restaurado en 2007,[24] sede del Ballet Folclórico de Antioquia, también se busca rescatar el patrimonio arquitectónico del sector.[23]
Características del edificio
La basílica fue construida bajo los parámetros del estilo neorrománico, una reinterpretación del estilo románico, llevado a cabo en el templo de forma sobria y sencilla, careciendo de la exuberancia de las grandes catedrales. La planta es cruciforme, tiene 6.078 m² de área, consta de tres naves longitudinales, la principal y dos laterales, a su vez atravesadas por el transepto o nave transversal que forma los brazos de la cruz. Cada nave longitudinal cuenta con acceso por la fachada principal y termina en ábsides, además, las naves laterales tienen cada una dos accesos en sus costados, los cuales comunican con los atrios laterales.
La fachada principal está conformada por dos torres, unidas por un cuerpo que enmarca la nave central y en donde también se encuentran las puertas que comunican directamente con las naves longitudinales.
Las columnas son de forma cilíndrica regular, cuentan con capiteles de estilo corintio reformado o degenerado, muy propios del románico; además de las 16 columnas que separan las naves longitudinales, la basílica posee dos más que sostienen el coro, 64 en la parte superior de la nave central, 32 en los ventanales absidales, 68 en los arcos ornamentales de la nave del crucero, 4 en los ábsides secundarios, más de 120 en el frontis, 16 en los ventanales del ábside y criptas laterales, para un total de 330.
Material y estructura
La catedral está edificada en ladrillo macizo, que se encuentra a la vista tanto en el exterior como en su interior, y para su construcción se utilizaron aproximadamente 1.120.000 ladrillos de 8 decímetros cúbicos cada uno,[2] los cuales cuentan en total con una masa de 11.000 metros cúbicos,[2] que envuelven un volumen de 97.000 metros cúbicos.[2] [9]
Además, el ladrillo es un material que resulta bastante idóneo para el estilo del edificio, ya que los muros trabajan a compresión y dicho material resiste ese fenómeno. Adicionalmente, los ladrillos fueron pegados con argamasa, un tipo de mortero formado de cal, que actúa como conglomerante, arena y agua, que al secarse adquiere una constitución dura, pero de menor resistencia e impermeabilidad que el cemento; esta argamasa se utilizó en la edificación del templo ya que al comienzo de la construcción no se empleaban los morteros a base de cemento.[2]
Estructuralmente la basílica funciona con muros de carga que transmiten todo el peso a los cimientos y estos a su vez al suelo, además cuenta con contrafuertes para reforzar los muros, principalmente en donde estos reciben mayores empujes laterales. Los muros cuentan en promedio con 1.70 a 2 m de espesor y las columnas de las naves longitudinales 1.20 m de diámetro. Los cimientos se levantaron sobre la roca, y la piedra de los mismos alcanza hasta la altura de los ventanales; este detalle no se puede observar debido al revestimiento de adobe.[2]
Las ventanas, son angostos y alargados vanos rematados en arco, esta forma tan común en el románico responde más a razones estructurales, que a la estética o a ofrecer un ambiente de penumbra en el interior de la basílica. Como los muros son de carga y al contar con una ventana, se están desviando las cargas hacia los extremos, provocando una sobrepresión en determinados puntos de la pared. Cada vano actúa como un arco de descarga, el cual ayuda en la bifurcación natural de las cargas hacia los laterales, pero para que esta situación se produzca debe haber suficiente espacio entre ventana y ventana, y una buena cohesión entre los distintos materiales del muro (ladrillos y argamasa).
Exterior
El exterior del templo se caracteriza por dar la sensación de una "compacta solidez", efecto generado por la estructura pesada de los gruesos muros, siendo este a su vez, uno de los rasgos de la arquitectura románica.
La volumetría del edificio responde totalmente a la disposición y composición espacial del interior del templo, su forma escalonada permite distinguir claramente los diferentes cuerpos que lo conforman.
Fachada principal
La fachada principal da la cara al costado norte del Parque de Bolívar y es quizás el frente con más rasgos románicos. Es totalmente simétrica, está conformada por dos torreones, con una altura de 66 metros hasta la cruz y unidos por un cuerpo que enmarca la nave central, tiene 52 metros de ancho en la parte inferior y de torre a torre tiene aproximadamente 40 metros de ancho, además, cuenta con tres entradas, la central y las laterales, cada una da con las naves del templo.
Cada uno de los torreones está formado por tres cuerpos distintos pero combinados de una manera sencilla. El inferior se puede decir que es el marco de un arco con tímpano que da entrada a la nave lateral; el que le sigue tiene la más clásica estructura románica por estar decorado con 6 grandes saeteras con arcos y columnas que las enmarcan en el exterior; el superior se sienta en un cuerpo que bien pudiera sumarse a los tres citados por su altura y por su decoración de arquillos seguidos con saeteras más pequeñas en los centros; este cuerpo superior es el más saliente no sólo por la altura sino por la construcción y belleza ornamental y está decorado con 8 ventanales o ajimeces. Cada uno de estos tramos está separado por molduras de canecillos adornados y dientes de sierra perfilados por contrafuertes.
El cuerpo situado entre los dos torreones está constituido en su parte inferior por la entrada principal, formada por una serie de arcos concéntricos y en degradación (llamado arquivolta), apoyados en pequeñas columnas, todo el conjunto forma una especie de arco abocinado muy sencillo. Entre el último arco de la arquivolta se encuentra el tímpano que descansa sobre el dintel, luego le siguen las puertas hechas en madera, forradas en lámina de hierro pegada con grandes clavos cabezones en forma de botón.
Luego, sobre el acceso principal, le sigue un tramo que corresponde al Coro con tres altos ventanales y sobre éste una variedad de jable moldurado; en su centro está el reloj, fabricado por la Casa Seth Thomas Clock de Thomaston, EUA. Fue construido el 8 de abril de 1909 como el número 1.514. El mostrario es de dos metros, da las horas, las medias y los cuartos. Tiene tres campanas pero solamente se instalaron dos, sirvieron hasta 1952 para los toques, tiradas por cuerdas.
Fachadas laterales
En las fachadas laterales se distinguen los diferentes cuerpos que conforman el templo, e igual que la fachada principal cuenta con elementos de estilo románico manejados de forma sobria. En cada fachada se distingue la torre, seguida de los cuerpos longitudinales de las naves, luego está la fachada del transepto y sobre esta se encuentra la torre del crucero; después sobresale la continuación de las naves para luego rematar en los ábsides, en la parte inferior se distingue el cuerpo de la sacristía.
Entre la torre y la fachada del transepto se encuentran los 2 cuerpos, la nave central y la nave lateral más baja, cada una cuenta con 8 ventanas en forma de arco de medio punto. Cada fachada lateral posee tres accesos, dos dan con la nave lateral y la tercera con la sacristía, e igual que las puertas de la fachada principal están hechas en madera, forradas en lámina de hierro pegada con grandes clavos cabezones en forma de botón.
Fachada posterior
Al igual que las fachadas laterales, en la posterior también se distinguen varios cuerpos que conforman la basílica y es quizás en donde se nota con mayor realce la forma escalonada del templo.
De abajo hacia arriba, encontramos los cuerpos más pequeños, que dan cobijo a las áreas posteriores del templo, como el museo, la sala capitular, etc.; luego está el volumen del ábside central, el cual se alza en el medio de la fachada, rodeado de los pequeños cuerpos y de los ábsides laterales, e inmediatamente de dicho ábside está la continuación de la nave central, que junto con al ábside central contienen el presbiterio; después y a la misma altura de la nave central está el volumen del transepto o nave transversal, el cual está dividido por la torre del crucero siendo el volumen más alto de la parte posterior del edificio.
Cubierta
La cubierta del templo es de teja de barro y madera de comino, madera altamente valorada en el área de la construcción por su alta resistencia a las diferentes condiciones ambientales (humedad, agua, suelo) y al ataque de insectos como el comején.[25] La estructura del techo está conformada por cerchas, alfardas, alfardas durmientes, tirantes, nudos de tirantes, cuñas, soleras, piedeamigos, cumbreras, travesaños. La armazón está en forma de caballete con mediaguas a lado y lado en la nave central, mediaguas en la cubierta de las naves laterales y en la torre del crucero también en caballete. Los empates se hacen con platinas metálicas sobre la madera, una esterilla de cañabrava sobre la que va la teja de barro y por debajo emboñigado entre listón y listón y un acabado que parece de madera. La nave central por dentro tiene forma trapezoidal.
Atrios
Son tres atrios, uno central y dos laterales, que enmarcan parte del edificio y lo aíslan de las construcciones de su alrededor, abarcan un área de 2.170 metros cuadrados y no fueron diseñados por Carré.[26] En 1920, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín -SMP- en colaboración con el concejo municipal y el comercio de la ciudad, construyen los atrios en baldosa ranurada de cemento que costó $ 3.000. Además los bordes de las escalas fueron reforzados con láminas metálicas traídas de Estados Unidos.[26] Hubo así un cambio del proyecto original en que los atrios iban al nivel de la calle y al pie de cada puerta había una serie de escalas. Con este cambio el atrio dio realce a la Catedral.[27] Desde 1967 se buscaba la integración del Parque de Bolívar con el templo, pues entre el atrio central y el parque pasaba un tramo de la calle 56 (Bolivia), por lo cual, en 1968 fue remodelado el parque, se suprimo dicho tramo peatonizándolo, se coloco la fuente luminosa y se dejó un espacio amplio entre la pila y el atrio, que sirve para realizar ceremonias en el exterior.[27] En 1976, fueron remodelados los tres atrios, empleando para ello grandes baldosas de arenón por las Empresas Públicas Municipales. Hay planos para cerrarlos con rejas metálicas, lo que unos juzgan necesario y otros rechazan.[26] [28]
Interior
El interior del templo se caracteriza por ser un ambiente penumbroso, sombrío y tranquilo, solo alterado durante las celebraciones religiosas; su distribución está enmarcada de acuerdo con su planta de cruz latina, y sus diferentes espacios están claramente definidos. Cuenta con tres naves longitudinales, la principal o central y dos laterales, a su vez atravesadas por el transepto o nave transversal que forma los brazos de la cruz, y el encuentro entre esta última con la nave central genera un espacio llamado crucero. Cada nave longitudinal cuenta, en el extremo sur con accesos en la fachada principal y al norte rematan en ábsides abovedadas.
De sur a norte encontramos primero, el sotacoro o pronave, área ubicada bajo el coro y las torres, antecede a las naves longitudinales y es una especie de vestíbulo o recibidor; en él se encuentran las pilas de agua bendita, dos estaciones del vía crucis y en los extremos oriental y occidental se encuentran dos ábsides de forma trapezoidal (trapecio isósceles) abovedado, cada uno contiene un retablo de mármol y están cerrados por canceles (rejas). Igualmente, cada ábside cuenta con dos puertas que dan con las escaleras contenidas entre los muros y que comunican con el coro y las torres, además el occidental tiene un ascensor marca Otis que fue colocado 1933, costó 15.000 pesos de la época y aun funciona perfectamente.
La nave central tiene 14,50 m de ancho y una longitud de 98,45 m incluyendo en esta medida el grueso de los muros; está separada de las laterales, entre el sotacoro o pronave y el crucero, por dos arcadas a lado y lado, conformadas por dos series de ocho columnas cada una (16 en total), las cuales miden, incluyendo bases y capiteles, una altura de nueve metros por 1,20 m de diámetro y están unidas por arcos de medio punto de 1,70 m de diámetro. Sobre estos arcos, en la parte alta de la nave central se encuentra a lado y lado una serie de triforios o arcadas ciegas que cumple una función solamente decorativa, y sobre estos, están dos series de 8 ventanales cada una, luego la nave es cubierta por un techo a dos aguas formado por gruesas vigas de madera.
Continuando por la nave central, hacia el norte, se encuentra el área del crucero, siendo una especie de antesala para al presbiterio, dicha área es de forma cuadrada y cada lado tiene el mismo ancho que la nave central, además, en esta área se levanta la torre del crucero que sobresale en el exterior y cuenta con 3 ventanales a cada lado. Por último la nave central termina en el brazo superior de la cruz, el cual comprende el presbiterio, zona que contiene la cátedra, el altar mayor con el baldaquino y la sillería de los Canónigos, esta última rodeada por un ábside de 14,50 m de diámetro y a su vez cubierto por una bóveda de ladrillos, cuyas juntas de argamasa forman un encaje de perfecta ejecución.
Las naves laterales corren en casi toda la longitud de la nave central, tienen ocho metros de ancho y están delimitadas entre las arcadas ya antes descritas y el muro que da con el exterior. Cada nave tiene en su respectivo muro, cinco confesionarios empotrados a la pared, 8 ventanales con sus vitrales y coincidiendo con el eje de 6 ventanales, se ubica una estación del viacrucis; en los otros dos se localizan las puertas que comunican directamente con los atrios laterales. Luego, hacia el norte de las naves está la zona que comparte con el transepto, para luego rematar en los ábsides laterales que cobijan pequeños retablos de mármol.
El transepto o nave transversal, el cual, como ya se había mencionado antes, forma los brazos de la cruz, se extiende en sentido oriente-occidente o viceversa, tiene una longitud de 63,40 m y los mismos 14,50 m de ancho que la nave central. Está dividido en dos áreas, en el extremo de cada brazo se encuentra un retablo de mármol, y al lado de cado uno de estos, se encuentran dos puertas, las que dan hacia el sur se encuentran con los atrios laterales, las que dan al norte comunican con diferentes dependencias, la del brazo oriental comunica con la sacristía, y la occidental con el panteón de los obispos. Sobre el eje de dichas puertas se localizan cuatro cuadros de grandes proporciones y los muros entre el crucero y los brazos se encuentran 2 estatuas religiosas sobre repisas.
Finalmente, están las dependencias ubicadas en los ángulos superiores formados por el cruce de las naves longitudinales con el transepto. En el ángulo occidental se localizan dos grandes salones; en el del norte se encuentra el museo de arte religioso, y en el del sur está el Mausoleo de Obispos; además, debajo de estos se encuentra la Cripta de Osarios. En el ángulo oriental se localizan varias dependencias; al sur está el salón de la sacristía y al norte está la sala capitular, y otras dependencias menores de la Basílica.
Presbiterio
El presbiterio central se encuentra elevado del resto del templo por cinco escalones. Comprende el área final de la nave central, desde el crucero hasta el ábside de más de 14 metros de diámetro y se encuentra separado o encerrado del público en general por un comulgatorio (barandilla) de mármol. En el presbiterio se encuentra el altar mayor cubierto por un baldaquino, la sillería de los Canónigos y el solio episcopal.
Baldaquino y Altar Mayor. El Baldaquino es un pabellón que cubre el altar y le da realce, lo diseñó el arquitecto salesiano Giovanni Buscaglione, quien diseñó o aprobó los diseños de casi todos los elementos decorativos de la catedral.[29] La cúpula está sostenida por cuatro columnas de mármol azul oscuro en la base y en el fuste de rosado de Verona, los capiteles son de estilo corintio y reciben los arcos de medio punto con bordes denticulados. Las cornisas forman los cuatro costados y tienen rosetones de mármol crema, la cúpula tiene forma octagonal tanto en su interior como en su exterior, y está coronada por una cruz. Cuatro pequeños pináculos de exactas proporciones sobresalen en los cuatro ángulos de la cúpula.[29]
Los mármoles se clasifican por las canteras de donde provienen, el blanco es de Carrara, el rosado es mandorlato de Verona, o Nero enoro di Levanto, el azul es gallo di Siena, el café oscuro es de flor di Pesco, tiene verde autico y un crema de Rosa de Vaticino. La obra la ejecutó la Casa Américo Martino Darsanti en sus talleres de Pietrasanta.[29]
El Altar Mayor que está cubierto por el baldaquino, es una mesa de mármol blanco de Carrara. Su frente consta de una arcada adosada a la mesa compuesta de cinco cuerpos, el del centro, el más grande es un arco achatado, y es el que enmarca la última cena de Leonardo Da Vinci tallada en toda la mesa. Cuando lo colocaron en 1923 y 1924, tenía unas gradas para los candeleros, un Sagrario con su expositorio y a cada lado un ángel portacandelabro. Estos elementos fueron retirados por orden del Arzobispo García Benítez en 1944 y se encuentran actualmente en la Parroquia de Nuestra Señora de Las Lajas. El costo de ellos fue de $ 25.065.37.[29]
En 1967 el Párroco Eugenio Arango hizo una modificación que consistió en centrar la mesa debajo del baldaquino, quitarle altura suprimiendo dos gradas para el piso sobre el que se apoya la mesa llamada también tarima, de esta manera ya no se necesitaba altar móvil, se podría celebrar de cara al pueblo y quedó más visible la sillería de Canónigos que ocupa el ábside central. El baldaquino tiene una altura de 22 metros.[9] La mesa del altar tiene 4 metros de largo por 1.18 de ancho y 1.5 de altura y pesa 18 toneladas.[29]
Cátedra, solio o sede episcopal. La primera era de madera y fue reemplazada por la actual en 1940, en el mismo año que fueron colocadas las dos pilas de agua bendita. Fue diseñada por Hermenegildo Bibolotti, y modificado en sus medidas por el Arzobispo Salazar y Herrera; su diseño está de acuerdo con el estilo del altar y del baldaquino, y costó $ 5.900 pesos.[29] Tiene 5.40 metros de alto y 4,10 metros de ancho, la tarima es de 1,30 x 1,00 metros, la segunda grada es de 70 x 70 cm., la tercera de 60 x 60 y la cuarta de 30 x 30 cm. Las sillas fueron colocadas en 1947: las primeras eran de madera, las actuales son de mármol y están debidamente acolchadas. Toda la cátedra está adosada a la columna y puesta sobre el pavimento de mármol.[29]
Sillería del coro de los Canónigos. La diseñó en las partes laterales Giovanni Buscaglione y el trono el Maestro Luis Eduardo Arenas, ebanista, autor, con otros, de casi todo el trabajo en madera.[29] Se construyó entre 1928 y 1932, costó $60.000, es totalmente desarmable, sin un clavo ni un tornillo, esta hecho en cedro negro y se gastaron más de mil trozas de dicha madera. La sillería es una obra de talla de gran precisión, cuenta con sartas de perlas, hojas retorcidas, palmetas, entrelazados, espirales, volutas, capullos, entre otros.[29] No es circular aunque así se ve, es ochavada en los tableros, pero la moldura superior y las escalas sí son circulares.[29] Son 32 sillas en la primera fila, la pegada al muro, y 22 en la segunda fila, en total 54 asientos. En cada lado hay 27.[29]
Ambón. Se encuentra al pie de la cátedra, está hecho en mármol de varios colores, fue construido por el maestro Juan de Dios Urquijo después de 1983, cuando fue nombrado cardenal el Arzobispo Alfonso López Trujillo, cuyo escudo cardenalicio quedó grabado en la parte inferior del ambón. Para su construcción se utilizó parte de las láminas de mármol de una mesa de credencia que se encontraba al servicio del presbiterio occidental, la cual fue desmantelada para dicho fin. En sí, es un pequeño muro rectangular en mármol blanco, que contiene en su frente un rectángulo en mármol verde, que influye en su parte superior una circunferencia que a su vez contiene una cruz patada, además, el frente del ambón esta flaqueado por dos columnas con fuste rosado y de estilo toscano,[30] lo cual va en contravía del orden corintio que predomina en el edificio.
Pavimento del Presbiterio Central. El suelo del presbiterio es también de mármoles italianos, fue diseñado por Buscaglione, colocado en 1931 y el costo fue de $10.475.93.[29] Va desde el comulgatorio central hasta la sillería de los Canónigos. Fue diseñado teniendo en cuenta la tarima del altar mayor y la sillería de los Canónigos.[29] En cambio el solio fue colocado sobre el pavimento, pues fue adquirido, más tarde. Está constituido por placas de mármol de diez colores identificados así: rosado, rojo de Verona, crema, blanco con vena negra débil y delgada, blanco con vena negra más ancha y muy negra, azulado, café oscuro, verde, gris y negro. Todo el conjunto es como un gran mosaico con piezas grandes de varios colores unidos con figuras rectangulares, cuadradas, circulares, semicirculares y triangulares. Es como un tapiz, pero de mármol y sólo con motivos eclesiásticos y simbólicos. Ha venido deteriorándose y su restauración resulta costosa.[29]
Comulgatorios (barandilla). El central está colocado en forma de U, las partes laterales pegan al muro de la torre central del crucero. La parte frontal tiene la longitud de la nave central y posee en el medio una puerta metálica. También tienen comulgatorio los dos retablos laterales de los ábsides y los dos retablos del transepto, todos son de mármol blanco, con cruces en forma griega, y los cinco tienen el mismo diseño.[29]
Retablos
Son seis retablos grandes de mármol distribuidos así: dos en los ábsides laterales, dos en el transepto y dos en la parte inferior, el sotocoro o pronave a la entrada del templo.
Los dos retablos de los ábsides laterales. Fueron conseguidos al mismo tiempo que el altar mayor y colocados también en 1924 y 1925. Cada retablo se acomoda al ábside y son similares. El del ábside occidental es el de la Virgen del Carmen y el del ábside oriental es el de San José, y ambas imágenes están colocadas en los nichos centrales del retablo.[29] En el ábside occidental estuvo una imagen de Jesús Crucificado hasta 1943 cuando el Arzobispo Joaquín García Benítez ordenó sustituir el Cristo por la imagen de San José. Cada retablo tiene su tarima y su presbiterio al frente, que está cerrado con comulgatorio (barandilla). Costaron $ 11.975.61.[29]
Los dos retablos del transepto. Están ubicados en los extremos, sobre los muros occidental y oriental, son de mayor tamaño que el de los ábsides laterales. Cada retablo cuenta con nicho, tarima de mármol y están cerrados en forma de U por un comulgatorio (barandilla). Hoy en día, en el del costado oriental está colocado el Sagrario, es como la Capilla del Santísimo con la imagen del Corazón de Jesús. En el occidental está la imagen de la Inmaculada, titular del templo. Cada uno tapa el vitral del centro de la fachada que tiene tres vitrales. Fueron adquiridos y colocados en 1926, después del central y de los laterales. Su costo está incluido en el de los altares laterales.[29]
En 1931, por disposición del Obispo Caycedo, el oriental fue de la Inmaculada y el occidental del Corazón de Jesús, aunque se desconoce quien hizo el cambio actual.[29]
Los dos retablos laterales en el Sotacoro o Pronave (en la entrada del templo). Fueron colocados en 1949, están ubicados en dos espacios que se salen del hilo de los muros laterales como dos entradas o brazos pequeños, que terminan en ábsides de forma trapezoidal (trapecio isósceles) abovedado, hacen parte del Sotacoro o Pronave y están cerrados por canceles (rejas) de madera.[29] En el Oriental está la imagen de San Francisco de Asís y en la parte superior está enmarcado un pequeño vitral. En el occidental está la imagen de Santa Bárbara, patrona de la Arquidiócesis de Medellín y por un tiempo estuvo la pila bautismal que hoy está junto al retablo de San José en el ábside oriental. La imagen de Santa Bárbara fue adquirida en 1952. El retablo de mármol de San Francisco reemplazó uno de madera, que al parecer fue elaborado en 1943. Además, en ambos espacios están las puertas de entrada a las torres.[29]
Vitrales y vidrieras
Los vitrales de la catedral de Medellín fueron diseñados por Giovanni Buscaglione y construidos por la Casa Francesa Vidrieras Artísticas de Margenia hermanos, en sus talleres de España, elaborados con vidrios martales o vidrio catedral y costaron $ 25.608.37. Son 76 en total en diversos tamaños y con distintas figuras y dibujos. Llegaron a Medellín en 1921; cubren los ventanales de los muros externos y dan a la catedral un aspecto místico. Hay ocho en cada muro lateral así: en el muro occidental que da a Venezuela están: Simón el Cananeo, San Bartolomé, el escudo del Obispo Montoya, Santiago el Menor, San Judas Tadeo, el escudo del Obispo Isaza, Santo Tomás y el escudo del Obispo Jiménez.[29]
En el muro de la nave oriental que da a Ecuador están: San Andrés, San Lucas con el símbolo del Toro, el escudo del Arzobispo Herrera Restrepo, San Marcos con el símbolo del León, San Felipe, el escudo del Arzobispo Pardo Vergara; San Mateo con el símbolo del Hombre y el escudo del Arzobispo Cayzedo.[29] En el ábside de la nave central están colocados cinco: en todo el centro el Corazón de Jesús, y a lado y lado El Buen Pastor, el regreso del Hijo Pródigo, que representan el amor de Dios y su misericordia, Santa Rosa de Lima y Santa Bárbara.[29]
En los muros de fachada de la nave del transepto, hay tres en cada fachada así: en la occidental que da a Venezuela uno de dibujos que quedó tapado con el retablo, San Pedro y San Juan. En la fachada del de oriente que da a Ecuador, el del centro también quedó tapado por el retablo, Santiago el Mayor y San Pablo.[29] En el frontis hay otros tres con figuras geométricas y son los que dan luz al coro del órgano. En los ábsides de las naves laterales, en cada una, hay un vitral que representa Ángeles adoradores. Encima de las puertas de las Sacristías están el Cura de Ars y San José. En las pronaves hay dos: el bautismo de Cristo y el Cordero de Dios. Encima de la cornisa del muro con triforios, que forman la nave central hay unas pequeñas ventanas con vidrieras en colores y 8 figuras geométricas a lado y lado.[29]
En la torre sobre el crucero hay 12 y en los brazos del transepto hay nueve iguales a las vidrieras de la nave central y en el presbiterio hay dos. Son 36 en total. Los que no tienen figuras humanas tienen motivos decorativos copiados de los de otras Catedrales como de San Marcos de Venecia, San Esteban de Bolonia y otras.[29] Los vitrales están colocados en marcos de hierro y protegidos por fuera con una red de angeo. Además, tienen bastidores de madera y refuerzo de hierro para prevenir la fuerza del viento.[29]
Órgano
Cuando la Arquidiócesis decidió adquirir en 1923 un órgano tubular para la Catedral Metropolitana, se solicitaron ofertas a 3 casas constructoras y se escogió el órgano más grande y el de mayor valor de cuantos fueron cotizados: el de la casa E.F. Walcker & Cie., Ludwigsburg (Alemania), y con su instalación costó $21.038.80. Esta empresa fue fundada en 1785 y cuenta con experiencia en la construcción de este tipo de órganos para climas tropicales.[31]
El instrumento estuvo listo en diciembre de 1932 y partió de las costas alemanas el 1 de enero de 1933. Dos meses después llegó a Puerto Colombia (Atlántico) y de allí, fue enviado por el Río Magdalena hasta Puerto Berrío, de donde se despachó el 24 de marzo hacia Medellín en el ferrocarril de Antioquia.[32] Finalmente el órgano llegó a la ciudad el 30 de marzo de 1933, en 24 cajas que pesaban 1.600 kilos cada una aproximadamente.[31] El ingeniero alemán Oskar Binder fue el encargado de armar las piezas. Luego de examinar el coro alto escogido para instalar el órgano, llego a la conclusión de que se debía reforzar la plataforma con una estructura metálica independiente, pues el escenario seleccionado no era capaz de soportar el peso del órgano (22 toneladas) ni la vibración del motor de tres caballos de fuerza que requiere el instrumento para funcionar.[32] [29] [31] Doce trabajadores participaron en su instalación, y estuvo listo para su estreno a finales de julio de 1933. Para dicho estreno, y con el fin de enseñar su manejo al personal, la Arquidiócesis contrató por un año los servicios del organista alemán Alfonso Maerz. El 12 de agosto del mismo año, a las cuatro de la tarde, el Arzobispo Manuel José Caycedo bendijo el órgano, y el señor Maerz dio un concierto con un lleno total.
Ademas, Oskar Binder quien había llegado al país solo para instalar el órgano, decide establecer la compañía Oskar Binder & Cia. Ltda con sede en Bogotá y se vuelve el representante exclusivo para Colombia de la casa E.F. Walcker. Quien mas adelante, instala de la misma marca el órgano tubular de la Catedral Primada de Colombia, de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced y de la Catedral de Santa Fe de Antioquia, entre otros.
Aunque en la actualidad el instrumento funciona, presenta algunos problemas que lo ponen en riesgo.[31] En 1975 se renovaron los mecanismos eléctricos del órgano y se adicionó un juego de trompetas de cobre para dar mayor acústica al sonido de acuerdo con el tamaño de la catedral; debido al uso el órgano se ha desgastado en los contactos eléctricos de la consola[31] y además, en el 2002 sufrió exposición a la humedad por lo que se realizó una reparación provisional; sin embargo, requiere una reparación integral para solucionar las fallas en el teclado, las válvulas y filtros.[31] Los arreglos podrían costar entre 50 y 60 mil euros, acorde con la cotización de la empresa alemana que construyó el instrumento.[31]
Técnicamente, el órgano se compone de 51 juegos o registros (sonidos) repartidos en tres teclados manuales dispuestos en una consola y un teclado que se toca con los pies (pedalero) y sirve para los bajos graves.[31] Estos teclados hacen sonar un total de 3.478 flautas de muy variada longitud y calibre.[31] El tubo más largo mide 6.20 metros y el más pequeño 30 cc; 228 son de caoba y el resto de metal con aleación de estaño y plomo, en sí, es una orquesta con instrumentos como trompetas, bombardas, oboes, clarinetes, flautas y voces humanas. La madera es de caoba, palosanto, importada de Belice.[31] Funciona con un ventilador de dos turbinas que inyectan cincuenta metros cúbicos de aire por minuto que necesitaba el instrumento para sonar las flautas, acoplado a un motor de 3 caballos de fuerza,[31] también, puede funcionar por el sistema de fuelle, además, según la parroquia es el órgano más grande de Colombia.[31]
Otros elementos de la catedral
La catedral cuenta con varios elementos que sobresalen por su diseño, función o material; entre los principales se encuentran:
Púlpito. Diseñado también por Giovanni Buscaglione, fue colocado en 1930 y costó $ 5.000.00. Está ubicado al lado izquierdo hacia el costado oriental de la Catedral, en la nave central. Está constituido por una columna con base y capitel, un palco para el orador, cornisa, espaldar, tornavoz y escala con pasamanos.[29] En 1934 se habló de darle mayor altura ya que la que tenía no era apropiada. Consta de mármol de varios colores, sobresaliendo una especie escasa, la del portato o morado, del que tienen algunas incrustaciones los retablos del transepto, y que por fortuna no se ha suprimido ni cambiado de lugar.[29]
Pilas de agua bendita. Son copia de la Basílica de San Pedro en Roma, construidas por U. Luisi y Cia. Pietrasanta (Italia), fueron colocadas en 1940,[29] y son de estilo renacentista, por lo cual desentonan totalmente con todo el templo y demás elementos decorativos. Las dos pilas están localizadas en el Sotacoro, empotradas en la pared y constan cada una, de dos ángeles de mármol blanco de aspecto regordete e infantil, que portan una concha de color rojo en sus manos. Sus dimensiones alcanzan 160 x 135 cm y junto con el Solio costaron $ 10.000 pesos colombianos.[29]
Confesionarios. Los primeros eran de madera, los cuales fueron reemplazados por los actuales en 1952, hacen parte de la donación del Pablo Tobón Uribe y fueron comprados a Marmolería Artística de Hermenegildo Bibolotti. Cada confesionario está constituido por tres cuerpos, uno central donde está el asiento para el Sacerdote y dos laterales con cancel para los penitentes.[29] Cada cuerpo consta de un arco con sus respectivas columnas, están incrustados dentro del muro. Su marco externo es de mármol y todo el interior es de madera. Se hizo estudio por ingenieros sobre la localización y sobre la no debilitación de los muros. Son en total doce, cuatro en cada nave lateral y dos en cada brazo del transepto. Fueron colocados por Juan de Dios Urquijo y Manuel Rave. La obra de madera, incluyendo las bancas que hay a lado y lado, son obra de los ebanistas Luis Hidalgo, el maestro Luis Arenas y Alfonso Martínez. La altura es de 3,45 metros, el ancho de 2,50. Para los marcos se utilizaron mármoles blanco y rojo, salen del muro 25 cm y la grada exterior tiene 45 cm.[29]
Viacrucis. Son catorce estaciones hechas de mosaicos venecianos con marco de mármol, construidos en 1937 por U. Luisi y Cia. Arquitectos y Escultores, en Pietrasanta, encargado por medio de Marmolería Artística de Hermenegildo Bibolotti.[29] Fueron inauguradas en febrero de 1940 al celebrar las bodas de oro sacerdotales el Vicario General y Canónigo Lubín Gómez. Las medidas son 1.90 x 270 cm, tienen cornisa y arco. La estación que en 1938 se envió como modelo es la Crucifixión que está hoy en la Sacristía. Fueron colocados en 1939, cada una coincide con el eje de un vitral. Costaron $ 175.000.[29]
Bancas. Fueron construidas también por el Maestro Luis Eduardo Arenas en 1928 y son de forma muy sencilla. Carecen de gravados u otros elementos ornamentales. La Catedral adquirió maquinaria especial para estos trabajos, que luego vendió en 1934. En la nave central se localizan 164 bancas, que van en dos hileras a cada lado de la entrada central. Al frente del Presbiterio y después del Púlpito, o sea en el área del crucero se ubican 24.[29] En los brazos de la nave transversal o transepto, se sitúan 18 en el Altar de la Inmaculada y 16 en el del Santísimo. Las 22 de los confesionarios son de igual diseño, pero posteriores. Son en total 244 bancas incluyendo las de los confesionarios. También existen sillas individuales, que se colocan delante de las bancas, para invitados especiales y también se ubican en el presbiterio para las concelebraciones (20 de madera, 14 abullonadas).[29]
Lámparas. Las actuales luminarias de la catedral datan de 1952 y forman parte de la donación de Pablo Tobón Uribe. Fueron diseñadas por la casa Rambusch Dec., Nueva York (Estados Unidos) y su diseño va de acuerdo con la sobriedad del templo.[33] Esta empresa fue fundada en 1898, se enfoca en la arquitectura, diseño y decoración, y cuenta con experiencia en sistemas instalados en espacios públicos, como bancos, iglesias, edificios históricos, museos, entre otros. Al principio, fue difícil encontrar quien diseñara las grandes lámparas, señalar la altura a que debían situarse y el tipo de bombilla.[33]
Existen doce grandes lámparas, colocadas en la nave central, seis a cada lado, constan de un gran y delgado aro metálico que sostiene de 8 cilindros de vidrio esmerilado, que albergan bombillas de luz amarilla y en el centro del aro se localiza un gran cilindro de vidrio esmerilado sostenido por una delgada estructura metálica y dicho cilindro contiene una bombilla de mayor tamaño de las anteriores. Existen otras doce lámparas de gran tamaño y con diferente diseño, las cuales constan de un grueso aro metálico parecido a una rueda, donde tiene incrustado 8 bombillas y carecen de los cilindros y de la bombilla central. Se localizan: una en cada presbiterio lateral, dos en cada brazo del transepto y tres en las partes superiores de las naves laterales.[33]
Hay una lámpara más grande que las ya descritas, ubicada en todo el ábside central, detrás del altar, consta de un anillo metálico con 8 bombillas incrustadas y en el centro se encuentra un elemento en vidrio en forma de un plato, que a su vez es sostenido por una delgada estructura metálica, dando la sensación de ingravidez de dicho elemento. Existen otras doce lámparas, esta vez de sencilla forma, constan de un cilindro de vidrio sostenido por una delgada estructura metálica, y están en las naves laterales, el sotacoro y el coro alto. Todas las lámparas se sostienen a su vez por delgados cables metálicos.[33]
Pila bautismal. Junto al retablo de San José en el ábside lateral oriental, se encuentra la pila bautismal, adquirida al crearse la parroquia en 1962, por un tiempo estuvo localizada en el ábside occidental del sotacoro o pronave. Es toda en mármol, excepto la tapa metálica que cubre el recipiente circular cóncavo en el que se deposita el agua, a su vez sostenido por una columna de estilo “toscano”. Esta ultima característica también la comparte con el ambón, estando ambos en contravía con el orden corintio que predomina en el templo,[30] además fueron en diferentes lapsos los últimos elementos que adquirió la catedral.
Curiosamente, la Catedral de Caldas cuenta con una copia exacta de esta pila bautismal, no es de extrañar, pues antes de que el templo parroquial de Caldas fuera elevado a sede episcopal pertenecía a la jurisdicción de la arquidiócesis de Medellín, y posiblemente las pilas fueron obtenidas al mismo o en diferentes momentos del tiempo, pero es claro que fueron adquiridas del mismo diseñador o proveedor.
Pavimento de las naves. La mayor parte del piso de la catedral está pavimentado con baldosa de cemento, fue colocado en 1929,[29] aunque en aquella época ya existían fábricas de baldosas en Medellín, fueron pedidas a Bélgica a la Casa Almietach Thiener y Cia., ya que se quería que el pavimento fuera también de lo mejor que podría tenerse, tuvo un costo de $ 4.000 que con la instalación se subió a $ 11.000.[29] No son propiamente baldosas sino baldosines de 10 x10 cm. El diseño es también como el del presbiterio de Giovanni Buscaglione. La colocación la dirigió el Padre Lucas José Vásquez, ecónomo de la Catedral, con base en un plano donde venían numerados para formar diversas figuras.[29]
El diseño es todo un mosaico, como el presbiterio, el emblema aquí fue la cruz, símbolo del cristianismo. Los baldosines son de cuatro colores: café semioscuro, gris, crema y rosado que van puestos todos en el mismo sentido, todos a hilo se forman figuras con la combinación de dichos colores, muchas en forma de rombos sin estar colocadas las baldosas en esa forma, también ahí figuras cuadradas y rectangulares. Estos baldosines están presentes en los suelos de las naves longitudinales, los presbiterios laterales, el transepto y la sacristía.[29]
Campanas. Las primeras que tuvo el templo fueron las del reloj colocado en 1910. Las actuales hacen parte de la donación del Pablo Tobón Uribe y por lo tanto son de 1952. Fueron fundidas en Alemania por la Casa Berardo Vortman e instaladas por la Casa Petit y Alberto Edilbrando, para lo cual hubo que hacer un refuerzo a la torre izquierda donde fueron ubicadas. Fueron solicitadas por el representante de la empresa en Medellín Luis Ramos.
Son cuatro campanas que tuvieron un costo de $45.410.64. Son bamboleantes, se accionan desde la sacristía mediante un equipo eléctrico. Cada una tiene un sonido, una da el “RE”, otra el “FA”, otra el “SOL” y la cuarta el “LA” sostenido. Son de bronce en un 78% de cobre, un 20% de estaño y el resto de plomo, pesan un total de 3.200 kilos y cuentan con grabados externos.
Dependencias
Al norte del templo, en los ángulos superiores formados por el cruce de las naves longitudinales con el transepto, se ubican las dependencias de la catedral, dichos recintos son de paso restringido al público en general y en su mayoría han sido intervenidos para adaptarlos a sus funciones actuales. En el ángulo occidental se localizan tres áreas; en el extremo norte se ubica el Museo de Arte Religioso de la catedral, y debajo de éste, la cripta de osarios, ambos recintos se comunican por medio de un pasillo que da tanto con el interior del templo, como con el exterior sobre la carrera Venezuela; y el del sur es el Mausoleo de Obispos y su acceso da directamente con el transepto.
En el ángulo oriental se localizan varias dependencias; al sur está el gran salón de la sacristía y al norte se encuentra una de las zonas que más ha sufrido cambios, lo que antes era un gran salón, se intervino para generar nuevos espacios que requería el edificio, se excavó en el suelo para luego crear un semisótano donde se ubicaron las áreas de servicios, como aseo, baños, entre otros; luego, sobre estos, en un segundo piso o mejor dicho en un entrepiso se ubicó la Sala Capitular y una sala auxiliar. Todas estas áreas se articulan por medio de un pasillo, que a su vez comunica con el interior del templo, y con el exterior sobre la carrera Ecuador.
Museo
El Museo de arte religioso de la catedral, se emplaza en un gran salón que conserva las proporciones y algunas características originales como los ladrillos a la vista, pero como el área fue intervenida para crear el semisótano para los osarios su pavimento es reciente. Además, cuenta con equipos que mantienen climatizado el recinto para preservar en buenas condiciones las obras.
El museo fue establecido en 1995,[34] no obstante, no se encuentra abierto al público. El Pbro. Santiago Ospina Ospina, párroco y Canónigo, adaptó el Salón grande que está encima de la cripta de osarios,[34] con planos del Arquitecto Carlos Julio Calle para Museo,[34] para lo cual recurrió a obras de la Catedral y otras de su colección particular para dicho recinto.[34] [5]
En 1997 anunció públicamente que donaría esas obras a la catedral,[34] pero ha habido dificultades por la modalidad de la donación y todavía esos objetos son de propiedad del Pbro. Santiago Ospina.[34] Los elementos están debidamente identificados por el Pbro. Ospina y por Gustavo Vives Mejía.[34] En la colección se encuentra pintura y escultura de procedencia europea y latinoamericana, especialmente de las escuelas quiteña, santafereña, cuzqueña y antioqueña, son aproximadamente 40 obras pictóricas (entre los siglos XVII, XVIII, y XIX) y 15 obras escultóricas (entre los siglos XVIII y XIX), de los cuales unos pocos son de la catedral.[5]
En el pasillo de acceso al Museo y en estantes, mandados a construir también por el Pbro. Ospina, se encuentra una serie de ornamentos (mitras, casullas, dalmáticas, capas pluviales, etc.) que son de propiedad de la catedral.[34] Tanto por razones de seguridad, por falta de recursos económicos y por las dificultades de la donación el museo no se permite el acceso del público.
Mausoleo de Obispos
El mausoleo es el lugar de sepultura definitiva de los Obispos y Arzobispos residenciales de la Arquidiócesis. Se encuentra ubicado en una sala contigua que da al ala accidental del transepto, allí reposan los restos de los Obispos Valerio Antonio Jiménez Hoyos, José Joaquín Isaza Ruíz y José Ignacio Montoya Peláez, y los Arzobispos Joaquín Pardo Vergara, Manuel José Caycedo Martínez y Tiberio de Jesús Salazar y Herrera. También se encuentran los restos del Obispo Arturo Duque Villegas, además, por permiso especial están los de Monseñor Jesús María Marulanda.[17]
El primer Mausoleo que existió fue construido en 1950 por el Arquitecto Antonio Mesa Jaramillo en el mismo lugar donde está hoy.[26] En 1969 fue sustituido por el actual cuando se construyó la Cripta de Osarios con planos, para ambas obras de Ingeniería y Construcciones.[26] Los muros del mismo están cubiertos con piedra bogotana un tipo de piedra arenisca. El recinto cuenta, al pie de la pared norte, con dos tumbas que sobresalen del piso y sobre dicho muro se encuentra un Crucifijo; en la pared oriental del salón, precisamente donde antes se encontraban dos puertas se construyeron osarios, donde se colocaron las ánforas metálicas que contienen los restos de los Obispos, cubiertas con lápidas de mármol donde se identifican los restos.[26] Allí se guardaba el Sepulcro hasta que pasó al salón Museo.[26]
Cripta de osarios
La Cripta de Osarios se localiza justo debajo del Museo y del Mausoleo de los obispos. Es un semisótano, que gracias a la pendiente del suelo exterior, una porción del muro de los cimientos no queda enterrado, lo cual permite que la parte alta de las paredes del recinto cuenten con claraboyas que iluminan y ventilan el interior. La cripta consta de varias galerías con más de 2.000 osarios, tiene un pequeño oratorio y el acceso al recinto da directamente con el pasillo, que a su vez cuenta con entrada por la carrera Venezuela.[26]
Dentro del recinto se encuentran dos pequeñas puertas que comunican con la canalización dejada por el antiguo recorrido de la quebrada la Loca, desviada en 1944 por la Calle La Paz, dicha canalización consiste en un arco romano que forma una larga bóveda, y desde el desvío se ha pensado en aprovechar el espacio para ubicar osarios, pero hasta el momento no se realizado ninguna intervención. Entre los restos de personajes destacados que yacen en la cripta se destacan los del escritor antioqueño Tomás Carrasquilla, el cual decía que "la Catedral era barro a la altura de Dios"[17] y su hermana Isabel Carrasquilla de Arango.[35]
Sacristía
La sacristía de la catedral es el único salón que quizás no ha sufrido modificaciones, se mantiene casi intacto de como fue construido. En él se guardan los objetos que son necesarios para las celebraciones religiosas, como por ejemplo hostias sin consagrar, cálices, casullas, etc., y es de paso restringido al público en general. El recinto es rectangular y amplio, los muros cuentan con el ladrillo a la vista, dispone de tres puertas: dos en la pared occidental que dan con el pasillo que comunica con las demás dependencias y la restante está en el muro sur y viene a dar con el brazo oriental del transepto. También cuenta con tres ventanas, todas ellas localizadas en la pared oriental, que dan sobre la carrera Ecuador.
Todos sus muebles fueron construidos por el ebanista Luis Eduardo Arenas y constan de una fina talla.[29] Entre los que más se destacan están: en el centro del salón se localiza la "mesa de sacristía" de 1,10 x 4,90 x 1,70 metros, tallada en cedro negro, en estilo renacentista español, decorada con tallas de rombos y círculos con figuras de santos, cuenta con pequeñas alacenas para cada uno de los Canónigos.[29] En la pared del norte de la habitación, está localizado un gran armario y tiene la distribución adecuada para guardar los ornamentos, fue hecho en cedro negro, en estilo renacentista español y decorado con tallas de rombos, círculos y motivos vegetales, costó $ 36.000. Existe también un reclinatorio de tres puestos debajo de la estación del Viacrucis (que en 1938 se envió como modelo para la Catedral), costó $ 15.000.[29]
En lo alto de las paredes de la Sacristía se localizan los cuadros al óleo de todos los obispos y arzobispos de la arquidiócesis.[29] Además, el salón cuenta con una pileta especial, el sacrarium, cuyo desagüe va directamente al suelo. Esta pileta se emplea para lavar los lienzos empleados durante la celebración de la misa y otros elementos empleados durante la comunión. También, se destaca en el centro del salón una lámpara de cristal, que data de 1931, es una araña Barigossi de estilo románico de la Fondería de Bronzi artística.[33]
Sala capitular
La sala capitular, como lo indica su nombre, está destinada a las reuniones del capítulo, es un recinto rectangular y amplio, de aspecto sencillo, los muros están totalmente estucados careciendo del ladrillo a la vista como el resto del templo. Cuenta con varios muebles que tienen cierta antigüedad, pero no son contemporáneos con los de la sacristía. El principal y el que se destaca a simple vista es una gran mesa longitudinal rodeada por una serie de sillas.
Una de las más notorias características de dicha sala es que tiene las ventanas a ras con el suelo, debido a que está ubicada en una zona que fue intervenida para sacar un entrepiso, obra también realizada por la firma "Ingeniería y Construcciones" en 1969. Sin embargo, preserva las fachadas originales de la parte posterior del templo, por lo cual comparte con el semisótano una porción de las ventanas. Además, la sala cuenta con dos accesos, uno que da directamente con el pasillo cerca a la puerta que comunica con la carrera Ecuador y el otro que da con la escalera que articula tanto el entrepiso con el semisótano y que a su vez comunica con el pasillo.
Obras artísticas
La basílica cuenta con varias obras de arte de reconocidos artistas que se localizan en diversos sitios del templo, la mayoría están expuestas de forma permanente y algunas en determinado momento del año.
Cuadros al óleo
Son cuatro cuadros al óleo de grandes dimensiones ubicados sobre cada puerta de los extremos del transepto. A lado y lado del retablo oriental se encuentran dos imágenes, sobre la entrada a la sacristía está El Cristo del Perdón, obra maestra de Francisco Antonio Cano, a quien le tomó diez años pintarlo, y sobre la puerta que da hacia el atrio lateral oriental está el de Nuestra Señora de Chiquinquirá del Maestro León Arango.[36]
Junto al retablo occidental, también se encuentran otros dos cuadros: sobre la entrada a la Cripta de los obispos y Arzobispos está el cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe obra también del Maestro León Arango de 1965 y sobre la puerta que da hacia el atrio lateral occidental está el de la Inmaculada (copia de la de Murillo), del pintor austriaco Carlos Hofrichter. Este último fue confeccionado por el pintor junto con el de San José del Templo de San José del centro de la ciudad en 1869, por petición del Párroco de La Candelaria José María Gómez Ángel.[36] Éste y El Cristo del Perdón fueron restaurados por el Padre Julio Jaramillo Restrepo en 1956, con permiso del Capítulo. Además, en el 2001 El Cristo del Perdón fue nuevamente restaurado, esta vez por el Museo de Antioquia en sus instalaciones y en donde se le limpiaron los rastros de excrementos de palomas y murciélagos, se le despejaron las brumas ocasionadas por el humo de las velas de los feligreses, se le quitó la mugre de los gases de los vehículos y se le recubrió con un fino barniz que lo protegerá durante cien años.[37]
El cuadro más valioso de la basílica es el de los Desposorios de Santa Catalina de Sena del autor Theodor van Thulden (1606-1699), de la escuela flamenca donado a la catedral por Doña Tulia Echavarría en 1932 y localizado en el Museo de Arte Religioso de la Catedral, por lo cual no está a la vista del publico.[36]
Esculturas
La catedral posee varias estatuas, algunas están permanentemente expuestas en diversos puntos del templo y otras solo se exhiben en épocas especiales como en el mes de diciembre o en la Semana Santa. La escultura más destacada es el Jesús Crucificado del maestro antioqueño Bernardo Vieco Ortiz. Se encuentra al frente del solio y fue adquirida en 1968. Estuvo por un tiempo colgada sobre la puerta de la nave central. Fue realizada en bronce y madera, y cuenta con 250 cm de largo.[36]
También están las estatuas de San Pedro y San Pablo, colocadas en repisas o ménsulas de mármol en los muros del arco toral del presbiterio. Las del Sagrado Corazón y la Inmaculada, ubicadas en los retablos del transepto. Las de la Virgen del Carmen y San José localizadas en los nichos de los retablos de los ábsides laterales. Las de San Francisco de Asís y Santa Bárbara, colocadas en los retablos del sotacoro. De éstas sólo se sabe que la de Santa Bárbara fue adquirida en 1952 y su escultor fue Francisco López.[36] También está –de reciente adquisición– la estatua de Santa María de la Paz, ubicada en el brazo occidental del transepto.
Existen además, ocho estatuas de ángeles en mármol con portalampararios metálicos, con capacidad cada uno para 13 pequeñas bombillas. Los ángeles cuentan con metro y medio de altura con las alas abiertas, con base de 65 cm de altura por 45 cm de ancho. Se localizan en los retablos laterales y los del transepto y fueron parte de la donación del empresario Pablo Tobón Uribe.
En cuanto a las estatuas que no se exhiben sino en determinados tiempos, se mencionan las del pesebre, de origen español que fueron adquiridas por el Obispo Pardo Vergara y tienen cierta antigüedad. También están las de Semana Santa, se cuenta con el Apostolado completo; el Cristo de descendimiento y el Sepulcro que fue donación en 1948, de los esposos Roberto Vélez y Eugenia Ángel y sus hijos. Fue construido en Ecuador, por los Hermanos Reyes.[36]
Estado de conservación
La catedral fue declarada Monumento Nacional por la Resolución N° 2 del 12 de marzo de 1982.[38] Este carácter de Monumento Nacional implica que queda para todo lo referente a cualquier trabajo en el edificio bajo el cuidado de la Subdirección de Monumentos Nacionales que dependió del Instituto Nacional de Vías del Ministerio de Transporte hasta 1997, cuando fue creado el Ministerio de Cultura y se la asignó a este nuevo Ministerio.[38] La Subdirección, para constatar el estado físico del edificio y poder proceder a su restauración, efectuó un diagnóstico, encargado a la Fundación Ferrocarril de Antioquia quien había ganado la licitación para dicho fin.[38]
La conclusión del diagnóstico fue que la catedral está enferma, pero no desahuciada ni en estado terminal.[38] La iglesia fue muy bien construida, los adobes son de buena resistencia y cumplen con las normas que se exigen hoy en día para este tipo de ladrillos.[38] Sin embargo, el paso del tiempo trae sus problemas. La catedral presenta deficiencias estructurales, de asentamientos, grietas, humedades y deterioro del ladrillo en algunos sitios. Aunque la edificación no corre un inminente riesgo de colapso, sí es necesaria una consolidación estructural que pueda proteger a la Basílica de un movimiento sísmico.[38]
El deterioro que hoy presenta la Catedral Metropolitana se debe básicamente a que en la década de los 80 se adelantaron unos trabajos de amarres estructurales, que por falta de dinero no fueron concluidos. A esto hay que sumarle el biodeterioro y la humedad provocada por la quebrada La Loca, que durante muchos años cruzó por debajo de la edificación. Además las intervenciones mal hechas que se han realizado en diferentes épocas también han influenciado en su estado.
Los dineros que requiere la intervención en la Catedral Metropolitana están presupuestados de los recursos que la Gobernación de Antioquia recibirá por la venta del lote donado por Instituto Nacional de Vías -INVIAS-, ubicado en el sector de San Diego en Medellín.[38] De todas maneras este dinero podría resultar insuficiente, ya que también se debe destinar parte del mismo a la restauración de varios monumentos nacionales en el Departamento de Antioquia, por lo cual es necesario que otras entidades como la misma Curia y la Alcaldía de Medellín se vinculen económicamente con este proyecto.
Horarios
Horario de misas[39] Domingos y feriados 7 a.m., 8 a.m., 9 a.m., 10 a.m., 11 a.m., 12m, 6 p.m., 7 p.m. Sábados 7 a.m., 8 a.m., 9 a.m., 10 a.m., 11 a.m., 12m, 6 p.m. Lunes a viernes 7 a.m., 8 a.m., 9 a.m., 10 a.m., 6 p.m. La catedral se encuentra abierta principalmente por las mañanas cuando las misas son cada hora, luego es cerrada durante toda la tarde y reabierta para las últimas misas del día.
Además, en las mañanas se puede escuchar la música interpretada en el órgano de la catedral, que no solo ameniza las celebraciones religiosas sino que también se puede seguir escuchando durante los espacios libres entre misa y misa.
La dirección del templo es carrera 48 Nº 56-81, teléfono (57) (4) - 5132269.
Referencias
Notas
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- ↑ Por la proliferación de pequeñas reseñas sobre la catedral, se toma a 1875 como la fecha del comienzo de la construcción del actual edificio, pero en realidad esa fecha es el comienzo del primer intento que resulto en un total fracaso, por eso, el 19 de enero de 1890 es en realidad la fecha del nacimiento de la actual edificación de la Catedral de Medellín, fecha en la que se aprueban los planos de Carré e inmediatamente se procede a la construcción del templo.
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Véase también jamba en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española.
Según el Wikcionario jamba es: Arq. Lateral vertical que se encuentra a ambos lados de un vano, y sobre los que descansa el dintel o el arco. - ↑ a b Piedrahita Echeverri, Monseñor Javier (2002). «Cap. 6, La obra del Obispo Bernardo Herrera Restrepo», Monografía Histórica de la Catedral-Basílica la Inmaculada de Villanueva en Medellín. Edición especial no tiene ISBN.
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- ↑ a b El orden toscano no pertenece al grupo de los órdenes arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio), sino que es la aportación etrusca a los órdenes clásicos. Deriva del dórico, del que es una simplificación, la columna toscana, a diferencia de la dórica griega, se apoya sobre una base (y ésta, sobre un podio) y el fuste es de sección circular, normalmente liso.
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Bibliografía
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Véase también
Enlaces externos
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