Lanzarote

Lanzarote
Para el personaje de la leyenda artúrica, véase Lanzarote del Lago.
Lanzarote
Fotografía de satélite de LanzaroteCollage Lanzarote.jpg
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: La Geria, Monumento al Campesino, Cueva de los Verdes, Charco de San Ginés entrante de agua marina que penetra en la ciudad de Arrecife y El Golfo.
Localización
País Bandera de España España
Archipiélago Bandera de las Islas Canarias Islas Canarias
Órgano de gobierno Cabildo de Lanzarote
Océano Atlántico
Coordenadas 29°2′56″N 13°37′12″O / 29.04889, -13.62
Geografía
Superficie 845,94 km²
Punto más alto 670 m Peñas del Chache.
Demografía
Capital Arrecife
Población 141.938 habitantes (2009)
Densidad 167,78 hab./km²
Gentilicio lanzaroteño, ña (Coloquial: conejero, ra)
Otros datos
Presidente del Cabildo Pedro San Ginés (CC)
Sitio del Cabildo cabildodelanzarote.com
Portal Oficial Turismo de Lanzarote Turismolanzarote.com
España 1 senador
Parlamento de Canarias 8 diputados

Mapa-Situación de Lanzarote

Lanzarote es una isla del archipiélago canario (España), en el océano Atlántico. Pertenece a la provincia de Las Palmas. Su capital es Arrecife.

El nombre de la isla procede del marino genovés Lanceloto Malocello, quien la visitó en el siglo XIV.

Contenido

Descripción

Lanzarote es la más septentrional y oriental de las islas del archipiélago canario. Es conocida popularmente como "la isla de los volcanes", al identificarse con el manto volcánico que se extiende a lo largo de gran parte de su superficie debido a la gran actividad volcánica de principios del siglo XVIII.

Isla de La Graciosa vista desde el norte de Lanzarote

Lanzarote se encuentra a una distancia de 140 km de la costa noroccidental africana y a 1000 del punto más cercano del continente europeo, el sur de la Península ibérica. Su punto más septentrional es el cabo o Punta Fariones, y el más meridional, Punta del Papagayo. Su clima es subtropical con escasas precipitaciones. Tiene una superficie de 845,93 km² y una población de 141.938 habitantes (INE, enero de 2009). Consta de siete municipios de los cuales el más poblado es Arrecife, capital insular. Al norte de la isla se encuentran los islotes e islas menores de Alegranza, La Graciosa, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste, que forman el Archipiélago Chinijo, administrativamente dependiente de Lanzarote.

Las Peñas del Chache, situado en Haría, con 670 m de altitud, es el pico más elevado de la isla. Lanzarote fue declarada en 1993 Reserva de la Biosfera por la Unesco. Además, la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos recoge en esta isla un total de 13 entornos naturales, que suponen más del 40% del territorio insular, entre los que destaca el Parque Nacional de Timanfaya.

Dedicada en el pasado fundamentalmente a la agricultura y la pesca en el banco pesquero canario-sahariano, en la actualidad la economía de la isla gira en torno al sector servicios, fundamentalmente a la potente industria turística. A esta actividad comienza a añadírsele la viticultura, de importante peso en siglos anteriores y que se ha relanzado con la creación de la Denominación de origen para los vinos de Lanzarote.

La isla cuenta con el Aeropuerto de Lanzarote-Guacimeta, en el municipio de San Bartolomé; así como con los puertos marítimos: Puerto de los Mármoles en el municipio de Arrecife, y el puerto de Playa Blanca en el municipio de Yaiza.

Toponimia

La explicación del nombre de la isla de Lanzarote es de las más claras y aceptadas de todos los topónimos del archipiélago canario. Existe consenso entre los historiadores en que el nombre procede del navegante genovés Lanceloto Malocello, quien la visitó por primera vez en el primer tercio del siglo XIV y de cuya presencia, al parecer, encontraron alguna huella los primeros conquistadores normandos: el castillo de Guanapay, el más antiguo de Lanzarote, se habría construido sobre una antigua torre edificada en 1312 por Malocello. La isla se denomina "Insula de Lançarotus Marocelus" en el primer portulano que recoge a las Islas Canarias más o menos en su forma actual, el del mallorquín Angelino Dulcert, de 1339. En otras cartas y mapas posteriores esta denominación sufre alteraciones fonéticas, pero no cabe duda de que el nombre actual deriva del ilustre visitante italiano que en su día recaló en ella.

El vocablo aborigen Titerogakaet parece que fue el empleado por los majos para referirse a la isla con anterioridad a su conquista. Se trata de un término de origen bereber que ha sido emparentado con el tuareg tetergaget, "la que está quemada", o bien con los vocablos titerok y akaet, que significarían "Montaña Colorada". Del mismo modo, la toponimia insular está plagada de voces de origen indígena, como Yaiza, Tinajo, Teguise, Timanfaya o Guatiza, que comparten protagonismo con lugares de nombre hispánico como San Bartolomé o Puerto del Carmen.

Geología

Playas de Papagayo y macizos de los Ajaches, al sur de la isla

Lanzarote, como todas las demás Islas Canarias, es el efecto de los procesos geológicos derivados de la apertura del Atlántico, iniciado en el Mesozoico, y agravado más recientemente por la presión existente en esta zona generado por el giro de África en el sentido de las agujas del reloj iniciado en la orogenia alpina del Terciario. Al comienzo de la apertura del Atlántico, comenzaron las emisiones de lava sin aflorar a la superficie hasta hace unos 20 millones de años en la vecina Fuerteventura y 11 millones de años en la isla de Lanzarote.

La historia geológica de Lanzarote se divide en tres fases:

  1. En una primera fase, hace 11 millones de años, durante el Mioceno, aparecen los restos más antiguos en la zona de Famara, al norte de la isla, y en los Ajaches, al sur. Actualmente, los procesos erosivos han desmantelado estas formaciones. Su morfología es la de edificios erosionados que han evolucionado a formas acarcavadas con una buena red de drenajes caracterizados por valles en forma de “U” actualmente secos y áridos. Característico de estas formaciones es el risco de Famara, donde se encuentra la mayor altitud en la isla, unos 600 m. El punto más alto de Lanzarote se encuentra aquí, en las peñas del Chache con una altura de 671 m.
  2. Una segunda fase es la que abarca la evolución de la morfología de Lanzarote desde el Mioceno hasta el Pleistoceno, que se caracterizó por los procesos erosivos de las dos formaciones, Famara y Ajaches. Posteriormente, han existido emisiones importantes de material magmático que han dado lugar a la unión de las dos formaciones antiguas. Se trata sobre todo del sector central de la isla que se caracteriza por la existencia de alineaciones de edificios formando los ejes estructurales de la isla, que coinciden con los los ejes de formación de Fuerteventura con dirección NE-SO, algunos con avanzado estado de desmantelamiento, con una evolucionada red de drenaje en formas redondeadas, amplios valles, vegas y moderadas penillanuras. Cabe decir que en esta etapa Lanzarote y Fuerteventura estaban unidas por el estrecho de la Bocaina y por la isla de Lobos. La última vez que lo estuvieron fue durante la última glaciación, la glaciación de Würm.
  3. La tercera fase, geológicamente hablando, no tiene nada característico, aunque es la más importante desde el punto de vista antropocéntrico. Se trata de erupciones acaecidas en los siglos XVII y XVIII con emisiones alineadas paralelas a las de la anterior fase y edificios que no superan los 200 m. pero excelentemente conservados por la poca pluviosidad que se da en la isla y por una política de conservación muy estricta.[1]

Clima

El clima de Lanzarote se define como subtropical en lo que se refiere a sus temperaturas y seco o subdesértico respecto a las precipitaciones. Las temperaturas experimentan escasas variaciones tanto entre las diferentes estaciones como entre el día y la noche, gracias a la acción moderadora del océano. La temperatura media del mes más frío (enero), a nivel del mar, es de 17 °C y la media del mes más cálido (agosto) es de 24 °C. Las temperaturas no suelen bajar de los 14 °C en invierno ni suelen ser superiores a los 29 °C en verano. Por su parte, la media de precipitaciones es de unos 200 mm anuales, concentrándose en los meses de invierno y siendo prácticamente nulas entre mayo y octubre. Las precipitaciones varían de los 250 mm en Famara a tan sólo 50 mm en la zona de la Costa del Rubicón. El clima es mucho más templado de lo que correspondería por su latitud geográfica. Estos son los parámetros meteorológicos habituales en la capital de la isla:

Nuvola apps kweather.svg  Parámetros climáticos promedio de Arrecife, España Weather-rain-thunderstorm.svg
Mes Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic Anual
Temperatura diaria máxima (°C) 21.1 22.2 22.2 22.2 22.8 23.9 25.0 26.1 26.1 26.1 24.8 22.2 23.7
Temperatura diaria mínima (°C) 13.9 13.9 15.0 16.1 17.2 17.8 18.9 21.1 21.1 18.9 17.8 16.1 17.3
Precipitación total (mm) 25.4 17.8 12.7 5.1 2.5 0.0 0.0 0.0 2.5 5.1 15.2 25.4 111.8
Fuente: The Weather Channel Interactive, Inc. Marzo 2009
Episodio de calima o siroco en Canarias. La cercanía entre Lanzarote y la costa continental africana favorece este fenómeno atmosférico

Hay dos elementos climáticos que determinan la benignidad atmosférica: los alisios y la corriente fría de Canarias. El viento es prácticamente permanente en la isla. Un fenómeno relativamente frecuente es la presencia de vientos procedentes del desierto del Sáhara, que arrastran grandes cantidades de polvo en suspensión. La cercanía de Lanzarote con la costa continental africana hace que estos fenómenos de siroco, también denominado calima o "tiempo sur" en Canarias, se hagan notar especialmente en la isla, alcanzándose temperaturas de hasta 46 °C (2004) y visibilidad muy reducida.

Existen excepciones, la meseta central de la isla, entre los 200 y los 300msnm, es sensiblemente más fría con temperaturas máximas en enero que no superan los 14-15 °C de máxima y mínimas de 8 °C o inferiores. En verano, las máximas en el área de Lanzarote central oscilan en torno a los 22-24ºc de máxima y los 15-16 °C de mínima, con un elevado nivel de humedad relativa y un viento del NNE entre moderado y fuerte, reduciendo la visibilidad.

Lanzarote está inmersa en la zona climática cálida y seca que se corresponde con su latitud, incluida en el cinturón de altas presiones subtropicales. Su clima es subdesértico, se caracteriza por tener un régimen pluviométrico escaso (pluviosidad menor a 200 mm anuales), atribuible fundamentalmente a la especial orografía de la isla, ya que su escasa altura impide la retención de la humedad que contienen los vientos alisios, con excepción de las zonas más altas (Los Ajaches y los Riscos de Famara). Esta característica impide la existencia de lluvias orográficas, tan abundantes en las islas occidentales, ya que no existen obstáculos montañosos de envergadura que puedan detener el llamado «mar de nubes».

Naturaleza

Lanzarote cuenta con una espectacular naturaleza, tanto en lo que se refiere a paisajes, siendo estos uno de sus principales atractivos turísticos, como en cuanto a la flora y la fauna insular, plagada de endemismos. Además, la isla ha estado a la vanguardia de Canarias en lo referente a conciencia ambiental, como demuestra su pionero marco legal para la ordenación del territorio o la negociación de moratorias para la construcción, intentando lograr un perfecto equilibrio entre desarrollo turístico y preservación del medio natural. Todo ello se vería recompensado con la declaración de la isla como Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1993. En la actualidad, el 42% del territorio de la isla se encuentra protegido bajo alguna de las figuras de conservación que contemplan las leyes canarias.

Paisajes y espacios protegidos

Charco de Los Clicos o Charco Verde, situado al sur de Lanzarote, en la zona del Golfo

Cinco hitos geográficos marcan la morfología de Lanzarote, dotándola de una personalidad única y albergando cada uno de ellos paisajes diversos, de gran valor natural y geológico. Se trata de dos macizos montañosos de gran antigüedad, ubicados cada uno de ellos en el extremo norte y sur de la isla (Famara-Guatifay y Los Ajaches, respectivamente); dos áreas de vulcanismo más reciente, que conforman la zona de volcanes de Timanfaya,en el centro-sur, y el volcán y malpaís de La Corona, al norte; y, finalmente, una lengua de arenas de origen marino que atraviesa el centro de la isla, en el área conocida como El Jable. Estos cinco espacios, junto al conjunto de islotes del Archipiélago Chinijo, al norte de la isla, albergan la mayor parte de los encantos paisajísticos de la "isla de los volcanes".

Zona de Timanfaya

El diablo de Timanfaya, diseñado por César Manrique, símbolo del Parque Nacional
Horno asador o Vulkan Grill Timanfaya

Encuadramos aquí al conjunto de espacios sepultados o surgidos a partir de las erupciones de Timanfaya, acaecidas entre 1730 y 1736, y que ocupan aproximadamente una cuarta parte de la superficie de la isla. En el centro de esta zona se encuentra el área de mayor interés geológico y paisajístico, el Parque Nacional de Timanfaya, declarado como tal en agosto de 1974. Se trata de una superficie de algo más de 50 km² en la que se pueden observar más de 25 volcanes, aparte de campos de lavas, lapillis y escorias volcánicas en perfecto estado de conservación. En su interior se encuentra el Monumento Natural de las Montañas del Fuego, donde se ubica el centro de visitantes del Islote de Hilario, gestionado por el Cabildo. Este espacio conserva aún cierta actividad volcánica, como demuestran las emanaciones de calor que produce la tierra.

El Parque Nacional está rodeado por un segundo espacio protegido, el Parque Natural de Los Volcanes, sepultado también por las erupciones de Timanfaya. Las lavas llegaron a las costas occidentales de la isla, penetrando en el océano y aumentando la extensión de Lanzarote. El rápido enfriamiento de la lava al contacto con el agua, unido a la acción erosiva de las olas, creó un peculiar paisaje costero. Ejemplo de ello es el lugar conocido como Los Hervideros, cerca de la población de El Golfo. En sus inmediaciones se encuentra el Charco verde o de los Clicos, una pequeña laguna de agua marina de color verde intenso a causa del fitoplancton que habita en su interior.

Vista de La Geria

Lindando con el parque natural se halla el paraje de La Geria, muestra de una perfecta simbiosis entre el ser humano y la naturaleza. En La Geria el campesino lanzaroteño ingenió un sistema agrícola único en el mundo con el que pudo cultivar las tierras que habían quedado calcinadas por las cenizas volcánicas. Estas cenizas, llamadas en Canarias picón, retienen la humedad ambiental durante la noche y la filtran hacia la tierra que se encuentra debajo, al tiempo que aíslan a ésta durante el día. Un estrato calizo inferior impide que el agua continúe hacia el subsuelo. El sistema posiblita el cultivo de la vid en un espacio de clima subdesértico. Para ello, los agricultores tuvieron que buscar bajo el lapilli la "tierra madre" que había quedado sepultada, plantar en ella las cepas, cubrir con capas de picón y construir muros de piedra vocánica que resguardasen a las parras del fuerte viento de la zona. Esto dio como resultado un paisaje excepcional, donde se producen los acreditados vinos de Lanzarote, fundamentalmente a partir de la uva malvasía.

Volcán y malpaís de La Corona

Aljibe a los pies del Volcán de La Corona, en Haría, Lanzarote.
Cultivos y Volcán de la Corona, al norte de Lanzarote

El Volcán de La Corona es un gran cono volcánico situado al norte de la isla, en el municipio de Haría. De él proceden las lavas que constituyen el malpaís de La Corona. Dada su relativa antigüedad, de unos 21000 años, este espacio, al contrario de lo que ocurre en los campos de lavas de Timanfaya, ha sido colonizado por gran número de especies vegetales mayores, entre las que destacan la tabaiba dulce y el verode.

Por el subsuelo del Monumento Natural del Malpaís de La Corona discurre un extenso tubo volcánico de más de 6 kilómetros de longitud, que va desde el cono volcánico hasta el mar, adentrándose en él, formando un túnel submarino de un kilómetro y medio llamado Túnel de la Atlántida. Dos de los tramos de este conjunto de galerías están habilitadas para las vistas turísticas. Se trata de la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua.

El Jable

Se conoce como "El Jable" a la lengua de terrenos cubiertos de arenas organógenas que discurre por la parte central de la isla, desde las playas de Famara hasta depositar las partículas arenosas en las zonas costeras en torno a las cuales se han levantado los núcleos poblacionales y turísticos de Puerto del Carmen, Playa Honda y Arrecife. Estos paisajes son el resultado de la peculiar orientación del Macizo de Famara, que impone a los vientos alisios dominantes una inflexión en la zona nordeste, y pasan a convertirse en vientos del noroeste. Las arenas penetran en la isla por la extensa playa de Famara, formando en este entorno paisajes dunares de gran interés paisajístico y biológico, siendo esta zona área de nidificación de especies en peligro como la hubara canaria.

Playa de Famara, con el risco al fondo

Famara-Guatifay

El extremo norte de la isla está delimitado por el macizo montañoso de Famara-Guatifay, sobre el que se sitúa la máxima elevación de Lanzarote, las Peñas del Chache (670 m de altura), y que se precipita hacia el mar en un inmenso acantilado conocido como el Risco de Famara. Se trata de una de las formaciones geológicas más antiguas de la isla y del conjunto del Archipiélago canario, constituida por un importante apilamiento de coladas basálticas fisurales. Los riscos y el macizo de Famara tienen gran importancia desde un punto de vista bilógico, convirtiéndose por sus peculiaridades y por el difícil acceso en verdaderos santuarios naturales, con gran cantidad de endemismos vegetales y especies en peligro de extinción. Desde la parte superior del Risco de Famara se obtiene una vista panorámica inigualable de la isla de La Graciosa, separada de Lanzarote por un estrecho brazo de mar conocido como El Río. Precisamente esta fue la zona elegida por el artista lanzaroteño César Manrique para ubicar el Mirador del Río, desde el que se captan las mejores vistas del Archipiélago Chinijo.

Macizo de los Ajaches

Ubicado al sur de la isla, y con una antigüedad de 20 millones de años, se encuentra el macizo de Los Ajaches, zona de gran interés geológico y paisajístico. Este espacio ha sido declarado Monumento Natural por la Administración canaria. En su entorno se encuentran unos de los principales atractivos turísticos de la isla, las playas de Papagayo, de arenas blancas, con vistas al islote de Lobos y a la vecina isla de Fuerteventura.

Flora

Lanzarote cuenta entre su flora con 16 endemismos exclusivos de la isla, a los que se suman otros 30 exclusivos de las islas orientales, 41 de los endemismos canarios y 19 endemismos macaronésicos.

La tabaiba dulce, símbolo vegetal de Lanzarote

La escasa altitud de la isla —670 m en su punto máximo— no permite el desarrollo de formaciones nubosas asociadas al viento alisio —fenómeno conocido en Canarias como mar de nubes— por lo que se reduce el número de pisos bioclimáticos con respecto a las islas más altas del archipiélago, más variadas en cuanto a microclimas. Así pues, en Lanzarote podemos distinguir un primer piso de vegetación asociado a las zonas costeras e intermareales, con especies adaptadas a condiciones extremas de salinidad e insolación, como el mato y las uvas de mar. Un segundo piso corresponde a los tabaibales. La tabaiba dulce es un endemismo canario propio de las zonas bajas y secas, que por su profusión en Lanzarote fue declarada como símbolo vegetal de la isla. El principal tabaibal de Lanzarote se encuentra en el malpaís de la Corona, al norte de la isla. En un piso superior de vegetación se encuentran las zonas dominadas por la palmera canaria. El principal palmeral de la isla se encuentra en Haría, en el llamado "Valle de las Tres Mil Palmeras", un verdadero oasis al norte de la isla.

Otro aspecto que ha influido sobre la vida natural de la isla ha sido los diferentes episodios volcánicos, que se han sucedido hasta épocas muy recientes. Así, mientras las zonas volcánicas más antiguas, como el malpaís de la Corona, han sido pobladas por especies arbustibas como la tabaiba o el verode, las más recientes sólo admiten por el momento la colonización de comunidades de líquenes y briófitos, convirtiéndose zonas volcánicas como Timanfaya en auténticos "laboratorios de vida".

Fauna

Ejemplar de "jameito" ,Munidopsis polymorpha, cangrejo albino y ciego exclusivo del tubo volcánico de Los Jameos del Agua

La fauna vertebrada de Lanzarote, como en el resto de Canarias, está dominada por la aves, de las que se conocen actualmente 40 especies nidificantes, frente a 3 de reptiles y 6 de mamíferos. Entre las primeras destacan el cernícalo, el alcaudón real, el alcaraván o la hubara canaria. El Macizo de Famara, acatilado de 600 m de altura y 14 km de longitud es un santuario de especies, muchas de ellas amenazadas. Allí perviven los últimos "guirres" (alimoches) de la isla, así como "guinchos" (águilas pescadoras) o halcones de berbería. La riqueza avícola se extiende también por los cercanos islotes del Archipiélago Chinijo, donde destaca la presencia de pardelas cenicienta.

Los reptiles más característicos de la isla son el lagarto atlántico y el perenquén majorero.

En cuanto a los invertebrados cabe destacar al llamado "jameito" Munidopsis polymorpha, un cangrejo diminuto, albino y ciego, exclusivo de la laguna de agua salada existente en el tubo volcánico de Los Jameos del Agua, del que toma su nombre.

Finalmente, cabría apuntar la riqueza de la fauna marina, especialmente protegida en la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo, al norte de la isla.

Símbolos naturales de la isla

Según una ley del Gobierno de Canarias, los símbolos naturales de la isla son el cangrejo ciego y la tabaiba dulce.[2]

Historia

Población aborigen de Lanzarote

Antes de que se iniciara la conquista de la isla, en 1402, Lanzarote se hallaba habitada por los mahos o majos, pueblo de raíz bereber y origen norteafricano que habría llegado a la isla en torno al año 500 a. C. El nombre indígena de la isla es Tyterogakat o "Tytheroygatra", que se ha traducido como la quemada empleando un topónimo geográfico bereber tuareg de Argelia central.

Los majos. Quiénes eran y de dónde procedían

Aunque se ha popularizado el etnónimo “guanche” como gentilicio de todos los aborígenes de Canarias, que habitaban las islas con anterioridad a su conquista, lo cierto es que, en sentido estricto, ese nombre se referiría exclusivamente a los indígenas de Tenerife. Cuando el navegante genovés Lancelotto Malocello arribó a Lanzarote a principios del siglo XIV, sus habitantes al parecer se llamaban a sí mismos majos, según el etnónimo que ha pervivido en las fuentes etnohistóricas o en la toponimia insular (Cueva de Los Majos, piedra de Los Majos, etc).

La llamada "quesera de Zonzamas", conjunto de acanaladuras elaboradas por los majos

Está probado que los primeros habitantes de la isla, como los del resto de Canarias, procedían del Norte de África, de un espacio geográfico que se extiende, aproximadamente, desde Túnez hasta la costa atlántica, y desde el Mediterráneo hasta el límite meridional del desierto del Sáhara, entroncados cultural y genéticamente con los pueblos bereberes del actual Magreb. En el caso lanzaroteño, existe una similitud en el tipo de hábitat (las llamadas “casas hondas”) con el presente en el Atlas Medio y en otras regiones de Marruecos. Los grabados rupestres de la isla son comunes al resto del Archipiélago y al noroeste africano, con gran profusión de símbolos podomorfos, presentes también en las cimas del Atlas y de la Kabylia. Por su parte, la cerámica muestra paralelismos con las del Neolítico tardío sahariano. El gentilicio “majo” ha sido relacionado con los nombres de tribus bereberes norteafricanas recogidos por autores grecolatinos, tales como los maxios, mazies y mauros. Finalmente, las frases y palabras conservadas de época aborigen remiten al tronco camito-bereber de los diferentes dialectos hablados en Canarias. Habría que destacar también la existencia de grabados alfabetiformes, como en el resto de las islas, propios de la escritura líbico-bereber o tifinagh, junto a otro tipo de escritura, que parece exclusiva de Lanzarote y Fuerteventura, a la que se ha llamado “latina”, por su similitud a la cursiva pompeyana, y que podría suponer la cierto nivel de romanización de las poblaciones bereberes llegadas a la isla.

En cuanto a las fechas del poblamiento, la mayoría de las teorías apuntan a un momento próximo al año 500 a. C. para datar las primeras arribadas humanas a las Canarias. En el caso de Lanzarote, la arqueología ha demostrado que el horizonte cultural de los primeros pobladores de la isla se corresponde con la protohistoria del noroeste africano, protagonizada por pueblos bereberes influenciados por la cultura púnica, y quizás también por la latina. Las causas exactas que motivaron el desplazamiento se desconocen.

Sobre el aspecto físico de los aborígenes de la isla poco se sabe con certeza, debido a la escasez de estudios antropológicos. Las limitadas piezas óseas estudiadas remiten a un tipo de estatura media-alta y acusada robustez, de características mediterranoides norteafricanas. Las fuentes etnohistóricas, principalmente la crónica normanda de la conquista (Le Canarien), se limita a apuntar que “son gente hermosa y bien partida”.

Elementos culturales y arqueología

El hábitat más generalizado de los aborígenes canarios era la cueva, tanto natural como construida artificialmente. En Lanzarote, sin embargo, el hábitat predominante fueron los poblados en superficie. Los lugares de habitación, agrupados en aldeas –de las que hay localizadas más de una veintena-, tenían unas características muy peculiares en el contexto arqueológico canario. Se trata de las llamadas “casa hondas”, denominadas así porque el piso se halla excavado en la tierra, de modo que la mitad o más de la habitación quedaría bajo el nivel del suelo. Junto a estas, algunos tubos volcánicos eran utilizados como estancias, casi siempre de manera ocasional.

La principal zona de asentamiento aborigen correspondería con el área central de la isla, conocida como “El Jable”. Destaca el yacimiento de Zonzamas, uno de los mayores poblados indígenas de Canarias, residencia del último “rey” de Lanzarote, y que continuó siendo habitado bastante después de finalizar la conquista. Otras zonas arqueológicas destacadas son la llamada La Gran Aldea (hoy Teguise), Ajey (actualmente San Bartolomé) o el Lomo de San Andrés.

En cuanto al mundo de las creencias, parece que se trata de un pueblo monoteísta, tal y como se desprende de algunas crónicas. En el resto de las islas también está generalizado el culto a uno o dos dioses principales, asociados por lo general al sol y/o la luna. Junto a estos, aparecen gran cantidad de lugares sacralizados, así como síntomas de un culto a elementos de la naturaleza, como montañas y acuíferos. Las crónicas hacen referencia a los cultos majos para pedir lluvias, hecho lógico dado el carácter semidesértico del clima isleño. Llama la atención el hallazgo de figurillas líticas de tipo antropomorfo y zoomorfo asociados a rituales, interpretados como ídolos. Destaca entre éstos el llamado Ídolo de Zonzamas, que guarda similitudes estilísticas con ciertas esculturas fenicias y púnicas. Los efequenes, por su parte, eran templos en forma circular en los que se hacían rituales y ofrendas. También se han vinculado con ciertos ritos a las llamadas “queseras”, conjuntos de acanaladuras artificiales sobre la toba volcánica que podrían haber servido para el derramamiento de leche y otros productos. Los majos honraban a sus difuntos, a los que enterraban en cuevas o en fosas, a través del ajuar funerario compuesto por cerámica, material lítico, conchas y adornos.

La cultura material es rica en cerámica elaborada sin torno, cuchillos de obsidiana, morteros y tahonas de piedra y objetos fabricados con huesos, así como adornos personales a base de piedras, material óseo y malacológico.

Economía: la subsistencia en la isla

Majos elaborando gofio, representados en cerámica

La base económica de la antigua sociedad lanzaroteña estaba representada por las actividades agrícolas y ganaderas, complementadas con la recolección de especies vegetales silvestres, la pesca y el marisqueo, y la captura de pequeños animales del medio insular. La agricultura era muy precaria, de tipo cerealista, basada en el cultivo de cebada con métodos rudimentarios. Ésta era empleada para la elaboración del gofio. La ganadería sería la fuente principal de recursos económicos para los majos, dada la adaptación del ganado caprino a las condiciones ambientales de la isla. La cabra, la oveja y el cerdo son las principales especies domésticas presentes en época aborigen, de las que se extraía carne, leche, queso (cuajada) y manteca. La alimentación de los majos se completaba con un alto consumo de mariscos (lapas y burgados, principalmente), con los peces capturados de forma rudimentaria, la caza de aves (pardelas, hubaras) y reptiles y la recolección de productos vegetales como los dátiles.

Organización socio-política

Socialmente, el núcleo fundamental de organización maja era la familia extensa, o el linaje, en torno al cual se articulaban las actividades productivas y reproductivas. Muchos autores han defendido la filiación matrilineal (en que el parentesco se establece con la familia materna) como sistema constitutivo de los linajes lanzaroteños, como parece que ocurría entre los canarios de Gran Canaria y en tribus bereberes norteafricanas con anterioridad a la islamización. En el momento inmediato a la Conquista, la sociedad maja habría iniciado su tránsito desde un modelo tribal, escasamente jerarquizado y basado en las relaciones de parentesco, hacia un modelo de jefatura, en que aparece la figura jerárquica del “jefe”, con funciones redistributivas y poder sobre todo el ámbito insular. Otras prácticas sociales majas serían la poliandria, según la cual cada mujer tendría tres maridos, tal y como relata la crónica Le Canarien, así como la “hospitalidad de lecho”, atestiguada en la leyenda de la princesa Ico, que significaría la cesión temporal de los derechos maritales a favor de otros hombres, como señal de agasajo hacia los huéspedes.

La conquista de Lanzarote

Grabado de la expedición de Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle a la Isla de Lanzarote

La isla de Lanzarote era conocida de forma vaga por el mundo antiguo. Quizás fuese visitada por los fenicios, que buscaban la orchilla, un liquen que crece en las rocas orientadas al norte de la isla y del que se obtenía tinte rojo. El conocimiento que los romanos tuvieron de la existencia de Canarias sí parece más certero, tal y como relatan autores clásicos entre los que cabe destacar a Plinio el Viejo. Ya en época medieval, en torno a 1312, el navegante genovés Lanceloto Malocello redescubrió la isla de Lanzarote para Europa y le dio su actual nombre, que aparece por primera vez en el mapa portulano de Angelino Dulcert en 1339. Durante los siguientes cincuenta años se organizan varias expediciones, más bien razzias, que buscan esclavos, pieles y tintes. Comienza con esto el declive de la población aborigen. En 1377 el vizcaíno Ruiz de Avendaño, comandante corsario de la flota castellana, naufraga tras una tormenta en la isla de Lanzarote, donde es recibido por el rey Zonzamas, que le ofrece la hospitalidad de lecho con la reina Fayna. De esta relación nace la princesa Ico, blanca y rubia, madre del último rey de Lanzarote, Guadarfia. En 1393, el noble castellano Almonáster llega a Lanzarote. Cuando regresa a la península lleva consigo nativos y algunos productos agrícolas.

Las primeras expediciones europeas de saqueo en busca de esclavos recalaban primero en Lanzarote por ser la isla más cercanas a la península ibérica. Esto contribuyó a una disminución demográfica durante el siglo XIV, de manera que cuando llegaron las primeras expediciones de conquista la población estaba en claro retroceso.

La conquista definitiva de la isla se produce con la expedición de los mercenarios y aventureros normandos Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle, al servicio de Enrique III de Castilla. Cuando llegan a la isla en 1402 se establecen en la Costa del Rubicón, en el sur de la isla, tal y como narra la crónica normanda de la conquista de Canarias, titulada Le Canarien. Después del intento fallido de conquistar Fuerteventura, Bethencourth vuelve a Castilla y le es otorgado el señorío de Lanzarote. Cuando regresa la resistencia de los nativos ha sido reprimida a sangre y fuego por Gadifer de la Salle. Tras sucesivos fracasos en la conquista de otras islas y dado el escaso interés comercial que despertaba Lanzarote entonces, Jean de Bethencourt cede el señorío de la isla a su pariente Maciot de Bethencourt.

Castillo de Santa Bárbara

El señorío feudal

Lanzarote se convierte en un señorío feudal que pasa de mano en mano de los descendientes de Bethencourt a nobles andaluces como el Conde Niebla, Hernán de Peraza y Pedro Barba.

En estos primeros años se llevará a la isla un importante contingente repoblador de origen berberisco, que se fusionará con la población aborigen y con los colonizadores europeos.

Durante las siguientes centurias la isla mantendrá una estructura de poder feudal, hasta la abolición del señorío por las cortes de Cádiz en 1812. Dada la cercanía con la costa africana, Lanzarote será objetivo de los ataques de piratas berberiscos y europeos. En 1586 el corsario berberisco Amurat toma la isla con quinientos hombres y captura a la familia del señor. En 1618 Soliman invade y arrasa la isla. Sir Walter Raleigh, durante su última expedición en busca del Dorado, ataca Arrecife en 1617 y arrasa la ciudad. La población se refugia durante los ataques en la cueva de los Verdes.

Siglo XVIII

La erupción de Timanfaya

Timanfaya

"El día 1 de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza...y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra", según el testimonio del párroco Lorenzo Curbelo. La isla se transformó por completo. Diez pueblos quedaron enterrados (Tingafa, Montaña Blanca, Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Palmas, Testeina y Rodeos) y durante seis años la lava se extendió por la zona sur cubriendo un cuarto de la isla y llenando las vegas cercanas de cenizas volcánicas. En 1824 de nuevo comienzan la erupciones en Timanfaya. Se produjeron terribles hambrunas y buena parte de la población se vio obligada a emigrar. Desde entonces el paisaje se ha transformado gracias a las técnicas agrícolas de cultivo sobre lapilli (rofe) volcánicos que los conejeros emplean para captar la humedad de los alisios.

Actividad económica

Durante la segunda mitad del siglo XVIII se introdujo el cultivo de la barrilla o cosco (Mesembryanthemum nodiflorum o M. fructiferum), una planta rastrera rica en álcalis que se empleaba para la fabricación de jabón y la obtención de sosa, tal fue la explotación de dicha planta que la iglesia quiso establecer el diezmo sobre ella. Con ello, Lanzarote abandona en parte el modelo exclusivamente cerealista que había caracterizado su economía desde la conquista. La exportación de la barrilla será la causa que motivará el paulatino crecimiento del puerto de Arrecife. Por otra parte, las erupciones de Timanfaya, que supusieron un irreparable daño para las fértiles vegas del suroeste de la isla, posibilitaron a la larga la introducción en Lanzarote del cultivo de la uva. La sequedad del clima lanzaroteño no permitía este cultivo, sin embargo, el campesino isleño ingenió un sistema de plantación en el que el manto de cenizas volcánicas sirve para conservar la abundante humedad depositada durante la noche en forma de "sereno". Del Mediterráneo oriental llegan las viñas con las que se fabricara el vino de malvasía, el preferido por el personaje de Shakespeare Falstaff.

Además, de América llega a Lanzarote el cultivo de la cochinilla en tuneras, la papa y el tomate. La cochinilla fue durante algún tiempo una de la industrias más importantes de la isla. Todavía pueden verse las plantaciones en los pueblos de Guatiza y Mala. En cuanto a la pesca, esta fue siempre de bajura o artesanal y litoral. No se lleva a cabo una actividad pesquera importante hasta principios del siglo XX, siendo Cabo Blanco la zona predilecta de los marinos conejeros.

Siglos XIX y XX: Lanzarote contemporánea

Charco de San Ginés, entrante de agua marina que penetra en la ciudad de Arrecife

Desde mediados del siglo XVIII Lanzarote abandona su anterior modelo económico cerealista, que la había convertido durante toda la Edad Moderna en el "granero de Canarias", para dedicarse a nuevos productos de exportación, entre los que destacó la barrilla y, tras las erupciones de Timanfaya y el acondicionameinto de zonas como La Geria, el cultivo de la vid para la producción de vinos y aguardientes. Estos cambios sentarían las bases de un nuevo modelo de isla, que se afianzará desde mediados del siglo XIX. Los procesos más sobresalientes de esa Lanzarote contemporánea serán: la aparición de nuevos monocultivos de exportación, fundamentalmente la cochinilla; el ascenso de Arrecife como principal núcleo urbano y poblacional; el fin del señorío, y el creciente interés de ciertos sectores de la sociedad insular por el devenir político de Canarias, marcado en aquel momento por el llamado pleito insular.

Modelo económico: la cochinilla y el auge de Arrecife

La crisis de la barrilla, producto que había hecho crecer al puerto de Arrecife, produjo una profunda debacle que obligaría a muchos isleños a emigrar, hecho que se agravaría debido a un ciclo de sequías y plagas, así como a la erupción volcánica de 1824, la última registrada en la isla. Las cosas cambiarían en torno al año 1850, momento en que comienza el periodo de expansión de la cochinilla, un insecto parásito de la tunera o nopal del que se extrae el colorante carmín utilizado por la emergente industria textil británica del momento. El auge de la cochinilla sirvió como empuje definitivo al puerto de Arrecife, ciudad en torno a la cual se estableció una emergente buerguesía insular, así como un creciente número de barcos que faneaban en el caladero canario-africano. En 1847 una real orden traslada la capital de la isla desde Teguise hasta Arrecife y en 1852 el puerto arrecifeño se ve incluido entre los puertos libres de impuestos y aduanas que establece la Ley de puertos francos de Canarias, dando un gran impulso a la economía insular.

Política: termina el señorío y comienza el «pleito»

El sistema señorial impuesto en Lanzarote y otras islas del archipiélago tras su conquista sería abolido en 1811, momento en que se extinguen los señoríos en toda España. Además, administrativamente, se crean en este momento los ayuntamientos modernos, tal y como hoy los entendemos, desapareciendo el concepto de parroquia que hasta entonces se había mantenido. Por otra parte, el siglo XIX y buena parte del XX estarían marcados en Canarias por la rivalidad entre las oligarquías de las dos islas más pobladas (Tenerife y Gran Canaria) que se disputaban la hegemonía sobre el Archipiélago, por entonces constituido en una sola provincia, con capital en Santa Cruz de Tenerife. El llamado pleito insular acabó salpicando a la política lanzaroteña. Desde 1911 se constata un creciente interés por los asuntos regionales en todos los municipios conejeros, en el momento en que Gran Canaria había apostado ya por la división provincial. En principio las instituciones insulares se habían mostrado contrarias a las tesis divisionistas, pero luego se alinearon en cierto modo con ellas, esperando que la descentralización del archipiélago supusiera mejoras para la isla, y defendiendo propuestas luego incumplidas, como el distrito electoral insular. En el marco del pleito se inscribe también la Ley de Cabildos de 1912, con la que surgen las instituciones de carácter insular tal y como hoy las concebimos.

1967-2008: la era del turismo

En 1967 se acababan de poner en marcha los dos primeros establecimientos turísticos de la zona costera de Puerto del Carmen: el Hotel Los Fariones y el Hotel San Antonio. Estos dos primeros hoteles serían testigos de la que posiblemente haya sido la mayor transformación experimentada por Lanzarote a lo largo de su historia, pasando de ser una isla subdesarrollada y sedienta, de campesinos, pescadores y emigrantes, a convertirse, en unas décadas, en una potencia turística capaz de atraer a casi dos millones de visitantes cada año, con un vertiginoso desarrollo demográfico causado por una fuerte inmigración.

La primera desaladora: el fin de la sed

Para hacer posible el "milagro turístico", la isla tuvo, previamente, que sortear el principal obstáculo que durante siglos había condicionado el desarrollo de sus gentes: la práctica ausencia de agua potable. El clima subdesértico de Lanzarote había producido durante siglos innumerables episodios de crisis, hambrunas y emigraciones masivas. A la altura de 1960, las obras realizadas para canalizar agua desde Famara hasta Arrecife o el gran depósito llenado con agua procedente de otras islas creado a principios de siglo en la capital insular ("La Mareta del Estado") apenas eran suficientes para asegurar el rudimentario suministro de los apenas 36.000 habitantes con que por entonces contaba la isla. La solución llegaría cuando en 1965 se instala en Lanzarote la primera planta desaladora de Canarias, de España y de toda Europa, por iniciativa de los hermanos Díaz Rijo, y con apoyo de todos los sectores económicos insulares.[3] Esta, que sería una de las primeras desaladoras del planeta, supondría para Lanzarote la posibilidad de adentrarse en nuevos sectores económicos que la alejasen de su secular subdesarrollo.

Manrique y los comienzos del turismo

Jardines en Los Jameos del Agua, obra de César Manrique puesta en marcha en la década de los 70

En 1966, el artista lanzaroteño César Manrique regresa de su estancia en Nueva York y se instala definitivamente en Lanzarote.[4] Manrique se puso pronto en marcha para generar las condiciones con las que la isla se transformaría en un destino turístico respetuoso con su paisaje e identidad cultural, encontrando el apoyo necesario en la figura del por entonces presidente del Cabildo, José Ramírez Cerdá. El tándem César Manrique - José Ramírez, junto a la conciencia social generada por el periódico insular "La Antena", hicieron posible convertir, en una década, a Lanzarote en algo más que un destino turístico de buen clima y playas, en donde el paisaje agrícola, la naturaleza volcánica de la isla, la idiosincrasia del isleño, el arte y la arquitectura tradicional se combinaron para crear una marca turística genuina. En 1968 se había abierto al público el tramo visitable de la Cueva de los Verdes, acondicionado por el artista Jesús Soto. Ese mismo año, Manrique inauguraría la escultura "Fecundidad", o "Monumento al Campesino", en el centro geográfico de la isla, junto a una Casa-Museo inspirada en la arquitectura tradicional. A esta obra le seguirían las del Mirador del Río, el Centro de visitantes de las Montañas del Fuego (Timanfaya), el Museo Internacional de Arte del Castillo de San José y el acondicionamiento de Los Jameos del Agua. De esta manera, cuando el turismo era aún una actividad embrionaria, la isla supo dotarse de una red de centros en los que arte y naturaleza se fusionaban para seducir al visitante extranjero. Todo esto generó entre los lanzaroteños una conciencia ambiental que hizo merecedora a la isla del título de Reserva de la Biosfera, otorgado por la Unesco en 1993.

Otro punto fundamental en las últimas décadas es la rápida decadencia del sector pesquero que, a principios de los años 70, era fundamental en la economía de la isla, pasando hoy a un plano muy secundario. La ocupación de la antigua colonia española del Sáhara Occidental por parte de Marruecos, en 1975, supuso la pérdida del caladero tradicional en el que faenaba la potente flota pesquera de la isla. Así pues, desde mediados de la década de los 70 se aprecia la paulatina caída de los sectores primarios tradicionales de la economía insular, dejando paso a la hegemonía del turismo y las actividades asociadas a él (construcción, comercio, hostelería, etc).

Todos estas transformaciones coincidieron en el tiempo con los últimos años de la dictadura franquista y con el proceso de recuperación de las libertades políticas que llegaría a España tras la Transición, creándose un marco de democracia y autonomía para las Islas Canarias.

Lanzarote hoy

Turistas ante un géiser en el Parque Nacional de Timanfaya
Jameos del Agua

A pesar de la conciencia ambiental de los isleños, algunos aspectos del modelo desarrollista y ambientalmente insostenible implantado en otros destinos turísticos comenzaron a hacerse notar en Lanzarote desde finales de los años 80. Antes de su muerte, en 1992, el propio Manrique se había colocado a la cabeza de las protestas contra del turismo masivo y los desaciertos urbanísticos, convirtiéndose en un símbolo de la defensa del territorio y la naturaleza de Canarias. Lanzarote vivió la mayor manifestación popular de su historia el 27 de septimbre de 2002, bajo el lema "No a la destrucción de la isla". Aún así, el crecimiento turístico ha seguido siendo una constante a lo largo de los últimos años, pasando la isla de 50 mil plazas hoteleras en 2001 a más de 72 mil en 2006. Este desmedido crecimiento se ha producido a pesar de la pionera normativa urbanística puesta en marcha en Lanzarote a través de sus sucesivos Planes Insulares de Ordenación del Territorio (PIOT) y de las moratorias decretadas para la construcción, planeamiento urbanístico que ha sido incumplido por un buen número de nuevos establecimientos hoteleros, cuyas licencias han sido anuladas por la justicia, encontrándose en la actualidad en una difícil tesitura legal, y cuyo futuro aún se desconoce.[5]

La economía volcada hacia el turismo y el sector de la construcción ha llevado a Lanzarote de ser una isla que emigraba a ser una isla que vive una enorme inmigración fruto de la cual ha experimentado un espectacular aumento demográfico. En la actualidad, la mitad de la población que reside en Lanzarote ha nacido fuera de la isla, y una cuarta parte de los censados son extranjeros. Pese a que suela tener mayor impacto mediático la inmigración procedente del África continental por vía marítima (el llamado fenómeno de las pateras), por las condiciones en que esta tiene lugar, el mayor contingente poblacional procede, en cambio, del continente europeo.

En resumen, Lanzarote ha vivido en las últimas décadas el mayor desarrollo socio-económico de su historia, abandonando definitivamente su marginalidad. Por ello, la isla asume en la actualidad algunos de los más importantes retos a los que se enfrentan las sociedades modernas de nuestro tiempo, como son la necesidad de compatibilizar desarrollo económico y la sostenibilidad de su medio natural; la integración de su población inmigrante en el seno de una sociedad multicultural o el mantenimiento de una identidad cultural propia en el marco de un mundo global, recuperando el sector primario, que siga sirviendo como reclamo para la potente industria turística, y apostando por la diversificación de su economía.

Demografía

Edificio del Gran Hotel, Arrecife

La demografía insular ha estado marcada en los últimos años por un espectacular aumento de la población. Entre 1996 y 2006, su tasa de crecimiento ha sido diez veces superior al del total de la población española, y el doble que la del total de Canarias. En los últimos 20 años Lanzarote ha duplicado con creces su número de habitantes, pasando de 65.503 en 1988 a 139.506 en 2008. Si a ello sumamos el promedio de turistas que diariamente se encuentran en la isla (48.013 en 2007), la población total ascendería a 180.379 habitantes.[6]

Este vertiginoso aumento poblacional se debe a que Lanzarote registra la tasa bruta de natalidad más alta de Canarias (12,7 por mil) y la segunda tasa bruta de mortalidad más baja (4,3 por mil), después de Fuerteventura, debido a la juventud de su población (índice de juventud del 16,8%, y edad media de 33,2 años), con una alta concentración de edades comprendidas entre los 25 y los 39 años, que suponen casi la mitad del total de la población insular.[7] Pero, sobre todo, el crecimiento de la población ha estado determinado por la inmigración, a la que se debe el 83% del aumento poblacional de la última década. Esto ha hecho que por cada habitante de Lanzarote nacido en la isla haya, en 2007, otro procedente de fuera de la misma. Los residentes con nacionalidad distinta a la española suponen más de la cuarta parte de la población insular, con 36.202 extranjeros censados en 2007. También ha sido numerosa la inmigración desde la España peninsular, con 22.072 censados procedentes de otras Comunidades Autónomas.[8] Las colonias extranjeras más numerosas en la isla son, en este orden, las originarias de Colombia, Reino Unido, Marruecos y Alemania.

La densidad de población de la isla, teniendo en cuenta la población total (población de derecho más promedio de turistas) era de 218 habitantes/km² en 2006, lo que supone más del doble de la media nacional.

Instituciones y política

Lanzarote es una de las siete islas mayores que componen la Comunidad Autónoma de Canarias. Según contempla en artículo 2 del Estatuto de Autonomía de Canarias, las islas menores e islotes de Alegranza, La Graciosa, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste se encuentran agregados administrativamente a la Isla de Lanzarote y forman parte de su ámbito territorial. El conjunto se conoce como Archipiélago Chinijo y forma parte del municipio de Teguise.

Escudo de Lanzarote

Electoralmente, Lanzarote elige a 8 de los 60 diputados que conforman el Parlamento de Canarias, siendo una de las siete circunscripciones del ámbito autonómico canario. Además, Lanzarote constituye una circunscripción propia en las elecciones al Senado español, eligiendo la isla a un senador estatal. En las elecciones al Congreso de los Diputados, Lanzarote se encuentra integrada en la circunscripción de la provincia de Las Palmas, junto a las islas de Gran Canaria y Fuerteventura.

Como las otras seis islas mayores de Canarias, Lanzarote cuenta con su propio órgano insular de Gobierno, llamado en Canarias Cabildo insular. El Cabildo de Lanzarote, con sede en la capital de la isla, Arrecife, es la máxima institución insular, con amplias competencias en diversas materias.

Además, la isla de Lanzarote está dividida en 7 municipios:

Los partidos políticos con representación en las instituciones insulares son:

La fragmentación del voto, las desavenencias internas en el seno de los partidos, y entre distintos partidos que han formado pactos de gobernabilidad, han dado como resultado una agitada vida política en la isla durante las últimas décadas, que llegó a su punto de mayor inestabilidad en la legislatura 2003/2007, en la que siete personas distintas pasaron por la presidencia del Cabildo de Lanzarote.

Deportes

El equipo de fútbol representativo de la isla es la Unión Deportiva Lanzarote, que militaba en la Segunda División B de España hasta la campaña 2009/10 descendiendo a la Tercera División al final de la misma y juega sus partidos como local en la Ciudad Deportiva de Lanzarote.

Encuentran gran difusión algunos deportes tradicionales canarios entre los que cabe destacar la lucha canaria, el juego del palo canario, la bola canaria, y en deportes nauticos, la vela latina canaria. La relación de los isleños con el medio marino también se hace notar en la gran afición por las regatas y deportes como el windsurf.

Cabe destacar también la celebración en la isla de una competición de relevancia internacional como es una prueba del triatlón conocido como Ironman,[9] clasificatoria para el campeonato mundial de dicha modalidad.

Cultura y tradiciones

Gastronomía

Sancocho canario de cherne, plato típico en la isla a base de pescado salado, papas, batata, mojo y gofio

La cocina lanzaroteña se engloba dentro de la sencilla pero diversa gastronomía de las Islas Canarias. En el caso conejero se observa una presencia todavía mayor de productos del mar, tanto de pescados como de mariscos, debido a la vocación marinera de la isla. Con ellos se elaboran platos típicos como el sancocho, la ropa vieja de pescado, el caldo de pescado, el salpicón de pulpo, los tollos o las jareas.

No faltan los productos del agro insular, fundamentalmente de secano. Tienen especial fama las cebollas, batatas, papas, lentejas y calabazas cultivadas en la isla, así como el millo o maíz. Estos alimentos son la base de platos y tapas como las papas arrugadas con mojo, el caldo de millo, el caldo de papas, los potajes. También sirven como acompañamiento en recetas como la del típico puchero canario. En el caso de los granos, ya sea el trigo o el millo, tienen especial relevancia pues sirven para la elaboración del ancestral gofio canario, utilizado como ingrediente en infinidad de recetas.

La cabaña más importante en la isla la constituye el ganado caprino. La carne de cabra se consume de diferentes maneras, siendo tradicional degustar cabrito, llamado en Canarias baifo, en celebraciones importantes como la Navidad. Además, en Lanzarote se elaboran exquisitos quesos de leche de cabra, tanto de forma artesanal como en algunas queserías de tipo industrial.

Finalmente cabe apuntar la elaboración de postres tradicionales, como las torrijas, el bienmesabe, las "truchas" de navidad (especie de emapanadillas dulces) o el frangollo.

El mejor acompañamiento para la gastronomía insular lo constituye los conocidos vinos de Lanzarote, que cuenta con una Denominación de Origen propia, entre los que destaca el vino de malvasía.

Fiestas

La fiesta con mayor arraigo en la isla es la celebrada en el municipio de Tinajo, cada 15 de septiembre en honor de la Virgen de los Dolores o de los Volcanes (patrona de la isla de Lanzarote). En su romería participan gentes venidas de toda la isla, mayoritariamente ataviadas con los trajes típicos lanzaroteños. También acuden hasta la localidad de Mancha Blanca, en Tinajo, donde se halla la ermita, peregrinos procedentes de otras islas del Archipiélago, convirtiéndose por unos días en centro de la cultura tradicional canaria. La tradicional Feria Insular de Artesanía y el Festival Folclórico Nanino Díaz Cutillas, a los que acuden artesanos y agrupaciones de las siete islas remarcan la importancia que para toda Canarias ha ido alcanzando la festividad de la Virgen de Los Dolores.

La otra gran fiesta insular son los carnavales, celebrados casi siempre en el mes de febrero, aunque su fecha depende de la Semana Santa y, por tanto, de los ciclos lunares. El carnaval de Arrecife, de origen marinero, es la principal fiesta de la máscara en Lanzarote, y además de las multitudinarias fiestas nocturnas al aire libre, acoge los concursos de Reina del Carnaval, Drag Queen, murgas y comparsas.

Otras fiestas destacadas en el calendario de la isla son: las fiestas patronales de la capital insular, Arrecife, en honor a San Ginés Obispo; las fiestas de San Juan, que los isleños celebran de forma espontánea con hogueras y baños nocturnos; las fiestas en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, celebradas en varias localidades costeras de la isla con vistosas procesiones marítimas; los Remedios en Yaiza o la peregrinación y romería a la ermita de Las Nieves, en los altos de Famara.

Infraestructura y vida cultural

Auditorio acondicionado en el interior del tubo volcánico de los Jameos del Agua

Al margen de las fiestas populares, la agenda cultural de Lanzarote se completa con una serie de actos más o menos consolidados entre los que cabe destacar el festival música abierta "Costa de Músicas", en Costa Teguise; el festival de artes escénicas "Malpaís", en Arrecife; la Muestra de cine de Lanzarote o la Universidad de Verano de la isla.

Entre los espacios culturales de la isla cabe señalar:

  • La Fundación César Manrique, institución privada encargada de difundir la obra y pensamiento del artista lanzaroteño, con sede en el Taro de Tahiche.
  • El Museo Internacional de Arte Contemporáneo Castillo de San Gabriel, en Arrecife, que aberga obras de artistas como Francis Bacon, Antoni Tàpies o Eduardo Chillida.
  • Centro insular de Cultura "El Almacén", en el centro de Arrecife. Cuenta con espacios para exposiciones temporales, y una sala para la proyección de cine no comercial.
  • El Museo del Emigrante Canario del Castillo de Santa Bárbara (Teguise). Centrado en los movimientos migratorios a América, expone utensilios y documentación diversa, incluyendo información exhaustiva sobre la fundación en 1731 de la ciudad de San Antonio, en la actual Texas. El propio Castillo de Santa Bárbara está supuestamente construido sobre los restos de la fortaleza construida por Lanceloto Malocello en el siglo XIV.[10]
  • Auditorio de los Jameos del Agua, ubicado en el interior de un tubo volcánico, suele albergar importantes representaciones teatrales, actuaciones musicales y proyecciones cinematográficas.

Transportes

Transporte terrestre

Las deficiencias en el servicio público de transporte por carretera, así como la preferencia de muchos turistas por el alquiler de coches ha hecho crecer el parque móvil de la isla, que contaba en 2007 con 126.893 vehículos, frente a los 34.414 del año 1987.[11]

El principal eje viario insular, declarado de interés regional, es el que conecta Órzola, al norte de la isla, con Playa Blanca, al sur. La capital, Arrecife, se sitúa en su punto intermedio. Este eje Órzola-Playa Blanca está constituido por las carreteras LZ-1, LZ-2 y la vía que las conecta, la circunvalación de Arrecife. Además, las carreteras LZ-2 y LZ-20 cuentan con sendos tramos de autovía, entre Arrecife y Tías y entre Arrecife y San Bartolomé, respectivamente.[12]

El transporte público interurbano se lleva a cabo por la empresa de guaguas Arrecife Bus,[13] uniendo casi todos los pueblos de la isla, el aeropuerto y puertos de Playa Blanca y Órzola con la capital. Del mismo modo, la capital de la Isla, Arrecife cuenta con un servicio urbano de transporte público, gestionado por la empresa municipal Guaguas Urbanas, en el municipio turístico de Tías la empresa Global es la encargada de gestionar el servicio de transporte urbano, cuenta con líneas que conectan las diferentes localidades del municipio y en Yaiza en la localidad de Playa Blanca existen líneas de transporte urbano que unen de una punta a la otra la zona turítica.

Transporte aéreo

Aeropuerto de Lanzarote

El Aeropuerto de Lanzarote, situado en la zona de Guacimeta, en el municipio de San Bartolomé, es la principal puerta de entrada a la isla. Se encuentra situado en una zona céntrica, muy cerca de la capital de la isla y de las localidades turísticas de Puerto del Carmen y Costa Teguise.

Gestionado por AENA, el aeropuerto de Lanzarote fue en 2007 el tercer aeropuerto canario en tráfico de pasajeros y el noveno a nivel nacional, con 5.625.580 transeuntes[14]

El aeropuerto de Lanzarote cuenta con dos terminales. En la Terminal 1 operan las compañías que conectan la isla con la España peninsular y con los aeropuertos internacionales de emisión de turistas (Alemania, Reino Unido e Irlanda, principalmente). La Terminal 2 está reservada al transporte aéreo con las otras islas del Archipiélago canario, y en ella operan las dos compañías aéreas interinsulares: Binter Canarias e Islas Airways

Los dos aeropuertos que más pasajeros emitieron en 2009 con destino Lanzarote fueron el de Madrid-Barajas y el de Gran Canaria, a los que les siguen Mánchester, Londres-Gatwick, Tenerife Norte y Dublín, por este orden.[15]

Transporte marítimo

El principal puerto de la isla es el Puerto de Arrecife o los Mármoles, gestionado por la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Con 213.134 pasajeros en tránsito en 2007,[16] el de Arrecife se ha consolidado como uno de los principales puertos de cruceros de Canarias, además de ser el lugar por el que entran la mayor parte de las mercancías que abastecen la isla. Existen líneas regulares que conectan el Puerto de Arrecife con Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y Cádiz.

Al sur de la isla se encuentra el Puerto de Playa Blanca, que conecta Lanzarote con la localidad de Corralejo, al norte de la vecina Fuerteventura. Esta línea es cubierta por modernas y rápidas embarcaciones que cubren el trayecto en un período de doce a veinte minutos, lo cual ha hecho crecer el tráfico de pasajeros hasta los 874.241 embarcados y desembarcados en 2007.[17] Al norte de Lanzarote, el puerto de Órzola sirve punto de partida para el enlace marítimo con la isla de La Graciosa.

Medios de comunicación

Lanzarote ha contado en los últimos años con un importante número de medios de comunicación de ámbito local o insular, a los que se les debe sumar las delegaciones que las cadenas de radio y televisión y los diarios autonómicos y nacionales tienen en la isla.

Las principales publicaciones periódicas de la isla son La Voz de Lanzarote, que cuenta con un semanario gratuito y un diario digital, y el semanario Lancelot. Además, los diarios autonómicos La Provincia y Canarias7 cuentan con ediciones locales para Lanzarote. A estas publicaciones debe sumársele periódicos digitales como Diario de Lanzarote.com, Crónicas de Lanzarote o LanzaroteOpina.es, además de las ediciones digitales de las publicaciones antes mencionadas.

Las emisoras de radio más seguidas en la isla suelen ofrecer una parte de su contenido para el ámbito local, mientras conectan durante el resto del tiempo con las grandes cadenas de radio españolas. Así, Radio Lanzarote emite parte de la programación de la Cadena Cope. A través de Radio Horizonte llegan las ondas de Punto Radio, mientras que Lancelot Radio emite para la isla contenidos de Onda Cero. Entre las emisoras exclusivamente locales se encuentran Crónicas Radio o Las Arenas Radio, además de las musicales Radio Cristal, Buzz FM, Atlantis Radio y Radio Altahay, junto con otras que emiten en inglés, como Power FM Lanzarote Stream o Holiday FM. Las emisoras nacionales Radio Nacional de España y Cadena Ser incorporan contenidos locales, al igual que se recibe la señal de canales de radio autonómicos como Radio ECCA, Radio Canarias, Canarias Radio, la Autonómica y 7.7 Radio.

En la actualidad emiten en Lanzarote cuatro emisoras de televisión local: Lancelot Televisión, Canal (L) Lanzarote, 9 Televisión (antes "Las Arenas") y Lanzarote Televisión, reconvertida últimamente en canal de promoción turística con el nombre de Enjoy Lanzarote TV. La isla cuenta con una delegación de la Televisión Canaria y de Televisión Española en Canarias.

Lanzaroteños ilustres

Véase también

Referencias

Enlaces externos


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