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Parque Nacional Nahuel Huapi
Nahuel Huapi Categoría IUCN II (Parque nacional) Vista del Lago Nahuel Huapi desde la Isla Victoria Situación País Argentina División Provincia de Río Negro
provincia del NeuquénCoordenadas Datos generales Administración Adm. de Parques Nacionales Grado de protección Parque Nacional Fecha de creación 9 de octubre de 1934 Superficie 712.160 ha Sitio web Nahuel Huapi El Parque y Reserva Nacional Nahuel Huapi, es un parque nacional que se encuentra ubicado al sudoeste de la provincia del Neuquén y noroeste de la provincia de Río Negro, en la Patagonia Argentina. Es el más antiguo de los parques nacionales argentinos.
Fue creado por el gobierno argentino en 1934, sobre la base de la donación de tres leguas cuadradas (7.000 ha.) que realizara Francisco Pascasio Moreno con este fin. El parque abarca 712.160 ha en una franja de unos 60 km. de ancho por unos 170 km. de norte a sur, recostada sobre la cordillera de los Andes[1] .
El parque Nahuel Huapi es internacionalmente famoso por su atractiva geografía en la que se destacan el majestuoso lago Nahuel Huapi, y el imponente cerro Tronador que son complementados por un variado conjunto de montañas, valles, más de 60 lagos y lagunas[2] y un sinnúmero de arroyos. El parque, ubicado entre 700 m.s.n.m. y 3400 m.s.n.m. se destaca como ecosistema representativo de los Andes patagónicos, habitando en él más de un millar de especies botánicas superiores[3] y unas 300 especies de animales vertebrados. Los mismos se distribuyen en cuatro ambientes: el altoandino, el bosque andino patagónico, el bosque húmedo y la estepa patagónica.[4]
La geología del área del Nahuel Huapi está caracterizada por resabios de rocas antiguas. Inicialmente, la zona era un fondo marino relativamente poco profundo; hace unos 200 millones de años se comienzan a manifestar fenómenos de vulcanismo con erupción de rocas ígneas. Hace unos 65 millones de años la Cordillera de los Andes comenzó su proceso de crecimiento, impulsada por la subducción de la placa de Nazca debajo de la placa Suramericana. En este proceso, la corteza se fracturó, dando origen a una serie de volcanes. Posteriormente, hace unos 2,5 millones de años, comenzó la acumulación de nieve y hielo, formando glaciares en las zonas de montaña, los que fueron descendiendo por los valles. El movimiento descendente de las masas de hielo cortó y esculpió numerosos valles con perfiles en forma de U, que forman parte del paisaje que se puede observar hoy.
En la región de los lagos patagónicos han vivido indígenas en forma permanente desde hace unos 13.000 años. En particular grupos poyas, puelches, vuriloches y pehuenches vivieron en la zona hasta el siglo XVII, cuando fueron absorbidos por la llegada de los mapuches provenientes de Chile. La región fue visitada por primera vez por misioneros jesuitas provenientes desde el Oeste de la Cordillera hacia el 1670, siendo el perito Moreno el primer hombre blanco en llegar a la zona desde el Este, remontando el río Limay en 1876.
El parque está administrado por la Administración de Parques Nacionales, la cual promovió la visita al parque y sus diversos atractivos mediante el establecimiento de una importante infraestructura turística, que incluyó — por ejemplo — la construcción del Hotel Llao Llao y la Catedral de Bariloche. La ciudad más populosa dentro del parque es San Carlos de Bariloche emplazada sobre la margen sur del lago Nahuel Huapi, la que sirve de base principal para las actividades turísticas, de recreación, deportivas, y de investigación de la naturaleza que se desarrollan en el parque. Villa La Angostura es otra población que se ubica sobre la orilla norte del lago Nahuel Huapi, dentro de los confines del parque.
El Nahuel Huapi ofrece numerosas alternativas para el turismo y disfrute de los visitantes que suman unas 600.000 personas por año.[5] Entre las actividades que se pueden realizar se incluyen caminatas, escalada en roca y hielo, cabalgatas, camping, navegación, pesca y paseos en barco y en automóvil. Durante el invierno se destacan los deportes invernales, incluyendo el esquí, los que pueden practicarse en el Cerro Catedral y el Cerro Bayo.
Se han contabilizado un gran número de especies de mamíferos, aves, peces y reptiles, incluyendo varias que se encuentran amenazadas o en peligro de extinción. Los amplios bosques y ambientes naturales incluyen una rica variedad de plantas, con profusión de cohiues, cipreses y alerces. Entre su fauna característica se destacan los cóndores, ciervos, jabalíes, pumas y guanacos. En épocas recientes ha aumentado la amenaza que las actividades que realiza el hombre en la región representan para la integridad del parque, sus ambientes naturales y las especies que moran en él.
Contenido
Historia
Primeros pobladores
A partir del fechado de restos arqueológicos, se ha determinado que la región fue ocupada inicialmente por el hombre por lo menos desde hace unos 10.600 años, probablemente por tribus de cazadores recolectores que hicieron su entrada desde el norte del continente. Sin embargo, algunos estudiosos basados en evidencias complementarias halladas en proximidades del Nahuel Huapi ubican los primeros asentamientos hace 13.000 años.[6]
La información disponible indica que grupos poyas, puelches, vuriloches y pehuenches vivieron en la zona hasta el siglo XVII cuando fueron absorbidos por la llegada de los mapuches provenientes de Chile.
Según relatos del padre Mascardi, hacia 1670 en la zona del lago Nahuel Huapi había tres grupos indígenas diferenciados.[6]
Los puelches de Nahuel Huapi que estaban asentados en el perímetro del lago y en la actual isla Victoria, aunque también incursionaban por la zona de la estepa. En sus desplazamientos se valían de la dalca especie de canoa de madera desarmable. Solían cruzar la cordillera y navegando el lago Todos los Santos y el seno de Reloncaví, llegar hasta Chiloé. Hablaban una lengua propia.
Los puelches de habla veliche quienes hacia fines del siglo XVII se desplazaban entre la margen norte del río Limay hasta proximidades del volcán Lanín por el norte. La lengua "veliche", era un dialecto de la lengua mapu dungún, hablada por los Huilliches que habitaban al sur del río Toltén en Chile.
Los poyas: cazadores-recolectores, asentados al Este y Sur del lago Nahuel Huapi, posteriormente identificados como "Tehuelches". También poseían lengua propia. Usaban el arco y flecha y las boleadoras; y contaban con perros que les ayudaban en la caza. Su vivienda era el "toldo" de cuero. Se abrigaban con mantos de pieles de guanaco (quillango).
Incursiones hispanas
Hacia el siglo XVI y XVIII la región es frecuentada por algunas expediciones militares españolas provenientes de Chile que cruzan la Cordillera para atacar a los indígenas que vivían de este lado de la Cordillera, como parte de acciones para controlar su accionar sobre las ciudades coloniales chilenas.[6]
Los europeos han circulado por la región desde el siglo XVII. Razones históricas, político-sociales y económicas confluyeron para que la zona fuera inicialmente abordada desde territorio hoy chileno. Esto se enmarca en el avance hispano que procedente del Perú, continuó hacia el sur fundando ciudades en Chile durante la segunda mitad del siglo XVI, y que encuentra una fuerte resistencia de los grupos nativos denominados genéricamente como “araucanos”.
A causa de la presión que los indígenas ejercen tras la cordillera, los españoles realizan una serie de incursiones armadas denominadas “malocas” para combatir los indígenas. Fue el contexto de las malocas el que determinó el ingreso del Capitán Juan Fernández al lago Nahuel Huapí en 1620; aunque se utilizó como excusa la búsqueda de la “Ciudad de los Césares”. Esta leyenda de la época, mencionaba la existencia de una ciudad ocupada por españoles sobrevivientes de expediciones al sur de Patagonia, o de las fundaciones de Sarmiento de Gamboa o, hasta de pobladores que habrían huido de Osorno durante una gran rebelión indígena que asoló las ciudades del sur de Chile. Según la leyenda los sobrevivientes habrían fundado una ciudad abundante de oro y plata, lo cual incentivó la codicia de los viajeros de la época. Juan Fernández utilizó el llamado “Camino de las Lagunas”; que incluía navegación marina (Chiloé-Seno del Reloncaví) y lacustre (Lago de Todos los Santos) y el cruce de la cordillera para llegar al lago Nahuel Huapi, donde se retomaba la navegación hacia el Este. Esta vía de comunicación era usada ya por los indígenas.[6]
Presencia de misioneros jesuitas
Sacerdotes jesuitas establecieron una misión en el Nahuel Huapi la cual tuvo una existencia accidentada, incluida la muerte de todos sus misioneros: Mascardi, Guillelmo, Laguna, Zúñiga y Elguea. La misión fue destruida dos veces por incendios, y los muy precarios caminos de acceso, tornaban muy difíciles las comunicaciones con Chile y el aprovisionamiento.
El accionar hispano de mediados del siglo XVIII fue contradictorio. Mientras que por un lado propiciaba, una política de acercamiento con las comunidades indígenas, por el otro fingía ignorar los abusos cometidos por capitanes de su ejército que efectuaban malocas con fines esclavistas. Lo que producía la correspondiente reacción hostil de las tribus afectadas. Por ello el padre jesuita Diego de Rosales, cruzó en 1653 la cordillera con la finalidad de calmar los ánimos de las comunidades afectadas al Este de la cordillera. En su recorrida visita el Nahuel Huapi, apaciguando a sus habitantes, que eran maloqueados desde Chiloé.
Posteriormente en 1670 arriba a la región el padre Nicolás Mascardi, procedente de la base jesuita establecida en Chiloé[6] . Mascardi intenta interceder y defender los intereses de los pueblos de este lado de la cordillera que eran frecuentemente atacados por incursiones españolas provenientes de Chile. Su accionar termina abruptamente con su muerte en 1674 a manos de indígenas hostiles, durante su cuarta expedición al sur de la Patagonia.
En 1703 el padre Felipe Laguna (Philip Van der Meeren) reinicia la misión, al que se le suma luego el padre Guillelmo. La misión duró hasta 1717, fecha en que es matado Francisco de Elgueta, sucesor de Guillelmo, en un enfrentamiento con los indios. La misión fue saqueada e incendiada, y los jesuitas abandonaron la zona.
Han quedado rastros de este contacto hispano-indígena en un sitio arqueológico de la península Llao Llao. El sitio pudo haber servido de posta intermedia en el tránsito lacustre de los jesuitas entre Brazo Blest y su misión emplazada en la costa Noreste del lago Nahuel Huapi.[6]
El perito Moreno y la creación del parque
La zona ocupada por el parque fue recorrida y visitada en varias oportunidades por el Dr. Francisco Pascasio Moreno, que de hecho el 22 de enero de 1876 fue el primer hombre blanco que llegó a las orillas del lago Nahuel Huapi desde el Oceano Atlántico. El Dr. Moreno, fue un miembro distinguido y muy activo de la Comisión de Límites, que trabajó para resolver la demarcación de la frontera entre Argentina y Chile. En reconocimiento a su labor el gobierno argentino le concedió mediante la ley 4192 una extensión 25 leguas de tierras fiscales en un punto de su elección en la Patagonia. El Dr. Moreno eligió tierras que se ubicaban en lo que hoy es la zona del parque nacional.
Posteriormente en 1903, el Dr. Moreno donó tres leguas cuadradas (7.000 ha) para "mantener su fisionomía natural y que las obras que se realicen sólo sean aquellas que faciliten comodidades para la vida del visitante", y vendió el resto de la tierra para solventar una serie de comedores para indigentes.
El 1 de febrero de 1904, el gobierno acepta la donación de Moreno y reserva la zona indicada. Recién en 1916 y por Decreto de fecha 26 de mayo se nombró un encargado de esta reserva, primera en todo el territorio argentino. Don Jorge Newbery, poblador de la región, aceptó el cargo ad-honorem.[7] En 1922, sobre la base de la donación de Moreno se crea el primer Parque Nacional, llamado "Del Sur", con una superficie de 785.000 ha., siendo presidente Hipólito Yrigoyen. En 1934 mediante la ley 12.103 se crea la Dirección de Parques Nacionales, el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Parque Nacional Iguazú.
Hasta 1971, la península de Quetrihué, sobre la ribera norte del lago Nahuel Huapi formaba parte del Parque Nacional Nahuel Huapi; en esta fecha se decidió darle entidad autónoma creando el Parque Nacional Los Arrayanes. La decisión se originó en la importancia de la formación boscosa que alberga en su extremo sur, compuesta en exclusiva de arrayanes (Luma apiculata), un árbol de la familia de las mirtáceas de vistosa corteza color dorado y lento crecimiento.
En 1981 la Unesco declaró patrimonio de la humanidad al parque nacional Nahuel Huapi.
Flora
En el parque se pueden identificar cuatro ecosistemas básicos. Los ecosistemas son producto de la amplia variación en la precipitación que se registra entre las zonas al oeste del parque donde las nubes provenientes del Océano Pacífico descargan hasta 4.000 mm anuales de precipitación en la zona de Puerto Blest y el extremo este del parque donde en la zona de la estepa las precipitaciones apenas si alcanzan 600 mm anuales. Adicionalmente, las marcadas diferencias en la topografía que va desde las cumbres de las montañas con elevaciones de hasta 3400 msnm hasta unos 650 msnm en la costa del Lago Nahuel Huapi y el río Limay, definen las cuatro zonas identificadas como: zona de montaña andina, bosque húmedo, bosque andino-patagónico y estepa patagónica.[8]
Montaña andina
La zona denominada montaña andina se ubica por encima de la cota de 1600-1700 msnm, donde ya no se encuentran bosques, correspondiendo a la zona superior de los cerros. La zona está caracterizada por macizos rocosos, extensiones de piedras sueltas (pedreros) entremezcladas con arenas, y pequeñas praderas aisladas en los valles de alta montaña en la zona donde confluyen los arroyuelos que alimenta el deshielo. En su zona más baja existen algunas lagunas y ojos de agua como ser Laguna Jakob, Laguna Verde, Laguna Ilion. Esta zona cubre un área equivalente al 19% de la superficie total del parque.
Las condiciones ambientales son muy rigurosas, estando la zona expuesta a nevadas y ventiscas a lo largo de todo el año, la humedad es reducida, existiendo una gran amplitud térmica entre el día y la noche. La exposición a los fuertes vientos que soplan en forma continua desde el oeste y la radiación solar contribuyen a hacer de este un medio bastante inhóspito. La zona permanece cubierta por una capa de nieve desde finales del otoño (mayo)- hasta entrada la primavera (octubre-noviembre).
Por ello la vegetación es de escasa altura, y se desarrolla principalmente en hondonadas o zonas que ofrecen resguardo frente a las condiciones climáticas. Es durante el período diciembre a marzo en que la vegetación existente recupera energías para hacer frente a las duras condiciones que prevalecen el resto del año, y que la vegetación ofrece vistosas flores que compiten por la atención del caminante. Las pequeñas praderas se desarrollan en terrenos mallinosos o con arroyos, habiéndose identificado unas 250 especies de plantas[3] , con presencia de especies de compuestas, musgos, gramíneas, se destacan las flores como la estrella de los Andes y las pequeñas bayas de la murtilla o manzanilla[3] . El Senecio carbonensis, la Abrotanella diemii, y la Menonvillea hirsuta, son especies endémicas de este parque. Asimismo sobre las rocas se desarrollan líquenes de vistosos colores.[8]
En la zona baja, en inmediaciones de algunas de las lagunas se encuentran bosquecillos de lengas denominada "achaparradas", ya que por la acción de la carga de la nieve sobre ellas su altura no excede los 2 a 3 m de altura. También es posible encontrar pequeños ojos de agua en los que se observa durante el verano el desarrollo de renacuajos.
Bosque húmedo (o bosque valdiviano)
El bosque húmedo se aloja en el extremo oeste del parque en la zona aledaña al límite con Chile más precisamente la zona de Puerto Blest y Lago Frías, próxima al Cerro Tronador, donde las precipitaciones alcanzan los 4.000 mm anuales. Esta elevadísima precipitación determina el desarrollo de una vegetación exuberante, de intensos tonos de verde, en un ecosistema denominado bosque valdiviano[9]
Esta selva de clima frío posee varias especies vegetales propias tales como el ciprés de las Guaitecas, el fuinque, el mañiú macho, y mañiú hembra.[9] También se encuentran alerces gigantes, que es una especie sumamente longeva, pudiendo llegar a exceder los 4000 años de vida, es posible observar añosos ejemplares en el trayecto que une Puerto Blest con Lago Frías, como también en proximidades de la Laguna Los Cántaros y la Cascada Los Cántaros.[8] También se destaca la abundancia de cañas colihue y lianas que hacen que el sotobosque en ciertas zonas sea impenetrable. En claros del bosque se encuentran prados con profusión de nalcas[9] , las que llaman la atención por sus grandes hojas de un color verde profundo y que llegan a tener 1.5 m de diámetro. Numerosas flores de fuertes colores se desarrollan en los ambientes húmedos de cascadas entre las que se cuentan el chilco.[10]
Las hojas de la nalca son utilizadas en la preparación de un método de cocción proveniente del Oceano Pacífico, y arraigado en Chile que se llama curanto. En la zona de Colonia Suiza es posible degustar de ricos curantos, que se preparan realizando un hoyo en el suelo donde con un fuego se calientan numerosos cantos rodados, que luego son recubiertas con un colchón de hojas de nalca, a continuación se colocan los alimentos (distintos tipos de carnes y vegetales), para ser finalmente cubierto con otra capa de hojas de nalca, unas lonas y tierra. Esta pila se deja durante unas 3 horas para que se cuezan los alimentos.
Bosque andino-patagónico
El bosque andino-patagónico o bosque de transición se extiende hacia el este del bosque húmedo hasta alcanzar la estepa patagónica. La zona es una franja de unos 15 km de ancho de este a oeste, que representa aproximadamente el 14% de la superficie total del parque. El régimen de precipitaciones oscila entre los 600 a 1200 mm anuales, principalmente entre los meses de abril a agosto. El parque posee una gran variedad de árboles, principalmente coníferas y fagáceas.[8]
Es un bosque abierto de cipreses de la cordillera o ciprés patagónico, radales, ñires, y maitenes.[8] La especie emblemática es el ciprés, destacándose su perfil cónico en las laderas de las montañas. El ciprés se adentra en el extremo este del parque en la zona de la estepa, con significativas poblaciones en la zona del Valle Encantado.[9] Otras variedades arbóreas que se desarrollan en la región son el raulí, el lahuán o alerce patagónico[9] , el laurel, el roble pellín, el fuinque, y el canelo.[11] [3]
Por encima de la cota de 1000 msnm, se asientan bosquecillos de lenga y de ñire, la lenga siendo de hojas caducas otorga una llamativa y vistosa coloración rojiza a las montañas durante el otoño[9] . El sotobosque esta compuesto por arbustos como la laura, el taique y la chaura[3] o enredaderas como la mutisia, que se destaca por sus delicadas flores anaranjadas, y la reina mora o virreina semejante a la mutisia pero con flores de tonos lila. Otro arbusto nativo de flores muy vistosas es el notro que durante la primavera y comienzo del verano se viste de flores de color rojo intenso. La denominada rosa mosqueta, es una especie foránea que se ha desarrrollado y aclimatado en la región, sus frutos son utilizados en la elaboración de dulces artesanales y de sus semillas se obtiene un aceite muy preciado en la preparación de productos cosméticos. Otras variedades arbustivas relevantes en la zona son el espino negro de afiladas espinas, el pañil, la retama que provee un fulgurante color amarillo durante la floración que se desarrolla en el mes de diciembre, tanto el michay y el calafate que poseen pequeñas bayas moradas comestibles, y el chacay abundan en la zona.[9]
El amancay de unos 40 cm de alto, con sus flores color naranja fuerte provee color al sotobosque en la zona del Challuaco, Cerro Otto y Cerro Catedral. En dichos ambientes también abunda la arvejilla.
En la zona en que el bosque se recuesta sobre las estribaciones occidentales de la cordillera y/o zonas con niveles de precipitación mayores, los cipreses ceden su rol preponderante ante los majestuosos coihues, mientras que en el sotobosque son muy característicos los densos matorrales de caña colihue.[8] En los claros del bosque en proximidades de arroyos encontramos las flores amarillas y delicadas del topa topa, las flores rojas botellita o flor de las cascadas y el vistoso chilco[9] . Mientras que en ciertas praderas abiertas abundan los pastos y gramíneas salpicados de coloridas margaritas y dientes de león con sus características flores amarillas y plumerillos.
En proximidades de los lagos es posible encontrar ejemplares de arrayán, con su típica corteza de tono canela-anaranjado.[8]
Existen numerosas variedades de helechos, musgos, líquenes como la barba del diablo y hongos (como el hongo del ciprés y el Llao Llao[8] ). El comúnmente llamado "llao- llao", es un vistoso tumor que se observa en coihues y lengas, es la expresión de una enfermedad producida por un hongo del género Cittaria. El hongo induce la formación de una cantidad excesiva de células y un agrandamiento de las mismas (hiperplasia hipertrofia). El hongo fructifica, produciendo unas bolas esponjosas de tono naranja pálido, que es llamado "pan de indio", y que es comestible.
Entre las especies parásitas o hemiparásitas que se asientan en los árboles se encuentran: el quintral[8] (con sus flores de un rojo intenso) y el farolito chino o "flor de ñire" que es una mata amarillenta, hemiparásita de los notofagus (principalmente cohiue, ñire y lenga). El farolito chino absorbe la savia del árbol sobre el cual se asienta mediante haustorios, que hacen las veces de raíces penetrando el tejido del árbol.
Estepa patagónica
La estepa patagónica se ubica en la cota 700 a 900 msnm en las estribaciones al este del Parque. La geografía está dominada por mesetas y serranías erosionadas menos elevadas, aunque existen algunas afloraciones rocosas. La flora de esta zona está adaptada a los menores niveles de precipitación que se registran (unos 600 mm a 700 mm anuales), al constante y fuerte viento que sopla desde la cordillera, y en general suelos muy pobres, pedregosos y con escasa materia orgánica. Existen algunos ríos de la cuenca atlántica y ciertas cuencas internas con lagunas en depresiones.
En las zonas montañosas y con valles se observan bosquecillos de ciprés patagónico, con pequeños ecosistemas en aguadas o terrenos mallinosos donde se observa el michay, el calafate, y maitén[3] . Las zonas más descampadas se caracterizan por pastos duros, coirones y arbustos achaparrados con espinas y hojas muy pequeñas como el neneo, chuquiraga, adesmia y ephedra capaces de sobrevivir en condiciones semidesérticas, bajas temperaturas y vientos constantes.[12] [8]
Fauna
Animales autóctonos
El parque recibe su nombre a partir de el yaguar -llamado nawel en mapudungun- el cual fue exterminado con anterioridad a la década de 1930.[cita requerida].
El animal que más claramente se asocia con la zona es el condor andino, cuyas alas poseen una envargadura de hasta 3.3 m. Su hábitat lo constituyen los roqueríos inaccesibles en el extremo superior de los macizos montañosos (encima de los 2500 msnm). Es posible observar su planear majestuoso en la zona de montaña andina por ejemplo en el Cerro Catedral y Monte Tronador, aunque también se avistan ejemplares en conjuntos rocosos aislados de la estepa patagónica.[13]
Entre los mamíferos se destaca el huemul, que es un ciervo robusto muy buen nadador, y de pelaje pardo. Durante el verano el huemul habita en las zonas altas al norte del Nahuel Huapi, alimentándose de los pastos de los mallines y praderas, en invierno baja a los valles buscando alimento. Otro de los cérvidos nativos que viven en el área es el pudú, que ha ganado fama por ser uno de los ciervos más pequeños del mundo, el adulto apenas llega a pesar 10 kg. con una altura de unos 40 cm.[14]
Dentro del área de bosques andino patagónicos el pudú ocupa la zona de vegetación más densa y húmeda, donde puede refugiarse y moverse con facilidad gracias a su pequeño tamaño. Se han realizado planes de cría en cautiverio del pudú, los que han permitido comprobar que la especie posee un buen grado de adaptabilidad. Otra especie rara de avistar es el pequeño colo colo o gato montés.
El monito del monte es un mamífero marsupial endémico que habita en el parque, de hábitos nocturnos es un habil trepador.[14] Otro marsupial de la zona es la comadrejita patagónica que es una especie de marsupial didelfimorfo de la familia Didelphidae exclusiva de Argentina, donde habita en ambientes fríos y secos.[15] [14]
Un curioso habitante del parque es el zorro colorado que se distingue por su cabeza y patas rojizas, lomo gris rayado de negro con vientre y cuello blancos.[13] Su larga cola ostenta pelos grises que se vuelven negros en su punta. Habita en las bosques caducifolios y la estepa. La presión que ejerce la presencia del hombre lo ha desplazado hacia las zonas menos transitadas del parque, aunque a veces se aproxima a áreas de camping en busca de alimento. El huidizo tucu tucu patagónico, es un pequeño roedor que habita pequeñas cuevas que excava en el suelo, se alimenta de brotes y raices.[14]
En ambientes lacustres retirados, en zonas de vegetación espesa vive una rara especie de nutria nativa llamada huillín[13] , la que se encuentra en peligro de extinción.[14] Hábil nadador ayudado por sus cortas patas provistas de membrana interdigital, su esbelto cuerpo está recubierto por pelaje castaño. Se alimenta de pequeños crustáceos, cangrejos y langostinos.
En la zona de la estepa se encuentran pequeños rebaños de guanaco[13] , que es un camélido sumamente ágil y veloz, es el mamífero autóctono más grande llegando a medir hasta 1,10 metros de alzada y está revestido por un pelaje doble y grueso que lo protege. El puma es el felino de mayor porte de la región, su principal hábitat es la estepa donde es el predador del guanaco, también habita en algunas zonas retiradas del bosque. En la zona de la estepa también se encuentran colonias de chinchillón o ardilla patagónica, un roedor que habita en zonas rocosas agrestes con escasa vegetación; de cuerpo macizo son características sus grandes orejas y cola larga enrulada hacia adelante. La fauna de la estepa se complementa con veloces ñandúes y liebres (estas últimas foráneas).
Es posible observar una importante variedad de aves que incluyen la bandurria, el tero y cauquenes que se afincan en mallines y descampados húmedos, mientras que en los bosques se pueden ver coloridos pájaros carpinteros con su cuerpo negro y cabeza roja, zorzales, y colibríes rubí de plumaje brillante. Por su parte el chucao vive en el sotobosque, desplazándose con pequeños saltos o mediante vuelos muy cortos.[13]
En los acantilados inaccesibles hay apostaderos de cormoranes, lo cual puede resultar extraño ya que es una especie que por lo general habita en ambientes marinos. En los lagos son frecuentes las cosmopolitas gaviota cocineras, se caracterizan por seguir el rumbo de las embarcaciones turísticas que recorren los lagos.
En los arroyos retirados es dable observar a algún martín pescador, mientras espera pacientemente su pesca. En zonas de descampados y zonas más elevadas se observan jotes, y el aguilucho.
Dado el clima frío no existe una gran abundancia de insectos. Durante el verano las zonas de la cordillera se observan varias variedades de tábanos. La zona también ha sido colonizada por una avispa carnívora denominada chaqueta amarilla que es una especie originaria de Europa pero que a finales de la década de 1990 se expandió a toda la Región Andino - Patagónica. Esta especie se destaca por su gran adaptación a distintos medios ambientes y por carecer de enemigos naturales. Lo cual sumado a su voracidad la convierten en un problema para la región.
Animales foráneos
Desde inicios del siglo XX, se introdujeron y se han aclimatado en forma excelente, ejemplares de la fauna mayor de la región holártica, tales como el jabalí, el ciervo colorado, el ciervo axis y el ciervo dama, introducidos con fines cinegéticos.[16] También la liebre introducida por los colonos europeos se ha aclimatado con gran éxito en la región.
Dentro del parque se encuentran algunas pequeñas explotaciones agrícolas, cuyos orígenes se remontan a los tiempos en que el parque todavía no existía. Estas chacras y tambos poseen pequeños rebaños de vacunos y ovejas.
Peces
La fauna ictícola nativa esta formada por el puyén, la trucha criolla, las peladillas, pequeños bagrecitos de arroyo y el pejerrey patagónico.
La introducción de los salmones y truchas exóticas resultó sumamente perjudicial para los peces nativos, que fueron predados por estas especies. Los lagos y lagunas del parque poseen numerosas bahías protegidas con juncales que proveen alimento y refugio a una población de salmónidos destacable, producto de siembras realizadas por los colonizadores de la región. También en la desembocadura de ríos y arroyos suelen encontrarse abundantes ejemplares.
Entre las especies encontramos fontinalis, arco iris y marrón con un promedio de 1 a 1,5 kg, aunque existen ejemplares de marrones de más de 3 kg. La pesca está reglamentada en el parque y solo es posible realizar actividades de pesca deportiva con uso de señuelos artificiales. Existen zonas exclusivas para pesca con mosca.
Geología
La geología y geografía de la zona del Parque Nacional Nahuel Huapi es el resultado de una serie de procesos de conformación y transformación que ocurrieron a lo largo de millones de años en la zona que hoy ocupa el parque Nacional Nahuel Huapi.[17] En particular los procesos que han modificado los estratos terrestres mediante fenómenos agrupados en la tectónica de placas, han sido determinantes en la conformación de la Cordillera de los Andes sobre la cual se recuesta una parte importante del parque.[18]
El desplazamiento de placas de la litósfera por movimientos internos del magma terráqueo, ha resultado en el ascenso y quiebre de la corteza terrestre en fallas o pliegues. Estos procesos y fenómenos geofísicos de deformación y dislocación explican la formación de la mayor parte de las montañas, en procesos orogénicos que han durado millones de años.
Procesos de orogénesis
Durante la era Paleozoica hace unos 300 a 400 millones de años, toda la zona que ocupa actualmente el Parque Nahuel Huapi estaba cubierta por un mar de aguas templadas, no muy profundo. Durante los períodos Carbonífero y Pérmico de dicha era la temperatura descendió produciendo importantes procesos de glaciación.
No es hasta hace unos 200 millones de años que durante la era Mesozoica comienzan a manifestarse procesos de vulcanismo en la región. Durante los dos últimos períodos de la era Mesozoica, los períodos Jurásico y Cretácico la actividad volcánica se manifestó con gran violencia, resultando en importantes erupciones de rocas ígneas, lo que se combina con la interacción con el Océano Pacífico[19] . Los elementos han erosionado en gran medida los cerros de origen volcánico que se gestaron en este período, tales como los cerros Carbón, Ñireco, Blanco y Ventana, todos ubicados en la zona sureste del parque.[20]
Hacia el final de la era Mesozoica, a fines del Cretácico tardío, hace unos 65 millones de años, la cordillera de los Andes comienza a ascender en forma lenta pero continua, en un desplazamiento que es producto de la subducción de la placa de Nazca debajo de la Placa Suramericana. Durante la era Terciaria en particular durante el Mioceno hace 30 a 11 millones de años el movimiento de ascenso aumentó su ritmo. Estos desplazamientos fueron acompañados por procesos de vulcanismo que produjeron el desarrollo de volcanes en la Cordillera, como por ejemplo el Tronador en el Parque Nahuel Huapi. Durante el Plioceno y comienzos del Pleistoceno aunque siguieron los movimientos emergentes, los mismos tuvieron una intensidad menor.
Han sido sin embargo los procesos de las glaciaciones los que le han otorgado el último modelado a la geografía del parque Nahuel Huapi, para que resulten sus perfiles y formas actuales.[21] [22]
La glaciación del Pleistoiceno comenzó hace unos dos millones y medio de años.[23] Las causas de las edades glaciales todavía son un tema controvertido. Según algunos estudiosos, el proceso podría haber estado relacionado con el aumento del tamaño de los continentes, y el correspondiente retroceso de los océanos, lo cual podría haber impulsado el descenso de la temperatura del planeta, con el consiguiente crecimiento de las masas de hielo de los glaciares.[24] Sin embargo también hay consenso en que varios otros factores son importantes: la composición de la atmósfera; los cambios en el órbita de la Tierra alrededor del Sol (llamados ciclos de Milankovitch; y posiblemente la órbita del Sol alrededor del centro de la galaxia); la dinámica de las placas tectónicas y su efecto sobre la situación relativa y la cantidad de corteza oceánica y terrestre a la superficie de la Tierra; variaciones en la actividad solar; la dinámica orbital del sistema Tierra-Luna; y el impacto de meteoritos de grandes dimensiones o las erupciones volcánicas.
La cordillera patagónica se cubrió con un gran campo de hielo. Las sucesivas glaciaciones del Pleistoceno remodelaron el paisaje y las montañas del parque. La actividad glacial sufrió importantes fluctuaciones con cuatro grandes avances y retrocesos. El último gran avance culminó hace unos 36.000 años. Durante la última glaciación gruesas capas de hielo cubrieron gran parte del área del parque y con su desplazamiento y peso, erosionaron la geografía hasta otorgarle las características actuales.[25]
Hace unos 11.000 años comenzó la remisión de las grandes masas de hielo, como consecuencia de un aumento de la temperatura del ambiente que perduró en el tiempo. Al retirarse los hielos el paisaje había cambiado, estrechos valles primitivos habían sido ensanchados y sus bordes habían sido fuertemente erosionados por la acción de los glaciares y las piedras que arrastraban. Ejemplos en este sentido son los valles del arroyo Rucaco, del arroyo casa de Piedra, el valle del Casalata, y el del valle que conduce hasta Laguna Negra. Los glaciares del Pleistoceno también dispersaron grandes bloques de piedra hasta sus actuales ubicaciones en valles y lechos de ríos.
Al derretirse los hielos y retroceder los glaciares, las cavidades y depresiones pasaron a ser ocupadas por innumerables lagos y lagunas que pueblan la zona. Las playas de muchos de estos lagos están conformadas por cantos rodados los cuales son resabios de las morrenas de los glaciares que poblaron la región. Actualmente hay pocas masas de hielo remanentes, y solo se encuentran glaciares en el cerro Tronador.
Geografía
El parque se encuentra atravesado de norte a sur por la cordillera de los Andes, por lo que el relieve es montañoso, aunque se observa una disminución de la altura de la montañas con respecto a la altura de las montañas ubicadas en zonas más hacia el norte. En forma similar las montañas más elevadas se encuentran sobre su zona oeste, mientras que en sus estribaciones por el este el parque se encuentra con la estepa patagónica caracterizada por una geografía de perfiles más suaves.
La zona fue conformada por la erosión durante la última glaciación, existiendo varios depósitos de material y morrenas. Los lagos en su mayor parte poseen costas conformadas por canto rodado y arenas gruesas, o placas pétreas de las montañas adyacentes.
La montaña más alta del parque es el Cerro Tronador, un volcán inactivo de 3491 msnm, el cual posee siete glaciares. Sobre la vertiente argentina se encuentran los glaciares Frías, Alerces, Castaño Overo y Río Manso, mientras que sobre el lateral chileno se encuentran los glaciares Peulla, Casa Pangue y Río Blanco. El nombre de la montaña hace referencia al sonido que produce el desprendimiento de hielos en sus laderas. El Tronador ofrece interesantes posibilidades para practicar escalada en hielo. Un refugio de alta montaña permite pernoctar al pie del glaciar, y así poder comenzar el último tramo del ascenso hacia la cumbre durante las primeras horas del amanecer.
También se destaca el cerro Catedral que aloja un gran centro de esquí alpino en sus laderas noreste. La zona sur de la montaña le da su nombre a la montaña con sus imponentes picos y agujas graníticas que brindan un variado menú de opciones para los visitantes que disfrutan la escalada en roca. El refugio Emilio Frey (1700 msnm) ubicado a orillas de la laguna Toncek y base de la aguja Frey, es un pintoresco y conveniente punto de pernocte de los escaladores. Se puede acceder al refugio por dos rutas distintas, por el filo de la montaña desde la zona norte de la misma en una caminata que atraviesa los campos de piedra que coronan el Catedral y la Laguna Schmoll, o por la picada eslovena que parte de la base del Cerro Catedral bordea su faldeo del Lago Gutierrez y asciende por el valle del arroyo Van Titter.
Los siguientes cerros se encuentran en el parque:
- Cerro Otto (1.405 msnm)
- Cerro Catedral (2.388 msnm)
- Cerro López (2.075 msnm)
- Cerro Ventana
- Cerro Navidad
- Cerro Tres Reyes
- Cerro Capilla
- Cerro de las Hormigas
- Cerro Punta Blanca
- Cerro Peñascoso (1.930 msnm)
- Cerro Mirador (1.816 msnm)
- Cerro Dormilón (1.785 msnm)
- Pico Traful (2.040 msnm)
- Cerro Alto Mahuida (2.052 msnm)
- Cerro Belvedere (1.992 msnm)
- Cerro Bayo (1.782 msnm)
- Cerro Cuyín Manzano (2.220 msnm)
- Cerro La Lagunita (1.720 msnm)
- Cerro de las Ardillas (1.931 msnm)
- Cerro Pelado (1.835 msnm)
- Cerro Huemul (1.318 msnm)
- Cerro Machete (1.816 msnm)
- Cerro Ñireco (2.200 msnm)
- Cerro Bonete (2.257 msnm)
- Cerro Fuerte (2.113 msnm)
- Cerro Carbón (1.580 msnm)
- Cerro Blanco (2.205 msnm)
Hidrografía
Producto de las intensas lluvias y nevadas que se registran en la zona del parque, y del deshielo en verano el parque posee un conjunto amplio y variado de hermosos lagos y lagunas. Desde la cima de las montañas nacen un sinúmero de arroyos y ríos que son alimentados por el deshielo invernal, y que desembocan en los lagos que se encuentran en el parque.
El lago de mayor extensión es el Nahuel Huapi del cual toma el nombre el parque, abarca 557 km² y está ubicado a unos 700 msnm. Sobre sus orillas se ubica la ciudad de Bariloche y Villa La Angostura. Posee siete ramificaciones o brazos: Campanario, de la Tristeza, Blest, Machete, del Rincón, Última Esperanza y Huemul, su profundidad máxima es de 464 m.
El Nahuel Huapi, es navegable y además de paseos en barco es posible en sus aguas practicar pesca deportiva, buceo, windsurf y navegación a vela. El lago posee algunas islas, siendo muy visitada la Isla Victoria (31 km²), otras islas son la Isla Huemul, la Isla de las Gallinas y la Isla Centinela. El lago desagua en el río Limay el cual confluye en el río Negro que desemboca en el Océano Atlántico.
Otros lagos existentes en el parque son el Moreno, Traful, el Frey, el Fonck, el Hess, el Roca, el Martin, el Espejo, el Falkner, el Gutiérrez, el Mascardi, el Guillelmo, el Steffen, el Gallardo y el Villarino.
La mayoría de los lagos y arroyos poseen lechos formados por cantos rodados, que han sido conformados por la acción de los glaciares que cubrieron la zona. Existen algunas playas de arenas volcánicas, o tierras aluvionales.
Se destaca el río Limay que provee de desagote hacia la cuenca del Océano Atlántico a varios de los sistemas lacustres del parque. En sus primeros kilómetros el recorrido del Limay transcurre por un valle muy vistoso conformado por piedra ígneas llamado Valle Encantado, donde la acción de los elementos naturales ha desgastado la roca otorgándole caprichosas formas que dan origen al nombre del valle.
Clima
La principal característica climática de este parque nacional es la fuerte disminución de las precipitaciones entre la zona oeste y la zona este, producto de la influencia que ejerce la cordillera de los Andes sobre los vientos húmedos que soplan desde el Pacífico en forma constante casi todo el año. Mientras que en la zona de Puerto Blest y Lago Frías, próximo al límite con Chile se registran hasta 4000 mm anuales de precipitación, en el extremo este solo se recogen 600 mm anuales en la estepa patagónica.
Las precipitaciones están principalmente concentradas en el otoño e invierno, cuando son frecuentes las nevadas. Las temperaturas varían con la altura, con 2200 msnm como límite de las nieves perpetuas. A 800 msnm el promedio de las temperaturas es de 8 ºC, con una media de 15 en enero y 2 ºC en julio, con extremos de 33 ºC y -15 ºC.
Organización y administración del parque
El parque se encuentra subdividido en tres clases de zonas, denominadas:
- Parque nacional
- Reserva nacional
- Reserva natural
En cada una de estas zonas, se encuentra regulado cuales son las actividades permitidas de acuerdo a los objetivos de preservación pautados para cada una de ellas. Del total de 709.474 ha que forman el parque, una superficie de 473.352 ha están asignada a la categoría de parque nacional, 160.686 ha conforman la reserva nacional y 75.436 ha forman la zona de reserva natural estricta.
El parque es administrado por la Administración de Parques Nacionales. La sede se encuentra ubicada en la ciudad de Bariloche, en proximidades del Centro Cívico. Además existen numerosos guardaparques ubicados en distintos puntos del parque que hacen cumplir las reglamentaciones vigentes en cuanto a las actividades permitidas y no permitidas en el parque, y orientan a los turistas y visitantes que lo recorren.
Accesos
Desde la ciudad de Neuquén, a unos 400 km al noreste del parque, el acceso es a través de la ruta nacional Nº 237. De hecho esta ruta es la principal vía de acceso a la región y la utilizada por la gran mayoría de los viajeros provenientes de las regiones centro y norte del país (Buenos Aires, Córdoba, Mendoza).
También es posible acceder al parque por el norte desde la ciudad de San Martín de los Andes. Para ello se puede utilizar la ruta nacional Nº 234 y la ruta nacional Nº 231, en lo que constituye el denominado "Camino de los Siete Lagos", o alternativamente se puede acceder mediante la ruta provincial Nº 63.
Desde el sur el acceso al Parque Nacional es a través de la ruta nacional Nº 258, que conecta con la localidad de El Bolsón.
En cuanto al transporte por vía aérea, la ciudad de San Carlos de Bariloche cuenta con un aeropuerto con capacidad para aeronaves internacionales desde el que hay vuelos diarios con la ciudad de Buenos Aires.
El parque se encuentra conectado con la República de Chile por tres pasos fronterizos:
- la ruta nacional Nº 231, que cruza la Cordillera de los Andes por el Paso Puyehue;
- la ruta provincial N° 83 , que cruza la Cordillera de los Andes por el Paso Cochamó
- y un cruce lacustre, por el Paso Perez Rosales.
Actividades humanas y sus impactos
Poblaciones dentro del parque
- Colonia Suiza
- Dina Huapi
- San Carlos de Bariloche
- Villa La Angostura
- Villa Llanquín
- Villa Traful
Turismo y recreación
El parque es visitado por numerosos turistas que desarrollan múltiples actividades recreativas y deportivas en él.
El parque es atravesado por más de 500 km de rutas y caminos que permiten el acceso a puntos de gran belleza, esto es complementado por una rica oferta de hosterías y hoteles que permiten hospedarse en diversas zonas del parque con amplia variedad de servicios. Se destacan el llamado "Circuito Chico" que permite recorrer en un paseo de 2 horas de duración la zona ubicada al oeste de la ciudad de Bariloche, y el llamado "Circuito Grande" que se extiende a la zona al norte del lago Nahuel Huapi, llegando hasta la ciudad de San Martin de Los Andes por el "Camino de los Siete Lagos". Otra ruta permite adentrarse en la zona sur del parque, recorriendo los lagos Gutierrez, Mascardi y Guillelmo, y acceder hacia al Cerro Tronador y la Cascada Los Alerces.
Existen numerosas embarcaciones que realizan excursiones en las aguas del Lago Nahuel Huapi. Los principales recorridos parten desde el "Puerto Pañuelo" (ubicado en proximidades del Hotel Llao Llao), o desde el muelle ubicado frente al Centro Cívico Bariloche. Un circuito es el que accede a Puerto Blest, Laguna Frías y La Cascada los Cántaros, otro conduce a la Isla Victoria y al Bosque de Arrayanes. En el lago Mascardi también existe una nave que realiza recorridos turísticos.
El parque también posee una extensa red de sendas y picadas, mediante las cuales es posible acceder a pie y/o a caballo, a un sinnúmero de lagos, lagunas, ríos y montañas que conforman el parque. Algunos de estas sendas conducen a refugios de montaña administrados por el Club Andino Bariloche.
En los lagos y ríos del parque es posible realizar actividades de pesca deportiva, la que está regulada a los efectos de preservar el recurso ictícola. Existen zonas exclusivas para la práctica de la pesca deportiva con mosca.
Impacto de las actividades humanas
Un número importante de actividades que ha realizado y realiza el hombre impactan sobre el medio ambiente del parque.
Respecto a la diversidad de su fauna y flora la introducción de especies foráneas hace que se vean desplazadas o amenazadas las especies autóctonas. Entre los animales introducidos se destacan varias especies de ciervos, la liebre, el jabalí, como también salmones y truchas en sus espejos de agua. En particular es en la fauna ictícola donde se ha observado un mayor retroceso de las especies locales tales como el pejerrey patagónico y el puyen en desmedro de los invasores. En cuanto a la flora, la introducción de varias especies arbóreas norteamericanas o europeas por los pobladores de la región tanto con fines decorativos y/o de forestación ha causado en ciertas zonas el desplazamiento de bosques nativos. También numerosas especies de plantas de flores han migrado desde los jardines a los ambientes naturales de la zona, siendo casos emblemáticos en este sentido la rosa mosqueta, los lupinos y la retama.
La presencia de la ciudad de Bariloche y de Villa La Angostura dentro de los confines del parque constituyen importantes focos de riesgo para su integridad. El hombre ha introducido ganado vacuno y ovino en ciertas zonas, extrae madera como leña y para la construcción, y la disposición de los efluentes líquidos y basura en general son todas actividades que amenazan la existencia de los diversos ecosistemas que componen el parque. Adicionalmente, la presencia humana ha significado un aumento importante en la frecuencia y la extensión de los incendios forestales y de pastizales (en la meseta).
Incendios forestales
Las características geográficas, climáticas y de ocupación humana de ciertas zonas del parque, hacen que en el mismo se deba dedicar un importante esfuerzo a la prevención, detección y lucha contra incendios.
Uno de los incendios más antiguos de los que se tenga noticia, asoló durante un mes los bosques que rodeaban un brazo del lago Nahuel Huapi en una extensión de unos 10 km. Desde entonces dicho brazo se llama "Brazo de la Tristeza", por el desolador espectáculo que ofrecen los troncos secos y quemados de los árboles todavía en pie. A este respecto es de destacar que a diferencia de lo que ocurre con algunas especies arbóreas de otras zonas del mundo (por ejemplo el eucalipto en Australia) que se regeneran rápidamente luego de un incendio, los cipreses y coihues no se regeneran. Más recientemente en 1987 un rayo que cayó sobre el bosque de coihues en el Cerro Capilla durante la temporada de verano, desencadenó un incendio de grandes proporciones.
Muchos de los incendios en épocas recientes se originan en proximidades de la ciudad de Bariloche, donde sobre todo en verano en condiciones de muy baja humedad y altas temperaturas, la presión de la población sobre el entorno deviene en incendios (algunos accidentales y otros intencionales).
Detección
Una red de puntos de observación y detección, complementados con cámaras infrarojas permite la detección temprana de los focos de fuego, lo cual aumenta considerablemente la probabilidad de que pueda ser extinguido en una etapa temprana antes que se extienda por acción del viento.
Lucha contra el fuego
Además de los cuerpos de bomberos de las poblaciones ubicadas en el parque, existen ciertas organizaciones dentro de la administración del parque nacional para coordinar la lucha y combate de los incendio forestales.
Los métodos utilizados, incluyen la lucha directa contra las llamas y la abertura de "cortafuegos" o espacios despejados para retrasar o detener el avance del fuego.
Para extinguir los incendios se suele recurrir a echar tierra sobre matorrales encendidos, echar agua mediante mangueras hidrantes o desde helicópteros con grandes contenedores para cargar agua.
Véase también
Referencias
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Enlaces externos
- Sitio oficial del Parque Nahuel Huapi
- Servicio de información de biodiversidad - Flora & Fauna
- Administración de Parques Nacionales
- Descripción y análisis ecológico del Parque Nahuel Huapi
- Parque Nacional Nahuel Huapi
- Club Andino Bariloche
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