- Operación Barbarroja
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Operación Barbarroja Frente de Europa Oriental — Segunda Guerra Mundial
Escenario de la Operación BarbarrojaFecha: 22 de junio de 1941 - 5 de diciembre de 1941 Lugar: Europa Oriental, Unión Soviética Resultado: Victoria inicial de Alemania
Estancamiento del Frente Oriental
Posterior derrota de AlemaniaCasus belli: Necesidad de materias primas para Alemania según el concepto del Lebensraum. Posibilidad de una agresión por parte de la URSS. Por último incompatibilidades ideológicas (que evitaban alianzas más convenientes para ambas partes) Cambios territoriales: Ocupación alemana de los estados bálticos, Bielorrusia y Ucrania Beligerantes Alemania
Rumania
Finlandia
Hungría
Italia
Eslovaquia
CroaciaUnión Soviética Comandantes Adolf Hitler
Franz Halder
Wilhelm Ritter von Leeb
Fedor von Bock
Gerd von Rundstedt
Ion Antonescu
Carl Gustaf Emil MannerheimIósif Stalin
Georgi Zhúkov
Aleksandr Vasilevski
Semión Budionni
Kliment Voroshílov
Semión TimoshenkoSoldados 5-5,5 millones en julio
5,6 millones en diciembre
5 millones en enero de 1942
6,2 millones en mayo de 1942
4.500 tanques
37.000 piezas de artillería
4.000 aviones
19.000 trenes
750.000 caballos
600.000 vehículos3-4,7 millones en julio
5,2 millones en diciembre[1]
4 millones en enero de 1942
5,5 millones en mayo de 1942
20-26.000 tanques[1]
35-50.000 piezas de artillería[1]
12.000 avionesBajas 174.000 muertos
36.000 desaparecidos
604.000 heridos
Total: 830.930802.191 muertos , 2.335.482 perdidos/capturados Campañas del Frente Oriental Polonia (1939) • Finlandia • Balcanes (1941) • Barbarroja • Leningrado • Moscú • 1ª batalla de Járkov • Carelia • 2ª batalla de Járkov • Crimea • Cáucaso • Don y Volga • Marte • Demyansk • 3ª batalla de Járkov • Kursk • 4ª batalla de Járkov • Smolensk (1943) • Cruce del Dnieper • Korsun-Cherkassy • Kamenets-Podolsky Pocket • Bagration • Ofensiva Lvov–Sandomierz • Ofensiva Lublin–Brest • 1° Ofensiva Jassy-Kishinev • 2° Ofensiva Jassy–Kishinev • Báltico • Ofensiva Budapest • Laponia • Balcanes (1944) • Ofensiva de Belgrado • Polonia (1944) • Hungría y Austria • Prusia Oriental • Berlín Operación Barbarroja Białystok-Minsk • Smolensk (1941) • Uman • Kiev (1941) • Yelnia • Odesa • Leningrado • Crimea (1941) • Rostov La Operación Barbarroja (en alemán: Unternehmen Barbarossa), emprendida en junio de 1941, fue el nombre en clave dado por Adolf Hitler al plan de invasión de la Unión Soviética por parte de las Fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial.
La operación abrió el Frente Oriental, que se convirtió en el teatro de operaciones más grande de la guerra, escenario de las batallas más grandes y brutales del conflicto en Europa.
La Operación Barbarroja significó un duro golpe para las desprevenidas fuerzas soviéticas, que sufrieron fuertes bajas y perdieron grandes extensiones de territorio en poco tiempo. No obstante, la llegada del invierno ruso acabó con los planes alemanes de terminar la invasión en 1941. Durante el invierno, el Ejército Rojo contraatacó y anuló las esperanzas de Hitler de ganar la batalla de Moscú.
Contenido
Preliminares
En el ideario de Hitler estaba la expansión hacia el Este dentro de su política de "espacio vital" (Lebensraum en alemán), aunque ésta era una aspiración alemana previa a la Primera Guerra Mundial. Ya en 1918 en la Paz de Brest-Litovsk, el alto mando de los ejércitos imperiales alemanes del frente oriental había impuesto sus condiciones para el armisticio que los bolcheviques solicitaban. Por razones prácticas de supervivencia los jefes comunistas habían desistido de extender su gobierno a las ex regiones del Imperio Ruso de Polonia y los Países bálticos, entregándolas al Reich del Kaiser.
Como se puede leer en el libro de Hitler Mein Kampf (Mi Lucha), la guerra contra los soviéticos es una cruzada de Europa contra Asia: se trata de enviar al fondo del continente asiático a quienes hacen correr al "Nuevo Orden" europeo y nacionalsocialista los mismos riesgos que hacían correr los hunos de Atila a la Europa romana. El territorio conquistado se convertiría en el espacio vital que satisfaría las necesidades de tierra y materias primas para la población alemana durante siglos.
En diciembre de 1940, el Führer firma la Directiva nº 21, denominada Operación Barbarroja, que contempla la invasión relámpago de la Unión Soviética, que debía ser aniquilada, teóricamente, en una sola campaña de apenas un par de meses. El plan definitivo de Hitler era avanzar simultáneamente con tres Grupos de Ejércitos, que debían revolverse continuadamente, para cercar a los ejércitos soviéticos en enormes maniobras de tenaza y embolsamientos, para aniquilarlos posteriormente.
Hitler la nombró así en honor de Federico I, Friedrich I, en alemán, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico durante el siglo XII, llamado Barbarroja por el color de su barba. Su reinado representó el apogeo del Sacro Imperio Romano Germánico, considerado el Primer Reich por los nacionalistas alemanes. La fama y el significado moderno de Federico I Barbarroja está unido al pan-germanismo alemán del siglo XX. Barbarroja fue un referente para los nacionalistas alemanes que pretendían reunificar el país bajo un poder fuerte, como el del emperador.
Como se ha mencionado, Adolf Hitler ha decidido tomarse la guerra en el frente del Este como una Cruzada y así se lo advierte a sus generales, recordándoles que la Unión Soviética no ha firmado las convenciones de Ginebra y que no se trata de hacer alarde de espíritu caballeresco. El Führer piensa poner los territorios conquistados bajo una severa administración alemana, "desbolchevizar" el país y ver hundirse el régimen soviético cuando él esté en posesión de lo que él llama las "ciudadelas del bolchevismo": Leningrado y Stalingrado.
En el momento del ataque estaba en vigor el pacto de no agresión germano-soviético de agosto de 1939, por el que ambas potencias definían sus esferas de influencia en Europa oriental. El pacto sorprendió al mundo debido a la hostilidad mutua y a las ideologías diametralmente opuestas de los firmantes.
La situación en junio de 1941
Para entonces, el Tercer Reich controla militarmente Bélgica, Bohemia y Morvia, Dinamarca, Francia (salvo la parte gobernada por Vichy), Grecia, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega, Polonia (salvo la parte invadida por los soviéticos) y Yugoslavia (salvo Bosnia, Croacia y Eslovenia que se le escinden), mientras que Bulgaria, Finlandia, Hungría, Italia y Rumanía son aliados de Alemania. Además se espera contar con el apoyo logístico decidido de las poblaciones "a liberar" de Bielorrusia, Estonia, Letonia, Lituania y Ucrania, como también de los cosacos del Don y de los colonos alemanes residentes en la URSS. Así, la Wehrmacht presume de rápidas victorias en todo el extenso frente; sin embargo, ya se le plantean al vencedor provisional graves problemas:
- No se ha vencido militarmente al Imperio Británico. La Operación León Marino, Unternehmen Seelöwe en alemán, el plan para invadir Gran Bretaña, se ha pospuesto sine die, la campaña de bombardeos aéreos, la Batalla de Inglaterra, se salda con un fracaso para la Luftwaffe y las operaciones de guerra submarina no han derrotado a los británicos.
- Estados Unidos ha abandonado su estado de neutralidad por uno de no-beligerancia. Tras la caída de Francia, los EE.UU. iniciaron el primer reclutamiento realizado en tiempo de paz de su historia e incrementaron considerablemente su presupuesto militar. Era cuestión de tiempo que la Batalla del Atlántico arrastrase a la guerra a los Estados Unidos y la ayuda militar estadounidense es una amenaza de la que Hitler es muy consciente.
- Pese a que con la Unión Soviética se mantiene aún vigente el pacto de no agresión, no es menos cierto que ya la Unión Soviética se ha anexionado la parte oriental de Polonia, Estonia, Lituania, Letonia, ha obtenido concesiones territoriales de Finlandia como consecuencia de la Guerra de Invierno ruso-finesa de 1939-40 y mira hacia los Balcanes, por lo que un enfrentamiento entre ambas potencias es inevitable; sólo falta dilucidar quien dará el primer paso, y es precisamente Hitler quien lo hace.
El OKH (Alto Mando alemán) planificó la campaña relámpago bajo el concepto del Blitzkrieg para el verano de 1941, que concluyese con el derrumbe del Ejército Rojo en un par de meses, por lo que la Fuerzas Armadas alemanas no se equiparon para combatir en invierno ni estaban preparadas para una guerra de larga duración. Asimismo, la logística que se iba a poner en marcha para mantener el amplio frente de batalla no fue dimensionada bajo una holística real de la amplitud del espacio soviético.
El espionaje británico había alertado a la Unión Soviética de la inminente invasión pero Stalin creyó que era un intento desesperado de Churchill para hacerle entrar en la guerra junto a los Aliados. A pesar de que el espía soviético Richard Sorge llegó a dar a Stalin la fecha exacta del ataque, el ataque tomó por sorpresa al Ejército soviético, puesto que la STAVKA (el Alto Mando del Ejército Rojo), bajo las órdenes de Stalin, no dictó ningún tipo de medida preventiva de guerra que pudiese ser interpretada como belicosa por su homólogo alemán.
Stalin, a pesar de que no albergaba dudas sobre que el conflicto germano-soviético sería inevitable, creía que Hitler no abriría un segundo frente antes de acabar la guerra con Gran Bretaña[2] y en todo caso los planes de defensa soviéticos estaban previstos para un enfrentamiento con Alemania como muy pronto en la primavera de 1942.
Hitler creía firmemente que el gobierno comunista se derrumbaría al primer golpe y le llamaba desdeñosamente el "Gigante con los píes de barro", el dictador alemán suponía que la gran masa subyugada y desmoralizada se volvería contra su líder, Stalin, debido a las grandes hambrunas y matanzas realizadas bajo el plan Cuatrienal y la Gran Purga. Hitler ignoraba o estaba muy mal informado de la verdadera envergadura del potencial bélico de los soviéticos, del número exacto de blindados y divisiones y de su extraordinaria capacidad homeostatica de sobreponerse a los reveses militares.
Preparativos
Los preparativos alemanes
La Operación fue diseñada en un principio en diciembre de 1940, tras el fracaso de la batalla de Inglaterra. Hitler deseaba dividir sus fuerzas y no repetir el error de Napoleón Bonaparte de invadir un país tan extenso mediante un solo bloque de tropas; asimismo se ejecutaron diversas misiones de reconocimiento aéreo a lo largo de la frontera germano-soviética. Se estructuraron tres grupos de ejército asignados para conquistar regiones y ciudades grandes de la Unión Soviética una vez que la invasión comenzara.
El Grupo de Ejércitos Norte fue asignado a la conquista de los países bálticos y de Leningrado.[3]
El Grupo de Ejércitos Centro, el más poderoso en hombres y material, conquistaría Bielorrusia, participaría en la toma de Smolensk antes de dirigirse hacia la conquista de Moscú y la ocupación de las regiones centrales de Rusia.[3]
El Grupo de Ejércitos Sur debía tomar la totalidad de Ucrania,[3] sin dejar de lado la conquista de Kiev y continuar hacia el río Volga, teniendo como objetivo conquistar finalmente la región montañosa del Cáucaso, muy rica en petróleo.
Al final de los preparativos, la Wehrmacht había movilizado cerca de 3,2 millones de soldados hacia la frontera soviética, junto con un millón de soldados de países aliados y satélites, preparados todos para iniciar una ofensiva general desde el Mar Báltico hasta los Cárpatos, contando para ello con la entrada de Rumania y Eslovaquia en la guerra.
Existía, sin embargo, una discrepancia en los objetivos: mientras Hitler daba prioridad a la política y a la economía, deseando unirse cuanto antes a las tropas finlandesas en el norte y ocupar la riqueza agrícola de Ucrania en el sur; el Alto Mando deseaba destruir el centro de poderío militar soviético en Moscú, principal centro de comunicaciones del país.[3]
Hitler no contaba, además, con el apoyo japonés para la campaña, ya que no había realizado consultas sobre la misma con el gobierno nipón que, tras el ataque, se mantuvo neutral en el conflicto.[4]
Los preparativos soviéticos
La Unión Soviética no era tan débil como parecía a pesar de las hambrunas y la Gran Purga. A pesar de la Gran Purga stalinista, la industrialización sobre todo del sector pesado había progresado hasta convertir al país en la segunda potencia industrial del mundo. La producción de armamento fue aumentada en los años previos dentro del clima general europeo de rearme. En 1941 el ejército soviético sobrepasaba al alemán por un gran margen en cantidades de hombres y material, siendo los modelos de tanques, el T-34, el KV-1 y aviones Sturmovik en muchas ocasiones mejores técnicamente que sus pares alemanes. Asimismo la cantidad de tanques (siete veces más numerosos que sus oponentes alemanes),[5] cañones de largo alcance y aviones de combate disponibles en la Unión Soviética resultaba ser mayor a la que Alemania y todos sus aliados pudiesen movilizar respecto de esas mismas armas, sólo faltaba modernizarse en táctica militar.
El número real de tanques, aviones de guerra y divisiones del Ejército Rojo era desconocido por el OKW (Alto Mando de la Wehrmacht) alemán y de este modo por Hitler, quien consideraba inferior y desmoralizado al Ejército Rojo. Por otra parte los análisis de los generales germanos y del propio Hitler se sustentaban en el pésimo desempeño de las tropas soviéticas durante la Guerra de Invierno de 1939 contra Finlandia, en la que el Ejército Rojo sufrió cuantiosas pérdidas en hombres y material frente al ejército finlandés, mucho más pequeño y peor equipado, al cual combatían.
Se había pensado que el Ejército Rojo estaba en desventaja numérica respecto a la Wehrmacht precisamente en las guarniciones de regiones occidentales de la Unión Soviética[cita requerida], aunque sumando la totalidad de soldados soviéticos disponibles resultaba una cifra superior a la movilizada por Alemania y sus aliados. El Ejército Rojo podría movilizar casi cinco millones de soldados preparados ya en junio de 1941, pero para que tal diferencia fuese visible en combate era necesario primero movilizar grandes cantidades de tropas soviéticas desde Siberia, Asia Central y de la región del Extremo Oriente ruso, principalmente a las tropas que resguardaban los avances japoneses en Vladivostok.
La única gran desventaja soviética parecía ser la preparación táctica de sus oficiales para una invasión alemana, la escasez de oficiales y la rigídez del mando. Tras la Gran Purga de 1936 Stalin había reforzado su poder dentro de la Unión Soviética pero para ello había ordenado encarcelar o fusilar a varios miles de oficiales muy competentes del Ejército Rojo tales como el General Mijaíl Tujachevsky, (mentor de Heinz Guderian), al punto que de 90 generales de Ejército, solo 6 sobrevivieron la purga, y de 180 jefes de distrito militar solamente 57 vivían tras la purga, casi dos tercios de los comandantes de divisiones y de cuerpos de ejército habían sido arrestados o ejecutados. El resultado fue que tales puestos vacantes quedaron cubiertos por oficiales más jóvenes, carentes de experiencia dirigiendo tropas, y tras el recuerdo de las purgas muy pocos de estos jóvenes comandantes se atrevían a tomar iniciativas propias en combate o a dar sugerencias a sus jefes directos. Además la desconfianza de Stalin impulsó a que los nombramientos de jefaturas militares tras la Gran Purga tuvieran como base la "confiabilidad política" de los oficiales en vez de su habilidad y conocimiento militar. Cabe decir también que las purgas sirvieron para evitar traiciones en el ejército y colaboracionismo con Alemania. Así, si bien se perdieron algunos valiosos generales, se aseguró la fidelidad del ejército soviético a la URSS, a diferencia de lo sucedido en otros países, como Francia.
La invasión
La invasión estaba inicialmente prevista para el 15 de mayo, pero la intervención de Mussolini en África Oriental contra la Somalia Británica y, sobre todo, su frustrada invasión de Grecia durante el invierno de 1940 hizo aplazar la operación, al verse Hitler obligado a socorrer a su aliado decretando la invasión de Grecia (Operación Marita). Por otra parte, como respuesta al golpe de estado en Yugoslavia que sustituyó al gobierno pro-alemán que había firmado el Pacto Tripartito, Hitler ordenó la invasión de Yugoslavia (Operación 25). En conjunto, la intervención del Tercer Reich en Grecia y los Balcanes retrasó la Operación Barbarroja cuatro semanas que fueron vitales. Muchos autores sostienen que este retraso resultó, a la larga, fatal para el avance alemán, como ya había advertido en su día el Alto Mando.[3] Las fuertes lluvias de mayo difirieron los preparativos otros diez días.[3]
El domingo 22 de junio de 1941, a las 3:15 de la madrugada en un gigantesco frente de 1.600 km entre el mar Báltico y el mar Negro, los alemanes pusieron en marcha a más de 4 millones de hombres: 3,5 millones de alemanes y 1 millón de aliados aglutinados en 225 divisiones, junto a 4.400 tanques y 4.000 aviones,[cita requerida] convirtiéndola en la operación terrestre más grande de la historia. En un principio el ejército soviético se derrumbó como era previsto. Las fuerzas acorazadas alemanas se movieron rápido y lejos, aislando y capturando grandes cantidades de soldados enemigos y de su equipo. La Lufftwaffe se ocupó de destruir la mayoría de los anticuados aviones de las fuerzas aéreas soviéticas antes de que pudieran despegar. En un mes Bielorrusia y los Países Bálticos estaban en manos alemanas aunque en el sur hubo que esperar a agosto para alcanzar el río Dniéper, ordenando Hitler que parte del grupo centro se dirigiera al sur para cerrar una tenaza en torno a Kiev, lo que provocó la mayor captura de soldados enemigos de la historia (más de 800.000), pero hizo retrasar el asalto a la capital soviética, aunque también ayudó a asegurar el flanco meridional del grupo de ejército centro.
Desde el primer día de la invasión, las tropas alemanas habían recibido en muchos pueblos soviéticos (especialmente en el Báltico, Bielorrusia y en especial de Ucrania quien recibió con flores al invasor,[5] ) la bienvenida de multitudes entusiastas que los contemplaban como libertadores de la opresión otrora del zarismo y entonces del bolchevismo,[5] pero Hitler en su orgullo despreció este apoyo, por considerarlo innecesario; en cuanto a los rusos, los consideraba Untermensch o subhumanos y, más tarde, mediante las unidades especiales de las SS de Himmler, los trató con una brutalidad singular y se les aplicó a los judíos bielorrusos el exterminio; al hacerlo, se enemistó con la gente común que hubiera sido un apoyo sustancial en el avance alemán. Stalin, por su parte, abandonó astutamente su imagen intimidatoria que se había forjado durante la Gran Purga y apeló directamente a los civiles soviéticos llamándolos "hermanos y hermanas", en sus discursos radiados, para mantenerlos unidos. Los pueblos conquistados asqueados por la brutalidad alemana e inspirados por la propaganda que invocaba al nacionalismo soviético en oposición a la amenaza germana (y ya no a la simple adhesión ideológica al régimen), los civiles de la URSS se unieron en torno a la figura ahora paternalista de Stalin. Tanto alemanes como rusos trataban brutalmente a sus prisioneros, dejándolos morir de hambre (hasta se registraban casos de canibalismo), o directamente fusilándolos. La llamada Gran Guerra Patria denominada por los rusos empezó a mostrar ribetes dantescos nunca antes vistos de ferocidad, impiedad e inmisericordia para con el enemigo.
En Octubre, los alemanes se dirigieron a Moscú, el invierno estaba en curso, el atraso inicial de la Operación de 4 semanas resultó ser crucial para la paralización del avance, el fango de las primeras lluvias otoñales hicieron que las operaciones casi se paralizasen, aunque lograron una última victoria en Viazma, comparable a la de Kiev. Con los soldados alemanes logrando victoria tras victoria, los periódicos alemanes aseguraban que era una guerra prácticamente ganada. Las pérdidas rusas habían sido inmensas pero Stalin apeló al patriotismo mediante el recuerdo de la invasión napoleónica de 1812, trazando un paralelo entre ambos episodios, y olvidando momentáneamente toda ideología llamó a su pueblo a la defensa de la patria llamando al conflicto Gran Guerra Patria.
El derroche de vidas que hacían los rusos causaba asombro a los alemanes. La resistencia soviética (ver Historia militar de la Unión Soviética) sorprendió al mando alemán, que durante el verano había dado por aniquilado a dos tercios del ejército soviético tras cada batalla importante, pero que era capaz de reconstituirse gracias a una gigantesca reserva humana (la URSS era el país más poblado de Europa) y una industria bélica rápidamente reforzada. Un ejemplo es la fortaleza de Brest-Litovsk en la frontera polaca: atacada el primer día de la invasión alemana, se planeó que su captura se realizaría en horas, sin embargo los soviéticos resistieron un mes entero. Lanzaron a grupos de soldados en asaltos suicidas contra posiciones alemanas. De igual forma, Smolensk, en el camino de Moscú, retrasó la ofensiva alemana durante varias semanas.
Se organizó la lucha guerrillera con partisanos que hostigaban constantemente las líneas de suministros alemanas, alargadas cada vez más a medida que avanzaban. Los soviéticos realizaron la política de tierra quemada al igual que en 1812.
Los rusos contaban además con un informante clave en el contraespionaje, el comunista alemán Richard Sorge, quien trabajaba bajo la identidad de un periodista alemán pro-nazi en Japón, lo que le permitió hacer llegar a Stalin información relevante para el traslado de unidades desde el frente asiático hacia el frente alemán.
El grupo de ejércitos del norte llegó a las cercanías de Leningrado antes de agosto de 1941. Allí la resistencia soviética lo paró. En opinión de Hitler, conquistar Leningrado sería una operación demasiado costosa, por lo que decidió asediarla y rendirla por hambre estableciendo el Sitio de Leningrado, en el que más de dos millones de personas murieron por el hambre, el frío, el estado de ley marcial y los bombardeos. La ciudad resistió hasta que en enero de 1944 los alemanes fueron rechazados.
El momento crucial de la operación Barbarroja, sin embargo, fue cuando las tropas alemanas del grupo de ejércitos centro (Heinz Guderian) avanzó hasta 25 kilómetros de Moscú en diciembre de 1941. Sin embargo el intenso frío (-50 °C) y la llegada de divisiones de Siberia hizo retroceder a los alemanes 200 kilómetros hacia el oeste en la llamada batalla de Moscú. No hubo modo de volver a tomar dichas posiciones. Hitler destituyó a Guderian.
El término de la Operación Barbarroja ocurre con el fracaso de tomar Moscú y rendir Leningrado.
Causas de las primeras derrotas soviéticas
Las causas de la derrota inicial soviética están circunscritas a la guerra relámpago o Blitzkrieg basada en la guerra de movimientos y el uso de la táctica de tenazas acorazadas, algo nuevo tanto para los rusos como para el resto del mundo.
Un inesperado espléndido verano ayudó a las divisiones alemanas a avanzar rápidamente hasta que les entorpeció el invierno, bajas temperaturas que solo sufrieron los alemanes puesto que la ropa robada a la población civil no les fue suficiente para mantenerse calientes.
El Frente Oriental duró cuatro años, dando por resultado 4 millones de muertes alemanas y 11 millones de bajas soviéticas en combate, más otros 15-18 millones de civiles soviéticos muertos por masacres, enfermedades y hambre. Stalin al principio no reaccionó ante este nuevo escenario al que se enfrentaba y solo dos semanas después pudo tomar las riendas del problema; no contaba con mucha oficialidad competente debido a que él mismo había purgado al ejército de excelentes generales.
Los soviéticos contaban con un arsenal muy grande frente al alemán, pero ¿por qué habrían sufrido tal derrota inicial? Hubo numerosos motivos que habitualmente se pasan por alto o no son conocidos por todo el mundo:
- La tecnología alemana no era la mejor del momento en cuanto a carros de combate. Los carros T-34 y KV-1 eran muy superiores a lo mejor que tenían los alemanes,[6] que eran sus preciados Panzer III, Panzer IV y los Stug III. Sin embargo, de los 19.500 carros soviéticos, sólo el 5% eran T-34s de primera generación y propensos a fallos por su corta vida y un 2% eran KV-1, con los mismos problemas.[6] [7] A todo esto, hay que añadir que los viejos T-26 y los carros rápidos de la serie BT tenían una vida útil (antes de necesitar un cambio de motor o grandes reparaciones en él) de unas 100 horas de uso,[6] tras las cuales se requería una gran labor de mantenimiento. Esto hizo que en la primera semana, el 50% de los tanques soviéticos quedasen fuera de combate sin siquiera luchar.[7]
- El enorme parque soviético de carros estaba en un pobre estado de reparación hacia 1941, donde más del 29% necesitaba recambios y un 44% una reconstrucción.[6] [7] Rápidamente estos carros quedaron fuera de servicio en los primeros días de la invasión a causa de las averías.
- Stalin se sorprendió por el hecho de que Alemania realmente estuviese atacando a la Unión Soviética, creyendo que el Tercer Reich no violaría el Pacto Ribbentrop-Mólotov de 1939 sin haber derrotado primero a Gran Bretaña y por ello tardó varios días en darse cuenta de la gravedad de la situación y en comenzar los preparativos para la guerra que ya había empezado con factor sorpresa. Pero además, las purgas stalinistas (como la Gran Purga de 1935) causaron que muchos buenos oficiales no estuvieran disponibles al haber sido encarcelados o fusilados, por lo que las tácticas soviéticas fueron deficientes durante una buena parte de la guerra.[8]
- En el primer día se destruyeron más de 1.800 aviones soviéticos, muchos de ellos sin tan siquiera despegar y en el segundo día ya había unos 2.700 destruidos en total. Además, los aviones alemanes eran más veloces que los soviéticos y tuvieron el cielo bajo su dominio, lo cual propiciaba que las labores de localización de enemigos y exploración fueran un punto a favor de los alemanes, privando a los soviéticos de esta necesaria tarea.
- Las tácticas alemanas estaban bastante evolucionadas y las cadenas de mando eran más cortas que en cualquier otro ejército,[9] pues en el Ejército Rojo sin órdenes de los mandos de más alto nivel las unidades más reducidas no podían actuar, ni siquiera en las más elementales tareas defensivas; esto provocaba que regimientos enteros de soldados soviéticos estuviesen quietos en el frente sin tomar iniciativas para el ataque o la defensa, esperando vanamente instrucciones de la STAVKA incluso cuando el enemigo estaba muy cerca, pues en caso de actuar por cuenta propia, o contraatacar sin permiso, los oficiales a cargo se exponían a ser sometidos a tribunal militar y fusilados.
- La falta de municiones fue un punto importantísimo. Sólo un 12% de los carros soviéticos tenían proyectiles perforantes,[6] mientras que el resto rara vez poseía un cargamento completo de munición rompedora o de alto explosivo (HE = High Explosive), lo cual hacía que los enfrentamientos entre carros fuesen desastrosos para los soviéticos durante las primeras semanas.
- La dispersión de los carros del Ejército Rojo entre varias unidades frente a la cohesión de las divisiones de la Wehrmacht fue también un punto importante, pues los panzer germanos se concentraban para eliminar a los enemigos individualmente, mientras los tanques soviéticos (dispersos en pequeñas unidades) se veían en inferioridad en sus combates, aun a pesar de que el número global era mayor.[10] Esto mismo pasó a menudo en el desierto, donde el general Erwin Rommel solía tener menos efectivos, pero más concentrados que en el bando británico, lo cual aumentaba la eficacia alemana. Hasta ese entonces, la URSS (y otros países) veía al carro como un arma meramente de apoyo a la infantería que no podría realizar operaciones decisivas en solitario, por lo que en varias ocasiones los mandos del Ejército Rojo enviaban unos pocos tanques y cientos de hombres contra formaciones enteras de blindados alemanes.
- Otro aspecto importantísimo también fue la falta de entrenamiento de las tropas soviéticas, descuidando la preparación de los soldados para operaciones reales.[6] [7] [9] [10] Los alemanes estaban curtidos de las batallas del frente Oeste y además estaban bien instruidos en los entrenamientos básicos. Esto suponía una gran ventaja en los combates, donde algunos carros soviéticos recibieron innumerables impactos mientras que no localizaban a sus enemigos.[6]
Bajas alemanas y soviéticas en el primer mes de la invasión[5] Tipo de bajas Pérdidas alemanas Pérdidas soviéticas Muertos y heridos 97.253 350.000 Prisioneros o desaparecidos 5.335 819.000 Causas del fracaso de la Operación Barbarroja.
Entre las causas del fracaso de la primera fase de la consolidación en tomar el control de la Unión Soviética se pueden citar:
- La falta de información fiable del número de divisiones, armamentos y ubicación en el escenario del ejército soviético, producto de la escasa labor de la Abwehr alemana respecto a ese tema y un peligroso exceso de confianza por parte de Hitler. El alto costo en vidas y material bélico sufrido por el Ejército Rojo en la Guerra de Invierno ayudó mucho a que el OKH germano menospreciara a los soviéticos; ver a la URSS perdiendo más tropas que Finlandia en ese conflicto avivó una desmedida confianza de Hitler.
- La falta de abastecimientos: la logística alemana no estuvo a la par con las necesidades del frente. Por error de cálculo Hitler creía posible aniquilar al Ejército Rojo en seis meses y no dio órdenes para que las tropas germanas se preparasen para una guerra prolongada. Esto generó graves dificultades para vestir, armar y alimentar a las tropas mientras combatían en sitios muy distantes entre sí.
- La vastedad del espacio soviético hizo que para la Wehrmacht fuera difícil controlarlo en su totalidad mientras a la vez estaba combatiendo. A eso se agrega que cada avance germano implicaba extender cada vez más las líneas de abastecimiento y comunicaciones, lo cual era la labor más importante para los alemanes; la misma vastedad geográfica permitía que los altos jefes del Ejército Rojo preparasen maniobras en espacios de docenas de kilómetros sin estar limitados por territorios reducidos que contuvieran grandes centros urbanos, como sucedió con los jefes militares de Polonia o de Francia.
- La subestimación que Hitler hizo sobre la moral combativa y la industria militar soviética; no se tuvo en cuenta que la industrialización forzosa en la URSS fue acompañada de una gran mejora en las vías de comunicación internas del territorio soviético, lo cual no solo permitió a Stalin consolidar su poder en todo el país sino movilizar grandes masas de soldados y concentrarlas oportunamente en los frentes desde 1942. Nótese que se hace referencia a las comunicaciones internas, y no a las de las fronteras o las zonas periféricas, que eran, en general, más escasas o menos desarrolladas, lo que fue otro factor para ralentizar el avance alemán (al contrario de lo que ocurrió en Francia, donde su buen sistema de vías terrestres permitió una rápida penetración del ejército alemán).
- Falta de flexibilidad en la toma de decisiones cruciales al tomar el mando Hitler personalmente sobre las operaciones, tal decisión resultó errada en tanto Hitler tomaba decisiones a 5.000 km de distancia del frente de batalla, desoyendo frecuentemente a sus asesores más experimentados como Gerd von Rundstedt o Erich von Manstein.
- Falta de la experiencia en el terreno por parte de Hitler, quien tomaba decisiones militares de carácter técnico sin ser oficial profesional, y descartando el consejo de sus generales más expertos. Stalin también ansiaba mostrarse ante las masas como líder polítco-militar de la URSS pero en cuestiones tácticas y técnicas daba la iniciativa a oficiales profesionales como Georgi Zhúkov o Konstantín Rokosovski.
- Destitución por Hitler de oficiales competentes como Fedor von Bock, Heinz Guderian y Walther von Brauchitsch, retirándolos del mando en medio de campañas importantes.
- Las informaciones del espía comunista alemán Richard Sorge, establecido en Japón, permitieron a Stalin sacar de la frontera con Mongolia numerosas tropas soviéticas y a su comandante más capaz, el general Georgi Zhukov. Conociendo gracias a Sorge que Japón trataría de evitar un conflicto simultáneo con la Unión Soviética y con los Estados Unidos, Stalin pudo movilizar sin temor gran parte de sus unidades de reserva estacionadas en Asia, junto a la frontera china.
- El "general invierno" de 1941-1942, con temperaturas históricamente extremas que limitaron la capacidad militar y moral del combatiente alemán. A ello se agrega que Hitler no esperaba un conflicto de larga duración contra los soviéticos y que la Wehrmacht no tenía forma, como se menciona anteriormente, de suministrar municiones, combustible y aditamentos para el invierno, decidiéndose por el armamento debido a la necesidad de mantener constantes los avances. Nótese que las anteriores campañas victoriosas de la Wehrmacht se habían desarrollado siempre en primavera o en otoño del Hemisferio Norte, pero jamás en invierno hasta 1941. El Ejército Rojo también padeció seriamente por la crudeza del invierno, pero su logística sí había previsto esta posibilidad.
- Los fallos en la logística germana, pues no se previó que los ferrocarriles alemanes tuvieran que ser adaptados al ancho de vía ruso mientras se avanzaba en el frente, lo que era indicio de que tarde o temprano el avance debía detenerse o tornarse lento, lo que ocurrió después de la Batalla de Smolensk. El tiempo perdido (de uno a dos meses) permitió a los soviéticos preparar sus defensas de cara a la crucial Batalla de Moscú.
- Y principalmente la reorganización y con ello la reacción del Ejército Rojo y de la Unión Soviética entera, ante el ejército alemán, en donde el gobierno y la nación completa se vieron comprometidos en la lucha defensiva, llamándose el conflicto como la Gran Guerra Patria, y cuidando de no repetir los errores de la Guerra de Invierno. En esta desesperada defensa nacional, los soviéticos se vieron impelidos a crear métodos y mecanismos de defensas nunca antes vistos, como el temido lanzacohetes múltiple Katiusha o Katiushka, el poderoso subfusil automático PPSh-41, el práctico subfusil SVT-40, el preciso fusil para francotiradores Mosin-Nagant, entre otros; como también la propaganda de inspiración, en donde se publicitaba y se incentivaba el patriotismo, como es el caso de las publicaciones de las proezas realizadas por el famoso francotirador Vasily Zaitsev, y los continuos paralelismos que hacía Stalin entre la invasión nazi de 1941 y la invasión napoleónica de 1812, excitando el patriotismo y el nacionalismo de las masas.
Véase también
- Frente Oriental (Segunda Guerra Mundial)
- Gran Guerra Patria
- Crímenes de guerra nazis en la Unión Soviética
- Crímenes de guerra del Ejército Rojo
Referencias
- ↑ a b c KV-2 Soviet Heavy Breakthrough Tank of WWII: Datos según recientes estudios en la actualidad a cerca de las tropas y unidades soviéticas dispuestas en Barbarroja
- ↑ Haslam, Jonathan: "Stalin and the German Invasion of Russian 1941: A Failure of Reasons of State?", International Affairs, Vol. 76:1 ( 2000)
- ↑ a b c d e f Assmann, Kurt, “The Battle for Moscow: Turning Point of the War,” Foreign Affairs 28:2 (1950)
- ↑ Kolanovic (2006), p. 486
- ↑ a b c d Stolfi, R.H.S.: "Barbarossa Revisited: A Critical Reappraisal of the Opening Stages of the Russo-German Campaign (June-December 1941)". Journal of Modern History 54:1, (1982)
- ↑ a b c d e f g "El Carro Medio T-34/76", por Steven J.Zaloga. Osprey Military
- ↑ a b c d Zaloga, James Grandsen. T-34 in Action Scuadron/Signal Publications. ISBN 0-89747-112-1
- ↑ "Atlas de la II Guerra Mundial", por David Jordan y Andrew Wiest. Libsa ISBN 84-662-1226-4
- ↑ a b Paris Match: "La Segunda Guerra Mundial", por Raymond Cartier
- ↑ a b Altaya: "Victorias Frustradas. Erich Von Manstein", por Bernard & Graefe Verlag
Bibliografía
- Kolanović, Nada Kisić (2006). «The NDH’s Relations with Southeast European Countries, Turkey and Japan, 1941–45». Totalitarian Movements and Political Religions 7 (4): pp. 473-492. http://www.informaworld.com/10.1080/14690760600963248.
- Lozano, Álvaro. Operación Barbarroja. La Invasión alemana de Rusia, 1941. Barcelona, Inédita Editores, 2006.
- Velag Jochen Vollert. KV-2 Soviet Heavy Breakthrough Tank of WWII. Alemania, Tankograd Publisjing, 2004
Enlaces externos
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- Directiva nº 21 OKW: Operación Barbarossa
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