- Campaña de Vizcaya
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Campaña de Vizcaya Parte de Guerra Civil Española
Grupo de gudaris en Elgeta (Guipúzcoa), en primera línea de guerra.Fecha 31 de marzo-1 de julio de 1937 Lugar Provincia de Vizcaya, España. Resultado Decisiva victoria nacional. Cambios territoriales Vizcaya pasa a ser controlada por el bando Nacional. Beligerantes II República española
Gobierno provisional del País VascoBando nacional
III Reich
Reino de ItaliaComandantes José Antonio Aguirre
Alberto Montaud Noguerol
Joaquín de Eguía
Llano de la Encomienda
Mariano Gamir Ulibarri
Francisco Ciutat de Miguel
Joaquín Vidal Munárriz
Coronel Putz
Nino Nanetti †
Enrique Navarro MargatiEmilio Mola †
Juan Vigón
Fidel Dávila Arrondo
José Solchaga Zala
Rafael García Valiño
Juan Bautista
Salvador Moreno Fernández
Von Richtofen
Sandro PiazzoniFuerzas en combate I Cuerpo de Ejército de Euskadi
• 50.000 hombres
• Varios tanques T-26 y FT-17
• 140 piezas de artillería
• 55 piezas de artillería antiaérea
Fuerzas Aéreas de la República Española
• 70 aviones
Armada Republicana
• 2 Destructores
• 3 submarinos
Euzko itsas Gudarostea
• 11 Bous armados
• 24 DragaminasEjército del Norte
Corpo Truppe Volontarie
• 65.000 hombres
• Numerosos tanques Panzer I y CV-35
• 250 piezas de artillería
Legión Cóndor
• 80 aviones
Aviación Legionaria
• 70 aviones
Armada nacionalista
• 1 Acorazado
• 2 Cruceros
• 1 destructor
• Varios bous y cruceros auxiliares[1]Bajas • 35.000 bajas (10.000 muertos)
• Amplias pérdidas material y equipo• 30.000 bajas (4000 muertos)
• 1 acorazado
• Fuertes pérdidas materialesCampaña de Vizcaya
(31 de marzo a 1 de julio de 1937)Guerra Civil Española
(17 de julio de 1936 a 1 de abril de 1939)Sublevación militar:
Melilla • Sevilla • Barcelona • Cuartel de la Montaña • Gijón • Oviedo • Cuartel de Loyola
Año 1936:
Guadarrama • Alcázar de Toledo • Extremadura • Convoy de la victoria • Almendralejo • Sigüenza • Mérida • Badajoz • Mallorca • Sierra Guadalupe • Córdoba • Guipúzcoa • San Marcial • Monte Pelado • Talavera • Irún • Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza • Cerro Muriano • Cabo Espartel • Seseña • Madrid • Ciudad Universitaria • La Coruña 1º • Villarreal • Hundimiento del C-3 • Aceituna • Lopera • La Coruña 2º
Año 1937:
La Coruña 3º • Málaga • Jarama • Cabo Machichaco • Guadalajara • Pozoblanco • Frente Norte • Vizcaya • Durango • Jaén • Guernica • Sucesos de Barcelona • Incidente Deutschland • Almería • Segovia • Huesca • Bilbao • Albarracín • Brunete • Santander • Zaragoza • Belchite 1º • Asturias • El Mazuco • Cabo Cherchel • Sabiñánigo • Teruel
Año 1938:
Alfambra • Cabo de Palos • Aragón • Belchite 2º • Bombardeos de Barcelona • Caspe • Lérida • Gandesa 1º • Segre • Levante • Balaguer • Los Blázquez • Alicante • Granollers • Bielsa • Bolsa de Mérida • Ebro • Gandesa 2º • Cabra
Año 1939:
Cataluña • Valsequillo • La Garriga • Menorca • Cartagena • Ofensiva finalLa Campaña de Vizcaya (también conocida como Ofensiva de Vizcaya) tuvo lugar en la provincia del mismo nombre durante toda la primavera de 1937, en el contexto la Guerra Civil Española. Durante la misma se produjeron una serie de combates y batallas por toda la provincia vizcaína con el objeto de hacerse con el control de la provincia vasca, pero más en concreto de su capital, Bilbao. Su posesión era elemental para ambos bandos, tanto por su situación estratégica en la franja cantábrica controlada por la República, como por sus industrias pesadas y fábricas de armas.
Contenido
Antecedentes
Vizcaya era una de las tres que formaban el País Vasco, Euskadi o también conocido como provincias vascongadas. En concreto, era la provincia que concentraba la mayor parte de la industria del País Vasco (a la vez que uno de los polos industriales más importantes en el conjunto de España), especialmente en su capital, Bilbao. Ésta era la capital de la región autónoma vasca que fuera oficialmente establecida por el gobierno de la Segunda República Española poco después del comienzo de la guerra civil, aunque su instalación estaba prevista ya desde inicios del año 1936. Esta autonomía fue otorgada como recompensa por el apoyo del PNV a la causa de la República, sin embargo la primacía política del nacionalismo vasco en Euskadi implicaba la hegemonía de un partido abiertamente conservador y católico como el PNV, que por necesidades de la guerra debía aliarse con los partidos de izquierda de alcance nacional y con los grupos anarquistas, que formaban el sostén básico del bando republicano.
En septiembre de 1936, el Euzko Gudarostea (ejército dirigido por el recientemente formado Gobierno vasco de José Antonio Aguirre y formado por batallones de distintas ideologías fieles a la República) se mantenía ante las tropas de Mola tan sólo en Vizcaya y la zona oeste de Guipúzcoa. Estas eran las zonas más densamente pobladas de Euskadi, y desde allí se lanzaron, sin éxito ofensivas locales para expulsar al bando nacional que ocupaba la provincia de Álava.[2] Tras el fracaso de éstas, el gobierno vasco y la dirección del Euzko Gudarostea se convencieron de la necesidad de concentrarse más en una doctrina defensiva vista las nulas capacidades de las tropas vascas en emprender ofensivas contra las poderosas fuerzas de Mola.
Fuerzas de los dos ejércitos
Bando republicano
El ejército republicano del norte se encontraba al mando de Llano de la Encomienda,[nota 1] pero esta dirección era más nominal que efectiva, si bien existían 3 agrupaciones distintas (y con poca cooperación entre ellas) que respondían por los territorios republicanos del norte: Asturias, Santander y Vizcaya.[nota 2] En caso vizcaíno, las tropas de esta zona eran en parte las compuestas por el Eusko Gudarostea, que respondían ante el nuevo Gobierno provisional del País Vasco, dirigido por el Lehendakari Aguirre[3]
Para comienzos de la primavera se habían podido reunir en Vizcaya 46 batallones de infantería, con un total de 30.000 hombres. Des estos, 27 batallones estaban formados por nacionalistas vascos, 8 pos socialistas, mientras que el resto era una mescolanza entre comunistas, juventudes del JSU y anarquistas. Además, contaban con la presencia de 10 batallones asturianos, muy impopulares entre los nacionalistas vascos.[4] Estas tropas contaban con el apoyo de 75 piezas de artillería, así como de unos pocos tanques T-26 y FT-17 (estos últimos, totalmente inútiles). En el aire, los vascos pudieron echar mano de unos 25 o 30 aviones, toda una mescolanza de biplanos obsoletos requisados o comprados a traficantes de armas en Francia. Como caso único en la España republicana desde el 18 de julio de 1936, había presentes cuerpos de capellanes castrenses formado por 82 sacerdotes, que asistían (principalmente) a los gudaris de los batallones nacionalistas.[5]
Bando nacional
Las tropas de la zona se encontraban al mando de Mola, como En el ejército de Mola, desempeñaba un papel esencial la recién organizada división Navarra, cuyos hombres habían tenido a Guipúzcoa como campo de operaciones el año anterior. Esta división comprendía 18.000 hombres, divididos en cuatro brigadas, dirigidas por los coroneles García Valiño y Alonso Vega, entre otros. Las brigadas navarras tenían el apoyo de la División Flechas Negras, que se componía de 8000 españoles con oficiales italianos, al mando del coronel Sandro Piazzoni.[6] Por otro lado, contaban también con la presencia de unidades terrestres totalmente italianas italianas, tales como la División 23 de Marzo, en actuación conjunta con la Flechas Negras.[7]
Para apoyar a estas fuerzas se reunieron en Vitoria 80 aviones alemanes y otros 70 aviones italianos y españoles se situaron en otros aeródromos de la zona. La armada nacionalista incluía el viejo acorazado España, los cruceros Canarias y Almirante Cervera y el destructor Velasco, además un gran número de barcos más pequeños. En este primer momento de la campaña, muchos fueron los que pensaban que Bilbao podía ser conquistada a las tres semanas del comienzo de las operaciones.[8]
El Cinturón de Hierro
Para tratar de evitar la caída de Vizcaya en manos de los sublevados, el Gobierno vasco levantó el denominado Cinturón de Hierro, una línea defensiva estática formada por diversos fortines y reductos de cemento, destinado a la defensa de Bilbao siguiendo las instrucciones del general Alberto de Montaud y Noguerol, cuya eficacia bélica ha sido elogiada por unos y criticada por otros.
De todos modos, como concepción militar, esta línea respondía a la estrategia de defensa estática procedente del alto mando francés en la Primera Guerra Mundial, la cual era compartida entonces por la mayoría de los estados mayores en el mundo. Sin embargo, fueron precisamente los propios encargados del diseño quienes, con su traición, hicieron posible su fracaso. Murga y Anglada fueron fusilados después de ser descubiertos intentando entregar planos a agentes rebeldes. El ingeniero monárquico Goicoechea consiguió pasar las líneas del frente llevándose consigo todos los planos e información del entramado defensivo, que entregó a los atacantes.[9] Lo cierto es que el Cinturón de hierro no era realmente una línea de fortificaciones perfecta, si bien tenía puntos muy débiles que hacían que el resto de fortificaciones fueran inútiles ante una penetración masiva y continuada.
Preparación de la gran ofensiva
Cerco marítimo: El disputado cantábrico
Desde muy pronto la armada nacional se había hecho la dueña indiscutible del Cantábrico ante la marcha de la armada republicana al Mediterráneo, a pesar se ser enviados dos destructores (el Císcar y el José Luis Díez) que se mantuvieron en puerto por temor a perder los buques. Por otro lado, en la zona republicana del País Vasco se constituyó la conocida como Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi[10] (Euzko itsas Gudarostea), la una fuerza auxiliar para intentar proteger las costas de Vizcaya ante los ataques de la armada nacional. Si bien esta escuálida fuerza fue capaz de escoltar algunos mercantes y rechazar en algunas ocasiones al destructor sublevado Velasco, la Batalla del cabo Machichaco mostró con todas sus luces lo que era la dura realidad. En un desigual batalla entre los bous vascos y el flamente crucero Canarias, estos hicieron frente al poderoso buque franquista, aún con la evidente victoria del Canarias.[11]
Lo cierto es que el bloqueo franquista tuvo más de leyenda que de realidad, pues muchos barcos lograron colarse sin ser intervenidos por los buques sublevados o topar con los campos de minas tendidos en la desembocadura del río Nervión.[nota 3] Pero episodios como el del Cabo Machichaco demostraron los peligros de la navegación por estas aguas y no pocos barcos mercantes sí fueron capturados.[12]
Ofensiva aérea sobre Vizcaya
La ofensiva del norte iba a demostrar en todo su poder el nuevo arsenal aéreo que alemanes e italianos habían enviado a Franco y el potencial bélico que ello conllevaba en el campo de batalla. El mismo día que empezó la ofensiva terrestre sobre Vizcaya se lanzó un durísimo ataque sobre la localidad de Durango, causando unos 300 muertos numerosos heridos. La localidad era un importante núcleo pero estaba totalmente indefensa. Este ataque se vio rápidamente eclipsado ante uno nuevo, esta vez lanzado contra otra localidad similar: Guernica.[13] Los pilotos de la Legión Cóndor y Aviación Legionaria se emplearon a fondo en los ataques y bombardeos durante la ofensiva sobre Vizcaya, provocando un gran rechazo entre la población hacia Italia y Alemania y alentando nuevos espíritus de resistencia. Con este tipo de ataques indiscriminados había llegado una nueva fase en la aviación militar y una nueva fase en la forma de hacer la guerra, de una manera completamente desoladora. Por otro lado, constituía no otra cosa que una parte más de la ofensiva sobre Vizcaya, algo a lo que los mandos militares de los sublevados estaban dispuestos de buena gana a llevar a cabo.
Objetivo: Bilbao
Comienzo de la ofensiva
El mismo día en que Durango era arrasada por la aviación italiana, comenzó la gran ofensiva nacionalista sobre Vizcaya; Después de un intenso y bien coordinado bombardeo de aviación y artillería, el coronel Alonso Vega avanzó por la derecha del frente para conquistar las montañas de Maroto, Albertia y Jarondo. Al Norte de Villareal, en el centro del frente, hubo una lucha violenta en los alrededores de Ochandiano. Las luchas particularmente violentas en torno a esta localidad continuaron hasta el 4 de abril; Cada día era bombardeado por entre 40 y 50 aviones y las tropas navarras casi llegaron a cercar a sus defensores. Ante la posibilidad de quedar aislados y caer vivos ante el enemigo, los vascos se retiraron desordenadamente, dejando 600 muertos; Además se hicieron 400 prisioneros.[14] Ante la dura resistencia ofrecida por los vascos, Mola decidió detener las operaciones aprovechando la llegada del mal tiempo y reorganizar sus tropas; El general Von Sperrle se quejó ante esta medida[15]
Después de esta toma de contacto las unidades vascas fotificaron nuevas posiciiones, y realizaron nuevos ajustes en el Cinturón de Hierro. El uso táctico de los bombarderos aéreos, por muy inexacto que fuera, había causado gran alarma, y había aumentado el odio a Alemania. Por ello fueron movilizados más hombres y llegó más material de guerra, de manera que para el 10 de abril los vascos contaban con 140 piezas de artillería.[16] También llegó a Bilbao el general Goriev, destacado militar soviético que ya había jugado un importante papel en Madrid, aunque su llegada y la de otros militares rusos no pareció mejorar excesivamente las cosas.[17]
El 20 de abril empezó en Vizcaya un nuevo avance nacionalista; Cuando hubo cesado el fuego artillero y los bombardeos aéreos, los vascos empezaron a salir de las superficiales trincheras en que se habían refugiado, oyeron las ametralladoras de los navarros. Al grito de ¡¡Estamos copados!!, muchos defensores se retiraron desordenadamente, como ya hubiera ocurrido en Ochandiano.[nota 4] Sin embargo, en la localidad de Elgeta se habían cavado profundas trincheras entre las onduladas colinas de alrededor, y allí los soldados dirigidos por el comandante de milicias Pablo Belderrain rechazaron el ataque. Pero entonces se retiraron dos batallones de la CNT, y esta retirada completó el hundimiento del frente.[18] Ahora los comandante vascos estaban deseando retirar a las buenas trincheras del Cinturón de Hierro, aunque el estado mayor en Bilbao mostró apatía ante la situación. El 24 de abril Belderrain tuvo que retirarse de Elgeta y el camino quedó abierto para los navarros; Existía un clima de pesimismo[nota 5] y pánico ante lo que se identificaba como una derrota general.[19]
La destrucción de Guernica
Las tropas que se retiraban del frente debían atravesar obligatoriamente Guernica para llegar hasta las posiciones del Cinturón de Hierro. La villa de Guernica era la capital cultural e histórica de los vascos; Tenía antes del ataque una población de unas 7.000 personas, a las que habría que añadir un gran número de tropas, que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao, y refugiados que huían del avance de las tropas franquistas. En ese momento no tenía ningún tipo de defensa antiaérea, aunque sí tenía tres fábricas de armas, una de ellas de bombas de aviación.[20]
El ataque empezó a las 4.30 de la tarde y aunque posteriormente se dijo que el objetivo de la operación era la simple voladura de un puente, el hecho real es que tanto el puente como una fábrica de armas, situada en las afueras de la población, resultaron intactos. No obstante, el ataque fue devastador: los bombarderos lanzaron una gran cantidad de bombas medianas de 250 kg, livianas de 50 kg y más de tres mil proyectiles incendiarios de aluminio de 1 kg. sobre el casco urbano de la ciudad. Los cazas Heinkel He 51, entretanto, disparaban en vuelo rasante a las tropas que huían del lugar.
Parón en las operaciones
Entre tanto, el mal tiempo había venido retrasando las operaciones de Mola contra Bilbao. A mediados de mayo las tropas vascas habían retrocedido casi hasta la altura del Cinturón de Hierro, mientras los bombardeos continuaban y la Legión Cóndor experimentaba el lanzamiento de bombas incendiarias sobre los bosques, para obligar a los soldados republicanos a retirarse. Para complicar aún más las cosas, la designación de Aguirre como Comandante en jefe del Cuerpo de ejército vasco (que sería renombrado como el XIV Cuerpo de Ejército) complicó todavía más las relaciones con Llano de la Encomiendo (el cual era el jefe del Ejército del Norte).[21] El gobierno, no obstante, tomó cartas en el asunto y fue enviado desde Valencia el nuevo Estado mayor del Ejército del Norte republicana (que actuaría al lado del ruso Goriev), a las órdenes de Gámir Ulibarri, que fue enviado en sustitución de Llano de la Encomienda y llegaba al norte como una promesa de eficacia.[22]
La explicación de la mayor eficacia de los vascos a las órdenes de Gámir residía en el hecho de que había logrado que Aguirre resignara el mando supremo. Entretanto, los aviones enviados para auxiliar a los vascos desde Valencia a través de Francia estaban retenidos en Tolouse por las autoridades francesas. La República suponía que sus amigos de "Air France" habían llenado los depósitos de sus aviones y que los había enviado a Vizcaya, pero fueron devueltos a Valencia (previa confiscación de sus ametralladoras). Finalmente, el 22 de mayo, la República se aventuró a lanzar sus cazas a través de la España nacionalista en dirección a Bilbao. Siete aparatos llegaron sin novedad a su destino y en las siguientes semanas la República envió 50 aviones más del tipo "I-15", I-16" y "Natasha", que también llegaron sin novedad.[23]
Durante el mes de mayo, aprovechando el mal tiempo que impedía que se reaunudara la ofensiva franquista, habían sido reclutados muchos más hombres para las desgastadas divisiones vascas del renombrado I Cuerpo de Ejército de Euzkadi. Además, a principios de junio llegó por barco un nuevo cargamento de armas checoslovacas entre las que figuraban 55 cañones antiaéreos, 30 piezas de artillería y dos escuadrillas de cazas "Chatos".[24] También llegaron, procedentes de Madrid, algunos otros jefes, entre ellos el inteligente comunista italiano Nino Nanetti, que ya se había distinguido en la 12ª División durante la Batalla de Guadalajara. Por entonces el gobierno republicano emprendió dos nuevas ofensivas en otros puntos de España a fin de desviar la atención de los nacionalistas en el frente de Bilbao. La primera de ellas se lanzó contra Huesca,[25] en el frente de Aragón, mientras que la segunda se lanzó contra Segovia,[26] en el Frente de la Sierra madrileña: El fracaso de ambas selló el destino de Bilbao. No obstante, aún se produciría un acontecimiento preliminar al último acto en la campaña del País Vasco.
La muerte de Mola
El 3 de junio, inesperadamente, murió el general Mola, el alma de la Conspiración militar que dio lugar a la Guerra Civil la presente ofensiva nacionalista en Vizcaya. El avión en que viajaba se estrelló en la colina de Alcocero, cerca de Burgos. Mola solía emplear el avión con frecuencia en sus desplazamientos y no existen pruebas de que hubiera sabotaje, aunque la muerte favorecía claramente a Franco al eliminar al "Director" como rival.[27] El general Dávila, jefe de la Junta de Burgos, sucedió a este como jefe del Ejército del Norte nacionalista.[28]
Se renueva la ofensiva
El asalto al "Cinturón de Hierro"
El 11 de junio el Ejército del Norte reanudó los combates. El bombardeo preliminar de 150 piezas de artillería acompañado por ataques aéreos de la Legión Cóndor y la aviación italiana fue particularmente intenso. Aquel golpe quebrantó la resistencia de los defensores vascos concentrados en la última cota de terreno inmediatamente anterior al "Cinturón de Hierro". Al anocher, los coroneles García Valiño, Bautista Sánchez y Bartomeu, con tres de las seis brigadas navarras, alcanzaron la célebre línea defensiva.[29] Los bombardeos de prolongaron durante toda la noche. Algunas bombas incendiarias cayeron en un cementerio cercano, ocasionando una violenta resurrección de los muertos.[30] Gamir podía echar mano de forma inmediata de unos 40.000 hombres, algunos de los cuales asturianos y santanderinos y, por consiguiente, no inspiraban confianza a las unidades vascas. La mitad aproximada de las restantes unidades las integraban socialistas y comunistas muy politizados y que, por lo mismo, no podía compartir plenamente el espíritu de aventura nacionalista vasca que se respiraba en las unidades del PNV y de nacionalistas vascos.[31] El 12 de junio, una vez que las baterías y las nuevas oleadas de aviones (aquel día debieron intervenir en acción unos 70 bombarderos) hubieron machacado el "Cinturón de hierro" durante varias horas, la brigada de Sánchez Bautista atacó el punto en el monte Gaztelumendi en el que el sistema defensivo era más débil e incompleto. A pesar de la fortaleza largamente explotada por la propaganda republicana, fueron precisamente los propios encargados del diseño quienes, con su traición, hicieron posible su fracaso. Los oficiales Murga y Anglada ya habían fusilados después de ser descubiertos intentando entregar planos a agentes rebeldes. Pero el ingeniero monárquico Goicoechea consiguió pasar las líneas del frente llevándose consigo todos los planos e información del entramado defensivo, que entregó a los atacantes.[32]
El bombardeo de artillería precedió a la ofensiva. Los defensores, de esta forma, no pudieron distinguir en qué momento preciso terminaron los bombardeos y empezaron a disparar a los tanques. De repente, en todas partes surgieron la confusión, el humo y el movimiento y las unidades vascas sintieron la amenaza de verse rodeadas y apresuraron la retirada. Así, Juan Bautista Sánchez había roto las líneas vascas en un frente de 800 metros de longitud al amparo de la oscuridad. Los nacionalistas se encontraban a menos de 10 Kilómetros del centro de Bilbao y podían bombardearlo a su antojo mediante la artillería o la aviación.[33]
Luchas en los alrededores de Bilbao
El 13 de junio todos las tropas vascas que quedaban al otro lado del Cinturón de hierro" fueron trasladados al interior de la capital. La moral de estos había sufrido un duro quebranto, lo cual pone en evidencia que, desde un punto de vista psicológico, un sistema defensivo fijo es un error. Muchos bilbaínos preparaban su huída a Francia. Durante esa misma noche, las autoridades republicanas y vascas empezaron a preparar la evacuación de la mayoría de la población civil de la ciudad, en ese momento principalmente a los funcionarios y personal del gobierno vasco.[34] A la vez, en el Hotel Carlton se celebró una reunión en el curso de la cual Aguirre preguntó a los jefes militares sobre si Bilbao estaba en condiciones de defenderse: Las opiniones eran dispares, si bien al final en el transcurso de la noche el gobierno vasco resolvió defender la capital. Prieto cursó órdenes precisas del ministerio de Defensa a tal efecto. En ellas precisaba que debían destruirse las instalaciones industriales que pudieran ser útiles al enemigo. Pero el hecho de que la mayor parte de la población estaba siendo evacuada hacia el Oeste, hacia Santander, presagiaba el abandono de la capital.[35]
El gobierno vasco se retiró a la aldea de Trucios, dejando en la capital a una Junta de Defensa de Bilbao integrada por el consjero de Justicia, Leizaola, el general Gamir y otros. En estas circunstancias, la retirada de gobierno fue un acto razonable, pero no lo era en otros muchos casos como la del jefe de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, Navarro, o la de Guerrica Echevarría, jefe de Artillería, y así como otros muchos más.[36] El 15 de junio, gracias a un contraataque del Coronel Putz, quedó abierta una línea de retirada ante el avance de los carlistas y los fascistas italianos: Belderraín se hallaba al norte; Putz en el centro, y al sur Nino Nanetti. El siguiente ataque se lanzó contra un punto en que Goicoechea (el comandante traidor que se había pasado a los nacionalistas) había revelado que las fortificaciones estaban incompletas. Tras un poderoso bombardeo de la artillería y la aviación nacionales, los hombres de Nanetti huyeron cruzando el río Nervión, sin volar los puentes tras de sí. Quedaba abierto el camino hacia Bilbao.[37] Al día siguiente, 16 de junio, Prieto telegrafió a Gamir ordenándole que defendiera Bilbao a toda costa, y especialmente la zona industrial de la ciudad.
A pesar del avance franquista, no se produjeron bombardeos aéreos sobre los convoyes republicanos en retirada: estos ya habían aprendido las lecciones de Guernica y Málaga, unos meses atrás. El Consejero de Interior vasco, Jesús María Leizaola, descubrió que se preparaba un plan para destruir la ciudad cuando las fuerzas republicanas se retirasen y lo hizo abortar. El avance sublevado se siguió durante todo ese día; La división de Putz sufrió graves bajas intentando detenerlo. Como preparación del terreno a las fuerzas de tierra, el día 17 de junio cayeron sobre la ciudad 20.000 bombas, al tiempo que los montes y las viviendas situados alrededor de la ciudad cambiaron de manos varias veces. En esta situación se decretó la evacuación de la industria: Algunas fábricas fueron parcialmente evacuadas, otras completamente pero la inmensa mayoría quedaron abandonadas a su suerte.[38] Dentro de Bilbao, los hombres y el material bélico eran evacuados por ferrocarril o por las últimas carreteras que conducen a Santander. No obstante, estas vías de comunicación iban quedando al alcance de la artillería de los Flechas Negras, que proseguían su avance. Al caer la tarde, Leizaola decidió entregar a los franquistas a los presos políticos bajo custodia republicana, para evitar que quedasen sin la vigilancia de los guardianes durante la retirada. Ahora los franquistas controlaban toda la orilla derecha del Nervión, desde la ciudad hasta el mar, como también la mayor parte de la orilla izquierda.[39] El 18 de junio el General Ulibarri retiró los restos de sus tropas de la ciudad; la última de estas unidades salió de la ciudad en la madrugada del 19 de junio, de forma que a primera hora de la mañana Bilbao se encontraba prácticamente desierta de republicanos y vascos.
La ciudad cae en manos nacionalistas
A mediodía del día 19 los sublevados efectuaron una exploración a lo largo del Nervión, confirmando que la ciudad se encontraba abandonada. Los vascos habían inutilizado la mayoría de los puentes de la ciudad para dificultar el paso de los franquistas pero la ciudad permaneció intacta en su mayoría, incluyendo sus industrias, que fueron preservadas a pesar de que algunos líderes republicanos habían ordenado su destrucción para que no fueran aprovechadas por los nuevos ocupantes. A media tarde, la 5ª Brigada Navarra a las órdenes de Juan Bautista Sánchez entró en la ciudad y colgó la bandera monárquica en el balcón del Ayuntamiento.[40] Algunos dirigentes políticos vascos se trasladaron a Barcelona, donde formarían una especie de gobierno en el exilio, mientras el general Gamir se ocupó de retirar el máximo posible de tropas en dirección a Santander; En el curso de la operación, perdió al nuevo jefe italiano de la 2ª División vasca, Nino Nanetti. La retirada de Gamir y sus hombres se vio facilitada gracias a que Franco no tenía mucho interés en proseguir su avance después de la toma de la ciudad, como así denunció el general Kindelán, jefe de la aviación franquista.[41]
Consecuencias
No se produjeron represalias inmediatas y se hicieron pocos prisioneros civiles, pero los conquistadores se dedicaron de inmediato a destruir los sentimientos separatistas de los vascos. Se despidió a los maestros que se hubieran alineado con la República o con el gobierno vasco. La industria pesada de Bilbao había permanecido entera hasta el final y no se había destruido en los últimos momentos; Los ingenieros alemanes visitaron los altos hornos, las minas de hierro y las laminadoras de Bilbao, hallándolos intactos para continuar la producción en situaciones futuras. Lo mismo ocurrió con la importante planta química de Galdácano, la única industria española capaz de fabricar granadas de artillería (Vizcaya producía la mitad de explosivos de toda España). Con la caída de Bilbao, quedaron en manos de Franco los tres principales nudos de telecomunicaciones de España (los otros dos eran Vigo y Málaga).
La caída de Bilbao y toda la zona de Vizcaya supuso un durísimo golpe para la República, pues con ello desapareció uno de sus más importantes centros mineros e industriales, que además pasaba a engrosar las fuerzas del Bando nacional. Para el conjunto del llamado Frente del Norte fue una catástrofe, porque constituía uno de los principales puntos neurálgicos en los que se apoyaba la defensa de las otras dos provincias en su mayor parte controladas por los republicanos: Santander y Asturias. Con la caída de Bilbao también se creaba un problema de tipo político, ya que al caer la última provincia vasca en manos de Franco, para la mayoría de integrantes del Eusko Gudarostea y el PNV la lucha carecía ya de sentido, algo que se demostraría durante la lucha en Santander.
Franco y los vencedores fueron muy duros en el trato que iban a dar a la provincia conquistada así como Guipúzcoa, conquistada hacía ya varios meses. Mediante el decreto ley nº 247,[42] se las consideró como Provincias traidoras, quedando abolido también el concierto económico que existía en esos territorios. La lengua vasca fue prohibida, y todos todos aquellos que hubieran colaborado con el gobierno vasco y las autoridades republicanas fueron duramente reprimidos y, en algunos casos, fusilados.
Bibliografía
- Manuel Montero García, Historia Contemporánea del País Vasco, San Sebastián, Ed. Txertoa, 1980.
- Hugh Thomas. Historia de la Guerra Civil Española. Ed. Ruedo Ibérico. París, 1967. ISBN 84-253-0693-0
- Beevor, Antony (2005). La guerra civil española. Círculo de Lectores. ISBN 978-84-672-1532-8.
Notas
- ↑ Jefe del Ejército Norte desde Enero de 1937, hasta entonces el mando de las tropas en la zona del País Vasco era ejercido por el Lehendakari José Antonio Aguirre como Consejero de Defensa del Gobierno de Euzkadi
- ↑ Largo Caballero había asegurado asegurado en privado a los vascos que el ejército del norte no existía en realidad, y que él reconocía al ejército vasco como la principal organización militar de la zona Norte. Llano de la Encomienda tuvo que pasar por la humillación de preguntar si aquello era cierto. Sea esta información referencia de la situación existente en el Norte republicano. El texto completo aparece en la obra de Hugh Thomas La Guerra Civil Española
- ↑ Existía la idea generalizada de que los puertos estaban herméticamente cerrados a los mercantes, pero, como otros muchos más, el Seven Seas Spray logró llegar a Bilbao sin toparse con minas ni barcos nacionalistas.
- ↑ Los batallones vascos integrados por miembros de la CNT habían causado incidentes y enfrentamientos con los batallones formados por los nacionalistas vascos; Además de las diferencias de ideología, la retirada en desbandada de Ochandiano había provocado acusaciones de traición y cobardía. Ante esta nueva retirada algunos oficiales vascos exigieron castigos ejemplares.
- ↑ En aquel momento parecía que el hundimiento del frente era imparable y que era cuestión de días que Mola llegase a Bilbao, aunque luego cambiase la situación.
Referencias
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 665.
- ↑ Gabriel Jackson, La Segunda República Española y la Guerra Civil, 1931-1939 (1965), p. 384
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 665.
- ↑ Hugh Thomas, Historia de la Guerra Civil Española (1978), p. 667
- ↑ Martínez Bande, La Campaña de Vizcaya, p. 135
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 665.
- ↑ La Guerra Civil 50 años después’’. Gabriel Cardona.
- ↑ Historia de la Guerra Civil Española’’. Hugh Thomas.
- ↑ Manuel Montero García (1980) Historia de Vizcaya.
- ↑ La Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi (1936–37).
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 663.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 671.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 668.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 668.
- ↑ Alcofar Nassaes, p. 112
- ↑ Martínez Bande,La Campaña de Vizcaya, pág. 35.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 669.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 674.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 675.
- ↑ Hugh ThomasHistoria de la Guerra Civil Española. Capítulo 35, pág. 675.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 734.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 742.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 734.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 742.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 743.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 743.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 744.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 745.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 745.
- ↑ "Ayer, 1931-1935". Martínez de Campos, Carlos. pág. 221.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 746
- ↑ Manuel Montero García (1980) Historia de Vizcaya.
- ↑ Hugh Thomas, pág. 746
- ↑ Hugh Thomas, pág. 746
- ↑ Hugh Thomas, pág. 747
- ↑ Hugh Thomas, pág. 747
- ↑ Hugh Thomas, pág. 747
- ↑ Hugh Thomas, pág. 747
- ↑ Hugh Thomas, pág. 748
- ↑ Hugh Thomas, pág. 748
- ↑ Alfredo Kindelán, Mis cuadernos de Guerra, pág. 86
- ↑ Decreto-ley 247. Disponiendo que desde el día 1.º de julio próximo la gestión y recaudación de todas las contribuciones, rentas e impuestos del Estado se realizará en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, con arreglo al régimen común vigente, en la forma que establecen las disposiciones de la Hacienda pública, quedando, por tanto, sin efecto, en aquellas provincias, el régimen concertado con sus Diputaciones que, en materia económica, estaba vigente en la actualidad (imagen en formato TIFF).
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